La barbarie interna

¿Arde Paris? El deseo de Hitler lo consuman quienes no son chusma, sino la prueba de que la injusticia y la xenofobia latentes finalmente explotan.

Frente a las manifiestas insuficiencias demostradas en los Estados Unidos con ocasión del huracán Katrina, que destapó la discriminación de la población negra abandonada en Nueva Orleáns, algunos [incluidos relevantes medios de comunicación] europeos parecían congratularse de la teórica superioridad en materias de educación, orden público y de respuesta institucional en nuestro continente. Los disturbios inacabados, aunque confiemos que no inacabables, en toda Francia, un supuesto modelo de la “fraternité” y la “égalité”, nos demuestran la auténtica “réalité” que urge a mejorar hondamente nuestros sistemas sociales de cohesión, asistencia y enseñanza para ofrecer oportunidades reales a toda la ciudadanía, inclusive a la que nació pobre en cualquier lugar del mundo.

La juventud postrada de los suburbios franceses, que no conoció la miseria de sus abuelos, ya no acepta las migajas de un sistema estratificado cuando sólo vislumbra la penumbra de un futuro sombrío. Poco tiene que perder, porque no quedan esperanzas. El desánimo es mal consejero y la política exclusiva de “mano dura” represiva sólo logran lo que ha conseguido Sarkozy: extender las revueltas de quienes pueden comportarse como les han definido: como escoria.

Estos altercados ponen de manifiesto la profunda fractura cívica francesa, europea y planetaria, de complejas raíces interculturales, plurilingüísticas, interreligiosas y socioeconómicas. Un problema, todavía acotado a determinadas franjas de edad y en las zonas más desfavorecidas, exige inteligencia y globalidad en sus soluciones para evitar la potencial ramificación de la intolerancia. La peor componenda sería que torpemente se magnifiquen y reorienten estos disturbios con etiquetas de terrorismo o islamismo radical. Sería un craso error de incalculables consecuencias atribuir todo a redes criminales de naturaleza étnica o religiosa, cuando un movimiento de esta dimensión social podría acumular “masa crítica” hasta una escala difícil de desactivar.

Frente a quienes queman escuelas y guarderías calcinando con ello aún más su propio porvenir han de desplegarse toda una batería de medidas, donde destaquen las de naturaleza educativa, desde las más tempranas edades, para producir un rescate social que exige el esfuerzo de toda la comunidad. Junto a disposiciones de mejora de la asistencia social y de los servicios públicos, se precisa un extenso plan integral contra el fracaso escolar y laboral.

No existe otra salvaguarda contra el determinismo de la pobreza transmitida de padres a hijos que una eficaz y dotada escuela inclusiva, que concluya con opciones profesionales verosímiles. Sólo la integración escolar ofrece una igualdad de oportunidades para impedir la perpetuación y degradación en los guetos, que también existen en Europa. Únicamente se contendrá la explosión social mediante fórmulas de escolarización que positivamente ofrezcan una incorporación laboral generalizada con posibilidad de promoción para quienes nacieron predestinados a la marginación.

Cuando las barbas del vecino nos apunta una emergencia de semejante calibre, sería un despropósito ignorar la amenaza. Existe demasiado autocomplacencia y triunfalismo en materia socio-educativa, donde hemos generado una difusa red de resignadas excusas mientras no se palian injusticias seculares. Creamos y creemos la demanda de una educación integral que garantice, no ya la escolarización obligatoria (que tampoco se logra por el alto absentismo y la deserción de algunos colectivos discentes), sino el aseguramiento del éxito escolar y de la inserción laboral universal. Organicemos una escuela de vida que sea rampa de despegue hacia el bienestar y la convivencia armónica, atendiendo al desarrollo individual y colectivo. Sólo así se combate las diferencias sociales a fin de caminar juntos hacia una sociedad solidaria y en paz, basada en la justicia y donde todos tengamos cabida, construyéndonos un aceptable presente y un futuro despejado.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/barbarie.htm

Genuina sabiduría

"Información no es igual a conocimiento,
ni conocimiento no es igual a sabiduría
".
Cree un humilde servidor...

