¡Apaga la televisión!

El televisor fue el invitado de todas las casas, el que más hablaba y el que nunca escuchaba. Poco a poco, sin darse cuenta, la gente acabó pensando y actuando como él.
¡No seas el último en prescindir de la TV!

Oído al pasar

Son muchas veces las que todos lo hemos escuchado; a veces de refilón, demasiadas directamente.

En conversación con otros adultos, unos padres comparaban a un hijo con otro. Sin importar qué rol correspondía al niño o a la niña, al mayor o al menor, aunque lo más frecuente es que sea chica primogénita la “torpe estudiosa” y chico benjamín el “vago inteligente”, el diálogo era más o menos así.

- “Éste es mucho más capaz que el otro, pero no quiere. Al otro le costaba más aprobar, estaba todo el tiempo repasando y empollando. Pero éste nunca ha necesitado estudiar nada; ahora parece que no quiere. Pero si quisiera…”.

Estimados padres y madres:

1º Querer es poder: si se quiere, se puede y si no se quiere,… no se puede. Es la voluntad, y no la capacidad, el elemento decisivo del éxito académico y profesional.
2º En Primaria, estudiando poco o mucho, se aprueba fácilmente. Pero sólo los que estudian (ésos a quienes aparentemente “les cuesta”), son quienes logran hábitos y base para proseguir estudiando.
3º Destierren la idea de que un alumno sea “holgazán y listo”… si despreciando sus estudios demuestra que ni siquiera entiende cómo determinarán todo su futuro.
4º No comparen nunca y sí estimulen desde la más tierna edad en todos sus hijos e hijas el esfuerzo y la aplicación en su primera obligación que es… ESTUDIAR.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/alpasar.htm

Mesas en el cementerio

El camino de la paz encuentra dificultades. Aquí se aporta una modesta sugerencia para componer las mesas de negociación.

A algunos nos gusta pasear por los cementerios. Para recordar a nuestros seres queridos y para reconocer la que será nuestra morada, más pronto o más tarde, pero con certeza inexorable. El cementerio de Derio, cerca de Bilbao, es un hermoso camposanto, que aporta serenidad y trascendencia a quien lo visita. Allí hemos visto duelos y otras reuniones familiares, como unos recién casados en una visita rápida en el mismo día de su boda.

En una ocasión, nos impresionó una conversación que pudimos entreoír al pasar camino de nuestro panteón. Se trataba de un grupo de 6 ó 7 adultos, hombres y mujeres que parecían hermanos. Estaban resolviendo alguna herencia. Obviamente era una cita posterior al entierro de algún antepasado, y se habían reunido ante su nicho para hablar con calma y sinceridad entre ellos, gracias al respeto compartido hacia la persona enterrada.

Seguramente se trataba de alguna cuestión espinosa, conflictiva pero terrenal. Y habían convenido que ante su padre o madre muertos nadie trataría ni de aprovecharse, ni de mentir, ni de dejar de pensar con altura de miras. Nunca supimos si llegaron a un acuerdo, porque una hora después seguían susurrando entre ellos, pero no había resentimiento en sus rostros.

Ahora en vacaciones hemos ido a visitar otros cementerios. Verificamos que en ningún otro lugar se manifiestan mejores sentimientos (y peor gusto). Después, Carmen y yo hemos comentado que quienes negocian temas políticos graves y que han causado tantas y tantas víctimas, obtendrían mejores resultados si eligiesen un lugar de encuentro como Derio. Para no olvidar el sufrimiento ajeno y, en lo propio, recordar que todos los cementerios del mundo están llenos de gente que se consideraba imprescindible.
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Versión final: mikel.agirregabiria.net/2006/cementerio.htm

Objetivos vitales


Si no puedes ser pino de la colina,
sé hierba en el valle,
pero sé la hierba mejor junto al torrente.
Sé arbusto si no puedes ser árbol.
Si no puedes ser camino real, sé atajo.
Si no puedes ser el sol, sé estrella.

Douglas Mallock

¡Agua va!

Urge una nueva cultura ciudadana del agua, solidaria y sostenible, que evite el drama de una desertificación inminente.

Éste es nuestro 19º verano en el municipio más meridional de Alicante junto a la provincia de Murcia, en el centro de la costa de la cuenca del río Segura. Mil Palmeras es una zona de playa que nos encantó a toda la familia, a nuestros hijos desde que tienen uso de razón, y aquí encontramos amigos de todo el mundo.

El paisaje y el paisanaje son excelentes y la única preocupación puede ser la falta de agua, que tanto se pregona por aquí. “Agua para todos” es un lema omnipresente, pero… ello contrasta con el uso cívico que vemos hacer a muchos de nuestros convecinos. Aquí se despilfarra el agua por parte de turistas y, lo que es más lamentable, de muchísimo paisanos.

Aparece como noticia destacada que los embalses del trasvase Tajo-Segura rozan el nivel de emergencia, y que más de dos millones de personas en 71 municipios de Alicante y Murcia verán comprometido el suministro de agua para beber en el próximo octubre. Mientras esto leemos, a nuestro alrededor se emplea profusamente el chorro de la manguera como escoba en patios y terrazas, y el agua que lleva sin presión a nuestros grifos se desperdicia irreflexivamente. Igualmente se prodigan prácticas despilfarradoras como regar a mediodía, con temperaturas de 35º.

A quienes venimos de climas húmedos siempre nos sorprendió esta contradicción, y frecuentemente lo comentan amigos del Cantábrico que visitan esta zona mediterránea por primera vez. Somos más los del norte que los del sur quienes barremos con escoba y pasamos la fregona con un solo cubo de agua (y un poco de vinagre) para dejar los pavimentos limpios y brillantes, y regamos por goteo de quince minutos en la madrugada.

Basta de política barata de atribuir a terceros lo que puede ser corregido o paliado desde nuestros hábitos más elementales. Urge una mejor y más universal educación ambiental en el uso público y privado del agua. Antes de que sea demasiado tarde. La situación es muy grave y puede empeorar.

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Mikel Agirregabiria Agirre
Pilar de la Horadada (Alicante)
blog.agirregabiria.net

Agosto angosto

En este condensado mes en el que todos estamos de vacaciones, nos preguntamos: ¿esto es descansar?

Durante un año hemos estado apretados en las ciudades esperando que llegue el mes vacacional. Se acerca el 1 de agosto y salimos en estampida. Seguimos estando todos en las caravanas de la “operación salida” y nos reunimos en las escasas zonas costeras que se abarrotan de gente,… que quiere escapar de la gente.

Ayer intentamos bañarnos en la piscina comunitaria. Desistimos ante el riesgo de adulterio. Fuimos a la playa, y creo que llegamos a pisar algo que parecía arena (una mezcla de bronceador y toalla). Incluso dimos unas brazadas sin llegar a la jurisdicción de aguas internacionales. Mañana acudiremos a la madrugadora hora de los abuelos, quienes -ante la petición de nueras y nietas- toman posesión de la primera línea de playa con todo tipo de pertrechos, aunque predominan las sombrillas viejas.

Tras la experiencia de pedir en un chiringuito una paella al mediodía, que nos sirvió de merienda, bajo un sol de justicia retornamos al apartamento. No se le ha dado nombre aún a este “estrés veraniego”, pero a las siete de la tarde sufrimos una sensación de cansancio más propia de un invernal viernes laboral que de un primer día de vacaciones estivales. Y ahora hay que ducharse para ver si sobrevivimos a la degustación de alguna variedad de sangría que acompañará a cualquier clase de extrañas viandas mal aderezadas que por aquí llaman cena “Typical Spanish”.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/angosto.htm