¿Cuál es la diferencia entre periodismo y literatura?

No, no quiero leer tu blog
El periodismo es ilegible, y la literatura no se lee.
Eso es todo.

Oscar Wilde

(¿Y los blogs?, nos preguntamos algunos. ¿No serán ilegibles que no se leen?)

La metáfora de Blancanieves

Para que los padres entendamos la evolución de nuestros hijos en su paso por la infancia y por la adolescencia, es una buena parábola el cuento escrito por los hermanos Grimm.

La fábula es tan prolífica que, de modo informal, ha sido múltiple alegoría con intencionalidad variada. Algunos se han referido más a la madrastra que Blancanieves, para asemejarla a políticos que incesantemente consultan las encuestas (como si fuese el espejo mágico), y que se disgustan cuando ya no son los más valorados. Otros, también con propósito sarcástico han aplicado el “síndrome de Blancanieves”, para denostar a quienes “sólo se rodean de enanitos” o a quienes “esperan, tras quedarse dormidos, que otros les solucionen sus problemas de manera prodigiosa” como en los cuentos.

La historia relata que la princesa sufrió dos ataques de su malvada madrastra. El primero cuando la vanidosa reina, al escuchar de su espejo mágico que la más bella era Blancanieves, ordenó a un cazador llevar a Blancanieves al bosque, matarla y presentar su corazón como prueba. La segunda amenaza vino cuando la madrastra, disfrazada de anciana, ofreció a Blancanieves una manzana envenenada que la sumió en un sueño sin fin.

La salvación de Blancanieves provino de dos insospechadas ayudas. En la primera ocasión, cuando el leñador se apiadó y la abandonó, fueron los siete enanitos sus salvadores. En el segundo trance no bastaron los cuidados de los enanitos, y el hechizo de la manzana sólo se rompió cuando apareció un príncipe y besó a Blancanieves. Los riesgos y protecciones que halló Blancanieves son una metáfora de las primeras etapas de la existencia.

La infancia. Implica la socialización gradual fuera del amparo familiar, afortunadamente no por rechazo (como con la madrastra) sino porque el ámbito del nido se queda escaso como entorno para quienes crecen, se relacionan y escolarizan,…. con otros enanitos, de quienes aprenden mucho como amigos o condiscípulos. Entre los enanitos, y las enanitas, hay de todo: muchos alegres, sabios y dormilones; menos tímidos, mocosos y gruñones; y casi ningún mudito. Pero con todo, la infancia vivida entre el hogar y la escuela es una etapa feliz, como cuando Blancanieves moraba en la casita de los enanitos. Pero una amenaza se cierne sobre el horizonte, es…

La adolescencia. Significa una brusca crisis de identidad, de bruscas transformaciones fisiológicas, emocionales y sociales. Los infantes, tan contentos con su rutina cotidiana, parecen entrar en trance súbitamente alterados como por una manzana envenenada. Superar la pubertad requiere algo más que un beso principesco, pero al final -cuando los padres parecen desesperar- llega un día glorioso en el que los adolescentes despiertan de su mutante letargo.

Goethe lo describió acertadamente: “Sólo una pasión verdadera transforma, de pronto, al adolescente en adulto”. Afortunados quienes llegan al último estadio de los seres humanos, descubriendo que si el amor es el poder iniciador de la vida, sólo el apasionamiento posibilita su permanencia.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/blancanieves.htm

Desnuda verdad

¿Qué vale la verdad, fría y desnuda, frente al atractivo resplandor de la mentira?

La verdad desnuda no es toda la verdad. Jean Dolent.

La verdad está demasiado desnuda, no excita a los hombres. Jean Cocteau.

La verdad se representa desnuda; pero debajo de la piel sangra. Paul Valéry.

La verdad, en toda su desnudez y pobreza, es más adorable y santa que la mentira disfrazada y suntuosa. Hipólito Nievo

La ley del mes (del Corte Inglés)

Mes a mes los grandes almacenes marcan en los almanaques los matices… y promociones comerciales.

Los años comienzan y terminan con ese simulacro de paz que es la navidad de buena voluntad. Antes la Navidad era una festividad familiar y religiosa donde apenas cabía el deseo de un próspero año nuevo. Ahora es otra época, de desbordante consumismo predestinado a liquidar la paga extra. En enero el proverbio decía: nieve en enero lleno el granero; o en enero, bufanda, capa y sombrero. De aquel enero, buen mes para el carbonero, se ha pasado al enero de doble efecto concatenando las rebajas con la cuesta de enero.

En febrero, un día malo y otro bueno, era el mes loco, donde ningún día se parece a otro: Febreruco es loco, unas veces por mucho y otras por poco. De aquel mes de febrero, que lo inventó un casero, ahora es el mes de San Valentín con los regalos para la pareja, incluso precedido el recién inventado Día del Soltero. Luego marzo, marcero, o tan frío como enero o tan falso como febrero. Del marzo engañador, un día malo y otro peor, a la campaña primaveral de temporada, los carnavales y el Día del Padre.

