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Plan, sí; plantes, no

El Lehendakari Ibarretxe presentó en el debate sobre política general de Euskadi, el viernes 27 de septiembre de 2002, su “Nuevo Pacto Político para la Convivencia”, conocido popularmente como el “Plan Ibarretxe”. Fue un discurso de 44 páginas, que tardó dos horas y 10 minutos en exponer, y al que pudimos asistir en directo a través de ETB. Su contenido fue una sorpresa, que algunos vivimos emocionadamente como la anhelada reacción del líder elegido por la sociedad vasca ante el impasse de una Euskadi trabada por la violencia y por la extrema confrontación política. Se recuperaba la iniciativa política ante el anonadamiento impotente que se respiraba en la sempiterna espiral del cruento mantenimiento de la sinrazón de ETA y de la política de “enfrentamiento sin cuartel” desde Madrid, con la Ley de Partidos y la suspensión judicial de Batasuna, e incluso con la demonización del nacionalismo gobernante, y que continúa con los graves ataques a la lengua y cultura vascas, como el cierre de “Euskaldunon Egunkaria”.

La centralidad del planteamiento del Lehendakari en el espectro de partidos quedó verificada por el doble plante que recibió desde los dos extremos políticos: la censura desdeñosa e injustificada del PP y de sectores del PSOE, calificándolo de “proyecto soberanista” o “plan trampa” (Oreja dixit), sólo fue comparable con la rotundidad absoluta de Batasuna, que lo denominó “plan regionalista”. Así mismo, el frontal rechazo de ETA el 5 de diciembre pasado, declarando que “ese fraude autonomista trae la guerra" y "la sumisión a España", llevó nuevamente al Lehendakari a convocar una manifestación bajo el lema 'ETA kanpora!' que, el 22 de diciembre, reunía a más de 200.000 personas en Bilbao. La contundencia del mensaje y la pactada ausencia de referencias al diálogo consiguieron el masivo apoyo de todas las formaciones políticas del arco parlamentario vasco, excepto nuevamente Batasuna y el PP.

Cabe reseñar el impecable recorrido de Juan José Ibarretxe por la vereda de la paz, que es tan indiscutible como los hitos que lo jalonan. Los más recientes son “Un camino para la Paz” (conferencia del 1-6-2000), “Una Iniciativa para la Paz y la Convivencia” (comparecencia ante el plenario parlamentario del 19-10-2000), “Un compromiso ético en defensa del derecho a la vida y de las libertades de todas las personas” (Gernika, el 20-12-2000), “Por un Compromiso Social en favor de la No-violencia y el Diálogo. Un camino de solución” (8-2-2001), “Pacificación, Normalización política y diálogo” (tras la conmoción del 11-S de New York, el 28-11-2001), “Manifiesto Institucional en defensa del derecho a la vida, la libertad y la seguridad de todas las personas” (19-10-2001),… Su obsesiva apuesta por el “diálogo hasta el amanecer” resulta entrañable, y merecedora de mejores resultados, pero ya se sabe que para pactar hacen falta, como mínimo, dos voluntades.

Está anunciada la presentación, en el plazo de un año, de un texto articulado del Plan que se tratará de negociar con el Estado y que, con o sin acuerdo, será sometido a referéndum, aunque éste sólo se llevará a cabo "en ausencia de violencia". Desde entonces el emplazamiento a partidos, sindicatos, asociaciones,… ha producido decenas de encuentros bilaterales o multilaterales para presentar, perfeccionar y, en su caso, alcanzar este "nuevo pacto político".
Quienes nos dedicamos a la educación, enseñamos que los problemas deben ser abordados con serenidad, con rigor, con amplitud de miras, con creatividad, con inteligencia y con resolución. Creemos en la palabra, en las ideas plurales, en el intercambio de opiniones sin vetos, en la negociación democrática, en un diálogo multipartito sin exclusiones que fructifique en planes convenidos y acordados. Basta de plantones y de posiciones cerradas que esquivan el entendimiento y la reconciliación. El “conflicto vasco”, como algunos lo bautizaron, tiene solución. Nos aplicaremos, entre todos, a encontrar un camino y, después, lo seguiremos. Y si ese sendero no existe, lo abriremos, pero es seguro que nuestro destino hallará su curso. Si sabemos adónde vamos, es seguro que alguna travesía nos llevará. Además, y como dice el proverbio: “En los largos caminos, se conocen los amigos”.

