Mostrando las entradas para la consulta cuento ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta cuento ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

Inmaduro Aznar

“Prematuros”, acusó el descompuesto corrupto

Aznar, en su última entrevista por muchos años dedicada a su incondicional COPE, acusó a Rodríguez Zapatero de “falta de madurez”. El noqueado ex-presidente ha vuelto a su improperio preferido: inmaduro. Antes así acusó a la ciudadanía vasca tras las elecciones de Euskadi en 2001, luego a Catalunya y ahora injuria del mismo modo a su sucesor en Madrid, ya que no puede ultrajar a todo el electorado.

Miquel Roca Junyent acertó, hace ya muchos años, al vaticinar que “los gobernadores civiles caerán como fruta madura”. Del mismo modo, por su propio peso, ha caído Aznar y su intolerante PP. El trasnochado y anacrónico “líder que quiso pasar a la historia” nunca alcanzó la lucidez política, ni en su despedida, porque la madurez se define como aquella edad en que uno ya no se deja engañar por sí mismo.

Dos reflexiones, la primera de William Shakespeare para el tenebroso pasado crepuscular: “De hora en hora maduramos y maduramos, y luego, de hora en hora también, pudrimos y pudrimos... y aquí se acaba el cuento”. La segunda de Federico García Lorca para quienes respiramos aliviados tras la aurora del nuevo siglo: “Esperando, el nudo se deshace y la fruta madura”.

Ascensor al cielo

Para subir al cielo,… la NASA planea construir un sorprendente montacargas.

La ciencia y la tecnología parecen acercarnos a la utopía humana imaginada y al prometido paraíso divino. El olimpo de los dioses -o la gloria celestial- era la comunión de todos los santos, reunidos y hablando simultánea y paralelamente entre sí, es decir, algo más sofisticado pero similar a chatear y navegar por Internet. Pero quedaba llegar al nirvana, porque lo más difícil y laborioso era asegurarse un puesto en el edén… Ahora la NASA nos invita a subir plácidamente al cielo mediante un ascensor sin brusquedad ni incomodidad alguna, desde la atmósfera terrestre hasta una órbita geoestacionaria, posiblemente para surcar el espacio… hacia otro ascensor que nos descienda sobre cualquier otro satélite o planeta, siendo la Luna o Marte los primeras destinos previstos.

Lo que comenzó como un cuento, las habichuelas mágicas que crecían por encima de las nubes y por las que Juanito trepaba, pasó luego a ser el estribillo de la bamba: “Para subir al cielo, se necesita una escalera grande….”. Fue a finales de los años 70, cuando el escritor de ciencia ficción Sir Arthur C. Clarke imaginó y sentó las bases de los elevadores espaciales en su obra “Las fuentes del Paraíso”.

Estos días, en la 3ª Conferencia Internacional sobre el “Space Elevator” celebrada en Washington entre el 28 y el 30 de Junio de 2004, demuestra que el proyecto es factible, sin insalvables impedimentos físicos ni económicos. El ascensor se deslizará con motores de levitación magnética, asido a un cable fortísimo pero liviano, construido con nanotubos de carbono. Toda su masa, de apenas unas decenas de toneladas, quedaría sustentada por el giro de la Tierra si su longitud es justamente de 143.800 Km., por la aceleración centrífuga del tramo más allá de los 36.000 Km., la altura de las órbitas geoestacionarias (si dispone de tiempo suficiente, vea los cálculos en http://www.zadar.net/space-elevator/). El punto de anclaje deberá estar sobre cualquier punto del Ecuador terrestre, incluso partiendo de una plataforma en el mar.

Definitivamente resulta más viable subir a los cielos que descender a los infiernos, porque el viaje al centro de la Tierra aún no tiene fecha, ni técnica verosímil, ni se venden pasajes. Parece que, finalmente, los proverbios celestiales se cumplirán: El cielo es para aquellos que piensan en él, o el cielo ya está en la tierra, pero hay que saber encontrarlo. De todas las citas, destaca una de Ignacio de Loyola: ¡Qué pequeña me parece la Tierra cuando miro al Cielo! Tras esta noticia, algunos terrícolas sentimos aún más admiración por el espacio y más devoción por el cielo.

Política de cine

Paralelismos entre cine y política, destinados al mismo público espectador y votante.

Una antigua idea me ronda la cabeza, ahora que comienza el Festival de Cine de San Sebastián, como siempre al inicio del curso académico y político. La ciudadanía –mayoritariamente- somos gente variada que vemos incontables películas que nos han habituado al lenguaje audiovisual y que ejercemos como votantes esporádicamente.

La política puede ser vista como una película más. Seguramente es un filme pesado, que se repite mucho, inacabable, con poca lógica y que no siempre acaba bien. Los electores queremos que los políticos nos expliquen sus programas para que podamos entenderlos con facilidad, al igual que un guionista se esfuerza en interesar a los espectadores, de los que sólo espera en el cine el esfuerzo mínimo de comer palomitas. Sin embargo, no somos tontos ni queremos que se nos trate como estúpidos, ni como espectadores ni como votantes.

En política frecuentemente falta un guión que estructure el programa propuesto por cada partido para hacerlo accesible al conjunto de la sociedad. Un argumento, desde Aristóteles hasta el cuento corto de Allan Poe, debe reunir tres componentes fundamentales: Logos, un discurso inicial; Pathos, el conflicto o el dilema a resolver; y Ethos, un mensaje claro con los valores o las soluciones que se pretende transmitir.

Al igual que en el esquema cinematográfico, en la política cada elector elige su “protagonista”, con un “objetivo” a conseguir y un obstáculo en forma de “antagonista”. Habitualmente suele haber una historia paralela, una historia de amor con “la chica”, que puede acabar bien o mal. Además aparecen actores secundarios, “un amigo” por ejemplo, que puede convertirse en “el traidor” y complicar la aventura al personaje principal.

Los políticos, como los directores de cine, deben conseguir que el votante se identifique con el protagonista, y para ello desde el teatro clásico griego se conocen los mecanismos para generar esa complicidad. En definitiva, se trata solamente de provocar en el espectador una "catarsis", una purificación, bien en el caso de la Tragedia a través de la piedad y el miedo por compasión de lo que padece el protagonista, o bien en el caso de la Comedia mediante la risa y el humor, sublimando y gozando del esfuerzo del personaje en su lucha.

Por último, la estrategia de la comunicación regula el manejo de la información con dos fórmulas complementarias. Normalmente los espectadores se van enterando de la trama al mismo tiempo que el protagonista, viviendo las mismas sorpresas inesperadas del argumento, por ejemplo cuando el problema se complica y parece imposible resolverlo. Pero, a veces, los espectadores saben más que el protagonista: Alfred Hitchcock recuperó con el suspense el ingenio propio de los teatrillos de marionetas, donde los chiquillos gritan más cuando la bruja aparece por el extremo opuesto mientras el protagonista distraído mira en dirección opuesta.

