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La paradoja de Zenón con Aquiles y la tortuga

La paradoja de Zenón de Elea se puede imaginar como una carrera entre Aquiles, el gran héroe griego conocido por su velocidad, y una tortuga, que es obviamente mucho más lenta. Para hacer la carrera justa, Aquiles le da a la tortuga una ventaja inicial. Supongamos que cuando Aquiles comienza a correr, la tortuga ya ha avanzado 10 metros. 

Según Zenón de Elea, para que Aquiles alcance a la tortuga, primero debe llegar al punto donde la tortuga comenzó (los 10 metros de ventaja). Sin embargo, en el tiempo que le toma a Aquiles llegar a esos 10 metros, la tortuga ha avanzado un poco más, digamos un metro. Ahora Aquiles debe cubrir ese nuevo metro, pero mientras lo hace, la tortuga avanza una pequeña distancia más, y así sucesivamente. 

La paradoja sugiere que Aquiles nunca podrá alcanzar a la tortuga porque cada vez que llega al punto donde estaba la tortuga, esta ha avanzado un poco más, aunque sea una distancia infinitesimalmente pequeña. Esto crea una secuencia infinita de eventos que Aquiles debe completar, lo que parece imposible. Matemáticamente, esto se puede representar como una serie infinita donde Aquiles recorre la mitad de la distancia restante con cada paso. 

Pero la suma de esta serie infinita es finita, lo que significa que eventualmente alcanzará y pasará a la tortuga. Pero la paradoja plantea preguntas sobre cómo entendemos el espacio, el tiempo y el movimiento. Es un excelente ejemplo de cómo los problemas filosóficos pueden desafiar nuestra intuición y provocar un análisis más profundo de conceptos que damos por sentados.

La paradoja de Zenón sobre Aquiles y la tortuga es un famoso problema filosófico que explora el concepto de movimiento y divisibilidad infinita. Zenón de Elea planteó esta paradoja para respaldar la doctrina de Parménides de Elea, que afirmaba que el movimiento es una ilusión

Con esta célebre paradoja, iniciamos una larguísima serie de paradojas que parecen gustar a la infancia, interesar em la juventud y divertir a cualquier edad.  Como bonus para estudio de los mayores, brevemente exponemos otras 5 paradojas más de mecánica clásica

  • La paradoja del arquero: Para alcanzar su objetivo, un arquero no debe apuntar directamente a él, sino ligeramente hacia un lado. No confundir con la paradoja de la flecha.
  • Paradoja de la flecha: Si dividimos el tiempo en porciones discretas de duración 0, no se produce ningún movimiento en cada una de ellas, por lo que si las tomamos todas en su conjunto, el movimiento es imposible.
  • La paradoja de la rueda de Aristóteles: Ruedas concéntricas unidas al rodar parecen recorrer la misma distancia con sus circunferencias, aunque las circunferencias sean diferentes.
  • Paradoja de Carroll: El momento angular de un palo debería ser cero, pero no lo es.
  • Paradoja de D'Alembert: El flujo de un fluido no viscoso no produce fuerza neta sobre un cuerpo sólido.
Más posts sobre paradojas

Paradoja de Teseo, los calcetines de Locke o el hacha del abuelo

La Paradoja de Teseo es una paradoja de reemplazo que se pregunta si cuando a un objeto se le reemplazan todas sus partes, este sigue siendo el mismo. Este es un antiguo concepto de la filosofía occidental, habiendo sido discutido por Heráclito y Platón entre los años 500 y 400 a. C. Una perfecta metáfora o descripción del dilema entre identidad y continuidad.

Según una leyenda griega recogida por Plutarco: «El barco en el cual volvieron (desde Creta) Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y los atenienses lo conservaron hasta la época de Demetrio de Falero, ya que retiraban las tablas estropeadas y las reemplazaban por unas nuevas y más resistentes, de modo que este barco se había convertido en un ejemplo entre los filósofos sobre la identidad de las cosas que crecen; un grupo defendía que el barco continuaba siendo el mismo, mientras el otro aseguraba que no lo era». 

