Otra metáfora de la "Euskadi gris", gris en el mejor de los sentidos, concepto ilusionante en el que algunos creemos. (Son de las fotos de hoy mismo)
Bilbao en gris...
Otra metáfora de la "Euskadi gris", gris en el mejor de los sentidos, concepto ilusionante en el que algunos creemos. (Son de las fotos de hoy mismo)
Un instituto 2.0 en Córdoba
Biblioteca Digital de Euskadi
12 de febrero: Aniversario de Darwin
24 de octubre: Día de la Biblioteca
Robos, ratones y ruidos
Todos los años de estudio... se reducen a uno
Cálculos: Un año dispone de 365 días con 24 horas: Un total de 8.760 horas. Un curso académico dura 175 días, a razón de 5 horas lectivas: Lo que suman 875 horas, el 9,98%.
Algunas primeras conclusiones:
- Incluso en las edades de escolarización obligatoria, se está relativamente muy poco tiempo en clase, con atención docente.
- Las actividades que ocupan mucho más tiempo anual que estar en clase son muchas y variadas: dormir (4 ó 5 veces más), comer, ver la televisión, estar en la calle,...
- No es justo pedir sólo a los agentes educativos en tan reducido espacio temporal todo aquello a lo que no se comprometan también las familias, los medios de comunicación, la sociedad,...
- Es preciso recuperar para el aprendizaje horas fuera de la escuela: leyendo en casa o en la biblioteca, instruyéndose en Internet, charlando con la familia y las amistades,...
- Por último, ¡aprovechemos el verano… para seguir aprendiendo, todos!
Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/auno.DOC
LIBROdot: La mejor biblioteca en castellano
Este semana, entre otros, "El Rey Peste" de Edgar Allan Poe (más obras disponibles).
[Nota: Parece que existe algún problema temporal con el servidor.]
También leía Marilyn [Monroe]
Bidebarrieta Científica
Biblioteca Escolar modelo: C.P. José Luis Hidalgo de Torrelavega
Una serie de fotos del recorrido, en cuyo primer centro fuimos saludados por la Consejera de Educación, Rosa Eva Díaz Tezanos. Otras 81 fotos en Flickr.
Cien razones para la alegría
Mañana es el Día de Darwin
Interesante programa en la Biblioteca Bidebarrieta de Bilbao... Recogido de Magonia: Las conferencias y el debate se celebrarán entre las 18 y 21 horas en el salón de actos de la Biblioteca de Bidebarrieta. La jornada La teoría de la evolución y los cuentos creacionistas ha sido diseñada por el biólogo Eduardo Angulo, el biofísico Félix Goñi, el astrofísico Agustín Sánchez Lavega, el climatólogo Jon Sáenz y el autor de estas líneas. Los conferenciantes serán el genetista Enrique Cerdá-Olmedo, el bioquímico mexicano Antonio Lazcano y la zoóloga Ana Rallo, que hablarán del origen de la vida, del peligroso avance del creacionismo y su variante más moderna, el diseño inteligente, y de la llegada de las ideas de Charles Darwin a España. En la mesa redonda, participarán, además, Angulo, Goñi y Juan Ignacio Pérez Iglesias, biólogo y rector de la UPV. Desde 1995, un grupo creciente de pensadores celebra el 12 de febrero el nacimiento del autor de El origen de las especies (1859) y aprovecha la ocasión para promocionar la educación científica y el conocimiento de la obra de Darwin. "El Día de Darwin es una excusa no sólo para celebrar la grandeza del hombre, sino también la fuerza y el impacto de su idea. La teoría de la evolución es una de la media docena de ideas más importantes en la historia de la Humanidad y debería ser objeto de celebración", me comentaba hace un par de años Michael Shermer, director de la Skeptic Magazine y columnista de Scientific American. El biólogo Richard Dawkins iba más lejos y me decía: "La de Darwin es, sin duda, una de las mentes más grandes que han existido. Es de justicia conmemorar su nacimiento, mucho más que los natalicios de políticos, de generales e, incluso, de Jesús".
Bibliotecas escolares
Lourense H. Das, directora general de Europa de la IASL.
