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Tres grandes fracasos educativos

Las madrugadas de los días festivos la ciudadanía puede realizar una evaluación educativa, complementaria a las pruebas internacionales tipo PISA. Por nuestras calles y carreteras sobresale nuestra juventud, en un horario que parece pertenecerles casi en exclusiva. Es un buen momento de evaluar su educación, ésa que reciben en el seno de las familias desde que nacen, en los centros escolares desde muy temprana edad (a razón de casi mil horas anuales hasta los 16 años por lo menos) y en la misma sociedad donde se reflejan valores éticos y patrones de conducta. Va mejorando la educación, pero queda una parte de la juventud que aún ignora las tres enseñanzas vitales más básicas:
  1. La vida es sagrada. En su acepción laica o religiosa, toda vida humana es digna de respeto y veneración. Las vidas ajenas, y la propia, deben ser cuidadas y preservadas como el máximo bien. El extendido abuso del alcohol (tabaco y otras drogas), las ocasionales peleas pandilleras, las evitables muertes por conducción irresponsable, o residuales personas que se creen con el derecho a eliminar a otras (por machismo, racismo, fundamentalismo pseudopolítico,...) son pruebas de un gran fracaso cualitativo, aunque afecte sólo a una parte de nuestra generación más joven.
  2. La vida es injusta. La justicia es uno de los más nobles anhelos humanos, que ha de permitirnos convertir la arbitraria realidad en un mundo más equilibrado y solidario. El azar determina con aleatoriedad una distribución poco equitativa de nuestras primeras señas de identidad pasiva (dónde nacemos, en qué familia y sociedad, con qué dotación genética, cuánto viviremos,...), lo que genera muy diferentes papeles en un planeta no siempre coherente. Pero podemos construirnos, mejorarnos, educarnos, crecernos,... sobre las circunstancias que nos han tocado (ver el próximo post sobre "identidad autoconstruida").
  3. La vida es esfuerzo. La naturaleza es rigurosa en sus consecuencias y nada se obtiene sin una labor previa. La sociedad humana protege a sus menores con un cuidado muy especial y durante dos décadas les proporciona todo de forma incondicional y regalada. Pero la juventud marca el comienzo de la reciprocidad, y es el momento de comenzar a devolver los dones recibidos (alimentación, educación, sanidad,...). Tras una época de recibir, llega el momento de dar a los demás, de legar estudio, trabajo y dedicación a la familia y a la sociedad. Eso es madurar: Hacerse cargo de uno mismo... y de los demás, a través de una profesión y de una nueva familia.

Cuatro consejos para vivir 14 años más

Cuatro claves: No fumar, hacer ejercicio, no beber alcohol y comer suficientes frutas y verduras. Vía y foto: Olganza.

Supersticiones válidas

Una creencia contraria a la razón, una fe desmedida o una valoración excesiva respecto de algo, es decir, una superstición… ¿podría ser útil?

No hay superstición que no haya nacido de alguna necesidad humana, generalmente del desconocimiento o de la credulidad. En los albores de la historia de la humanidad, se explicaron los fenómenos complejos con causas simples, muchas veces absurdas e ilógicas… Al menos desde una perspectiva contemporánea, tras el avance del saber y la extensión de la educación.

“El nacimiento de la ciencia fue la muerte de la superstición”, sentenció el biólogo Thomas Henry Huxley. Sin embargo, todavía perviven muchas supersticiones en todas las culturas y civilizaciones, principalmente entre gente sencilla… o demasiado candorosa. Incluso el mismo Kant apuntaba que “La superstición es la poesía de la vida”. Naturalmente se refería a lo espontáneo, cándido e imaginativo de creer, por ejemplo, que una herradura protege a su dueño.

