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El Muelle de Hierro en Portugalete

El Muelle de Hierro en Portugalete es una obra esencial para el desarrollo de Bilbao y de Bizkaia. Antiguamente, para arribar al puerto de Portugalete o remontar la ría, las embarcaciones debían salvar un potente banco de arena que cegaba la desembocadura del Nervión. Fue el ingeniero Evaristo Churruca quién se encargó de realizar un estudio sobre la desembocadura del Nervión para después llevarlo a la práctica con la construcción de un muelle y un rompeolas, que resultaron ser la solución definitiva a un problema que había existido durante siglos. Esta obra contribuyó a impulsar el desarrollo industrial de Bizkaia, en tres sectores: el de la construcción naval, el de la industria siderúrgica, y el del movimiento portuario. A los veinte años de haber comenzado Churruca su obra, Bilbao era ya el segundo puerto comercial de España, después de Barcelona (texto de Wikimapia). El Muelle de Hierro tenía una longitud de 800 metros, de los cuales, 600 estaban construidos en armazón de hierro y los 200 restantes en piedra. Estaba formado por los siguientes elementos : armazón de hierro sobre pilotes de rosca, basamento de escollera entre dichos pilotes y un macizo de hormigón descansando sobre la escollera.
El mareógrafo o mareómetro de Portugalete es un aparato pintoresco, parecido un reloj, que sirve para medir las mareas. Fue instalado al final del Muelle de Churruca (Portugalete) en el año 1883 y fue un elemento imprescindible para la navegación ya que antes de la construcción del Muelle de Hierro (1887) había una terrible barra de arena que provocaba la imposibilidad de la navegación en bajamar. Está nuevamente en funcionamiento desde al año 2000 (texto de la Wikipedia). Se trata de un artístico elemento, instalado en el Muelle de Churruca por la Junta de Obras del Puerto hacia 1883. Como su propio nombre indica, es un aparato que sirve para medir las mareas. Consta de dos partes perfectamente diferenciadas: la base y el mareómetro propiamente dicho. La base es un pétreo podium circular con molduras decorativas y el mareómetro es una caja circular que se apoya sobre una columna de hierro, cuya base tiene toro y escocia. El fuste de la columna está delimitado pòr doble collarino. Su capitel tiene friso toscano y la flor de loto egipcia. La esfera del mareómetro mide 80 centímetros de diámetro y lleva la inscripción Maremetre / Borrel Wagner / Paris (texto de Wikimapia). Fotos propias del día, del Muelle de Hierro y del Mareómetro (obsérvese la diferente medida de profundidad que marca en función de la hora, pasando de 2,2 a 1,8 metros en el tiempo del paseo y comida).

Neguri: Los Kennedy vascos del siglo XX (I)

Al igual que los Kennedy crean una saga mundialmente reconocida, la historia de la clase dirigente que propició (y se benefició) del esplendor y modernización del País Vasco (y en gran medida de España) abarca unas pocas familias entrelazadas que habitaron durante décadas en Arriluze, Neguri, Getxo. Apellidos como Ybarra (Ibarra), Churruca, Zubiria, Muguruza, Lipperheide, Delclaux, de la Sota, Oriol,... aún resuenan en los libros de historia y de economía.