En la política actual parece predominar el suspense sobre la sorpresa. Casi todos sabemos lo que sucederá finalmente, porque parece que manejamos más datos que los políticos sonámbulos, que insisten en ignorar lo obvio. No cabe enumerar aquí demasiadas profecías seguras que los políticos al uso parecen desconocer, pero somos muchos quienes creemos que la paz se logrará, que el terrorismo desaparecerá, que no será vencido por ejércitos sino con justicia, que sobra el ingente gasto en la industria militar, que el mundo será solidario y que la maldad será derrotada por la Humanidad. Lo malo es que la intriga y la incertidumbre de cuándo lograremos todo esto sigue doliéndonos por el sufrimiento de tantos inocentes.

Cuento cruento

Historia de un hombre tan invisible que nadie se percató de que existía.

Era un soñador utópico, que conocía amargamente el eterno ahora de la soledad. De esa soledad llena de distancias. La rutina de su vida le llevaba al exilio de la incomunicación. Incluso viajaba en el metro para apretar su soledad con otros cientos de soledades. Bien sabía que la soledad almuerza con la tristeza, come con el abatimiento y cena con la desesperación.

Necesitaba una dieta de cariño. Una amiga a quien contra sus soledades. Una mujer que le liberara de los monstruos que nos devoran en la soledad. Una compañera que le ayudase a romper la asimetría de su pequeñez frente al colosal mundo exterior. Intuía que era sólo un Adán que soñaba con el paraíso, pero que siempre despertaba con todas sus costillas intactas.

Se encerró en casa, resuelto a no regresar a las hostiles calles. Apagó para siempre la televisión, donde sólo monologan gentes sin escucharse. Cuando se le acabaron los víveres, decidió tirarse por la ventana de su cuarto piso. Llevaba tantos días sin hablar con nadie, ni oír las noticias, que no supo de la huelga de limpieza. Cayó sobre una montaña de bolsas de basura. En pijama repasó sus desperfectos. Comprendió que había sobrevivido sin daños; apenas una gota de sangre en una rozadura. Pero, quizá con el batacazo, su soledad se hizo añicos.

No tenía llaves para volver a su hogar. Pidió ayuda a unos transeúntes. Le socorrieron con amabilidad. Desde aquel incidente su soledad, que había crecido más y más como un cerdo obeso, fue consumiéndose. Eligió abandonar el elegido destino de una mezquina soledad. La tristeza desapareció cuando descubrió que nunca conviene llegar al fondo de la soledad. Quienes le rodeaban se alegraron de su vuelta, tras aquel destierro de soledad.

¿Quién votó a Bush?

Sabíamos que la elección sería reñida, pero había muchos datos esperanzadores.

Adaptación norteamericana del tradicional cuento de "los cinco cerditos" a la historia de “Él o Bush” (el obús):

1º. Éste compró un huevo. Abogaban por el cambio presidencial los pésimos resultados estadounidenses e internacionales en seguridad y en economía.

2º. Éste encendió el fuego. Kerry, ganador de los debates en TV, logró la preferencia de los jóvenes, las mujeres y de los nuevos votantes inscritos que anunciaban una alta participación, como se ha producido.

3º. Éste trajo la sal. El tándem Kerry-Edwards alcanzó el apoyo de la ciudadanía de origen hispano, de raza negra, pacifistas, minorías étnicas y sexuales, intelectuales, cantantes y artistas,...

4º. Éste comió un poquito. El partido demócrata era la mejor opción indiscutible para los Estados líderes del Oeste y del Noreste, así como en Europa, resto de América y casi todo el planeta respaldados por la prensa escrita mundial más prestigiosa (“el cuarto poder”).

5º. Entonces vino el “quinto poder”, el conglomerado financiero-televisivo de CNN-AOL-Time Warner, NBC-General Electric, CBS-Viacom y ABC-Disney encabezado por la pujante Fox-News Corporation, y el pícaro gordito Bush se lo comió enterito al electorado.
Discúlpenme, no soy objetivo, soy demócrata (entendido en su sentido genérico) y hasta creo en la ONU.

¡Que viene el robo!

Socorro! Nos asustan con alertas para confundirnos.

La mentalidad carpetovetónica esta fuertemente mediatizada por el cuento de Caperucita Roja y el Lobo Feroz, implantado en el inconsciente colectivo de una ciudadanía a la que, no en vano, se le ha dormido durante generaciones con aquella absurda canción de cuna: "Duérmete niño, duérmete ya, que viene el lobo y te comerá”,… Y la sociedad celtibérica sigue adormilada.

Sólo la despierta el poder político, que siempre es de los poderosos, con el miedo desatado por el grito de “¡Que viene el Lobo!”. El sempiterno pastorcito embustero y el mismo pueblo ingenuo, aletargado con deporte, telenovelas y programas del corazón, más una descarada propaganda a destajo en todos los medios controlados por los de siempre.

Se acercan las elecciones y hay que sacar despavoridos a los pueblerinos de sus casas para que voten, repitiendo la fábula de Esopo o de "Pedro y el Lobo". Tras los múltiples avisos en falso de ¡que viene el rojo!, hay que cambiar a ¡que viene el Bono!, ¡que viene el moro! o ¡que viene el roto! En realidad se trata de que viene el voto... y al ñoño PP, estando solo y fofo,… le pilla el toro.

¡Menos lobos! Según Thomas Hobbes en su celebérrima frase antedicha por Plauto, "homo hominis, lupus", sólo el hombre en un lobo para los otros hombres. Aprendamos de Félix Rodríguez de la Fuente: El peligro no es el lobo. El coco es que como noto poco el tono y el foco del nodo, todo loro y topo, de ese modo bobo, con la “moto” del coro loco y el foro soso hasta el moño, como un mono cojo el lodo del foso con poso de moco y moho. Y caigo al hoyo romo con dolo y sin gozo: al pozo de un dogo godo de tomo y lomo. ¡Coño!

‘Profe’: ¡No me suspenda!

La excelencia educativa se alcanza con profesionales de calidad que apuestan por el ‘éxito escolar’.

En la fiesta de fin de curso de un centro de enseñanza primaria se eligieron “oradores” entre los mismos escolares. Una niña de 7 años escogió este tema para su disertación: “Primer curso y lo que allí podemos esperar”. En sus sentidas y sencillas palabras sólo destacaba la presencia de una maestra que les quería a ella y a sus condiscípulos como una madre, y que además les enseñaba cada día cosas interesantes y divertidas. Los ojos acuosos de los adultos allí reunidos, profesorado y familias, demostraron que jamás habíamos escuchado una mejor definición de la docencia verdadera.