Esto se puede traducir en la siguiente pregunta: ¿estaríamos en presencia del mismo barco si se hubieran reemplazado cada una de las partes del barco una a una? Existe además una pregunta adicional: si las partes reemplazadas se almacenasen, y luego se usasen para reconstruir el barco ¿cuál de ellos, si lo es alguno, sería el barco original de Teseo
Entre las múltiples variaciones de la paradoja se destacan dos:
  • Los calcetines de Locke. John Locke propuso un escenario concerniente a un calcetín favorito al que le sale un agujero. Él reflexionaba sobre si el calcetín podría aún ser el mismo después de que se aplicara un parche en él. Si así era, ¿podría entonces seguir siendo el mismo calcetín después de que se le aplicara un segundo parche? ¿Podría, en efecto, seguir siendo el mismo calcetín varios años después, incluso después de que todo el material del calcetín fuera reemplazado por parches? 
  • La vieja hacha del abuelo. «La vieja hacha del abuelo» es una expresión coloquial de origen desconocido que describe algo a lo que le queda poco del original: «Ha tenido tres nuevas cabezas y cuatro nuevos mangos pero aún es la misma vieja hacha». La frase también ha sido usada en bromas como «Esta es el hacha original bicentenaria de George Washington…», mientras se sostiene un hacha evidentemente nueva.
Esta potente reflexión entre la continuidad y la innovación se sigue usando en temas tan diversos como las finanzas, el cine o la religión,... según puede verse en los tuits que siguen.

Paradoja de Stockdale, resiliencia de guerra para la vida cotidiana

Paradoja de Stockdale, resiliencia de guerra para la vida cotidiana
La paradoja de Stockdale es uno de esos conceptos que, a primera vista, requiere algunos saltos mentales lingüísticos para comprenderlo por completo. Esta interesante paradoja se presentó por primera vez en el libro "Bueno a excelente", "Good to Great" o "Empresas que sobresalen" de Jim Collins, un libro fundamental de autoayuda y liderazgo empresarial (véase este resumen en PDF, con ideas disruptivas como "Primero quién, y luego qué).
El autor Jim Collins encontró un ejemplo perfecto de este concepto paradójico en James Stockdale, ex candidato a vicepresidente en 1992, quien fuera el prisionero estadounidense de mayor rango de la guerra del Vietnam durante siete años y medio en el denominado "Hotel Hanoi"

Durante este horrible período, Stockdale fue torturado repetidamente y no tenía ninguna razón para creer que saldría vivo. Atrapado en las garras de la sombría realidad de su mundo infernal, encontró la manera de mantenerse con vida al abrazar la dureza de su situación con un equilibrio de saludable optimismo.

Durante su cautiverio, Stockdale observó qué clase de prisioneros eran los que más fallecían: Los optimistas que no paraban de repetir: “Tranquilos, saldremos de aquí, ánimo, en Navidad ya estaremos en casa.” Entonces llegaban las Navidades y la previsión no se cumplía. Pero entonces su previsión saltaba a otra fecha. Y así sucesivamente hasta que el prisionero se rendía.

James Stockdale hizo suyo el principio rector de Epicteto, la máxima con la que comienza su Enchiridion: «En el mundo hay cosas que están a nuestro alcance y otras que están más allá de nuestro poder». En tiempos turbulentos y en circunstancias tan dramáticas como las que se encontró Stockdale al conducir a los suyos, lo primero es aislar aquello que no está en nuestra mano, y no dedicarle ni un gramo de nuestras energías. Lo siguiente, les contaba a los aspirantes a Marine, era atenerse a las tres grandes enseñanzas del antiguo esclavo: «Tranquilidad, valentía y libertad».

La capacidad de reconocer su situación real y equilibrar el optimismo con el realismo proviene de la comprensión de la paradoja de Stockdale. Esta forma de pensar contradictoria fue la fuerza que guió a James Stockdale a través de esos años difíciles. Este pensamiento paradójico, ya sea que lo sepas conscientemente o no, ha sido una de las filosofías definitorias para los grandes líderes que superaron las dificultades y alcanzaron sus metas.

