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Yuk Hui: Filosofía y Tecnología en la Era Digital

Yuk Hui es un ingeniero informático y filósofo chino contemporáneo, nacido en Hong Kong en 1985, destacado por su enfoque en la tecnología y su relación con la filosofía. Algunos lo han descrito como el Martin Heidegger del siglo XXI. Su obra examina cómo la tecnología afecta nuestra manera de entender el mundo y cómo influye en la formación de nuestras culturas. 

Uno de los conceptos centrales en su pensamiento es la idea de cosmotécnica, que trata de cómo diferentes culturas han desarrollado visiones y prácticas tecnológicas únicas en relación con sus propios contextos metafísicos y cosmológicos. Algunos de sus principales libros son:
  1. The Question Concerning Technology in China: An Essay in Cosmotechnics (2016) - Explora cómo la tecnología en China se ha desarrollado de forma diferente a la occidental, proponiendo el concepto de cosmotécnicas, que fusiona tecnología y cosmología según cada cultura.

  2. On the Existence of Digital Objects (2016) - Aborda cómo los objetos digitales redefinen el concepto de “existencia” y examina cómo la tecnología digital transforma nuestra relación con la realidad y con los objetos.

  3. Recursivity and Contingency (2019) - Investiga el concepto de recursividad y su papel en la tecnología y en el pensamiento contemporáneo, analizando cómo la contingencia influye en los sistemas tecnológicos y sociales.

  4. Cosmotechnics: For a Renewed Philosophical Anthropology (2021) - Desarrolla aún más la idea de cosmotécnicas, abogando por una comprensión de la tecnología que tenga en cuenta las diferentes culturas y tradiciones filosóficas para redefinir nuestra relación con el mundo.

En su libro más conocido, “The Question Concerning Technology in China: An Essay in Cosmotechnics”Yuk Hui argumenta que la visión dominante de la tecnología, heredada de Occidente, no es universal. Plantea que las sociedades no occidentales, como la china, tienen cosmovisiones propias que deben ser consideradas cuando se piensa en la tecnología.


Otro aspecto clave en su obra es la crítica al universalismo tecnológicoYuk Hui desafía la idea de que todas las culturas deberían adaptarse a los desarrollos tecnológicos globalizados, proponiendo en cambio que cada cultura debe redescubrir su propia relación con la tecnología de acuerdo con su historia y valores.


En resumen, Yuk Hui propone repensar la tecnología desde una perspectiva pluralista, resaltando la importancia de las diferencias culturales y filosóficas en la manera en que las sociedades se relacionan con el desarrollo tecnológico.

Algunas citas de Yuk Hui traducidas al español:

  1. "La diversidad tecnológica, tecno-diversidad, es una necesidad, no sólo una cuestión de respeto por la diferencia cultural."

  2. "Lo digital ha destrozado nuestro concepto tradicional de tiempo y espacio, exigiendo una nueva reflexión filosófica."

  3. "La filosofía debe aceptar la tecnología, no solamente como un tema para analizar, sino como cocreadora de la experiencia humana."

  4. "Pensar la tecnología de otra manera es pensar un nuevo mundo."

  5. "Debemos preguntarnos qué significa ser humano en un mundo cada vez más mediado por la tecnología."

El arte de pensar en equilibrio, entre dudas y certezas

A propósito de las elecciones norteamericanas, donde los votantes de Trump parecen tan seguros mientras que los de Harris dudan, ha surgido este post. La historia del pensamiento humano ha estado marcada por una tensión constante entre la duda y la certeza. Estas dos fuerzas, aparentemente opuestas, son también las que impulsan el desarrollo de la inteligencia. La duda cuestiona y deconstruye, mientras que la certeza, al menos temporalmente, estabiliza y orienta. Pero, ¿cómo se entrelazan estos conceptos en el proceso de pensar? ¿Es posible alcanzar una inteligencia plena sin oscilar entre ambos?

La duda como motor del conocimiento

La duda ha sido una de las herramientas más poderosas de la humanidad para descubrir nuevas verdades. Descartes, el filósofo racionalista, afirmó: "Dudo, luego existo", en su famosa Meditación metafísica. Para él, el acto de dudar no solo probaba la existencia del yo pensante, sino que abría la puerta a una búsqueda de verdades más sólidas. Esta postura resalta que la duda, lejos de ser un obstáculo, es el primer paso hacia el conocimiento.