El profesorado, en los niveles preparatorios para la universidad o la formación profesional, debe actuar en toda ocasión más como inteligentes educadores de personas, que como celosos guardianes de sus asignaturas. El alumnado infantil y juvenil es la materia humana más frágil y evolutiva que existe. El profesorado de calidad, individual y colectivamente, sabe sopesar el valor relativo de cualquier materia curricular cuando ello implica transmitir la condición de fracasado a alguien cuyo porvenir está por escribirse. ¿Acaso aún quedan profesores que realmente creen que unos temas suspendidos en un programa académico pesan más que “abrir el futuro” a niños o adolescentes?

Quizá el personaje histórico más ilustre que haya colaborado en la formación de enseñantes fue Robert Frost. En su primera clase a educadores les asignó la tarea de leer un breve cuento de Marx Twain, La rana saltadora del Condado de Calaveras. Relata la historia de un compulsivo jugador que perdió una apuesta porque a su batracio adiestrado en saltos lo habían lastrado con perdigones. Cuando el mejor poeta estadounidense del siglo XX se reunió nuevamente con los pedagogos, éstos le preguntaron perplejos qué relación concurría entre la narración y la docencia. Frost, quien suscribió la cita “Amamos a quienes amamos por lo que son”, explicó literalmente: “Los maestros se dividen en dos clases: Aquellos que llenan a sus alumnos con tanta munición que no pueden moverse, y aquellos que dan a los estudiantes apenas un leve empujón que los hace saltar hasta el firmamento”.

El profesorado trabaja para la eternidad: nadie puede decir dónde o cuándo acaba su influencia. Su misión es despejar el camino del alumnado, nunca poner obstáculos a su progresión. Alejandro Casona, el genial educador e insigne dramaturgo, señaló que “Un buen profesor debe parecerse lo más posible a un mal estudiante”. Lo seguro es que el buen profesorado se solidariza con el mal alumnado, a quien muy especialmente debe proteger, animar, orientar e inspirar.

Crimen perfecto

Una muerte resuelta por un crío con el método científico.

Aquello sucedió realmente, no fue un cuento de niños ni una leyenda rural. Pudo ser descrito como un juego inocente, un tosco arte o, simplemente, una historia de amor y odio de una pareja incompatible con un trágico desenlace. Quizá sólo fue un acertijo infantil ideado por un chiquillo, pero en la escena de un delito auténtico.

Aconteció en esos fastidiosos días navideños en los que los escolares se aburren en el pueblo de sus abuelos. El frío invernal no impedía que la chavalería se escapase de las casas al mediodía, cuando la mañana soleada ha caldeado un poco el ambiente. El más avispado lo descubrió en medio de la habitual caminata desde la plaza hacia la gruta de las reuniones secretas. Aunque era el más chico en estatura y edad, los demás supieron que hablaba en serio, porque conocían su voracidad lectora, que le hacía actuar como si fuera el mayor.

- “¡Alto, que nadie se mueva!”, gritó en medio de la marcha.
- “Ahí mismo está enterrado un cadáver y somos testigos de un suicidio u homicidio reciente”, continúo ante el asombro de sus atónitos amigos.
Señaló a un lado del sendero, donde se veía pisoteada la tierra. A continuación, el pequeño criminalista hizo una aterradora descripción de la fechoría, partiendo de pequeños indicios que los demás no supieron asociar.
- “¿No comprendéis que el asesino está ahora mismo mirándonos con descaro, riéndose de nosotros ante la tumba que casi pisamos? Las pistas son evidentes: El desaparecido era un ser muy querido de todos nosotros, con quien hemos jugado muchas veces; anoche mismo se divirtió con la otra pandilla hasta la madrugada, pero al amanecer se ha descuidado y su verdugo le ha quemado lentamente hasta la agonía; le ha sacado los ojos y la nariz, y luego ha enterrado sus restos aquí mismo”.

Se inquietaron todos, mirando nerviosos hacia los lados en aquella mañana radiante, sin comprender nada, quedando paralizados y sin saber si gritar o correr. Poco a poco fueron descifrando la intriga, al observar los detalles casi inapreciables: la escoba tirada a un lado, los tres grandes botones, la deshilachada bufanda, la vieja pipa, la zanahoria,…

[Si quedase algún lector pendiente de la solución, le aconsejamos que relea el relato, porque no insultaremos su inteligencia con el gordo albino “muñeco de viene” fundido por la quinta nota musical.]

New Olentzero: Cuento navideño

Nuestros hijos siempre supieron la triple historia de los Reyes Magos, Papá Noel y Olentzero.

En el País Vasco conviven tres tradiciones con personajes navideños que dan regalos a los niños. El protagonismo de cada leyenda es variable según la familia, pero toda la infancia vasca sabe que “existieron” y cuáles fueron sus orígenes. Cuando nuestros hijos fueron pequeños, y de esto hace ya unos lustros, aprendieron que la nochebuena del 24 de diciembre celebrábamos el Olentzero, la nochevieja del 31 de diciembre Santa Claus, y los Reyes Magos la mañana del día 6 de enero. Si deseaban un regalo en cada ocasión, debían escribirles en sus “idiomas propios”, respectivamente en euskera, inglés y castellano.

Olentzero, la figura menos conocida fuera de Euskadi, es un personaje precristiano de la mitología vasca como Basajaun, las sorginas o brujas, las lamias o hadas, los mairus, los iratxos, Gaueko, Tartalo, los galtzagorris, Herensuge o el dragón primigenio, los jentiles,... Es un particular Santa Claus en forma de ingenioso y bonachón carbonero, de los que hacían carbón de madera en el bosque durante todo el año, con una descomunal afición gastronómica. Vestido con una boina y un saco, el grueso Olentzero fuma en pipa y canta su canción predilecta (Horra, horra, gure Olentzero). Habiéndose enterado del nacimiento de Jesucristo, bajó desde el monte al pueblo cargado de regalos para comunicar la buena noticia. En realidad, Olentzero es una reminiscencia de la celebración del solsticio de invierno, que la Iglesia Católica renombró como fiesta de la Natividad.

Los más pequeños tratan de conjugar los tres relatos, antes de descubrir cómo sus padres ayudan a estos seres mágicos para que puedan distribuir tantos regalos en una sola noche. Quizá por eso han instituido los tres días de reparto. He aquí una versión reciente, del siglo XXI, para resaltar nuevas claves contemporáneas de la triple fábula festiva de inicio del año.

“Acabadas las fiestas navideñas, a la salida del pueblo coincidieron las tres comitivas. La más lujosa, la de los Reyes Magos, patrocinada por los grandes almacenes que traía camellos y pajes. Santa Claus disponía de un trineo tirado por renos, con menos apoyos comerciales. Olentzero, acompañado en su carro de bueyes por algunos “laguntzaile” (ayudantes), también parecía cansado de trabajar, pero feliz por haber repartido todos los regalos.

Melchor comentó que este año los niños se habían portado bien y estudiado bastante, aunque aún podían mejorar. Santa dijo que los manjares que le habían puesto en las casas estaban deliciosos. Olentzero señaló que prefería que no le pusieran tanto licor para beber junto al árbol, porque prefería refrescos sin alcohol para trabajar y conducir.

