La gran aventura irreversible

El estado natural y universal es el de ser hijos. Todos nacemos como hijos, y todos somos hijos. Al igual que ser alumnos: todos debemos serlo durante los primeros años de existencia por obligación insoslayable. Por el contrario, es complemente opcional la elección de “Ser Padres”, o la vocación de “Ser Educadores”. Según parece, para muchos modernos librepensadores estos deseos son, simplemente, equivocaciones en las que hemos caído algunos, y que ellos tratan de evitar preventivamente. No se explican por qué preferimos estas arriesgadas alternativas que no traen más que complicaciones.

Es cierto que los solteros, en forma de parejas, compañeros, amigos o novios perpetuos, pueden visitar los cinco continentes haciendo turismo hasta agotar el planisferio. Pero si se es verdaderamente audaz, no existe aventura más trepidante que sea comparable a la de la paternidad o la maternidad. Ser padre o madre significa sumergirse en las fosas de las Marianas y ascender al Everest cada día; recorrer la muralla china de obstáculos cada semana; sortear los rápidos del cañón del Colorado en un slalom para llegar a fin mes; experimentar el frío de los polos y el calor del desierto cada año; volar en globo pinchado con los niños chillando, y circunnavegar los cinco océanos en chalupa a remo para pareja con vástagos dando la vuelta al mundo en ochenta… mil plazos. Se aprenden extraños idiomas y se conocen culturas y costumbres exóticas: las de los hijos, amigos y novias adolescentes… Se degustan (e incluso se cocinan) insólitas comidas y se embriaga uno con olores inimaginables (e inolvidables desgraciadamente). Se obtiene un voluminoso álbum de fotografías con el que atormentar a los conocidos. Se viven experiencias imperecederas, en circunstancias imprevistas, que ponen a prueba la capacidad de resistencia y la imaginación creativa. Y todo para sobrevivir a través de los hijos, cumplir un año más con ellos, llegar a conocer a los nietos, con los que sí se debe disfrutar de un modo decididamente ventajoso, y pasar a mejor vida, momento en el que, ¡por fin!, se conocerá lo que son las vacaciones.

Si además los padres o madres son profesores, que es una forma light de paternidad (¡o hard si se trata de la ESO durante 20, 30 o 40 años!), podrán optar al libro Guinness en la inexistente sección de anónimos héroes desconocidos. Pero siempre nos quedarán los hijos, los nietos, los alumnos… a quienes contarles nuestros ideales y nuestros sueños.

Manzanas podridas

Lo malo no es que hayamos descubierto el soborno de dos inmundos politiqueros, ni que hayan tenido que ser ellos mismos quienes se delatasen, ni siquiera la repugnante hipocresía que adoptaron con subterfugios alegatorios sobre la representatividad de los votos entre una nube de periodistas que proyectaron cuán fácil es venderse a los instigadores, tan obscuros como presentes. Lo peor tampoco es que se haya tardado tanto en descubrir a estos desalmados tras sus largas y provechosas, para ellos, carreras en la burocracia de su partido. Tampoco es lo más inaceptable que el PSOE esté nuevamente en entredicho, sin depurarse tras las corruptelas de Roldán y otros. Ni siquiera es lo más indigno que un aGILizado PP se aproveche de la situación y ¡pida dimisiones… a la oposición! tras la consumada falta de integridad en su gobierno de responsabilidad catastrófica por tierra, mar y aire. Ni aún que diga la candidata del PP que en caso de renunciar estos villanos a sus actas, el PSOE resultaría sospechoso de “haberles pagado más…” (…que ellos, ¿puede suponerse?).

Lo pésimo es que no se haya descubierto nunca ni una sola trama de complicidad entre la construcción y la política por estos ministros “pili y mili” de Justicia e Interior, que se dedican exclusivamente a ver si Atutxa cambia el tapizado de algunos electos, y también que algunos partidos todavía estimulen, acojan, paseen y exhiban a traidores, tránsfugas o arrepentidos políticos. Rectificar es legítimo, y de sabios… equivocados, pero por un mínimo de ética sería preferible no destacar como paladines del acierto a quienes ya han aceptado que erraron, una, dos, tres veces,... Pero, como dice la canción, “Lo malo no es que tú me mientas, lo malo es yo que te creo”.

