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El deseo de Teseo

La leyenda del Minotauro es muy esperanzadora para niños y adultos, que compartimos con Teseo el deseo de Paz.

El mito de Teseo, Ariadna, Fedra y el Minotauro procede de la cultura minoica de hace 40 siglos, si bien fue recogido literariamente por el poeta latino Publio Ovidio Nasón en el inicio de nuestra era, poco antes del nacimiento de Jesucristo. Esta compleja tragedia de célebres personajes ha sido objeto de atención continuada por autores como Nietzsche, Freud, Cortázar o Borges.

La crónica comienza en Creta cuando reinaba el poderoso rey Minos. Cnosos, la capital de la isla, era famosa por el laberinto de intrincados corredores, en cuyo interior vivía el cruel Minotauro, un engendro con cabeza de toro y cuerpo de hombre, fruto de los amores de la Reina Pasifae con un toro que Poseidón, dios de los mares, hizo surgir de las aguas. Minos recibió la noticia de que su hijo Androgeo había sido asesinado cuando se dirigía a participar en unos juegos olímpicos. El monarca reunió un ejército y cercó Atenas que se rindió, aceptando la condición de que cada nueve años enviaría siete jóvenes y siete doncellas a Creta para que ser arrojados al Minotauro. Sólo si alguno de los atenienses mataba al Minotauro y salía del laberinto, Atenas sería eximida de la condena.

Teseo, hijo único del rey de Atenas Egeo, se ofreció como candidato cuando por tercera vez hubieron de pagar tan ominoso tributo, embarcando con las víctimas en una nave de velas negras. El monarca y su heredero convinieron en que si Teseo lograba la hazaña, el navío retornaría con velas blancas. Estando ya en la prisión cretense, Teseo fue visto por Ariadna y Fedra, hijas de Minos. Cautivada Ariadna por la valentía del príncipe, decidió ayudarle a derrotar al Minotauro, indicándole un ardid sugerido por el constructor Dédalo: un hilo tendido para encontrar la salida cuando acabase la lucha.

Teseo exterminó al temible Minotauro y pudo regresar hasta la puerta, salvando la vida de sus compañeros y liberando a su ciudad de tan horrible condena. Al reembarcar Teseo, también subieron a bordo en secreto Ariadna y Fedra, que acompañó a su hermana mayor. Durante la travesía se refugiaron en la isla de Naxos para protegerse de una pavorosa tormenta. Vuelta la calma, emprendieron el viaje sin Ariadna, al haber desaparecido tras dormirse en el bosque, extenuada por el cansancio. Dionisio, o Baco dios del vino, la rescató y le ofreció casamiento e inmortalidad.

En Atenas cundía la angustia por la tardanza y diariamente el anciano Egeo acudía a la orilla, esperando el retorno de su hijo. Cuando el barco apareció en el horizonte, traía las velas negras. El rey desesperado se suicidó arrojándose al mar, que desde entonces lleva su nombre. Teseo, abatido por la desaparición de Ariadna había olvidado izar el signo de su éxito, las velas blancas. Teseo fue elegido nuevo soberano, rigiendo los destinos atenienses por largos años, y casándose con Fedra (lo que originó nuevos dramas épicos).

Esta leyenda exhibe un torrente de enseñanzas sobre las cualidades y los defectos humanos. Destaca atributos como el altruismo y el valor de Teseo, o el amor y la inteligencia de Ariadna, junto a yerros como el abandono de Ariadna, el olvido de Teseo o la desesperación de Egeo. Las metáforas también son innumerables: un ideal con estrategia, la confianza en uno mismo, la superación del miedo a lo desconocido, la fe depositada por otra persona, la validez de un buen consejo, la salida por amor del laberinto, la descuidada gestión de la victoria,…

La Humanidad se ve reflejada en Teseo y Ariadna. Con amor, resolución y talento podemos superar al monstruo de la guerra (Minotauro), que reclama una continua matanza de víctimas inocentes. Sólo cuando la violencia desaparezca de nuestras vidas, saldremos del laberinto histórico de muerte y desolación. No desesperemos nunca, ni abandonemos nuestras convicciones, porque algún día, nosotros también, avistaremos las velas blancas de la paz.

