Semana Europea de la Robótica 2025 en Bilbao

Acudiremos el próximo jueves 20-11-25 a la primera jornada de la Semana Europea de la Robótica en el evento que se celebrará en la Sala Konekta de La Perrera de Bilbao. En el primero de los cuatro días, presentaremos la Asociación HumanTek (otros posts), que evoluciona después de más de 20 años del colectivo Internet & Euskadi que nació en 2003.

El evento, que es 100% gratuito, incluirá una variedad de actividades:

Charlas y Ponencias: Como la "Ponencia Humantek sucesora de Internet & Euskadi" sobre las nuevas perspectivas de la robótica e IA en Euskadi. Jueves 20 a las 16:00 horas.

- Hackathon "Le Robot": Tendrá lugar del 21 al 23 de noviembre, dirigido a talentos en robótica e inteligencia artificial, con 3.000 € en premios.
- Talleres Familiares: El 22 de noviembre (día de puertas abiertas) se ofrecerán talleres rotativos como "Carrera de Mario kart", "Perros Robots" y "Ugot Space Kit".
- Demostraciones: Se mostrarán robots en acción, incluyendo un "Robot Artista" y el robot Franka FR3.
- Paneles de Debate: Sobre el impacto de la IA y la robótica en la vida diaria.
- Exhibiciones: Incluirá una exhibición de proyectos de la First Lego League (FLL) y un encuentro de jóvenes "maker" (Bilbao Maker Faire).
- Presentaciones: Estudiantes presentarán proyectos de robótica y TFGs.
Networking: Pausas para conectar con profesionales y estudiantes.
Web oficial: semanaeuropearoboticabilbao.eus

León XIV: el agustino que guía la Iglesia desde Roma

El Papa León XIV, nacido como Robert Francis Prevost Martínez el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Estados Unidos, es el actual pontífice de la Iglesia católica, elegido el 8 de mayo de 2025 como el Papa número 267. Su elección marcó un hito histórico: es el primer norteamericano en ocupar el trono de San Pedro. Su vida, marcada por la espiritualidad agustiniana, el servicio pastoral en Perú y su labor en la Curia romana, lo perfila como un líder profundamente comprometido con la unidad, la sinodalidad y la renovación eclesial.

León XIV es hijo de Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y Mildred Martínez, de raíces españolas. Su vocación lo llevó a Perú, donde desarrolló una intensa labor pastoral. Fue obispo de Chiclayo entre 2015 y 2023, y gran canciller de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo. En 2023, el Papa Francisco lo nombró prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Ese mismo año fue creado cardenal.

Como prior general de la Orden de San Agustín (2001–2013), León XIV promovió la formación teológica, la vida comunitaria y el diálogo intercultural. Su lema papal, “In illo uno unum” (“En el único Cristo somos uno”), refleja su visión de una Iglesia unida en la diversidad.

Aunque aún no ha publicado encíclicas como Papa, su pensamiento se ha plasmado en homilías, conferencias y escritos pastorales. Entre sus temas recurrentes destacan: • La sinodalidad como camino de comunión y participación. • La misericordia como rostro de Dios en el mundo. • La formación del clero como clave para una Iglesia renovada. • La opción preferencial por los pobres, inspirada en su experiencia latinoamericana.

Antes de ser Papa, Prevost publicó varios textos teológicos y pastorales, especialmente sobre espiritualidad agustiniana y liderazgo eclesial. Algunos títulos destacados incluyen: • “Servir en comunidad: la espiritualidad agustiniana del liderazgo” (2008). • “La gracia del encuentro: reflexiones desde la misión en Perú” (2015). • “Discernir juntos: claves para una Iglesia sinodal” (2022). Estos libros, aunque no ampliamente conocidos fuera de círculos académicos, han sido valorados por su profundidad espiritual y claridad pastoral.

A lo largo de su ministerio, León XIV ha pronunciado frases que resumen su visión eclesial. Algunas de las más citadas son:

- “La Iglesia no es una fortaleza cerrada, sino una casa con puertas abiertas.”

- “Yo no soy obispo de escritorio, soy obispo de lodo”.

“El pastor no camina delante ni detrás, sino en medio del pueblo”.

- “La unidad no exige uniformidad, sino comunión en la diversidad.”

