Tras el fugaz veraneo, comienza el año en septiembre. Parece que todo ha cambiado, pero no el panorama informativo.
Por razones de higiene mental algunos hemos disfrutado de una tarifa plana de playa y piscina, con incomunicación absoluta de prensa, radio, televisión e Internet. La vuelta a la realidad nos demuestra que las vacaciones son ficticias, y que seguimos padeciendo el mismo paisaje y paisanaje de comunicación social.
El desesperante aterrizaje de lo que por aquí es noticia se produce en Madrid. Un camarero, al oír nuestra conversación de que no estamos al día, nos anuncia la gran noticia del mes: No sé qué futbolista (¿Owen?), de no sé dónde, ha sido traspasado a no sé qué club, por no sé qué cantidad.
Al llegar a casa, tras leer los e-mails, encendemos la televisión. En todos los canales públicos, pagados con nuestros impuestos, sólo hay incontables anuncios, al igual que en las cadenas privadas. Al fin, en CNN+ aparece la “información del tiempo”, a cargo de un colega (un circunspecto físico, se supone). Comprendemos que estamos perdidos, cuando cae en la habitual manía periodística de confundir información con opinión: En un minuto, por dos veces “opina” que “lamentablemente” el día siguiente será soleado. Por favor, al menos en la sección meteorológica, infórmennos sin enjuiciar y dejen que cada cual valore si una circunstancia es estimable o deplorable.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/tiempo.htm
Vida de libélula y de tortuga
"Vivamos la vida con la intensidad de una libélula y la perspectiva de una tortuga". |
Cree un humilde servidor... |
Frágil existencia de todo el universo
Breve es el placer, como una gota de rocío, y mientras ríe, se muere. La pena, en cambio, es larga y permanece… Deja que tu vida dance ligeramente sobre los hilos del tiempo, como la gota del rocío sobre el dorso de una hoja.
Tenis y cincuentones
Deprisa, pero sin correr
El secreto de la longevidad consiste en no darse prisa. Una opinión que me ha costado 50 años de vida.
Efímeros fines de semana
"Los fines de semana son como el arco iris: De lejos parecen esplendorosos, pero se esfuman en cuanto nos acercamos a ellos". |
Cree un humilde servidor... |
Cambiar de horizontes
Zapatos y vejez
"Uno empieza a ser viejo cuando su número de años empieza a superar al número de su zapato". |
Frank Lloyd George, 1863-1945, político inglés. |
Amistad, dulzura y poesía
Nadie puede saltar fuera de su sombra.
Felicidad y participación pública
"Nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político". |
Hannah Arendt (1906-1975). |
Técnicamente posible
Un helicóptero son 10.000 piezas volando más o menos en formación. El helicóptero de la imagen, Boeing CH-47 Chinook, en acción de aterrizaje y despegue.
Foto de cuando lo vi muy de cerca, hacia 1977 en Vitoria-Gasteiz.
Foto de cuando lo vi muy de cerca, hacia 1977 en Vitoria-Gasteiz.
Bosque otoñal
Ahora los bosques están cubiertos de hojas; ahora el año está en su más bella estación. Virgilio
La ternura de los pueblos...
"La solidaridad es la ternura de los pueblos". |
Cree un humilde servidor... [Abajo: Vídeo con la ternura animal...] |
Oído al pasar... hace muchos años
La madre gitana, mientras da el pecho a un bebé, le advierta a su otra hijita:
- "Nena, como te alejes de mí, te cogerán y te llevarán los… payos".
Estudio y estío
En verano, hasta cuando no estudiamos nada, aprendemos mucho. La conclusión es que debemos estudiar más y mejor.
Veranear 17 años en el mismo lugar, ver crecer a los hijos propios y observar anualmente su progreso y el de sus amigos de varios países, es una experiencia de gran valor pedagógico para cualquier persona, especialmente si se dedica a la educación. Quienes eran sólo unos niños y niñas se han convertido casi en adultos, algunos que ya trabajan y otros que prosiguen sus estudios.