Sin embargo, la duda no es solo un método filosófico, sino una experiencia humana fundamental. Nos enfrenta con la incertidumbre del mundo y con nuestras propias limitaciones. La duda nos impulsa a cuestionar nuestras creencias, nuestras certezas y, en última instancia, nuestra comprensión del mundo. Tal como lo expresó Voltaire, el célebre filósofo de la Ilustración: "Quien es incapaz de dudar es incapaz de aprender".

En este sentido, la inteligencia no es simplemente una capacidad para acumular datos o resolver problemas, sino también la habilidad de mantener un equilibrio entre la duda y la certeza. Un individuo verdaderamente inteligente reconoce que muchas verdades son temporales, sujetas a revisión, y que el escepticismo razonable es una condición necesaria para el progreso del conocimiento.

Las certezas que construyen sentido

Por otro lado, las certezas son indispensables para navegar en la vida cotidiana. Sin ellas, estaríamos constantemente paralizados por la indecisión. Ciertamente, la duda puede estimular la curiosidad y la investigación, pero en algún momento necesitamos puntos de anclaje: certezas que nos permitan actuar y tomar decisiones. El filósofo Ludwig Wittgenstein, en su obra Sobre la certeza, nos recuerda que hay conocimientos que aceptamos sin cuestionar, sobre los cuales se construyen todas nuestras creencias y acciones. Estas certezas son como el suelo bajo nuestros pies, el punto de partida para toda reflexión posterior.

La certeza no es siempre sinónimo de rigidez. Muchas veces, las certezas que adoptamos son flexibles y pueden adaptarse a nueva información. Las teorías científicas, por ejemplo, son "verdades" aceptadas hasta que se encuentren nuevas evidencias que las cuestionen. El físico Albert Einstein revolucionó el mundo de la ciencia al demostrar que muchas de las "verdades" de la física newtoniana no se sostenían en contextos de velocidades cercanas a la luz o en campos gravitacionales intensos. Aun así, los principios de la mecánica clásica siguen siendo "ciertos" dentro de sus límites.

Esto nos lleva a una reflexión clave: nuestras certezas no tienen que ser absolutas para sernos útiles. Incluso las verdades parciales o contextuales nos ofrecen la estabilidad que necesitamos para avanzar.

La inteligencia: Entre la duda y la certeza

La inteligencia, en este marco, no es la posesión de un conjunto de respuestas correctas, sino la capacidad para moverse entre la duda y la certeza con agilidad. Un individuo inteligente sabe cuándo dudar y cuándo aferrarse a una convicción. Sabe que algunas preguntas no tienen respuestas definitivas, y aun así, sigue explorando.

El escritor y filósofo Albert Camus, en su obra El mito de Sísifo, plantea que la vida misma es un acto de balance entre la certeza y la duda. En su análisis del absurdo, Camus describe a Sísifo, el hombre condenado a empujar una roca montaña arriba solo para verla caer una y otra vez. Este mito es una metáfora de la vida humana: la inteligencia consiste en aceptar la falta de respuestas absolutas sin caer en la desesperación. Es en la búsqueda, no en la resolución definitiva, donde radica la verdadera riqueza del pensamiento.

Otro gran exponente de esta tensión fue el poeta y pensador alemán Johann Wolfgang von Goethe, quien expresó en Fausto: "Quien duda de todo se pierde, y quien no duda sobre nada es un insensato". Goethe nos invita a encontrar el equilibrio, a no ser presa de la duda paralizante ni de la certeza ciega. Solo entonces podemos alcanzar una inteligencia más plena, consciente tanto de los límites de nuestra comprensión como de su potencial.

La duda y la certeza en el conocimiento científico

El progreso científico es un claro ejemplo de cómo la duda y la certeza coexisten en el avance de la inteligencia humana. Cada descubrimiento se basa en el cuestionamiento de lo que se sabía hasta entonces. La ciencia es, en esencia, un proceso de poner a prueba nuestras certezas.