“La misericordia no es debilidad, es la fuerza del Evangelio”.

Estas expresiones han sido recogidas en homilías y discursos, y reflejan su estilo cercano, reflexivo y profundamente evangélico. La figura de León XIV representa una síntesis entre tradición y renovación. Su experiencia en América Latina, su formación agustiniana y su compromiso con la sinodalidad lo convierten en un pontífice especialmente relevante para los desafíos actuales de la Iglesia. Un líder espiritual que, desde el corazón de Roma, busca que todos los fieles caminen juntos hacia Cristo.

Otros posts sobre León XIV.

Dopamina digital: La droga del siglo XXI por las redes sociales

Cómo TikTok e Instagram están rediseñando nuestros cerebros. A las 2 a.m. tus dedos bailan solos. Un reel, un meme, un challenge… y 45 minutos se evaporan. No es pereza: es dopamina secuestrada. TikTok e Instagram han convertido el antiguo circuito de recompensa —diseñado para frutas maduras y abrazos— en una ruleta rusa de micro-placeres. Estudios de 2024-2025 demuestran que el scrolling infinito acorta la atención, fragmenta la memoria y dispara ansiedad y depresión en los jóvenes. Esta es la epidemia que nadie declara, pero que ya remodela la arquitectura cerebral de una generación.

1. El hackeo neuroquímico. La dopamina es la moneda del deseo. Cada like, cada “para ti” perfecto, libera un pico que el núcleo accumbens registra como “¡repite!”. Un estudio del NIH (2025) muestra que adolescentes expuestos a feeds personalizados presentan vías dopaminérgicas hiperactivas y, paradójicamente, menor respuesta a recompensas reales: comida, conversación, logros. El resultado: anhedonia digital; el mundo offline se vuelve gris.

2. El fin de la página. El scrolling infinito elimina la pausa natural que existía al llegar al fondo de una revista. Un paper de Scientific Research Publishing (2025) midió que usuarios intensivos de TikTok reducen un 20 % su span atencional sostenido. Quince segundos de video entrenan al cerebro para saltar, no para profundizar.

3. Jóvenes en la diana. - CDC/Yale (2025): >3 h diarias duplican síntomas depresivos en 12-15 años. - Meta-análisis 2024: +13 % riesgo de depresión por cada hora extra.
- Chicas: Instagram triplica consultas por trastornos alimentarios al exponer cuerpos irreales.
- Sueño: 31 % de adolescentes usan pantallas hasta medianoche; el FOMO los mantiene despiertos.

4. Cerebro adolescente, obra en construcción. La corteza prefrontal madura a los 25. Mientras tanto, los algoritmos actúan como heroína digital: el mismo núcleo accumbens se inflama que en adictos al juego.

5. Demandas y miles de millones. Meta enfrenta 1.900 demandas colectivas (2025) por diseñar adicción infantil.

6. Antídotos prácticos: - Plan familiar: <2 h/día, zonas sin pantallas, modo avión nocturno. - Pausa dopaminérgica: 20 min de lectura en papel restauran sensibilidad. - Educación algorítmica: enseñar a niños cómo los feeds los manipulan reduce un 30 % el uso excesivo.
- “Modo gris”: apps en blanco y negro bajan la dopamina visual.

7. Hacia una atención soberana. TikTok e Instagram no son el demonio; son espejos hiperbólicos de nuestros deseos. El problema no es la herramienta, sino la ausencia de freno. Regular plataformas, sí, pero sobre todo regular-nos.

Recuperar el cerebro empieza con un gesto simple: cerrar la app y mirar por la ventana diez segundos seguidos.

"La vida de Chuck": Aprender a admirar lo cotidiano

En un giro inesperado que desafía las convenciones del cine contemporáneo, "La vida de Chuck" (The Life of Chuck) emerge como una película de drama y ciencia ficción estadounidense de 2024, escrita y dirigida por Mike Flanagan, basada en la novela del mismo nombre de Stephen King publicada en su libro recopilatorio de 2020 "La sangre manda". Cuando el fin del mundo cabe en un baile y el universo que habita en cada uno de nosotros, lo que podría haber sido otra incursión en el terror —terreno natural tanto para King como para Flanagan— se convierte en una meditación conmovedora sobre la vida, la muerte y el significado de nuestra existencia.