En el grupo había quienes eran más vivaces, más sociables, más curiosos, más activos o más despiertos, pero la travesía por la enseñanza obligatoria los clasificó atendiendo fundamentalmente a una sola cualidad: su voluntad e interés por el estudio. La niña más talentosa desatendió sus estudios y hoy trabaja en un supermercado como la cajera más simpática de la localidad; el menos precoz de los niños prosiguió firmemente con el estudio y está acabando sus prácticas de ingeniería superior en Alemania. Unos apenas se manejan con la segunda lengua; otros hablan cinco idiomas y han viajado por todo el mundo. Todos ellos han sabido mantener su amistad por encima de las diferencias, pero sus futuros van divergiendo notablemente.
¡Qué lección para las familias y el profesorado! Nuestro gran reto, como señaló el maestro Vasili Sujomlinski, consiste “en enseñar a estudiar, y en consecuencia, hacer que la infancia y la juventud deseen estudiar”. En su modesta escuela de Plavísh fundó la “Escuela de la Alegría”, para que todo su alumnado aprendiera, en primer lugar, a amar el estudio. Su célebre “paradoja de Sujomlinski” dicta que “no es función de la escuela enseñar a los niños; su obligación estriba en enseñarles a estudiar, ya que deben ser ellos quienes aprendan por sí mismos”.
Unos consejos finales, dedicados respectivamente a profesores, padres e hijos. El profesorado sabe de las peculiaridades de los sistemas educativos, de los centros y recursos, o de los calendarios y horarios escolares en cada país, pero las enormes diferencias en las evaluaciones internacionales como PISA o TIMSS radican en la aplicación por el estudio que, entre todos (sociedad, escuela y familias), sepamos despertar en el alumnado.
A los padres, y a las dedicadas madres especialmente, cabe recomendarles que establezcan para sus hijos rutinas diarias de estudio y lectura. Desde niños deben entender que han de dedicar todos los días, incluido el verano, un tiempo de esfuerzo para descubrir el gusto por el estudio.
A cada alumno cabe avisarle que si no estudia, pronto se sentirá como el ladrón de su porvenir. Ya los filósofos clásicos, Catón y Séneca, nos advertían: “Amarga es la raíz del estudio, pero sus frutos son dulces” y “Acógete al estudio para escapar de todos los sinsabores de la vida”.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/estudio.htm
Veranear 17 años en el mismo lugar, ver crecer a los hijos propios y observar anualmente su progreso y el de sus amigos de varios países, es una experiencia de gran valor pedagógico para cualquier persona, especialmente si se dedica a la educación. Quienes eran sólo unos niños y niñas se han convertido casi en adultos, algunos que ya trabajan y otros que prosiguen sus estudios.
En el grupo había quienes eran más vivaces, más sociables, más curiosos, más activos o más despiertos, pero la travesía por la enseñanza obligatoria los clasificó atendiendo fundamentalmente a una sola cualidad: su voluntad e interés por el estudio. La niña más talentosa desatendió sus estudios y hoy trabaja en un supermercado como la cajera más simpática de la localidad; el menos precoz de los niños prosiguió firmemente con el estudio y está acabando sus prácticas de ingeniería superior en Alemania. Unos apenas se manejan con la segunda lengua; otros hablan cinco idiomas y han viajado por todo el mundo. Todos ellos han sabido mantener su amistad por encima de las diferencias, pero sus futuros van divergiendo notablemente.
¡Qué lección para las familias y el profesorado! Nuestro gran reto, como señaló el maestro Vasili Sujomlinski, consiste “en enseñar a estudiar, y en consecuencia, hacer que la infancia y la juventud deseen estudiar”. En su modesta escuela de Plavísh fundó la “Escuela de la Alegría”, para que todo su alumnado aprendiera, en primer lugar, a amar el estudio. Su célebre “paradoja de Sujomlinski” dicta que “no es función de la escuela enseñar a los niños; su obligación estriba en enseñarles a estudiar, ya que deben ser ellos quienes aprendan por sí mismos”.
Unos consejos finales, dedicados respectivamente a profesores, padres e hijos. El profesorado sabe de las peculiaridades de los sistemas educativos, de los centros y recursos, o de los calendarios y horarios escolares en cada país, pero las enormes diferencias en las evaluaciones internacionales como PISA o TIMSS radican en la aplicación por el estudio que, entre todos (sociedad, escuela y familias), sepamos despertar en el alumnado.
