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Verano veterano

Está siendo un caluroso verano. Incómodo para todos; mortal para algunos. El calor veraniego nos demuestra, una vez más, quiénes son los más débiles de nuestra sociedad, y cuán desprotegidos les hemos dejado. Los miles de fallecimientos de ancianos, ¡miles de muertes anticipadas!, dejan al descubierto la insolidaridad de todos nosotros hacia personas que están muy cerca, o incluso son de nuestra propia familia.

Un caso que hemos vivido demuestra la gravedad y precariedad de la vida de muchas personas de edad avanzada. En esta misma zona de playa viven muchos extranjeros jubilados, que eligieron residir aquí fundamentalmente porque "así sobreviven a sus compatriotas que quedaron en su tierra", como ellos mismos declaran. Están bien organizados generalmente, y aunque les cuesta aprender el idioma local se defienden con un inglés que conocen aceptablemente. Hace una semana, unos amigos pidieron a mi hija que les ayudase a entenderse con su vecina noruega, octogenaria cuyo comportamiento se había vuelto extraño, dejando abierta la puerta de su apartamento incluso de noche, y apareciéndoseles a gritos por el balcón contiguo la noche anterior. Mi hija habló con esta demacrada anciana, quien le explicó en un idioma debilitado por las circunstancias que su mejor amiga había viajado por una semana a Suecia, y que se encontraba sin ese apoyo esencial. Ella cada día, a primera hora para evitar el bochorno, se acercaba al lejano supermercado, pero le costaba transportar la pesada agua mineral, necesaria aquí donde la dureza del agua suministrada a las viviendas no permite su consumo. Esta mujer se había encontrada tan débil y deshidratada los dos días anteriores, que sólo acertó a abrir su puerta para esperar ayuda y gritar desde el balcón. Tras esta simple conversación, rápidamente la ayudaron con provisiones de agua y le acompañaron al consultorio médico, comprobando cómo recobraba su vitalidad y aspecto de distinguida dama con tan minúscula atención.

Hemos de asumir todas las responsabilidades, institucionales y familiares, con nuestros mayores. A ellos les debemos todo, comenzando por la vida. Seamos sinceros: No mata el calor: extermina la desatención sanitaria, geriátrica y asistencial (en Francia donde se reconocen 5.000 muertes, su insuficiente asistencia domiciliaria triplica a la nuestra), la pasividad de una administración que se ralentiza o paraliza por vacaciones, y el abandono familiar que debiera apoyarse con financiación colectiva para facilitar la excedencia temporal por cuidado de familiares. En definitiva, mata el egoísmo de quienes disfrutamos el verano ignorando los derechos de nuestros abuelos. Maldita será la familia o la sociedad que se olvide de sus ancianos, que les relegue u olvide, que no reconozca su inmensa aportación y que no les cuide y proteja hasta el final de sus días.

Absurda hora central europea en husos horarios tan distantes

El pasado domingo 26 de octubre de 2003 concluyó el horario de verano válido durante 7 meses y debimos retrasar los relojes una hora. Los más remisos dejamos la tarea para el domingo último del próximo mes de marzo, con lo que nos ahorramos dos ajustes a cambio de 5 meses sin la hora oficial. También es una forma íntima de protesta contra la normativa vigente por la que sufrimos un retrasado y ridículo horario, sin que la ciudadanía parezca conocer siquiera sus múltiples efectos negativos. Maticemos que nuestra protesta no es por el cambio de hora en verano, sino por la falsa hora que utilizamos siempre, no ajustada a nuestra posición geográfica.

Aceptable “sistema de cambio horario de verano”, a pesar de esos extraños días con 25 o 23 horas que desreglan los biorritmos del reloj corporal, por sus innegables ventajas económicas y por su implantación casi universal en el planeta. El considerable ahorro energético en la Unión Europea, de estimación variable según las fuentes, demuestra que el aprovechamiento solar se optimiza globalmente, si bien se discute si el ahorro es industrial beneficiando a las grandes empresas y el coste generado doméstico pagado por cada hogar, o por cada contribuyente que trabaja con sol pero debe retirarse a casa antes para pagar allí la luz eléctrica. En todo caso, con una visión macroeconómica, consideramos válidos este cambio horario de verano e invierno, que fue insinuado por primera vez en el siglo XVIII, a fin de aprovechar la iluminación natural y consumir menos velas. Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) fue cuando los países en conflicto recurrieron por primera vez al Horario denominado originalmente “horario de guerra”. En España se estableció el horario de verano por primera vez en 1918, con el objetivo de ahorrar carbón, y durante años se aplicó intermitentemente la medida, hasta que se abandonó esta práctica entre 1950 y 1973. La crisis del embargo petrolero de la OPEP en 1974, aconsejó recurrir al adelanto veraniego en Europa. Desde entonces muchos países de todo el mundo, atrasan y adelantan el horario oficial anualmente. La normativa europea otorga carácter indefinido a esta práctica por lo que el debate que se suscitó en épocas pasados ha decrecido. Pero subsiste otra polémica…