El nombre de este selecto barrio, Neguri, proviene de la fusión de dos palabras vascas: Negua e Hiri(a) que significan invierno y ciudad respectivamente. Neguko hiri, o Neguri, fue un reclamo publicitario que se creó para animar a la burguesía vasca a vivir en este barrio de Getxo todo el año, no únicamente la estación el verano como sucedía anteriormente. Se trató de recrear a catorce kilómetros de Bilbao un rincón playero como La Concha, en el mismo centro de Donostia - San Sebastián, o como El Sardinero, a cuatro kilómetros de Santander. El nombre de Neguri lo creó Resurrección María de Azkue, primer Presidente de Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca).
La zona más exclusiva de Neguri se halla en el Paseo del Marqués de Arriluce de Ibarra, que mira al Abra y que se extiende medio kilómetro desde Punta Begoña donde se ubica la Urbanización "Punta Begoña" (inicio de la Playa de Ereaga, a la izquierda de la foto superior) hasta el Palacio Lezama Leguizamon (a la derecha de la foto inferior). Situados a una relativa altura sobre un paseo ajardinado, la "campa de oro", desde son inaccesibles por los muros de contención (el acceso es por la calle Atxekolandeta), se suceden palacetes y mansiones que se embellecieron con sucesivas reformas. Esta escarpada y privilegiada zona, sostenida con las reforzadas galerías de Arriluze, se denominaba Aretxetaurre (delante de Aretxete). Esta histórica designación apunta a que el lugar fue un robledal, porque en dialecto vizcaíno, aretxete (aretxaga, aritzaga, arizaga) significa bosque de robles, siendo el roble el árbol tradicional vasco.

Esta exclusiva skyline de Neguri presenta en su frente los siguientes edificios singulares, que comentaremos próximamente: Galerías de Punta Begoña, Palacio de Arriluze, Caserío Aizgoyen, grupo de cuarenta viviendas, Palacio Ampuero, Palacio Mudela y Palacio Lezama Leguizamon. Más detalles en Wikimapia.

Así lo hemos relatado para un programa de ETB-2, "Objetivo Euskadi", y con mayor detalle lo seguiremos posteando en este blog, mansión a mansión, hasta completar cada rincón destacado del municipio de Getxo y de sus alrededores (Palacio Artaza de Leioa, zonas de Portugalete,...). Continuará...
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Rincones de Getxo: Arriluce (Neguri)

En el centro del paseo de Arriluce (HarriLuze = Piedra Larga), como hace cien años, todavía encontramos la Casa Emilio Ybarra (Atxekolandeta, 13 Caserío Aizgoyen en azul) del Arquitecto Manuel Mª Smith Ybarra de 1909 y el Palacio Arriluce (Atxekolandeta, 15, más al fondo) del Arquitecto José Luis Oriol de 1904. 

El primero es una de las obras más significativas del regionalismo inspirado en los caseríos vascos y el segundo, un palacete de aspecto medieval adoptando elementos de los estilos británicos Reina Ana y Victoriano. Apréciese en Google Maps la extensión de las fincas no visible desde esta perspectiva frontal. 

La foto en color es de hoy mismo y la de blanco y negro debe datar de los años '20, porque las galerías de Punta Begoña que se aprecian a la izquierda datan de 1918, construidas como paseo y espacio cubierto bajo el muro de contención de la ladera. Hasta que llegue Street View, se sugiere un paseo con la getxoweb.com de hace diez años.
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Excursión en el Txinbito por la Ría de Bilbao

Amarradores del Puerto de Bilbao nos ha invitado a dar un paseo por la Ría a bordo de su embarcación Txinbito, hoy a las 11:30, con embarque y desembarque en los muelles del Museo Marítimo. Otras 394 fotos y dos vídeos (1º abajo y ). En la foto superior, aparece la mayor draga del mundo destinada a construir un archipiélago de islas artificiales (Palm Islands) en Dubai. Cristóbal Colón. Ría de Bilbao. Excursión en el Txinbito. from Mikel Agirregabiria on Vimeo. Itsasadarretik (Desde la ría). Más posts sobre esta draga...

Cambia tus días... en vidas

El peor día del año, según calcularon en 2005, puede transformarse en un gran día, mediante un paseo inusual por hora y día. Todo es cuestión de voluntad, planificación y... suerte. [Cien fotos de hoy: Venta de pescado fresco en Portugalete]

Un intenso día familiar... no deja tiempo para el blog

Por ello sólo dejo una foto obtenida hoy, en un paseo con Carmen. En el extremo del Muelle de Evaristo Churruca, un graffiti dice así: "La vida me escupe, la suerte me engaña; la gloria me esquiva, la muerte me agarra...". Tenebroso y apocalíptico, pero poético. [Actualización (12-12-2008): Por el tercer comentario, y buscando en Internet, nos enteramos de que se trata de una estrofa de la canción "La vida me escupe" de "Qloaca Letal".]
Música:

La vagancia visible (El trabajo oculto)

Nos sorprende que en horario laborable haya mucha gente paseando cuando cabría suponer que todo el mundo está trabajando.

