Epopeyas modernas

Las grandes conquistas requieren planificación y audacia. Aquí se aconseja sobre una de las mayores proezas contemporáneas.

El pasado sábado me levanté lleno de vitalidad, infundido de un inhabitual ánimo (que no de animosidad como recalca un locutor más madrugador que culto). Decidí que debía alcanzar alguna gesta especial, irrepetible, de aquéllas propias de edades pretéritas. Dudé por un momento entre revivir la conquista del monte Gorbea (1.481 metros de altitud) o ir de compras con Carmen. Opté por la alternativa más heroica: Ser arrastrado por toda la peregrinación de Ikea.

La hazaña fue conseguida, no sin toda suerte de percances y en un tiempo lejos del récord (6 horas y media, el doble de subir hasta la Cruz del Gorbea). Gracias a mi adiestramiento de 29 años de casado, puedo contarlo para prevenir a los amateurs más inexpertos. Éste es un aviso a navegantes para que no se precipiten, sin el debido entrenamiento, en aventuras tan aparentemente inocuas como potencialmente temerarias.

Ikea muestra un engañoso aspecto, como un supuesto pabellón industrial de dimensiones mucho menores que una montaña emblemática. Sin embargo, su interior contiene un alambicado laberinto con recorridos equiparables al ascenso de las grandes cumbres (tipo sietemil). Para dar una pista, Ikea contiene aproximadamente el mismo número de cocinas equipadas que una ciudad media y más camas que las hoteleras de su entorno en 40 kilómetros a la redonda.

Ikea no mantiene vías de escape, por lo que necesariamente debe ser conquistada por su pendiente de acceso y descendida por su vertiente de salida. Estando plagada de expediciones familiares que acampan en cualquier rincón, es muy elevado el riesgo de aludes humanos que podrían resultar catastróficos. En Ikea no funciona la brújula, ni el GPS, por lo que la única referencia es la maldita flecha del suelo que guía nuestros pasos con la precisión de una veleta alocada.

Lo mejor de Ikea es que dispone de numerosos puntos de avituallamiento, para evitar una mortandad que desanimaría a los más osados. Sus menús permiten reponer fuerzas y se distribuyen por todas sus plantas. Ya resulta sospechosa la invitación a una comida barata y nutritiva desde el umbral de la entrada, lo que es un indicio imperceptible de la dureza del desafío.

¿Alguien se imagina la energía consumida en intentar visitar en una tarde todas las habitaciones de todos los domicilios de nuestro barrio? Pues eso es Ikea. Conclusión: No lo intente sin una cordada especializada en largos recorridos y con sherpas profesionales en cargar grandes pesos. Después de encontrar, estibar, transportar y montar mi librería Billy (incluyo foto acreditativa), me he propuesto descansar otras dos décadas. Ratifico mi firme criterio de que ningún mueble es tan fascinante como los libros, incluso para quienes nunca los abren.
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Ante la muerte

Quienes hemos sido zarandeados por la pérdida de un familiar cercano, queremos compartir algunas emociones que nos han conmovido.

La muerte es una vieja historia y, sin embargo, siempre resulta nueva para algunos de nosotros. Los últimos días han representado un aluvión de sensaciones entremezcladas, algunas revividas y otras inéditas para los más jóvenes de nuestras familias afectadas. El fallecimiento de un ser querido siempre desencadena un cóctel de reflexiones y sentimientos que marca un hito en el curso de nuestras vidas. Todavía bajo el shock de la desgracia, queremos comunicar algunas de las enseñanzas de tan amargo trance.

Trascendencia. Frente al dolor añadido que a muchos enfermos graves de la misma dolencia, como en nuestro caso, les ha producido la frivolidad y el exceso de algunos medios de comunicación por la agonía y defunción de una popular cantante, queremos reivindicar una llamada al rigor y al respeto hacia quienes se enfrentan a una lucha postrera entre la vida y la muerte. ¡Adónde hemos llegado si convertimos en espectáculo frívolo incluso la antesala cruel de la hora suprema!

Agradecimiento. Hacia todas las personas que han atendido y ayudado a morir con dignidad a nuestro familiar. Especialmente merece todo nuestro reconocimiento y gratitud el servicio de oncología del Hospital de Cruces (Barakaldo), que personifican ejemplarmente facultativos con grandeza de alma como la joven doctora de nombre Aitziber.

Serenidad. La vorágine de tareas a desempeñar tras una muerte actúa como un eficaz letargo que espacia la intensa pena. En esa maraña de trámites hemos de reconocer el consuelo que ha significado la profesionalidad y la alta calidad humana de quienes actúan en tan luctuosas circunstancias. En particular, nos ha supuesto una sorpresa y un alivio el calmado pero diáfano sosiego (y felicidad interna) que reporta todo el personal de la funeraria, con trato diario con la muerte, en medio de un mundo desquiciado donde todos corremos acelerados e insatisfechos en pos de no sabemos muy bien qué. Hoy, algunos tenemos más claro que nunca que la muerte no termina todo.
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Rebekka, la mejor fotógrafa de Flickr

En Flickr hay millones de fotos y miles de fotógrafos.

Pero podemos mantener nuestras preferencias.
Una de las series más votadas es la de ...

La vida en un momento

Hay bajo el cielo un momento para todo.

