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Rebekka, la mejor fotógrafa de Flickr

En Flickr hay millones de fotos y miles de fotógrafos.

Pero podemos mantener nuestras preferencias.
Una de las series más votadas es la de ...

Supresión de la televisión

El desastre social que propician los contenidos de las televisiones aconseja evitar su recepción.

Una semana de vacaciones, deliberadamente sin Internet, ha sido suficiente para comprender que el principal riesgo para niños y adultos proviene de esas aparentemente inocuas televisiones genéricas. Lo que pretendía ser una “semana blanca” retrasada, con el mal tiempo reinante en Alicante, se convirtió en un tiempo para analizar los contenidos televisivos reinantes en la España del siglo XXI. La conclusión más obvia es que casi toda la oferta de las programaciones es altamente desaconsejable para mantener una lucidez mínima, un elemental sentido común y algún tipo de código ético aplicable a la vida cotidiana. El daño que incontestablemente causa a los más jóvenes resultará incurable a pesar de los denodados esfuerzos familiares y educativos que se apliquen, si no es con la condición previa de restringir o apagar la televisión actual.

El panorama matutino comienza en TVE, A3 y Tele5 con debates políticos de pesados “sabihondos contertulios”, preferentemente de Madrid, que sólo repiten las frases sacadas de contexto de los políticos nacionalistas, tanto de Euskadi como de Catalunya. Siguen insufribles programas del corazón, con las mil y una anécdotas irrelevantes de personajes anodinos que han sido encerrados en alguna casa de Somosierra o en algún corral de Kenia, además de la panda habitual de famosillos que viven del cotilleo de sus insignificantes “sucedidos”.

Los informativos, aparte del peculiar equilibrio y selección de lo “noticiable” que merecería un análisis y valoración extenso, son un escaparate de “periodistas populares”, que llegan a llenar toda la pantalla con su nombre y cara (dura). Hasta el propio McLuhan se sorprendería de que ahora el “mensaje es el periodista”, cuyo primer plano acerca hasta la menor arruga (Angels Barceló es el caso límite de lo que una mala realización puede perpetrar, porque no todos los días los poros faciales presentan su mejor imagen) o que es entrevistado por sus colegas en los debates en profundidad. Incluso los corresponsales “de provincias” aparecen en medio de la imagen, tapando el incidente del que supuestamente pretenden informar.

La tarde se llena con programas de entrevistas a “personas de la calle”, que sorprendentemente sólo presenta las miserias de caraduras de uno u otro género que se rejuntan en inimaginables fórmulas de seudo-convivencia, con mayoría de “gente que trabaja la noche” y todo tipo de esperpentos personales, familiares y sociales en pleno horario infantil de tarde-noche. El mensaje tácito que se transmite es que si quieres ser “famoso”, lo que parece ser el ideal de vida contemporánea, sólo has de ser más “anormal” que los ya bastante estrambóticos especimenes que se presentan como modelos ejemplares de nuestra era.

Las series de “producción propia” son muestras del paradigma preconizado, que es lo más marginal que se pueda imaginar: Un programa de “éxito” presenta una “modélica” comunidad de vecinos donde no existe una sola familia convencional. En pro de la tolerancia que nadie discute, tienen cabida toda suerte de “unidades familiares”… menos la familia “a secas”. Negando y renegando de la estadística más elemental, no aparece ni un solo matrimonio, con o sin hijos; únicamente algún resto de matrimonio liado con algún otro resto.

Una sociedad que se traga sin rechistar semejantes bodrios aderezados con anuncios de estúpidos productos, la mayoría de los cuales son absoluta y manifiestamente innecesarios, corre un riesgo cierto de acabar idiotizada, masificada y sin capacidad de reacción, lo que parece ser el objetivo último de tanta basura tele-distribuida.

La información que proviene de Internet es infinitamente más variada, complementaria, especializada y juiciosa que esta predominante bazofia televisiva, que ni entretiene, ni informa, y menos aún “forma”. La prensa escrita se recoge en hemerotecas y sus opiniones vienen debidamente firmadas, siendo mucho más plurales a pesar de la concentración de los “grandes grupos”. Consejo final: Si quieren ser más cultos, más honestos y más humanos, eviten toda forma y modalidad de televisión, con alguna insólita excepción como la información meteorológica, películas sin cortes o esos escasos espectáculos deportivos poco comentados.

Freakonomics

Un polémico libro, con información estadística contrastada, que muestra algunas causas distantes y ocultas de nuestra realidad.