A los padres, y a las dedicadas madres especialmente, cabe recomendarles que establezcan para sus hijos rutinas diarias de estudio y lectura. Desde niños deben entender que han de dedicar todos los días, incluido el verano, un tiempo de esfuerzo para descubrir el gusto por el estudio.
A cada alumno cabe avisarle que si no estudia, pronto se sentirá como el ladrón de su porvenir. Ya los filósofos clásicos, Catón y Séneca, nos advertían: “Amarga es la raíz del estudio, pero sus frutos son dulces” y “Acógete al estudio para escapar de todos los sinsabores de la vida”.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/estudio.htm
Las cosas son como... somos
"Las cosas no son lo que son, sino lo que somos". |
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Mis records en SUDOKU
La experiencia siempre llega tarde
"La experiencia es como un billete de lotería comprado después del sorteo. No creo en ella." |
Gabriela Mistral. |
Cambiar de aires
La vida es una mixtura de aire, donaire, desaire y socaire. Vive a tu aire, al menos el verano, época de libertad, el aire del alma.
Un proverbio medieval aseguraba que “el aire de la ciudad hace a los hombres libres”, por aquello del fuero que allí regía. Otro antiguo proverbio médico señalaba que “el aire natal es una medicina universal”. Pero en los veranos actuales cambiamos de aires y es cuando mejor sentimos la existencia y el significado de vivir libres al aire libre.
El aire es ese fluido transparente que forma la atmósfera de la Tierra, una mezcla gaseosa sin olor ni sabor que llena todo el espacio terrestre considerado como vacío. Inhalamos unos 14.000 litros de aire por día, y su pureza determina nuestra salud y, en definitiva, la duración y calidad de nuestra vida. Se dice que los cinco mejores médicos son los doctores Sol, Agua, Aire, Ejercicio y Dieta. Napoleón decía que las principales medicinas de su farmacopea eran Aire puro, Agua clara y Limpieza. Hasta los médicos recomiendan que cambiemos de aires cuando no saben qué hacer con nosotros.
En verano parece que, al mudar de aires, podamos vivir del aire, alimentamos del aire, aunque la cuenta bancaria luego nos demuestra que damos aire al dinero y que no nos sustentamos del aire, ni en Buenos Aires, ni en el Zaire. Allá donde descansemos, olvidamos los aires de grandeza, incluso los aires de suficiencia, lo que es más fácil cuando vivimos con la tripa al aire que con aire acondicionado.
Cuando el problema mundial es evitar que saltemos por los aires, muy en serio pero con un aire de fiesta digamos: ¡Aire a las preocupaciones y a las noticias! ¡Aire a quienes disparan, aunque sea al aire y a los ejércitos incluidos los del aire! Demasiado azotamos el aire durante el resto del año, para estar de mal aire en agosto. Vamos a tomar el aire por la playa. Olvidemos, por su tufillo machista, la idea de echar una canita al aire y los affaires. Es tiempo de beber los aires por la pareja, por tu partenaire, por los seres queridos, por quienes tienen un aire de parecido, ese aire de familia.
De aire no se vive, y quizá sólo los mendigos viven a su aire. Pero en vacaciones somos vagabundos enamorados que, como Bécquer, sabemos que los suspiros son aire y van al aire. Esta noche no importa que al estirarnos más de lo que da de sí la sábana, queden los pies al aire. Creamos, como Montesquieu, que para prosperar en este mundo lo mejor es tener un aire de tonto… sin serlo.
Si no nos da un aire, en cuanto amanezca inflemos con aire las bicicletas, y vayamos con las colchonetas de aire a la playa. No construiremos castillos de arena, y sí castillos en el aire. El aire, como el océano, todavía es patrimonio común de la Humanidad. Sintamos esa querida hermandad de todos los seres humanos que compartimos la trinidad de la Tierra, el Mar y el Aire.
Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo
http://mikel.agirregabiria.net
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/aires.htm
Un proverbio medieval aseguraba que “el aire de la ciudad hace a los hombres libres”, por aquello del fuero que allí regía. Otro antiguo proverbio médico señalaba que “el aire natal es una medicina universal”. Pero en los veranos actuales cambiamos de aires y es cuando mejor sentimos la existencia y el significado de vivir libres al aire libre.