El biólogo Charles Darwin, al desarrollar su teoría de la evolución por selección natural, dudó de las explicaciones teológicas predominantes de su tiempo sobre el origen de las especies. Su capacidad para cuestionar estas ideas le permitió formular una de las teorías más influyentes en la historia de la ciencia. Sin embargo, también necesitaba certezas: datos empíricos, observaciones meticulosas, para construir su teoría.

Este ciclo de duda y certeza, retroalimentándose, es fundamental para el desarrollo del conocimiento. Incluso los científicos más brillantes reconocen que sus teorías están sujetas a revisión. Como dijo el físico Richard Feynman: "El conocimiento científico es una estructura de preguntas más que de respuestas".

Las sombras de la certeza: El peligro del dogmatismo

A pesar de la importancia de la certeza en nuestras vidas, también debemos ser conscientes de sus peligros. Cuando la certeza se convierte en dogmatismo, se cierra la puerta a nuevas ideas y a la posibilidad de cuestionar. Como advertía el filósofo Bertrand Russell: "Lo más dañino en la vida no es la ignorancia, sino las certezas absolutas". Las certezas inamovibles nos conducen al estancamiento del pensamiento y al rechazo de lo diferente, lo nuevo o lo incómodo.

El dogmatismo puede tomar muchas formas, desde las ideologías políticas hasta las creencias religiosas, pero en todas ellas se observa una característica común: la incapacidad para admitir la posibilidad de error. La inteligencia, por el contrario, está intrínsecamente relacionada con la apertura a la posibilidad de estar equivocado.

Conclusión: El equilibrio como forma de sabiduría

La vida humana es un viaje entre la duda y la certeza. Ninguna de las dos puede dominar completamente sin que algo se pierda en el proceso. La inteligencia reside en la habilidad de mantenernos en ese espacio intermedio, donde la duda nos permite explorar nuevas ideas y la certeza nos proporciona estabilidad para actuar.

Como bien lo resumió el poeta T. S. Eliot: "¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento? ¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido en la información?". La sabiduría es más que conocimiento acumulado, es la capacidad de navegar con gracia entre lo que sabemos y lo que no sabemos, entre las certezas que nos guían y las dudas que nos impulsan a seguir buscando.

La duda puede ser un signo de inteligencia porque implica la disposición a cuestionar, reflexionar y buscar más información antes de llegar a una conclusión. Las personas que dudan no aceptan fácilmente lo que se les presenta como verdad; en lugar de eso, buscan entender, explorar diferentes perspectivas y examinar las evidencias. Esto fomenta un pensamiento crítico y evita caer en dogmatismos o suposiciones infundadas. 

Algunas citas que relacionan la duda con la inteligencia: 
  • “Duda de todo. Encuentra tu propia luz”. – Buda. 
  • La duda es el principio de la sabiduría”. – Aristóteles. 
  • “Quien nunca duda, nunca ha aprendido”. – Charles Darwin.
  • “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. – Aristóteles.
  • "La duda es el segundo nombre de la inteligencia". –  J. L. Borges.
  • "La duda es una condición incómoda, pero la certeza es ridícula". – Voltaire.  
  • "Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; más si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas".  – Francis Bacon.
  • El problema del mundo es que la gente inteligente está llena de dudas, mientras que los estúpidos están llenos de confianza”. – Charles Bukowski.

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La cultura abarata notablemente el coste del ocio y de la vida


"Cuanto más vacía es la mente de una persona, más dinero necesita para llenar sus fines de semana. Al no crear ni producir nada por sí misma, debe comprarlo todo para entretenerse. En cambio, alguien con un cierto nivel de cultura encuentra placer en una buena conversación, en la lectura de un libro o en disfrutar de la música, enriqueciendo su tiempo de una manera más profunda y significativa. La riqueza que nos proporcionan los libros es una verdadera fortuna, más duradera y pura que cualquier riqueza material que se pueda poseer."