El trabajo permanece vergonzantemente oculto en ámbitos cerrados y privados, mientras la vagancia se exhibe descaradamente en espacios públicos y abiertos. Mientras muchos sudan la gota gorda en la profundidad de una mina picando carbón, otros muchos airean su holganza por los parques de las ciudades.

La imagen global que se proyecta ante los más jóvenes es falsa, privilegiándose el alarde de la vida regalada de algunos privilegiados que inducen a su imitación, mientras que quienes denodadamente se afanan preparando oposiciones, despiezando reses en un matadero o fabricando piezas en un recóndito taller son personajes desconocidos, de cuya existencia no se conoce detalle alguno.

Este desnivelado fenómeno no es sólo perceptible en la vida real, sino que los medios de comunicación de masas lo amplifican con insólito y perverso efecto. En horario de máxima audiencia sólo se programan y visualizan la existencia de indolentes vagos profesionales, famosillos cuya único mérito es el desparpajo de vivir a costa de otros.

Una perspectiva integral y completa de la realidad demostraría que suelen y deben ser consecutivas ambas etapas, la del esfuerzo y la del descanso. Sólo tras una fase invisible de estudio, de prácticas, de voluntad, de energía aplicada y de años de oficio se merece y se consigue un justo período de pausa, de descanso o de jubilación.

La próxima que circulemos por las calles en horario laboral y veamos a viandantes de paseo o de turismo, imaginemos cuánto empeño pusieron ellos anteriormente para alcanzar ese rato de asueto. Nada se logra sin desvelo y merecimiento; incluso no se disfrutaría lo mismo si algo sólo se lograse por casualidad o mediante atajos no basados en el mérito propio. Sería recomendable destacar todo el trajín social necesario de tantos trabajadores para que las cosas parezcan funcionar por sí solas. Sólo para cuando desayunamos, ya ha intervenido (en la leche, cacao, azúcar,…) más de medio mundo, entre agricultores de varios continentes, transportistas, comerciantes,...

Todos, y especialmente los niños y jóvenes en formación, debiéramos ser más conscientes de cómo el vivir en comunidad nos permite vivir tan gratamente, gracias al esfuerzo coordinado de tantas personas, profesiones y oficios, que armónicamente se organizan en lo que constituye el nunca suficientemente valorado “milagro social”.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2007/vagancia.DOC

El quiosquero feliz

No hay mal que por bien no venga,… al menos para algunos.

Fue noticia el inmenso atasco. A muchos perjudicó en sus horarios y compromisos, pero también hubo algunos beneficios colaterales. Algunos nos dimos un doble paseo de ida y vuelta desde donde dejamos el coche hasta nuestro trabajo. Pero luego supe de alguien que hizo su agosto en la misma fecha: Un afortunado quiosquero.

Estando su tenderete al borde mismo del gran embotellamiento, se acercaron los primeros conductores y rápidamente vendió todos los diarios. Primero, las cabeceras habituales de prensa; luego los periódicos minoritarios o remotos. Los siguientes automovilistas aceptaron revistas, de temática general al principio y las especializadas después. Más tarde, los más desesperados chóferes recurrieron a los libros variados, las colecciones estrafalarias y los cuentos infantiles. Concluyeron aceptando los ejemplares decolorados de las paredes del puesto, algunos de los cuales habían cumplido años y estaban rotulados en pesetas.

Ante semejante avalancha de éxito y agotadas todas las existencias, el tendero feliz por la limpieza de inventario decidió cerrar el, nunca mejor dicho, negocio. Repleto de alegría, no sólo por las ventas, sino por la confraternización que demostraban unos clientes sin prisa y con ganas de hablar, que demostraban la alta función social de los kioscos de prensa.