Como en el célebre chiste del cazador del “me vengo”, resulta muy preocupante que podamos preguntar cada vez más frecuentemente a determinados políticos lo mismo que los osos amorosos: "Admítelo Frank, tú no vienes aquí a cazar, ¿no?...."

Cuestión de tiempo

Cada vez que decides “quitarte” de opinar sobre política, viene alguien y te lo pone a tiro, con perdón y sin ánimo marcial. Acabo de leer que el conspicuo presidente Aznar, a quien nunca le agradecemos debidamente sus ocurrencias, argumenta que hallar las armas de destrucción masiva en Irak es "cuestión de tiempo". Nada más cierto: Del tiempo necesario para que dejen de preguntárselo a él y a sus aliados, un tal Bush y otro tal Blair, y que todos nos olvidemos de la suerte de los “liberados iraquíes”, como ya nos han distraído de los “democratizados afganos”. Pero ya se ha dicho que el olvido es la salida fácil, ese viejo remedio de la miseria humana y la planta que florece a orillas de las tumbas.

Traidores y llevadores

Abierto el mercado persa de desertores: ¡Tránsfugas en rebajas! Para qué recordar la interminable lista de desertores si todos los Judas se apellidan Iscariote. Anhelan una cartera de gobierno o, en su defecto, un maletín con las 30 monedas de plata actualizadas.

Cada corrompido tiene su corruptor. Resultan más sospechosos los poderosos intereses en el Urbanismo de una Comunidad de cinco millones de habitantes, que los escuálidos conciertos en Educación aducidos por el renegado. Roma no pagaba felones, pero otros sí los compran. “La traición gusta, pero el traidor nunca” dijo Julio César mucho antes de las postreras palabras cuando moría: “¿Tú también, Brutus?

El PSOE de ¡Viva Zapata, digo Zapatero! debe revisar su política de pactos con generosidad constitucional, no con la izquierda de IU, sino con la derecha del PP. Recuerden que Séneca advirtió al finado Julio César “cuídate de los Idus de Marzo", o nos encontraremos con “Alberto el Gallardo” de Alcalde y Presidente de Madrid, y del Gobierno de las Españas y de los Países Vascos.

Euskadi es gratis

Euskadi, según se ha establecido recientemente, no vale nada para algunos políticos españoles. Lo corrijo, sólo vale como moneda de cambio o como talismán para ganar votos en España. Aznar adopta continuamente medidas frentistas que le restan votos a su partido en Euskadi, pero los multiplica en España. Rodríguez Zapatero cede Álava con la misma intencionalidad mezquina, traspasando los votos socialistas al PP “sin nada a cambio”, o lo que podría ser peor por el cambalache de un “gobierno-revoltijo PP-PSOE”. Ambos, sobre todo el primero, alimentaron una maquinaria propagandística totalitaria de “pensamiento único” azuzada por delirantes "tertulistos" y “analistos” pagados, que ahora les devora, sobre todo al segundo.

Han abierto la sima de separación entre las mayorías sociales de Euskadi y España sólo para arañarse mutuamente unos votos. Han enconado un inexistente (según ellos) “problema vasco” hasta el punto que ya no encuentran la marcha atrás: El independentismo vasco se lo agradecerá algún día, pero alguna ruta más civilizada de construir conjuntamente el futuro deseado por españoles y vascos, con diálogo mantenido y soluciones negociadas con las instituciones vascas, hubiese sido más satisfactorio para todos los demócratas, de aquí y de allá.
El censurado y denostado “Plan Ibarretxe” propone un camino de avance, ni soberanista (jamás una mentira de tal calibre se ha vendido tanto) ni autonomista, que hubiera debido ser debidamente analizado y probablemente enmendado, pero que el PP-PSOE pretende arrasar con los imperantes “vientos de guerra”. IU y otros grupos políticos menores, además de los nacionalistas, serán decisivos en la búsqueda de la racionalidad, que debería comenzar por la recuperación de un poder judicial independiente, mientras seguimos esperando a un Godoy-PSOE liberado de sus propios demonios, y (¿por qué no?) a un PP menos escorado hacia la ultraderecha.
La paz llegará, y la iniciativa política para la Convivencia del Lehendakari será rescatada como primer borrador-propuesta de ulteriores acuerdos con la probada y decidida voluntad de la mayoría ciudadana vasca pacífica, y con el apoyo de esa existente minoría (y ¡ojalá creciente!) de demócratas españoles escarnecidos y cabales.