La dicotomía contradictoria inherente a la paradoja contiene una gran lección sobre cómo lograr el éxito y superar obstáculos difíciles. También corrige a los optimistas desenfrenados y esos vendedores ambulantes de positividad cuyos consejos impregna casi todos los libros de autoayuda o peroratas de gurú que existen.
Paradoja de Stockdale, resiliencia de guerra para la vida cotidiana
Vivimos en un mundo líquido, cambiante, o mundo VUCA (ver en este post reciente de 2020). Por eso cada vez es más difícil tomar decisiones. Gracias a la paradoja de Stockdale cuando vayamos a tomar decisiones, a marcarnos objetivos o a planificar nuestros próximos pasos, podemos mejorar nuestras decisiones.

Pensemos por un momento qué estará pensando/haciendo al respecto la mayoría, cómo actúa la masa, qué es lo que haría nuestra competencia, y a partir de ahí lo que sugiere la paradoja de Stockdale es actuar en sentido contrario. Pero cuidado, sin caer en el error de actuar llevando la contraria simplemente por oponernos a lo establecido o por querer diferenciarnos, sino porque realmente hemos visto que esto supone una ventaja que podemos aprovechar para mejorar y resultar más competitivos.

La paradoja de Stockdale aplicada a las empresas contribuiría a mirar el futuro sabiendo que al final vamos a tener éxito. Con planificación, metas, repensando el modelo de negocio, creando otro, reestructurando la empresa para prosperar en una nueva normalidad. Sin ‘bajar la guardia’ en los protocolos de bioseguridad, manteniendo una “economía de austeridad” en cuanto a gastos, estando atentos de los cambios del entorno para reaccionar ágilmente a las adversidades, y preparando la empresa ante la posibilidad de rebrotes, aunque sea remota dicha posibilidad.
Si bien nuestras circunstancias son claramente diferentes a las de Stockdale, su sabiduría nos recuerda que ser optimista sobre el futuro, pero al mismo tiempo ser realista sobre el presente, es la mentalidad que necesitamos las personas para tener éxito en los meses por venir. 

La Paradoja de Abilene, o la conformidad de seguir al grupo


Recientemente he vivido un caso evidente que retrata "La paradoja de Abilene". No puedo comentar las circunstancias, pero fue vivificante para un "outsider" por recordarme situaciones anteriores donde el conformismo, la uniformidad y la sumisión desata una "espiral del silencio", propia de la dinámica grupal que se suma a lo que supone quieren el jefe o, simplemente, los demás.

La paradoja de Abilene se da en el momento en que un grupo de personas acepta e incluso ofrece su apoyo para actuar conjuntamente de una forma que es opuesta a sus deseos individuales (en ocasiones, incluso desagradando a todos los componentes). El fenómeno sucede cuando un nadie quiere discrepar, o ni siquiera a expresar objeciones para no parecer ir a contracorriente. 

Esta paradoja de Abilene fue descrita por el experto en administración Jerry B. Harvey en su libro de 1988 titulado The Abilene Paradox and other Meditations on Management.​ Harvey citó el escándalo del Watergate como un resultado potencial de la Paradoja de Abilene. Esta es la anécdota citada para describir el fenómeno:

"Una calurosa tarde en Coleman, una familia compuesta por un matrimonio y sus suegros está jugando al dominó cómodamente a la sombra. Cuando el suegro propone hacer un viaje a Abilene, ciudad situada a 80 km., la hija dice: «Suena como una gran idea», pese a tener reservas porque el viaje sería caluroso y largo, pensando que sus preferencias no comulgan con las del resto del grupo. Su marido dice: «A mí me parece bien. Sólo espero que tu madre tenga ganas de ir.» La suegra después dice: «¡Por supuesto que quiero ir. Hace mucho que no voy a Abilene!». 

El viaje es caluroso, polvoriento y largo. Cuando llegan a una cafetería, la comida es mala y vuelven agotados después de cuatro horas. Uno de ellos, con mala intención, dice: «¿Fue un gran viaje, no?». La suegra responde que, de hecho, ella hubiera preferido quedarse en casa, pero decidió seguirlos sólo porque los otros tres estaban muy entusiasmados. El marido dice: «No me sorprende. Sólo fui para satisfacer al resto de ustedes». La mujer dice: «Sólo fui para que estuviesen felices. Tendría que estar loca para desear salir con el calor que hace». El suegro después refiere que lo había sugerido únicamente porque le pareció que los demás podrían estar aburridos"
La Paradoja de Abilene, o la idiotez de seguir al grupo
Al recapacitar, el grupo se quedó perplejo por haber decidido hacer en común un viaje que nadie quería hacer. Cada cual hubiera preferido estar sentado cómodamente, pero no lo admitieron entonces, cuando todavía tenían tiempo para disfrutar de la tarde. El fenómeno es una forma de condicionamiento por la actuación grupal. Se explica por teorías de conformidad de la psicología cognitiva social que sugieren que la especie humana suele sentirse desanimada para actuar en contra de la tendencia del resto del grupo.