El aire es ese fluido transparente que forma la atmósfera de la Tierra, una mezcla gaseosa sin olor ni sabor que llena todo el espacio terrestre considerado como vacío. Inhalamos unos 14.000 litros de aire por día, y su pureza determina nuestra salud y, en definitiva, la duración y calidad de nuestra vida. Se dice que los cinco mejores médicos son los doctores Sol, Agua, Aire, Ejercicio y Dieta. Napoleón decía que las principales medicinas de su farmacopea eran Aire puro, Agua clara y Limpieza. Hasta los médicos recomiendan que cambiemos de aires cuando no saben qué hacer con nosotros.
En verano parece que, al mudar de aires, podamos vivir del aire, alimentamos del aire, aunque la cuenta bancaria luego nos demuestra que damos aire al dinero y que no nos sustentamos del aire, ni en Buenos Aires, ni en el Zaire. Allá donde descansemos, olvidamos los aires de grandeza, incluso los aires de suficiencia, lo que es más fácil cuando vivimos con la tripa al aire que con aire acondicionado.
Cuando el problema mundial es evitar que saltemos por los aires, muy en serio pero con un aire de fiesta digamos: ¡Aire a las preocupaciones y a las noticias! ¡Aire a quienes disparan, aunque sea al aire y a los ejércitos incluidos los del aire! Demasiado azotamos el aire durante el resto del año, para estar de mal aire en agosto. Vamos a tomar el aire por la playa. Olvidemos, por su tufillo machista, la idea de echar una canita al aire y los affaires. Es tiempo de beber los aires por la pareja, por tu partenaire, por los seres queridos, por quienes tienen un aire de parecido, ese aire de familia.
De aire no se vive, y quizá sólo los mendigos viven a su aire. Pero en vacaciones somos vagabundos enamorados que, como Bécquer, sabemos que los suspiros son aire y van al aire. Esta noche no importa que al estirarnos más de lo que da de sí la sábana, queden los pies al aire. Creamos, como Montesquieu, que para prosperar en este mundo lo mejor es tener un aire de tonto… sin serlo.
Si no nos da un aire, en cuanto amanezca inflemos con aire las bicicletas, y vayamos con las colchonetas de aire a la playa. No construiremos castillos de arena, y sí castillos en el aire. El aire, como el océano, todavía es patrimonio común de la Humanidad. Sintamos esa querida hermandad de todos los seres humanos que compartimos la trinidad de la Tierra, el Mar y el Aire.
Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo
http://mikel.agirregabiria.net
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/aires.htm
Quienes deben temer a Internet
"Sólo deben de temer a Internet quienes intentan controlar la información". |
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Políticas contradictorias
"1. Queda decidido, por este Ayuntamiento, que se construya una nueva cárcel. 2. Queda decidido que esa nueva cárcel se construya con los materiales de la vieja cárcel. 3. Queda decidido que se utilice la vieja cárcel hasta que se construya la nueva cárcel". |
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Chiringuitos carpetovetónicos
Un apunte sobre el retraso tecnológico: el todopoderoso monopolio de Telefónica que elude la más mínima forma de competencia con el beneplácito administrativo.
Un sitio de veraneo alcanza la categoría de semicivilizado cuando se instala la segunda peluquería de señoras, a menos de 3 kilómetros a la redonda. Eso ha sucedido en Mil Palmeras (Pilar de la Horadada, Alicante) tras 18 años de expansión sostenida. Ese leve vestigio de competencia dignifica toda la actividad turística y comercial en una zona con millares habitantes de hecho durante los meses estivales. Resulta encomiable el afán de unas jóvenes que arriesgan su capital en alquilar un local céntrico para satisfacer una demanda existente, pero desatendida.
El dinamismo de una microempresa que entra a competir con su rival establecida es el contraejemplo del mercado de las telecomunicaciones en manos de un monopolio absoluto en lo que se refiere a la línea básica de telefonía. Aquí podemos elegir la peluquería, pero Telefónica abusa de su exclusividad. Tratar de conectarse a Internet exige pasar bajo las horcas caudinas del exclusivista. Telefónica exige pagar todo el año el teléfono fijo a menos que sea también suya tu línea habitual, ésa que finalmente lograste redimir. Además factura por motivos inauditos, tal como el número de conectores internos de los que dispongas. Algo así como si el proveedor de agua, además de por la toma y el consumo, gravase el número de grifos disponibles, información que dispone Telefónica sólo porque ya cobró los enchufes en una primera instalación. Un ejemplo real: tras acudir a una “oferta” de alta y cuotas gratis en marzo, al llegar en julio la línea estaba cortada porque se debía 150 € de gastos de conexión.