El director y su obra maestra. Mike Flanagan ha construido su reputación como uno de los cineastas más respetados del terror contemporáneo, con obras aclamadas como "Doctor Sueño", "La maldición de Hill House" y "El juego de Gerald". Sin embargo, tras el éxito de Oculus, Flanagan comenzó a cuestionarse el mensaje que dejaría a sus hijos, preguntándose qué legado representaría su trabajo, lo que provocó un cambio en su enfoque hacia historias que enfatizan la esperanza, la empatía y la valentía.

En una decisión sin precedentes, Flanagan declaró que "La vida de Chuck" podría ser la mejor película que jamás haría, una convicción que mantuvo incluso durante el rodaje, sintiendo desde la primera semana que estaba creando su obra maestra. El resultado es una película que abandona completamente el horror para abrazar lo humano, confirmando que Flanagan es uno de los tres cineastas trabajando actualmente que verdaderamente comprende a Stephen King y sus historias, junto a Gary Dauberman y Frank Darabont.

La estructura narrativa: tres actos hacia atrás. La trama sigue los momentos formativos en la vida de Charles "Chuck" Krantz, narrados en orden cronológico inverso, desde su muerte coincidiendo con el fin del universo hasta su infancia y juventud. Esta arriesgada decisión estructural, dividida en tres actos que van del final al principio, no es meramente un artificio estilístico.

El primer acto (cronológicamente el último) nos presenta un mundo apocalíptico donde la vida de Charles Krantz, un contable normal y corriente, adquiere un significado inesperado cuando el mundo comienza a colapsar, con estrellas que explotan, tecnología que falla y misteriosos anuncios que aparecen con el mensaje: "¡Gracias, Chuck, por 39 grandiosos años!". Este segmento está protagonizado magistralmente por Chiwetel Ejiofor como Marty, un profesor de literatura que se niega a abandonar la esperanza.

El elenco: una constelación de talento. Tom Hiddleston encabeza el reparto dando vida al Chuck adulto con una sensibilidad que le permite bailar como ya nadie baila en el cine, resucitando el espíritu de Fred Astaire. Pero la película es un auténtico trabajo de conjunto donde brillan Mark Hamill como el abuelo de Chuck, aportando peso emocional y ternura, y Mia Sara en un emotivo regreso a la pantalla tras años de retiro. Completan el elenco Karen Gillan, Carl Lumbly, Benjamin Pajak, Jacob Tremblay interpretando a Chuck en diferentes edades, Matthew Lillard en una breve pero memorable aparición, y Annalise Basso como la espontánea bailarina que se une a Chuck en una de las escenas más memorables del filme.

La propuesta de Stephen KingLa novela corta original forma parte de una colección que marca un regreso de King a su lado más sentimental, humanista y cósmico. A diferencia de obras centradas en el terror psicológico o sobrenatural, "La vida de Chuck" explora temas existenciales desde la filosofía de Walt Whitman, específicamente la idea de que "contenemos multitudes" —que los recuerdos y experiencias que adquirimos a lo largo de nuestra vida forman un universo completo en nuestra cabeza.

El relato examina cómo el fin del universo está relacionado con Chuck, de 39 años, quien se encuentra postrado en cama en un hospital, muriendo de un tumor cerebral, acompañado por su esposa Ginny y su hijo Brian. Esta premisa metafísica plantea que cada persona es un universo en sí misma, y que con su muerte, ese cosmos personal llega a su fin.

Recepción crítica y premiosLa película tuvo su estreno en el Festival Internacional de Cine de Toronto el 6 de septiembre de 2024, donde ganó el codiciado premio People's Choice Award, un galardón que históricamente ha sido predictor de éxitos en los Oscar. En Rotten Tomatoes, el 88% de las 26 reseñas de los críticos son positivas, con una calificación promedio de 7,4/10, mientras que Metacritic asignó una puntuación de 66 sobre 100.

Los críticos han destacado diversos aspectos de la película. Algunas reseñas la califican como una bonita adaptación que devuelve al así llamado rey del terror a su lado más sentimental, humanista y cósmico, mientras que otras señalan su carácter de fábula singular, excéntrica y conmovedora, con una melancolía, creatividad y ganas de contar absolutamente cautivadoras.