El tesoro escondido
Esta semana he asistido a una fiesta escolar, en una jornada de puertas abiertas de un colegio de enseñanza primaria (CEP Ruperto Medina de Portugalete). Allí, en el salón de actos, hubimos de decir unas palabras algunos representantes del ayuntamiento y de la administración educativa. Tras el oportuno y alentador discurso del alcalde, dirigido principalmente a los familiares del alumnado, me correspondió a mí improvisar una breve alocución.
Al ver a los niños y niñas más pequeños en las primeras filas, no pude resistirme a relatar mi cuento preferido. Bajando la voz hasta convertirla en un susurro para despertar su atención, les conté una versión actual, verídica y adaptada de la “Isla del Tesoro”. Tuve intención de agacharme y acercarme a los alumnos más pequeños que se apoyaban en el escenario, pero el protocolo y el sentido del ridículo me lo impidieron. Ahora lo lamento. En fin, esto fue, más o menos, lo que les conté…
“Con permiso de las autoridades, de los padres, madres, abuelos y abuelas aquí reunidos, voy a dirigirme directamente a los alumnos y alumnas. Niños y niñas: Quiero contaros un secreto. Sabéis que esta semana el colegio está de fiesta, y se han organizado muchos actos especiales. Además de todo lo que ya conocéis (exposiciones, disfraces, festejos,…), hay algo más. En este centro hay escondido un gran tesoro: un regalo que dará sabiduría, fortuna y bienestar a quien lo encuentre.
Esperad antes de comenzar a buscarlo: Os daré algunas pistas para que lo localicéis. El tesoro puede estar aquí, en la biblioteca, en el laboratorio, entre los ordenadores o en vuestra aula. Se halla muy oculto, pero dentro del colegio y será divertido buscarlo. Es mejor buscarlo en grupo, porque así resulta más fácil y ameno. Sabemos que lo encontraréis todos aquellos de entre vosotros que lo busquéis con ahínco, con fe y sin abandonar nunca, aunque tarde en aparecer.
Para encontrar este tesoro, que contiene lo mejor que podáis imaginar, hay que explorar indicios en todas partes. Especialmente hay que leer muchos libros, sin dejar de analizar todas y cada una de sus palabras. También todo lo que diga vuestro profesorado será muy importante. Hay que escucharles atentamente, desde la primera hasta la última hora. Así mismo, vuestros familiares también os darán interesantes consejos que conviene seguir, porque os conducirán hacia este tesoro.
Puede que tardéis un poco en descubrir el tesoro, pero si lo buscáis es seguro que lo encontraréis… en este colegio. Aquí lo hemos dejado los mayores, hecho con mucho cuidado y mimo para vosotros. Nos ha costado mucho crearlo y guardarlo por aquí. Ahora os toca a vosotros descubrirlo, abrirlo y disfrutarlo. Algunas sendas decisivas del tesoro son la lectura, el estudio, la formación, la cultura, la educación a lo largo de la vida,… ¡Suerte en vuestra búsqueda del gran tesoro!”.
Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/tesoro.htm
Funcionarios consuetudinarios
Para empezar, señalemos que todos los que trabajamos lo hacemos para el Gobierno: Lo que sucede es que algunos, los funcionarios, hemos hecho oposiciones y los demás se han quedado en la categoría de contribuyentes.
Los funcionarios somos como los libros de una biblioteca: los que están en lugares más altos son los que menos sirven. Y esto rige especialmente para esos falsos funcionarios-kleenex, desechables de corta duración, que se llaman cargos políticos. Porque nadie negará la afirmación de Víctor Hugo: “Los dos primeros funcionarios del Estado son la nodriza y el maestro de escuela”. Ahora refundidos aparecen en la educación infantil, destinados a los nuevos ciudadanos desde su nacimiento, donde fueron atendidos por otros funcionarios sanitarios.
Los funcionarios tenemos mala fama, no tanto por el decimonónico “¡Vuelva usted mañana!” de Larra, sino por economistas como el Nobel Milton Friedman, al sostener que “El principal problema para cualquier Gobierno que llega al poder es el control de los funcionarios. Todos ellos tratarán de explicar por qué es prácticamente imposible hacer las cosas de manera distinta a como se vienen haciendo”, o que “No hay duda de que si fueras por todos los ministerios [del Reino Unido] y despidieras a uno de cada seis funcionarios, la productividad de los otros cinco aumentaría en lugar de descender”.