Rechazable y arbitrario “horario oficial GMT+1 (y GMT+2 de verano)”, propio de la Europa central cuando en nuestro caso debiera ser GMT (y GMT+1 en verano) porque nuestros meridianos son los del Reino Unido e Irlanda. El horario oficial, basado en el tiempo solar, fue introducido en 1912, por acuerdo internacional para evitar complicaciones en los medios de transportes cuando cada nación empleaba su propia hora solar. Se dividió la Tierra en 24 husos horarios, partiendo del meridiano que pasa por Greenwich. Este Tiempo del Meridiano de Greenwich (GMT), que en astronomía se denomina Tiempo Universal Coordinada (UTC) o hora universal Z o zulú, fija con más o menos 11 horas el horario de cualquier zona mundial. En toda la Europa “central”, desde España a Polonia, Suecia y Noruega, el horario oficial es GMT+1 (y GMT+2 en verano), mientras que Islandia, Irlanda, Reino Unido, Portugal, o el archipiélago adoptan el horario GMT sincronizado con Greenwich.

He aquí el absurdo: España, Francia y el Benelux están en el uso horario del Irlanda, Reino Unido y de Portugal, pero copiaron la hora de Alemania, Suecia, Noruega, Polonia,… con algunas ventajas y muchos inconvenientes. La Unión Europea cuenta actualmente con 3 usos horarios, desde GMT de Portugal hasta GMT+2 de Finlandia y Grecia (a las que en 2004 se sumarán los países bálticos y en 2007 Rumania y Bulgaria). Incluso la incorporación sin fecha de Turquía o la de Islandia (en la doble hipótesis de su inclusión en la UE y de la adopción de un horario natural) ensancharía a 5 los husos solares europeos desde GMT+3 hasta GMT-1. La hora europea continental única pierde sentido, y debería adoptarse con naturalidad las auténticas zonas horarias al igual que EE.UU., e incluso como Australia, Brasil o México.

Siendo la incorrecta “homologación continental de hora” algo más disculpable en el caso de Francia o el Benelux, por proximidad a la Europa central (aunque existen numerosos grupos organizados para restablecer el horario solar), España copió pésimamente una vez más a Francia, olvidándose de su posición en el mapa y en lugar de seguir la hora GMT (la británica, con quien comparte Longitud) prefirió el horario que rige no ya sólo en Alemania,.., sino incluso en Polonia, Suecia y Noruega. Esta fijación de compartir la “hora” centroeuropea, provoca como resultado divergir en “horario”: Cuando un día de equinoccio amanece en el Noreste de Noruega todavía faltan 3 horas para que amanezca en Cádiz, y además esto se agudiza por la diferencia de latitud en el invierno o en el verano.

Así las “peculiares y caóticas costumbres hispanas de trabajo-reposo”, se basan en un horario pésimamente escogido por “homologarse” con la Europa central, agudizando el “Spain is diferent”. A las 5:00 pm ha oscurecido en Polonia tras la jornada laboral, mientras simultáneamente los andaluces se levantan de la siesta para disfrutar el ocio del sol en una interminable tarde. Cierto que se puede viajar de punta a punta de la Europa continental sin cambiar el reloj, pero hay que “cambiar de mentalidad” por no hacerlo.

Muchos reivindicamos aquel natural horario agrario, que rezaba el Ángelus en el campo sin necesidad de reloj, que sitúe realmente el mediodía a las 12:00 am, y no que el sol esté en su cenit a las… 3 de la tarde, como ridículamente sucede en verano en España, atribuyendo muchos turistas y oriundos esta idiosincrasia a las esencias carpetovetónicas cuando su origen más prosaico radica en una hora oficial mal establecida. Quizás 2004, fuese el momento de reajustar a GMT los horarios del Benelux, Francia y España como Portugal o Reino Unido (Canarias GMT-1), respetando el huso horario que les corresponde por su posición en el mapamundi.

Cartas navideñas

El Corte Inglés ha decidido que ya es Navidad, y vende con profusión postales. Aparte de las destinadas a la familia, decidimos comprar las tres habituales misivas que enseñamos a escribir en sus tres primeros idiomas a nuestros hijos para pedir tres regalos: al Olentzero en euskera el 24 de diciembre, a Papá Noel en inglés el 31 de diciembre y a los Reyes Magos en castellano el 6 de enero. Ahora que ellos redactan sus propias tarjetas, nos queda a los adultos la tarea de seguir cursando nuestros deseos de paz y felicidad para el próximo año 2004. Éstas son nuestras peticiones traducidas al castellano.

Olentzero Maitia: Ya sabrás lo que queremos para el año que viene. Lo mismo que te pedimos todas las navidades desde hace muchos años. Que nadie mate por razones políticas, y que nadie excuse la violencia de cualquier tipo entre nosotros. A ti que bajas del monte donde trabajas de carbonero para comunicarnos la buena noticia, “sólo” te pedimos la paz, porque cuando la consigamos Euskadi será feliz.