El espíritu de Euskadi no puede vagar por los rumbos trillados que trazan el terror y la represión. Entre varias rutas, la vía más segura es la del medio, la de la paz, la de la libertad, la de la lealtad para con nosotros mismos. ¿El Plan Ibarretxe puede ser el camino? Todos debemos analizar en detalle qué propone este Nuevo Pacto para la Convivencia, para modificarlo y mejorarlo, si es posible, con nuestras modestas aportaciones, individual o colectivamente. Por ello, la Asociación de Profesorado Vasco, “IRAKASTEN ELKARTEA”, ha cursado una invitación formal al Lehendakari, que ha accedido amablemente, para que nos presente su “Nueva Propuesta Política para la Convivencia”, en un acto público, que se celebrará en el Salón de Actos del Instituto Central de Bilbao, IES Miguel de Unamuno, el próximo 19 de marzo, a las 18:30. Este coloquio estará destinado específicamente a los docentes de todos los niveles de enseñanza, desde Educación Infantil hasta la Universidad. Posteriormente, nuestra website http://www.irakasten.org/ recogerá el desarrollo de la conferencia en un documento gráfico y documental, con todas las aportaciones, preguntas y respuestas.

Nos interesa a los educadores la inclusión explícita del Punto Sexto, en el contenido de la Propuesta, reivindicando una competencia exclusiva en el ámbito de la cultura, la lengua y la educación, en toda la dimensión de representación con voz propia en Europa y en el mundo, aspecto también señalado en el Punto Décimo. Así mismo, son preocupaciones de IRAKASTEN la actuación conjunta de todo el profesorado vasco, desde Iparralde hasta la CAPV pasando por Nafarroa, en un Espacio Educativo Europeo que reconozca la singularidad de nuestro sistema educativo propio, surgido y constructor de la identidad vasca común. Deseamos conocer el criterio del Lehendakari Ibarretxe sobre estas y otras cuestiones educativas, por lo que el acto estará organizado de modo que tras su exposición inicial, se reservará un tiempo de coloquio e interpelaciones. Trataremos de estudiar la Propuesta, observando sus puntos fuertes y sus debilidades, sin prejuicios y contrastando libremente las perspectivas de un colectivo tan extenso y pluralista como el profesorado.

Todo ello, por el bien de nuestra educación, creyendo en la educación como la óptima “solución vasca”, reflexionando y debatiendo, eso sí, siempre educadamente.

¡Viva Babel!

Acongojados por el síndrome postvacacional, que amenaza convertirse en postvocacional porque cualquier año no volvemos, sólo nos recompensa esos detalles entrañables que indican inequívocamente que has vuelto a casa, que estás en tu patria. El signo inconfundible, más contundente y quizá menos consciente es el idioma. Según Unamuno “La sangre del espíritu es mi lengua y mi patria es allí donde resuene soberano su verbo”.

Cuando la comunidad de verano la componen 66 familias, con 12 idiomas distintos, el retorno sorprende por el exiguo bilingüismo de nuestra Euskadi. Ciertamente que dos lenguas oficiales son infinitamente preferibles al monolingüismo triste de algunos países, pero resulta de una riqueza humana que llega a añorarse tras haberla disfrutado la conmutación, según el vecino de turno, entre cuatro o cinco lenguas, aunque la mayoría poco dominadas y recurriendo en ocasiones al habla por señas, porque la lengua del afecto está en los ojos y la sonrisa es el idioma universal de los seres inteligentes.

El lenguaje materno indudablemente es imprescindible para imprecar con prontitud, soltura y propiedad, y no existe sonido más dulce que el idioma propio, sobre todo cuando sorpresivamente se escucha en países extraños y que se agradece cuando proviene de un forastero que ha sumado su corazón a nuestro lenguaje. Ya nadie sostiene como Stalin que todas las lenguas naturales deban fundirse en un solo idioma artificial, ni que sea una muestra de patriotismo chapurrear los idiomas ajenos al materno como Queiroz, porque el valor del plurilingüismo se impone por doquier. Conviene conocer varios lenguajes para poder pensar conscientemente en el propio. Cada idioma es una visión del mundo, y el ropaje del pensamiento, que se multiplica en perspectiva con las lenguas aprendidas. ¡Gracias, idiomas del mundo!

