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“Sarezkuntza”: Por una “REDucación” expandida

Evolución de programas vascos de Educación Digital
Hace muchos años, en 1985, el Departamento de Educación, Universidades e Investigación hizo una apuesta educativa arriesgada cuando lo dirigía el equipo del Consejero Juan Churruca y el Viceconsejero (único) de Educación, Pedro Mendieta

Era la época de la aparición de los primeros micro-ordenadores. Aquel Gobierno de José Antonio Ardanza optó por homologar los costosos PCs (Personal Computers) como equipamiento homologado en Educación Primaria y Secundaria. Fue el sistema educativo vasco el primero que acertó, ignorando las opciones vigentes en países como EE.UU., Israel o Catalunya que prefirieron terminales “tontos” enlazados con un miniordenador o sistemas domésticos básicos de 8 bits como Japón. 

Ahora, en 2011, asistimos a la eclosión de Internet móvil y a la aparición de “smartphones” (móviles inteligentes) a precios asequibles, especialmente por el advenimiento de sistemas operativos como Android en sistemas móviles y la popularización de Internet móvil vía la telefonía de tercera generación, 3G, y siguientes (4G). 

No se trata únicamente de avances de tecnología o de mercado, sino que su expansión planetaria ha generado profundos cambios sociales, políticos y culturales. Quizá hayan sido los ámbitos educativos formales quienes menos han aprovechado la virtualidad de todo un universo potenciado por formas muy expandidas de relación, de comunicación y de organización basadas en el poder de la red. Por el contrario, asistimos pasivamente como últimos grandes clientes al reparto de netbooks con una conectividad no asegurada en todo tiempo como si de una panacea se tratase. Y, aún así, con dificultades de asimilación por parte del profesorado que no ha sido motivado ni formado para su aplicación didáctica. 

Algunas administraciones caen en la trampa de adquirir los últimos microordenadores vendibles, que no de última tecnología, semejantes a los diseñados… para el Tercer Mundo (como el OLPC de Negroponte). Y se siguen remedando viejas pedagogías con pizarras “ahora digitales” pero con la misma estructura de aula e incrementando la brecha digital, al no asegurar la disponibilidad de acceso en banda ancha a Internet en horario familiar. 

Repartir equipos de pronta desaparición no basta para actualizar la educación que necesita un mundo que ya vive dentro de Internet. Parecen estrategias lampedusianas de cambiar algo,… para perpetuar que nada de lo sustancial cambie. Como advertía Castells la educación sigue siendo la sempiterna divisoria de la historia, entre quienes conocen todas las posibilidades disponibles… y quienes no. 

La realidad denominada 2.0, o la esperada 3.0 semántica, y la generalización de las redes sociales digitales, siguen esperando su entrada en el ámbito de las grandes decisiones macroeducativas. Se ignoran la disponibilidad el mercado de las tabletas, madurando en estándares de software libre, y la llegada de los móviles inteligentes cuya masiva distribución será marcada por su abaratamiento definido por las inexorables leyes del mercado, que marcan el despliegue de la electrónica de consumo individual y familiar, sin anticipación ni previsión alguna desde una vanguardia educativa que no es escuchada en los despachos burocráticos de quienes determinan hoy día la política educativa. 

Tampoco se advierte ninguna previsión en asegurar que, al menos, el profesorado sea un usuario avanzado de estas tecnologías que están revolucionando la formación en todas las edades y ámbitos. Sin aspirar a que todo el profesorado sea early adopter, cuando menos se debiera impulsar una utilización intensiva, masiva y avanzada con estos recursos (básicamente centrado en las posibilidades de los smartphones), favoreciéndose al máximo la comunicación profesional entre docentes (y, en su caso, con toda la comunidad) a través de las nuevas posibilidades que ofrecen derivadas de su ubicuidad que potencia lo social, lo local y lo móvil (en todas las relaciones humanas). 
Mikel Agirregabiria en un curso en el Berritzegune de Durango

Queremos reivindicar una POLÍTICA EDUCATIVA como lo hicimos en 2005 con “Hezkuntza XXI: Liburu Zuria, Libro Blanco para la Educación Vasca del Siglo XXI". Una educación diferente, creativa, anticipada a las tendencias marcadas por las multinacionales de hardware y de telefonía. Nos rebelamos ante una administración timorata que, por un lado dice apostar por la competencia digital del alumnado, pero que en la práctica pospone su evaluación ante los previsibles malos resultados que arrojaría cualquier diagnóstico objetivo. 

