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Triple personalidad

Todos nacemos príncipes y princesas”
Eric Berne (1910-1970) fue un psiquiatra de reconocido prestigio que desarrolló una teoría de la personalidad, conocida mundialmente como Análisis Transaccional (A.T.), basada en los Estados del Yo, las transacciones humanas, los juegos psicológicos y los guiones vitales. De amplia aplicación ulterior, sus técnicas resultan muy valiosas para el crecimiento y la mejora personal y grupal. Presentaremos un compendio de sus fundamentos, que podrán sernos provechosos para comprender mejor la naturaleza de las relaciones humanas. La filosofía subyacente en el A.T. parte de la premisa de que “todos nacemos bien”, como sugiere el subtítulo que Berne acostumbraba a repetir. Todos disponemos de un incalculable potencial humano que podemos desarrollar, y cada uno es principal responsable de su propia vida, decidiendo, para bien o para mal, lo que hace con ella. Podemos progresar si empleamos debidamente los recursos personales y colectivos que están a nuestro alcance.

Para el desarrollo de habilidades sociales en la comunicación, el A.T. sugiere una estructura de personalidad P.A.N (Padre-Adulto-Niño), en tres instancias o triple Estado del Yo: el Padre, el Adulto y el Niño. Son patrones diferenciados de sentimientos, pensamientos y comportamientos de diverso origen biológico e histórico y de distinta vivencia interior. Este esquema es la base de toda la doctrina de la personalidad inacabada y en proceso de desarrollo, que mostrará los modelos de comunicación y el tipo de transacciones entre estos tres personajes internos que todos llevamos dentro.

El “Yo Padre” es ese personaje que aparece cuando hablamos como creemos que lo harían nuestros padres. Es la pauta que nos asemeja a la figura parental, que grabamos de pasada experiencia familiar. Adopta dos instancias, la del Padre Influyente o Normativo que dirige y es firme en sus preceptos, o la del Padre Generoso, que ayuda, aconseja y tranquiliza, incluso en exceso con paternalismo. Las manifestaciones del Padre son frases estereotipadas, refranes, órdenes, adjetivos calificativos, juicios de valor,... como "Eso no se hace", "Porque lo digo yo", "Eso es ridículo", "No haces nunca nada bien", "Hazlo así",… con tonos de voz fuertes, como puntualizando (o bien envolvente en el Padre Acogedor). Los gestos son apuntar con el índice, desaprobar negando con la cabeza o aprobar asintiendo con la cabeza, dar una palmada en la espalda,... Las actitudes corporales son de manos sobre las caderas, mirar de arriba a bajo, cruzar los brazos sobre el pecho, meter la barbilla entre la mano, o extender los brazos para abrazar,... con expresiones faciales de fruncir las cejas, expresión de altivez o simpatía, apretar los labios, elevar las cejas, elevar los brazos al cielo... y miradas intensas, dan miedo o envuelven, culpabilizan o apoyan.

El “Yo Adulto” es el modo autónomo y pertinente de comportarse ante la realidad de cada momento. Sus manifestaciones están regidas por los estímulos y relaciones de la situación presente, con frases que expresan hechos o preguntas y respuestas con intención directa y clara: ¿Quién, qué, dónde, cuándo, cómo, por qué, para qué?", "¿Has tomado una decisión?", "¿Qué esperas de mí?", "No estoy de acuerdo", "Ésta es mi opinión, pero no es más que mi opinión", "Éstas son las ventajas y los inconvenientes", "Me siento triste cuando dices eso"... Las actitudes corporales son relajadas pero atentas, cabeza derecha, mirada discreta, voz calmada,...

El “Yo Niño” es la reliquia arcaica de nuestra propia infancia: aquel niño que fuimos. La edad típica de nuestro Niño depende de nuestra historia personal y es diferente aún entre hermanos que comparten el “Yo Padre”. Existen tres subniveles: el Niño Adaptado, que rehuye las dificultades y busca la aprobación; el “Pequeño Profesor”, creativo e intuitivo que presiente las situaciones, aunque puede equivocarse; y el “Niño Libre” que representa la creatividad y la naturalidad, que puede ser egocéntrico. Expresiones características del Estado Niño son “¿Vale...?”, “¡Qué rollo...!”, “¡Qué bien!”, “La he fastidiado”, “No sé qué más decir”,… Los tonos de voz son oscilantes, retraídos y débiles o brillantes y excitados, con gestos como bufar, hacer burla, gesticular, retorcerse las manos, rascarse, mover la punta del pie, repiquetear en la mesa, manosear un lápiz, dibujar durante una reunión,... Las sensaciones son de nerviosismo o bienestar, risas, sonrojo o palidez repentina,... con actitudes corporales como las piernas recogidas bajo la silla, los pies en la mesa, desplomado, agitado, gracioso, deprimido,... con miradas cómplices, suplicantes o sonrientes, moviendo los ojos a derecha o a izquierda, o avergonzado con los ojos bajados,...

¿Hemos reconocido a nuestros tres Yos? ¿Cuál predomina? ¡Que no falte ninguno! Lástima no poder seguir, contando qué pasa cuando nuestro Niño habla con el Padre/Adulto/Niño de nuestra Pareja (- Lo siento pero me parece que otra vez he perdido las llaves. – Siempre eres un descuidado/ ¿Has mirado en la entrada?/ Pues te fastidias), o cuando a una pregunta del Adulto de nuestro interlocutor le responde nuestro Padre/Adulto o Niño (-¿Dónde está el periódico? – Nunca sabes dónde dejas las cosas/ Creo que en la sala/ Yo no lo he perdido). Quizá continuemos otro día, pero las posibilidades de interpretación de la comunicación que ofrece el A.T. esperemos que hayan quedado expuestas.

Lágrimas en el Metro

En el aséptico y modernista Metro de Bilbao he visto lágrimas en los ojos de algunas viajeras. A veces, sólo brillantes ojos lacrimosos mirando al vacío; otras, llanto silencioso que se derrama incontenible por las mejillas; ayer, una anciana que lloraba sin consuelo. Cada lágrima es un poema de ternura infinita. Y se te hace un nudo en la garganta. Y miras hipnotizado, con disimulo por el gentío, pero sin apartar la mirada de reojo, fingiendo… como los demás. Sabes bien que las lágrimas sólo se secan mezclándolas, y desearías acompañar su pena con tu llanto, porque dos personas que derraman lágrimas sobre una misma desventura ya nunca serán extrañas. ¡Ojalá que nunca se sequen nuestras lágrimas, porque se secarían los ríos del alma!

Dubitativo, decides llorar por dentro, porque no hay mayor causa de desconsuelo que el no poder condolerse. Y te bajas vacilante dos paradas más allá de tu estación, pensando cabizbajo. Hoy no me sacudáis demasiado: Estoy lleno de lágrimas.

Dicen, y con razón, que las lágrimas de una mujer hablan en silencio, y que el derecho de los pobres no es más que su llanto. Los dolores intensos son mudos; se expresan con lágrimas, que son sangre del alma. Mujer, con tu debilidad eres capaz de avasallarlo todo. Mujer, tú rodeas el corazón del mundo, como el mar a la tierra, con el abismo de tus lágrimas. Mujer, recuerda a Tagore: “Si lloras porque se ha puesto el sol, tus lágrimas te impedirán ver las estrellas”. ¡Ah, cómo se aflojaría el hilo de la vida si no estuviera mojado con tantas lágrimas!

Escaños infantiles

EN MI PUEBLO DE VACACIONES INFANTILES, UBIDE (ANTES UBIDEA), DE DONDE PROCEDÍA MI ABUELA PATERNA.Esta propuesta surge de una antigua idea adaptada a los tiempos modernos desde la perspectiva de un educador. La anécdota original fue de Theodore Hoover, primer decano de la Escuela de Ingeniería de Stanford y hermano del Presidente norteamericano Herbert Hoover. En cierta ocasión dibujó de memoria un plano de la herrería de su padre en Iowa y puso un círculo pequeño cerca de la fragua. Al preguntársele qué significaba indicó: "Un asiento para niño", donde podía sentarse un muchacho a observar el trabajo del herrero, escuchar la conversación de los mayores y soñar mientras centelleaba la forja ante sus ojos.

Muchos recordamos ese asiento que ocupamos de niños, y que bien pudo ser un saco en la trastienda del almacén único del pueblo, como la tienda de "Margari" llena de provisiones y con cajones de cereales diversos en mi inolvidable Ubidea. Desde ese ángulo situado en los confines del mundo todopoderoso de los mayores, los niños atendíamos, escuchábamos y aprendíamos. De vez en cuando nos encomendaban algún recado. "Muchacho, trae esa caja", ordenaba alguien, y nuestras manitas torpes y frágiles se tornaban cuidadosas y firmes para no derramar el contenido. Desde aquel asiento los niños espiábamos los chismorreos del pueblo y decidíamos cuáles creer y cuáles desechar. A veces habladurías y temas que no eran adecuados para nuestros oídos, pero todo era parte del emocionante proceso de aprendizaje y de criterio entre lo bueno y lo malo. Lo cierto es que el número de asientos para niños ha desaparecido de forma alarmante a través de los años. Fueron sustituidos por la imperfecta televisión, aparte del dilatado tiempo escolar. Algunos añoramos aquel "escaño infantil", como inmejorable observatorio donde se captaban los infinitos matices del humano razonamiento y del humano sentir, y cuyas enseñanzas nunca olvidaremos. El proverbio dice "Allá va el niño, donde le tratan con cariño". Y desde aquel asiento vivimos una serie de "desilusiones felices" que acabaron con nuestra infancia.