Queridos Reyes Magos: Hacednos comprender que las culturas no se pueden restar, sólo pueden sumarse; que pensemos todos que el español, el catalán, el euskera,… son lenguas de todos, que pueden ayudarnos a entendernos mejor. Vosotros que venís de muy lejos, que sois muy distintos los tres, seguro que podéis conseguirnos este regalo.

Dear Santa: Desde el Polo Norte tú vigilas toda la Tierra. Mucha tarea para ti y tus elfos. Te pedimos que en 2004 el mundo entero se civilice más y se militarice menos. Que el Personaje del Año de la revista Time no sea el soldado norteamericano, sino un anónimo niño menor de cinco años, cualquiera de esos 500 que muere cada hora de cada aciago día que vivimos en este planeta desalmado con amnesia del presente. Danos la humanidad necesaria para que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no deba acusadoramente recordarnos tanta desigualdad y tanta injusticia entre los seres humanos sólo por el lugar de nacimiento.

¡Felices Navidades y Próspero Año Nuevo… para todas las personas del mundo!

Final vacacional

Indicios de que hay que volver a esperar once meses para las siguientes vacaciones.

El fin del veraneo se advierte por múltiples razones, descontando la mirada al inoportuno calendario. La temperatura de la piscina desciende de un modo paulatino, pero inexorable. Parece decirte… “se te acaba el verano”. Luego está esa gente insolidaria que regresa antes que tú… en lugar de quedarnos todos veraneando y ver qué pasaría. Las casas veraniegas colindantes van quedándose vacías y apagadas, recordándote que la tuya también quiere tranquilidad y que va siendo hora de abandonarla. Hasta los mosquitos se han ido extinguiendo y su marcha es otro síntoma inconfundible.

Los días se acortan y hasta las salidas de aviones comerciales en lontananza se espacian. Los chiringuitos comienzan a plegar sus instalaciones, cierran antes y te sirven a tiempo (¡mala señal!). En la playa escasean los extranjeros y predominan los autóctonos domingueros. Incluso van apareciendo algunos jubilados foráneos que se habían escabullido de los atiborrados meses de julio y agosto.

Hasta el seto podado al llegar ha vuelto a crecer como desafiándote al decir “¡qué poco te queda! Las últimas y dramáticas pistas son el vaciamiento del frigorífico y de las reservas de refrescos, a cuenta de mi planificada consorte que no respeta mi derecho a ignorar el fatídico día de retorno.

Lo peor de todo son esos pesados, amigos y periodistas, que comienzan a hablar del síndrome postvacacional. O que te empiezan a llamar algunos desconsiderados de tu tierra, preguntándote dónde estás (que lean mi actualizado blog.agirregabiria.net). Ya voy, tranquilos, ya me sumo a la legión de los que hemos agotado el veraneo. Lo cierto es que reincorporarse a la rutina anual tiene sus ventajas, pero francamente ahora mismo no se me ocurre ninguna.
Versión .DOC para imprimir

Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/vacacional.htm

Dos balas per cápita

Anualmente fabrican 16.000 millones de balas: Un proyectil por persona cada semestre.

Mientras nos distraen con las armas de destrucción masiva, buscadas donde no están, los gobiernos más poderosos del mundo almacenan arsenales de armas nucleares, químicas y biológicas, capaces de exterminar toda forma de vida sobre el planeta Tierra.

La industria armamentística prefiere la clientela rica, aunque sin desdeñar a gobernantes pobres pero igualmente belicosos. La fabricación de armas de fuego sigue siendo un comercio boyante erigido sobre la injusticia y engrasado con sangre inocente. Las viles balas se producen en cantidades horripilantes, hasta el punto de que podrían matar a balazos a todos los seres humanos dos veces al año. No son sólo letales potencialmente: de hecho matan cada segundo a más de una persona en el mundo.

Amnistía Internacional e Intermón-Oxfam nos recuerdan que el próximo 9 de julio es el “Día Internacional para la Destrucción de Armas”, solicitando un Tratado Internacional que regule tan macabro negocio. La presión ciudadana puede resultar efectiva si actuamos unidos frente a los dirigentes políticos. Abraham Lincoln dijo: “El voto es más fuerte que las balas”. ¡Súmate tú también a esta petición en www.es.amnesty.org/armasbajocontrol!

Nunca aceptaremos que nos sugieran que los servicios sanitarios o educativos requieren por su coste un co-pago de los usuarios, mientras que las compras de material bélico son sufragadas íntegramente por el Estado. La cofinanciación de los servicios sociales sería aceptable sólo cuando los tanques y cazas militares se compren exclusivamente con lo recaudado en huchas voluntarias.