La teoría se usa generalmente para ayudar a explicar decisiones de trabajo extremadamente malas, en especial para criticar la supuesta superioridad de la ilusión creada por las «reglas de comité». Una técnica mencionada para combatir este mal administrativo, también usada por consultores, es preguntarse: ¿Estamos yendo a Abilene? Así puede determinarse si la decisión colectiva fue legítimamente adoptada por los miembros del grupo o si, solamente, resultó el pensamiento propio de un rebaño. 
La Paradoja de Abilene, o la idiotez de seguir al grupo

En resumen, "La paradoja de Abilene" postula que en situaciones críticas existe, en el pensamiento gregario, una tendencia a tomar decisiones poco satisfactorias y nada razonables, a fin de salvar el aparente consenso. También se puede expresar como la «falta de asertividad personal» de los miembros de una comisión de análisis y decisión.

Paradoja de Monty Hall


Divertida y contra-intuitiva Paradoja de Monty Hall, donde cultos e incultos, con formación matemática o no, se confunden en el 90% de los casos. Es un problema matemático de probabilidad basado en el concurso televisivo estadounidense Trato hecho (Let's Make a Deal). El problema fue bautizado con el nombre del presentador de dicho concurso: Monty Hall.

Se ofrece un concurso cuya mecánica es la siguiente: Al concursante se le ofrece la posibilidad de escoger una entre tres puertas. Tras una de ellas se encuentra un coche, y tras las otras dos hay una cabra. El concursante gana el premio que se oculta detrás de la puerta que escoja. Después de que el concursante escoja una puerta, el presentador abre una de las otras dos puertas, mostrando una cabra. Siempre puede hacerlo ya que incluso si el concursante ha escogido una cabra, queda otra entre las puertas que ha descartado y el presentador conoce lo que hay detrás de cada puerta. Entonces, ofrece al concursante la posibilidad de cambiar su elección inicial y escoger la otra puerta que descartó originalmente, que continúa cerrada. La pregunta oportuna es: ¿Debe hacerlo o no? 
La respuesta correcta es que cambiando de puerta duplica las probabilidades de ganar. Como explicó la matemática Marilyn Vos Savant, la persona más superdotada y columnista de 'Parade' que planteó el problema original, lo primero que hay que hacer para entender el problema es plantearse la información que tienes acerca de las puertas, pues de esto depende que elijas la solución correcta.

El 9 de septiembre de 1990, Marilyn Vos Savant publicó en su columna un problema planteado y resuelto en 1975 por el estadístico estadounidense Steve Selvin, con la siguiente pregunta: «Imagínese que está participando a un programa de concursos y que tiene que escoger entre tres puertas. Una puerta oculta un coche mientras que las otras encierran un par de cabras. Usted selecciona la puerta con el número 1 y el presentador, que sabe lo que está escondido detrás de cada una de las puertas, abre la tercera puerta, dejando ver una cabra. Ahora le pregunta a usted si es mejor quedarse con la primera puerta o si usted prefiere seleccionar la segunda puerta. ¿Es mejor cambiar de puerta?» 
Savant respondió que era mejor seleccionar la segunda puerta, aumentando las probabilidades de ganar el coche de 1/3 a 2/3. A raíz de ello, recibió unas diez mil cartas; la mayoría de los remitentes creía que las probabilidades de ganar el coche –1/2– eran las mismas para las dos puertas. El problema de Monty Hall de 1975 fue analizado por los empleos de la CIA, del MIT, del Laboratorio Nacional de Los Álamos y en más de mil escuelas americanas.
A pesar de esas reacciones mayoritariamente negativas, Marilyn Vos Savant se negó firmemente a desdecirse. En su segunda columna sobre el problema de Monty Hall (publicada el 2 de diciembre de 1990)​ escribió: «Un método para esclarecer el incremento de las probabilidades que resulta de un cambio de puertas consiste en una enumeración de todos los resultados posibles del juego. Durante las primeras tres rondas usted escoge la primera puerta y cambia cada vez; durante las siguientes tres rondas usted selecciona la primera puerta pero no cambiará, y cada vez el presentador abre una puerta con una cabra. Aquí están los resultados:»

