Motores del aprendizaje

Nos conviene saber qué secretos impulsos nos mueven a aprender desde la edad más temprana hasta el final de nuestra vida.

La psicopedagogía moderna parece haber determinado las tres claves básicas del aprendizaje continuo a lo largo de la vida. Fomentándolos en nuestros hijos, alumnos o en nosotros mismos descubriremos la potencialidad de las inmensas capacidades que yacen en nuestro interior, dispuestas a ser despertadas y desplegadas mediante el poder del aprendizaje.

Primer motor: La curiosidad. Es el factor primario que conduce al conocimiento, el principio de la inteligencia activa y el más despierto instigador del género humano. Quizá sea hija de la ignorancia, pero es madre de la sabiduría. Es un impulso humano de amplitud infinita que oscila entre lo vulgar y lo sublime: Puede llevar a escuchar detrás de una puerta, o a descubrir América. El proverbio dice "la curiosidad mató al gato", pero la falta de curiosidad mata la mente.

Si en el nacimiento de un niño la madre pudiese pedirle a un hada madrina que lo dotase de alguna gracia, la más ventajosa sería la curiosidad. La curiosidad debe mantenerse viva siempre, porque la vejez sólo aparece con su pérdida. La curiosidad es viva en las almas felices, que la distinguen como la primera y la última pasión.

Segundo motor: El logro. Es el inmenso descubrimiento de la validez de un aprendizaje, como cuando uno comprende para qué sirve la lectura. La aplicación del conocimiento produce más sed de nuevos aprendizajes. Los pequeños éxitos son estímulos que conducen a éxitos mayores. El logro nos da confianza y constancia para superar los fracasos e interpretarlos como meros ensayos de futuros éxitos. Como el niño que pasa de gatear a andar e inmediatamente aspira a saltar y correr.

Gozar del valor de un aprendizaje otorga una experiencia de triunfo, que anima a proseguir con ulteriores aprendizajes. Así se decide que el aprendizaje no es meta, sino camino. De este modo un aprendizaje logrado espoleada la voluntad para el esfuerzo requerido por sucesivos y mayores conocimientos.

Tercer motor: El reconocimiento. Ya el bebé que consigue una meta, por pequeña que sea como poner en fila una serie de objetos, busca la mirada de sus padres o el aplauso de su profesora. Ello le alienta a nuevos objetivos. Grande siempre es el amor materno o la vocación docente, pero roza lo sublime cuando llega a la admiración por el hijo amado o el alumno apreciado.

Es muy difícil resistirse a la gran potencia de la admiración. La necesidad de autoafirmación y autoconfianza en nuestra capacidad de aprendizaje se revalida mediante el criterio de los demás, con la aceptación social de nuestros condiscípulos y con las altas expectativas en nosotros depositadas por nuestros padres y maestros. El reconocimiento contrastado impele hacia la madurez del aprendizaje, que busca triunfar en actividades trascendentes para el grupo social al que se pertenece. Versión .DOC para imprimir

Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/aprendizaje.htm

El peso de la conciencia

Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión del resto del mundo.
Marco Tulio Cicerón (Siglo I-II, AC)

No puedo y no quiero cortar mi conciencia para ponerme a la moda de este año.
Lillian Hellman (Siglo XX)

Camina o revienta

El proverbio avisa que quien nace mortal, camina hacia la muerte. La ciencia matiza que retrasa el fatídico encuentro quien mejor camina.

Un riguroso estudio médico de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) revela que la capacidad de una persona para completar un paseo de 400 metros vaticina su calidad de vida en los 6 siguientes años. En la investigación colaboraron 2.700 norteamericanos septuagenarios, que gozaban de relativa buena salud y que habían afirmado caminar esa distancia sin problemas. Sólo el 86% pudo concluir este recorrido, donde se pedía andar lo más rápido posible, pero sin correr.

Los científicos supervisaron durante los siguientes seis años la salud y la mortandad de todos los participantes. Se descubrió que había una gran diferencia en el nivel de salud de aquéllos que pudieron completar el paseo respecto de quienes no lo consiguieron, sufriendo estos últimos un alto riesgo de incapacidad o muerte. Además, era crucial el tiempo invertido en el ejercicio: El subgrupo del 25% más lento sufría un peligro que triplicaba al del 25% más veloz.

Caminar regular y diariamente siempre ha sido un aconsejable ejercicio en cualquier edad, y la mejor receta para el bienestar. Ahora sabemos que una simple caminata cronometrada de un cuarto de milla se demuestra como un fidedigno índice de salud. Si podemos caminar 400 metros sin problemas, muy probablemente dispongamos como mínimo de otros seis años más de vida. En todo caso recordemos que hemos de caminar mirando las estrellas, pero sin tropezar con las piedras. Versión .DOC para imprimir

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/camina.htm

El día del Trabajo

El trabajo desgasta, pero pule y abrillanta; el ocio embota, enmohece y destruye. El trabajo puede con todo. El que con buen ánimo acomete el trabajo, la mitad tiene hecho.