Dado que es inútil discutir con un monopolio que campa sin control político, sólo cabe pagar sin rechistar en su único banco (Banesto), el único que permite que tengas línea antes de que se acabe el veraneo, por los generosos plazos que se autoatribuyen: una semana para revisar la reclamación (que no han contestado tras 20 días), otra para darse aviso a sus técnicos,…
Luego viene la batalla del proveedor de Internet. Me quedaba probar con Ya.com en el oligopolio levemente liberalizado. Con un mes de antelación solicito el router wifi y la máxima velocidad posible sin compromiso de permanencia. Total, un ADSL a 512 Kb. Dichosamente el router lo entrega un mensajero con sólo 3 llamadas a móvil, algún despiste y una semana de retraso sobre el mes de plazo. Pero la central, es decir Telefónica, no lo ha conectado. Al final, en 3 días adicionales lo acopla y, por dos felices días, navego a 420 Kb. Luego, coincidiendo con una tormenta la velocidad baja a 80 Kb., e inmediatamente a 50 Kb. Menos de la décima parte de lo contratado, pero la factura de 72 € por un mes no se ve rebajada en esa proporción. Las llamadas al centro de asistencia no surten ningún efecto, que si son las líneas de Telefónica, que si mida la velocidad y llámenos mañana,...
Sólo queda para perder los nervios escuchar la próxima regañina por el retraso tecnológico que el Gobierno de turno dirija a… la ciudadanía. Ahora trataré de enviar esta carta por e-mail, pero si se resiste esta línea tercermundista, a velocidad de módem, creo que iré a cortarme el pelo en alguno de los establecimientos que sí se ven obligados a competir. Ojalá Telefónica recordase lo que le pasó a SEAT, tras décadas de imponer su yugo. Muchos usuarios sólo esperamos cualquier alternativa que nos independice del último monopolio que se carcajea no ya del gobierno español, sino de las más elementales normas europeas de libre mercado.
Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo
http://mikel.agirregabiria.net
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/timofonica.htm
Un sitio de veraneo alcanza la categoría de semicivilizado cuando se instala la segunda peluquería de señoras, a menos de 3 kilómetros a la redonda. Eso ha sucedido en Mil Palmeras (Pilar de la Horadada, Alicante) tras 18 años de expansión sostenida. Ese leve vestigio de competencia dignifica toda la actividad turística y comercial en una zona con millares habitantes de hecho durante los meses estivales. Resulta encomiable el afán de unas jóvenes que arriesgan su capital en alquilar un local céntrico para satisfacer una demanda existente, pero desatendida.
El dinamismo de una microempresa que entra a competir con su rival establecida es el contraejemplo del mercado de las telecomunicaciones en manos de un monopolio absoluto en lo que se refiere a la línea básica de telefonía. Aquí podemos elegir la peluquería, pero Telefónica abusa de su exclusividad. Tratar de conectarse a Internet exige pasar bajo las horcas caudinas del exclusivista. Telefónica exige pagar todo el año el teléfono fijo a menos que sea también suya tu línea habitual, ésa que finalmente lograste redimir. Además factura por motivos inauditos, tal como el número de conectores internos de los que dispongas. Algo así como si el proveedor de agua, además de por la toma y el consumo, gravase el número de grifos disponibles, información que dispone Telefónica sólo porque ya cobró los enchufes en una primera instalación. Un ejemplo real: tras acudir a una “oferta” de alta y cuotas gratis en marzo, al llegar en julio la línea estaba cortada porque se debía 150 € de gastos de conexión.
