Fue un robo sorprendente. En principio ninguno supo percibir que el insólito y único tesoro, el precioso recurso insustituible, hubiese sido removido. El suceso continuó oculto, escondido y recóndito. Pero un sutil detective, ¿posiblemente usted, inteligente lector?, pronto comprendió lo sucedido. O no fue posible y ni usted, mi querido leedor, logró convertirse en el hercúleo psicólogo de gemelo hecho y, usted me perdone, resulte ser menos resuelto e incluso le cueste un buen período de tiempo descubrir en este vigente documento el mismo embuste, que fue seducción y secuestro.
En 1969, el escritor Georges Perec publicó un folletín (de título “El eclipse”), en el que sugiere el descubrimiento homólogo de un supuesto procedimiento del mismo timo. Sólo en el último episodio se descubre lo que se desdibujó en el contexto desde el primer inicio y que persistió como el hilo conductor de todo el cuento de ficción, y que no se exhibe ni descubre sino concluyendo los últimos conceptos del libro, escrito con un perfecto discurso que se extiende en todo momento de este monumento retórico y poético. Porque el hecho consistió en omitir con intrépido frenesí y en todo el texto el repertorio y los giros que contienen un preciso signo, símbolo distinguido como el de superior repetición y frecuente fenómeno, del que existen numerosos ejemplos en el periodismo de trucos mentirosos. Otros repitieron el experimento, y yo mismo recientemente lo presento, como testimonio de que se evitó un decidido término, propio de que quien publicó precedentemente u hoy mismo con el insistente cuento.
Y si con todo lo escrito y siendo muy curioso no lo puede resolver, debe responderse que, o es un ciego que no ve ni lo que tiene enfrente, o usted y su entendimiento no exceden en erudición y conocimiento, porque pueden prescindir tristemente del mejor y superior héroe: Ese portentoso, invencible, típico y primer quijote en el método de escribir en este complejo revoltijo que gruñimos muchos elocuentes vocingleros, y que no es otro que ese dibujo que en el léxico reconocido se describe como “a”.
En 1969, el escritor Georges Perec publicó un folletín (de título “El eclipse”), en el que sugiere el descubrimiento homólogo de un supuesto procedimiento del mismo timo. Sólo en el último episodio se descubre lo que se desdibujó en el contexto desde el primer inicio y que persistió como el hilo conductor de todo el cuento de ficción, y que no se exhibe ni descubre sino concluyendo los últimos conceptos del libro, escrito con un perfecto discurso que se extiende en todo momento de este monumento retórico y poético. Porque el hecho consistió en omitir con intrépido frenesí y en todo el texto el repertorio y los giros que contienen un preciso signo, símbolo distinguido como el de superior repetición y frecuente fenómeno, del que existen numerosos ejemplos en el periodismo de trucos mentirosos. Otros repitieron el experimento, y yo mismo recientemente lo presento, como testimonio de que se evitó un decidido término, propio de que quien publicó precedentemente u hoy mismo con el insistente cuento.
Y si con todo lo escrito y siendo muy curioso no lo puede resolver, debe responderse que, o es un ciego que no ve ni lo que tiene enfrente, o usted y su entendimiento no exceden en erudición y conocimiento, porque pueden prescindir tristemente del mejor y superior héroe: Ese portentoso, invencible, típico y primer quijote en el método de escribir en este complejo revoltijo que gruñimos muchos elocuentes vocingleros, y que no es otro que ese dibujo que en el léxico reconocido se describe como “a”.
[15-12-2008: Podcast por Non sequitur]
1 comments:
"Ojo con los Orozco"
Videoclip de León Gieco.
Una canción que está escrita toda con "O" :-)
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