Contiene inocente

¡Reconozcámoslo! La mayoría de nosotros somos de esos que podríamos llevar en la frente una inscripción que dijese: "Precaución en su manipulación: Contiene inocente". Así que el 28 de diciembre nos coge siempre desprevenidos, porque casi todos los días nos parece que los periódicos vienen plagados de inocentadas, hasta el punto que ya nunca se sabe cuándo es el Día de los Santos Inocentes. Ahora mismo podemos leer desde que el Partido Comunista Chino ha introducido la propiedad privada en su Constitución. También parecen inocentadas que casi todos los días se programen “visitas sorpresa” encadenadas de todos los presidentes de la Coalición a Irak, con o sin pavo de plástico, o que los soldados norteamericanos ocupantes en Irak pinten graffitis en árabe en las paredes subrepticiamente durante la noche para sorprender por la mañana a los "resistentes" invadidos. Por no mencionar que los líderes sindicales Fidalgo y Méndez se codeen todos los días con la jet society de la realeza, banca, episcopado,… para evitar ser abucheados por trabajadores subcontratados en las contadas ocasiones en las que se acercan a los auténticos "lugares de trabajo".

Lo peor, con todo, no son las inocentadas, sino las "culpabladas" que han empezado a proliferar en nuestro entorno. Sin abundar en ellas para no agotar las cortas vacaciones navideñas, la última ha sido que "los catalanes son menos solidarios", dicho por la Presidenta de Madrid, siguiendo la insigne estela dejada por el Presidente de Extremadura. En resumen, que hay todavía mucho Herodes suelto con la drástica solución de matar a todas las criaturas menores de 2 años para evitar el nuevo rey anunciado por los Magos. Conviene recordar que todos los esfuerzos del cruel tirano fueron en vano, pues la profecía se cumplió ya que los progenitores del niño alcanzaron a huir avisados por un ángel.

Sólo pedimos que, a falta de pruebas en contra, nos traten como lo que somos: inocentes más que culpables. Al menos, mientras Michavilla y Acebes no instauren la "presunción de culpabilidad" genérica, y se conformen con la circunscrita a los políticos nacionalistas periféricos. Esperemos que el próximo año recuperemos un ápice de sentido común (aquel “sentido propio” que decía Unamuno). ¡Que acabe el año 2003! ¡Bienvenido, 2004!

Voto, pancarta, prensa

En democracia los papeles de la ciudadanía se resumen en tres: voto, pancarta y prensa. En este país, los menos jóvenes conocimos una dilatada época en la que no pudimos votar, ni manifestarnos, ni disfrutar de medios de comunicación libres. Hoy hemos de ganar otra paz: la de Irak. La papeleta de voto quedó cautiva hasta la próxima consulta electoral. Nos queda el cartelón en las movilizaciones masivas, y nuestra presencia pacifista en las radios, las televisiones y los periódicos no sumisos, donde debe resonar nuestra exigencia de paz.

Frustraremos esta guerra sin derecho, macro-terrorismo puro a escala mundial de los dirigentes vendidos al odio y al interés. Gritemos que no queremos una guerra breve, sino una larga paz, porque jamás hubo guerra buena o mala paz. El único medio de vencer en una guerra es evitarla. Reclamemos nuestro botín de paz: la vida de tantos inocentes iraquíes. "Nuestras vidas empiezan a terminar el día que nos callemos antes las cosas que importan", dijo Luther King y McLuhan señaló que “La televisión rompió el confort del cuarto de estar con la brutalidad de la guerra. El fin de la guerra de Vietnam se decidió en los cuartos de estar, no en los campos de batalla”.

¡Activismo de pancarta y selección de prensa pacifista ahora,… e inteligencia de voto el 25 de mayo!