Quizá la mejor forma de entender esta situación es pensar en un caso límite. Piensen ahora en 100 tarjetas en donde existe sólo un coche y en las otras sólo cabras. Si ahora se elige una tarjeta al azar, obviamente lo más probable es elegir una cabra (99 de 100). Ahora, si luego de elegir una carta se revelan las otras 98, es más fácil entender que la otra carta no seleccionada es la más probable que contenga el coche, ya que inicialmente tu primera carta elegida está "cargada" con una muy baja probabilidad. Todo lo anterior considerando que el tipo que muestra las catas sabe donde se encuentra el coche y nunca revelará la carta que lo contiene.

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La paradoja tecnológico - familiar

Julen, la generación que nació con el iPad
Describimos algo que sucede en muchos hogares de nuestro entorno, en dos momentos de cada jornada de lunes a viernes.

8:00 a.m. Progenitores y descendientes se preparan para un día normal. Al salir de casa cada uno hacia su destino, el padre lleva todo lo necesario para su labor diaria viajando y reuniéndose con frecuencia en su móvil inteligente, un Android, y la madre en un iPhone, al que adiciona un iPad debido a su profesión que implica más relación interpersonal y grupal. Por el contrario, la hija y el hijo, escolarizados respectivamente en enseñanza secundaria y primaria deben cargar con sendas mochilas pesadas (con ruedas afortunadamente) para transportar todos los libros de texto y cuadernos de papel. En el centro escolar les espera una prohibición de usar móviles (en todas sus funciones) y un acceso ocasional al "aula de informática", mientras aguardan que llegue un netbook a su generación, un equipamiento que las administraciones educativas han comprado en su postrera fase comercial como últimos clientes de un producto que va a desaparecer .

8:00 p.m. Tras regresar al hogar y juntarse de nuevo toda la familia, y antes de cenar, los hijos utilizan los smartphones de sus padres con mucha más soltura y mediante servicios avanzados, algunos de los cuales son desconocidos por sus progenitores. Nada de lo que hagan con estos terminales, aprender, relacionarse, conectarse, cooperar,... les servirá como tarea escolar, dado que sus deberes han de devolverse en papel.

Propuesta: ¿No convendría repensar una "reducación" que revise la trascendencia de la competencia digital para toda la sociedad (pero especialmente en la infancia y la juventud alentando sus oportunidades y advirtiendo de sus riesgos), el equipamiento didáctico de los centros en la era post-PC (reordenando espacios y tiempos), el soporte físico de los materiales de aprendizaje incorporando toda la interactividad y socialización posible, la formación inicial del Magisterio en estos ámbitos, el perfeccionamiento del profesorado en activo (por ejemplo, animándoles a ser usuarios de los servicios en red de los móviles inteligentes,... ¿alguna operadora se anima?), la conectividad a Internet facilitada para todo hogar con escolares (por la inclusión digital), el aprovechamiento de las redes sociales para aprender con todo el mundo y en todo tiempo,...?

Paradoja solar

Tras una educativa visita sobre la revitalizada temática de las energías renovables, nos sorprende que los paneles más modernos de energía solar fotovoltaica son producidos por una sucursal de... BP (British Petroleum).

Cabe preguntarse si una petrolera (de entre las seis supermajors) pretende auto-sustituirse, anticiparse o ralentizar el progreso de las energías renovables?

Paranoia de paradojas

Reflexiona antes de pensar y elige la paradoja para mostrar la lógica.

Las frases paradójicas abundan, y más en lo relativo a algunos temas. Sobre religión, Luis Buñuel confesó: “Yo aún soy ateo, gracias a Dios”. Otros opinan: “Como Dios no exista estamos apañados; pero anda que como exista…” o “hay muchos creyentes a quienes les estaría muy bien empleado que Dios existiera”. La ética se explica con paradojas, como “la ‘vida fácil’ suele ser la más difícil” o “mucho mejor que arrepentirse es no tener que arrepentirse”. Muy válidas porque todos “sabemos que sólo vivimos una vez, pero lo ignoramos”.