Declaró que educar es formar seres humanos completos, porque dicho acto busca perpetuar lo que considera verdaderamente humano: “Nos hacemos humanos unos a otros, repartimos humanidad a nuestro alrededor y la recibimos de los demás”.
Recalcó Fernando Savater que la ciudadanía no es definida por la tierra o los componentes naturales, sino que se transmite por el estado de derecho, la constitución democrática y las leyes de un país. La democracia obliga a educar como si cada ciudadano fuera a ser gobernante, por lo que consideró que no debe restringirse sólo a los sectores que pueden pagarla, pues esto representa una amenaza para la sociedad: “La educación es lo que lucha contra esa fatalidad que hace que el pobre siempre tenga que tener hijos pobres y que el ignorante siempre tenga que tener hijos ignorantes”.

La persona que sabe leer, que se aficiona a la alegría de la lectura, tiene unos goces extraordinarios y además a muy poco precio. El mundo está lleno de diversiones caras. Cuanto más inculta es una persona, más dinero necesita para pasar los fines de semana, porque como no fabrica nada, no produce nada, todo lo tiene que comprar. Mientras que una persona con un cierto nivel de cultura, con la conversación, un libro o una música puede pasar el tiempo de una manera enriquecedora, la riqueza que nos dan los libros es una riqueza real más duradera y limpia que las que se tienen.”

Releyendo “El extranjero” de Albert Camus

Estamos releyendo “El extranjero” de Albert Camus, coincidiendo con la lectura de un ahijado (anietado, mejor), Sergio. Es una novela publicada en 1942 que se centra en la vida de Meursault, un hombre franco-argelino que vive en Argel. 

La historia se divide en dos partes principales: 
  • Primera parte: el delito. Meursault recibe la noticia de la muerte de su madre, pero muestra una indiferencia notable ante el hecho. Durante el funeral, su actitud desapegada sorprende a todos. De vuelta en Argel, Meursault se encuentra con su vecina Marie y comienzan una relación. También conoce a su vecino Raymond, quien le pide ayuda para escribir una carta a su amante. Un día, Meursault, Raymond y Marie van a la playa, donde se encuentran con el hermano de la amante de Raymond. Tras un altercado, Meursault mata al hombre con un revólver. 
  • Segunda parte: la sentencia de muerte. Meursault es arrestado y llevado a juicio. Su falta de remordimiento y su indiferencia ante la muerte de su madre juegan en su contra. A pesar de los esfuerzos de su abogado, Meursault es condenado a muerte. Durante su tiempo en prisión, reflexiona sobre la vida y la indiferencia del universo. Finalmente, acepta su destino y encuentra una especie de paz en su situación. La novela explora temas como la indiferencia, la falta de sentido y la filosofía del absurdo, y es considerada una de las obras más importantes de la literatura existencialista.
El título “El extranjero” de Albert Camus tiene varios significados y capas de interpretación: 
  • Aislamiento y Desconexión: El protagonista, Meursault, se siente como un extranjero en su propia vida y sociedad. Su indiferencia hacia los eventos importantes, como la muerte de su madre y su propio juicio, lo hace parecer desconectado y ajeno a las normas sociales. 
  • Filosofía del Absurdo: La novela está enmarcada en la filosofía del absurdo de Camus, que explora la idea de que la vida carece de sentido inherente. Meursault es un extranjero en un mundo que no comprende y que no tiene sentido para él. 
  • Crítica SocialAlbert Camus utiliza a Meursault para criticar una sociedad que juzga y condena a las personas basándose en su conformidad con las normas sociales. Meursault es un extranjero porque no se ajusta a las expectativas de la sociedad. 
En resumen, el título refleja la alienación y el sentimiento de ser un extraño en un mundo que no tiene sentido ni lógica para el protagonista.
Obra completa en PDF, donde también puede escucharse.

Guía del autoestopista galáctico, una delirante saga

 
Guía del Autoestopista Galáctico, escrita por Douglas Adams, es una obra maestra que combina ciencia ficción y humor. En 1979 lanzó a Arthur Dent y Ford Prefect en busca de "la respuesta al sentido de la vida, el universo y todo lo demás" en esta divertida saga. 

Un resumen: En un jueves cualquiera, Arthur Dent se ve envuelto en eventos extraordinarios y viaja por el universo con seres extraterrestres. Enfrentan situaciones surrealistas, peligros cósmicos y desafíos cómicos. La obra aborda temas profundos como la existencia y la relatividad del tiempo, todo con un toque de humor y sarcasmo. Permíteme sumergirte en su extravagante universo. 

