Familias europeas

No existe mejor política que la del apoyo familiar.

Primer día de vacaciones estivales en un destino turístico de la costa alicantina. Durante la cena en una terraza, con ojos aún desacostumbrados advertimos una diferencia obvia entre la familia media de origen extranjero (centroeuropea, nórdica, británica o francesa) y la familia de turismo interior (valenciana, madrileña, murciana o vasca). Frente a nuestra familia promedio de padres maduros y sólo uno o dos hijos, los progenitores foráneos son jóvenes y cuentan con más hijos, de tres a cinco.

La conversación con amigos noruegos, flamencos y bávaros nos descubre dos razones determinantes: El apoyo familiar que brindan las instituciones europeas en otros Estados es hasta diez veces superior a nuestras raquíticas y variables bonificaciones fiscales, y la ciudadanía de otros países ha revalorizado la familia anteponiéndola a la "economía de la comodidad". Además, el electorado europeo más avanzado analiza decisivamente y sanciona con su voto, positiva o negativamente, las políticas familiares en todos los comicios.

Margaret Thatcher, neoliberal a ultranza, pronosticó la inexistencia de la Sociedad y la desaparición de la Política e incluso de la Historia: “La sociedad es un fantasma; sólo existe la Familia, el Mercado y el Estado”. Lo cierto es que, mientras el mercado se expande y las administraciones fluctúan, hemos permitido que la familia sea cada vez más minúscula.

¿Incluirá algún partido político como prioridad una administración de protección familiar activa, con fuertes medidas fiscales, de vivienda y de conciliación de la vida laboral y familiar, declarando como objetivo superar netamente la tasa de reposición del 2,1% de natalidad? Desde el máximo respeto a la libre decisión personal, ¿hasta cuándo habremos de esperar de nuestros líderes una apuesta humanista por la vida y por la familia? Nunca olvidemos que la familia es el primer y mejor ministerio de educación, sanidad y bienestar social, y que una sociedad vale exactamente la suma de las familias que la integran.

Se levantó con todo el equipo

Mayo se cayó en Julio y el Euskatel - Euskadi se alzó inmediatamente en el Tour.

La Biblia dice: “¡Ay del que está solo! Porque cuando caiga no tendrá quien le ayude a levantarse”. Pero Iban Mayo tiene a todo un equipo con gentes como Haimar Zubeldia, Unai Etxebarria, David Etxebarria, Iñigo Landaluze, Iker Flores, Egoi Martínez,…

La moral del conjunto que dirige Julián Gorospe no se perdió a la entrada del pavés. La contrarreloj por escuadras del día siguiente demostró que una caída puede ser un estímulo. Lance Armstrong, y su equipo US Postal, son colosales ciclistas: Ibán Mayo y el Euskaltel-Euskadi son igualmente grandes deportistas.

No es con una idea como se levanta a un hombre, sino con un sentimiento. El hombre que se alza aun es más grande que el que no ha caído. Caer está permitido: ¡Levantarse es obligatorio! Nuestra mejor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos. Sólo el que cae puede dar a otros el edificante ejemplo de volverse a levantar. Quizá vencer nos será imposible, pero nunca renunciaremos a seguir con todo nuestro esfuerzo.