Mar y cielo


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¿Cuál arriba y cuál abajo, si mirásemos con la mente despierta?

Imagen tomada de entre las mejores de Flickr.

Perdidos en la venganza

La venganza nunca es un camino recto. Es como un bosque, y es fácil perderse. Perderse y olvidar de dónde venías."

Hattori Hanzo en Kill Bill: Vol. 1

Insolidarios mendigos y atracador ladino

El debate sobre el Estatut ha sido más superficial que profundo. Una fábula puede desdramatizar y quizá iluminar.

Puede ser asignado este chiste a Alemania y España, o a Cataluña y Extremadura, pero la metáfora -aunque tosca- es oportuna. Cuentan que diariamente un rico daba la misma limosna a un pobre que mendigaba en una esquina. La rutina se prolongó durante años, sin mediar palabra entre ambos, hasta que un día se produjo una novedad: El donativo se rebajó a la mitad. Y lo mismo sucedió los días siguientes, hasta que una mañana el necesitado inquirió ásperamente a su benefactor: “¿Qué ha pasado para que reduzcas mi ayuda?”. El donante respondió: “Atravieso dificultades familiares y casi estoy en la quiebra”. El mendicante, encolerizado, concluyó: “¡Esto es el colmo! ¡Quiere usted mantener a su familia a mi costa!”.

En la descripción inicial falta un tercer personaje: Un atracador apodado Bruselas o Madrid que, asaltando al dadivoso y al menesteroso, se lleva toda la colecta, no sin antes reprochar con acritud al filántropo su decreciente generosidad. Las víctimas del latrocinio se enzarzan en una absurda disputa (tipo Murcia-Aragón), mientras el hipócrita ladrón aparenta con lamentos, escandalizados y escandalosos, la progresiva insolidaridad del barrio que férreamente controla y asiduamente desvalija.

Ya en serio, es sorprendente comprobar cómo se engaña a la gente… que se deja engañar. Es inexplicable que desde el centro de los poderes fácticos, se consiga debilitar a todo el conjunto social, enfrentando históricamente a las gentes de unos territorios contra las de los otros, quedando quienes concentran todos los privilegios como modelos de… solidarios. Resulta un insulto a la inteligencia que, a quienes piden descentralización y participación en el reparto, los fariseos oligarcas beneficiarios de todo el Estado les acusen de “desleales y rupturistas”… con sus prebendas y sinecuras.

La dialéctica no es geográfica, sino entre los pocos poderosos y los muchos desinformados. El peligro no reside en los habitantes de una “capital” ni en los de las “provincias”, sino en los despachos de quienes lo deciden todo… menos nuestro voto personal. Que no nos engañen los dirigentes reaccionarios, que no defienden ni la justicia, ni la fraternidad, ni a sus votantes, sino su propio provecho y el de sus amos: esa minoría sin otra patria que el dinero.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/mendigos.htm

Paradojas sanitario-educativas

Las semejanzas entre los dos sectores sociales por antonomasia nos permiten descubrir algunas disfunciones absurdas.

A los educadores frecuentemente se nos compara con los sanitarios, y viceversa. Trabajamos en las áreas más sociales y que absorben la mayor parte de los presupuestos públicos. Prestamos un servicio al conjunto de la sociedad, quizá unos más centrados en las edades más tempranas y otros en las más avanzadas, siendo evaluados continuamente por nuestro quehacer muy cercano a la ciudadanía.

La analogía relativa de ambas dedicaciones, educativa y sanitaria, resulta valiosa para un análisis de mejora en ambos campos, próximos aunque con singularidades específicas. Podemos aprender unos de otros y transponer soluciones comparando y contrastando algunas actuaciones supuestamente inamovibles por la inercia de los tiempos. Veamos dos extraños casos donde urge alterar algunos comportamientos habituales.