Valoración: entre la emoción y el sentimentalismo"La vida de Chuck" es una película que divide opiniones precisamente por su ambición emocional. Se trata de una original adaptación de un relato de Stephen King, de ritmo impecable, contada en tres actos empezando por el final y marchando hacia atrás, que está a la altura de las mejores adaptaciones de la obra del escritor, como "Cadena perpetua""Cuenta conmigo""La milla verde" o "Misery".

Su mayor virtud reside en ser tan elegíaca como "Cadena perpetua" o "La milla verde", nostálgica como "Cuenta conmigo", y representar el epítome de la empatía en el corazón del trabajo de King que mantiene a los fans regresando. La película funciona como una manifestación cinematográfica de la idea whitmaniana de que contenemos multitudes, un concepto que atraviesa toda la narrativa.

Sin embargo, no todos los críticos han sucumbido a su encanto. Algunos han señalado que, aunque es una película creativamente extraña, resulta también muy almibarada, pues Flanagan no puede evitar martillar su mensaje con falta de sutileza. Esta tendencia del director a subrayar sus temas emocionales puede resultar excesiva para espectadores que prefieren una aproximación más contenida.

Conclusión: Un himno a la vida ordinaria"La vida de Chuck" representa un hito tanto en la carrera de Mike Flanagan como en las adaptaciones de Stephen King. Es un drama atípico, encantador y musical, lleno de alusiones que invitan al espectador a reflexionar sobre el valor de cada momento, de cada acción, de cada persona, relativizando los grandes problemas e invitando a querer al prójimo y a disfrutar de las pequeñas alegrías de cada día.

En un mundo cinematográfico saturado de superhéroes, franquicias y efectos especiales desmedidos, esta película tiene la valentía de celebrar lo ordinario, de encontrar lo extraordinario en un simple baile callejero, en la relación entre un niño y sus abuelos, en la reconexión de dos ex amantes ante el fin del mundo. Es un recordatorio de que nuestra vida, por común que parezca, contiene universos enteros.

La pregunta que plantea la película no es "¿por qué debemos agradecer a Chuck?", sino más bien "¿a quién deberíamos agradecer por los 39, 50, 70 años que compartieron con nosotros?". Porque al final, como sugiere la película, todos merecemos un cartel que diga "Gracias por todos esos maravillosos años".

Up: Una obra maestra disfrazada de Película Infantil

No somos muy aficionados al cine de animación, pero hay excepciones cuando se alcanza la trascendencia. Es el caso de “Up, una Aventura de Altura” en 2009. Su director, Pete Docter, entregó al mundo una de las experiencias cinematográficas más conmovedoras de la historia del cine de animación. “Up” no es simplemente una película de Pixar más; es una meditación profunda sobre el duelo, la soledad, los sueños diferidos y la capacidad humana de reinventarse incluso en la vejez.

El Genio Detrás de la CámaraPete Docter, quien ya había demostrado su maestría con “Monsters, Inc.”, consolida con “Up” su posición como uno de los directores más sensibles del cine contemporáneo. Docter posee un don extraordinario: la habilidad de tratar temas adultos y complejos sin condescender al público infantil, creando obras que funcionan simultáneamente en múltiples niveles de lectura. Su dirección en “Up” es precisa, emotiva y visualmente deslumbrante, logrando que cada plano cuente una historia.

El guión, escrito por el propio Docter junto a Bob Peterson, es una obra maestra de economía narrativa. La legendaria secuencia inicial de cuatro minutos que resume la vida matrimonial de Carl y Ellie es posiblemente el fragmento más perfecto jamás creado en animación: sin una sola palabra de diálogo, nos narra una historia de amor completa, desde el encuentro juvenil hasta la muerte, pasando por la infertilidad, los sueños compartidos y la cotidianidad que constituye una vida. Esta secuencia sola merecería todos los premios cinematográficos existentes.

El Viaje como Metáfora. “Up” cuenta la historia de Carl Fredricksen, quien, tras enviudar y enfrentar el desalojo de su hogar, decide cumplir la promesa hecha a su difunta esposa: viajar a las cataratas del Paraíso en Venezuela. Su método es fantástico: atar miles de globos a su casa y volarla literalmente hacia Sudamérica. Sin embargo, descubre que tiene un polizón: Russell, un niño explorador empeñado en conseguir su última insignia ayudando a un anciano.