Receta de estrellas

Nuestra relatividad en el universo como refugio frente a la zozobra vital

Cuando los acontecimientos nos sobrepasan, no sabríamos decir si por angustia o por aburrimiento, es tiempo de recogerse. Cada cual mantiene su propia fórmula de retirada: la música, la lectura, la melancolía,... Por mi parte, prefiero el refugio de la poesía, incluida esa lírica actual que se expresa mediante el cine. Este fin de semana, he creído llegado el momento de volver a ver alguna de mis películas de culto como “Las cenizas de Ángela” o “El Club de los Poetas Muertos”.

Pero cuando la sensación de fracaso es profunda, sólo puedo combatirlo desde la hondura de mi remedio final, bien entendido lo de recurso supremo sólo en el ámbito de lo audiovisual: el planetario. Lamentando nuevamente no disponer de tan excelso espectáculo ni en Getxo, ni en toda la Comunidad Autónoma Vasca, sólo me queda la opción de acercarme al “Planetario de Pamplona”.

Poco importa el programa concreto que puedan exhibir en ese momento. Basta cualquiera que, desde la comodidad de un asiento reclinado, permita abandonarse ilusoriamente e incluso dormirse en la inmensidad de una noche estrellada. Escuchar, una vez más, que nuestra galaxia, la Vía Láctea, una entre las 100.000 millones de nebulosas estimadas en el Universo, contiene en su seno a más de 100.000 millones de estrellas. Entonces se comprende la nadería que representa un problema de un ser humano, que entre 6.371.253.775 personas (que según el Reloj de Población habitamos la Tierra en este preciso instante), en un insignificante planeta de una estrella mediana en un sistema solar que apenas es una décima parte de una trillonésima fracción del cosmos.

Aún más reconfortante es pensar que hasta el más olvidado de los humanos puede pedir, como los niños, una estrella. Existe más de un billón de estrellas que brillan, aunque no las veamos a simple vista, sólo para cada uno de nosotros. La fulgurante estela de estrellas infunde quietud a la mente y al espíritu. Van Gogh salía de noche para pintar las estrellas, y Whitman creía que una hoja de hierba no es menos que un día de trabajo de todo el firmamento. La ternura infinita que despierta en todos los corazones humanos una noche llena de estrellas, siempre me obliga a musitar el poema de Mallock: “Si no puedes ser pino en la cima de la colina, sé hierba en el valle, pero sé la hierba mejor junto al torrente. Si no puedes ser camino, sé sendero; si no puedes ser sol, sé estrella”.

Amado hijo mío, querido alumno mío: para ti escribo. Cree en tu estrella, porque no tienes una, tienes un billón de estrellas encendidas solamente para ti. Y otros astros menores que también confían en ti, como tus padres, hermanos, familiares y amigos. Puede que un maldito cometa se haya cruzado en tu camino, pero ningún pétreo asteroide podrá apartarte de tu destino celeste, cuando tantos y tantos creemos firmemente que eres un Sol.

Predicciones fallidas

Futurología sobre antiguos vaticinios de hace 40 años

Los pronósticos fallados abundan desde que se inició la prospectiva como arte-ciencia. Son recordados con sarcasmo algunos errores gruesos en las previsiones pioneras, tales como el cálculo de cuándo el estiércol de las caballerías alcanzaría una altura equivalente al primer piso en Manhattan, o la bendición que supondría la invención del automóvil en 1900 para la seguridad de las vías públicas, pues “liberaría a la sociedad de jinetes borrachos y caballos desbocados”. Incluso en 1914 al aprobarse la ley de impuestos sobre ingresos en los Estados Unidos, un cronista comentó que “los contribuyentes por este concepto constituyen un selecto círculo privilegiado, al que nunca podrá aspirar la simple ciudadanía”.

Releo hoy un viejo artículo de hace 40 años que ilustraba cómo sería el mundo en 2004. Este mismo escrito lo leí con 10 años y entonces creí que viviría para contemplar aquel maravilloso futuro… que todavía no ha llegado, ni de lejos. Los autores consultaron a los mejores especialistas mundiales de 1964 para avanzar las características y desafíos que muy probablemente tendría la vida en el presente año 2004. Se pronosticaba que si continuase la tendencia a reducir la jornada de trabajo, la mayoría de los “obreros” disfrutaría de una semana laboral de veintiocho horas y un "fin de semana" de tres días, porque las “máquinas” permitirían mantener la productividad. La mitad de la energía sería probablemente atómica y algunos investigadores científicos conjeturaban que para ahora se habría dominado la inagotable fusión termonuclear, definida como fuerza superplutónica de la “Bomba H”.

