Mostrando las entradas para la consulta esfuerzo trabajo ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta esfuerzo trabajo ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

Campanas de Gauss

¿Somos de los buenos, de los regulares o de los malos? Todo depende de con quiénes nos comparemos.

Según refiere la wikipedia, en matemáticas la campana de Gauss es la representación gráfica de una distribución normal, donde un grupo aleatorio de datos se reparte entre valores bajos, medianos y altos, con mayor frecuencia de los valores intermedios. Recibe su nombre en función de su forma acampanada y en honor a su descubridor, Carl Friedrich Gauss.

Esta campana está muy presente en el conjunto de la realidad social. En multitud de escalas, algunas más explícitas como riqueza y otras menos visibles como el esfuerzo, todos conocemos casos de personas muy ricas y muy pobres, si bien la mayoría oscilan entre valores intermedios. Más difícil resulta estimar el ánimo, la voluntad, o la constancia,… aunque tampoco todos estamos igualmente dotados en estas u otras cualidades.

En el panorama educativo, en las aulas conviven alumnos y alumnas de diferentes capacidades y actitudes, factores ambos que se retroalimentan recíprocamente. Lo más duro resulta para aquellos estudiantes que crónicamente ocupan los puestos de cola, al apilar ciclos de peores condiciones de partida, pequeños reveses y desalientos acumulados. Si no superan esta posición de “hundidos”, a medida que crecen en edad acumulan frustración, rechazo y agresividad hacia el entorno (y no sólo el escolar). A pesar de los refuerzos docentes, y de programas específicos de intervención o de diversificación curricular, en muchos casos están predestinados al “fracaso escolar”.

Recuperar social y académicamente a estos “desertores educativos” es un objetivo de primer orden. Los Centros de Iniciación Profesional son una acertada opción, que facilita su inserción laboral al tiempo que prosigue su maduración personal, y con ella su posible reenganche en una sociedad que exige formación continua. Entre estos no-graduados también se aprecia estadísticamente una campana de Gauss. En su tramo inferior quedan los más marginados tras su proceso de escolarización, con un largo expediente de “naufragio escolar”. Son aquéllos a quienes siempre les ha resultado difícil estudiar, leer, entender,… Se ven a sí mismos como los “últimos de la fila”, con el consiguiente riesgo de que tiren la toalla respecto a su futuro.

Afortunadamente nos quedan fórmulas válidas en los programas complementarios de escolarización. Visitando uno de nuestros centros de referencia, dirigido por la Fundación Peñascal y sostenido con financiación pública, su director comentaba una de las bases para la recuperación de este alumnado: el agrupamiento donde conocen a otros compañeros parecidos que han superado las mismas desgracias. Juan Bedialauneta apunta que “aquí les cambiamos la campana de Gauss, y la mayoría por primera vez se reasienta en zonas medias o altas de un grupo, viéndose como buenos alumnos y potenciales ganadores en el proceso de integración social”.

Hay muchas campanas de Gauss, en cualquier medición que hagamos. Es el eterno dilema de oscilar entre cabeza de ratón o cola de león. Y todos estamos en posiciones distintas según el grupo con el cual nos comparemos. La postura negativa sólo envidia a los más afortunados y se lamenta de su peor condición. Resulta más constructivo saber todos estamos en valores altos de algunas escalas, y desde la confianza en nuestras capacidades avanzar hacia nuestros objetivos con decisión, trabajo y convicción.
Versión .DOC para imprimir
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/gauss.htm

Nuestro héroe vespertino

La energía humana se manifiesta mejor en unos pocos. Aprendamos de ellos y emulemos su denuedo.

Según el diccionario héroe es alguien ilustre y famoso por sus hazañas o virtudes, o quien lleva a cabo una acción heroica, o una persona de carácter elevado. En este sentido, cada tarde solemos ver a nuestro héroe, que no cumple con otra acepción de héroe como personaje principal de grandes relatos.

Nuestro héroe posiblemente no es sino el protagonista de una vida de esfuerzo, de superación y modelo para quienes le conocen en su círculo. No sabemos cómo se llama nuestro héroe, pero nos lo encontramos muchas tardes cuando volvemos de trabajar camino de casa. En la carretera de Erandio, él espera para cruzar en medio del intenso tráfico. Animoso siempre, se apoya en sus muletas mientras conversa con algún amigo o compañero de trabajo. Se mueve trabajosamente, pero la alegría le acompaña en todo momento.