Lo cierto es que existen amuletos que incitan a la buena suerte, y otros conjuros que llevan a la desgracia. Entre los fetiches que conjuran a los malos augurios están: ponerse el cinturón de seguridad en los coches, beber agua (no hace falta que sea bendita, pero sí que sustituya al alcohol), coger un libro… y leerlo, apartar el tabaco y todo lo que se fuma,… Y entre los gestos que traen mala suerte pueden citarse: malgastar en loterías (trae pérdidas económicas… a casi todos), decir palabras malsonantes y más si van dirigidas a otros, usar la violencia o meterse en peleas, sobrepasar los límites de nuestras capacidades (conduciendo, bebiendo, comiendo,…) o creer en tonterías de timadores o curanderos en vez de escuchar a médicos y científicos.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/supersticiones.DOC

Recurso contra el alcohol: El Vídeo


La hija del actor David Hasselhoff le graba estando claramente bebido. Le advierte que por la mañana un médico medirá su grado de alcohol en sangre y que si no supera el test será despedido de su trabajo actual. Ojalá pudiesen verse los borrachos tras la resaca... Quizá así desaparecería la lacra del alcoholismo.

Causas de muerte temidas... y las más probables

En El Pingüino Amarillo aparecen las 6 causas más temidas: Accidente de avión, Ataque de tiburón, Ser asesinado, Morir de una caída, Ataque terrorista y Desastre natural,...

y las 9 causas más frecuentes en la realidad: Tabaco, Dieta pobre e inactividad física, Consumo de alcohol, Microbios, Agentes tóxicos, Accidentes de tráfico, Incidentes con armas de fuego, Hábitos sexuales y Uso ilícito de drogas.

Humareda de porros

Pésimo que se fume tabaco con descaro en cafeterías sin espacios libres de humo, pero inaceptable que se propague el consumo de hachís en público.

Es sumamente indignante que la normativa de restricción de fumar en lugares de trabajo, de ocio y de restauración se incumpla de modo generalizado e insolente. Se sigue fumando con esa desfachatez propia de una minoría social irresponsable que se burla de la ley siempre que no se imponga mediante métodos coercitivos como las multas.

Por razones diversas, que no debieran excusar a distintos responsables políticos, nadie vigila ni sanciona las normas preventivas emitidas desde principio de año. Es un sonado fracaso la ausencia, en la práctica, de restaurantes para no fumadores. Por el contrario, cada día se parecen más los bares y cafés a verdaderos fumaderos a destajo. No se respeta ni siquiera la limitación de edad, y es manifiesta la presencia continuada de menores fumando (y bebiendo alcohol).

Peor aún. La desvergüenza del incumplimiento total respecto al tabaco ha alentado el consumo público e impúdico de cannabis, especialmente por parte de algunos jóvenes. Por desgracia, está extendida entre gente indocumentada la patraña de que la marihuana es menos dañina que el tabaco. A pesar de que los estudios médicos demuestran que fumar tres porros al día entraña los mismos riesgos de sufrir cáncer y enfermedades cardiovasculares que un paquete diario de cigarrillos.

El tabaco y los porros son escalones que pueden conducir hacia drogas aún más peligrosas, como éxtasis, cocaína o heroína. Dado que todo se desarrolla en fases de escarceo, uso ocasional, frecuente,… para acabar en tragedias individuales, familiares y sociales, ¿es demasiado pedir el cumplimiento estricto de la normativa sobre el tabaco por parte de todos?
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/porros.htm

El timo del euro

El euro nos ha aportado muchas ventajas, pero el mito pasó a timo por su innegable repercusión en el coste de la vida.

El verano es época de viajar por todo el mundo, y por lo que nos cuentan cada vez es más frecuente sorprenderse de lo barato que resulta vivir en muchos aspectos (vivienda, transporte,…) en países tan remotos como Australia o Estados Unidos. En Europa aún es más fácil comparar precisamente por el uso de una moneda común.

En la supuestamente encarecida Alemania, sorprende que por 1 euro den una caña de cerveza de medio litro, cuando aquí por ese precio apenas nos sirven un zurito (un vasito de cerveza). Un completo menú del día cuesta menos de 8 euros en una gran metrópoli germana, cuando en nuestras ciudades hay que desembolsar un 50% más. Y por 6 euros un ticket permite viajar en todo tipo de transportes públicos a una familia durante un día, cuando en nuestro metro apenas viajaríamos un trayecto.

Durante años nos contaron que la llegada del euro en 2002 armonizaría nuestros salarios, elevándolos. La triste realidad es que los sueldos han subido menos del IPC y seguimos manteniendo un salario mínimo interprofesional que es la tercera parte del francés (de las pensiones prefiero no acordarme), mientras que nuestro coste de la vida se ha equiparado o es superior al de nuestros vecinos más pudientes.