Los Reyes Magos, ya de edad avanzada, explicaron que sería deseable que las familias se fuesen antes a la cama para aumentar las horas de reparto, y que si los niños se quedaban hasta tan tarde viendo la televisión, algunos se encontrarían sin regalos. Papá Noel, que se había puesto a dieta y se lo recomendó a Olentzero, indicó que gracias a Internet recibía más cartas y mejoraba la preparación de los regalos. Gaspar estaba contento porque cada año le pedían más libros para leer,… y en varias lenguas, apuntaron al unísono Olentzero y Santa Claus.

Baltasar recordó lo bien que se llevaban todos ellos entre sí, a pesar de ser blancos, negros o árabes, y de venir de las montañas vascas, de Oriente o del Polo Norte. Por último, todos decretaron que -para recordar la fiesta del Niño Jesús- sería necesario que los niños ricos compartiesen sus juguetes con los más pobres de su ciudad o de países lejanos. Una de las ayudantes, que oía la conversación, pensó que también debería haber personajes femeninos en el reparto de regalos, pero que la Historia se escribe muy despacio”.

Amores políticos

En Euskadi se puede escribir un cuento romántico en tono de humor ácido, con actores de la vida pública y un final feliz.

Érase una vez un pueblo pequeño de verdes bosques, minerales rojos, blancas nubes y mar azul, donde refulgía el Guggenheim Museoa. Nuestros personajes vivían por allí. Ella, aquella doncella bella y heredera de las estrellas de la querella, le quería apasionadamente a él. Ella había visto esfumarse a sus dos anteriores consortes, huidos a Georgetown y a… (¿dónde se fue Oreja?). Así que, siendo ella de la tribu de los Capuletos, concentraba ahora todo su amor sobre aquel nuevo novio potencial, de la tribu de los Montescos. Pero él, un poco tontorrón e incapaz de expresar sus confusos sentimientos, se avergonzaba de la insistente embelesada que le acuciaba. Escondía sus sueños libidinosos con otra, la que no le convenía… según María (pero sí según Maragall). La otra, la deseada por Patxi y Pasqual, era la poderosa siamesa asimétrica llamada Coalición, que ya había elegido a su pareja: el cuarto galán, txikitito pero resultón.

Ella, la desdichada facha trasnochada de moderno atuendo, era locuaz y vivaracha, justo lo que necesitaba –en su opinión- el anodino de su querido Patxi. Pero su amado perseguía un sueño imposible, que le correspondiese a su galanteo la Musa del lugar, la reelegida una y otra vez por el Parnaso de los Dioses, quien desdeñosamente en su autosuficiente hermafroditismo (erotismo del ascetismo) prefería distraerse con el transversal gnomo civilizado, un complaciente bufón de alma siniestra (sólo por lo de izquierda) que gestionaba la vivienda. Todo aquel paraíso vivía una existencia cíclica, y decían que parecía una colmena de miel repleta, sobreviviendo a todos la abeja reina que periódicamente era fecundada por alguno de los muchos y lánguidos zánganos que siempre la cortejaban.

Aquella era la historia oficial, la que contaban los cronistas de la ínsula. Pero, según los bloggers, había una bruja malvada que rondaba la felicidad de los cuatro desencontrados. La hechicera, que se encubría con nombres diversos aún manteniendo su diabólico aspecto de arpía desgreñada, había lanzado un conjuro maligno: Nadie sería dichoso, mientras la despeinada fuese apartada del último banquete de la primavera.

Cuando la tragedia escrita parecía, un rayo de luz cayó sobre lo más tenebroso del bosque, aún salvaje pero que no se había teñido de sangre desde el 30 de mayo de 2003. Entonces, un rutilante día de abril de 2005 (¿por qué no ya mismo?), un milagro (un Gerry Otegi madurado a lo Deus ex machina) sucedió casi en el último momento preelectoral: Estalló la paz. Y todos y todas, incorrecto gramaticalmente pero políticamente correcto según el comandante JuanJo Spock, con-vivieron felices,… y se con-comieron las perdices (pájaros de mal agüero).

Su último homicidio

Un cuento minimalista sobre un crimen que finalizaba una serie de asesinatos dejando impune al culpable, aunque era obvia su identidad.

Su último muerto estaba allí. Rodeado de testigos, alertados por el mismo asesino que les llamó poco antes de consumar su tremebundo crimen. Aquel programado envenenamiento, apuñalamiento y ahorcamiento era un sadismo inusual, incluso para un asesino en serie al que se perseguía infructuosamente desde hacía años. Nunca se había ensañado tanto, si bien estos medios de ejecución estaban entre sus preferidos en los crímenes precedentes.

Un nuevo caso difícil, pensaron ante la escena del crimen. Una habitación cerrada por dentro, sin más enseres que la soga de la que pendía el cadáver con un puñal clavado en el vientre, la silla volcada, el veneno derramado y un móvil sin huellas. Apenas entraba la luz por una mínima ventana abierta por donde quizá pudo escapar el escurridizo autor del más despiadado parricidio.

Incluso los expertos más experimentados estaban desconcertados, hasta que llegó un líder que merecía su puesto. Sus palabras fueron reveladoras para quienes le escucharon sin interrumpirle, comprendiendo a un ritmo marcado por las respectivas inteligencias.

“Creo que no cabe duda. Otra vez, la víctima y el verdugo se conocían. En este caso, demasiado. Seguramente pasaron de ser los mejores amigos, a convertirse en los peores enemigos. Todo ello ha conducido a esta conclusión”. Sólo con esto, alguno de la concurrencia ya lo entendió.

“Imagino que a nuestro criminal, cada vez más acorralado, se le ocurrió que no podía haber otra escapatoria, trágica pero que le permitía eludir el castigo”. Otros lo comprendieron todo.

“Definitivamente no volveremos a tener noticias de este criminal, porque esta violencia terminal deshace las pistas que conducían a su detención”. Muchos asintieron, al descubrirlo todo.

“Imposible será castigar a este asesino cansado de sus propias fechorías. Aquí ha terminado su cadena de crueldades, amenazando hasta el final”. Casi todos adivinaron la trama.

“Opino que hemos dedicado demasiados esfuerzos a este caso. Es tiempo de pasar página, porque esto ya sólo asusta a quienes nunca entendieron nada”. [Si eres de éstos, lee la palabra escondida en las iniciales de los párrafos]. Todavía alguien preguntó: ¿Su homicidio último? Él respondió: “Sí, su homicidio ultimó”.
Versión .DOC para imprimir

Versión final: mikel.agirregabiria.net/2006/suhomicidio.htm

El tesoro escondido

Una historia real para contar a los más pequeños de la casa, porque trae poder, riqueza y felicidad.

Esta semana he asistido a una fiesta escolar, en una jornada de puertas abiertas de un colegio de enseñanza primaria (CEP Ruperto Medina de Portugalete). Allí, en el salón de actos, hubimos de decir unas palabras algunos representantes del ayuntamiento y de la administración educativa. Tras el oportuno y alentador discurso del alcalde, dirigido principalmente a los familiares del alumnado, me correspondió a mí improvisar una breve alocución.