Entre los libros de las últimas vacaciones, ha destacado uno por su controvertido contenido. Se lee de un tirón, pero suscita profundas reflexiones. Se trata de Freakonomics, de Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner. Levitt es un prestigioso economista, aunque políticamente incorrecto. Dubner es un escritor de éxito y periodista de The New York Times.

La obra es un puzzle que combina anécdotas e investigación para presentar conclusiones impactantes, sustentadas en datos masivos explorados con técnicas estadísticas ortodoxas, por lo que su argumentación científica resulta convincente. Algunas pintorescas preguntas sobre significativos fenómenos sociales se suceden y se explican con razones, cuando menos, curiosas.

¿En qué se parecen los agentes inmobiliarios al Ku Klux Klan? ¿Por qué los traficantes de drogas viven con sus madres? ¿Funciona una banda de crack como una franquicia? ¿Qué es más peligroso: un arma o una piscina? Resulta que, en un país (¡con 200 millones de pistolas y 6 millones de piscinas!), mueren muchos más niños ahogados que por disparos (550 frente a 200 anuales). La familiaridad de una piscina evoca menos precaución que un arma mortal, y no hay ONGs que nos recuerde el peligro de las piscinas.

El primer capítulo se titula “¿Qué tienen en común un maestro de escuela y un luchador de sumo?”. La respuesta es que algunos hacen trampa. Esta afirmación irreverente surge del estudio de una situación en la que los incentivos económicos y la posibilidad de ascenso para profesores dependen de las calificaciones que obtengan sus alumnos en exámenes estandarizados. La probabilidad de que hagan truco es alta. Y así se demuestra tras revisar cuidadosamente miles de tests de opción múltiple en las escuelas de Chicago. Mediante algoritmos descubrieron patrones de maestros que rectificaban series de respuestas antes de su evaluación por ordenador. Los mejores luchadores de sumo, a pesar de ser considerados semidioses en Japón, también hacen trampas. Se dejan ganar en peleas que no contabilizan en el ranking, pero que beneficia a su competidor, quien devuelve el “favor” en el futuro. La conclusión es que los incentivos, a veces, estimulan los fraudes.

El cuarto capítulo provoca escándalo, al preguntar “¿Adónde han ido todos los criminales?”. Durante los años 80, los criminólogos predijeron una imparable ola de delincuencia juvenil. No obstante, durante la primera mitad de los años 90, se desplomaron los índices delictivos. Los expertos, policías, jueces y políticos que antes auguraron la hecatombe, luego adujeron múltiples explicaciones sobrevenidas (educación, bonanza económica, tolerancia cero, éxito en la represión, estrategias policiales y penitenciarias, incremento de efectivos, envejecimiento de la población o leyes más estrictas sobre armas de fuego). El libro considera que la variable de mayor efecto causal (más del 50%) fue la alejada legalización del aborto ¡en 1973!, tras el famoso caso Roe vs. Wade en la Corte Suprema. Cree que así que no nacieran jóvenes predestinados a la marginalidad. Realmente un dictamen cruel sobre una vieja cuestión. Los autores dicen que “la moralidad es el mundo como nos gustaría, pero la economía muestra el mundo como es”.

La correspondencia entre abortos en los ‘70 y descenso de la criminalidad en los ’90 se valida con historias contrapuestas como el colapso de la dictadura comunista de Rumania en 1989, 23 años después de que Ceausescu ilegalizara el aborto proclamando que “el feto es propiedad del Estado”. También se acredita con indicios, como que los Estados con mayor tasa de abortos experimentaron la mayor disminución en crimen, y que los 5 Estados que aplicaron la sentencia antes fueron los primeros en atenuar los índices delictivos. Más discutible que la correlación es la conclusión de Levitt: “Cuando el gobierno da a las mujeres la oportunidad de tomar la decisión de abortar, en general, ellas hacen un buen trabajo en dilucidar si están o no en condiciones de criar bien a un bebé”.

El libro merece ser leído,… y debatido. Los aspectos éticos involucrados corresponden a otro plano de análisis, y ni deben prejuzgar las interpretaciones presentadas, ni deben ser inferidos por meros datos o conclusiones estadísticas. Otros trascendentes aspectos familiares y educativos presentados en la segunda parte del texto merecen un comentario pormenorizado de próxima publicación.Versión .DOC para imprimir



Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/freak1.htm

Progresión pacifista

Este mismo año 2005 se podría alcanzar la Paz en todo el mundo mediante una simple cadena humana de compromiso.