Todo ello sin contar las considerables ayudas a las familias, y a los jóvenes para independizarse y encontrar un nuevo hogar (al menos, en alquiler). Desafortunadamente para nosotros lo único barato que encontramos es el alcohol de alta graduación, el tabaco, la televisión (no gravada con canon ni con impuesto de lujo) y los coches.

Así que pásame un cigarrillo y una copa para olvidarme de la fábula europea viendo lo que nos cuenta la caja tonta sobre el próximo sorteo de viviendas de protección oficial. Y a esperar que los bancos sigan aumentando los beneficios un 50% cada año para que se apiaden de nosotros y nos admitan una hipoteca vitalicia, mientras seguimos siendo el Estado europeo con la inmensa mayoría de los billetes de 500 euros. ¿Qué pasaría si ese dinero negro pagase impuestos?
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/euro.htm

Gente con clase

Las urbanizaciones playeras son verdaderas arcas de Noé; se encuentran en ellas toda clase de bípedos sin plumas.

La “clase” no significa pertenencia a una determinada “clase social”. De hecho, hay demasiada gente sin clase entre las clases alta y media, y mucha gente con clase en la clase baja. La “clase” se adquiere en clase, en la enseñanza obligatoria y común para todos. Lamentablemente y a pesar de haberse incrementado el número y las horas de clase, no parece que el porcentaje de “gente con clase” haya aumentado tanto como sería de desear.

La “clase” no necesita definirse: se reconoce y basta. Pero hay síntomas que apuntan incluso a distancia, sin hablar, sin conocer el idioma,… La gente “con clase(s)” lee prensa y literatura, debate, conversa y escucha, en grupo pequeño, en pareja, en familia, sabe estar sola,… Otra gente fuma, bebe alcohol, come demasiado, va tatuada, compra compulsivamente, ve la TV, habla de programas de la tele, pone la música alta y con altavoces, da voces, no respeta horarios, se aburre si no son multitud,…

Un posible indicador de la “clase” es la elección del tipo de placeres que elegimos, según llevan a destruirnos o a hacernos crecer. No elijamos ser de esa clase de gente que pasea el cuerpo en avión y el espíritu en carreta. El verano es un buen momento para viajar, leer, charlar, reposar, reflexionar, cultivarse, cambiar,…
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/clase.htm

Pésimo plan: Beber y conducir

Una canción, y un videoclip, del grupo musical Simple Plan inmejorables para convencer de no conducir con alcohol.

El grupo de pop-punk de Montreal formado en 1999 ha editado a finales de 2005 una espléndida canción, tanto por su música como por su letra. Su mensaje llega directo al corazón y la mente de jóvenes y adultos. El quinteto comenta que deseaba contar esta historia, en recuerdo de un condiscípulo de su High School que mató a su mejor amigo en un trágico accidente tras haber consumido alcohol. Recuerdan que “fue una época muy triste que ninguno de nosotros podrá olvidar jamás”.

El vídeo describe la muerte de una bella muchacha que tiene la desgracia de cruzarse en la carretera con un joven conductor borracho. La colisión frontal asesina a la adolescente, al tiempo que destruye a toda su familia. El impacto se describe visualmente proyectando súbitamente a sus padres y hermanos que la esperaban en casa hacia las paredes y ventanas, como si el hogar completo hubiese sufrido un violento choque.

El joven causante de tanta desgracia sobrevive al cruento accidente. Y gradualmente se hace consciente del irreparable daño que ha provocado en tantas víctimas inocentes. El solista Pierre Bouvier canta una balada denotando su desolación en la canción Untitled (Sin Titulo, subtitulada ¿Cómo pudo pasarme esto a mí?): Abro mis ojos/ trato de ver, pero me ciega la luz blanca/ no puedo recordar cómo/ no puedo recordar porqué/ estoy aquí esta noche/ y no puedo soportar el dolor/ y no puedo hacer que se vaya/ no, no puedo soportar el dolor.