Al ver a los niños y niñas más pequeños en las primeras filas, no pude resistirme a relatar mi cuento preferido. Bajando la voz hasta convertirla en un susurro para despertar su atención, les conté una versión actual, verídica y adaptada de la “Isla del Tesoro”. Tuve intención de agacharme y acercarme a los alumnos más pequeños que se apoyaban en el escenario, pero el protocolo y el sentido del ridículo me lo impidieron. Ahora lo lamento. En fin, esto fue, más o menos, lo que les conté…

“Con permiso de las autoridades, de los padres, madres, abuelos y abuelas aquí reunidos, voy a dirigirme directamente a los alumnos y alumnas. Niños y niñas: Quiero contaros un secreto. Sabéis que esta semana el colegio está de fiesta, y se han organizado muchos actos especiales. Además de todo lo que ya conocéis (exposiciones, disfraces, festejos,…), hay algo más. En este centro hay escondido un gran tesoro: un regalo que dará sabiduría, fortuna y bienestar a quien lo encuentre.

Esperad antes de comenzar a buscarlo: Os daré algunas pistas para que lo localicéis. El tesoro puede estar aquí, en la biblioteca, en el laboratorio, entre los ordenadores o en vuestra aula. Se halla muy oculto, pero dentro del colegio y será divertido buscarlo. Es mejor buscarlo en grupo, porque así resulta más fácil y ameno. Sabemos que lo encontraréis todos aquellos de entre vosotros que lo busquéis con ahínco, con fe y sin abandonar nunca, aunque tarde en aparecer.

Para encontrar este tesoro, que contiene lo mejor que podáis imaginar, hay que explorar indicios en todas partes. Especialmente hay que leer muchos libros, sin dejar de analizar todas y cada una de sus palabras. También todo lo que diga vuestro profesorado será muy importante. Hay que escucharles atentamente, desde la primera hasta la última hora. Así mismo, vuestros familiares también os darán interesantes consejos que conviene seguir, porque os conducirán hacia este tesoro.

Puede que tardéis un poco en descubrir el tesoro, pero si lo buscáis es seguro que lo encontraréis… en este colegio. Aquí lo hemos dejado los mayores, hecho con mucho cuidado y mimo para vosotros. Nos ha costado mucho crearlo y guardarlo por aquí. Ahora os toca a vosotros descubrirlo, abrirlo y disfrutarlo. Algunas sendas decisivas del tesoro son la lectura, el Versión .DOC para imprimirestudio, la formación, la cultura, la educación a lo largo de la vida,… ¡Suerte en vuestra búsqueda del gran tesoro!”.


Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/tesoro.htm

Humareda electoral

Algunos políticos españoles siguen tratando al electorado como un bebé: se hace tilín con el sonajero, y vuelve la cabeza automáticamente. Da lo mismo que se trate de elecciones municipales, forales (y regionales en algunos casos), si pesan mucho la marea de petróleo gallega y el océano de sangre iraquí, el presidente y su staff vuelven a exhibir el comodín electoral del terrorismo, aunque –¡afortunadamente y que dure!- ETA no les está haciendo la campaña con sus siempre “oportunas” atrocidades.

¡Granadas de humo!, gritó el comandante y todo ese revoltijo de pago jurídico-mediático-gubernamental-intelectual comenzó el fregado. Ilegalizo por allí, perturbo por acá, detengo por aquí y escandalizo por allá (o por Alá). A la guerra (perdón, a la intervención militar que apoyaron pero no fueron, que ayudaron humanitariamente pero quizás ocupen militarmente) se le da otra vuelta más, y el retorcimiento sucesivo de que era por la resolución de ONU de la guerra de Kuwait del ’91, en búsqueda de armas de destrucción masiva, o para derrocar a un dictador (otrora amigo), acaba en el penúltimo capítulo de que era para igualar a Batasuna con Al Qaeda. Así se ha iniciado la campaña electoral: Todo un insulto a la inteligencia de cualquiera que haya superado la ESO, pero entre el humazo y el fragor a los que nos ha acostumbrado el “partido de la guerra” esta habitual distracción da el pego… a los más tontos. Sólo quienes leen más allá de los titulares llegarán a entender por qué la aliada Gran Bretaña, que sí busca la paz en el Ulster, no quiere que el IRA o el Sinn Fein se incluyan en listas de terroristas. Dicho llanamente porque obstaculiza y no simplifica la solución del conflicto de Irlanda del Norte (claro que como aquí no existe “conflicto vasco”…).

Parece que algunos políticos suscriben ese oculto lema de “Contra ETA vivimos mejor”, pero los que nunca hemos dicho que “Contra Franco vivíamos mejor” estamos deseando que pasen estos belicosos tiempos, desaparezca ETA y la coartada universal que proporciona a la ultraderecha y alcancemos una democracia de calidad: con un Estado de Derecho con poderes realmente independientes, con libertad de prensa (también en euskera), con presunción de inocencia (hasta para la universidad pública vasca) y plenas garantías procesales, con derechos activos y pasivos de representación política, y sin intromisiones en las funciones soberanas del poder legislativo (incluido el de Euskadi).

Además la ciudadanía vasca no merece seguir sufriendo durante más décadas la doble pinza de quienes no acaban de repudiar la violencia (sin contextos ni puñetas) y de quienes con esa recurrente excusa nos impiden decidir democráticamente nuestro modelo de autogobierno dentro de una Europa libre y solidaria. Euskadi no quiere convertirse en el granero de votos extraños con políticas que no sirven para solucionar sus problemas.

Es la hora de votar. Y de reflexionar con una campaña electoral normalizada de evaluación de resultados previos, de objetivos futuros, de cumplimientos de las pasadas propuestas,… Recordemos la gestión de nuestro ayuntamiento, de nuestra diputación foral,… ¿Cómo han gestionado los diferentes partidos catástrofes como la del Prestige? ¿Qué partidos solventan problemas y cuáles bloquean las instituciones? ¿Qué partidos de izquierdas por seguidismo avalan las políticas de derechas? ¿Quiénes practican políticas de tierra quemada, de desestabilización del país y de su funcionamiento institucional (quizás buscando la desaparición del autogobierno vasco), asumiendo irresponsabilidades históricas que no debieran olvidarse? ¿Qué dirigentes tacharon de inmaduro al electorado vasco sin aceptar los resultados del 13M de 2001, después de la avalancha mediática que creyeron les aseguraba el éxito? ¿Qué partido abertzale antisistema conduce a su propio electorado hacia callejones sin salida? ¿Se han de perder votos simulando un enfrentamiento, pero realmente sumándose al intento de colapso y dando realmente ventaja a los contrarios?