El primer tema denuncia una insólita práctica de los laboratorios farmacéuticos, que sería inadmisible en el equivalente sector editorial educativo. ¿Alguien se imagina que una editorial organizase periódicamente conciertos o eventos de altísimo coste, invitando a miles de docentes y con el consejero de turno a la cabeza, patrocinados con los beneficios de un libro de texto? Sería un escándalo inimaginable, y sin embargo es frecuente con las medicinas…. Esperemos que la futura Ley del Medicamento proscriba esta extemporánea conducta, que forman parte de otros métodos de estímulo a la venta (visitas, obsequios, congresos y viajes gratuitos,…) que, como mínimo, resultan poco éticos y exorbitantemente gravosos para el erario público.

El segundo asunto se refiere a la improcedente medida de calidad que parecen adoptar algunos centros educativos y facultades universitarias, que pregonan que sólo admiten a los mejores alumnos, para ser despachados si flaquean y que se enorgullecen de suspender y retardar mucho su carrera. ¿Tendría prestigio una institución médica, y sus respectivos profesionales, si sólo aceptasen pacientes muy sanos, que despidiesen a sus enfermos si no mejoran rápidamente y que se ufanasen del alto porcentaje de convalecientes que no sobrevive a su tratamiento?

Aprendamos del binomio médico-formativo. Los grandes profesionales son quienes se enfrentan a lo más arduo (los pacientes más graves o alumnos más difíciles), que buscan la excelencia en el proceso que les corresponde guiar (sin seleccionar la entrada de sus “usuarios”) y que apuestan por la eficacia y eficiencia de los recursos humanos y materiales. Porque en tarea tan ingente y trascendente nunca sobran presupuestos, que directa (en co-pago) o indirectamente (vía impuestos) provienen de todos nosotros, cuando confiamos a educadores y sanitarios lo más preciado que poseemos: nuestros hijos, nuestra salud y nuestro futuro.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/paradojas.htm

Contexto con texto

Con Internet y los móviles el moribundo texto resucitó con sola consola, con sumo consumo y con vivencia de convivencia.

La conformación con formación de la conjetura consiguiente, con siguiente cónclave, con clave en concurso, con curso en conversión, y con versión convencida con vencida conciencia es -con ciencia y con fusión- pura confusión. Con signo consigno que, con fianza y confianza, cabe conmover con mover la concesión, con cesión de contacto y con tacto de confín con fin consagrado con sagrado consejo.

Con templo de contemplo, con cilio de concilio, con fisco de confisco, con gestión de congestión, con tienda de contienda, con movida conmovida y con jura de conjura sufrimos con presión de compresión sin comprensión, con torno de contorno, con finado confinado y con trabajo de contrabajo. Con boca se convoca, con notación de connotación se convida con vida de consentimiento con sentimiento de concesión; con cesión se confabula con fábula de contentar con tentar la convalidación con validación.

Conjugo conmemorar con memorar y consentir con sentir. Con don de compenetración, excusados quedan el consabido consuelo contuso de la concavidad consensual, el concomer del conllevar, el consolar del conminar y el contener de la condolencia consigo. Restan el consuelo de los consuegros, el conversar con el convecino consanguíneo que controla el convoy mientras congenio, condenso y consolido el contraste conjunto de la contorsión con el concesionario concejo del condado.

Con cierto concierto aseguro que el texto, consentido con sentido, con vencer puede convencer. Concurren confundir con fundir, conmutar con mutar y conceder con ceder. Con tratar consigue contratar; con testar, el contestar. Para confiar, basta con fiar. Con seguir logra conseguir. Con formar equipo, puede conformar equipo. Con traer ideas conquista el contraer voluntades y concentrar con centrar conceptos. Con fluir llega a confluir. Con jugar considera conjugar. Con venir puede convenir. Basta confirmar,… con firmar.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/contexto.htm