¿Cómo pudo pasarme esto a mí? Cometí varios errores/ ya no tengo dónde ir/ la noche continúa/ estoy harto de esta vida/ sólo quiero gritar/ ¿cómo pudo pasarme esto a mi? Todos están gritando/ trato de hablar, pero nadie me escucha/ Me deslizo a un abismo/ sólo pendo de un hilo/ quiero comenzar esto otra vez …no puedo explicar lo que pasó/ y no puedo borrar lo que hice/ no, no puedo.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/simpleplan.htm

Obesidad: ¿veleidad o realidad?

La obesidad, que amenaza a más del 30% del mundo occidental, es la epidemia del siglo XXI.

Estamos, casi todos, demasiado gordos… excepto quienes padecen hambre crónica. Paradójicamente la pobreza mundial se manifiesta con alta mortalidad por hambrunas… o por gorduras. En el “Primer Mundo” se nos dice que la obesidad mata más gente que el cáncer. En EE.UU. 300.000 muertes anuales se imputan a la gula y a la falta de ejercicio, el 30.4% de la población es obeso, el 64% tiene sobrepeso y se anuncia que la obesidad puede ser ya la primera causa de mortalidad. Pero quizá la noticia sólo sea atribuible a que el mercado de la dietética supera al negocio de la alimentación, y que los intereses de las multinacionales aconsejan sugerirnos que adelgazamos… lo que antes nos hicieron engordar.

Porque fue el poderoso lobby de los productores de cereales, con amplia representación en el Congreso norteamericano, quien históricamente consiguió suculentos subsidios para sus plantaciones, lo que les permitió vender a precios sumamente bajos a ganaderos bovinos y avícolas. Luego la Unión Europea, igualmente sobreprotegió al sector primario, por lo que la superproducción de alimentos, que difícilmente puede acumularse por largos períodos y que nadie traslada solidariamente al “Tercer Mundo”, sólo puede ser consumida con publicidad agresiva que instala hábitos anglosajones de “comida basura” (fast food) entre la población mundial menos informada. Todo ello ha provocado un aumento desbordante de las raciones que nos ofrecen, así como de las personas que no pueden combatir el consumismo fomentado.
Los datos comparativos son escalofriantes. Se han entre duplicado y quintuplicado el peso y las calorías de los productos en unas pocas décadas: Una hamburguesa ha pasado de 79 gramos a 122, subiendo sus calorías desde 202 a 210; las patatas fritas que le acompañan, de 68 a 198 gramos, esto es de 210 a 610 calorías; las chocolatinas, de 57 a 198 gramos, o de 297 a 1000 calorías; el botellín de refresco de cola, de 192 a 473 mililitros, de 79 a 194 calorías; y, en el caso límite de las palomitas se decuplica su masa, pasando de 174 a 1.700 calorías.

Lo más preocupante es que esta pandemia de grandes raciones y sobrepeso está afectando de lleno a los más pequeños, ofreciéndose datos incontestables como el incremento en adolescentes de la diabetes tipo 2, quedando expuestos a complicaciones como enfermedades cardíacas y renales, ceguera o degeneración neurológica de las extremidades.

Nos conviene aplicarnos urgentemente algunos consejos de los nutricionistas, fundamentalmente por razones sanitarias, además de las económicas (las compañías de seguros comienzan a elevar sus primas a los “gruesos”) o estéticas (que pueden llevar a la anorexia). Algunas recomendaciones básicas para una alimentación sana, avaladas por las agencias gubernamentales más fiables, son las siguientes:

1º Huir de la publicidad agresiva, tanto de productos alimenticios como adelgazantes. El mercado no es un consejero fiable para la salud: Mejor consultar cada caso concreto con el médico o el especialista.
2º Hacer tres comida diarias, sin olvidar el desayuno, consumiendo con moderación alimentos naturales variados, con preferencia a los de origen vegetal (o marino).
3º Comer cinco piezas diarias de frutas y hortalizas crudas o cocidas, como núcleo central de una dieta equilibrada y saludable que sacia y aporta nutrientes esenciales con pocas calorías.
4º Beber mucha agua, al despertarse y al acostarse, antes y después de las comidas, hasta un total diario en torno a los 1,5 litros.
5º Disminuir el consumo de sal, alcohol y alimentos energéticos ricos en grasas saturadas (normalmente de origen animal, mantequilla, margarina, grasas, carne roja,…) o azúcares refinados (dulces y bollería industrial).
6º Aprovechar el tiempo de las comidas para el encuentro y el diálogo con familiares y amigos.