Se suponía que hoy día, la tecnología permitiría construir rápidos vehículos de transporte, como trenes levitando sin fricción, aviones combinados de despegue vertical desde pequeños aeropuertos municipales y pasando a vuelo horizontal para efectuar viajes de corto o largo recorrido. Los aviones de propulsión a chorro serían de triple velocidad sónica, cruzando el Atlántico en una hora. Los camiones deberían ser piezas de museo, pues las cargas se moverían por tuberías neumáticas con dispositivos electrónicos para trasladarlas a su destino. El transporte privado sería con automóviles silenciosos impulsados por electricidad. Para los trayectos cortos en la ciudad o cercanías, creían que se habrían difundido los cinturones-cohete para dar saltos…

La ciudad según los urbanistas estaría dotada de espacio, aire, torres soleadas, avenidas arboladas, fuentes de alegres surtidores y parques de verde césped. En la zona central metropolitana estaría prohibido el tránsito de vehículos e instalado un sistema subterráneo de cintas transportadoras para llevar las mercancías dentro y fuera de la ciudad. Con arreglo a esos planes, los moradores de los suburbios llegarían a la urbe en grandes trenes provistos de neumáticos o en "racimos" transportados por helicópteros capaces de volar en cualesquiera condiciones atmosféricas. Después, los monorrieles les llevarían al centro, donde las aceras movibles les acercarían a su punto de destino en la metrópoli prevista para hoy.

En comunicaciones los expertos prometían adelantos asombrosos, cumplidos en parte: televisión mundial, máquinas traductoras para conversar en cualquier idioma, teléfonos con pequeñas pantallas para verse los interlocutores y mecanismos para seleccionar por voz el número que se desea, y que "todos los automóviles llevarían teléfonos”. En el hogar, la telefonía respondería a las llamadas hechas desde la puerta y haría que el visitante sea visto desde cualquier lugar de la casa. El teléfono manejaría los utensilios domésticos, cocinaría las comidas, pondría en marcha la calefacción o el aire acondicionado, todo ello a distancia.

En medicina se anunciaba la total victoria contra el catarro y las infecciones respiratorias, que habrían pasado a la historia médica. Los facultativos se ocuparían más tiempo de prevenir que curar las enfermedades. Una simple inyección o una sola píldora bastarían para inmunizar contra todas las dolencias transmisibles, contando incluso con vacunas anticancerosas. Suponían que hacia fines del siglo XX se habría descubierto la curación para las enfermedades cardíacas, la arteriosclerosis y la mayoría de las afecciones nerviosas. Los progresos de la inmunología permitirían vencer la resistencia al trasplante de tejidos, haciendo posible el trasplante de órganos lesionados por "piezas de recambio" humanas y hasta animales. Habría pastillas para retardar el envejecimiento y una cirugía a indolora e incruenta con una "varita mágica" ultrasónica para anestesiar tejidos y cauterizarlos con un “pegamento” quirúrgico, en vez de las actuales suturas.

El ímpetu en aquellas décadas dirigido hacia la conquista espacial produjo los mayores desvaríos sobre el futuro. El mismo Dr. Wernher von Braun sostenía que "habrán pasado apenas tres años- cuando tres norteamericanos vuelen en torno a la Luna y regresen a la Tierra (profecía cumplida en 1969 con 2 años de retraso)”. Su optimismo se desbordó para las décadas siguientes: “Para 2004, los viajes a la Luna se habrán convertido en cosa de todos los días. Nuestras más audaces aventuras, que tendrán como escenario el espacio que rodea al planeta, acaso se realicen antes de lo que pensamos. Creo que dentro de cuarenta años habrá astronautas que explorarán los rincones más remotos de nuestro sistema solar”. Otros científicos acertaron al indicar que circularían por el espacio satélites artificiales de todo tamaño, empleo y nacionalidad, a poca altura para captar mensajes y a mayor distancia como puestos de enlace para las redes mundiales de teléfonos y de televisión. Supusieron ilusoriamente que transportarían tripulaciones y pasajeros humanos en laboratorios de investigación científica, talleres de servicio interplanetarios o estaciones terminales para viajes a la Luna, Venus, Marte y quizá más lejos. Concluían, sin advertir que los presupuestos se redirigirían nuevamente a financiar la guerra y no a invertirse en justicia, solidaridad, educación y ciencia, que “el hombre se encuentra ya en plena conquista del sistema solar”.

Quizá más que errar los expertos de los años ’60, ha sido la Humanidad quien se ha entretenido demasiado en campañas militares en lugar de construir un planeta más pacífico, más fraternal y más feliz. Tal vez podamos recuperar las décadas perdidas. Víctor Hugo previno que “El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles, es inalcanzable; para los temerosos, lo desconocido; para los valientes, la oportunidad”, y Simone de Beauvoir nos alertó: “Interésate por el futuro porque ahí es donde pasarás el resto de tu vida”.

Bajo los nombres de previsión y de tradición, el futuro y el pasado, que son perspectivas imaginarias, dominan y limitan el presente. Dicen que el futuro es de los desilusionados… pero optimistas. Muchos creemos que este mundo es una profecía de futuros mundos. El porvenir es preparar a la Humanidad para lo que no ha sido nunca. El futuro no es un regalo, es una conquista, y la educación es el factor dominante para la esperanza.

Si nunca pensamos en el futuro, nunca lo tendremos. Un hombre sin un sueño y un plan, es un hombre sin futuro. Una Humanidad regida por una Ética de Paz reconstruirá la Utopía. El futuro está en nuestras manos. El futuro es ahora. Nosotros somos el futuro.