Según el Libro Guinness, la adivinanza más antigua se remonta al año 1650 a.C. durante la dinastía egipcia de Amosis I. Fue recuperada por el matemático Fibonacci hacia el año 1200, 28 siglos después a través de la cultura romana. Una versión actualizada del célebre cuento de Mamá Gansa que cambia la ciudad de Roma por St. Ives, enunciaría el acertijo así: Cuando iba hacia la ciudad me crucé con un hombre que llevaba siete esposas, cada esposa transportaba siete mulas (o sacos), cada mula acarreaba siete gatas y cada gata tenía siete gatitas. Gatitas, gatos, mulas y esposas, ¿cuántas se dirigían hacia la ciudad?

Obviamente la respuesta es cero o uno, en el caso de que el narrador sea una esposa, dado que el resto venían en dirección contraria. En caso de contabilizar cuántos se encuentran, además del narrador, el resultado es la suma de una progresión geométrica: 7 esposas + 49 (7x7) mulas + 343 (49x7) gatas + 2.401 (343 x7) gatitas. En total, 2.800 seres vivos.

La leyenda más conocida sobre sucesiones geométricas, donde cada elemento surge del anterior al multiplicarlo por un factor constante, relata la inteligencia del inventor del ajedrez, supuestamente un sacerdote hindú llamado Sessa. Cuenta que un emperador, fascinado por el juego, le ofreció a su descubridor lo que quisiera. Éste le contestó que se conformaba con un grano de trigo por la primera casilla del tablero, dos por la segunda, cuatro por la tercera, e ir doblando la cantidad hasta la casilla 64 del tablero. El monarca ordenó a su visir que calculara el premio solicitado, quien comprobó que era imposible cumplir el deseo, ya que habrían de reunir 18.446.744.073.709.551.615 granos. Esta cantidad, sabiendo que un kilogramo de arroz son unos 25.000 granos, equivaldría a la actual producción mundial de trigo (600 millones de toneladas anuales) recogida durante 1.230 años. La fórmula que se aplica es Suma = a1 . (rn-1) / (r-1), donde a1 es el primer elemento de la progresión, r la razón de crecimiento y n los elementos que se suman.

Las series geométricas también se aplican en los “sistemas en cadena” con objetivos de “ventas multinivel” o incluso en “estafas piramidales”. Son fórmulas que crean una red donde un primer miembro inaugural recluta a varios del siguiente nivel, los cuales deben seguir la cadena sucesivamente, remitiendo dinero o postales a los antecesores de varios grados anteriores. Hace muchas décadas se generalizó en Estados Unidos con el envío de un centavo por correo, hasta el punto de que hubo de prohibirse el envío de dinero por vía postal por la saturación que se produjo, que benefició únicamente a los promotores de la cadena.

Estos métodos obviamente sólo multiplican el dinero o las cartas para los primeros escalones de la progresión, que recogen de varios miembros de menor nivel, todos los cuales no podrán conseguir la misma suerte porque la cadena no es infinita. Pero la fórmula funciona y con efecto milagroso si de lo que se trata es de buscar adhesiones a una causa justa. Por ejemplo, para declararse pacifista a ultranza.

Si cada uno de nosotros, cuando le llegue la cadena consiguiese que dos personas más se comprometiesen en el plazo de una semana a implicarse en este plan, antes de finalizar el verano de este año 2005 todo el planeta Tierra estaría en paz permanente. Hoy, día 1 de enero de 2005, comenzaremos la campaña, con dos nuevos socios pacifistas. El esfuerzo de cada uno será únicamente incorporar dos nuevos socios en siete días y habrá concluido, pero la próxima semana ya seremos tres. Esos dos socios, durante su semana conseguirán otros dos cada uno, y la tercera semana sumaremos siete. Al llegar a febrero, si nadie falla, acumularemos 31 pacificadores. A primeros de marzo seremos 511 residentes de mi vecindario los que apostemos por la paz. En abril, 8.191 habitantes de mi barrio nos habremos comprometido en el empeño. A primeros de mayo, todo mi municipio y parte de otro, sumaremos 131.071 pacifistas. El 1 de junio seremos más de cuatro millones los pacifistas, un pequeño país entero. En Julio, pasaremos de 67 millones, equivalentes a toda Turquía, por ejemplo. A primeros de Agosto seremos dos o tres continentes con 2.147 millones de habitantes no belicosos, la mitad de la Humanidad. Antes del 15 de Agosto, todos los seres humanos habremos decidido ser pacíficos con esta utopía, que algún día se alcanzará. ¡Feliz 2005, que ojalá sea el año de la Paz!