Mi juguete preferido

El mejor juguete puede ser barato, sin pilas, sorprendente, divertido, mágico e instructivo.

Siempre es difícil escoger un juguete infantil que sea original, perdure y aporte algún valor significativo a quien lo reciba, para que llegue a ser su predilecto. Lo habitual es recurrir a un catálogo comercial y comprar presurosamente algún chisme repetido que pronto quedará arrinconado en el baúl del olvido.

Mi más querido juguete, que aún conservo, es un “pato bebedor”, también llamado el ganso insaciable de Khattabytch (o de Jottabich). Es un mecanismo sencillo, formado por un tubo de vidrio que con dos esferas en sus extremos. El globo superior representa una cabeza con un pico cubierto por una funda algodonosa que se empapa de agua cuando el pato se inclina sobre un vaso de agua del que parece ‘beber’ en un movimiento oscilante y continuo. El “tronco” del pato es un tubo que penetra en la ampolla inferior, conteniendo un líquido volátil, (éter dietílico, H5C2-O-C2H5) que ocupa la mitad del volumen total.

Para que actúe ininterrumpidamente con su motor térmico gratuito, basta humedecerle la cabeza con el agua, obligándole a beber la primera vez. Tras refrescarse se endereza y parece satisfecho, pero la temperatura inferior de su cabeza respecto al cuerpo inferior produce que el “alcohol” tintado vaya subiendo por su cuello por la mayor presión en la cavidad del buche. Así comienza a balancearse cada vez más acusadamente hasta volver a colmar su sed en el vaso. Al inclinarse se equilibran las presiones del vapor saturado de ambas concavidades, y el líquido cae nuevamente recobrando el pato la verticalidad. Se trata de un curioso movimiento que llega a ser hechizante.

Este juguete didáctico que funciona sin parar se encuentra en tiendas de “Todo a un euro”. Es un verdadero móvil perpetuo… de segunda especie, es decir un “móvil gratuito” (no perpetuo), el único tipo de móvil supuestamente perpetuo que realmente existe. En este caso transforma el calor del medio ambiente, que evapora el agua de la cabeza humedecida, en trabajo para hacer subir el éter interno, hasta que el centro de gravedad se eleva sobre el centro de apoyo y desequilibra al ganso. Este económico e ingenioso juguete resume y resuelve un deseo que la Humanidad ha perseguido a lo largo de la Historia: obtener una máquina que produzca trabajo sin consumo (aparente) de energía.

Enero, me temo

El enero verbenero que venero tiene un poco de lunes, algo de relevo y mucho veneno de los almaceneros.

Ha llegado enero con toda su corte de subidas generalizadas de los servicios públicos y privados. Todo sube, menos nuestros salarios que se siguen negociando y cuya subida, aunque sea retroactiva, se producirá de golpe con un nuevo efecto de “ilusión monetaria” que incitará al despilfarro. Los grandes almacenes están de acuerdo con el zar Nicolás I, cuando tras la derrota de Napoleón señaló que “Rusia tiene dos generales en los que puede confiar: Enero y Febrero”. Todos sabemos que la única poesía mágica en nuestras vidas la pone “El Corte Inglés”, que –además de felicitarnos indefectiblemente en los aniversarios- nos ofrece rebajas y abundantes “semanas fantásticas” a lo largo del año.

La “cuesta de enero” se produce por dos motivos concurrentes: 1º Las fuerzas que promueven el consumismo desbocado son mucho más poderosas que los esfuerzos por educar en el consumerismo. Nos adelantan la paga extra con el mensaje tácito de que se puede dilapidar, bajo el aluvión de anuncios para toda la familia. 2º Porque somos débiles seres sociales, demasiado influenciables por nuestros convecinos y, al alimón, caemos gozosos en el dispendio de los excesos navideños. Si no cometemos algún exceso, ¿qué tendríamos para presumir al final de las vacaciones?