Solicitamos recuperar esos escaños infantiles en todos los foros públicos actuales, y que dupliquemos su efecto mágico entre niños y adultos: Que la infancia recupere sus butacas en las barreras de la experiencia, y que la presencia de los niños regule la conducta de los adultos en los escenarios más decisivos. Que se oiga una advertencia que parece olvidada: ¡Que hay niños delante! De este modo, la función de regulación puede ser recíproca. Imaginemos que en los Parlamentos y en los Ayuntamientos se disponga una Fila Cero en las sesiones plenarias, con veinte o treinta niños observando atentamente qué hacen sus mayores. Seguro que desaparecerían muchos espectáculos improcedentes de nuestros prebostes, enfrentándose e insultándose con nunca lo harían los chiquillos. Víctor Hugo dijo que "Cuando un niño nos mira, se siente que Dios nos sondea". Sólo un docente puede comprender lo que es "saltar a la pista" de un(a) (j)aula, ante varias decenas de pares de ojos que todo lo escrutan. Seguro que con más escaños infantiles, los niños aprenden a comprender a los adultos, y que ante la presencia de los niños los adultos aprenden a no comportarse como. adultos, porque los niños adivinan qué personas les aman (don natural que con el tiempo se pierde), y aprecian no lo que somos, sino lo que queremos ser (de ahí su reputación como fisonomistas intuitivos).

Esta sugerencia va muy en serio, como todo lo relacionado con los niños de quienes hemos de reaprender. casi todo lo que olvidamos al inflarnos con la edad. Abramos las escuelas para que el fermento de los niños se desborde por toda la sociedad. Así seremos más concientes en todas nuestras actuaciones de que existen niños, acreedores del máximo respeto y que enlazan el pasado con el futuro. La ancestral sabiduría china proclama: "De niños todos hermanos, de mayores todos enemigos". Seamos niños. Las grandes personas son aquéllas que no pierden ni su corazón inocente, ni su poder de crecer, ni su insurrección genuina por la que dicen: lo "único que quiero es todo". El niño es el padre del hombre, porque siempre habrá un niño en el hombre verdadero.

Dúo de búho y fútbol

Similitudes entre sagaces lechuzas y futboleros lechuzos.

Los búhos son aves crepusculares o nocturnas, dotadas en su descomunal cabeza giratoria con grandes ojos de visión binocular y retina adaptada a la oscuridad, además de un oído muy desarrollado con escucha direccional. Estas rapaces carnívoras vuelan sigilosamente y devoran enteramente a sus presas, engullendo en una sola noche más que su propio peso y regurgitando posteriormente los huesos que no pueden digerir. Los búhos y las lechuzas habitan en todos los continentes, si bien sus colores se adaptan al entorno.

Los futboleros son seres estáticos de mirada fija que pueden ser avistados al atardecer o anochecer, descubriéndose por los gritos trémulos y silbidos lastimeros que ululan cuando su equipo va perdiendo. Con su excepcional sentido del oído, capaz de repetir lo que oyen por la radio, con crueles zarpazos y certeros picotazos son capaces de zamparse su pieza favorita: los entrenadores. Instalan sus nidos en extraños lugares desde donde puedan observar con tranquilidad su espectáculo preferido.

Los mochuelos plumíferos de brillantes y resplandecientes ojos intrigaron durante siglos a los seres humanos. Las mitologías griega y romana asociaron a los búhos con la diosa Atenea o Minerva, patrona del intelecto. Ya en milenarias monedas de Atenas del 2.500 AC, la lechuza aparece como emblema de victoria, suerte y sabiduría. Filósofos como el gran Aristóteles, el idealista Hegel u Ortega y Gasset convirtieron al búho en el símbolo del pensamiento.

Los lechuzos futboleros no parecen encarnar demasiado bien el paradigma de la inteligencia. Buena prueba de ello se encuentra en las cabeceras de los periódicos de hoy, tras el esperable fracaso de la selección española en la Eurocopa. El intelecto futbolero predominante sólo sirve para atribuir culpabilidades, no para hallar soluciones. El inacabable rosario de excusas no explica la ancestral historia negra de un desastre continuo: el gol de Cardeñosa que no fue (Argentina 78), el ridículo del Mundial 82, el cante de Arconada en la Euro 84, el penalti fallado por Eloy en el 86, la barrera de Michel en el 90, el fallo de Salinas en el 94, la caída de Zubizarreta contra Nigeria en el 98, el balón a las nubes de Raúl en la Euro 2000 o el arbitraje egipcio en el Mundial de Corea. En la Eurocopa 2004, la cabeza de turco será el entrenador Iñaki Sáez.

Y todavía dicen por ahí que si Euskadi o Catalunya mantuviesen selecciones oficiales se debilitaría la “escuadra española”. Menos mal que algunos nos consolamos con el modelo de cantera propia, con jugadores exclusivamente autóctonos, como el sistema que sigue en exclusiva mundial el Athletic de Bilbao. Propongo que, junto a las creativas camisetas para la UEFA de Darío Urzay que acabarán gustando a todos como el Guggenheim Bilbao, nuestro club vasco mantenga su política patrimonial de formar jugadores desde las etapas escolares, sin acogerse jamás a la contratación de futbolistas externos.

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Mirada cautiva

… Me dijiste un secreto, en una larga mirada, larga, larga... (Gerardo Diego)

Quizá no sea recomendable esta lectura, si es usted impresionable. Es una historia verídica e inquietante, que acrecienta peligrosamente nuestra sensación de confinamiento en esta sociedad que nos ha correspondido protagonizar. Está a tiempo de desdeñar este escrito, y evitar así el “síndrome de la mirada presa”.

En una reunión multicultural, una delegación de aborígenes de las tribus amazónicas se alojó en un hotel brasileño. Los ancianos ocuparon sus habitaciones, pero se negaron a que los jóvenes accediesen al interior, quedándose a la intemperie en un jardín anexo durante los días del evento. Al preguntar asombrados por el aparente maltrato de los jíbaros hacia sus hijos, supimos que la medida adoptada era protectora, porque al acceder a un recinto cerrado la mirada se encierra entre sus paredes y se pierde la visión lejana, tan necesaria para sobrevivir en la selva.

Los indios tribales sabían por antiguas leyendas de sus antepasados lo que la óptica moderna explica. El cristalino humano es capaz de enfocar objetos muy cercanos o alejados, pero su capacidad de acomodación disminuye y defectos como la miopía o la “vista cansada” aparecen antes en aquellos que pasan mucho tiempo con la “mirada enrejada” por espacios reducidos. De ahí la conveniente recomendación médica de elevar la vista hacia la lejanía para aliviar la tensión del enfoque prolongado ante un libro o una pantalla de ordenador.

Esa ansia de “libertad de perspectiva” puede causar una leve claustrofobia, que -en mi caso- reconozco cuando viajo con la visión atrapada en un vagón del Metro, esperando salir de las entrañas de la Tierra y llegar al trazado al aire libre de las afueras de Bilbao para contemplar el anhelado horizonte y el azaroso cielo atmosférico.

Sólo he descubierto dos embarazosos antídotos para la “mirada cautiva”, quizá con nula base física: cerrar los ojos, o admirar otros ojos igualmente prisioneros y sentir en sus pupilas la profundidad infinita y singular de cada ser humano.

Cocodrilos viendo la TV

Las almas, como velas, alumbran consumiéndose y derramando lágrimas.

Somos capaces de ver diariamente las noticias en televisión sin los ojos encharcados por las lágrimas ante la injusticia que reina por el mundo. Aceptamos sin sonrojo que haber nacido en un continente austral como África o Sudamérica implica para la inmensa mayoría de sus habitantes vivir en la precariedad más absoluta. Nuestra piel de televidentes se ha endurecido como la de los reptiles, y sólo lloramos con lágrimas de cocodrilo por el final sentimental de alguna película. Incluso olvidamos que la recia piel de cocodrilo, creyéndose inmune a cualquier ataque, acaba vendiéndose en forma de zapatos o billeteros de lujo.

Las imágenes del jueves sangriento de Madrid nos conmovieron profundamente. Los vagones reventados y las víctimas por doquier estremecieron nuestras almas dormidas. Aquel día, y todavía al mes siguiente, las palabras lloran y las lágrimas hablan. Dicen que los ojos solamente ven bien a través de las lágrimas. Cada lágrima nos enseña a los mortales una verdad. Aprendamos de los trágicos sucesos, de aquel dolor sincero de quienes lloramos en secreto. Somos como recién nacidos: sólo si lloramos sabremos que vivimos.

El 11-M revive los versos de Rubén Darío: "Cuando quiero llorar, no lloro... Y a veces lloro sin querer". Aprendamos a llorar, sí; pero a llorar de pie, continuando tenazmente con nuestro trabajo por la tolerancia, por la paz y por la solidaridad. La existencia humana se reafirma con dos cualidades inmortales: la voluntad y la ternura. Son cualidades propias de todas las personas: la fortaleza y el amor, que nos enseñan a hombres y mujeres que se puede vencer a la brutalidad y a la indolencia que tanto abundan. Todos somos culpables de hacer verter lágrimas o no haberlas enjugado, pero si educamos a nuestros hijos para la constancia y el afecto, en casa y en la escuela, llegará un día en que la humanidad será feliz con el esfuerzo de todas las generaciones que sean necesarias.