De esta pequeña historia se deduce que, en ocasiones, la buena suerte de unos es la mala suerte de los demás. Y algo mejor aún, reconozcamos un aprendizaje capital. Hemos de adaptarnos a las circunstancias que no podemos revocar, aceptar los contratiempos y encontrar dentro de ellos las inesperadas posibilidades que nos ofrecen.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2007/quiosquero.DOC

Sorpresas en el mercadillo de Mil Palmeras

Un día lluvioso, de ésos de felicidad tranquila, un paseo con Carmen al mercadillo a comprar fruta. Allí nos encontramos con tres regalos inesperados: un Maybach (el mejor coche del mundo), propiedad de un entrañable personaje del que hablaremos pronto, Justo Quesada Samper a quien le pedimos su libro; una escuadrilla de reactores en formación estruendosa que deja una estela; y -lo mejor- un rato de sol brillante y primaveral. Más fotos y un vídeo.

Camina o revienta

El proverbio avisa que quien nace mortal, camina hacia la muerte. La ciencia matiza que retrasa el fatídico encuentro quien mejor camina.

Un riguroso estudio médico de la Universidad de Pittsburgh (EE.UU.) revela que la capacidad de una persona para completar un paseo de 400 metros vaticina su calidad de vida en los 6 siguientes años. En la investigación colaboraron 2.700 norteamericanos septuagenarios, que gozaban de relativa buena salud y que habían afirmado caminar esa distancia sin problemas. Sólo el 86% pudo concluir este recorrido, donde se pedía andar lo más rápido posible, pero sin correr.

Los científicos supervisaron durante los siguientes seis años la salud y la mortandad de todos los participantes. Se descubrió que había una gran diferencia en el nivel de salud de aquéllos que pudieron completar el paseo respecto de quienes no lo consiguieron, sufriendo estos últimos un alto riesgo de incapacidad o muerte. Además, era crucial el tiempo invertido en el ejercicio: El subgrupo del 25% más lento sufría un peligro que triplicaba al del 25% más veloz.

Caminar regular y diariamente siempre ha sido un aconsejable ejercicio en cualquier edad, y la mejor receta para el bienestar. Ahora sabemos que una simple caminata cronometrada de un cuarto de milla se demuestra como un fidedigno índice de salud. Si podemos caminar 400 metros sin problemas, muy probablemente dispongamos como mínimo de otros seis años más de vida. En todo caso recordemos que hemos de caminar mirando las estrellas, pero sin tropezar con las piedras. Versión .DOC para imprimir

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2006/camina.htm

El extranjero ya no existe


El extranjero ya no es lo que era. Viajar se ha convertido en un paseo, más o menos largo, pero sin apenas sorpresas.


Hace años, al viajar al extranjero te encontrabas en tierra extraña. En el extranjero todo era exótico: las gentes vestían diferente, hablaban un mismo galimatías desconocido y todo era extravagante: las comidas, los coches, los productos, los servicios, las costumbres, las personas,... El extranjero era desigual, pero uniforme país a país: toda Francia era de un modo, toda Alemania era de otra forma,… Ahora hay muchas Italias, muchas Suizas,… y todas se parecen.

Hoy día al entrar en el aeropuerto de tu ciudad ves a la misma muchedumbre que transita en cualquier otro terminal del mundo. Se oye una mezcolanza de idiomas similar, proveniente de muchedumbres de todos los colores, razas, religiones y lenguas. La misma policía, todavía con uniformes levemente diferenciados, se agrupa en los aeropuertos, cargada con toda clase de quincalla armamentística y arcos de seguridad que pitan si es alta tu concentración de hierro,… en sangre. Sales a tu ciudad de destino, y ya estás como en casa: sometido a idénticas campañas navideñas (o estacionales), puedes comprar o comer en las mismas multinacionales, ver televisiones semejantes, telefonear desde tu móvil sin prefijos y acceder a un Internet planetario.