Guía del Autoestopista Galáctico” es una novela de ciencia ficción escrita por Douglas Adams y publicada en octubre de 1979. La historia sigue a Arthur Dent, un hombre común que se encuentra en una situación extraordinaria cuando su casa es demolida para dar paso a una autopista galáctica. Con la ayuda de su amigo Ford Prefect, un extraterrestre que trabaja para la Guía del autoestopista galáctico, Arthur se embarca en una aventura por el espacio que lo lleva a conocer a una variedad de personajes excéntricos, incluyendo a un presidente galáctico bicéfalo y un robot paranoico. 

La novela es conocida por su humor absurdo y su crítica social sutil. Guía del Autoestopista Galáctico ha sido adaptada a una serie de televisión, un videojuego, un cómic y una película. Ha vendido más de 16 millones de copias en todo el mundo.
Estos son sus personajes: 

Arthur Dent: Un hombre común cuya vida se desmorona cuando la Tierra es demolida para construir una autopista hiperespacial. 
Ford Prefect: El amigo extraterrestre de Arthur, quien lo ayuda a escapar antes de la destrucción de la Tierra. 
Zaphod Beeblebrox: Un pirata esquizoide de dos cabezas que lleva a Arthur y Ford a bordo de su nave espacial. 
Marvin: Un androide paranoide con una actitud pesimista ante la vida. 
Trillian: Una terrícola que escapó de la Tierra antes de su demolición. 

Más que ciencia ficción, Guía del Autoestopista Galáctico mezcla magistralmente humor (véanse otros posts)  y filosofía (más posts). A través de personajes excéntricos y situaciones absurdas, Douglas Adams nos invita a cuestionar nuestras creencias y ver el mundo desde una nueva perspectiva. Si aún no has leído esta obra, te recomiendo sumergirte en este viaje intergaláctico cuanto antes.

 
La gran pregunta... cuya respuesta sucinta es 42.

La paradoja de Zenón con Aquiles y la tortuga

La paradoja de Zenón de Elea se puede imaginar como una carrera entre Aquiles, el gran héroe griego conocido por su velocidad, y una tortuga, que es obviamente mucho más lenta. Para hacer la carrera justa, Aquiles le da a la tortuga una ventaja inicial. Supongamos que cuando Aquiles comienza a correr, la tortuga ya ha avanzado 10 metros. 

Según Zenón de Elea, para que Aquiles alcance a la tortuga, primero debe llegar al punto donde la tortuga comenzó (los 10 metros de ventaja). Sin embargo, en el tiempo que le toma a Aquiles llegar a esos 10 metros, la tortuga ha avanzado un poco más, digamos un metro. Ahora Aquiles debe cubrir ese nuevo metro, pero mientras lo hace, la tortuga avanza una pequeña distancia más, y así sucesivamente. 

La paradoja sugiere que Aquiles nunca podrá alcanzar a la tortuga porque cada vez que llega al punto donde estaba la tortuga, esta ha avanzado un poco más, aunque sea una distancia infinitesimalmente pequeña. Esto crea una secuencia infinita de eventos que Aquiles debe completar, lo que parece imposible. Matemáticamente, esto se puede representar como una serie infinita donde Aquiles recorre la mitad de la distancia restante con cada paso. 

Pero la suma de esta serie infinita es finita, lo que significa que eventualmente alcanzará y pasará a la tortuga. Pero la paradoja plantea preguntas sobre cómo entendemos el espacio, el tiempo y el movimiento. Es un excelente ejemplo de cómo los problemas filosóficos pueden desafiar nuestra intuición y provocar un análisis más profundo de conceptos que damos por sentados.

