Para romper la rutina y mover el PAI con nuestros 12.000 pasos diarios paseando por lugares menos habituales, cada semana recorreremos DOS lugares más o menos cercanos a nuestro Getxo y Bilbao. Un viaje será dentro de la insondable Bizkaia y otro a localidades de provincias cercanas a menos de una hora de viaje desde Getxo.
Hoy nos hemos acercado a Castro Urdiales, de gran historia y que conocemos bien. El tiempo ha acompañado y la gastronomía también (aunque aún en pandemia y sin tercera dosis de vacuna).
Avanzado el siglo XIX, la explotación de las minas de hierro de Mioño y Ontón llevó el progreso a una localidad, Castro Urdiales. Esto se tradujo en la construcción de múltiples infraestructuras en el municipio, que incluían, entre otras, varios embarcaderos de mineral, dispuestos a lo largo de la costa; la línea de ferrocarril minero Castro-Alén (1893-1897) y la de viajeros Castro-Traslaviña,... Ambas convertidas en Vías Verdes V.V. de Cantabria en la actualidad.
Entretanto, la villa se transformó en residencia estival y de temporada de la burguesía vizcaína. Uno de sus representantes, Luis Ocharán Mazas, contribuyó a la construcción del espigón del muelle, que permitió ganar terrenos al mar.
En la actualidad, las explotaciones mineras han desaparecido y Castro Urdiales se ha consolidado como centro de esparcimiento y descanso, tanto de los ciudadanos de la comunidad autónoma cántabra como del vecino País Vasco. Simultáneamente, se ha transformado en un núcleo urbano satélite del 'Gran Bilbao' y en un incipiente centro industrial y empresarial.
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