Fascinante mirada

Siempre he creído, desde que leí la poética expresión de mirada cautivadora , que cuando dos miradas se cruzan, directamente a los ojos, en ese momento almas y vidas se intercambian en un proceso mágico. La memoria también se permuta, y olvidando quiénes eran hasta entonces, cada uno adopta la identidad del otro, canjeando vidas, pasados y futuros. Cuando era un niño, ello me llevó a mirar de reojo, porque pensaba que perdería mi identidad. Pero comprendí que merecía la pena mirar de frente, reflejarse en el espejo de las pupilas de los demás. Ahora busco el encuentro de miradas, continuamente, para superar la empatía por el cambalache de biografías.

Después, cuando las miradas se apartan, te recoges conmovido y en tu estrenada identidad haces balance de lo que ahora tienes y de lo que te falta, analizas dónde y cómo estás, reconoces quiénes te quieren y a quiénes amas. Viendo al otro, que eras tú segundos antes, y que ahora se aleja con la historia que le has dejado, comprendes que no sólo es tu hermano, sino que quizá pronto, de nuevo, tú serás él.

Esta original técnica, que he enseñado a algunos maestros, puede ser válida para que todos mejoremos nuestra convivencia. Lector, mira a tu alrededor, a la cara, a los ojos de tus familiares, amigos y vecinos, del mendigo, del anciano, del inmigrante, de quien crees que es tu adversario. Sólo así, intercambiando existencias, la vida recobra su pleno sentido.

(Aparecido también en El País, Estrella Digital, Noticias de Navarra (14-9-02),...). Vídeo: Matt Monro - Alguien Cantó (Hay algo en tu mirar que nunca ví)....

Fascinante mirada

Sí, Carlton. Top Bodas 2012
Siempre he creído, desde que leí la poética expresión de mirada cautivadora, que cuando dos miradas se cruzan, directamente a los ojos, en ese momento almas y vidas se intercambian en un proceso mágico. La memoria también se permuta, y olvidando quiénes eran hasta entonces, cada uno adopta la identidad del otro, canjeando vidas, pasados y futuros. 

Cuando era un niño, ello me llevó a mirar de reojo, porque pensaba que perdería mi identidad. Pero comprendí que merecía la pena mirar de frente, reflejarse en el espejo de las pupilas de los demás. Ahora busco el encuentro de miradas, continuamente, para superar la empatía por el cambalache de biografías.

Después, cuando las miradas se apartan, te recoges conmovido y en tu estrenada identidad haces balance de lo que ahora tienes y de lo que te falta, analizas dónde y cómo estás, reconoces quiénes te quieren y a quiénes amas. Viendo al otro, que eras tú segundos antes, y que ahora se aleja con la historia que le has dejado, comprendes que no sólo es tu hermano, sino que quizá pronto, de nuevo, tú serás él.

Esta original técnica, que he enseñado a algunos maestros, puede ser válida para que todos mejoremos nuestra convivencia. Lector, mira a tu alrededor, a la cara, a los ojos de tus familiares, amigos y vecinos, del mendigo, del anciano, del inmigrante, de quien crees que es tu adversario. Sólo así, intercambiando existencias, la vida recobra su pleno sentido.

Beso reimpreso

Más besos...
El beso es una forma romántica de diálogo, que se firma con los labios.

En 1950, Francoise Bornet y Jacques Carteaud se besaron ante el fotógrafo Robert Doisneau que se apostaba en la terraza de un 'bistrot' parisino. La imagen de un muchacho de pelo alborotado besando apasionadamente a una estilizada chica se convirtió en un símbolo internacional del amor cuando se difundieron millares de copias en forma de póster en la década de los años ochenta, siendo récord de ventas en 1992.

Le Baiser se consideró una estampa tomada espontáneamente hasta que otra pareja, formada por Jean y Dense Lavergne, aseguró al periódico L’Express que eran ellos los actores involuntarios, exigiendo una compensación. Doisneau fue obligado a revelar que la fotografía era un posado: había visto a una joven pareja besarse vehementemente, y éstos aceptaron repetir la escena ante la cámara. Tanto la señora Bornet como la señora Lavergne demandaron a Doisneau, asegurando ambas ser la mujer retratada y exigiendo recibir un porcentaje de las ganancias obtenidas con la instantánea en todo el mundo. Un tribunal francés desestimó ambos casos en 1993, alegando prosaicamente que “un beso no es más que un beso”, y que 40 años más tarde la foto “no ofrecía prueba alguna de identificación”. Esta semana un coleccionista suizo que prefiere el anonimato ha adquirido por 155.000 euros el original que poseía la modelo genuina, Francoise, que hoy es una bella mujer de 75 años.

Una vez más, una imagen vale por mil palabras. Nos refresca toda la poesía escrita sobre besos. Todo aquello de que no olvidemos que el primer beso no se da con la boca, sino con los ojos. Pero también que nunca besemos con los ojos abiertos, porque es la forma más ciega de besar. Lo cierto es que se recuerdan los besos prometidos y se olvidan los besos recibidos. No en vano los besos son como las cerezas: uno lleva a otro. Aunque Dino Segre, Pitigrilli ya reconocía que la secuencia suele ser: “Un beso, dos besos, tres besos, cuatro besos, cinco besos, cuatro besos, tres besos, dos besos, un beso”.

El suceso confeso del beso impreso, ya sea travieso o ex profeso, es un exceso que no deja ileso, sino preso. Es un proceso de regreso y retroceso al fuego del acceso expreso del reingreso en el beso, que Alfred de Musset definió como “el contacto de dos epidermis y la fusión de dos fantasías”. El mismo temblor celestial que Gustavo Adolfo Bécquer declarara, “por una mirada, un mundo;/ por una sonrisa, un cielo;/ por un beso..., ¡yo no sé/ qué no diera por un beso!”, lo había predicho el gran Víctor Hugo cuando supuso que “es imposible que por encima de un beso inefable no haya un estremecimiento en el inmenso misterio de las estrellas”. Esa misma vibración la hemos sentido observando la sublime galería de besos con la que nos obsequió Robert Doisneau.

Artículo ilustrado en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/besos.htm