La paradoja de Zenón sobre Aquiles y la tortuga es un famoso problema filosófico que explora el concepto de movimiento y divisibilidad infinita. Zenón de Elea planteó esta paradoja para respaldar la doctrina de Parménides de Elea, que afirmaba que el movimiento es una ilusión

Con esta célebre paradoja, iniciamos una larguísima serie de paradojas que parecen gustar a la infancia, interesar em la juventud y divertir a cualquier edad.  Como bonus para estudio de los mayores, brevemente exponemos otras 5 paradojas más de mecánica clásica

  • La paradoja del arquero: Para alcanzar su objetivo, un arquero no debe apuntar directamente a él, sino ligeramente hacia un lado. No confundir con la paradoja de la flecha.
  • Paradoja de la flecha: Si dividimos el tiempo en porciones discretas de duración 0, no se produce ningún movimiento en cada una de ellas, por lo que si las tomamos todas en su conjunto, el movimiento es imposible.
  • La paradoja de la rueda de Aristóteles: Ruedas concéntricas unidas al rodar parecen recorrer la misma distancia con sus circunferencias, aunque las circunferencias sean diferentes.
  • Paradoja de Carroll: El momento angular de un palo debería ser cero, pero no lo es.
  • Paradoja de D'Alembert: El flujo de un fluido no viscoso no produce fuerza neta sobre un cuerpo sólido.
Más posts sobre paradojas

Paradoja de Teseo, los calcetines de Locke o el hacha del abuelo

La Paradoja de Teseo es una paradoja de reemplazo que se pregunta si cuando a un objeto se le reemplazan todas sus partes, este sigue siendo el mismo. Este es un antiguo concepto de la filosofía occidental, habiendo sido discutido por Heráclito y Platón entre los años 500 y 400 a. C. Una perfecta metáfora o descripción del dilema entre identidad y continuidad.

Según una leyenda griega recogida por Plutarco: «El barco en el cual volvieron (desde Creta) Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y los atenienses lo conservaron hasta la época de Demetrio de Falero, ya que retiraban las tablas estropeadas y las reemplazaban por unas nuevas y más resistentes, de modo que este barco se había convertido en un ejemplo entre los filósofos sobre la identidad de las cosas que crecen; un grupo defendía que el barco continuaba siendo el mismo, mientras el otro aseguraba que no lo era». 

Esto se puede traducir en la siguiente pregunta: ¿estaríamos en presencia del mismo barco si se hubieran reemplazado cada una de las partes del barco una a una? Existe además una pregunta adicional: si las partes reemplazadas se almacenasen, y luego se usasen para reconstruir el barco ¿cuál de ellos, si lo es alguno, sería el barco original de Teseo
Entre las múltiples variaciones de la paradoja se destacan dos:
  • Los calcetines de Locke. John Locke propuso un escenario concerniente a un calcetín favorito al que le sale un agujero. Él reflexionaba sobre si el calcetín podría aún ser el mismo después de que se aplicara un parche en él. Si así era, ¿podría entonces seguir siendo el mismo calcetín después de que se le aplicara un segundo parche? ¿Podría, en efecto, seguir siendo el mismo calcetín varios años después, incluso después de que todo el material del calcetín fuera reemplazado por parches? 
  • La vieja hacha del abuelo. «La vieja hacha del abuelo» es una expresión coloquial de origen desconocido que describe algo a lo que le queda poco del original: «Ha tenido tres nuevas cabezas y cuatro nuevos mangos pero aún es la misma vieja hacha». La frase también ha sido usada en bromas como «Esta es el hacha original bicentenaria de George Washington…», mientras se sostiene un hacha evidentemente nueva.
Esta potente reflexión entre la continuidad y la innovación se sigue usando en temas tan diversos como las finanzas, el cine o la religión,... según puede verse en los tuits que siguen.

"La sociedad del cansancio" según el filósofo Byung-Chul Han


"La sociedad del cansancio" (The Burnout Society) es ensayo de 2015 de Byung-Chul Han (otros posts sobre este autor)uno de los filósofos más influyentes de la actualidad. Según este filósofo alemán aunque nacido en Corea, el exceso de positividad nos está conduciendo a una sociedad llena de individuos agotados, frustrados y deprimidos. En este nuevo escenario social, víctima y verdugo son la misma persona. Ya no hace falta una dictadura ni un tirano para someter a la población. Nos bastamos nosotros solos para explotarnos hasta la extenuación. Y paradójicamente vivimos bajo una falsa sensación de libertad. 

La sociedad necesita una revolución en el uso del tiempo. El ritmo frenético en el que vivimos reduce nuestra capacidad de permanecer, precisamos más tiempo para nosotros, para emplearlo en áreas que nada tengan que ver con el trabajo. Debemos aprender a perder el tiempo, a no vivir obsesionados cada minuto con la productividad. Tenemos que reservar tiempo para el ocio.