Aparte del idioma dominante, sólo algunos detalles advierten de que, quizá, estás en el extranjero. En algunos países todavía circulan al revés, en otros mantienen insólitas monedas o medidas, algunos enchufes peculiares, algún raro monolingüismo y los “souvenirs” específicos… producidos casi siempre en la misma fábrica de China. Sólo el Reino Unido, en un interminable proceso evolutivo desde la metrópoli imperial hacia la excentricidad postmoderna, acumula los signos de rareza, más como baza turística que como seña identitaria.

El mayor choque cultural se produce cuando regresas. Súbitamente comprendes que la gente más irreconocible en sus actitudes, comportamientos y accesorios son algunos de quienes viven en tu propia tierra. Definitivamente, el extranjero ya no existe,… al menos en Europa.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/extranjero.htm

Proyecto Amor

©Mikel AgirregabiriaEl revolucionario “Proyecto Amor” consiste en que cada uno se diga: Yo “proyecto amor”.

PROYECTO: ¿Por qué en una tan corta vida gestamos tantos proyectos? Por la noche y al amanecer, creamos proyectos; luego, a lo largo de la jornada, no realizamos sino rutina y tontería. Los proyectos que necesitan de mucho tiempo o muchos recursos para ser ejecutados no tienen éxito casi nunca. La vida en sí debe ser un proyecto factible, lo que ocurre es que no somos sus únicos arquitectos,... pero sí sus principales artífices.

Los perezosos, especialmente, solemos ser grandes proyectistas. Algunos vamos camino de la jubilación y, todavía, forjamos grandes proyectos. Nos decimos: “Voy a hacer esto, lo otro y lo de más allá. Y, en efecto, muy pronto iremos a parar al ‘Más allá’”. Pero antes de que eso ocurra, aún estamos a tiempo de programarnos un proyecto alcanzable, grandioso y gratificante.

AMOR: ¿Qué cuarto, qué casa, qué barrio, qué pueblo preferimos entre los millones que existen? ¿Por qué apreciamos a nuestras amistades por encima de todas las demás? ¿Por qué incluso llegamos a amar tanto esos pequeños objetos que atesoramos? ¿Qué tiene de especial esa concha marina que conservamos desde la niñez?

Nos sucede a todos. Extrañamente preferimos unos viejos zapatos, una prenda desgastada, nuestro humilde bonsái o el habitual paseo cotidiano frente a cualquier otra alternativa. A mí que no me quiten mi quebrantado sillón que tantas horas y veladas me ha soportado por otro más moderno. Sé que algún día me lo sustituirá mi esposa Carmen, pero será en mi ausencia y sin mi aquiescencia.

En cada persona, e incluso en cada objeto, amamos, en suma, lo que nosotros ponemos en él. Admiramos casi siempre por razones fundadas, pero generalmente amamos sin motivos inteligibles. Cuando amamos, el corazón es el que juzga principalmente. Sólo amamos de verdad, cuando aceptamos por lo que es a quien o a lo que amamos. Así se puede adorar una desvaída fotografía de nuestra madre, más que cualquier cuadro famoso y costoso.

PROYECTO AMOR: La polisemia de “proyecto”, nos ofrece una solución vital asequible y valiosa. Sumémonos al proyecto de decir “proyecto amor”. León Tolstoi dijo que “El único refugio contra la desesperación es proyectar el propio yo dentro del mundo”. Quizá así emulamos la descripción bíblica de que la Divinidad proyectó a la Humanidad como un remoto reflejo de su esencia.

Sólo odiamos, lo mismo que sólo amamos, lo que en algo, de algún modo, se nos parece; lo absolutamente contrario no nos merece ni amor ni odio, sólo indiferencia. El mundo se proyecta en nuestro yo, pero aún más el yo se proyecta hacia el mundo. La vida se vuelve gris sin amor. Jacques Brel cantaba que “Hay palabras negras y palabras blancas, y otras que vivimos cuando amamos o cuando sufrimos y que se vuelven de colores”.

