Escribiendo en Internet

En 1962 Bob Dylan presagió el fenómeno de Internet con su Blowin’ in the wind (La respuesta, colega, la susurra el viento).

La música de Bob Dylan representó, para quienes éramos jóvenes en la década de los ’70, el símbolo de trasgresión desafiante de quien desprecia el (des)orden establecido y se enfrenta a los más poderosos del país todopoderoso. Su balada pacifista fue una metáfora contra la guerra del Vietnam y sigue siendo el mejor alegato contra toda forma de violencia: “¿Cuántas veces deben volar las balas antes de que sean proscritas para siempre? ¿Cuántas muertes más tendrá que haber para que sepamos que ha muerto ya demasiada gente? ¿Cuántos años debemos sobrevivir antes de que se nos permita ser libres? ¿Cuántas veces giraremos la cabeza fingiendo no haber visto? La respuesta, amigo mío, se la lleva el viento”.

Treinta años después, no sólo la música permite difundir mensajes a los grupos y seres humanos menos favorecidos en el control de los grandes medios de comunicación en formato escrito o audiovisual. Internet, las webs y los blogs han popularizado una información planetaria, accesible a gran parte de la población mundial, sin más fronteras que una conexión telemática y el idioma de redacción.

Escribir en Internet ofrece, además de la publicación instantánea y múltiple, un retorno de los lectores, quienes pueden responder con igual rapidez y difusión a los artículos iniciales. Analicemos ambas propiedades, multiplicidad y debate, porque condicionan decisivamente el modo de diálogo, muy diferente al de una “Carta al Director” en un periódico de papel.

multiplicidad. Escribir sin pensar en un solo medio, ofrece una libertad sin igual. Anteriormente a Internet, un artículo de opinión o carta se dirigía a un diario concreto, y había de adaptarse a su formato breve de la prensa escrita, a su temática preferentemente política, e incluso al modo de pensar mayoritario que los lectores de cada publicación quieren releer para ratificarse en sus creencias.

Hoy día, personas tan desconocidas como quien suscribe, remiten un mismo artículo a toda la gama de periódicos de varios subcontinentes. Ello provoca la paradoja de que quienes leen un único periódico, donde ocasionalmente han aceptado algún escrito tuyo, creerán a pies juntillas que “eres de los suyos”, porque jamás te leerán en los “otros” medios. Me sucede a mí mismo con gente que sólo lee Gara o La Razón (por citar sólo dos extremos del espectro político), sin remitirse jamás a mi blog o web personal donde figuran cientos de artículos publicados, simultáneamente en ocasiones, en decenas de medios en papel y electrónicos.

Esa variedad y pluralidad de medios destinatarios permite a los autores desplegar toda la dimensión polifacética propia de los seres humanos, sin especializarse en monotemas, ni rehuyendo la complejidad de los enfoques posibles. Al mismo tiempo exige un máximo rigor argumental para defender una exposición no presentada sólo ante simpatizantes, porque tu voz será recogida por sensibilidades muy diferentes en medios convencionales o de contra-información, dirigidos a la juventud o a la tercera edad, de lectores con perspectivas ideológicas, políticas, sociales, geográficas o religiosas muy dispersas. Todo ello promueve el buen consejo de “perder el falso pudor”, y presentarte como lo haría un ingenuo niño o un anciano sabio que simplemente dicen lo que piensan sin absurdas restricciones de lo “social o políticamente correcto”.

debate. Los foros y los blogs estimulan las respuestas y la controversia sobre los artículos seleccionados. El precedente histórico más próximo serían las tertulias de café, sólo que aquí caben espectadores que intervienen sin más restricción que la acción del moderador, en caso de existir. La sinceridad preconizada precedentemente ante cuestiones muy diversas suele provocar que lectores demasiado unidimensionales no acepten que si alguien ha defendido una determinada posición política no coincidente con la suya, a partir de entonces repudien todo el resto de opiniones en cualquier otro terreno como la autoayuda, el amor, la familia, la educación, la adolescencia,… Esta estrechez de miras es frecuente y lamentable, por devaluar la discusión fructífera y por los efectos negativos sobre quienes la practican.

Lo cierto es que en las contestaciones a los escritos, la fidelidad ofensora de los detractores recalcitrantes es infinitamente superior a la adhesión de los tibios simpatizantes. Éstos últimos, lógicamente, no siempre mantienen un criterio concurrente y son justificadamente críticos con algunas opiniones emitidas, discrepando en señaladas ocasiones al tiempo que aceptan algunas concomitancias de pensamiento común. Los primeros, los fustigadores acerbos, no dejan nunca de leerse un escrito para repudiarlo con tenaz reiteración e insistir en que jamás volverán a leer nada más de su odiado autor… hasta que vuelva a aparecer el siguiente un día más tarde. Así que todo blogista, por muy amateur que se considere, quizá debiera procurar no defraudar jamás a sus más perseverantes censuradores maldicientes… antes que intentar la difícil tarea de agradar repetidamente a sus inconstantes fieles.