Al anochecer, el cansancio de una larga jornada parece abatirnos a todos, pero no a él. Ahí está, esperando para atravesar la calzada con su gorra y sus maletas colgadas, confiando en que algún coche pare o que la circulación se interrumpa. Sin prisa, sin perder la sonrisa que a otros ya nos falta. Un héroe genuino es aquél que hace todo lo que puede, mientras los demás no lo hacen. El héroe antiguo era el que afrontaba la muerte; el héroe moderno es el que acepta la vida.

Todos conocemos otros muchos héroes y heroínas de nuestro tiempo, de carne y hueso, grandes de corazón. No son héroes de ocasión, de una brava hazaña en un minuto glorioso; su heroísmo se prolonga durante toda una vida de carácter, demostrando su valía suplementaria. Su mérito no radica en que no sufran cansancio o miedo, sino en que jamás lo exteriorizan. Su ánimo ante el dolor y el sufrimiento es el mejor ejemplo, la mejor guía y el supremo argumento para continuar nuestras vidas.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/heroe.htm

Deseos para el 2006

Cada nuevo año reeditamos la vieja “lista de los deseos”. Convirtamos nuestro desiderátum en querencia y realidad.

DESEAR: Anualmente subimos a ese tranvía llamado deseo y desplegamos los mismos buenos propósitos: aprender idiomas, apuntarnos a un gimnasio o dejar de fumar, entre los más difundidos y modestos anhelos. También abrigamos otros deseos más ambiciosos, más profundos, más grandiosos. Cuando se desea, es mejor desear mucho. Lo que ennoblece al hombre no es sólo su obra, sino también su deseo. Cada alma se mide por la amplitud de sus deseos, como se prejuzga a una catedral por la altura de sus torres.

La vida no es significado; la vida es deseo. El deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe. A quien nada desea, le vence lo poco. Sólo hay un principio motriz para los seres humanos: el deseo. Quizá, dos: el deseo y el miedo, pero éste no es sino un deseo al revés. Donde acaba el deseo comienza el temor. El deseo vence al miedo. Dicen que “el deseo y el peligro hacen los hombres sencillos”.

Es bueno desear, echar de menos. Pobres de aquellos cuyos deseos todos se cumplen. Los deseos insatisfechos son condición indispensable de la felicidad. Una vida feliz requiere alguien a quien amar, algo que hacer y algo que esperar (desear). Conviene hermanar los deseos, que son más que las necesidades, con las posibilidades. Porque todo deseo estancado es un veneno que entristece. La juventud suele ser inmoderada en sus deseos, por lo que feliz aquel y maduro es quien reconoce a tiempo y aparta aquellos deseos que no van de acuerdo con sus facultades. Así alcanzará una vejez donde la memoria recuerde el deseo satisfecho.

Los deseos deben canalizarse, porque los buenos deseos no bastan para merecer un mundo mejor. Es necesario actuar. Los perezosos siempre desean hacer algo, pero son más felices las personas continuamente ocupadas. Desear no basta: hay que soñar, querer y hacer.

QUERER: Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama. Amar no es sólo desear, es también querer. Amar sin desear es comer sin hambre. ¿Por qué es tan difícil "querer", mientras tan fácil es "desear"? Porque en el deseo se expresa la impotencia, y en el querer, el esfuerzo. El tiempo es corto para el que se empeña, e inacabable para el que sólo sueña. El verdadero amor es ala, cuando el sólo deseo puede ser yugo.

Del deseo deshecho surge el desencanto, el despecho, y el desespero. A menudo el deseo de lo que nos falta no nos permite disfrutar lo que poseemos. El proverbio dice: “Corazón que no tienes lo que deseas, si aprovechas bien lo que tienes, verás menguar tus ansias y aumentar tus bienes”.

HACER: El deseo se vuelve insaciable si no se transforma en amor y en hechos. La avidez del deseo no conoce límites, hasta que se procesa y cultiva como querencia viable mediante la voluntad y el trabajo. Nos deberían decir, al principio de nuestras vidas, que nos estamos muriendo, que nuestra ansia de trascendencia implica vivir la existencia al límite, cada minuto de cada jornada. ¡Hagámoslo! ¡Cumplamos ahora mismo lo que deseamos, sea lo que fuere, si verdaderamente lo queremos y está en nuestras manos! Sólo hay unos mañanas contados. Deseo, amor, y… acción.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/deseos.htm

La vida es una playa

©Mikel AgirregabiriaTras 11 meses de trabajo, llega el verano. Demasiado tiempo esperando para pasar un rato, al fin, reflexionando.