Es fácil comprobar que todo funciona bien en la vida cuando realmente nos amamos, es decir, cuando nos aprobamos exactamente tal como somos. Aceptémonos a nosotros mismos y a los demás, tal como somos, lo que incluye una insaciable voluntad de mejora perpetua. Sólo vivimos en este mundo cuando lo amamos, aún en sus detalles más minúsculos. Únicamente es eternidad el tiempo en que perfeccionamos y amamos a quienes y a lo que tenemos cerca.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/amor.htm

Métodos caseros para adelgazar

Primeros cinco métodos seguidos, de invención propia por lo que sería aconsejable recibir ideas mejoradas al respecto.

1º Sistema del PESO: Este régimen es despiadadamente eficaz, sin fallo alguno, pero médicamente poco aconsejable, por lo que lo ha de seguirse únicamente para perder el primer kilo. Se trata de poner una báscula fiable a la puerta de la cocina. Para entrar a comer, es preciso que nuestro peso haya bajado; en caso contrario, media vuelta y a caminar. Sólo se puede beber toda el agua que se quiera. Así he conseguido bajar de 101 kilogramos a 100, y sólo han sido necesarios dos días, en los que únicamente he debido retrasar las dos comidas y una cena. Con este método se demuestra que existe verdadera voluntad de adelgazar, aceptando el sacrificio que supone, pero sólo es aplicable al primer kilo de reducción.

2º Sistema del CEPILLO DE DIENTES: Adicionalmente aplicamos un antiguo sistema que, además de higiénico, resultó apropiado en anteriores ocasiones de hace años. Se basa en la sana costumbre de limpiarse inmediatamente los dientes tras cada ingesta, por pequeña que sea. Tras la limpieza dental no se puede comer nada en un mínimo de 6 seis horas. Así, desde el desayuno hacia las 7:00, hay que esperar hasta las 13:00 para comer algo. Luego si se ha acabado la sobremesa hacia las dos del mediodía, sólo cabe una cena ligera a partir de las 20:00 horas. Este procedimiento elimina comer o picar entre horas y sólo permite tres tomas al día.

3º Sistema del AGUA o LECHE: Quedan suprimidas todas las bebidas alcohólicas, los cafés y los refrescos, pudiéndose beber solamente agua sin gas, así como un tazón de leche con la mitad de cacao para desayunar.

4º Sistema de COMER EN CASA: Se evitan al máximo las comidas y cenas fuera de casa, donde es más difícil mantener las normas establecidas. Se prohíben absolutamente toda clase de pinchos y banderillas entre horas, así como acudir a ninguna cafetería, excepto en caso obligado por las compañías para beber agua fría sin gas.

5º Sistema del EJERCICIO ACTIVADO: Se elimina el ascensor en todos los casos, tanto para subir como para bajar escaleras, y se dedica una hora diaria de paseo, de camino o regreso del trabajo (bajando una parada de metro antes) o por la tarde-noche con la familia. Se sugieren complementariamente algunos ejercicios matutinos, como colgarse en una barra para comprobar el peso propio (por cierto, me ha resultado imposible mantenerme más de 15 segundos en estas primeras jornadas, ya veremos los progresos…).

Con el primer método (ya abandonado) reduje un kilo, y con las cuatro siguientes fórmulas otro kilo en sólo cuatro días, hasta mi peso actual de 99 kilogramos. Incluyo una foto de mi escueto desayuno con leche entera y algunos copos dietéticos, que –con vuestro permiso- me he levantado a las cinco de la madrugada para comer porque –sinceramente- hoy me he despertado con un poco de hambre.

Artículo ilustrado en: http://www.geocities.com/de100a90/metodos.htm

El tren de la vida


Todos vamos en el mismo convoy.


