Oído al pasar

Son muchas veces las que todos lo hemos escuchado; a veces de refilón, demasiadas directamente.

En conversación con otros adultos, unos padres comparaban a un hijo con otro. Sin importar qué rol correspondía al niño o a la niña, al mayor o al menor, aunque lo más frecuente es que sea chica primogénita la “torpe estudiosa” y chico benjamín el “vago inteligente”, el diálogo era más o menos así.

- “Éste es mucho más capaz que el otro, pero no quiere. Al otro le costaba más aprobar, estaba todo el tiempo repasando y empollando. Pero éste nunca ha necesitado estudiar nada; ahora parece que no quiere. Pero si quisiera…”.

Estimados padres y madres:

1º Querer es poder: si se quiere, se puede y si no se quiere,… no se puede. Es la voluntad, y no la capacidad, el elemento decisivo del éxito académico y profesional.
2º En Primaria, estudiando poco o mucho, se aprueba fácilmente. Pero sólo los que estudian (ésos a quienes aparentemente “les cuesta”), son quienes logran hábitos y base para proseguir estudiando.
3º Destierren la idea de que un alumno sea “holgazán y listo”… si despreciando sus estudios demuestra que ni siquiera entiende cómo determinarán todo su futuro.
4º No comparen nunca y sí estimulen desde la más tierna edad en todos sus hijos e hijas el esfuerzo y la aplicación en su primera obligación que es… ESTUDIAR.
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Versión final en: mikel.agirregabiria.net/2006/alpasar.htm

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Y lo peor es cuando, a pesar de ser vago como el que más, se triunfa sin esfuerzo... Se va desarrollando, cada vez más fuerte, una profunda pereza que incapacita para cualquier proyecto minimamente largo; nace un desasosiego constante, y al final se vuelve uno incapaz de fabricarle un sentido a su propia vida, por mera falta de motivación.

Este tema me recuerda a la paradoja 'tenerlo todo/ser feliz'. La frase 'lo tienes todo, deja de llorar' es algo que he oído demasiadas veces en la vida. Me resulta bastante evidente que tenerlo todo es, en si mismo, muy limitante, porque impide el querer nada; y es precisamente el querer algo y luchar para conseguirlo la esencia de la felicidad.

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