No nos conformamos con un remiso desarrollo de esa Eskola 2.0 (cada año alcanzando sólo a la generación de quienes llegan a 5º de Primaria), que ignora al resto de promociones en las diferentes etapas desde la Educación Infantil a la Universitaria, o a la EPA (Educación de Personas Adultas) o la de crítica de la FP (Formación Profesional) en todas sus modalidades de enseñanza reglada, ocupacional o continua. 

Hemos de mutar toda nuestra realidad educativa, pasar de unas apocadas aulas con netbooks y pizarras digitales, más o menos interactivas, a preparar una comunidad escolar (alumnado, profesorado y familias) plenamente interconectadas, abiertas y comunicadas dentro y fuera del calendario y de horario escolar (que apenas suma mil horas anuales de las 8.760 horas posibles). 

La educación digital, conteniendo todo la significación de e-learning, por la que apostamos con urgencia, no está circunscrita a la etapa entre 5º de Primaria y 2º de la ESO en toda una legislatura, sin más previsión en edades más precoces o las críticas generaciones que concluyen la enseñanza obligatoria o las enseñanzas destinadas a su inserción laboral. 

Una genuina educación 2.0 exige un cambio conceptual profundo de toda la estructura administrativa, docente y discente. Se potencia el aprendizaje entre iguales, se facilita la participación de toda la comunidad escolar, e incluso de toda la sociedad, y se abren centros y aulas para mostrar la trascendencia de la educación y para facilitar la colaboración general. 

La educación formal revaloriza su función, derivando aspectos informativos hacia otros tiempos de aprendizaje, que se producen en todo tiempo y múltiples espacios físicos. El poder de la red es inimaginable aún, pero sumamente prometedor, en su aplicación a los diversos entornos escolares, con MICs (Metodologías de la Información y la Comunicación, no viejos procesos traspasados a las TICs). 

Necesitamos mejores Entornos de Aprendizaje Personalizados (PLEs), más Aprendizaje Basado en Proyectos (PLBs), mayor presencia de nuestra lengua y cultura propias en la red,… Todo ello debe situar al alumnado en un plano más de igualdad, de ser escuchados, de aceptar más responsabilidades y aporta más esfuerzo en su etapa de formación obligatoria, de ir acumulando desde edades tempranas un portfolio personal que recoja sus logros compartidos,... 

Una premisa básica para prepararse a vivir en la hipersociedad actual (o en la definida como “sociedad aumentada” y no sólo por la “realidad aumentada”), con una ciudadanía consciente de su dimensión digital y en una democracia 2.0, será la omnipresencia de Internet (con especial énfasis en Internet móvil) en todos los ámbitos escolares a fin de preparar al alumnado para un futuro laboral y de convivencia donde lo hallarán. 

Ello implicará un modo diferente de evaluar, con conectividad constante en todo momento, incluidos los tiempos de exámenes desde las evaluaciones diagnósticas hasta las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU, o antigua selectividad). Sarezkuntza3-50 Hoy, más que nunca, necesitamos una educación pionera, prospectiva, proactiva hacia el cambio, abierta a la colaboración, que libere recursos sin aceptar inercias corporativas, ni reticencias a la innovación. 

Hemos de repensar todo el sistema educativo, y esta reformulación corresponde a toda la sociedad, abierta a una reflexión crowdsourcing del conjunto de la ciudadanía, que comienza a moverse con un activismo postdigital inédito y propio de la gente interconectada. Nos corresponde liderar un nuevo mundo surfeando por encima de la ola que conduce hacia el futuro, anunciando una web social y móvil que ya vislumbramos en sus profundas y fértiles consecuencias, sin desdeñar los riesgos que comporta. 