En ciencia también se acumulan las paradojas explicativas, como cuando Albert Einstein afirmó: “Lo más incomprensible del universo es que resulte comprensible”. El gran matemático George Pólya señaló: “Este principio es tan general que no es posible aplicarlo a ningún caso particular”. La Rochefoucauld apuntó que “conservar la salud merced a un régimen excesivamente severo constituye una verdadera enfermedad”, para gente “que dice que el apetito viene comiendo, sin conocer el apetito que viene... no comiendo”.

Más contradictoria es la política, de la que se afirmó: “Parece imposible, pero la política es el arte de lo posible”. Stephen Jay Gould proclamó: “Muchísimos son liberales para todas las libertades ya conseguidas y conservadores para las que aún hay que alcanzar”. Con todo no existe mayor contrasentido que el de “Si quieres la paz, prepara la guerra”, porque “si las guerras sirvieran para algo, debería de haber más guerras” como creen quienes opinan que “a los violentos había que matarlos a palos”.

Existen muchas otras gloriosas paradojas sobre temas variados, como la de Pablo Picasso, “el arte es una mentira que permite darnos cuenta de la verdad”. El escritor Alphonse Allais solía decir: “Mi holgazanería no me deja tiempo libre para nada”. Hasta el propio Platón apuntó: “El sexo débil es generalmente el sexo fuerte debido a la debilidad que siente el sexo fuerte por el sexo débil”.

Por último, los juegos de palabras paradójicos son los más divertidos. Como los Hermanos Marx en la película "Sopa de Ganso": “Si nos encuentran, estamos perdidos”. U otras: “Asistimos a un encierro bastante abierto”, “los fuegos artificiales fueron muy naturales”, “el dinero sólo sirve para todo, pero para nada más”, o ”ya nadie va a ese lugar, porque siempre está lleno de gente”. Acabo porque se me ha quedado la mente en blanco y lo veo todo negro.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2007/paradojas.DOC

Paradoja caracola

En el “Año de la Física” aprendamos metáforas de la naturaleza para saber más de la vida.

El mágico oleaje marino que se escucha cuando se aplica una caracola al oído, no proviene del sonido que quedó retenido en el interior de la concha como describe la fábula. Una prueba concluyente, por si hiciera falta, sería emplear una simple taza o una botella de boca ancha para oír ese mismo “ruido blanco”, llamado así porque es una mezcla de todos los sonidos, tal como la luz blanca es suma de todos los colores.

El rumor que percibimos cuando colocamos una caracola al oído, se debe a su función resonadora que amplifica los leves ruidos procedentes del medio ambiente, que no percibimos por ser muy débiles. La mayor parte del sonido, si el ambiente es silencioso, procederá justamente de nuestro propio oído interno, que dispone de unas estructuras llamadas “conductos semicirculares” con un líquido viscoso que brinda información al cerebro sobre nuestra posición y equilibrio.

El ruido mixto, que se asemeja al que producen las olas al batir la costa, es un simple eco amplificado de la fricción del inestable líquido interior de nuestras propias entendederas. Basta agitar nuestra cabeza con una vasija en la oreja para que chapotee o se encrespe el océano profundo que escuchamos aparentemente fuera, pero que viene de muy dentro.

Así ocurre cuando distintas personas leen el mismo periódico o viven parecidas circunstancias: La mayor parte de lo que cada uno de nosotros interpreta proviene de nuestra peculiar forma de ser. Las sensaciones tan vívidas que experimentamos y que juzgamos externas, como casi la totalidad de malos entendidos y prejuicios, no son ajenas a nuestro ser. Sólo son resonancias que podemos transmutar en poderes solidarios, en facultades maravillosas, en historias posibles de amor, familia y convivencia en playas vírgenes con arena dorada, donde sólo caben besos y abrazos para enjuagar unas pocas tristezas compartidas.

Aprendamos a auscultar la totalidad interior-exterior del espacio - tiempo. Conjugando inteligencia y bondad, descubriremos que principalmente oímos el runrún de nuestro propio corazón. Y su calidad, en cualquier contingencia, únicamente depende de nuestra sabiduría, voluntad y decisión.