En palabras del propio Byung Chul Han, “vivimos siempre con la angustia de no hacer todo lo que podríamos hacer y encima nos culpamos a nosotros mismos de nuestra supuesta incapacidad”. Esa angustia es la consecuencia de nuestra propia auto-explotación. Nos explotamos a nosotros mismos creyendo que nos estamos realizando. Y hay una consecuencia más dramática aún: ya no hay contra quién dirigir una revolución, no hay explotadores visibles a los que culpar. Es la alienación de uno mismo. Resulta imposible rebelarse cuando explotador y explotado son la misma persona. 

Somos un Prometeo cansado por su propia auto-explotación. La sutil técnica de la era neoliberal nos convierte en empresarios de nosotros mismos para explotarnos voluntaria y apasionadamenteCada uno es su amo y su esclavo en sí mismo. Incluso en los representativos gimnasios del momento, supuestamente un lugar de distención, se aplica la misma disciplina de rendimiento y de auto-explotación superando sus propias marcas creyendo que al explotarse se realiza. Algunas citas: 
  • En la época del reloj para fichar era posible separar claramente el trabajo del ocio. Hoy, la nave industrial se mezcla con la sala de estar. A causa de ello, es posible trabajar en todas partes”.
  • “En ninguna época se han cotizado más los activos, es decir, los desasosegados”.
  • “Es una ilusión pensar que cuanto más activo uno se vuelva, más libre es”.
  • “La actual aceleración está ligada a esa falta de ser. La pura actividad solo prolonga lo ya existente”.      
  • “El burnout es la consecuencia patológica de una autoexplotación voluntaria”. 
  • “Nunca está nadie más activo que cuando no hace nada, nunca está menos solo que cuando está consigo mismo”.
  • “Los activos ruedan como rueda una piedra”.
  • Para concluir, nos quedamos con su referencia a Nietzsche: “A los activos les falta habitualmente una actividad superior… en este respecto son holgazanes…”. Es que sólo puede quebrarse la rueda de la hiperactividad, que conduce a la hiper-pasividad, con el ímpetu hacia una ocupación más elevada. Cultural, social, filosófica, espiritual. El desafío de poner pausa y mirar hacia arriba".

Ética de la Inteligencia Artificial

Diálogo de la pasada semana sobre ética de la Inteligencia Artificial (AI) con Fernando Broncano, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad Carlos III de Madrid, y Esther Paniagua Gómez, periodista y docente, en el marco del Festival de Filosofía de Málaga 2023.

Excelente la elección de esta edición del Festival de Filosofía de Málaga, con Fausto y Prometeo. Son dos figuras míticas que han sido utilizadas para analizar las bases de la tecnociencia. Ambas visiones pueden coexistir en el mismo período histórico, pero permanecen en constante tensión debido a sus características distintivas en la producción de conocimientos que permiten la comprensión y construcción del mundo.

Existen algunas semejanzas:

Pero destacan las diferencias:

En resumen, mientras que Fausto busca el poder y el control a cualquier costo, Prometeo busca el conocimiento para el beneficio de la humanidad, respetando ciertos límites.



"Dasein", cómo vivir ahí y ahora según Heidegger


Hay días en lo que la casualidad te arrastra a recordar ideas que definieron tu pasado. Hoy ha sucedido. Han mentado a Dasein, de Martin HeideggerDasein es un concepto filosófico que a veces resulta complicado comprender; pero una vez que lo colocamos en la esfera de nuestra existencia humana resulta muy sencillo de asimilar. 

Con Dasein, Heidegger rescató en el siglo XX la antigua interrogante filosófica: la pregunta por el Ser, y su pensamiento dio origen a la reflexión existencialista de autores posteriores. Conocer qué es el Dasein responde interrogantes como: ¿Qué es cuidado para Heidegger? ¿Cuál es el papel de la muerte? ¿Qué es una vida auténtica?

El “ahí y ahora” que condiciona nuestra percepción (y había olvidado la filosofía) En su trabajo, Martin Heidegger se centra en la experiencia humana y sus aristas. Su interés en el arte del siglo XX se explica por su afán de entender mejor el carácter complejo de la conciencia y su relación con el lugar y el momento donde discurre: el arte aporta a Heidegger una capa más de conocimiento para su filosofía.