Educar y aprender, aún bajo el hito de la personalización a ultranza (y ello sin connotación negativa), sigue siendo el viejo arte de descubrir y cultivar una identidad personal propia, también en su proyección digital. Persona, etimológicamente proviene de “per sonare”, en referencia a la careta que utilizaban los actores griegos (y posteriormente romanos) en sus representaciones teatrales, la que cumplía la doble función de ampliar el volumen de las voz y de mostrar el rol asumido en cada momento por el reducido número de actores que representaban todos los papeles. 

Hoy, el ser humano como animal hipersocial está alcanzando niveles ignotos con anterioridad. El reto es asegurar para las jóvenes generaciones, y para el conjunto de la sociedad, una ciudadanía multicultural, plurilingüe y multialfabetizada en los metalenguajes básicos de la realidad de este siglo. 

Quienes ingresan en el sistema educativo conocerán un siglo XXII que hoy no podemos ni entrever. De ahí deriva la urgencia de apreciar las tendencias contemporáneas y conducirlas en lo posible desde la inmensa palanca social de la educación. Nos ha correspondido vivir y construir una etapa histórica sumamente interesante, de cambio cuántico de época, donde la educación debe mutar para hallar su encaje ante el riesgo presente de una sociedad desescolarizada, que renuncie a una estructura tan compensadora y eficaz como lo ha sido en el pasado,… si no encuentra su nuevo cauce en todos sus niveles (desde la Educación Infantil a la Universitaria) en esta primera década del siglo XXI.

Confiamos en nuestra capacidad como sociedad, con sentido de la historia, con experiencia en situaciones críticas, con voluntad política capaz de consensuar y de crecerse desde la enriquecedora pluralidad, desde el esfuerzo conjunto y desde la inteligencia colectiva.

Post que estuvo en borrador desde el 5-7-2012. 
Recuperado retrospectivamente nueve años después.

El tiempo educativo... de los escolares

Los calendarios escolares en Europa (según Eurydice) oscilan desde un mínimo de 780 horas en Dinamarca hasta un máximo posible de 1.266 en Italia. Por ejemplo, para el curso 10-11 en Euskadi se establecen 875 horas mínimas para la Educación Infantil-Primaria, mientras que en la ESO son 1.050 horas, siempre en 175 días lectivos. Todo ello sin descontar ratos de cambio de clase, recreos (que se consideran lectivos en Primaria), fiestas, excursiones,.. y otros intervalos inevitables y valiosos, pero no exactamente "de clase".

Dado que un año (no bisiesto) dispone de 8.760 horas (365 x 24), el tiempo lectivo supone en torno al 11,42% del tiempo total. Suponiendo que durante la infancia y juventud se duerme una media de 8 horas diarias (33,33% del tiempo), mejor que hablar de escolares o estudiantes sería más apropiado por tiempo de ocupación declararles "durmientes". Y eso sin considerar el tiempo que están "dormidos" en clase, con o sin los ojos abiertos.


La escuela debe educar (y bien que lo intenta) apurando esos porcentajes de tiempo, aprovechando cada minuto,... y en los momentos de entrada-salida, patios, comedor, actividades complementarias y extraescolares,... Pero las familias han de comprender que son ellas en quienes reside el derecho y el deber de ocuparse de la educación de sus hijas e hijos. Una medida muy simple de la trascendencia que se otorga a la educación en cada hogar se fija con los tiempos dedicados a seguir aprendiendo (fuera de la escuela) con los "deberes", con Internet formativa, con los libros propios o compartidos (de bibliotecas),... Por desgracia, en la mayoría de las casas, los "escolares/televidentes" pasan más tiempo viendo la televisión que en clase.