Dado que es inútil discutir con un monopolio que campa sin control político, sólo cabe pagar sin rechistar en su único banco (Banesto), el único que permite que tengas línea antes de que se acabe el veraneo, por los generosos plazos que se autoatribuyen: una semana para revisar la reclamación (que no han contestado tras 20 días), otra para darse aviso a sus técnicos,…
Luego viene la batalla del proveedor de Internet. Me quedaba probar con Ya.com en el oligopolio levemente liberalizado. Con un mes de antelación solicito el router wifi y la máxima velocidad posible sin compromiso de permanencia. Total, un ADSL a 512 Kb. Dichosamente el router lo entrega un mensajero con sólo 3 llamadas a móvil, algún despiste y una semana de retraso sobre el mes de plazo. Pero la central, es decir Telefónica, no lo ha conectado. Al final, en 3 días adicionales lo acopla y, por dos felices días, navego a 420 Kb. Luego, coincidiendo con una tormenta la velocidad baja a 80 Kb., e inmediatamente a 50 Kb. Menos de la décima parte de lo contratado, pero la factura de 72 € por un mes no se ve rebajada en esa proporción. Las llamadas al centro de asistencia no surten ningún efecto, que si son las líneas de Telefónica, que si mida la velocidad y llámenos mañana,...
Sólo queda para perder los nervios escuchar la próxima regañina por el retraso tecnológico que el Gobierno de turno dirija a… la ciudadanía. Ahora trataré de enviar esta carta por e-mail, pero si se resiste esta línea tercermundista, a velocidad de módem, creo que iré a cortarme el pelo en alguno de los establecimientos que sí se ven obligados a competir. Ojalá Telefónica recordase lo que le pasó a SEAT, tras décadas de imponer su yugo. Muchos usuarios sólo esperamos cualquier alternativa que nos independice del último monopolio que se carcajea no ya del gobierno español, sino de las más elementales normas europeas de libre mercado.
Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo
http://mikel.agirregabiria.net
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/timofonica.htm
Lunáticos y fanáticos
Me he prometido no escribir de política este verano, pero puedo contar mis encuentros y compartir mis sentimientos.
Me recomendaron un experto pintor, con gran experiencia, para barnizar las ventanas de nuestra casa costera. Llegamos a un rápido acuerdo sobre plazos y precios antes de que iniciara su tarea con profesionalidad. Charlamos sobre temas anodinos, hasta que él me contó su gran descubrimiento científico. Todo comenzó cuando le sugerí que el fuerte sol directo y la salina brisa marina eran los causantes del deterioro en la madera. Él lo rebatió y me confió su secreto, susurrando en voz baja: “El peor enemigo [de la pintura] es la luz de la luna”.
Nada dije en aquel momento, ni después. Me sorprendió que perviviesen entre gentes del gremio creencias que son tamaños disparates. De inmediato comprendí que los desatinos abundan aún más en las mentes de muchos políticos, de alto o bajo postín. ¿Acaso en pleno siglo XXI no quedan todavía personas que creen que la paz se alcanza poniendo o lanzando bombas de pequeño o gran tamaño?
La blanca luna sólo gobierna las mareas y no es culpable de los males que le atribuyen algunos lunáticos. Con todo, aún es más inocente la población de Londres o de Bagdad. A todos los fanáticos de los explosivos, y a quienes les excusan o votan, les recordaría aquel verso de García Lorca que previene de la desmesura y de la ambición: “El que quiere arañar la luna, se arañará el corazón”.
Los lunáticos eran quienes se volvían locos en determinadas fases de la luna, como creyeron advertir los romanos antes de Julio César, cuando regía un estricto calendario lunar. Posiblemente la locura de la violencia sea transitoria y pronto veamos amanecer una nueva era para la Humanidad donde el fanatismo y la guerra sean meras antiguallas anacrónicas.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/lunaticos.htm
Me recomendaron un experto pintor, con gran experiencia, para barnizar las ventanas de nuestra casa costera. Llegamos a un rápido acuerdo sobre plazos y precios antes de que iniciara su tarea con profesionalidad. Charlamos sobre temas anodinos, hasta que él me contó su gran descubrimiento científico. Todo comenzó cuando le sugerí que el fuerte sol directo y la salina brisa marina eran los causantes del deterioro en la madera. Él lo rebatió y me confió su secreto, susurrando en voz baja: “El peor enemigo [de la pintura] es la luz de la luna”.