El 11M será recordado como la masacre de los trenes de la muerte. Nos urge una terapia colectiva que anule los perversos efectos de la violencia. Necesitamos una imagen que se superponga a los fotogramas del horror, no para olvidar pero sí para continuar con nuestra convivencia.

Busquemos la metáfora del “Tren de la vida”. Así se tituló una memorable película de Mihaileanu que narra las desventuras de los habitantes de una aldea judía centroeuropea, que, ante la proximidad de los nazis en 1941, deciden fabricar un tren similar a los utilizados por los alemanes... y autodeportarse. Pero no hacia un campo de concentración, sino primero a Rusia para llegar finalmente a Palestina. Algunos de los judíos se disfrazan como soldados y oficiales de las SS, adoptando sus modos hasta el punto de articularse una extraña comedia sobre la apocalíptica tragedia del Holocausto.

La mejor alegoría la existencia quizá sea la que compara la vida con un viaje en tren. Una aventura llena de embarques felices y desembarques dolorosos, con infortunios luctuosos y también con algunas sorpresas agradables en el camino. Cuando nacemos y subimos al tren, generalmente nos encontramos en un vagón con dos personas queridas que nos explicarán el sentido del camino: nuestros padres, que no siempre estarán con nosotros en este periplo. Lamentablemente, ellos se bajarán en alguna estación antes que nosotros para no volver a subir más, dejándonos huérfanos de su cariño irreemplazable. Pero nuestro viaje vital proseguirá; conoceremos otras interesantes personas durante la travesía, hermanos y familiares entrañables, colegas y amigos cordiales, amores e hijos maravillosos. Muchos de ellos sólo realizarán un corto paseo con nosotros, otros estarán siempre a nuestro lado compartiendo alegrías y tristezas, hasta que seamos nosotros quienes nos apeemos del tren.

En este tren también viajaran personas amables que deambularán de vagón en vagón para socorrer a quien lo necesite. Otros, quizá sean molestos acompañantes de viaje, que se aburran o molesten a los demás, pero ellos serán quienes peor travesía se lleven. Veremos subir a bordo a muchos en el tren, y otros muchos descenderán, dejándonos todos recuerdos imborrables. Algunos pasajeros a quienes más queramos quizá deban sentarse en otros vagones alejados. El viaje lo haremos juntos, pero separados de ellos, aunque tal vez podamos acercarnos a ellos en alguna oportunidad venciendo las dificultades.

El viaje estará lleno de esperas, llegadas, despedidas y partidas. Pletórico de sueños, fantasías, gozos y pesares. Sabemos que este tren sólo realiza un viaje, el de ida, y que jamás retorna hacia el pasado. Tratemos, entonces, de viajar de la mejor manera posible, intentando relacionarnos bien con todos los pasajeros, buscando en cada uno lo que tengan de mejor, recordando siempre que necesitaremos nuestro mutuo apoyo en algún momento del viaje.

Dentro del convoy se desarrolla el drama de la humanidad. Gente de toda raza, que conversa o calla, que trabaja o dormita, que colabora o discute, que nace o muere. Gente que ama u odia, que acepta o reniega, incluso contra el mismo viaje. El tren circula impasible, transporta gentil y pacientemente a todos, sin distinguir entre amargados o comprometidos. Nadie puede evadirse, sólo se vive dentro del tren, donde podríamos ejercer plenamente la libertad y la fraternidad. Elijamos entre disfrutar o padecer colectivamente el tránsito, porque de cualquier modo el convoy seguirá avanzando raudo hacia nuestra definitiva parada.

El gran misterio de este veloz tren de la vida es que no sabemos en qué estación descenderemos: 2004, 2005,... En cada jornada se suben y bajan personas. ¿Quién subirá hoy? ¿Quién bajará? Cuando llegue nuestra parada, allí acabará el viaje para cada uno de nosotros. Confiemos que todos nos reunamos en una gran estación central algún día para reencontrarnos. Que esta parábola nos ayude a mejorar nuestra concordia en este efímero viaje, juntos todos en el único tren de la vida.