Por todo ello, no existe una relación directa entre calidad educativa y número de horas lectivas, sino que es mucho más determinante el nivel cultural de las familias, así como su interés, su ejemplo y su dedicación a la educación de su prole. El mejor, el esencial y el mayor rato de educación, y donde se generan las deseadas competencias, se produce durante la propia convivencia familiar y social (¿2-10 horas diarias?), a la que se destina el mayor porcentaje de tiempo despierto. Cuadros con horas lectivas anuales en países europeos, en Primaria (arriba) y Secundaria (abajo).

La oportunidad de Eskola 2.0

Eskola 2.0 en Euskadi está distribuyendo estos días 20.000 microordenadores (18.159 atribuidos personalmente a todo el alumnado de 5º de Primaria) en 940 centros públicos y concertados.Cuando el tema lo merece y no se puede -por prudencia- ser el primero en opinar, casi es preferible ser de los últimos… antes de su previsto lanzamiento con el despliegue del hardware (equipamiento). Como cuestión preliminar es preciso señalar que los precedentes de Eskola 2.0 no sólo están en el proyecto “Escuela 2.0” del Gobierno Central, ni siquiera son un invento de Nicholas Negroponte, sino algo mucho anterior, porque la historia de la Informática Educativa en Euskadi ha cumplido un cuarto de siglo. Por citar referencias nuestras bien lejanas, que quien suscribe vivió en primera persona, desde 1985 homologamos como primer sistema educativo del mundo (antes que Japón que manejaba equipos de 8 bits o Estados Unidos con terminales tontos asociados a miniordenadores) a los PC como equipos educativos desde Primaria. Y ya en 1989 nuestra "Experiencia Orixe" hizo realidad aulas con la dotación de un ordenador por alumno. Distribuciones masivas de dotación uno a uno han sido realizadas en proyectos ubicados en todos los continentes con esquemas educativos que comparten muchas características. En todo caso, es de agradecer a quienes financian el equipamiento del proyecto que ahora nos ocupa, y que es a medias entre el gobierno central y el autonómico.
La actual realidad social ha sido transformada por la omnipresencia de equipos cada vez más portátiles, como netbooks (microequipos potentes de menos de un kilogramo), smartphones (teléfonos móviles inteligentes), e-books (lectores de libros con tinta electrónica),… que están permitiendo el acceso permanente a Internet por banda ancha a capas crecientes de la ciudadanía, siendo los más jóvenes los más interconectados. Todo ello ha sido, en alguna medida, propiciado por el sistema educativo, pero –al mismo tiempo- su realidad desde Infantil hasta la universidad tampoco ha generalizado –ni mucho menos agotado- las posibilidades pedagógicas que puede ofrecer la educación digital hoy día con inversiones nada gravosas (12.660.000€ anuales para hardware de Eskola 2.0, en equipos, PDIs,..), el 0,46% respecto a las dimensiones habituales de la macroeconomía educativa vasca (2.747.297.000 € en 2010).
Puede afirmarse que, como promedio, nuestros centros escolares disponen de unas dotaciones de equipamiento informático que son infrautilizadas (hay informes oficiales al respecto), de una conectividad escasa pero que no ha sido reclamada con la necesaria insistencia (quizá porque su deficiencia desanimaba el uso), y que las competencias digitales del alumnado, que forman parte central de los currículos oficiales en toda Europa, han sido pospuestos en su evaluación porque cabe esperar que no sean todo lo satisfactorios como desearía la comunidad escolar.
Por todo lo cual, expuesto sumariamente, la posición generalizada siempre ha sido favorable al despliegue de un equipamiento individualizado que permita una utilización continua, si fuera necesario, en la realidad escolar y en el tiempo reglado. Actualmente se produce la paradoja de que el alumnado, desde Primaria, cuando sale al patio conecta sus móviles y se relaciona con un entorno más amplio que al volver al aula, con conectividad nula en general, excepto en esos ratos de acudir al “aula de informática”, algo completamente obsoleto desde que fue posible otros formatos (“txoko” de aula conectado, mediatecas online,…).