Inolvidables Hermanos Marx

Citas de Groucho:
"Citadme diciendo que me han citado mal."
"Groucho: ¿Qué quiere? Enfermera: Tenemos que ver si tiene temperatura. Groucho: No sea tonta. Todo el mundo tiene temperatura." (Última broma de Groucho en su lecho de muerte - 1977)
"En esta industria, todos sabemos que detrás de un buen guionista hay siempre una gran mujer, y que detrás de ésta está su esposa."
"He disfrutado mucho con esta obra de teatro... especialmente en el descanso."
"No estoy seguro de cómo me convertí en comediante o actor cómico. Tal vez no lo sea. En cualquier caso me he ganado la vida muy bien durante una serie de años haciéndome pasar por uno de ellos."
"Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros."
"Yo encuentro la televisión bastante educativa. Cuando alguien la enciende en casa, me marcho a otra habitación y leo un buen libro."
"Parad el mundo que me bajo."
"Conozco a centenares de maridos que volverían felices al hogar si no hubiera una esposa que les esperara. Quiten a las esposas del matrimonio y no habrá ningún divorcio."
"No es la política la que crea extraños compañeros de cama, sino el matrimonio."
"Lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se encuentran con que se han casado."
"Nunca voy a ver películas donde el pecho del heroe es mayor que el de la heroína."
"Todo lo que soy se lo debo a mi bisabuelo, el viejo Cyrus Tecumseh Flywheel. Si aún viviera, el mundo entero hablaría de él... ¿Que por qué? Por que si estuviera vivo tendría 140 años."
"Supongo que había que inventar las camas de agua. Ofrecen la posibilidad de beber algo a media noche sin peligro de pisar al gato."
"Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo."
"Inteligencia militar son dos términos contradictorios."
"El secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio... si puedes simular eso, lo has conseguido."
"¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?"
"En las fiestas no te sientes jamás; puede sentarse a tu lado alguien que no te guste."
"Cuando muera quiero que me incineren y que el diez por ciento de mis cenizas sean vertidas sobre mi representante."
"¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero!... ¡Pero cuestan tanto!"
"Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo."
"El matrimonio es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una institución."
"Sólo hay una forma de saber si un hombre es honesto: preguntarselo. Y si responde "sí", entonces sabes que está corrupto."
"¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?"
"¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la posteridad por mí?"
"La justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música."
"Una mañana me desperté y maté a un elefante en pijama. Me pregunto cómo pudo ponerse mi pijama."
"He pasado una noche estupenda... pero no ha sido ésta."
"La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados."
"Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente."
"¿Servicio de habitaciones? Mándenme una habitación mas grande."
"Soy tan viejo que recuerdo a Doris Day antes de que fuera virgen."
"Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre. Y dentro del perro probablemente está demasiado oscuro para leer."
"No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo."
"Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria."
"Si sigues cumpliendo años, acabarás muriéndote. Besos, Groucho." (Felicitación de Groucho a un amigo)
"Bob, ya sabes que yo en ti sólo tengo confianza... y muy poca." (Frase de Groucho a Robert Dwan, director de su programa de TV "You Bet Your Life")
"Fui casado por un juez. Pero mejor debería haber pedido un jurado."
Frases y Diálogos de Groucho y sus Películas:
"- Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien."
"- Nunca olvido una cara, pero con usted voy a hacer una escepción."
"- ¿Pagar la cuenta?... ¡Qué costumbre tan absurda!" (El Hotel de los Líos - 1938)
"- Es usted la mujer más bella que he visto en mi vida... lo cual no dice mucho en su favor." (El Conflicto de los Marx - 1930)
"- Hasta luego cariño... ¡Caramba!, la cuenta de la cena es carísima... ¡Es un escándalo!... ¡Yo que tú no la pagaría!" (Una Noche en la Ópera - 1935)
"- Estaba con esa mujer porque me recuerda a usted... sus ojos, su cara, su risa... todo me recuerda a usted... escepto usted." (Una Noche en la Ópera - 1935)
"- Señorita... envíe un ramo de rosas rojas y escriba "Te quiero" al dorso de la cuenta." (Un Día en las Carreras - 1937)
"Groucho: ¿Quince mil dólares para nuestra obra? Con esa cantidad, al señor Davis no le importará escribir un papelito para esa joven. Davis: ¡No cambiaré ni una linea de la obra!... Shakespeare nunca cambió ni una linea. Groucho: Por que no debía mil doscientos dólares... Y no tendrá que cambiar nada, esa joven puede hacer uno de los mineros. Davis: ¿¡Pero cómo va a hacer de hombre una mujer!?. Groucho: ¡Señor Davis, haga el favor de no desviar la conversación hacia temas escabrosos!... Yo sólo produzco obras morales." (El Hotel de los Líos - 1938)
"- El verdadero amor sólo se presenta una vez en la vida... y luego ya no hay quien se lo quite de encima." (El Hotel de los Líos - 1938)
"- No piense mal de mí, señorita. Mi interés por usted es puramente sexual."
"- Está loca por mí. ¡Qué mujer no lo está! Yo sé que va usted a preguntarme cuál es mi secreto... ¡Voto al diablo que sois osado! El secreto es no darles a entender que se las quiere. No ir nunca tras ellas. Que ellas vayan detrás de ti. Hay que avivar el cariño del amor con el abanico de la indiferencia..." (Los Hermanos Marx en el Oeste - 1940)
"- ¿Quiere usted casarse conmigo? ¿Es usted rica? Conteste primero a la segunda pregunta."
"Groucho: ¿Por qué y cómo ha llegado usted a tener veinte hijos en su matrimonio? Concursante: Amo a mi marido. Groucho: A mí también me gusta mucho mi puro, pero de vez en cuando me lo saco de la boca." (Programa de TV "You Bet Your Life")
"M. Dumont: Dime Wolfie, cariño, ¿tendremos una casa maravillosa? Groucho: Por supuesto, ¿no estarás pensando en mudarte, verdad? M. Dumont: No, pero temo que cuando llevemos un tiempo casados, una hermosa joven aparezca en tu vida y te olvides de mí. Groucho: No seas tonta, te escribiré dos veces por semana."
"- ¿Me lavaría un par de calcetines? (...) Es mi forma de decirle que la amo, nada más."
"- Cásate conmigo y nunca más miraré a otro caballo." (Un Día en las Carreras - 1937)
"- ¡Hasta un niño de cinco años sería capaz de entender esto!... Rápido, busque a un niño de cinco años, a mí me parece chino." (Sopa de Ganso - 1933)
"- No permitiré injusticias ni juego sucio, pero, si se pilla a alguien practicando la corrupción sin que yo reciba una comisión, lo pondremos contra la pared... ¡Y daremos la orden de disparar!" (Sopa de Ganso - 1933)
"- ¡Cavar trincheras! ¡Con nuestros hombres cayendo como moscas! No tenemos tiempo para cavar trincheras. Las tendremos que comprar prefabricadas." (Sopa de Ganso - 1933)
"Chico: Un coche y un chófer cuestan demasiado. He vendido mi coche. Groucho: ¡Qué tontería! En su lugar, yo hubiera vendido el chófer y me hubiera quedado con el coche. Chico: No puede ser. Necesito el chofer para que me lleve al trabajo por la mañana. Groucho: Pero, ¿cómo va a llevarle si no tiene coche?. Chico: No necesita llevarme. No tengo trabajo."
"- ¿Que esta mujer me prepara una encerrona?... ¡¡Oh!!, ¡que me encierren con ella!... ¡no podría ocurrirme nada mejor!" (Un Día en las Carreras - 1937)
"Camarero: ¡Oh!, el papel que me ofrecen es la oportunidad de mi vida. Les traeré la comida que me piden aunque esté prohibido. ¡Ahora mismo vuelvo!... ¡¡Por el arte!! Groucho y Chico dándose la mano: Ajajaaá. Davis: ¡He ahí un artista! Chico: ¡Ya lo creo que lo es, le he visto llevar doce platos a la vez!" (El Hotel de los Líos - 1938)
"- Recordad que estamos luchando por el honor de esa mujer, lo que probablemente es más de lo que ella hizo nunca por sí misma."
"- Oiga mozo, ¿y no sería más fácil que en lugar de intentar meter mi baúl en el camarote, metiera mi camarote dentro del baúl?" (Una Noche en la Ópera - 1935)
"Fiscal: Chicolini, ¿Cuando nació usted? Chicolini: No me acuerdo, no era más que un bebé." (Sopa de Ganso - 1933)
"Groucho (Maestro): ¡A ver, usted! -señalando al alumno Harpo- ¿Qué forma tiene el mundo? Harpo (Patsy): No sé. Maestro: Bueno. ¿Qué forma tienen mis gemelos? Patsy: Cuadrada. Maestro: No mis gemelos de diario; los que llevo los domingos. Patsy: Oh. Redonda. Maestro: Muy bien, entonces ¿qué forma tiene el mundo? Patsy: Cuadrada los días de diario y redonda los domingos." (Obra de teatro de los inicios de los Marx. "El Instituto" - 1911)
"Groucho (echando una nubecilla de humo): Bueno, y ¿cuántos hombres tiene en su ejército? Chico: Bueno, tenemos cien mil hombres. Groucho: No es justo, nosotros sólo tenemos cincuenta mil. Chico: Está bien. Les damos veinticinco mil y estamos en paz. Groucho: Eso es, al cincuenta por ciento... Y ¿cuántos batallones tienen? Chico: Bueno, tenemos dos batallones y un francés. Groucho: Me gustaría que siguiera usted trabajando para mí, para poder decirle que dimitiera. ¿Cómo van de caballería? Chico: Tenemos cinco mil hombres, pero ningún caballo. Groucho: Qué gracia, pues yo tengo cinco mil caballos y ningún hombre. Chico: Vale, pues que sus hombres monten nuestros caballos. Groucho: No es mala idea. Si sus caballos se cansan, pueden cabalgar a nuestros hombres para variar (Chico asiente). No me importa dejarle nuestros caballos, pero tiene que prometerme que van a hacer sus maniobras. Chico: Oh, claro. Tenemos maniobras de caballos todas las mañanas. ("Hielo quebrado", borrador de guión para "Sopa de ganso" - 1933)
"- ¿Hace muchos años vine a este país sin una moneda de cinco centavos en el bolsillo. Hoy [...] tengo una moneda de cinco centavos en el bolsillo. (Los Cuatro Cocos - 1929)
"Agente: Oiga, esta foto de su pasaporte no se le parece. Groucho: Bueno, tampoco se parece a usted. Agente: ¡Este hombre no tiene bigote! Groucho: Bueno, la barbería no estaba abierta esta mañana." (Pistoleros de Agua Dulce - 1931)
"Juez: Defensor Flywheel, ¿están listos sus testigos? Groucho: No señoría, y de eso me quejo. Sólo hay tres testigos y yo he pagado a ocho. Juez: ¿Cómo? Untando a los testigos, ¿eh? ¿Qué les dio? Chico: Pues claro. Les dio un tanto. Juez: ¿Que les dio qué? Chico: Un tanto. Un tanto por ciento de lo que pedían." (Flywheel, Shyster & Flywheel - 1932)
"Cliente: Señor, esta señora es mi esposa. ¡Debería usted avergonzarse! Groucho: Si esta señora es su esposa, ¡usted es el que debería avergonzarse!" (Una Noche en Casablanca - 1946)
"Groucho: ¿Le gustaría ver su nombre en un letrero luminoso? Carmen Miranda: ¿Por qué? ¿Es usted electricista? Groucho: No, pero tengo buenas conexiones (alzamiento de cejas de Groucho)" (Copacabana - 1947)
"Groucho: Imagine que es usted una famosa actriz, que conoce a alguien y se casa. ¿Estaría dispuesta a dejar su profesión de estrella para ser ama de casa y madre? Concursante: Si tienes los pies en el suelo se pueden combinar las dos cosas. Es lo que me gustaría hacer. Groucho: Bueno... si mantiene los pies en el suelo, nunca será madre...(Carcajadas del público y largo silencio sonriente de Groucho...)Groucho: A esto lo llaman desperdiciar negativo"(Programa de TV "You Bet Your Life")
"- ¡Hola chicas! Uhmmm, ya veo que no sólo tienen curvas las botellas... ¡Lulubelle! No te conocía viéndote de pie... (Los Hermanos Marx en el Oeste - 1940)
- Lulubelle, vayamos a algún sitio donde podamos estar solos. ¡Vaya, no parece haber nadie sobre este diván! (Los Hermanos Marx en el Oeste - 1940)

Sé tú quien aparta la piedra del camino,...