Lo que comienza como una aventura de evasión se transforma en un viaje de sanación. Carl aprende que la verdadera aventura no fue el destino que nunca alcanzó con Ellie, sino la vida que construyeron juntos día a día. El mensaje es profundo: nuestras vidas ordinarias están llenas de aventuras extraordinarias si sabemos reconocerlas.

Veracidad Emocional y Visual. Aunque la premisa es fantástica, la película posee una veracidad emocional demoledora. El duelo de Carl, su resistencia al cambio, su amargura inicial, todo resuena con autenticidad psicológica. Pixar investigó exhaustivamente sobre el proceso de envejecimiento y las dinámicas del duelo para representar a Carl de manera respetuosa y realista.

Visualmente, “Up” es espectacular. Los diseños caricaturescos contrastan brillantemente con la complejidad emocional de la narrativa. Las cataratas del Paraíso (inspiradas en el Salto Ángel de Venezuela) son representadas con majestuosidad sublime.

Valoración Final. “Up” trasciende su formato de película animada para convertirse en una reflexión universal sobre la pérdida, el paso del tiempo y la importancia de permanecer abiertos a nuevas experiencias sin importar la edad. Ganadora del Oscar a Mejor Película de Animación y nominada a Mejor Película (un logro rarísimo para una animación), “Up” merece ambos reconocimientos.

Es una película que hace llorar en sus primeros diez minutos y que mantiene el impacto emocional hasta su conmovedor desenlace. Una obra esencial no sólo para entender el cine de animación contemporáneo, sino el cine tout court. Calificación: 10/10.

Preguntas presuntivas: el arte de afirmar al interrogar

En el ámbito de la comunicación y la lingüística pragmática, existen herramientas que pueden orientar, condicionar o incluso dirigir la respuesta del interlocutor. Una de ellas es la pregunta presuntiva (también llamada pregunta cargada o loaded question en inglés). Se trata de una forma interrogativa que incluye una premisa implícita, de modo que quien responde, si lo hace de manera directa, acepta sin quererlo esa premisa.

Comprender cómo funcionan estas preguntas es clave para desarrollar pensamiento crítico, mejorar la comunicación y evitar caer en manipulaciones discursivas.

¿Qué es una pregunta presuntiva?

Podemos definirla como una pregunta que da por sentado algo que aún no ha sido demostrado, acordado o aceptado por el interlocutor. Ejemplo: “¿Por qué llegas siempre tarde?” Aquí se presupone que la persona siempre llega tarde. Responder directamente implicaría admitir la premisa.

Tipos y usos frecuentes

  1. En la vida cotidiana. Ejemplo: “¿Otra vez has olvidado llamar a tu madre?”
  2. En entrevistas periodísticas. Ejemplo: “¿Qué le diría a quienes piensan que su propuesta favorecerá solo a grandes empresas?”
  3. En política y debate público. Ejemplo: “¿Cuándo asumirá su responsabilidad en el aumento de la inseguridad?”
  4. En interrogatorios judiciales. Ejemplo: “¿Dónde escondió usted el arma?”
  5. En educación. Ejemplo: “Si asumimos que el protagonista se siente aislado, ¿cómo interpretarías su comportamiento?”

¿Por qué son tan influyentes?

  • Obligan a responder dentro de un marco ya definido.
  • Pueden imponer una narrativa o interpretación.
  • Desplazan la carga argumentativa.
  • Aprovechan la tendencia a responder rápido.

¿Cómo responder con pensamiento crítico?

  1. Identificar la presuposición oculta.
  2. Decidir si se acepta o no.
  3. Reformular para devolver el control comunicativo.

A modo de conclusión

Las preguntas presuntivas son una herramienta poderosa que puede utilizarse tanto de forma legítima como manipulativa. Reconocerlas nos ayuda a mantener conversaciones más justas, claras y conscientes. Comprender las preguntas presuntivas resulta esencial para desarrollar una competencia comunicativa crítica. Nos ayuda a detectar manipulaciones sutiles, a formular preguntas más precisas y honestas, y a ser receptores más atentos y críticos del discurso ajeno.