¿Conoces a Joe Black?

Un carismático personaje con quien algún día nos tropezaremos y cuyo seguro encuentro convendría que iluminase nuestra existencia.

Esta película de 1998, dirigida por Martin Brest, relata la jubilación de Bill Parrish (Anthony Hopkins), un magnate de las comunicaciones. Fuera del planificado programa, por esas fechas recibe la visita de un inefable personaje, Joe Black (Brad Pitt), quien viene a llevarle de este mundo. La trama retrasa la hora suprema del empresario, al surgir el amor entre este curioso invitado y Susan (Claire Forlani), una hija del anfitrión. El relato deriva hacia las vivencias de Joe Black, al tomarse unas vacaciones terrenales para experimentar las percepciones, sensaciones, alegrías y penurias que vivimos los seres humanos.

Lo más memorable de la historia es el peculiar pacto suscrito con Joe Black (una vaga representación de la muerte) por Parrish, y cómo afronta serenamente sus últimas jornadas. El guión, quizá insuficientemente apurado, obvia un planteamiento definido sobre la trascendente dimensión humana, o si cabe esperar algo en el más allá. Con ello evita entrar en opciones de fe, y se concentra en la peculiar circunstancia de una persona que tiene la plena y secreta certeza de morir en breve.

Este preludio del fin de nuestros días es algo que todos estamos viviendo, con más o menos lucidez según la edad y el entendimiento, casi siempre con incertidumbre sobre la cercanía o lejanía del momento final. El multimillonario Parrish, con su inmenso poder e incalculable fortuna no es una figura a la podamos equipararnos con facilidad, pero su postrera clarividencia marca una pauta vital que podríamos asumir.

Seguramente cambiaríamos mucho si, a partir de esta fábula, pudiéramos imaginar que un Joe Black está observando toda nuestra dedicación, otorgándonos unos días adicionales de vida, hasta que nos ponga la mano en el hombro y diga: "Es la hora". Cuánta vanidad efímera, jactancia fatua, oportunismo ridículo, avaricia fútil, ambición necia, odio estéril, violencia infame,… desaparecerían de súbito y para siempre de la faz de la tierra.

La muerte sólo será triste para los que nunca hayan pensado en ella. Nosotros todavía estamos a tiempo de ser recordados por lo esforzados, generosos y nobles que podemos ser, y por todo lo que aún podemos construir, solucionar, animar, ayudar, amar, legar,... Sólo así la muerte, cuando llegue, será una victoria sublime al alcance de cualquiera.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/joe.htm

Familias ricas

©Mikel AgirregabiriaUna desapercibida noticia, transmitida sólo como curiosidad, ratifica la grandeza que atesora una familia unida.

Nuestro hijo pequeño, Aitor, cuando era pequeño y jugaba con su hermana Leire en la plaza de Santa Ana (Getxo) le replicó a otro niño que estaba acompañado de sus padres, mientras a ellos sólo les cuidaba mi esposa Carmen, por estar yo trabajando lejos: “¡Nosotros también tenemos padre! ¿Qué te creías, que éramos pobres?”

Quizá eso mismo piensan los 150 hijos, todos adoptados excepto tres naturales, de Luiz y Clorinda Bertoline, quienes mantuvieron una inacabada "ciudadela de niños", que nunca fue un impersonal orfanato, en la ciudad brasileña de Araras, en Estado de Sao Paulo. Al fallecer el memorable patriarca el pasado día 14-9-2005, a la edad de 75 años y habiendo quedado viudo desde el pasado diciembre, su inmensa familia (reconocida oficialmente como la más numerosa de todo Brasil) finalmente ha quedado huérfana y en situación precaria, sin ayudas oficiales y sólo apoyada con algunas donaciones.

Este singular matrimonio nunca desistió de su sueño de "criar a todos sus hijos y mantenerlos siempre juntos". Por su hogar, una pequeña propiedad rural, pasaron más de 400 menores abandonados, muchos de los cuales adoptaron personalmente. La numerosa prole Bertoline no ha quedado en la indigencia por el compromiso de los hermanos mayores. Una vez más se comprueba que la virtud de los padres es la mejor dote y su vida, el libro de ejemplos heredado por los descendientes.

Lo cierto es que no hay peor forma de pobreza que la orfandad, ni mejor forma de riqueza que una familia querida. El amor de madres y padres nunca vacila, sino que permanece incondicional y constante. Los progenitores, para ser felices, han de entregarse y prodigarse con sus hijos e hijas. Igualmente, el afecto hacia los padres es el fundamento de toda virtud. Giuseppe Mazzini señaló que “los únicos goces puros que pueden disfrutarse sobre la tierra, son los goces de la familia”.