Nada dije en aquel momento, ni después. Me sorprendió que perviviesen entre gentes del gremio creencias que son tamaños disparates. De inmediato comprendí que los desatinos abundan aún más en las mentes de muchos políticos, de alto o bajo postín. ¿Acaso en pleno siglo XXI no quedan todavía personas que creen que la paz se alcanza poniendo o lanzando bombas de pequeño o gran tamaño?
La blanca luna sólo gobierna las mareas y no es culpable de los males que le atribuyen algunos lunáticos. Con todo, aún es más inocente la población de Londres o de Bagdad. A todos los fanáticos de los explosivos, y a quienes les excusan o votan, les recordaría aquel verso de García Lorca que previene de la desmesura y de la ambición: “El que quiere arañar la luna, se arañará el corazón”.
Los lunáticos eran quienes se volvían locos en determinadas fases de la luna, como creyeron advertir los romanos antes de Julio César, cuando regía un estricto calendario lunar. Posiblemente la locura de la violencia sea transitoria y pronto veamos amanecer una nueva era para la Humanidad donde el fanatismo y la guerra sean meras antiguallas anacrónicas.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/lunaticos.htm
Te recuerdo joven
Un consejo para la juventud, quizá en desacuerdo con la tendencia actual, sobre la conveniencia de hallar pronto el amor.
Hace unos días, conversando con una familiar con padres nonagenarios, discrepábamos sobre cómo recordamos a nuestros mayores. Ella se lamentaba de la última etapa vital, ahora tan extendida y -en muchas ocasiones- con dependencia total durante muchos años. Concluía que uno de los peores efectos es que terminamos recordando a nuestros antecesores sólo en su última fase, olvidando cómo eran de jóvenes o en su madurez.
Para alguien como yo, que perdió a su madre siendo un niño, el desacuerdo no podía ser mayor. Ciertamente que con nuestros abuelos o bisabuelos, a quienes sólo hemos conocido en su ancianidad, su memoria nos evoca únicamente sus últimos años. Pero de mis padres, recuerdo con precisión todo el recorrido que he podido compartir con ellos, desde que mis dos hermanos y yo éramos niños. De todas las reminiscencias paternas me quedo con una de las más tempranas, cuando nos cobijábamos bajo su amplia gabardina al caminar bajo la lluvia hacia la parada del trolebús número 4 en el Arenal bilbaíno. De las remembranzas maternas, prefiero aquélla de cuando, siendo muy pequeños, nos llevaba de la mano desde nuestra casa en Indautxu al Colegio de los Escolapios.
Ahora, para nuestros hijos jóvenes saliendo de la adolescencia, el consejo de mi esposa Carmen y el mío propio es que encuentren a su amor definitivo lo antes posible, para convivir desde sus mejores edades con la persona que elijan. Anoche, cuando nos quedamos “de novios” por unas horas sin hijos, al despedirse el menor para ir a estudiar lejos y esperar a su hermana que venía de trabajar en el extranjero, nos sorprendió una exuberante tormenta nocturna a las tres de la madrugada. Carmen y yo salimos a recoger los enseres del patio, y nos quedamos a sentir el efecto del aguacero. La observé, mientras ella miraba por una ventana enrejada, y vi exactamente a la misma muchacha de 18 años que era cuando la conocí, a pesar de que median 32 años desde aquel verano.
Ella me devolvió la mirada, con la misma complicidad y el mismo encanto. No sé cuánto más viviremos, no sé cómo seremos cuando uno de los dos muera; sólo sé que ella para mí siempre será la misma chica que encontré allá por 1973 en San Miguel de Basauri, la misma con la que me casé en agosto del 1977 cuando sólo éramos dos jóvenes de 22 (ella) y 24 años, y la misma que era cuando tuvimos a nuestros hijos. Te recuerdo joven, Carmen; siempre, porque no ha cambiado nuestro amor.
Y a ti, lector o lectora, joven o no tan joven, te recuerdo que la felicidad está construida con dulces recuerdos y bellas esperanzas. Que nunca te falten ni unas, ni otros. Además, Unamuno advertía que “con maderas de recuerdos armamos las esperanzas”. Este verano (re)encuentra a tu amor o, al menos, colecciona recuerdos felices y construye grandes esperanzas, que son la base del equilibrio personal y la pértiga para superar las dificultades presentes y futuras.
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