Martin Heidegger entronca con los pre-existencialistas cuando relaciona los fenómenos más positivos de la existencia con lo que la psicología moderna con Mihály Csíkszentmihályi en 1975 llamaría experiencia de flujo: una experiencia introspectiva y de calidad, alejada del discurrir por la vida superficial y falta de sentido. Por el contrario, “Dasein” el “estar haciendo algo ahí y ahora” de Heidegger, se acerca a la idea de wu wei o de ir con el flujo de las cosas mediante la “no acción” expresada por el taoísmo, como un individuo fusionado con el universo (“ichinen”).

La banalidad del mal, según Hannah Arendt

Aparte de este resumen, se puede ver la película completa en este enlace.

La polémica expresión "Banalidad del mal" fue acuñada por Hannah Arendt (1906-1975), filósofa y teórica política alemana de origen judío, en su libro Eichmann en Jerusalén, cuyo subtítulo es Un informe sobre la banalidad del mal.

En 1961, en Israel, se inicia el juicio a Adolf Eichmann por genocidio contra el pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial. El juicio estuvo envuelto en una gran polémica y muchas controversias. Casi todos los periódicos del mundo enviaron periodistas para cubrir las sesiones, que fueron realizadas de forma pública por el gobierno israelí. Además de crímenes contra el pueblo judío, Eichmann fue acusado de crímenes de lesa humanidad y de pertenecer a un grupo organizado con fines criminales. Eichmann fue condenado por todos estos crímenes y ahorcado en 1962, en las proximidades de Tel Aviv.

Una de las corresponsales presentes en el juicio, como enviada de la revista The New Yorker, era Hannah Arendt. En 1963, basándose en sus reportajes del juicio y sobre todo su conocimiento filosófico-político, Arendt escribió un libro que tituló Eichmann en Jerusalén (léase en PDF). En él, describe no solamente el desarrollo de las sesiones, sino que hace un análisis del «individuo Eichmann». 

Según ArendtAdolf Eichmann no poseía una trayectoria o características antisemitas y no presentaba los rasgos de una persona con carácter retorcido o mentalmente enferma. Actuó como actuó simplemente por deseo de ascender en su carrera profesional y sus actos fueron un resultado del cumplimiento de órdenes de superiores. Era un simple burócrata que cumplía órdenes sin reflexionar sobre sus consecuencias. Para Eichmann, todo era realizado con celo y eficiencia, y no había en él un sentimiento de «bien» o «mal» en sus actos. Fue como si en aquellos últimos minutos [Eichmann] resumiera la lección que su larga carrera de maldad nos ha enseñado, la lección de la terrible banalidad del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes.
La banalidad del mal, según Hannah Arendt
Hannah Arendt analiza la personalidad de Eichmann como la de un hombre normal y corriente, ni demoníaco, ni monstruoso, y al que seis informes psiquiátricos dieron por “no solo normal, sino ejemplar”. En cuanto al problema de conciencia, Adolf Eichmann recordaba perfectamente que habría llevado un peso en ella en el caso de no haber cumplido las órdenes recibidas, las órdenes de enviar a la muerte a millones de hombres, mujeres y niños, con la mayor diligencia y meticulosidad. 

La gente más peligrosa no es la gente que hace daño aposta –de ellas sospechamos fácilmente-, sino la gente que carece del hábito de pensar y que, alegando “buenas intenciones”, considera prescindible actuar con prudencia. Hannah Arendt explica que Eichmann, más allá de su “normalidad”, se caracterizaba por un “déficit de pensamiento” que lo incapacitaba para pensar con profundidad. “Eichmann no era estúpido. Únicamente, la pura y simple irreflexión –que en modo alguno podemos equiparar con la estupidez– fue lo que lo dispuso a convertirse en el mayor criminal de su tiempo”. 

Para explicar lo ocurrido, Arendt habla de la “banalización del mal, ante la que las palabras y el pensamiento se sienten impotentes”, la define como “un alejamiento de la realidad, y tal irreflexión que pueden causar más daño que todos los malos instintos inherentes, quizás, a la naturaleza humana”.