La primera cita: "El aprendizaje de un idioma fue siempre una aventura fascinante, el mejor de todos los viajes y el llamado más leve y más penetrante que hacemos a las puertas ajenas, en busca, no de mesa ni lecho, sino de coloquio, de diálogo entrañable".

Algunas citas de Gabriela Mistral (n Vicuña, 7 de abril de 1889 - m. Nueva York, 10 de enero de 1957) Fue poetisa, diplomática yprofesora chilena, cuyo verdadero nombre era Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga. Primera latinoamericana en ganar el Premio Nobel de Literatura, en 1945. Falleció en Estados Unidos a la edad de 67 años.

  • "Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino." 
  • "El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde."
  • "En vano se echa la red ante los ojos de los que tienen alas."
  • "Hay sonrisas que no son de felicidad, sino de un modo de llorar con bondad."
  • "La experiencia es como un billete de lotería comprado después del sorteo. No creo en ella."
  • "Lo que el alma hace por su cuerpo es lo que el artista hace por su pueblo."
  • "No digas lo que piensas, pero piensa lo que dices."
  • "Nosotros somos culpables de muchos errores y muchas faltas, pero nuestro peor crimen es el abandono de los niños negándoles la fuente de la vida. Muchas de las cosas que nosotros necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, ahora es el momento, sus huesos están en formación, su sangre también lo está y sus sentidos se están desarrollando, a él nosotros no podemos contestarle mañana, su nombre es hoy."

Primer alumbrado público eléctrico en el País Vasco y en España

Grabado que representa la iluminación eléctrica en Londres, 1878. Fuente: Le blog d'histoire des sciences
1875: Toda la historia del alumbrado público empezó con la construcción de la primera central eléctrica en 1875, en Barcelona y con la posterior creación de la Sociedad Española de Electricidad en 1881, en la misma ciudad. Parece el nombre de un club de entendidos en la materia pero en realidad esta fue la primera empresa que produjo y comercializó electricidad en el Estado. 

1878: Primer alumbrado público eléctrico en Londres (una recreación en grabado aparece como imagen inicial).

1881: Tras las primeras centrales comenzó el alumbrado público de algunos municipios, siendo Comillas -Cantabria- fue el primero en empezar a usar electricidad en sus calles en 1881 con lo que se llamó la luz de los indianos. 

1883: Barcelona en 1883 tenía instalados 19 arcos para el alumbrado público distribuidos en diversas plazas y avenidas de la ciudad, pero era testimonial, la ciudad era iluminaba por gas. En Madrid y Valencia no nos consta que hubiera ninguno. Solamente Bilbao tendría 10 arcos y unas 50 luces de incandescencia para alumbrado público y sería la capital de Bizkaia entonces la ciudad con mejor alumbrado público eléctrico de EspañaLa instalación bilbaína, consta primeramente de 10 lámparas eléctricas (cinco en la calle del Correo y cinco en el Arenal) de arco voltaico, sistema Gramme-Nysten. La luz se produce por carbones Siemens, de 45 centímetros de longitud y cuya duración mínima es de 11 horas consumiendo cada lámpara, de 4 a 5 centímetros por hora. 

1883: En Bizkaia fue el ingeniero bilbaíno D. Evaristo de Churruca quien montó el día 13 de octubre de 1883 la primera central eléctrica, accionada por vapores de motor, para alumbrar y balizar el puerto exterior del Abra. El 15 de octubre de 1883 se iluminaba con electricidad el puerto de Bilbao, entre Portugalete y Sestao a lo largo de 6 km, mediante 33 luces de arco Brush situadas a ambos lados de la ría, para facilitar la navegación. Con ello y el muelle de hierro de Portugalete conseguía que los barcos salvasen las peligrosas barras de arena del Puerto de Bilbao también de noche en pleamar.
Puente Colgante y Muelle de hierro en la entrada del Abra, Puerto de Bilbao
1886: Poco después llegó el alumbrado público de las capitales, siendo Girona la primera en la que se inauguró la red de alumbrado público urbano, en 1886. El Ayuntamiento de Gerona, en sesión de 4 de diciembre de 1885, acordó la instalación de un determinado número de lámparas de incandescencia, adoptándose, en lugar de la instalación de máquinas de corriente continua Gramme, las dínamos Zifernowsky y Deré de corriente alterna, de 37 caballos cada una a 120 voltios, con una intensidad de corriente de 16 amperios, alimentando 193 lámparas incandescentes y cuatro focos de arco voltaico por medio de dos hilos paralelos de 45 mm. de diámetro, que a su vez alimentaban cuatro transformadores. Con esta instalación, propuesta por los ingenieros señores Planas y Flaquer e inaugurada en 24 de julio de 1886 y que aun funciona en la actualidad, Girona fue la población más notable del mundo entero a los ojos de un electricista, ya que fue la primera población alumbrada por corriente alterna

1890: En mayo de 1890 el ayuntamiento de Jerez, tras probar unas farolas en la puerta del ayuntamiento, decide instalar alumbrado eléctrico en varias calles de su centro histórico, colocando un total de 22 farolas, que se acaban de instalar en julio de ese mismo año. Se convierte así en la primera ciudad de España en contar con alumbrado eléctrico público. 

1890: Casi a la vez en Haro (la Rioja), se decide iluminar la ciudad con farolas eléctricas, y en septiembre de ese mismo año se acaban los trabajos de iluminación de las 62 calles de la ciudad. Haro ha llegado tarde a ser la primera ciudad con alumbrado eléctrico, pero puede decir orgullosa que es la primera que cuenta con dicho alumbrado en todas las calles de su casco urbano. Y aquí la influencia del vino es todavía mayor. 

Euskadi: Se tiene como el primer ensayo de luz eléctrica en el país el encendido público de la pila "Leider" en Lekeitio (Bizkaia) antes de 1876. La bujía la había traído D. José María de Murga Mugartegui, el "Moro Vizcaíno". Se encendió en una ventana de la casa Murga en medio de la expectación general de los lekeitiarras. La luz eléctrica se difundió rápidamente por el País Vasco gracias al celo de los municipios que supieron desde el primer momento construir sus centrales eléctricas aprovechando los saltos de agua de sus torrentes y ríos. En las ciudades se instaló el alumbrado público eléctrico a fines del siglo XIX. 
Primer alumbrado público eléctrico en el País Vasco y en España
1896: Otras innovaciones asociadas a la electricidad, como el tranvía eléctrico en España llegará por primera vez a Bilbao en 1896 (en la línea Santurtzi-Bilbao), seguido por las líneas eléctricas de Cartagena (1898), Madrid y Barcelona (ambas en 1899). A Valencia llegará en 1900 y a Zaragoza en 1902.

1898: Así, por ejemplo, en Vitoria se inauguró el día 1 de febrero de 1898 contratando el municipio este servicio a la Sociedad Electro-Hidráulica Alavesa por la cantidad de 23.000 pesetas a cambio de suministrarle fluido para 55 arcos voltaicos y 450 lámparas. 

En San Sebastián hasta el año 1861 el alumbrado público se reducía a menos de 100 faroles de aceite del sistema Bordier Marcet, con reverbero y quinqué, unos adosados a la pared y otros que pendían de cuerdas que atravesaban las calles. Los faroles eran de uno, tres o cuatro mecheros; se encendían al toque de la oración y se apagaban a las diez y media en invierno y a las once en verano. Las noches de luna no se encendían faroles públicos En 1861 se iniciaron las gestiones para la construcción de una fábrica de gas que dio muy buen resultado. En 1892 se dio comienzo a la construcción de otra mayor y el día 7 de septiembre del año siguiente 1893 ya surtía de gas a la ciudad. El primer ensayo de alumbrado eléctrico se hizo en 1882. 

1890: El 18 de febrero de 1890 se inauguró en Bilbao la iluminación pública de arcos voltaicos. Ese mismo año se fundaba también la Compañía Electra y en 1893 y 1894 la Sociedad de Aguas de Arteta para la producción de electricidad y llevada de agua potable a Pamplona, bajo la dirección del ingeniero D. Ramón Aguinaga. El año 1893 se funda en Barakaldo la Eléctrica del Nervión y en 1896, en Asúa, la Sociedad Ibaizabal para suministrar electricidad a Algorta, Las Arenas y El Desierto. Al mismo tiempo se iniciaban aprovechamientos de saltos de aguas en Bedia, Santa Ana y Bolueta para el servicio eléctrico de las zonas vecinas. 

1890: En el País Vasco del norte Bayona, San Juan de Luz y Saint-Palais fueron dotando de iluminación eléctrica sus calles desde finales también del siglo XIX. Saint-Palais lo hizo siguiendo el ejemplo de San Juan de Pie de Puerto, hacia el año 1890. 