En resumen, lo que menos fatiga es el trabajo.

Freakonomics

Un polémico libro, con información estadística contrastada, que muestra algunas causas distantes y ocultas de nuestra realidad.

Entre los libros de las últimas vacaciones, ha destacado uno por su controvertido contenido. Se lee de un tirón, pero suscita profundas reflexiones. Se trata de Freakonomics, de Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner. Levitt es un prestigioso economista, aunque políticamente incorrecto. Dubner es un escritor de éxito y periodista de The New York Times.

La obra es un puzzle que combina anécdotas e investigación para presentar conclusiones impactantes, sustentadas en datos masivos explorados con técnicas estadísticas ortodoxas, por lo que su argumentación científica resulta convincente. Algunas pintorescas preguntas sobre significativos fenómenos sociales se suceden y se explican con razones, cuando menos, curiosas.

¿En qué se parecen los agentes inmobiliarios al Ku Klux Klan? ¿Por qué los traficantes de drogas viven con sus madres? ¿Funciona una banda de crack como una franquicia? ¿Qué es más peligroso: un arma o una piscina? Resulta que, en un país (¡con 200 millones de pistolas y 6 millones de piscinas!), mueren muchos más niños ahogados que por disparos (550 frente a 200 anuales). La familiaridad de una piscina evoca menos precaución que un arma mortal, y no hay ONGs que nos recuerde el peligro de las piscinas.

El primer capítulo se titula “¿Qué tienen en común un maestro de escuela y un luchador de sumo?”. La respuesta es que algunos hacen trampa. Esta afirmación irreverente surge del estudio de una situación en la que los incentivos económicos y la posibilidad de ascenso para profesores dependen de las calificaciones que obtengan sus alumnos en exámenes estandarizados. La probabilidad de que hagan truco es alta. Y así se demuestra tras revisar cuidadosamente miles de tests de opción múltiple en las escuelas de Chicago. Mediante algoritmos descubrieron patrones de maestros que rectificaban series de respuestas antes de su evaluación por ordenador. Los mejores luchadores de sumo, a pesar de ser considerados semidioses en Japón, también hacen trampas. Se dejan ganar en peleas que no contabilizan en el ranking, pero que beneficia a su competidor, quien devuelve el “favor” en el futuro. La conclusión es que los incentivos, a veces, estimulan los fraudes.

El cuarto capítulo provoca escándalo, al preguntar “¿Adónde han ido todos los criminales?”. Durante los años 80, los criminólogos predijeron una imparable ola de delincuencia juvenil. No obstante, durante la primera mitad de los años 90, se desplomaron los índices delictivos. Los expertos, policías, jueces y políticos que antes auguraron la hecatombe, luego adujeron múltiples explicaciones sobrevenidas (educación, bonanza económica, tolerancia cero, éxito en la represión, estrategias policiales y penitenciarias, incremento de efectivos, envejecimiento de la población o leyes más estrictas sobre armas de fuego). El libro considera que la variable de mayor efecto causal (más del 50%) fue la alejada legalización del aborto ¡en 1973!, tras el famoso caso Roe vs. Wade en la Corte Suprema. Cree que así que no nacieran jóvenes predestinados a la marginalidad. Realmente un dictamen cruel sobre una vieja cuestión. Los autores dicen que “la moralidad es el mundo como nos gustaría, pero la economía muestra el mundo como es”.

La correspondencia entre abortos en los ‘70 y descenso de la criminalidad en los ’90 se valida con historias contrapuestas como el colapso de la dictadura comunista de Rumania en 1989, 23 años después de que Ceausescu ilegalizara el aborto proclamando que “el feto es propiedad del Estado”. También se acredita con indicios, como que los Estados con mayor tasa de abortos experimentaron la mayor disminución en crimen, y que los 5 Estados que aplicaron la sentencia antes fueron los primeros en atenuar los índices delictivos. Más discutible que la correlación es la conclusión de Levitt: “Cuando el gobierno da a las mujeres la oportunidad de tomar la decisión de abortar, en general, ellas hacen un buen trabajo en dilucidar si están o no en condiciones de criar bien a un bebé”.

El libro merece ser leído,… y debatido. Los aspectos éticos involucrados corresponden a otro plano de análisis, y ni deben prejuzgar las interpretaciones presentadas, ni deben ser inferidos por meros datos o conclusiones estadísticas. Otros trascendentes aspectos familiares y educativos presentados en la segunda parte del texto merecen un comentario pormenorizado de próxima publicación.Versión .DOC para imprimir



Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/freak1.htm