Hace unas cuatro décadas, Shenzhen era apenas un pueblito al norte de Hong Kong. Hoy es la tercera ciudad más poblada de China después de Shangai y Beijing, el cuarto puerto más grande del mundo y se transformó en un polo tecnológico mundial. Con 18 millones de habitantes, la ciudad tecnológica tiene una red de autobuses públicos 100% eléctrica, todo un laboratorio de la transición energética.
Desde hace más de seis años, se inició una gran apuesta por la electrificación del transporte público. Con el liderazgo y compromiso de BYD (Build Your Dreams, o construye tus sueños), 22.000 taxis y 16.000 buses eléctricos ruedan hoy por las calles de esta megaciudad, donde los niveles de contaminación ambiental y auditiva han descendido significativamente para el bienestar de su población. La apuesta ecológica se lanzó en 2017. El compromiso con la conversión es sencillamente asombroso, con infraestructuras e instalaciones increíblemente bien pensadas para apoyar el cambio a la electricidad. Se constata que ahora el aire es más limpio.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima en un 5% la reducción potencial de las emisiones debida a los buses, en un escenario de neutralidad carbono en 2050.
A rendimiento similar, las emisiones de un bus eléctrico en el conjunto de su vida útil (lo que incluye su fabricación y la de su batería) son un 52% inferiores a las de un autobús de diésel, según un estudio específico del Banco Mundial sobre el caso de Shenzhen.
China es el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero y depende de ello en un 60% para la producción de electricidad. Pero el gigante asiático es también el país que más invierte en energías renovables.
En su estudio, el Banco Mundial observa que este cambio «no sólo depende de la tecnología, sino también de la voluntad política».
El país invirtió masivamente en este ámbito, y propició así la emergencia de grandes empresas de vehículos eléctricos como el fabricante automotor BYD, líder mundial en este segmento, y con sede en Shenzhen.
En Guangdong, la provincia de la que forma parte Shenzhen, una decena de ciudades han optado ya por parques de buses 100% eléctricos. La capital Beijing y Shanghai van camino de ello.
No en vano, China alberga ya el 99% de la flota mundial de autobuses eléctricos, con 400.000 vehículos circulando ya por las carreteras. Shenzhen fue la primera ciudad en sustituir todos sus autobuses de combustibles fósiles, a la que seguirán Beiing y Shanghai a finales de este año.
@crumpled.foreskin Within a few short years Shenzhen swapped 100% of their 16000 buses to electric. They also have 22000 electric taxis. #CHINA #USA ♬ original sound - POLITICKO™
In 2017, Shenzhen, China, became the world’s first major city to have an all-electric bus fleet. Today Shenzhen has 16,000 electric buses on its roads and 510 charging stations. Oslo will reach the target at the end of 2023 and Copenhagen at end of 2025. https://t.co/7U5P8OBKR4
— Wessel Badenhorst (@WesselBaden) October 24, 2023
China is now home to 99% of the world’s electric bus fleet with 400,000 vehicles already running on the roads. Shenzhen was the first city to replace all its gas-powered buses, to be followed by Beiing and Shanghai at the end of this year. pic.twitter.com/fMYRb9RSPI
— Global Times (@globaltimesnews) July 2, 2019
Shenzhen, the world's first major city to run an entirely electric bus and taxi fleet ⚡ pic.twitter.com/97qp8GsoAf
— Shenzhen Pages (@ShenzhenPages) December 5, 2023
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