En educación, enseñar este concepto fomenta el pensamiento crítico y la alfabetización mediática. Los estudiantes aprenden a no dejarse llevar por la corriente superficial del lenguaje, sino a bucear en sus profundidades semánticas y pragmáticas. Las preguntas presuntivas nos recuerdan que el lenguaje nunca es neutral, que cada elección léxica y sintáctica vehicula significados, intenciones y visiones del mundo. Dominar estos matices es dominar el arte de la comunicación consciente y responsable.

@joseastorgaoficial 😮‍💨 Nunca le hagas esta pregunta a un mentiroso… porque te va a mentir mejor que nunca. La CIA lo sabe bien y por eso usa las llamadas preguntas presuntivas, una técnica psicológica explicada en el libro “Spy the Lie” de Philip Houston, Michael Floyd y Susan Carnicero, exagentes de la CIA especializados en detección de engaños. En lugar de preguntar directamente “¿Estuviste en el bar anoche?”, ellos asumen que ya saben la verdad y lanzan el anzuelo: 👉 “¿Qué pasó anoche en el bar?” Y luego, la trampa final: 👉 “¿Hay alguna razón por la que alguien diría que te vio allí?” 💭 Lo fascinante es cómo el mentiroso cambia su comportamiento: su mente busca justificar algo que no esperaba explicar. A veces, las respuestas más reveladoras llegan cuando no haces la pregunta directa 😉 #mentira #Mentiras #comunicacionnoverbal #psicologiaoscura #LenguajeCorporal ♬ sonido original - José Astorga Oficial

Legado póstumo de Vivian Maier: La niñera que retrató América

El descubrimiento que cambió la historia del arte. En 2007, un joven agente inmobiliario llamado John Maloof compró por 380 dólares el contenido de un trastero abandonado en Chicago, esperando encontrar material para un libro de historia local. Lo que halló cambiaría para siempre nuestra comprensión de la fotografía del siglo XX: más de 100.000 negativos de una desconocida llamada Vivian Maier, cuyo nombre no significaba nada para nadie en el mundo del arte.

Vivian Maier (1926-2009) pasó la mayor parte de su vida adulta trabajando como niñera en Chicago y Nueva York. Con su inseparable cámara Rolleiflex colgada al cuello, recorría las calles capturando escenas de una belleza y profundidad extraordinarias mientras cuidaba de los niños a su cargo. Durante más de cuarenta años, fotografió obsesivamente la vida urbana estadounidense, pero nunca mostró su trabajo a nadie. Cuando murió en 2009, a los 83 años, era una anciana solitaria y sin recursos, y su obra permanecía completamente desconocida.

Una mirada única sobre la América del siglo XX. Las fotografías de Maier son un testimonio visual incomparable de la vida cotidiana estadounidense entre las décadas de 1950 y 1990. Armada con su Rolleiflex de formato medio, y más tarde con cámaras de 35 mm, capturaba con igual maestría a ejecutivos de traje en el distrito financiero, niños jugando en callejones, mujeres comprando en mercados, y los rostros curtidos de personas sin hogar. Su trabajo se caracteriza por una composición impecable, un sentido del timing extraordinario y, sobre todo, una profunda empatía hacia sus sujetos.

Lo que distingue su obra de otros fotógrafos callejeros de su época es su capacidad para capturar momentos de vulnerabilidad y autenticidad. Maier tenía un don especial para hacerse invisible, permitiendo que la vida se desarrollara ante su lente sin interferencias. Sus imágenes revelan la soledad urbana, las divisiones de clase, las tensiones raciales y la belleza accidental de lo cotidiano con una honestidad demoledora.

Entre sus trabajos más memorables se encuentran sus series en blanco y negro de Chicago, donde capturó la transformación de la ciudad durante las décadas de posguerra. También destacan sus autorretratos, tomados en reflejos de escaparates y espejos, que ofrecen pistas intrigantes sobre su identidad esquiva. Estas imágenes especulares la muestran siempre con su cámara, como si esta fuera una extensión de su propio ser.

El enigma de una artista secreta. ¿Por qué Maier nunca compartió su trabajo? Esta pregunta ha fascinado a críticos, historiadores y al público general. Algunos especulan que era profundamente tímida o padecía algún trastorno que dificultaba sus relaciones sociales. Otros sugieren que, como mujer trabajadora en una época dominada por hombres en el mundo artístico, simplemente no veía posible un camino hacia el reconocimiento profesional.