La dotación de un netbook a cada alumno o alumna de 5º de Primaria, así como una mejor conectividad y la instalación de una pantalla digital interactiva (PDI, algo para favorecer la transición… del profesorado) puede servir para mucho… o para nada. Porque aquí la clave no radica en la tecnología, sino en la metodología. Ya se sabe que comprar equipos es algo fácil, y relativamente barato, pero lo decisivo es regenerar un entorno innovador de aprendizaje que arranque en las aulas y se expanda a los hogares, pasando de 950 ó 1.050 horas de aprendizaje reglado a un aprovechamiento mucho mayor del tiempo de aprendizaje de jóvenes (y adultos) a lo largo de las 8.760 horas anuales que vivimos... o dormimos.
El perfeccionamiento del profesorado es otra condición sine qua non. El profesorado vasco, de edad media un poco alta, lleva décadas de formación y es usuario de Internet, en la gran mayoría de los casos. Pero el alumnado es “nativo digital”, lo que ante todo significa una mentalidad abierta y nada temerosa ante el cambio continuo con fenómenos muy dinámicos como la Identidad Digital o las Redes Sociales en sus múltiples manifestaciones, muchas de las cuales ofrecen inmensas oportunidades para el aprendizaje, comportando así mismo algunos riesgos potenciales sobre los cuales la Educación debería formar para prevenirlos. Consideramos que la intensiva formación presencial que se está ofreciendo debería ser complementada con más instrucción online 2.0 y apoyo entre iguales abierta a todo el profesorado con independencia de la titularidad pública o privada de sus centros.
Respecto al formato de la iniciativa Eskola 2.0 creemos que es acertada en la mayoría de sus apartados, aunque desde asociaciones como Ikasbloggers adelantamos algunas sugerencias que, entendemos, mejorarían su implantación. Sugerimos el arranque dual con Software Libre Linux y Software Propietario Windows en el concurso público inicial, algo que finalmente se hizo. También recomendamos que, además del inicio a partir de la generación de 10 años (5º Primaria), simultáneamente se abriesen experiencias con grupos docentes-discentes avanzados en otros niveles educativos, para incentivar la innovación educativa, premiar a los vanguardistas y abrir el camino en otras etapas sin esperar que año a año ascienda desde 5º de Primaria hasta la Secundaria Obligatoria.
Sobre el equipamiento discente en forma de netbooks, concepto comercial creado desde la aportación del MIT Media Lab sobre el OLPC (acrónimo de One Laptop Per Child, un microordenador por alumno), ha habido críticas poco razonables. Incluso desde autoridades de algunas autonomías se ha rechazado por razones tan absurdas como que su pantalla de 10 pulgadas podría generar miopía (sic), cuando lo habitual en las aulas es trabajar con folios de ese mismo tamaño. Innecesario es decir que la lectura (de libros) continuada a lo largo de la vida también puede empeorar la vista, pero mejora todo lo demás.
Otro requerimiento básico es la conectividad, que debe ser acorde a la magnitud y uso intensivo que prevé el proyecto. Hace tiempo que repetimos que un “netbook” (libro en red) sin “net” (red de conexión) es peor que un “book” (libro convencional). La anchura de banda, simétrica porque en la web 2.0 se remite casi tanta información como la que se recibe, debe estar sobrada. Al respecto no caben las excusas (y la torpeza de no ver el futuro que animarían) de los operadores telefónicos ante sus mejores clientes institucionales (como es Educación), para empezar a mirar hacia el norte de Europa o del Extremo Oriente y ofrecer capacidades medidas no ya en Megabits, sino en centenares de MB en banda ancha… móvil.
Dado que consideramos que estos equipos deben estar permanente en manos del alumnado, en su aula o en su casa, otra premisa básica de Eskola 2.0 debería ser asegurar a corto plazo el acceso desde todos los hogares con escolares vascos en horarios vespertinos o vacacionales para favorecer la “inclusión digital”, atenuando la brecha tecnológica que diferencia irreversiblemente a las familias en función de su capacidad económica. También sería preciso el apoyo interinstitucional desde ámbitos culturales para generalizar los espacios con conexión en bibliotecas y centros municipales, o con la apertura de espacios abiertos en los mismos centros escolares durante los 365 días y las 24 horas para el libre acceso ciudadano.