Rilke relata en un memorable cuento cómo Vladimiro, pintaba todos sus cuadros sólo con humo, esperando a los "engañados". En aquel fuliginoso taller no se podía oler el aguarrás,… Es la hora de elegir: Que los votos reflejen la mayoría social.

Progresión pacifista

Este mismo año 2005 se podría alcanzar la Paz en todo el mundo mediante una simple cadena humana de compromiso.


Según el Libro Guinness, la adivinanza más antigua se remonta al año 1650 a.C. durante la dinastía egipcia de Amosis I. Fue recuperada por el matemático Fibonacci hacia el año 1200, 28 siglos después a través de la cultura romana. Una versión actualizada del célebre cuento de Mamá Gansa que cambia la ciudad de Roma por St. Ives, enunciaría el acertijo así: Cuando iba hacia la ciudad me crucé con un hombre que llevaba siete esposas, cada esposa transportaba siete mulas (o sacos), cada mula acarreaba siete gatas y cada gata tenía siete gatitas. Gatitas, gatos, mulas y esposas, ¿cuántas se dirigían hacia la ciudad?

Obviamente la respuesta es cero o uno, en el caso de que el narrador sea una esposa, dado que el resto venían en dirección contraria. En caso de contabilizar cuántos se encuentran, además del narrador, el resultado es la suma de una progresión geométrica: 7 esposas + 49 (7x7) mulas + 343 (49x7) gatas + 2.401 (343 x7) gatitas. En total, 2.800 seres vivos.

La leyenda más conocida sobre sucesiones geométricas, donde cada elemento surge del anterior al multiplicarlo por un factor constante, relata la inteligencia del inventor del ajedrez, supuestamente un sacerdote hindú llamado Sessa. Cuenta que un emperador, fascinado por el juego, le ofreció a su descubridor lo que quisiera. Éste le contestó que se conformaba con un grano de trigo por la primera casilla del tablero, dos por la segunda, cuatro por la tercera, e ir doblando la cantidad hasta la casilla 64 del tablero. El monarca ordenó a su visir que calculara el premio solicitado, quien comprobó que era imposible cumplir el deseo, ya que habrían de reunir 18.446.744.073.709.551.615 granos. Esta cantidad, sabiendo que un kilogramo de arroz son unos 25.000 granos, equivaldría a la actual producción mundial de trigo (600 millones de toneladas anuales) recogida durante 1.230 años. La fórmula que se aplica es Suma = a1 . (rn-1) / (r-1), donde a1 es el primer elemento de la progresión, r la razón de crecimiento y n los elementos que se suman.

Las series geométricas también se aplican en los “sistemas en cadena” con objetivos de “ventas multinivel” o incluso en “estafas piramidales”. Son fórmulas que crean una red donde un primer miembro inaugural recluta a varios del siguiente nivel, los cuales deben seguir la cadena sucesivamente, remitiendo dinero o postales a los antecesores de varios grados anteriores. Hace muchas décadas se generalizó en Estados Unidos con el envío de un centavo por correo, hasta el punto de que hubo de prohibirse el envío de dinero por vía postal por la saturación que se produjo, que benefició únicamente a los promotores de la cadena.

Estos métodos obviamente sólo multiplican el dinero o las cartas para los primeros escalones de la progresión, que recogen de varios miembros de menor nivel, todos los cuales no podrán conseguir la misma suerte porque la cadena no es infinita. Pero la fórmula funciona y con efecto milagroso si de lo que se trata es de buscar adhesiones a una causa justa. Por ejemplo, para declararse pacifista a ultranza.

Si cada uno de nosotros, cuando le llegue la cadena consiguiese que dos personas más se comprometiesen en el plazo de una semana a implicarse en este plan, antes de finalizar el verano de este año 2005 todo el planeta Tierra estaría en paz permanente. Hoy, día 1 de enero de 2005, comenzaremos la campaña, con dos nuevos socios pacifistas. El esfuerzo de cada uno será únicamente incorporar dos nuevos socios en siete días y habrá concluido, pero la próxima semana ya seremos tres. Esos dos socios, durante su semana conseguirán otros dos cada uno, y la tercera semana sumaremos siete. Al llegar a febrero, si nadie falla, acumularemos 31 pacificadores. A primeros de marzo seremos 511 residentes de mi vecindario los que apostemos por la paz. En abril, 8.191 habitantes de mi barrio nos habremos comprometido en el empeño. A primeros de mayo, todo mi municipio y parte de otro, sumaremos 131.071 pacifistas. El 1 de junio seremos más de cuatro millones los pacifistas, un pequeño país entero. En Julio, pasaremos de 67 millones, equivalentes a toda Turquía, por ejemplo. A primeros de Agosto seremos dos o tres continentes con 2.147 millones de habitantes no belicosos, la mitad de la Humanidad. Antes del 15 de Agosto, todos los seres humanos habremos decidido ser pacíficos con esta utopía, que algún día se alcanzará. ¡Feliz 2005, que ojalá sea el año de la Paz!

Ponme a dormir

Una clave familiar que mide la felicidad y el éxito alcanzados dentro de un hogar.

Pasados los años, se llega a descubrir cuáles son las vivencias más significativas y gratificantes de una vida. Una de mis favoritas entre las más felices y repetidas es despertar de madrugada. En plena oscuridad ir recobrando la percepción del entorno: sentir la presencia de mi esposa apoyada en mi hombro y brazo izquierdos, sus pies junto a los míos, su respiración sosegada y su sueño sereno.

El juego del despertar incluye desde hace pocos años una adivinanza de saber dónde estamos: Si en nuestro hogar de Getxo o en la casa de Alicante. El colchón es similar y no vale palpar el cabezal o el borde de la cama, ni apurar la memoria del día anterior. El truco es tratar de acertar sin abrir los ojos, por algún leve ruido como la lluvia exterior en los ventanales o el tráfico lejano. Entonces comprendo si estamos de vacaciones o durante el curso, pero eso no importa demasiado, cuando se está entre personas amadas.

Luego sigue la preocupación por nuestros hijos: ¿Estarán en sus cuartos de al lado, o en su residencia de estudios? ¿Han de madrugar? ¿El pequeño que estudia lejos parecía feliz en su última llamada? ¿Los abuelos qué tal estaban según la conversación de cada noche? ¿Y el resto de la amplia familia? Cuando el repaso indica que todo parece estar en orden, casi inmejorablemente, no cabe mayor felicidad.

Todo este sosiego lo atribuimos a un lema familiar que les enseñamos a nuestros hijos. Cuando la mayor nació, su precocidad con el habla -en distintos idiomas porque uno le parecía poco- fue impactante. Ella recreó la expresión de "ponme a dormir", que incluía rezar sus oraciones, arroparla con su peluche del momento, leerle o contarle un cuento con precisión milimétrica para evitar inexactitudes, debatir con ella el desenlace de la historia, darle un beso y velar un buen rato mientras parecía dormir… pero estaba al acecho para evitar quedarse sola hasta que Morfeo la acunase, siempre con una tenue luz en su cuarto.