1901: El 19 de julio de 1901, se constituyó en Bilbao la que sería durante muchos años la primera gran empresa del sector eléctrico español: Hidroeléctrica Ibérica, o Hidrola. Auspiciada por el Banco de Vizcaya y el Banco de Bilbao y con un capital de 20.000.000 pesetas, una cantidad muy importante en aquel momento, inició su actividad utilizando las concesiones en el río Ebro, que sus promotores, principalmente Juan de Urrutia y Zulueta, habían obtenido, en esta y también otras cuencas del norte peninsular. Concesiones con un gran potencial de generación eléctrica, suficientes para controlar una buena cantidad de recursos de energía. Su primer salto, Quintana, entró en servicio en 1904 y su energía se transportó a la ciudad de Bilbao con una línea a la tensión de 30.000 V, consolidando rubricando el aprovechamiento de la hidroelectricidad mediante la utilización del transporte de energía eléctrica con líneas de alta tensión.
Primer alumbrado público eléctrico en el País Vasco y en España
Merece mención singular el caso del joven doctor Jean Etchepareborda que en 1853 realizó en Buenos Aires el primer ensayo de luz eléctrica por medio de arco voltaico. Era Etchepareborda un bajo navarro emigrado nacido en 1823. En la noche del 3 al 4 de septiembre de 1853 ofreció a sus amigos y colegas de la cátedra universitaria de Buenos Aires un espectáculo inusitado: la luz eléctrica. Su segunda demostración fue alumbrar el cuartel del Regimiento de Granaderos a Caballo, espectáculo que contemplaron muchos, desde fuera, subidos sobre escaleras y carretas. La tercera exhibición provocó el entusiasmo de la ciudad. Se realizó con motivo de los festejos del 25 de mayo de 1854 con la instalación de dos aparatos sobre la Recova Nueva, actual plaza de Mayo. Treinta años más tarde se adoptaba la luz eléctrica en Buenos Aires, poco antes de morir Jean Etchepareborda que tuvo la dicha de poder pasearse bajo las lámparas eléctricas de las calles de Buenos Aires antes iluminadas con velas, aceite, petróleo y últimamente, gas. En 1953 se conmemoró el centenario del experimento de Etchepareborda ofreciendo un vino de honor la Asociación de Comerciantes y Empresarios de Electricidad de la ciudad.

¿Os imagináis cómo debían ser las ciudades antes de tener electricidad? Pues hubo quien lo vivió durante casi 100 años más, concretamente hasta 1981, año en que la electricidad llegó (por fin) al pueblo de Sotres, el municipio más alto de Asturias, tanto a sus calles como a sus casas. De entre sus casi 130 habitantes algunos ya habían conseguido algún avance haciéndose con alguna “burra” o generador para sus casas, pero tener luz tardó todo ese tiempo en ser algo habitual en el lugar.

Mapamundi de color de piel

Al final, la raza humana es café con leche. Lo que importa es el color de los ojos,... no, tampoco. Quizá, el color... del alma. Fuente.

CineGourLand: III Festival de Cine y Gastronomía Audiovisual

Nos invita el Alcalde de Getxo Imanol Landa, a través de amistades comunes, a la III Edición de CineGourLand, un evento que reúne a cinéfilos y gourmets durante varios días desde el 24 al 27 de junio de 2009. Dentro del amplio programa, esta noche en el Palacio de San Joseren se producirá la entrega de los premios finales.
Está anunciada en Getxoberri la presencia del reconocido actor Juan Echanove, el prestigioso director de cine José Luis Cuerda, el popular cocinero Pedro Subijana del Restaurante Akelarre, Daniel Vázquez Sayés –autor del libro “Comer con los ojos”; Antonio Saura y J.L. López Linares por el documental “El pollo, el pez y el cangrejo real”, considerado como “el primer thriller gastronómico de la historia”; la directora de cine, actriz y guionista Aizpea Goenaga por su cinta en euskera “Secretos de cocina” y el periodista gastronómico de EEUU, Gerry Dawes (véase su blog). Acudiremos con algunos amigos e informaremos del encuentro. Crónica y fotos.

William James Sidis según James Thurber en The New Yorker

¿Dónde están ahora? ¡Día de los inocentes! por James Thurber. The New Yorker, sábado 14 de agosto de 1937, 22-26.

Una tarde nevada de enero de 1910, alrededor de cien profesores y estudiantes avanzados de matemáticas de la Universidad de Harvard se reunieron en una sala de conferencias en Cambridge, Massachusetts, para escuchar a un orador llamado William James Sidis. Nunca antes se había dirigido a una audiencia y al principio se sintió avergonzado y un poco incómodo. Sus oyentes tenían que prestarle mucha atención, porque hablaba con una vocecita que no se escuchaba bien y puntuaba su charla con risas nerviosas y estridentes. Un mechón de cabello rubio le caía sobre la frente y unos penetrantes ojos azules se asomaban desde lo que uno de los presentes describió más tarde como un rostro "parecido a un duendecillo". El orador vestía medias de terciopelo negro. Tenía once años.

A medida que el niño se familiarizó con el tema, su timidez se derritió y llegaron a los oídos de sus oyentes las palabras más notables que jamás habían escuchado de labios de un niño. William James Sidis había elegido como tema de su conferencia "Cuerpos de cuatro dimensiones". Incluso en este selecto grupo de caballeros eruditos, hubo quienes fueron incapaces de seguir todos los procesos del pensamiento del niño. Para los legos que estaban presentes, la cuarta dimensión, como se demostró esa noche, debía de haber encajado perfectamente en su definición coloquial: "un reino especulativo de relaciones incomprensiblemente involucradas". Cuando todo terminó, el distinguido profesor Daniel F. Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts se sintió impulsado a predecir a los periodistas, que habían escuchado con profundo desconcierto, que el joven Sidis crecería hasta convertirse en un gran matemático, un líder famoso en el mundo. de Ciencia.

William James Sidis, que a la edad de once años apareció en las portadas de los periódicos de todo el país, era un estudiante de Harvard en ese momento. Para explicar cómo llegó allí, debemos mirar a su padre, el fallecido Boris Sidis. Nacido en Kiev en 1868, el padre Sidis llegó a este país, aprendió inglés y fue a Harvard, donde se graduó en 1894. Su especialidad era la rama de la psicoterapia que se ocupa de aliviar las enfermedades nerviosas y los desajustes mediante sugestión mental. Escribió un libro titulado "La psicología de la sugestión" y estaba muy interesado en los experimentos para transmitir la sugestión mediante el estado hipnótico. Creía que en los primeros años el cerebro es mucho más susceptible a las impresiones que en la vejez. Cuando nació su hijo en 1898, nació, por así decirlo, en un laboratorio. Boris Sidis dirigía entonces un instituto psicoterapéutico en Brookline, Massachusetts. Era un admirador y amigo del fallecido William James, y le puso a su hijo el nombre de ese gran psicólogo.

Boris Sidis comenzó sus experimentos con su hijo cuando el pequeño William tenía dos años. Parece que indujo una especie de estado hipnoidal mediante el uso de bloques alfabéticos. Los rápidos resultados que obtuvo deleitaron su mente científica. El niño aprendió a deletrear y leer en unos meses. Al cabo de un año podía escribir tanto en inglés como en francés en la máquina de escribir. A los cinco años había compuesto un tratado de anatomía y había ideado un método para calcular la fecha en que había caído cualquier día de la semana durante los últimos diez mil años. Boris Sidis publicó varios artículos en revistas científicas describiendo los logros de su bebé. A los seis años, el niño fue enviado a una escuela pública de Brookline, donde sorprendió a sus maestros y alarmó a los demás niños al superar siete años de escolarización en seis meses. Cuando tenía ocho años, William propuso una nueva tabla de logaritmos, empleando 12 en lugar del habitual 10 como base. Boris Sidis publicó un libro sobre su increíble hijo, llamado "Filisteo y genio", y entró en Quién es quién en Estados Unidos .

El niño maravilloso tenía nueve años cuando su padre intentó matricularlo en Harvard. Podría haber aprobado los exámenes de ingreso con facilidad, pero las autoridades universitarias, sorprendidas y avergonzadas, no le permitieron realizarlos. Continuó realizando sus maravillas en casa y comenzó a estudiar latín y griego. No le interesaban los juguetes ni ninguno de los placeres normales de los niños pequeños. Los perros le aterrorizaban. "Si veo un perro", le dijo William a alguien en ese momento, "debo huir. Debo esconderme. Me gusta el gato. No puedo jugar, porque mi madre tendría que estar allí todo el tiempo, porque de la posibilidad de que pueda ver un perro." Su principal recreación parece haber sido viajar en tranvía con sus padres. El mayor Sidis le explicó los traslados y le interesó por los nombres de calles y lugares. Incluso antes de cumplir cinco años, William había aprendido a recitar todas las horas y estaciones de un complejo horario ferroviario. De vez en cuando recitaba horarios para los invitados mientras otros niños recitaban rimas de Mamá Ganso o cantaban pequeñas canciones. Quienes lo recuerdan en aquellos años dicen que tenía algo de la intensidad de un adulto neurótico.

