Jardín sin fin

También la bienaventuranza requiere límites para apreciarla.

Dicen que hay una especie de melancolía que acompaña siempre al entusiasmo. Si reservamos el frenesí de la energía a los días laborables, nos queda el cultivo de la languidez, quizá para un solo día. El domingo de trascendente apatía, tras un sábado comodín de baladí alegría.

No sé para ti, pero a mí me hace tilín pasar del adoquín ruin al festín de un jardín de verdín, violín y jazmín. Del trajín cantarín a un confín de Hamelín, sin flautín ni figurín. Fin del maletín de postín y del peluquín de arlequín malandrín y parlanchín. Fin de desgastar calcetín y mocasín. Toda la semana de andarín bailarín, de alevín danzarín en zeppelín, en bergantín o en patín, como el tontín de Tintín.

¿Motín o botín? Mejor un botiquín, un trampolín a un difícil jardín. Por el amor de una rosa, todo jardinero es servidor de espinas mil. Imagínate en un jardín de Lenôtre, como el de Verlaine, a un tiempo correcto, ridículo y encantador (correct, ridicule et charmant). Percibe, como Antonio Machado, “… algo que es barro en nuestra carne siente / la humedad del jardín como un halago”.

Entonces, lo entendemos. La muerte sólo es una puerta herrumbrosa colocada al final de una ajada tapia, para dar paso al cielo, que debe ser el jardín del Edén. Ya Shakespeare señaló que “no hay nobleza más antigua que la del jardinero y la del sepulturero; son ellos quienes mantienen viva la profesión de Adán”.

Hoy calma, introspección, quizá una pausa. Mañana lunes, de nuevo la dicha de educar, de construir, de crecer y de vivir. La tristeza es un muro entre dos jardines de palabras. Valga un paréntesis de nostalgia y añoranza, entre las alegrías del ayer y los gozos del mañana.

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Passez notre amour à la machine, de Alain Souchon

Passez notre amour à la machine / Faites le bouillir / Pour voir si les couleurs d'origine / Peuvent revenir. / Est-ce qu'on peut ravoir à l'eau de Javel / Des sentiments,/ La blancheur qu'on croyait éternelle, / Avant ?

Pour retrouver le rose initial / De ta joue devenue pâle, /Le bleu de nos baisers du début,/ Tant d'azur perdu.

Passez notre amour à la machine (BIS)... Avant ?

Matisse, l'amour c'est bleu difficile,/ Les caresses rouges fragiles,/ Le soleil de la vie les tabasse,/ Et alors, elles passent.

Allez ! A la machine !!

Le rouge pour faire tomber la misère / De nos gentils petits grands-pères,/ Noires, les mains dans les boucles blondes / Tout autour du monde.

Passez notre amour à la machine (BIS)... Avant ?

Allez ! A la machine !!

Sólo quien sabe es libre, y más libre quien más sabe…

Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe… Sólo la cultura y el conocimiento dan libertad. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamiento. Miguel de Unamuno.

Abrazar: una terapia para todos

El secreto reside en los puntos y las comas

Lo que apareció escrito: Tres bellas, ¡qué bellas son! / me han exigido las tres / que diga de ellas cuál es / la que ama mi corazón. / Si obedecer es razón / digo que amo a Soledad / no a Julia cuya bondad / persona humana no tiene / no aspira mi amor a Irene / que no es poca su beldad.
Lo que interpretó Soledad: ... digo que amo a Soledad. / No a Julia cuya bondad / persona humana no tiene. / No aspira mi amor a Irene / que no es poca su beldad.
Lo que interpretó Julia: ... ¿Digo que amo a Soledad? / ¡No!. A Julia cuya bondad / persona humana no tiene ./ No aspira mi amor a Irene / que no es poca su beldad.
Lo que interpretó Irene: ... ¿Digo que amo a Soledad? / ¡No! ¿A Julia cuya bondad / persona humana no tiene? / ¡No! Aspira mi amor a Irene, / que no es poca su beldad.
Lo que adujo el poeta: ... ¿Digo que amo a Soledad? / ¡No! ¿A Julia cuya bondad / persona humana no tiene? / ¡No! ¿Aspira mi amor a Irene? / ¿Qué? ¡No!, es poca su beldad.

Sonido holofónico


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