Ahora que pasamos más tiempo solos, mi esposa ha recupero el mimoso lema de "ponme a dormir". No en vano hemos compartido juntos nuestras vidas desde que éramos unos críos, ella de 18 años y yo de 20. Definitivamente es fácil compartir la idea de que sentirse querido es la sensación más humana que se puede experimentar. No existe mayor aprecio interpersonal que saberse querido en el seno de una familia, por parte de los padres, de la pareja, de los hijos, de los hermanos, de los familiares propios y políticos. La verdadera medida del éxito público en la vida, donde también la estima de colaboradores, colegas y superiores es decisiva, se determina por la dimensión del triunfo íntimo dentro del propio hogar.

Versión original en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/ponme.htm

La metáfora de Blancanieves

Para que los padres entendamos la evolución de nuestros hijos en su paso por la infancia y por la adolescencia, es una buena parábola el cuento escrito por los hermanos Grimm.

La fábula es tan prolífica que, de modo informal, ha sido múltiple alegoría con intencionalidad variada. Algunos se han referido más a la madrastra que Blancanieves, para asemejarla a políticos que incesantemente consultan las encuestas (como si fuese el espejo mágico), y que se disgustan cuando ya no son los más valorados. Otros, también con propósito sarcástico han aplicado el “síndrome de Blancanieves”, para denostar a quienes “sólo se rodean de enanitos” o a quienes “esperan, tras quedarse dormidos, que otros les solucionen sus problemas de manera prodigiosa” como en los cuentos.

La historia relata que la princesa sufrió dos ataques de su malvada madrastra. El primero cuando la vanidosa reina, al escuchar de su espejo mágico que la más bella era Blancanieves, ordenó a un cazador llevar a Blancanieves al bosque, matarla y presentar su corazón como prueba. La segunda amenaza vino cuando la madrastra, disfrazada de anciana, ofreció a Blancanieves una manzana envenenada que la sumió en un sueño sin fin.

La salvación de Blancanieves provino de dos insospechadas ayudas. En la primera ocasión, cuando el leñador se apiadó y la abandonó, fueron los siete enanitos sus salvadores. En el segundo trance no bastaron los cuidados de los enanitos, y el hechizo de la manzana sólo se rompió cuando apareció un príncipe y besó a Blancanieves. Los riesgos y protecciones que halló Blancanieves son una metáfora de las primeras etapas de la existencia.

La infancia. Implica la socialización gradual fuera del amparo familiar, afortunadamente no por rechazo (como con la madrastra) sino porque el ámbito del nido se queda escaso como entorno para quienes crecen, se relacionan y escolarizan,…. con otros enanitos, de quienes aprenden mucho como amigos o condiscípulos. Entre los enanitos, y las enanitas, hay de todo: muchos alegres, sabios y dormilones; menos tímidos, mocosos y gruñones; y casi ningún mudito. Pero con todo, la infancia vivida entre el hogar y la escuela es una etapa feliz, como cuando Blancanieves moraba en la casita de los enanitos. Pero una amenaza se cierne sobre el horizonte, es…

La adolescencia. Significa una brusca crisis de identidad, de bruscas transformaciones fisiológicas, emocionales y sociales. Los infantes, tan contentos con su rutina cotidiana, parecen entrar en trance súbitamente alterados como por una manzana envenenada. Superar la pubertad requiere algo más que un beso principesco, pero al final -cuando los padres parecen desesperar- llega un día glorioso en el que los adolescentes despiertan de su mutante letargo.

Goethe lo describió acertadamente: “Sólo una pasión verdadera transforma, de pronto, al adolescente en adulto”. Afortunados quienes llegan al último estadio de los seres humanos, descubriendo que si el amor es el poder iniciador de la vida, sólo el apasionamiento posibilita su permanencia.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/blancanieves.htm

Charlie y la familia de chocolate

Tenemos la capacidad de construirnos (en) una amorosa familia para recibir todo el afecto, cariño y comprensión que merecemos y donde podremos ser nosotros mismos.

La película “Charlie y la fábrica de chocolate” de Tim Burton está fielmente basada en un popular cuento de Roald Dahl escrito en 1964. Estrenada el 15 de julio de 2005 ha merecido un notable éxito de difusión, que incluye una amplia reseña en la Wikipedia. El imaginativo libro es un clásico de la literatura infantil (tras un film de culto titulado "Un mundo de fantasía" que no llegó a estrenarse en muchos países) se encomienda una segunda adaptación cinematográfica al aclamado director Tim Burton, quien aporta su estilo marcadamente soñador a la entrañable obra original.

El producto es una aleccionadora comedia sobre niños y para niños, que recuerda la esencia de lo que auténticamente significa ser un niño. Se destina, oportunamente, a una infancia demasiado mimada en una época donde algunas familias parecen hechas de mal chocolate, pero no por su dulzura, sino por derretirse ante la menor calentura, como el palacio del sultán que aparece en la película.

La historia narra la vida de Charlie Bucket, un bondadoso niño de familia pobre que vive, junto a sus padres y cuatro abuelos en una vieja casa diminuta y destartalada, pero un verdadero hogar lleno de amor a la sombra de una descomunal fábrica de chocolate. Desde hace casi quince años, nadie ha visto entrar o salir de la fábrica a un solo trabajador, y tampoco han visto a su extravagante propietario Willy Wonka. A pesar de ello, incomprensiblemente, siguen elaborando grandes cantidades de chocolate que se exportan a todo el mundo. Un día aparece un trascendental anuncio, invitando a la famosa fábrica a cinco afortunados niños que encuentren unos cupones dorados escondidos entre las chocolatinas,…

Se describen, en forma de fábula caricaturesca, cuánto y cómo han malcriado algunos padres a sus repelentes hijos, tan ridículos como poseídos de sí mismos que apenas aprecian la maravilla de las alucinantes creaciones de Wonka. Uno a uno, por su grosera personalidad glotona, competitiva, mezquina o sabelotodo adicto a los videojuegos abandonan la visita antes de que haya terminado. Cuando sólo queda el pequeño Charlie, Willy Wonka le ofrece ser su único heredero con una condición imposible que obliga a renunciar a Charlie. Pero finalmente ambos descubrirán que Charlie ya era un afortunado por algo, como la familia, que faltaba a Willy, quien recibe un regalo aún mucho más generoso que el mayor emporio comercial.

La moraleja de la película, quizás demasiado explícita pero apropiada para el público infantil, es un canto al hogar y al tesoro de una familia unida que, frecuentemente, florecen mejor entre los menos pudientes. Son sublimes las escenas iniciales y finales. En las primeras puede verse el hogar de Charlie, donde la madre espera a su marido para ver si ha conseguido algo que mejore la aguada sopa de repollo. En las últimas, Wonka puede apreciar el valor de una familia reunida, donde tres generaciones comparten la magia de un menú lleno de amor. Quizá el momento supremo es cuando hasta el más pequeño de la casa, Charlie, reconoce con decidida valentía que nada es más sagrado que la familia. Decididamente el chocolate atesora un regusto de familiar a ternura.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/charlie.htm

El mejor pasaporte

©Mikel AgirregabiriaMás que nunca, viajar y elegir libremente un horizonte con futuro es el deseo universal de la Humanidad: Elige el mejor visado.

