Nociones de Física y Metafísica

Una introducción a la Física y la Metafísica que puede descubrirnos una visión constructiva de la vida.

Quienes estudiamos, y enseñamos, Física pronto descubrimos las principales dimensiones del mundo real. La Ciencia investiga lo medible, y lo mensurable se llama magnitud. Las magnitudes físicas son, por tanto, aquellas propiedades o aspectos observables de la realidad. Las siete magnitudes fundamentales, de las que se derivan todas las demás, son: longitud, masa, tiempo, intensidad de corriente eléctrica, temperatura absoluta, intensidad luminosa y cantidad de sustancia. Se miden en el sistema internacional con las siguientes unidades: metro, kilogramo, segundo, ampere, Kelvin, candela y mol.

La primera dimensión es el espacio, medido con la magnitud longitud (L). Así se calculan distancias (L), superficies (L2), volúmenes (L3),… Si añadimos la segunda dimensión, el tiempo (T), de su combinación obtenemos velocidades (LT-1), aceleraciones (LT-2),… Combinando con la tercera dimensión, la masa (M), se logran una gran variedad de magnitudes derivadas, tales como fuerzas (MLT-2), energías y trabajos (ML2T-2), potencias (ML2T-3), presiones (ML-1T-2),… además de otras posibilidades binarias interesantes como momentos de inercia (ML2),…

Pero no nos compliquemos demasiado, es más divertido asociar las principales magnitudes físicas (espacio, tiempo,…) con los más básicos conceptos filosóficos, como por ejemplo justicia y libertad,… Así obtenemos pensamientos de calado que trascienden en todas nuestras cotidianas vidas, de forma comprensible y añorada por todos: Espacios libres, tiempo libre,… Hasta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 24, declara: “Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre,…”.

El espacio es para el hombre la condición real de todo lo que existe; toda la realidad es espacial. Sin embargo, el tiempo es la cosa más valiosa que el hombre puede gastar, porque es la sustancia de la que estamos hechos. El tiempo se va para no volver, imparable e irreparable. Como dijo el gran físico Richard Phillips Feynman, “el tiempo es lo que pasa cuando no pasa nada”. Y es que el tiempo no se mide con el reloj, sino con el aburrimiento.

El tiempo es como una bolsa: sólo si no malgastamos su contenido, tendremos lo suficiente. El tiempo es como un río que forma los acontecimientos. El tiempo, esa cierta parte de la eternidad, todo lo devora, todo lo vence, todo lo descubre. El tiempo, a menudo barrendero de ilusiones, no es sino el espacio entre nuestros recuerdos. Más que para verlo pasar, hemos de acariciar el tiempo que nos corresponde invertir. ¡El tiempo es el que se queda, y nosotros somos los que pasamos!

La vida obedece a las tres mismas reglas secretas del teatro clásico: la unidad de espacio, la unidad de tiempo y la unidad de acción. Sólo con el trabajo, los hijos y las obras legadas a la posteridad, podemos intentar vencer la batalla perdida contra el espacio y el tiempo. El valor de las palabras cambia con los espacios y con los tiempos. Pero todas las cosas tienen su tiempo oportuno, y todas pasan bajo el cielo en el espacio que les ha sido prefijado. Incluso los ideales viven en lo que no reside en el espacio, utopía, y en lo que no existe en el tiempo, ucronía.

Quizá vivamos en el tiempo más que en el espacio, porque el tiempo es un invento de la humanidad, mientras que el espacio es el palacio de los dioses. Ojalá entendamos pronto que el espacio es nuestra morada, el tiempo es nuestro navío y la acción es nuestro destino. La sabiduría genuina consiste en intuir lo lejano en el espacio y en el tiempo,… para determinar exactamente qué hacer ahora y aquí.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/metafisica.htm

Mundo justo

Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas.

Han tomado la extraña resolución de ser razonables.

Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades.

