La sencillez genera un éxito duradero: Caso BiC

La sencillez genera un éxito duradero: Caso BiC
Cuando yo nací en 1953 ya existía un objeto cotidiano que aún persiste y se todavía puede encontrar en casi cualquier hogar de todo el mundo. Apenas ha evolucionado y se ha hecho imprescindible. Algo útil, simple y necesario que se ha vendido ya en más de 140.000 millones de unidades. ¿De qué se trata podría ser un acertijo, si no fuese por las imágenes anteriores?

A pesar de ser una de las empresas más importantes de Francia, la historia de la Société BiC no comienza en el país vecino, sino en Argentina. En Buenos Aires, el inventor húngaro Ladislao Biro, ayudado de su hermano, químico de profesión, desarrolló una tinta más densa de lo normal que secaba antes. El objetivo de ese nuevo invento era conseguir que zurdos como Ladislao pudieran escribir con estilográfica sin peligro de extender la tinta y emborronar todo el papel. 

No obstante, los planes de los hermanos Biro se vieron truncados cuando descubrieron que, debido justamente a su densidad, la tinta no podía ser utilizada en las plumas convencionales porque atascaba el mecanismo. Ante semejante contratiempo y antes de abandonar todo lo avanzado, Ladislao Biro decidió diseñar un nuevo accesorio de escritura que, en lugar de utilizar un plumín, empleaba una minúscula bola de metal alojada en su punta que, al impregnarse de tinta, rodaba sobre el papel y lo manchaba. 

De ese modo, a finales de los años treinta, los hermanos Biro y un amigo que se les sumó como socio fundaron Biro-Meyne-Biro, empresa que, en 1943, comenzó la comercialización del bolígrafo. El invento fue todo un éxito. Además de ser más barato que cualquier estilográfica, permitía escribir sobre papel carbón y no se veía afectado por los cambios de temperatura o presión. Un detalle que permitía que fuera utilizado en los aviones, lo que no dejaba de tener importancia, habida cuenta de que la Segunda Guerra Mundial todavía estaba en curso. 
Una vez finalizada la contienda, pero en la otra punta del mundo, Marcel Bich y Édouard Buffard decidieron comprar una fábrica vacía en el barrio parisino de Clichy. En ella comenzaron a producir accesorios para estilográficas y portaminas, actividad que, todo sea dicho, no les diferenciaba de otras muchas empresas de la época. 

Habría que esperar hasta 1950 para que la empresa se desmarcase de sus competidoras con la fabricación y comercialización de ese novedoso producto: el bolígrafo. Para ello, Marcel Bich tuvo que comprar la patente de su invento a László Bíró, quien percibió por ello dos millones de dólares (alrededor de 1.800.000 euros). Aunque la cifra no era nada desdeñable para los años 50, el empresario francés no tardó en rentabilizarla.

Lázló Biró, verdadero artífice e inventor, fue un judío de origen húngaro que tuvo que huir de la persecución de los nazis, instalándose a vivir en Argentina, donde comercializó su inventó. El sencillo y eterno bolígrafo BiC es de los pocos productos que no fallan. Todo estaba pensado ya en 1950: La forma poligonal era para no rodase por la mesa, como los lapiceros.

La historia de BiC se parece al caso del fundador de McDonald's: unos tuvieron la idea inicial, pero necesitaron que otros la aprovecharan (véase en este post anterior). BiC espera recuperar el lugar que ocupó hace unos años y seguir haciendo realidad el que se ha convertido en su lema empresarial: "ofrecer opciones sencillas, ingeniosas y de confianza para cualquiera, en cualquier lugar y en cualquier momento".

BiC lanzó en 1950 un bolígrafo fiable que permitía escribir hasta dos kilómetros lineales y que, además, era barato y desechable, detalle que puede no sorprender hoy en día, pero que fue todo un signo de modernidad en la época. Para conseguir que el producto fuera más memorable de cara a los consumidores, Bich acortó su apellido eliminando la h final y, para darlo a conocer, apostó desde el primer momento por la publicidad y los patrocinios. Un ejemplo de ello, fue con el patrocinio del Tour de Francia, en el que primero actuó como anunciante y, posteriormente, como participante con un equipo ciclista propio. 

Con 140.000 millones de unidades vendidas, la popularidad no ha descendido ni siquiera en la época de las pantallas y los documentos digitales. Cada día se venden 6 millones de bolígrafos BIC Cristal en el mundo. Desde 1950 los únicos cambios han sido: 
  • En 1961 la bola de acero inoxidable fue reemplazada por una más resistente de carburo de tungsteno que está vitrificada por calor. 
  • Desde 1991 se añadió al icónico tapón de propileno un agujero con el objetivo de que una persona no se ahogue si por descuido lo traga.

No os perdáis el Twitter de BiC,...

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