El gran escritor austriaco Stefan Zweig escribió en sus memorias: “Antes de 1914, la Tierra era de todos. Todo el mundo iba adonde quería y permanecía allí el tiempo que deseaba. No existían permisos ni autorizaciones. Me divierte la sorpresa de los jóvenes cuando les cuento que viajé a la India y América sin pasaporte y que en realidad jamás en mi vida había visto uno. La gente subía y bajaba de los trenes y de los barcos sin preguntar ni ser preguntada, no tenía que rellenar ni uno del centenar de papeles que se exigen hoy en día. No existían los salvoconductos, ni visados, ni ninguno de esos fastidios; las mismas fronteras que aduaneros, policías y gendarmes han convertido en una alambrada, a causa de la desconfianza patológica de todos hacia todos, no representaban más que líneas simbólicas que se cruzaban con la misma despreocupación que el meridiano de Greenwich,…”.

Dicen que “Si quieres a tu hijo, déjalo viajar”. Pero, ¿qué es viajar? ¿Cambiar de lugar? No. Viajar es… cambiar de ilusiones y de prejuicios. Viajar es… nacer y morir a cada paso. Viajar es… pasear un sueño, pero hay mucha diferencia entre viajar para ver países y para ver pueblos. Porque las gentes, son lo más interesante de todas las maravillas que nos rodean.

Viajar representa en el mundo simbólico y en el mundo real de nuestros contemporáneos la utopía máxima de la libertad para vivir donde cada uno prefiera. Cada día, muchos de nuestros semejantes mueren tratando de escapar de un continente o aspirando a vivir en otro país.

Pero viajar también la mejor metáfora de huir de un modo de vida que nos esclaviza, que nos aprisiona con una subyugante rutina de la que no cabe escapar. Un trabajo aburrido o un barrio inhóspito son el destino de muchos de nuestros iguales. Pero se puede eludir todo ello; cabe la esperanza de un salvoconducto para residir en otros parajes: La educación, que es el pasaporte que abre todas las puertas de la vida. Incluso muchos títulos universitarios se transfiguran, para sus subversivos estudiantes, en salvoconductos directos hacia la vida opulenta.

El Informe a la UNESCO coordinado por Jacques Delors, "La Educación encierra un tesoro”, define a la Educación como «un pasaporte para la vida». La educación, en el siglo XXI más que nunca, es el mejor legado que los padres y la sociedad pueden otorgar a los más jóvenes, infinitamente mejor que una herencia económica, un apellido o una nacionalidad. Con una buena educación podremos comprendernos mejor a nosotros mismos, entender y apreciar a los demás y participar solidariamente en la obra colectiva de convivir en sociedad.

Elijamos e invirtamos todo lo posible en nuestra educación y en la de los nuestros seres más queridos: es el mejor seguro para la vida e, incluso, un pasaporte para la eternidad. Ser y sentirse soberano para viajar y, sobre todo, para ser autor y protagonista de su propia vida es lo que diferencia al ser humano libre de un esclavo. Toda libertad esta íntimamente ligada al conocimiento y a la madurez que sólo se alcanza con una larga y esforzada formación, que pronto se descubren gozosas para quienes se adentran por las veredas mágicas de la cultura.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/pasaporte.htm

La carrera de la vida

Una metáfora automovilística, válida para cualquier edad, que enseña a llegar muy lejos.

El profesorado está acostumbrado a percibir las peculiaridades de su alumnado, desde la más elemental singularidad de cada persona -que es un universo único- hasta las severas deficiencias sensoriales y cognitivas propias de los casos de “educación especial” ante minusvalías físicas, sensoriales o psíquicas. El personal docente con experiencia sabe perfectamente que, entre la capacidad potencial de cada uno de nosotros y el desarrollo final que logremos, lo definitivo es la voluntad propia que obra milagros insospechados. La constancia, la tenacidad y el empeño forman la piedra filosofal buscada por la alquimia.

Como educador, siempre hubo una historia alegórica que me fue muy útil para motivar a mis alumnos y alumnas en mis funciones de tutoría, incluso de personas adultas. El cuento –de cosecha propia- relata la salida de una carrera de largo recorrido. Se presentan muchos coches, de muy variada apariencia, potencia y antigüedad. Sus conductores se analizan y pronto llegan a conclusiones precipitadas. Algunos creen que, al disponer de vehículos más adaptados o más modernos, serán seguros ganadores. Igualmente, otros se desaniman rápidamente al comprobar que sus automóviles no parecen tan lustrosos como los de otros competidores mejor dotados.
Dado que la carrera está programada a varios años, tras la presentación de los equipos se producen muchas reacciones inesperadas. Los presuntos vencedores se toman el día libre, porque pronto podrán recuperar la ventaja que concedan a sus más débiles contendientes. Los que aceptan su papel de perdedores arrojan la toalla sin avanzar siquiera unos kilómetros. Los jueces avezados pronto descubren quiénes serán probablemente quienes triunfen al final de la larga y afanosa aventura: Son justamente quienes se aprestan a correr con todas sus posibilidades, aunque sean reducidas, sin mirar a los demás ni aceptar jamás la derrota, sabiendo que llegarán hasta donde estén dispuestos a no desfallecer.

En las carreras automovilísticas reales es cierto que el coche es determinante, porque todos los conductores son esforzados vocacionales seleccionados por una acreditada valía de trabajo previo en su currículum. En la vida cotidiana y entre la gente normal sucede que la principal diferencia entre unos y otros no es el cociente de inteligencia, ni las habilidades sociales, ni la edad, sino el carácter esforzado y la energía dispuesta a sacrificar.

En la escuela y en la sociedad advertimos repetidamente la pertinaz tragedia de las capacidades desaprovechadas, la penosa catástrofe de los abandonos prematuros, y la sempiterna maldición de la pereza, la desidia y la apatía… incluida la de los educadores y progenitores que aceptamos el “fracaso escolar”. Muchas veces nos consideramos demasiado incompetentes, nos suponemos demasiado mayores, nos sentimos demasiado cansados. Es evidente que otras personas estarán más dotadas que nosotros, que no seremos los mejores y que nos costará más lograr nuestros objetivos. Pero recordemos que sólo fracasa, quien no lo intenta una y otra vez.

Fallar es legítimo y honorable; abandonar sin intentarlo es lo más triste y deshonroso. Schiller señaló: “La voluntad de la persona: he ahí su felicidad”. No existe mejor cualidad y facultad que una firme voluntad: Y esto está al alcance de todos, porque la voluntad es el alma de cada uno de nosotros, lo que nos hace grandes o pequeños.