Jorge Luis Borges (Los Justos)

Manos de humanos

Cuando el hombre viene al mundo, tiene las manos siempre cerradas, como si estuviera intentando decir: el mundo entero es mío, y conseguiré agarrarlo.
Cuando el hombre se va del mundo, tiene las manos siempre abiertas, como si estuviera intentando decir: no tengo nada en mi poder, lo único que puedo llevarme son mis recuerdos, lo único que puedo dejar son mis ejemplos.
Midrach Rabba, vía Lugar Zen

No lo sé

No lo sé” es uno (aunque infrautilizado) de los grandes principios científicos. Admitir la ignorancia descarta tanta basura sin sentido…

El siglo XXI no ha llegado

 













Leyendo el periódico nadie diría que hemos superado el siglo de las guerras, de los fascismos y de la insolidaridad.

Amenazas veladas de un general con mando, ataques ultraderechistas a librerías, continuadas extorsiones de ETA, ejecuciones en la nación supuesta líder mundial, exhibiciones del armamento nuclear (francés) contra el terrorismo, invasiones, guerras,… Éste sigue siendo el panorama informativo del año 2006, donde continúa siendo novedad que una mujer llegue al poder en algún país y persiste sin ser noticia la muerte por inanición de millones de personas en un planeta excedentario en víveres.

Hay siglos en los que la opinión pública es la peor de las opiniones, como avanzó Nicolás Sebastien Roch (Chamfort) hace más de doscientos años. Lo reseñable es que con el siglo XX parece que murieron todas las utopías, que siempre fueron el motor que iluminó el progreso histórico. Durante la pasada centuria, las personas sólo hemos pasado de ser engranajes de la “gran máquina”, a ser dígitos controlados por el “gran hermano” (el de 1984, de George Orwell). El escritor Norman Mailer percibió que el papel natural de los seres humanos del siglo XX fue la angustia, y seguimos viviendo aterrorizados y atemorizados.

Parece que los políticos, incluso los del “primer mundo”, en su labor emulan (en su peor acepción) al ensayista Charles Lamb de principios del XIX cuando afirmó: “¡Al diablo con mi siglo! Yo escribo para la… antigüedad”. Lástima que cada uno de nosotros encierre en sí mismo el peso de todos los siglos pasados y que ese lastre lo arrastremos hacia los siglos venideros.

Mikel Agirregabiria Agirre. Getxo
http://blog.agirregabiria.net

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/siglo21.htm

Pésimo plan: Beber y conducir

Una canción, y un videoclip, del grupo musical Simple Plan inmejorables para convencer de no conducir con alcohol.

El grupo de pop-punk de Montreal formado en 1999 ha editado a finales de 2005 una espléndida canción, tanto por su música como por su letra. Su mensaje llega directo al corazón y la mente de jóvenes y adultos. El quinteto comenta que deseaba contar esta historia, en recuerdo de un condiscípulo de su High School que mató a su mejor amigo en un trágico accidente tras haber consumido alcohol. Recuerdan que “fue una época muy triste que ninguno de nosotros podrá olvidar jamás”.

El vídeo describe la muerte de una bella muchacha que tiene la desgracia de cruzarse en la carretera con un joven conductor borracho. La colisión frontal asesina a la adolescente, al tiempo que destruye a toda su familia. El impacto se describe visualmente proyectando súbitamente a sus padres y hermanos que la esperaban en casa hacia las paredes y ventanas, como si el hogar completo hubiese sufrido un violento choque.

El joven causante de tanta desgracia sobrevive al cruento accidente. Y gradualmente se hace consciente del irreparable daño que ha provocado en tantas víctimas inocentes. El solista Pierre Bouvier canta una balada denotando su desolación en la canción Untitled (Sin Titulo, subtitulada ¿Cómo pudo pasarme esto a mí?): Abro mis ojos/ trato de ver, pero me ciega la luz blanca/ no puedo recordar cómo/ no puedo recordar porqué/ estoy aquí esta noche/ y no puedo soportar el dolor/ y no puedo hacer que se vaya/ no, no puedo soportar el dolor.

¿Cómo pudo pasarme esto a mí? Cometí varios errores/ ya no tengo dónde ir/ la noche continúa/ estoy harto de esta vida/ sólo quiero gritar/ ¿cómo pudo pasarme esto a mi? Todos están gritando/ trato de hablar, pero nadie me escucha/ Me deslizo a un abismo/ sólo pendo de un hilo/ quiero comenzar esto otra vez …no puedo explicar lo que pasó/ y no puedo borrar lo que hice/ no, no puedo.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/simpleplan.htm