Pero es preciso escuchar con sutileza toda crítica, destructiva o constructiva. Los contumeliosos te acotan la senda de tu mejor camino, y los positivos refuerzan la voluntad de proseguir tanteando un posible avance, admitiendo sus sugerencias cuando surgen las discrepancias puntuales. En todo caso, es muy de agradecer a unos y otros sus aportaciones, su seguimiento y perseguimiento, sus lealtades en el ataque y en la defensa, generalmente más públicas y anónimas las primeras en el foro general y las segundas más entrañables por correo electrónico privado con plena identificación del interlocutor.

Como conclusión general, cabe señalar el nuevo espacio de diálogo y libertad que produce la denominada blogosfera. Aunque algunos rémoras históricas sigan actuando, como la abundancia de plataformas políticas en contraposición a las escasas de opinión humanista y cotidiana más intimista. Además, la hipertrofia política se sobreentiende casi exclusivamente como confrontación, como contraposición de perspectivas, nunca como un intento de aproximación de posiciones,… Endémicamente se busca la polémica por la polémica, la contestación airada, la descalificación injustificada e injustificable; raramente cabe compartir sensaciones, recordar juntos aquel olor a barquillos que nos retrotrae a la infancia,… ¡Lástima por todos nosotros!

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/internet.htm

Universidad incomunicada

Han pasado siete lustros desde que la inauguramos, pero continúa igualmente apartada.

Hace 34 años fui uno de los alumnos que estrenó el campus de Leioa de la entonces Universidad de Bilbao, en el curso 71-72 (aunque la web institucional señale el 72-73 como fecha inicial). La Facultad de Ciencias pasó de unas instalaciones provisionales en Botica Vieja al primer edificio de Medicina y al año siguiente al suyo propio. Para llegar a clase fuera del escaso horario de autobuses, habíamos de caminar por veredas y campas desde la estación del tren, hasta que organizamos un legendario Renault 4-L.

Hace 17 años, cuando volví para los cursos vespertinos de doctorado, el coche propio seguía siendo imprescindible dada la ausencia de un servicio integral de transporte público. Y lo mismo cuando mis hijos hicieron sus pruebas de selectividad. El pasado sábado mi hija fue subcontratada para custodiar un examen de EGA convocado en el campus. La hube de subir con mi coche a la mañana y recoger al mediodía en medio del mismo espectáculo retrospectivo, con filas de automóviles particulares atestando la carretera única y aceras llenas de peatones transitando, sin advertirse esos autobuses, tranvías o lanzaderas de los que tanto se ha hablado y no menos prometido.

Mis hijos, en Deusto, en Navarra, o en las universidades europeas del Programa Erasmus, mantienen los fines de semana todo tipo de actividades académicas y complementarias, incluso clases los sábados por la mañana. No era ése el panorama que podía ofrecer el mayor recinto universitario vasco, y centro de la EHU-UPV, fuertemente condicionado por la falta de un accesible sistema público de transporte. ¿Esta desidia social e institucional es sólo un síntoma aislado o algo más preocupante?

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/incomunicada.htm

Beldad, verdad, bondad


La vida suele ser una sucesión de tres etapas: Primero la época de la belleza, seguida del tiempo de la verdad y concluye con la era de la bondad.

Cuando ya son demasiados los objetivos perseguidos y no conseguidos, cuando los fracasos multiplican los éxitos, cuando la fecha de caducidad propia se atisba por el horizonte,… llega la edad de la bondad. Algunos, quizá, hemos descubierto esta secuencia con demasiado retraso. Si quien lea estas palabras descubre esta paradójica trinidad y la asume con juventud de espíritu, se le puede augurar una vida provechosa y feliz. Existen verdades tan grandes que tardan en entrar en algunas mentes, porque las verdades más elevadas y puras no se adquieren mediante la reflexión y la inteligencia, sino por el sentimiento, según Anatole France.

La Belleza: Es aquello que es inteligible sin reflexión y que, según Stendhal, no es más que la promesa de la dicha. La belleza es ese misterio hermoso e indescifrable. La belleza del cuerpo suele ser indicio de la del alma, y casi siempre la belleza de las cosas reside en el espíritu de quien las contempla. Y de la belleza se pasa a la verdad, porque la belleza siempre tiene razón. Según Keats, la belleza es verdad, y la verdad belleza; esto es todo lo que acá abajo sabemos, y necesitamos saber.