En abril, la flor empieza a salir. Ni abril sin flores, ni juventud sin amores, ni abril sin vacaciones (de Semana Santa). Abril sin granizar, no se vio ni se verá, y en tus vacaciones será. Además el 23 está el Internacional Día del Libro. Por mayo llueve a rayos. El mes de mayo, el mes más largo que tiene el año, comienza con el Día de la Madre. Y hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo, y si junio es ruin hasta el fin. Cielo de junio, limpio como ninguno. Junio hortelano, mucha paja y poco grano, pero seguro que temporada de verano.

Julio caliente, quema al más valiente. Julio normal, seca el manantial. Pero si en julio llueve, renace la hierba y el trigo se pierde. Y más se pierde en las vacaciones estivales, en julio o en agosto. Si da por ser tormentoso, agosto será luctuoso, para la cosecha y para tu descanso anual.

Septiembre, el mes más malo que el año tiene. La luna de septiembre siete lunas deja atrás, como el retorno a casa olvida lo estival. Y la vuelta al “cole”, de cuotas, libros y uniformes, que arruina a la ciudadanía. El labrador, que a primeros repone los aperos, para octubre sus deudas cubre, pero ya no cabe esperar los compromisos saldar. Y menos ahora que también celebramos Halloween, en el cruce de octubre y noviembre.

Noviembre, dichoso mes que entra con Todos los Santos, nieve en los altos, y sale con San Andrés, nieve en los pies. En diciembre, leche y duerme, porque los días de diciembre, es noche oscura y apenas amanece. En diciembre, no hay valiente que no tiemble y más la cartera cuando la navidad, el Olentzero y los Reyes Magos vienen. Y así vuelta a empezar, mes a mes y año a año.

Antes, el refranero sugería aún para la parca, que no acepta calendario: Quien pasa el mes de enero, pasa el año entero; en septiembre, el enfermo tiemble; y en octubre el enfermo que no se agarra, cae con la hoja de parra. Ahora se suma a las inexorables “muerte y hacienda”, ésta también con su agenda del contribuyente, una tercera inevitable programación de cómo relanzar la economía global moviendo el dinero de nuestro bolsillo todos los meses. Añadiendo las previsibles olimpiadas y campeonatos deportivos, lo único que queda para una planificación puntual de campañas comerciales son los acontecimientos flotantes como eclipses, viajes, onomásticas,… y la tríada BBC (bodas, bautizos y comuniones) para ocasiones especiales. ¡Que usted lo gaste bien (y disfrute si puede)!

Versión final: mikel.agirregabiria.net/2006/meses.htm

Enamorados: En amor a dos

Las personas enamoradas nacen por segunda vez. Quizá por ello, sólo las almas enamoradas son dichosas.

El día de los enamorados conmemora a San Valentín, obispo que defendió el matrimonio cuando Claudio II lo prohibió a los soldados profesionales al peligrar el Imperio Romano. San Valentín siguió bendiciendo las uniones en secreto, hasta ser encarcelado. Uno de sus carceleros, reconociendo su bondad, le pidió que educara a su hija ciega. Ella recobró la vista y se enamoró del Santo, quien envió una nota de adiós a su discípula antes de ser ejecutado el 14 de Febrero de 269.

Las actuales tarjetas también expresan un amor incondicional. Amor, amor con mayúscula, esa clase de pasión que ningún otro afecto puede superar. Por ello, se habla de estar enamorado como un loco, y se quiere decir como un… tonto. Así el primer deber de los enamorados es ponerse en ridículo, al pretender ser más amables de lo que es posible. Pero los enamorados se olvidan de que el mundo los observa (con envidia), dado que ambos enamorados no ven -de todo el entorno- sino a sí mismos.

El genial Shakespeare supuso que “el amor es ciego y los enamorados no pueden ver las graciosas locuras que cometen”. Por eso, se dice que los enamorados no ven, que la pasión les ofusca; pero muchos creemos que son los demás quienes no comprenden nada porque les apaga la indiferencia. Los seres humanos, cuando amamos, ponemos en el amor algo divino. Y ese amor se reduplica, se propaga y alcanza a quienes están cerca de cualquier enamorado, que son la más sólida alegría.

Para escribir una tarjeta de San Valentín no es suficiente, ni necesario, ser poeta: Es mucho más exigente, hay que estar enamorado. Y enamorarse es, por lo pronto, sentirse encantado por alguien, y alguien sólo puede hechizar si es o parece ser la perfección. Pero una persona enamorada no necesita ser rapsoda, ni perfecta: Logra ambas cualidades, a un tiempo, y sin perseguirlo.

Cuidado con lo que escribes. Nunca hables de ti, ni siquiera de ella. Habla de nosotros, y de un futuro con estrellas. En un amor vivo, todo es signo; el más nimio detalle anuncia difusas dichas o desdichas. Un amor a toda prueba se demuestra, cuando cada amante se enamora de la otra persona en cada aliento, percibiendo que su amada es única. Para un enamorado amar demasiado,… es no amar lo suficiente. Pero no desesperes; día a día aprende, hora a hora… ¡enamórate y enamora!

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/enamorados.htm