Las 60 fotografías más famosas

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¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!

Citas de Jonathan Swift:

"Cuando aparece un gran genio en el mundo se le puede reconocer por esta señal: todos los mentecatos se confabulan contra él."
"Un hombre nunca debe avergonzarse por reconocer que se equivocó, que es tanto como decir que hoy es más sabio de lo que fue ayer."
"La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse."
"La mayoría de las personas son como alfileres: sus cabezas no son lo más importante."
"Las leyes son como las telerañas que cogen a las pobres moscas y dejan pasar avispas y abejorros."
"Los mejores médicos del mundo son: el doctor dieta, el doctor reposo y el doctor alegría."
"Podemos observar en la república de los perros que todo el Estado disfruta de la paz más absoluta después de una comida abundante, y que surgen entre ellos contiendas civiles tan pronto como un hueso grande viene a caer en poder de algún perro principal, el cual lo reparte con unos pocos, estableciendo una oligarquía, o lo conserva para sí, estableciendo una tiranía.
"Señor, quisiera saber quien fue el loco que inventó el beso."
"Todo el mundo quisiera vivir largo tiempo, pero nadie querría ser viejo."
"Visión es el arte de ver las cosas invisibles."

Extraído de es.wikiquote.org , de recomendable lectura como inspiración.

¿Soldados o gamberros en Irak?

¿Éste es el tipo de gloriosas acciones del todopoderoso ejército de los EE.UU. para 'llevar' la democracia a los iraquíes?

(Reubicado el 22-11-2006)

Malditos pacifistas

Un peligroso espectro recorre Europa, el espectro del pacifismo. Incluso se ha infiltrado en algunos medios de comunicación, donde unos pocos desaprensivos periodistas no valoran debidamente el espectáculo brindado a la audiencia por la reluciente tecnología militar de matar televisada y limpiamente. Además, sólo se va a “desarmar” al poseedor de armas de destrucción masiva, que casualmente cuenta con el segundo mayor yacimiento de petróleo y que solamente se defenderá con las vidas de sus infelices gentes. Por supuesto, también se ha previsto la reconstrucción (tras la inevitable destrucción, y que durará menos porque no será noticia), y que dejará a los vivos, incomparablemente mejor que antes, como se ha comprobado en Afganistán.

Garantizando la ausencia de bajas propias, se ofrecen guerras rápidas que acaban antes de que la opinión pública se pregunte cuánto cuestan, o lo que todavía es peor: ¿por qué morirán hombres, mujeres y niños en Irak? Debe entenderse que Osama Bin Laden, aunque saudita como los pilotos suicidas y con ramificaciones en Pakistán, puede convertirse en Sadam Husein y pasar a Afganistán, a fin de que el 11-S justifique sobradamente el exterminio de afganos o iraquíes.

Los asesores advierten que el retraso sería desfavorable para el calendario electoral americano, porque las guerras se organizan, con cualquier excusa y contra cualquier país remoto, para que Bush gane popularidad y no se vea tan apurado en su próxima reelección. Por todo ello, conviene que la ciudadanía europea no se despierte y contagie a la norteamericana. Podrían llegar a escandalizarse de que para detener terroristas del cutter se derrochen 360.000 millones de dólares anualmente en la “guerra de las galaxias” o en la renovación periódica de los arsenales, tras consumirlos contra “enemigos” escondidos entre poblaciones de extrañas razas, ahora mejor musulmanes porque los comunistas asiáticos quedan pocos y son más peleones.

Los líderes europeos, cabos furrieles en el ejército del bien, para reengancharse en sus poltronas deben acallar esas patéticas voces que piden la antieconómica paz, surgiendo de esa ciudadanía que no comprende la trascendencia de la industria bélica en el bienestar y progreso de la humanidad.