Goethe decía que una persona posee tantas almas como idiomas comprende, y lo cierto es que el lenguaje es el árbol genealógico de una nación cuya historia se basa más que en sus gestas en dos legados patrimoniales de civilización a la humanidad: su arte y su idioma. Horrexegatik, eskerrik asko Euskara! 

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Pilotos escrupulosos

Lo más granado del más belicoso ejército del mundo, la aviación militar israelí, demuestra que dispone del arma más potente de la historia de la humanidad: Una pizca de Ética. Un grupo de 27 pilotos militares judíos, 9 en servicio activo, se niega a participar en las “ejecuciones selectivas” con ataques aéreos en las zonas palestinas de Cisjordania y Gaza. Todo esto en pleno apogeo del ciclo Bush, cuando la militarización del pensamiento político ahoga a la democracia, cuando la milicia cambia su deber de morir por la patria por guerras preventivas para aniquilar a la población enemiga, y cuando siempre hay un general dispuesto a inmolar medio planeta para ganar una estrella. Aunque probablemente, son algunos juiciosos militares profesionales quienes frenan a los impresentables “gobernantes” marciales y codiciosos.

Goethe dijo que “El hombre de acción no tiene nunca escrúpulos; sólo el contemplativo es escrupuloso”, y Unamuno creía que “Espíritu militar y sentido de justicia son dos cosas que riñen de verse juntas”, pero estos aviadores se han opuesto a cumplir misiones " ilegales e inmorales" porque provocan víctimas civiles. Serán juzgados, dados de baja y, posiblemente, encarcelados. Muchos agresivos medios de comunicación israelíes les han acusado de inmaduros, ingenuos, moralistas e, incluso, de arrogantes idealistas que abusan de su status social, porque los pilotos son muy respetados en la sociedad hebrea predestinada por la Historia a ser hija de Némesis, la diosa de la Venganza.

Ojalá que su audaz conducta y su reflexión moral puedan ofrecer un rayo de esperanza en una Tierra Santa donde el conflicto no encuentra una ruta hacia la paz. La guerra significa la destrucción del espíritu humano, y sólo acabará cuando todos nos neguemos a participar en batallas que sólo benefician a los poderosos, mientras son siempre los inocentes quienes mueren.

Gora España

Quizá sea una expresión políticamente incorrecta para muchas personas, de aquí y de allá, pero algunos pensamos que la ideología del nacionalismo democrático sería perfectamente aplicable en España.

Pero algunos pensamos que la ideología del nacionalismo democrático sería perfectamente aplicable en España. La idea de “vasquizar” España (voz que puede proceder del euskera ‘ezpaina’, pronunciado ‘españa’ y que significa labio) ya la propuso el bilbaíno Miguel de Unamuno, y la expresó poéticamente el hernanitarra Gabriel Celaya (Rafael Gabriel Juan Mugika Zelaia): “Hay que revasquizar España, iberizarla, salvarla del poder abstracto y absoluto, volver a nuestras tribus, nuestro federalismo, nuestra alegría fiera, nuestro respirar limpio, nuestro no al centralismo francés y su dominio”.

La organización administrativa cambiaría radicalmente: Respeto absoluto a la independencia de las autonomías (como entre la Comunidad Autónoma Vasca, la Comunidad Foral Navarra o Iparralde), y descentralización de las provincias (territorios históricos en el caso vasco) con haciendas (forales) independientes y el mismo peso en la elección de los gobiernos autónomos (25 diputados Araba o Bizkaia).

Esto significaría que Madrid o Cuenca contasen con el mismo número de congresistas, como sucede en el Parlamento vasco, y que en cada capital de provincia existiese una hacienda autónoma, que bien se preocuparía de recaudar impuestos y desarrollar su progreso. Destinaría una partida para gastos de la comunidad, en los contados temas coordinados a nivel de cada autonomía (policía autónoma, educación y sanidad), y un cupo para los mínimos del Estado (Corona y ejército, así como Asuntos Exteriores con participación de las autonomías).

Se reubicaría la capital administrativa fuera de grandes ciudades y sin razones históricas, quizá a Ávila (como Vitoria-Gasteiz, descartando la histórica Iruña-Pamplona, el demográfico Bilbao o el turístico Donostia). Se estimularía un pluralismo político y sindical con varios grandes partidos y sindicatos (no menos de cinco en cada caso como en la CAV), lo que inexorablemente conduciría a gobiernos más flexibles, tripartitos como mínimo. Los partidos serían bicéfalos para evitar la concentración de poder ejecutivo y político.