Algunas facetas colaterales que habrían de abordarse tan pronto como fuera posible se refieren al impulso de la gestión administración-centros-familias, que se encuentra retrasada respecto a otras comunidades cercanas, y un decidido impulso de colaboración para corregir y superar el retraso en incorporar al mundo editorial educativo en su transición hacia contenidos digitales. Este imparable evolución se podría efectuar sin más dilación con el mantenimiento transitorio de la inversión familiar en lo que eran libros de texto (con préstamo o compra, becada para familias desfavorecidas) en una conmutación rápida hacia multiformatos desde el papel hacia los soportes digitales en la red Internet.
Eskola 2.0 debe prever así mismo el impacto que sobre la cultura y lengua vasca provoca la globalización planetaria. Es imperativa y urgente una respuesta contundente y convincente para impulsar la generación de contenidos en euskara en Internet, preferentemente en soportes abiertos de entorno colaborativo, con ejemplos como Wikipedia,... La propia administración debiera priorizar el volcado hacia el ciberespacio de los numerosos materiales didácticos en euskara en su poder, atendiendo lógicamente todos los requisitos legales para salvaguardar los legítimos derechos de autoría.
Reconociendo que lo difícil no es adquirir o instalar más tecnología, ni siquiera más información, sino avanzar en el cambio didáctico y cultural, hemos de concluir que el reto al que se enfrenta Eskola 2.0 es meritorio y dificultoso. Apostamos por abrir esta “Caja de Pandora” apostando por planificar y actuar lo más proactivamente que sepamos y podamos. Para ello, es preciso contar con todas las aportaciones y visiones del profesorado, del alumnado, de las familias, de toda la administración y del mundo empresarial, así como de las gentes expertas en tantas materias involucradas.
Si creemos que Eskola 2.0 puede coadyuvar al advenimiento de un nuevo modelo educativo y social, hemos de redefinir colectivamente qué, cómo, cuándo y con quién aprendemos en una forma enteramente innovadora de entender las relaciones humanas. Una escuela 2.0 abordará una reforma profunda de todo el modelo de organización escolar y familiar, abriendo las aulas y rompiendo estructuras jerárquicas, para dar paso a modelos de aprendizaje cooperativo en novedosas comunidades de aprendizaje con una doble arquitectura física y virtual (con contenidos “en la nube” ciberespacial), con más y nuevos condiscípulos, más y mejores docentes durante mucho más tiempo anual del que ha conocido la historia de la educación.
Eskola 2.0 puede y debe ser una oportunidad axiomática para actualizar nuestra enseñanza desde la Educación Infantil, Primaria y Secundaria hasta la Formación Profesional o la Universitaria, sin olvidar la Educación de Personas Adultas (EPA). La hibridación de la Educación y del fenómeno general de la Web 2.0 significa una renovadora relación en red, donde todas las personas son “proconsumers” (productores y consumidores) de información y conocimiento, donde se aprovecha las capacidades intelectuales, emocionales y físicas de toda la ciudadanía de un modo más armónico y sinérgico. La extensa y compleja comunidad escolar, triangulada entre familias, alumnado, profesorado, administración (educativa, municipal, asistencial), agentes empresariales y sociales, debe saber que puede propiciar o asistir a esta mutación. Y si esto no fuese entendido, significaría que nada se comprende de la Escuela 2.0, ni de lo que implica la nueva realidad 2.0, ni de lo que hoy día necesitamos para construir una contemporánea Educación digna y acorde con el siglo XXI.

Mikel Agirregabiria Agirre, Responsable de Innovación Educativa de Bizkaia. Miembro fundador de ZiberEskola y de Ikasbloggers [Las imágenes corresponden al proyecto oficial, al OLPC en un país del Tercer Mundo y al esfuerzo por digitalizar la educación]