La mala prensa llega hasta el terreno literario de autores consagrados. Heinrich Heine arremete contra los funcionarios, incluyendo a sus equivalentes religiosos: “Respecto al bien de la república se podría citar la prueba que cita Boccaccio para la religión: existe, a pesar de sus funcionarios”. Charles Baudelaire opina: “Un funcionario cualquiera, un ministro, el director de un teatro o de un periódico, pueden ser a veces seres estimables, pero jamás son divinos. Son personas sin personalidad, seres sin originalidad, nacidos para la función, es decir, para la domesticidad”.
Se nos ha dicho de todo a los funcionarios: rutinarios, revolucionarios, contrarrevolucionarios, reaccionarios, sanguinarios, cuaternarios, estacionarios, ordinarios, extraordinarios, interdisciplinarios, legionarios, mercenarios, milenarios, millonarios, multimillonarios, valetudinarios,… En plena carrera armamentista un político ya olvidado dijo: “Hemos desarrollado un nuevo tipo de misil: se llama funcionario público, y… ni funciona ni puede ser disparado”.
En todo caso, si alguien envidia a los funcionarios de cualquier escala y categoría, desde administrativos a notarios, dispone de un recurso infalible: Que estudie, prepare y gane el correspondiente concurso-oposición para acceder a tan selecto y privilegiado clan. Entonces comprenderá que los funcionarios somos trabajadores y necesarios en un Estado moderno.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/funcionarios.htm
Para caballeros normales
Existen zonas enteras de la casa que me son enteramente desconocidas, y es mejor ejemplo es la cocina. Aunque sea un glotón impenitente, mis únicas competencias culinarias se reducen a calentar leche con el microondas y abrir latas en caso de emergencia. Pero estoy aprendiendo, y una reciente área de nuevo conocimiento es la compra, tarea en la que mi cometido anterior se ceñía a empujar el carro y procurar no perderme en el supermercado. Hoy mismo hemos acudido a un comercio especializado en perfumería. Carmen, mientras completaba su extensa compra para toda la familia, me ha encomendado adquirir mi propio champú, indicándome la zona oportuna.
Me he dirigido a la estancia y súbitamente me he enfrentado a toda una pared repleta de envases con todo tipo de tamaños, formas, colores y precios. Es sorprendente comprobar que existen más estanterías con champú en una sola tienda, que anaqueles de libros en la biblioteca municipal. Con la vacilación del profano me he aproximado a una repisa y me he tranquilizado al leer el primer rótulo: “Para caballeros normales”. Sin dudarlo un instante he elegido el producto, a pesar de su receptáculo extravagante de color verde refulgente.
Cuando orgullosamente me alejaba en busca de Carmen con mi compra zanjada, me ha picado la curiosidad por ver otras alternativas de cosmética masculina. He desechado otras dos opciones igualmente coloristas para “caballeros secos” o “caballeros grasos”, aunque quizá por mi peso me ajuste más al último grupo. Carmen me ha sugerido usar las gafas de presbicia y ha esclarecido que donde yo leía “caballeros” decía “cabellos”, aunque aceptaba el champú.
Si bien Confucio recordaba que “un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus hechos”, y sabiendo que consiste en obrar como caballero, el serlo, a la vuelta a casa, sólo me quedaba como excusa disertar sobre caballeros-normales. Le he recitado a Carmen mi preferida cita de Fray Antonio de Guevara, en versión actualizada: “Lo que al educado [caballero] le hace ser educado [caballero] es ser medido en el hablar, largo en dar, sobrio en el comer, honesto en el vivir, tierno en el perdonar y animoso en el trabajar [pelear]”. He cumplido con otra máxima de Gertrude Stein: “Lo normal es mucho más sobriamente complicado e interesante”.
Carmen no me ha prestado mucha atención y ha concluido que no estoy preparado para comprar nada. He preferido no mentar que nos hallamos en el año del “caballero de la triste figura”. Definitivamente, en pleno siglo XXI, cuando ya somos obsoletos quienes nacimos el año (1953) en que se estrenó ”Los caballeros las prefieren rubias” con Marilyn Monroe, la denominación de caballeros queda reservada exclusivamente para diferenciar ciertas estancias donde todavía el género determina la postura.
Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/caballero.htm