Lo cierto es que Vivian Maier era una figura excéntrica: acumulaba compulsivamente periódicos y objetos, era intensamente privada, y vivía con una modestia extrema a pesar de gastar considerables sumas en revelar sus fotografías y comprar equipamiento fotográfico. Hablaba con acento francés, aunque había nacido en Nueva York, y mantenía una distancia emocional incluso con las familias para las que trabajó durante décadas.

Un legado controvertido. El descubrimiento póstumo de Maier ha generado debates apasionados sobre la propiedad intelectual, la ética del coleccionismo y el derecho a la privacidad de los artistas. Maloof y otros compradores de su material se han convertido en custodios de su legado, organizando exposiciones internacionales y publicando libros, mientras algunos críticos cuestionan si esto respeta la voluntad implícita de Maier de mantener su obra privada.

Hoy, Vivian Maier es reconocida como una de las fotógrafas más importantes del siglo XX, comparable a nombres como Cindy Sherman (post dedicado)Diane Arbus (post dedicado) o Helen Levitt (pronto post sobre esta última). Su obra se ha expuesto en galerías de todo el mundo, se han publicado numerosos libros sobre su trabajo, y un documental nominado al Oscar, "Finding Vivian Maier" (2013), ha llevado su historia a millones de personas.

Su legado nos recuerda que el arte verdadero no necesita audiencia para existir, y que algunas de las voces más importantes de nuestra cultura pueden permanecer en silencio hasta mucho después de que sus creadores hayan desaparecido.

Neuronas y Algoritmos: El diálogo definitorio del siglo XXI

Durante siglos la humanidad ha interrogado la naturaleza de la inteligencia humana. Con la irrupción de la inteligencia artificial (IA), esa pregunta se vuelve técnica, ética y social. ¿Qué nos hace realmente inteligentes? ¿En qué se parecen y en qué se diferencian una mente humana y un algoritmo capaz de aprender?

La comparación entre inteligencia humana e inteligencia artificial es hoy inevitable, no solo porque compartan la palabra “inteligencia”, sino porque ambas reflejan modos distintos de procesar información, resolver problemas y generar conocimiento. Y, sin embargo, su naturaleza, origen y límites son profundamente dispares.

1. Orígenes: evolución vs diseño

La inteligencia humana es producto de la evolución biológica. Surgió hace millones de años a partir de sistemas nerviosos cada vez más complejos, afinados por la selección natural. El cerebro humano —con sus 86.000 millones de neuronas— no fue diseñado, sino que emergió, imperfecto pero sorprendentemente adaptable. La inteligencia humana opera con una eficiencia energética asombrosa: nuestro cerebro consume apenas 20 vatios, mientras que entrenar un modelo de IA avanzado puede requerir megavatios durante semanas. Esta disparidad subraya la elegancia de millones de años de evolución.

La inteligencia artificial, por el contrario, es una creación humana. No nace, se programa. Aunque los modelos actuales de IA generativa, como los grandes modelos de lenguaje o los sistemas de aprendizaje profundo, pueden “aprender” de enormes cantidades de datos, su aprendizaje sigue siendo una simulación inspirada en el cerebro, no una réplica.

La inteligencia biológica es el resultado de la experiencia vivida; la artificial, del cálculo estadístico sobre datos. Donde una siente, la otra estima probabilidades.

2. Semejanzas funcionales entre mente y máquina

Ambas inteligencias comparten un mismo propósito funcional: procesar información para adaptarse o actuar eficazmente en un entornoTanto un niño como una IA aprenden por exposición: el primero observa y experimenta; la segunda analiza patrones en los datos. En ambos casos, el aprendizaje consiste en ajustar conexiones —sinápticas o matemáticas— para mejorar el rendimiento.

También comparten rasgos como la capacidad de reconocer patrones, generar soluciones, o incluso crear contenidos nuevos. Los sistemas de IA generativa son capaces de redactar textos, componer música o resolver problemas lógicos de manera similar a la creatividad humana. 

Sin embargo, esa semejanza es sólo superficial: la IA imita resultados, no comprende significados. Lo que parece “entendimiento” en una máquina es, en realidad, una correlación estadística refinada.