En 1908, a la edad de diez años, a William James Sidis se le permitió matricularse en Tufts College, en Medford. Viajaba diariamente desde Brookline con su madre, quien estaba tan interesada en su fenomenal desarrollo mental como su padre. Siempre iban y venían de la universidad en tranvía. El joven asistió a Tufts durante un año y finalmente, en 1909, cuando tenía once años, Harvard le permitió matricularse allí como estudiante especial. Se matriculó como estudiante de primer año al año siguiente, y así se convirtió en miembro de la promoción de 1914. Cotton Mather, en 1674, se había convertido en estudiante de primer año de Harvard a la edad de doce años, y probablemente debido a este distinguido precedente, William Sidis se le permitió matricularse a esa misma edad. Era una fuente de asombro para sus compañeros de estudios y para el profesorado; algunos de los periódicos asignaron periodistas para cubrir "el caso Sidis".

Se pierde en el registro cómo se convenció a William para hablar ante los eruditos eruditos en enero de su primer año en Harvard, pero se sabe que mostró un gran interés en escuchar las conferencias de otros y se unió fácilmente a las discusiones grupales sobre metafísica. En su tiempo libre empezó a componer dos gramáticas, una latina y otra griega. Sin embargo, la presión de sus estudios y su repentina fama comenzaron a hacerle efecto, y no pasó mucho tiempo después de su notable discurso cuando sufrió un colapso general. 

Su padre dirigía un sanatorio en Portsmouth, New Hampshire, en ese momento, y William fue trasladado allí de urgencia. Cuando finalmente regresó a Harvard, estaba retraído y tímido; no se le pudo persuadir para que volviera a dar una conferencia; Comenzó a mostrar una marcada desconfianza hacia la gente, miedo a la responsabilidad y una inadaptación general a su vida anormal. No se relacionaba mucho con los estudiantes y huía de los periodistas, pero estos lo arrinconaron, por supuesto, el día de su graduación como Licenciado en Artes en 1914. Tenía dieciséis años. Entonces vestía pantalones largos y se enfrentaba a los periodistas que bajaban al Yard con menos sensación de vergüenza que cuando era un niño con bragas. Pero en él se habían desarrollado claras fobias. "Quiero vivir la vida perfecta", dijo William a los periodistas. "La única manera de vivir la vida perfecta es vivirla en reclusión. Siempre he odiado las multitudes". Por "multitudes" no fue difícil leer "gente". Entre los que se graduaron con William James Sidis ese día se encontraban Julius Spencer Morgan; Gilbert Seldes; y Vinton Freedley y Laurence Schwab, los productores de la comedia musical. Los periodistas no les prestaron atención.

A los dieciséis años, William James Sidis era un chico grande y, cuando ingresó en la Facultad de Derecho de Harvard, ya no era la figura incongruente que había sido. Los periódicos tenían poco interés en sus idas y venidas. Asistió discretamente a la facultad de derecho durante tres años y aparentemente fue un estudiante brillante, pero su principal interés eran las matemáticas, y en 1918 aceptó un puesto de profesor en una universidad de Texas. Su fama le precedió, pero incluso si no lo hubiera sido, la extrema juventud de este profesor de matemáticas habría sido suficiente para convertirlo en una curiosidad. Se encontró en el centro de un interés que le molestaba y le consternaba. De repente renunció a su puesto y regresó amarga y silenciosamente a Boston, donde vivió en la oscuridad durante algunos meses.

Fue el 1 de mayo de 1919 cuando el nombre del joven Sidis volvió a ocupar las primeras planas de los periódicos. Con una veintena de jóvenes más, participó en una manifestación comunista en Roxbury y fue llevado ante el tribunal municipal como uno de los cabecillas del grupo y, de hecho, el mismo individuo que había portado la horrible bandera roja en su desfile. En el estrado de los testigos, Sidis demostró ser más franco y sincero que discreto. Anunció ante un tribunal estupefacto que para él no había más dios que la evolución; Cuando se le preguntó si creía en lo que representa la bandera estadounidense, dijo que sólo hasta cierto punto. En un momento dado, para instrucciones del magistrado, se lanzó a explicar la forma de gobierno soviética. Su inclinación marxista se había desarrollado durante un período de varios años. Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, se declaró objetor de conciencia y en varias ocasiones expresó la opinión de que los problemas del mundo eran causados ​​por el capitalismo. Un policía que había ayudado a disolver el desfile de los radicales identificó a Sidis como el hombre que llevaba la bandera roja. El oficial dijo que le había preguntado a Sidis por qué no llevaba la bandera estadounidense, y que Sidis respondió: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!". Al regresar al estrado, el famoso prodigio negó vehementemente haber hablado alguna vez con el testigo y haber dicho alguna vez a nadie: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!" Repitió que se oponía a la guerra y que creía en una forma de gobierno socializada. Después de una pausa, anunció que, en realidad, había llevado una bandera estadounidense, tras lo cual, ante el asombro de la sala del tribunal, sacó una bandera estadounidense en miniatura de su bolsillo. Fue condenado a dieciocho meses de cárcel por incitación a disturbios y agresión. Apeló y, mientras estaba en libertad bajo fianza de 5.000 dólares, desapareció del estado en el que había sorprendido a profesores eruditos y a policías patrióticos. Marcó el comienzo de un nuevo y curioso modo de vida para el joven.

Durante los cinco años siguientes, William James Sidis parece haber logrado la "vida perfecta" de la que había hablado el día de su graduación: la vida de reclusión. Aparentemente vagaba de ciudad en ciudad, trabajando como empleado, o en alguna otra función menor, por un salario que sólo le permitía subsistir. En 1924 volvió a aparecer en las noticias cuando un periodista lo encontró trabajando en una oficina en Wall Street, por veintitrés dólares a la semana. Estaba consternado al ser descubierto. Dijo que todo lo que quería era ganar lo suficiente para vivir y trabajar en algo que requiriera un mínimo de esfuerzo mental. Los últimos periodistas que bajaron a su oficina para entrevistarlo no lograron verlo. Había dejado su trabajo y había vuelto a desaparecer.

Dos años más tarde, en 1926, Dorrance & Company, una editorial de Filadelfia que imprime libros "vanidosos", es decir, libros publicados a expensas de los autores, publicó un volumen llamado " Notas sobre la colección de transferencias". Fue escrito por un tal Frank Folupa. Frank Folupa, según descubrió un periodista despiadadamente ingenioso, no era otro que William James Sidis. Nuevamente lo atropellaron y lo entrevistaron. Anunció que durante mucho tiempo había sido un "peridromófilo", es decir, un coleccionista de transferencias de tranvía. Él mismo había acuñado la palabra. Su libro (ahora agotado) tenía trescientas páginas y era un tratado erudito y laborioso sobre el origen, la naturaleza y la clasificación de nada más y nada menos que los trozos de papel que los conductores de tranvía entregan a los pasajeros cuando solicitan transbordos. Muchos psicólogos y analistas deben haber estado interesados ​​al leer en los artículos que el genio del niño precoz que había asombrado al mundo académico dieciséis años antes había florecido de esta manera extraña. El libro es digno de examen. Sidis escribió un prefacio al volumen, que comenzaba así: "Este libro es una descripción de lo que es, hasta donde sabe el autor, un nuevo tipo de pasatiempo, pero que a primera vista parece tan razonable como , tan interesante y tan instructivo como cualquier otro tipo de colección de moda. Esta es la colección de transferencias de tranvías y formas afines. El propio autor ya ha recopilado más de 1600 formas de este tipo." El prefacio revela, en otro lugar, que el autor no carecía de cierto humor. "Podemos mencionar", decía, "el interés geográfico y topográfico, tanto en la exploración como en el análisis de las transferencias mismas. También están las interesantes luces que una colección de este tipo arroja sobre la política en la que necesariamente están involucradas las empresas de tránsito". ; aunque difícilmente recomendamos que este interés político se lleve lo suficientemente lejos como para inducir al coleccionista a tomar partido en tales disputas. Y nuevamente: "Uno puede encontrar mucha diversión con las transferencias: se dice que un estudiante de la Universidad de Harvard se encontró en una calle coche y, deseando un viaje extra, le pidió al revisor un transbordo. Cuando se le preguntó "¿A dónde?" "En cualquier lugar", dijo. El conductor le guiñó un ojo y dijo: "Está bien". Te transferiré a Waverly. Posteriormente se rieron del estudiante cuando contó la historia y se le informó que el asilo para débiles mentales estaba ubicado en Waverly ". Sidis también incluyó en su prefacio algunos versos que había escrito cuando tenía catorce años. Comienzan:

Desde los trenes subterráneos en Central, se toma un transbordo y se va a Allston o Brighton o a Somerville, ya sabes; En los automóviles desde Brighton, haga transbordo al metro de Cambridge este y tome un tren hasta Park Street o Kendall Square, al menos.

"Conocemos", concluye el autor, "a alguien a quien realmente le ayudó a tomar el camino correcto al recordar un fragmento de uno de estos versos". El libro analiza todo tipo de transferencias: tipos estándar, tipo Ham, tipo Pope, tipo Smith, tipo Moran, transferencias Franklin Rapid, transferencias Stedman. De este último (para darle una idea), el Sr. Sidis escribió: "Transferencias Stedman: esta clasificación se refiere a un tipo peculiar elaborado por cierta imprenta de transferencias en Rochester, Nueva York. Las peculiaridades de la transferencia Stedman típica son el límite de tiempo tabular. ocupando todo el extremo derecho de la transferencia (ver Diagrama en la Sección 47) y la combinación de fila y columna de ruta de recepción (u otras condiciones de recepción) con el medio día que ya hemos discutido en detalle".