Paradoja para la congoja

Una simple y eficaz terapia para superar nuestros temores en la vida cotidiana.

El concepto “intención paradójica” queda expresado perfectamente en los mismos términos del binomio. Es un truco básico que inicia una acción esperando su efecto contrario, como que nos pidan que no pensemos en un elefante rosa que camina bípedamente: Inmediatamente es imposible que no lo evoquemos con nitidez.

Otro ejemplo de “intención paradójica” tomado de la experiencia familiar consiste en prohibir la biblioteca principal a los niños de la casa, con la sana intención de que lean de todo. Cuando ellos crecen nos devuelven esta jugada recomendándonos que no accedamos a la trivial “literatura infantil”, con el resultado de impelernos a descubrir a autores como JK Rowling, futura Nobel de Literatura y creadora de esas -nada insignificantes- aventuras de un tal Harry Potter.

El concepto científico de “intención paradójica” proviene de una técnica psicológica que fue descrita por Erikson y Frankl, en 1973, para el tratamiento la ansiedad de anticipación. Es una sorprendente curación, basada en enfrentarse directamente a lo temido para superarlo. Se recomienda a los insomnes permanecer despiertos toda la noche y a los tartamudos iniciar cualquier frase repitiendo la primera sílaba.

Ante los miedos, la reacción típica es desear “huir”. El esfuerzo por evitar el problema que se avecina provoca mayor ansiedad, como el estudiante que teme realizar un mal examen y que con su desasosiego propicia un mal rendimiento. A través de la intención paradójica, se anima a “desear que suceda” lo que se teme. Siendo mutuamente excluyentes un deseo y un temor, se supera la situación.

Cuando nos angustia una cita comprometida o un reto como hablar en público, resulta oportuno que unos segundos o días antes imaginemos qué es lo peor que podría pasarnos, en lugar de esperar a que la aprensión y el temor se vayan apoderando de nosotros en un previsible círculo vicioso, que empeorará aún más nuestra disposición. Nada es más paralizante que el miedo al propio miedo. Con frecuencia, se da la paradoja de sólo podremos resolver los problemas cuando creemos que no son problemas. Las dificultades, como las soluciones, si se creen… se crean.

Esta técnica paradójica fue propuesta por Víctor Frankl, célebre psicoanalista austriaco de origen judío, que sobrevivió a campos de concentración como Auschwitz, y fundador de la logoterapia. Con órdenes contradictorias cortocircuitaba la reacción automática de procesos obsesivos, en lugar de la recomendación habitual de apartar la fobia, que puede contribuir a su mantenimiento y perpetuación. La intención paradójica cura el miedo. Si, a propósito, intentamos tenerlo, no podremos. Por ello, este método se ha aplicado en entrenamiento de deportistas de alta competición, como ajedrecistas, junto con otras fórmulas conductistas para vencer a la ansiedad previa a los torneos.

Según Frankl la esencia de la “intención paradójica” se basa en recurrir deliberadamente al sentido del humor. La intención paradójica nos enseña a reírnos de nosotros mismos y ridiculizar nuestros propios temores. Se basa en la maravillosa virtud del ser humano de trascender de sí mismo, como expone en su obra “El hombre en busca de sentido”.

Este tratamiento es valioso, a pesar de su aparente simplicidad, siempre que sea debidamente supervisado por un psicólogo. No debe aplicarse indiscriminada o arbitrariamente, pero su conocimiento nos permite entender mejor el funcionamiento de la mente humana. Así que ahora mismo, tras esta lectura propóngase ser totalmente desdichado con su historia personal. Trate de no apreciar lo que le rodea, de no compartir nada de su vida con nadie. Abandone la búsqueda de la felicidad, e intente ser infeliz. Verá que no lo consigue.

Paradoxportal: Portal de las Paradojas

Clic para ir al Portal de las Paradojas...De la paradoja de Alicia, personaje más conocido de Lewis Carroll, a la del Zen

Veamos una muestra, con Alicia:

- Sírvete un poco más de té, le dijo muy seriamente la Liebre de Marzo.

- ¡Todavía no he tomado nada, de forma que no puedo tomar más! !, contestó Alicia con tono ofendido.

- Querrás decir que no puedes tomar menos, aclaró el Sombrerero; es más fácil tomar más que nada.