La Verdad: Es un alimento como el trigo, es una antorcha que luce entre las tinieblas. Es como el sol, lo hace ver todo y no se deja mirar. La verdad es como la luz: una y diversa; es como la naturaleza: una y fecunda; es como Dios: uno e inmenso. La verdad es grande y prevalece, porque es hija del tiempo, no de la autoridad. La verdad padece, pero no perece. La verdad existe; sólo se inventa la mentira. Y, de nuevo según Víctor Hugo, la verdad está dentro de nosotros, no surge de las cosas de fuera, porque es fundamento de la virtud más sublime,…

La Bondad: Es la flor de la fuerza. La bondad vence a la maldad como el agua al fuego. La bondad, más que cualquier otra cosa, desarma a todos. Pero la bondad si no está en la conducta, sobra en las opiniones. Una prueba no pequeña de la propia bondad, reside en confiar en la bondad de los demás. El círculo de unidad se cierra: beldad, verdad y bondad. La bondad es la belleza del alma, y esta verdad está en marcha y nada puede pararla.

La insignificancia de un ser vivo se alza con la piedad hacia el infinito de la deidad, incluso en la Tierra, ciudad de maldad. Aprendamos a mirar,… a los que tienen menos. En una pared de la impresionante Capilla del Hombre puede leerse: “Yo lloré porque no tenía zapatos,… hasta que vi un niño que no tenía pies”.

La común esencia de belleza, verdad y bondad se llama AMOR, esa sustancia divina a la que esta noche, a lo lejos, alguien canta,... Son los versos más tristes y bellos que pueda imaginarse y que han inspirado este texto. Se oye in crescendo a Yolandita Monge, en http://www.goear.com/listen.php?v=c242fce. Todo lo que dice del amor vale para la vida, porque una vida sin amor no es vida, porque la belleza es la expresión estética del amor. Eso es todo. Escucha y estremécete, si no estás muerto,… ¡Es fabuloso saber que existen personas como tú,…, efímeros supervivientes que han comprendido algunas claves antes del final anunciado!

El amor es un rayo de luz indirecta, / una gota de paz, una fe que despierta, / un zumbido en el aire, un punto en la niebla, / un perfil, una sombra, una pausa, una espera,... / El amor es un suave rumor, que se acerca, / un timbre a lo lejos, una brisa ligera, / una voz en la calma, un aroma de menta, / un después, un quizá, una vez, una meta. / El amor va brotando, entre el aire y el suelo, / y se palpa y se siente y hay quien puede verlo, / y hace que te despiertes y pienses en él, / y te llama despacio, rozando tu piel.

El amor te hipnotiza, te hace soñar, / y sueñas y cedes y te dejas llevar, / y te mueve por dentro y te hace ser más, / y te empuja y te puede y te lleva detrás,…/ Y de pronto te alza, te lanza, te quema, / hace luz en tu alma, hace fuego en tus venas, / y te hace gritar al sentir que te quemas / te disuelve, te evapora, te destruye, te crea,... / Y te hace viajar, en el filo del tiempo, / remontando los ríos de mil universos, / y te lleva a la gloria y te entrega a la tierra / y te mira,... y te ve,... y piensa,... y piensa,...

Y de pronto el amor, es la luz de una llama, / que se empieza a apagar,... y se va,... y se apaga, / es la isla pequeña perdida en la niebla, / una gota, un no sé, una mancha, una mueca. El amor es la hoja caída en la tierra, / un punto en el mar, una bruma que espesa, / un peso en el alma, un sol que se vela, / un porqué, un según, un ya sé, una queja.

El amor va bajando, peldaño a peldaño, / con las manos cerradas y el paso cansado, / te pregunta quién eres, para hacerte saber, / que apenas te conoce, que qué quieres de él,... El amor te hace burla, se ríe de ti, / mientras tú sigues quieto, sin saber qué decir, / y deseas seguirle y decirle que no, / que se quede, que vuelva, que comete un error.

Y el amor desbarata tus grandes ideas, / te destroza, te rompe, te parte, te quiebra, / y te hace ser ese, que tú no quisieras,/ y te empuja a ser malo / y te deja hecho mi**da / Y te arroja de bruces, al último infierno, / arrancándote el alma, pisándote el cuerpo, / y te ahogas de ansia, de volver a la nada, / y de pronto,... se para,... y te ve,... y se apiada,...