Durante todo el año no queda tiempo sino para anhelar las vacaciones. Cada ajetreada jornada de otoño, invierno y primavera nos animamos con la consabida frase: “Ya vendrá el verano”. Incluso la primera semana vacacional se malgasta en organizarnos, viajar, limpiar, comprar y arreglar “lo de Internet”. Aún persiste la pesadilla nocturna sobre lo que nos espera a la vuelta.

Al final amanece esa gloriosa mañana en la que pisamos la playa idealizada, con la que largamente nos hemos inspirado. Un primer baño impaciente, y después se impone un momento de meditación en la orilla donde blandamente se recuestan las olas del majestuoso y filosófico océano. ¿Para qué tanto esfuerzo si el balance anual de resultados vitales sigue siendo escaso?

Entonces lo entendemos todo: Viendo a esos incansables niños jugar con sus cubos intentando llenar un pozo con agua que, inmediatamente, se filtra y retorna al mar. Es un espectáculo mágico, simple, cargado de trascendencia. Representa fantásticamente la futilidad aparente de la vida, pero al mismo tiempo la inmarcesible grandeza humana de emular al constructor del universo.

El arquitecto que todos llevamos dentro es el rasgo paradigmático de la identidad humana. Somos creadores por naturaleza. La obra de cada persona, desde la infancia, aspira a la eternidad. Un tosco castillo de arena erigido por una criatura, al igual que la más exquisita catedral medieval, es un autorretrato magistral de toda la humanidad. Cada uno de nosotros aportamos sólo un granito de arena, minúsculo pero imprescindible. La catarsis estival ha comenzado su efecto espiritual,...

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/playa.htm

Aligerando la carne y el espíritu

Seguir una dieta de adelgazamiento implica muchos más aspectos que los meramente externos.

Este mes de mayo he iniciado un proceso de aligeramiento, no sólo del peso físico que ralentiza mis movimientos, sino de otros lastres más anímicos y vitales. La eliminación de los ‘michelines’ no significarían nada si no es acompañada de una catarsis mental, más profunda y que da significado al esfuerzo reductor de cargas.

Mi proyecto físico trata de reducir el peso corporal desde 101 a 89 kilos, equivalentes a dejar de transportar permanentemente una caja de leche con 12 tetrabriks. Doce kilos menos representa un alivio gravitatorio importante, pero la sensación de pesadez proviene más del sedentarismo espiritual y de la molicie intelectual. Ellas son las causas profundas que originan la percepción de pesadez y la consiguiente displicencia, que a su vez provocan la obesidad.

Adelgazar sólo es posible desde un cambio profundo de actitud, que rompa la espiral viciosa de no moverse por pesar mucho y fatigarse cada vez más hasta la inercia suprema. Una dieta de reducción, además de reglar la alimentación y el ejercicio físico, debe incorporar medidas psíquicas para asegurar el éxito final.

Aligerarse significa mucho más que una mera cuestión estética: es una cuestión ética, de purga integral, bajo el criterio general de desprenderse de lo superfluo. La dimensión orgánica carece de efecto si no se antecede y acompaña desde la perspectiva organizativa. ¿Para qué valdría el descenso somático de 12 kilos sin remover las causas últimas del sobrepeso?

Así que la dieta ha de ser completa y radical: Cada día perderemos algunos gramos corporales, pero sólo si se produce simultáneamente una limpieza de nuestro entorno existencial. Al salir a caminar, pasemos previamente por el contenedor de basura donde depositaremos esos papeles sobrantes que se acumulan en nuestra mesa, estanterías o armarios. Limpiemos nuestro cuarto de trabajo de restos que acumulamos por simple pereza, y que terminan ahogándonos. Cada kilo de grasa que perdamos deberá estar precedido por el abandono de 20, 50 ó 100 kilos de objetos agobiantes que ya han cumplido su misión con nosotros, y que quizá pueden ser útiles para otros.

Viejos trastos, libros marchitos, bártulos desusados, cosas que nos encadenan… mejor regalarlos a quien puedan servir. Después de haber colmado opulentamente nuestro esqueleto y nuestra casa, sólo nos queda desembarazarnos de los pesos muertos. Adoptemos actitudes dinámicas, hábitos incansables y decisiones emprendedoras. Así comprendemos con plenitud que la riqueza máxima reside en los espacios libres, donde la elegancia del vacío nos permite movernos con la agilidad, dinamismo y frugalidad propios de los mejores seres vivos, que sin duda son los más etéreos.

Artículo ilustrado en: http://www.geocities.com/de100a90/espiritu.htm
Proceso de adelgazamiento: http://www.getxoweb.com/adelgazando