Un año después de la publicación de su libro (al parecer sólo se vendió a unos pocos peridromófilos más), Sidis regresó a la ciudad de Nueva York y volvió a conseguir un trabajo como empleado en una empresa comercial. A su habilidad y experiencia en el trabajo de oficina en general, el genio matemático había añadido ahora, irónicamente, la capacidad de operar una máquina sumadora con gran velocidad y precisión, y le gustaba alardear de este logro. Vivía en 112 West 119th Street, donde se hizo amigo de Harry Freedman, el propietario, y su hermana, la señora Schlectien. Sidis ya no está con ellos y no te dirán adónde ha ido, pero te reenviarán cualquier correo que llegue por él. Aprecian al joven y aprecian su deseo de evitar la publicidad. "Tenía una especie de amargura crónica, como mucha gente que ves viviendo en habitaciones amuebladas", dijo recientemente Freedman a un investigador de la curiosa historia de William James Sidis. Sidis solía sentarse en un viejo sofá en la sala de estar de Freedman y hablar con él y su hermana. Sidis les dijo que odiaba Harvard y que cualquiera que enviara a su hijo a la universidad es un tonto: un niño puede aprender más en una biblioteca pública. Con frecuencia hablaba de su pasión por coleccionar transfers. "Él puede decirle cómo llegar a cualquier calle de cualquier ciudad de los Estados Unidos con un solo billete de tranvía", dijo el Sr. Freedman con asombro y admiración. Parece que Sidis mantiene correspondencia con peridromófilos en varias otras ciudades y de esta manera se mantiene al día con la situación del tranvía y los transbordos. Una vez, el joven bajó de su habitación un manuscrito en el que estaba trabajando y le pidió a la señora Schlectien si podía leerle "algunos capítulos". Dijo que resultó ser un libro del tipo "Buck Rogers", sobre aventuras en un mundo futuro de maravillosos inventos. Ella dijo que estaba genial.

William James Sidis vive hoy, a la edad de treinta y nueve años, en un dormitorio del destartalado extremo sur de Boston. Por una fotografía de él y de sus actividades, este disco está en deuda con una joven que recientemente logró entrevistarlo allí. Lo encontró en una pequeña habitación empapelada con el diseño de enormes flores rosadas, considerablemente descoloridas. Había una cama grande y desordenada y un enorme baúl medio abierto. En una pared colgaba un mapa de Estados Unidos. Sobre una mesa junto a la puerta había un paquete de transferencias de tranvía cuidadosamente unidas con un elástico. Sobre una cómoda había dos fotografías, una (sorprendentemente) de Sidis como el niño genio, la otra una chica de rostro dulce con gafas con montura de concha y un elaborado saludo de Marcel. También había un escritorio con una pequeña y antigua máquina de escribir, un Almanaque Mundial , un diccionario, algunos libros de referencia y un libro de la biblioteca que el visitante del joven recogió en un momento dado. "Oh, vaya", dijo Sidis, "esa es sólo una de esas historias de delincuentes". Dirigió su atención hacia la pequeña máquina de escribir. "Puedes cogerlo con un dedo", dijo, y así lo hizo.

William Sidis, de treinta y nueve años, es un hombre corpulento y corpulento, con una mandíbula prominente, un cuello grueso y un bigote rojizo. Su cabello claro cae sobre su frente como lo hizo la noche que dio una conferencia a los profesores en Cambridge. Sus ojos tienen una expresión que varía desde la ingeniosa hasta la cautelosa. Cuando es cauteloso, tiene una especie de dignidad incongruente que de repente se rompe en el alegre abandono de un niño de vacaciones. Parece tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas para expresarse, pero cuando lo hace, habla rápidamente, asiente bruscamente con la cabeza para enfatizar sus puntos, hace gestos con la mano izquierda y, de vez en cuando, emite una risa curiosa y jadeante. Parece disfrutar mucho e irónicamente de llevar una vida de irresponsabilidad errante después de una infancia de escrupulosa reglamentación. Su visitante encontró en él cierto encanto infantil.

Sidis trabaja ahora, como de costumbre, como empleado en una casa comercial. Dijo que nunca permanece mucho tiempo en una oficina porque sus empleadores y compañeros de trabajo pronto descubren que él es el famoso niño prodigio y que no puede tolerar un puesto después de eso. "La sola visión de una fórmula matemática me enferma físicamente", dijo. "Todo lo que quiero hacer es ejecutar una máquina sumadora, pero no me dejan en paz". Resultó que una vez le ofrecieron un trabajo en la Eastern Massachusetts Street Railway Company. Parece que los funcionarios creían con cariño que el joven mago de alguna manera sería capaz de resolver todos sus problemas técnicos. Cuando se presentó a trabajar, le presentaron un montón de planos, gráficos y documentos llenos de estadísticas. Uno de los funcionarios lo encontró una hora después llorando en medio de todo. Sidis le dijo al hombre que no podía soportar responsabilidades, ni pensamientos complejos, ni cálculos, excepto en una máquina de sumar. Tomó su sombrero y se fue.

Sidis tiene un nuevo interés que le absorbe actualmente más que los traslados en tranvía. Se trata del estudio de ciertos aspectos de la historia de los indios americanos. Da clases a media docena de estudiantes interesados ​​una vez cada dos semanas. Se reúnen en su dormitorio y se acomodan en la cama y en el suelo para escuchar el intenso pero vacilante discurso del otrora prodigio. A Sidis le preocupa principalmente la tribu Okamakammessett, a la que describe como una especie de federación proletaria. Ha escrito algunos folletos sobre la tradición y la historia de Okamakammessett y, si se le solicita adecuadamente, recitará poesía de Okamakammessett e incluso cantará canciones de Okamakammessett. Admitió que su estudio de los Okamakammessetts fue una consecuencia de su interés por el socialismo. Cuando la joven mencionó la manifestación del Primero de Mayo de 1919, miró el retrato de la niña en su cómoda y dijo: "Ella estaba en ella. Era una de las fuerzas rebeldes". Él asintió vigorosamente con la cabeza, como complacido con esa frase: "Yo era el abanderado", prosiguió. "¿Y sabes qué era la bandera? Sólo un trozo de seda roja". Él soltó su risa curiosa. "Seda roja", repitió. No hizo ninguna referencia a la imagen que tenía de sí mismo en los días de su gran fama, pero su entrevistador supo más tarde que en una ocasión, cuando un alumno suyo le preguntó a quemarropa sobre su precocidad infantil e insistió en una demostración de sus habilidades matemáticas. Sidis logró con dificultad expulsarlo de la habitación.

Sidis reveló a su entrevistador que tiene otro trabajo en marcha: un tratado sobre las inundaciones. Le mostró la primera frase: "California ha adquirido considerable fama gracias a su supuesto clima". Parece que estuvo en California hace unos diez años durante sus andanzas. Su visitante se animó, por fin, a mencionar la predicción, hecha por el profesor Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts allá por 1910, de que el niño que ese año daba una conferencia sobre la cuarta dimensión a una reunión de eruditos crecería hasta Sé un gran matemático, un líder famoso en el mundo de la ciencia. "Es extraño", dijo William James Sidis, con una sonrisa, "pero, ya sabes, nací el Día de los Inocentes".

―Jared L. Manley (James Thurber) 1

1 En Los años con Ross Thurber escribió: "Era uno de los '¿Dónde están ahora?' serie, para la cual hice la reescritura (Grossett & Dunlap, 1957, p. 210)". Pero Jared Manley era el seudónimo de Thurber. "Bernstein escribe: 'A principios de 1936, Thurber comenzó a escribir (en realidad a reescribir, ya que algunos de los mejores reporteros de The New Yorker, como Eugene Kinkead, estaban haciendo la investigación) una serie de perfiles breves y retrospectivos. Bernstein también revela que Jared L. Manley fue un nombre que Thurber improvisó cuando escribió su primer artículo sobre un viejo boxeador basado en las iniciales del boxeador John L. Sullivan y Manley basado en "el arte varonil de la autodefensa".'" — Privacidad, Información y Tecnología.

2 Norbert Weiner, que estaba en la reunión del club de matemáticas, escribió: "El joven Sidis, que entonces tenía once años, era obviamente un niño brillante e interesante. Su interés estaba principalmente en las matemáticas. Recuerdo bien el día en el Club de Matemáticas de Harvard en el que GC Evans, ahora jefe retirado del departamento de matemáticas de la Universidad de California y amigo de toda la vida de Sidis, patrocinó al niño en una charla sobre las figuras regulares de cuatro dimensiones. La charla habría dado crédito a un alumno de primera o segunda dimensión. estudiante de posgrado de cualquier edad, aunque todo el material que contenía era conocido en otros lugares y estaba disponible en la literatura. El tema me lo había hecho familiar EQ Adams, un compañero de mis días en Tufts. Estoy convencido de que Sidis no tenía acceso según las fuentes existentes, y que la charla representó el triunfo de los esfuerzos sin ayuda de un niño muy brillante ( Ex-Prodigy , Simon & Schuster, p. 131 - 132)".


4 Cfr. Siete mitos del fracaso por Dan Mahony: "Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños prodigio llevan vidas productivas. Al igual que Sidis".

PDF  Mecanografiando por Bill Paton.