Para nuestro consuelo, o desdicha, se nos ofrecen las rebajas de enero, teóricamente justificadas en la necesidad de dar salida a los artículos de fuera de temporada. Pero frecuentemente caeremos en otra trampa de consumo descontrolado, porque nos han habituado a gastar compulsivamente como fuente de placer, especialmente cuando nos fallan los verdaderos mecanismos de la felicidad, como amar y ser amados, como ayudar y ser ayudados, o compartir lo propio.

Por todo ello, el sentido de la “cuesta de enero” no es sólo de naturaleza económica, sino esencialmente de carácter psicológico. Tras la mala conciencia por el injustificado dispendio en gasto y en comilonas, lo que nos espera a la vuelta de enero es la rutina del trabajo cotidiano, sin esperanzas de vacaciones hasta la Semana Santa. Surge el síndrome post-navideño, esa depresión pesimista de la tarde del domingo amplificada quince veces. A la tercera semana de enero, cuando ya nos hemos reprogramado, el viento invernal ha arrumbado los utópicos objetivos que nos planteamos cuando tomábamos las uvas del 31 de diciembre, con el habitual propósito de ''año nuevo, vida nueva''.

¿Soluciones para escalar la cuesta de enero? Racionalizar todo el presupuestario personal y familiar, reservando una partida para el ahorro, Adicionalmente siempre cabe la anulación de gastos innecesarios, como el tabaco, el alcohol, el transporte privado o la automedicación, que además de insanos son sumamente caros en dinero, tiempo y vida. Con ello mejoraremos simultáneamente nuestra cartera y nuestra calidad de vida. También es sumamente importante preservar a los más pequeños de la casa para evitar su contagio de nuestra fiebre consumista.

Recordemos que John Kenneth Galbraith, el famoso economista, decía que "antiguamente, lo que distinguía al rico del pobre era cuánto dinero tenían en el bolsillo; mientras que ahora los distinguen las ideas que tienen en la cabeza". Quizá con su sabio consejo podamos ser un poco menos pobres, superar la cuesta de enero y esperar la primavera…

Trucos del éxito

El inicio del año es un buen momento para aplicar consejos que conducen al triunfo en la vida.

Nuestros padres nos comunicaron tres simples sugerencias que aseguran la felicidad en la tierra. Tras haberlas seguido mediocremente, las transmitimos también a nuestros hijos, con la esperanza de que ellos las apliquen con mayor rigor y provecho. De su efectividad no cabe la menor duda. He aquí el secreto del éxito:

1º Madruga todos los días de tu vida. Puedes trasnochar todo lo que quieras, o mantener rutinas horarias a tu antojo, pero no dejes nunca de levantarte cada mañana a la misma hora, cuanto antes mejor. Si es posible a las seis, mejor que a las siete. Las ocho es ya demasiado tarde para el proverbio, “A quien madruga, Dios le ayuda”.

2º El método más rápido de hacer muchas cosas, es ordenarlas y hacerlas de una en una. Puedes proponerte todos los objetivos que quieras, de golpe incluso; pero luego debes ordenarlos e irlos obteniendo en la secuencia lógica. Por ejemplo, la juventud piensa: “Quiero estudiar, trabajar, comprar casa y coche, casarme y tener hijos, conquistar el mundo,…”. Todo es posible, pero siguiendo un orden y concentrando el esfuerzo en cada paso.

3º Descubre que lo más excitante de la vida… es la vida misma. Nunca recurras a drogas de ningún tipo (ni tabaco o alcohol), para explorar la trascendencia y grandeza de la existencia. Es mucho más eficaz y satisfactorio aprender a descubrir, apreciar, querer y amar profundamente todo lo que te rodea: tu entorno, tu trabajo, tu gente. En todos ellos encontrarás todo lo que necesites, pagándoles con la misma moneda de cariño y afecto.

New Olentzero: Cuento navideño

Nuestros hijos siempre supieron la triple historia de los Reyes Magos, Papá Noel y Olentzero.