"Esencia de Mujer" es una película desigual, aunque cuenta con algunos parajes memorables. Al Pacino interpreta a Frank Slade, un retirado militar ciego y amargado que, antes de suicidarse, emprende un breve viaje final. En una inolvidable escena, Frank invita a bailar a una bella joven. Ésta se excusa: “No puedo, porque mi novio llegará en un momento”. Él responde: “En un momento, ¡se vive una vida!”, al tiempo que la conduce a bailar un tango.

En el diálogo, el protagonista comenta: "En el tango uno no se equivoca. No es como en la vida. Si uno se equivoca o se enreda, sigue bailando". Podríamos corregirle: la vida es como el tango. Acertando, equivocándose o, lo más frecuente, enredándose, hemos de seguir viviendo la vida y aprovechando al máximo cada instante.

Vivamos el presente, el regalo de cada día. Que cada momento sea eterno. Sintamos la vida y el amor en cada segundo. Que cada segundo sea profundo. Después de todo, vale la pena vivir la vida. Para bailar un tango, para vivir un amor, para descubrir lo que nos depara cada momento futuro. Quizá ya habremos vivido grandes momentos, pero seguro que nos quedan aún momentos gloriosos.
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Sergio Dalma: Bailar Pegados...

Padre e hijo


Un video sobrecogedor, que explica lo que es el poder del valor, de la familia, del vínculo paterno-filial. Es el viaje de un padre y de su hijo, no un simple triatlón. El viaje de una vida,.. juntos, formando un equipo… admirable. La música, "I Can Only Imagine" de Mercy Me, colabora a meterse en la historia.

La pesadilla de Bush

¿Los extranjeros superarán a los nativos? ¿Se puede evitar un proceso histórico?

Quizá sólo fue un mal sueño, tras una jornada en la que Bush animó al Senado a extender los muros existentes en la zona de Tijuana y California a lo largo de los 3.200 kilómetros de la frontera que comparten Estados Unidos y México. El río Bravo era un coladero de “espaldas mojadas”. Había que hacer algo. América estaba amenazada.

Incluso peligraba el idioma inglés con la llegada masiva de inmigrantes, con una prolífica natalidad que superaba a la autóctona. Había que hacer cerrar las fronteras, y combatir a los forasteros que provenían de todas partes. La frontera con México siempre había sido el punto débil para la invasión de los “sin papeles”. Claro que tampoco había que descuidar las costas. Las pateras y los cayucos no llegaban hasta América, pero en algo parecido a una gran piragua había arribado el primer extranjero, nacido en no se sabe muy bien dónde, un tal… Cristóbal Colón. Después se extendió el “efecto llamada” y comenzaron a llegar de todas partes, superando y desplazando a los propios del lugar.

¿Qué misión me encomienda el Gran Manitú para mi tribu? ¿Qué será de nosotros, los “pieles rojas”? Sobresaltado y empapado en sudor, Bush despertó. Dudó por un momento pensó: ¿Soy un indio o un WASP (blanco, anglo-sajón y protestante)? Incluso se preguntó: ¿Soy yo o mi doble cómico? Paulatinamente comprendió que lamentablemente él era… él.
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Su último homicidio

Un cuento minimalista sobre un crimen que finalizaba una serie de asesinatos dejando impune al culpable, aunque era obvia su identidad.

Su último muerto estaba allí. Rodeado de testigos, alertados por el mismo asesino que les llamó poco antes de consumar su tremebundo crimen. Aquel programado envenenamiento, apuñalamiento y ahorcamiento era un sadismo inusual, incluso para un asesino en serie al que se perseguía infructuosamente desde hacía años. Nunca se había ensañado tanto, si bien estos medios de ejecución estaban entre sus preferidos en los crímenes precedentes.

Un nuevo caso difícil, pensaron ante la escena del crimen. Una habitación cerrada por dentro, sin más enseres que la soga de la que pendía el cadáver con un puñal clavado en el vientre, la silla volcada, el veneno derramado y un móvil sin huellas. Apenas entraba la luz por una mínima ventana abierta por donde quizá pudo escapar el escurridizo autor del más despiadado parricidio.

Incluso los expertos más experimentados estaban desconcertados, hasta que llegó un líder que merecía su puesto. Sus palabras fueron reveladoras para quienes le escucharon sin interrumpirle, comprendiendo a un ritmo marcado por las respectivas inteligencias.

“Creo que no cabe duda. Otra vez, la víctima y el verdugo se conocían. En este caso, demasiado. Seguramente pasaron de ser los mejores amigos, a convertirse en los peores enemigos. Todo ello ha conducido a esta conclusión”. Sólo con esto, alguno de la concurrencia ya lo entendió.

“Imagino que a nuestro criminal, cada vez más acorralado, se le ocurrió que no podía haber otra escapatoria, trágica pero que le permitía eludir el castigo”. Otros lo comprendieron todo.

“Definitivamente no volveremos a tener noticias de este criminal, porque esta violencia terminal deshace las pistas que conducían a su detención”. Muchos asintieron, al descubrirlo todo.

“Imposible será castigar a este asesino cansado de sus propias fechorías. Aquí ha terminado su cadena de crueldades, amenazando hasta el final”. Casi todos adivinaron la trama.

“Opino que hemos dedicado demasiados esfuerzos a este caso. Es tiempo de pasar página, porque esto ya sólo asusta a quienes nunca entendieron nada”. [Si eres de éstos, lee la palabra escondida en las iniciales de los párrafos]. Todavía alguien preguntó: ¿Su homicidio último? Él respondió: “Sí, su homicidio ultimó”.
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