En una familia unida, se dispone de todo lo esencial. No existe ningún niño o adulto enteramente pobre si cuenta con el amor de sus padres. Al igual que no existe ningún padre o madre completamente pobre, si sus hijos esperan anhelantes su llegada a casa mirando por la ventana. Todo lo cual no aminora la exigencia de justicia y solidaridad para todos los seres humanos y todas las familias hasta que “la pobreza sea historia”.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/familias.htm

Listas coloristas

©Mikel AgirregabiriaHagamos desaparecer de nuestras vidas todas las formas de “listas negras”, a cambio de “inventarios de gratitud”.

Abundan en demasía los “cuadernos de agravios”, las “listas de indeseables”, las “relaciones de insolventes”,… Hasta coloquialmente decimos con frecuencia aquello de “te pongo en mi lista negra”.

Parece que ponemos más esfuerzo en recordar los odios que los afectos. Mantenemos por largo tiempo, a veces toda la vida, la memoria de las ofensas. Por el contrario, olvidamos en minutos el agradecimiento que debemos a tantas personas que nos han ayudado; incluso, de aquellos a quienes deberíamos rendir gratitud vitalicia. Peor aún, una sola falta aislada de algún compañero o vecino puede dar al traste con una larga amistad.

Si hacemos algún bien, la gratitud suele ser ligera como una pluma; por el contrario, nuestros yerros, si algunos cometemos, dan origen a enfados pesados como el plomo. Pero también si nos encontramos a alguien que nos debe agradecimiento, enseguida lo recordamos. ¡Cuántas veces nos hallamos con alguien al que debemos gratitud y no pensamos en ello! Por ello, al hacer un favor, es preciso rematar la buena acción, perdonando la previsible ingratitud.

Dicen que vale más prometer que dar, porque la esperanza obliga más que la gratitud. En política se usa mucho el “prometed, prometed todo lo que podáis; porque la esperanza es más viva que la gratitud”. La ingratitud, amnesia del corazón, es hija de la soberbia. La ingratitud más odiosa, pero también la más común y antigua, es la de los hijos hacia sus padres.

Respetemos y rindamos gratitud a quienes debemos reconocimiento, empezando por nuestros mayores. Seamos olvidadizos respecto a las ofensas, pero cálidos y prontos en el agradecimiento. La gratitud es una virtud más propia de los desventurados que de los afortunados. Un proverbio alemán señala que “El trigo y la gratitud sólo crecen en una buena tierra”. Por eso decimos: Es de bien nacidos, ser agradecidos. Incluso una plegaria dice: “Señor que tanto nos das, sé misericordioso y concédenos algo más: un corazón agradecido”.

Rompamos la “lista tonta de rencores” y escribamos una extendida “lista colorista y lista”, con los nombres de aquéllos a quienes más debemos. Y acerquémonos hasta ellos, o llamémosles, para trasmitirles nuestro afecto. La gratitud se expresa con una palabra-talismán, de sorprendente efecto, que hemos de usar muchas veces al día y que es la primera que debemos aprender en todos los idiomas hablados y gestuales. Simplemente consiste en decir, con una amplia sonrisa,… ¡Gracias!

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/listas.htm

Manzanas famosas

©Mikel AgirregabiriaLa Oda a la Manzana de Neruda, “... quiero ver a toda la población del mundo unida, reunida, en el acto más simple de la Tierra: mordiendo una manzana”. Sigamos su ejemplo. A propósito: ¿Cuántas manzanas famosas conocemos?

Muchos confiamos en ese refrán de “una al día, la manzana sana”, porque es un proverbio que existe en muchas lenguas, con expresiones tan diversas como halagüeñas tales como “una manzana cada mañana, aparta al médico de la cama”. Después de la cena, el mejor cepillado de dientes es comerse una manzana, una solución naturista inmejorable. Además la manzana es rica en minerales, vitaminas, azúcares y fibras, proporciona sensación de saciedad que evita la obesidad y es de reconocido valor para combatir el colesterol, así como tónica para la circulación e inhibitoria del cáncer.

Siendo el manzano el árbol frutal más extendido a escala mundial por su facilidad de adaptación a diferentes climas y suelos, y siendo su cultivo tan antiguo como la humanidad agrícola, la manzana puede ser apreciada con distintas elaboraciones, desde bebidas como la sidra, el txakoli, o el vinagre de manzana hasta como ingrediente básico de tartas de manzana, manzanas caramelizadas, compotas, membrillos, zumos o mermeladas. Pero para “estar sano como una manzana”, la forma suprema de la saludable manzana es fresca y con piel bien lavada. Además la manzana cruda se conserva sin necesidad de frío, se puede transportar fácilmente sin aplastarse y se puede mordisquear sin mancharse ni de interrumpir otras actividades simultáneas.

Sólo los incontables méritos y referencias culturales de la manzana pueden igualarse a sus abundantes cualidades medicinales y gastronómicas. Comamos una Reineta en ocho bocados mientras repasamos la historia literaria a través de ocho célebres manzanas.