En el País Vasco conviven tres tradiciones con personajes navideños que dan regalos a los niños. El protagonismo de cada leyenda es variable según la familia, pero toda la infancia vasca sabe que “existieron” y cuáles fueron sus orígenes. Cuando nuestros hijos fueron pequeños, y de esto hace ya unos lustros, aprendieron que la nochebuena del 24 de diciembre celebrábamos el Olentzero, la nochevieja del 31 de diciembre Santa Claus, y los Reyes Magos la mañana del día 6 de enero. Si deseaban un regalo en cada ocasión, debían escribirles en sus “idiomas propios”, respectivamente en euskera, inglés y castellano.

Olentzero, la figura menos conocida fuera de Euskadi, es un personaje precristiano de la mitología vasca como Basajaun, las sorginas o brujas, las lamias o hadas, los mairus, los iratxos, Gaueko, Tartalo, los galtzagorris, Herensuge o el dragón primigenio, los jentiles,... Es un particular Santa Claus en forma de ingenioso y bonachón carbonero, de los que hacían carbón de madera en el bosque durante todo el año, con una descomunal afición gastronómica. Vestido con una boina y un saco, el grueso Olentzero fuma en pipa y canta su canción predilecta (Horra, horra, gure Olentzero). Habiéndose enterado del nacimiento de Jesucristo, bajó desde el monte al pueblo cargado de regalos para comunicar la buena noticia. En realidad, Olentzero es una reminiscencia de la celebración del solsticio de invierno, que la Iglesia Católica renombró como fiesta de la Natividad.

Los más pequeños tratan de conjugar los tres relatos, antes de descubrir cómo sus padres ayudan a estos seres mágicos para que puedan distribuir tantos regalos en una sola noche. Quizá por eso han instituido los tres días de reparto. He aquí una versión reciente, del siglo XXI, para resaltar nuevas claves contemporáneas de la triple fábula festiva de inicio del año.

“Acabadas las fiestas navideñas, a la salida del pueblo coincidieron las tres comitivas. La más lujosa, la de los Reyes Magos, patrocinada por los grandes almacenes que traía camellos y pajes. Santa Claus disponía de un trineo tirado por renos, con menos apoyos comerciales. Olentzero, acompañado en su carro de bueyes por algunos “laguntzaile” (ayudantes), también parecía cansado de trabajar, pero feliz por haber repartido todos los regalos.

Melchor comentó que este año los niños se habían portado bien y estudiado bastante, aunque aún podían mejorar. Santa dijo que los manjares que le habían puesto en las casas estaban deliciosos. Olentzero señaló que prefería que no le pusieran tanto licor para beber junto al árbol, porque prefería refrescos sin alcohol para trabajar y conducir.

Los Reyes Magos, ya de edad avanzada, explicaron que sería deseable que las familias se fuesen antes a la cama para aumentar las horas de reparto, y que si los niños se quedaban hasta tan tarde viendo la televisión, algunos se encontrarían sin regalos. Papá Noel, que se había puesto a dieta y se lo recomendó a Olentzero, indicó que gracias a Internet recibía más cartas y mejoraba la preparación de los regalos. Gaspar estaba contento porque cada año le pedían más libros para leer,… y en varias lenguas, apuntaron al unísono Olentzero y Santa Claus.

Baltasar recordó lo bien que se llevaban todos ellos entre sí, a pesar de ser blancos, negros o árabes, y de venir de las montañas vascas, de Oriente o del Polo Norte. Por último, todos decretaron que -para recordar la fiesta del Niño Jesús- sería necesario que los niños ricos compartiesen sus juguetes con los más pobres de su ciudad o de países lejanos. Una de las ayudantes, que oía la conversación, pensó que también debería haber personajes femeninos en el reparto de regalos, pero que la Historia se escribe muy despacio”.

Alcoholismo juvenil

Elevemos a 18 años la edad legal para consumir alcohol

Resulta inaceptable que quienes son menores de edad a todos efectos legales estén autorizados para adquirir o consumir alcohol libremente desde los 16 años. Los datos de consumo juvenil son escalofriantes: Según la Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar de 2000, el 76% de los jóvenes del Estado español con edad comprendida entre 14 y 18 años ha bebido alcohol en el último año y el 58% incluso en el último mes. El sondeo revela que el inicio promedio al consumo de alcohol comienza a los 13,6 años y, a diferencia del tabaco o el cannabis, sólo un 42% de los jóvenes percibe el riesgo derivado de la ingesta de bebidas alcohólicas. Además, la gravedad del fenómeno alcanza a ambos sexos, siendo el porcentaje de chicas que consume alcohol superior al de los chicos.