3. La diferencia esencial: conciencia y contexto

El abismo entre ambas inteligencias radica en la conciencia. La inteligencia humana está impregnada de emociones, intenciones y contexto social. Cada decisión es una síntesis de razón, memoria, deseo y cultura. Pensamos porque sentimos, y sentimos porque vivimos en comunidad. Los seres humanos experimentan estados subjetivos, emociones y sentido corporal; las máquinas, hoy, no tienen vivencia propia. 

Investigadores del ámbito de la neurociencia, como Christof Koch, estudian las bases neuronales de la conciencia y debaten hasta qué punto sistemas complejos podrían exhibir propiedades análogas.  La IA, por el momento, carece de experiencia subjetiva. No sabe que sabe. No tiene emociones ni cuerpo, y por tanto no comprende el sufrimiento, el humor ni la ironía más allá de patrones textuales.

Mientras la mente humana entiende los significados desde la experiencia vital, la IA los infiere desde correlaciones numéricas. La diferencia no es solo técnica, sino ontológica: la IA procesa símbolos, pero no vive sentidos.

4. Límites y promesas

La inteligencia humana es creativa y ética, pero también limitada por sesgos cognitivos y fatiga. La IA puede procesar volúmenes de datos inmensos sin cansancio, pero replica y amplifica los sesgos presentes en sus datos de entrenamiento. La literatura científica y los artículos de revisión en revistas como Nature Machine Intelligence subrayan la necesidad de métodos explicables y regulación. 

La inteligencia humana es limitada por su biología: se cansa, olvida, se deja llevar por sesgos. La IA, en cambio, puede procesar millones de datos en segundos, sin distracciones ni fatiga. Pero la IA también tiene límites profundos: depende de los datos que recibe (y sus sesgos), carece de intuición, y no entiende los valores ni la ética de sus actos.

Por eso, más que competir, ambas inteligencias se complementan. La IA amplifica la inteligencia humana, automatiza tareas, descubre patrones invisibles y permite dedicar más tiempo al pensamiento crítico y la creatividad. El futuro no será de una inteligencia contra la otra, sino de una alianza entre mente y algoritmo, donde lo humano aporte sentido y ética, y lo artificial potencia capacidad y precisión.

5. Complementariedad hacia una inteligencia híbrida: Alianza más que competencia

Más que una competición, lo prometedor es la colaboración entre dos paradigmas cognitivos: la IA amplifica la capacidad humana para detectar patrones, acelerar descubrimientos y automatizar tareas rutinarias; la humanidad aporta juicio, valores y contexto. El desafío social será gobernar esa alianza para priorizar la dignidad, la justicia y la educación. 

Algunos científicos, como el neurocientífico Christof Koch o el filósofo Daniel Dennett, proponen que la frontera entre lo biológico y lo artificial podría diluirse en las próximas décadas. La interfaz cerebro-computadora, la biotecnología y el aprendizaje profundo apuntan a una inteligencia híbrida, donde la mente humana se expanda gracias a la tecnología.

En ese horizonte, el desafío no será técnico, sino moral: ¿cómo preservar la dignidad humana en un mundo donde las máquinas piensan, crean o deciden con nosotros?

Conclusión: Este diálogo entre inteligencias nos obliga a reconsiderar qué valoramos de nuestra propia cognición. Quizás la inteligencia no sea una propiedad monolítica que se posee en mayor o menor grado, sino un ecosistema de capacidades: memoria, razonamiento, creatividad, empatía, intuición. En este espectro multidimensional, humanos y máquinas ocupan nichos distintos pero igualmente fascinantes.

Mientras continuamos desarrollando sistemas artificiales más sofisticados, no estamos simplemente creando herramientas más poderosas. Estamos sosteniéndonos un espejo que nos revela, por contraste, qué significa verdaderamente ser humanos. La inteligencia humana y la artificial son dos espejos que se observan mutuamente. 

Mientras la primera nos recuerda la fragilidad y profundidad de la conciencia cuando aporta sentido y experiencia, la segunda proporciona escala y potencia de la abstracción matemática. El futuro ideal es híbrido: tecnologías que amplían la mente humana sin reemplazar su autoridad ética. 

Tal vez el verdadero futuro de la inteligencia no consista en elegir entre cerebro o circuito, sino en aprender a convivir con ambos como partes de un mismo proyecto evolutivo: comprender el conocimiento y darle sentido.