1ª) Manzana de Eva. Fue elegida para simbolizar el pecado original, convirtiéndose en la imagen bíblica de la tentación, según la tradición cristiana, si bien el Génesis no cita expresamente que fuese una manzana el fruto prohibido que provocó la expulsión del ser humano del paraíso. Mark Twain señalaba jocosamente que “El error fue prohibir la manzana. Adán se comió la manzana porque estaba prohibida. Si Dios hubiese prohibido la serpiente, Adán se hubiera comido la serpiente”.

2ª) Manzana de Afrodita. En la mitología griega, aparece nuevamente la áurea “manzana de la discordia” dedicada a la mujer más bella, puesto que se disputaron Hera, Atenea y Afrodita, diosa del amor que finalmente fue la designada, no sin provocar la Guerra de Troya. Todo empezó cuando Tetis y Peleo celebraron sus bodas, invitando a todos los dioses, excepto a Eris (la Discordia). Ésta, furibunda, arrojó una manzana que llevaba inscrito en su cáscara: “Para la más hermosa”. Las diosas se pelearon por la manzana y Zeus determinó que fuera un mortal, el príncipe Paris de Troya, quien señalara a la más bella. Hera le prometió a Paris la conquista de toda Asia si la señalaba como la beldad; Atenea le aseguró que lo haría sabio e invencible; Afrodita le prometió el amor de la mujer más bella, de modo que un seducido Paris le entregó a la diosa del amor la manzana funesta. Cuando Afrodita guiaba a Paris hacia Esparta, donde vivía la mortal más hermosa, Helena, las desairadas Hera y Atenea fraguaron una venganza terrible inmortalizada en La Ilíada.

3ª) Manzanas de las Hespérides. También es memorable el jardín mítico de las bellas ‘Ninfas del Ocaso’ que vigilaban un huerto mágico de árboles con manzanas de oro que otorgaban a sus poseedores la vida eterna.

4ª) Manzana de Guillermo Tell. El héroe más popular del folklore suizo, obligado por el invasor austriaco Gessler al negarse a inclinarse ante su sombrero colgado en un poste de la plaza, hubo de disparar su ballesta contra la manzana colocada sobre la cabeza de su hijo menor Walter.

5ª) Manzana de Isaac Newton. Lord Byron escribió sobre una anécdota del mayor físico y científico de todos los tiempos: “Newton vio caer una manzana, y entonces... descubrió una forma de probar la rotación terrena en un remolino del todo natural, llamado gravitación. Y así, desde Adán, ha sido el primer mortal que pudo coger una manzana o una caída”.

6ª) Manzana de la Isla del Tesoro. Robert L. Stevenson narra en su pasaje más emocionante cómo el joven protagonista Jim Hawkings, embarcado en la expedición a una isla desconocida en busca del mítico tesoro del capitán Flint, escucha al malvado Long Silver John desde el barril de manzanas (siempre previsto para largas travesías por los antiguos navegantes). Recordemos su relato: “Tuve que meterme en el barril para poder coger una manzana, ya que sólo quedaban unas pocas en el fondo. Me senté en aquella oscuridad para comérmela, y, por el rumor de las olas o el balanceo del barco, el hecho es que me adormecí. Entonces noté que alguien, y debió ser alguno de los marineros más corpulentos, se sentó apoyando su espalda en el barril, lo que dio a éste un violento empujón. Me despejé de golpe y ya iba a saltar fuera de la barrica, cuando un hombre, cuya voz me era conocida, empezó a hablar. Era Silver, y no bien escuché una docena de sus palabras, cuando ya ni por todo el oro del mundo hubiera dejado de permanecer escondido, pues no sé qué fue más fuerte en mí si la curiosidad o el temor: aquellas pocas palabras me habían hecho comprender que las vidas de todos los hombres honrados que iban a bordo dependían únicamente de mí…”.

7ª) Manzana de Blancanieves. Hasta los hermanos Grimm eligieron esta fruta como la pieza envenenada que la malvada bruja utilizó para intentar acabar con la belleza de Blancanieves.

8ª) La manzana de Turing. El conspicuo físico Alan Turing se suicidó comiendo una manzana emponzoñada con cianuro potásico, perseguido por su condición de homosexual en la Inglaterra de los años 50, y obligado a seguir un tratamiento hormonal con estrógenos que le destrozó física y espiritualmente. Este científico, pionero de la Inteligencia Artificial, había contribuido decisivamente a que los Aliados ganasen la II Guerra Mundial al descifrar el código secreto nazi generado por la máquina Enigma. Su apellido es universalmente conocido por la sencillez solemne de su artículo más famoso (“Computing machinery and intelligence”, de 1950), donde establece su regla de oro para atribuir inteligencia a los ordenadores, en el denominado “test de Turing”.
Este recorrido literario e histórico, con la manzana como protagonista, reafirma que las cosas más sencillas también pueden ser sublimes. Acertadamente, otro físico y celebérrimo divulgador como Carl Sagan afirmaba: “Para hacer una tarta de manzana, primero tienes que crear un universo”. ¡Ah, y en tanta manzana no olvidemos la de Apple!
Artículo ilustrado: mikel.agirregabiria.net/2005/manzanas.htm