El alcohol produce sobre el organismo un efecto tóxico directo y acumulativo, incluyendo un amplio rango de alteraciones del aparato digestivo, como úlceras, pancreatitis y cirrosis, así como lesiones irreversibles en los sistemas nerviosos central y periférico, originando desmayos, alucinaciones, temblores, síndrome de abstinencia y el delirium tremens, que puede ser mortal. Según datos clínicos, la peligrosidad de esta conducta tolerada socialmente alcanza una amenaza suplementaria por la vulnerabilidad mayor en los adolescentes que las personas adultas, incurriendo en riesgos considerables con consumos superiores a las 14 ó 21 unidades de bebida semanales respectivamente para chicas o chicos (una unidad equivale a una cerveza o un vaso de vino). Según los psiquiatras Rubio y Santo Domingo, autores de "Guía práctica de intervención en el alcoholismo", el consumo de alcohol que causa 13.000 muertes anuales en España se debe al cambio de hábitos, siendo la ingesta compulsiva de alcohol por parte de los jóvenes durante los fines de semana uno de los factores clave.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cantidad de jóvenes que consumen alcohol aumentó más de un 20 %, en los últimos 10 años. Igualmente se señala, en otras fuentes, que los problemas derivados del alcohol están aumentando en todo Occidente desde 1980, incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea y la Europa oriental, así como en los países en vías de desarrollo. Según algunos autores, en los últimos años España ha pasado a ocupar el indecoroso segundo lugar en el mundo en tasas de alcoholismo.

Nos compete a todos los adultos, y especialmente a los representantes políticos, sanitarios, educadores y progenitores, abordar con decisión y urgencia medidas familiares, educativas y administrativas para atajar tan acuciante y extendido problema social. Es realmente apremiante una legislación –europea, central o autonómica- que prohíba y persiga el consumo de alcohol hasta los 18 años (en EE.UU. la edad legal para adquirir o consumir se eleva a 21 años). Inmediatamente es preciso aplicar con todo rigor la normativa vigente, mediante una eficaz inspección de todas las autoridades públicas implicadas, para desterrar esta tragedia que conocemos y que parece deseamos ignorar: la catastrófica embriaguez semanal de muchos de nuestros menores de edad. En la Comunidad de Euskadi desde el 25 de junio 1998 está prohibida la venta y suministro de todo tipo de bebidas alcohólicas, sin importar su graduación, a menores de 18 años, pero es preciso que se proscriba incluso su consumo y que se vigile la dispensación que innegablemente se practica en establecimientos de las zonas de diversión juvenil.

¿Qué hemos hecho los mayores para que gran parte de la juventud recurra al alcohol y no se extasíe con sus propias esperanzas, arrebatándose en sus legítimas e infinitas ilusiones?

El día sin…

Debemos felicitar a la Comisión Europea y congratularnos todos por el éxito creciente del Día sin coches que se ha celebrado en más de mil ciudades europeas. Este tipo de iniciativas consigue concienciar a la ciudadanía sobre problemas derivados del uso innecesario de automóviles privados en las ciudades, tales como la contaminación química y sonora, los colapsos circulatorios, los accidentes y las molestias para viandantes, residentes e incluso los propios conductores. Además se demuestra de modo práctico que existen alternativas más eficaces y satisfactorias como el transporte público colectivo, la bicicleta o simplemente caminar.

El objetivo de estas campañas institucionales podría ampliarse gradualmente, proponiendo mejoras alcanzables con un oportuno esfuerzo institucional y la decidida participación masiva de toda la sociedad, que mayoritariamente aplaudiría “Días sin… alcohol, tabaco, telebasura, ruidos, gamberrismo, accidentes,…”. De este modo nos acercaríamos a pedir en un futuro cercano metas más anheladas como “Días sin… soledad, pobreza, discriminación, violencia, guerra,…”.