Se cultivaría un respeto a las lenguas, culturas, folklores y tradiciones hispánicas, o ibéricas, favoreciendo el plurilinguismo con varios idiomas oficiales. No sólo el castellano, el euskera, el catalán y/o valenciano y/o mallorquí, el gallego-portugués, el bable,… sino todos los dialectos como el andaluz o el murciano serían cuidados y mantenidos como un bien común y por la riqueza cultural que suponen (como los varios euskalkiak, los dialectos vascos como el Bizkaiera,…).

Se estrecharían lazos con las comunidades en diáspora por todo el mundo. Se aplicarían medidas que ya son efectivas en la CAV con carácter general cuyo efecto positivo es innegable: la gratuidad de la educación en centros públicos o concertados, altos porcentajes de escolarización desde un año hasta la universidad, un mayor gasto sanitario por habitante, una menor inseguridad ciudadana, un bilingüismo real de la sociedad con su lengua propia u otras, la solidaridad con el Tercer y Cuarto Mundo, un salario social extendido a todas las familias, una elevación de salarios y calidad de vida, una mejor formación continua de los trabajadores, un pacifismo militante generalizado por tanto dolor acumulado,… Y otros infinitos matices cotidianos, como los equipos deportivos propios, con jugadores autóctonos.

Creemos que todo ser humano lleva inscrito ese sentimiento que los vascos llamamos AMALUR (Ama Lurra: Madre Tierra, el amor al terruño), y que en quechua se dice Pachamama significando literalmente lo mismo. El nacionalismo es la responsabilidad de cada persona, y de cada pueblo, de cuidar su parcela del planeta Tierra, no frente a los demás, sino frente al descuido y al olvido,... ¿Alguien se apunta a desarrollar más este Proyecto apenas esbozado?
Es posible que desde Euskadi contara con muchos apoyos, y muy probablemente también desde otras nacionalidades o regiones de la península. Quizá pronto podamos oír un recíproco ¡Arriba Euskadi! (que por cierto parece que ese Arriba también fue traducción franquista del euskera Gora, en sustitución del natural Viva). ¡Gora España Askatuta! ¡Viva Euskadi Libre!

Contiene inocente

¡Reconozcámoslo! La mayoría de nosotros somos de esos que podríamos llevar en la frente una inscripción que dijese: "Precaución en su manipulación: Contiene inocente". Así que el 28 de diciembre nos coge siempre desprevenidos, porque casi todos los días nos parece que los periódicos vienen plagados de inocentadas, hasta el punto que ya nunca se sabe cuándo es el Día de los Santos Inocentes. Ahora mismo podemos leer desde que el Partido Comunista Chino ha introducido la propiedad privada en su Constitución. También parecen inocentadas que casi todos los días se programen “visitas sorpresa” encadenadas de todos los presidentes de la Coalición a Irak, con o sin pavo de plástico, o que los soldados norteamericanos ocupantes en Irak pinten graffitis en árabe en las paredes subrepticiamente durante la noche para sorprender por la mañana a los "resistentes" invadidos. Por no mencionar que los líderes sindicales Fidalgo y Méndez se codeen todos los días con la jet society de la realeza, banca, episcopado,… para evitar ser abucheados por trabajadores subcontratados en las contadas ocasiones en las que se acercan a los auténticos "lugares de trabajo".

Lo peor, con todo, no son las inocentadas, sino las "culpabladas" que han empezado a proliferar en nuestro entorno. Sin abundar en ellas para no agotar las cortas vacaciones navideñas, la última ha sido que "los catalanes son menos solidarios", dicho por la Presidenta de Madrid, siguiendo la insigne estela dejada por el Presidente de Extremadura. En resumen, que hay todavía mucho Herodes suelto con la drástica solución de matar a todas las criaturas menores de 2 años para evitar el nuevo rey anunciado por los Magos. Conviene recordar que todos los esfuerzos del cruel tirano fueron en vano, pues la profecía se cumplió ya que los progenitores del niño alcanzaron a huir avisados por un ángel.

Sólo pedimos que, a falta de pruebas en contra, nos traten como lo que somos: inocentes más que culpables. Al menos, mientras Michavilla y Acebes no instauren la "presunción de culpabilidad" genérica, y se conformen con la circunscrita a los políticos nacionalistas periféricos. Esperemos que el próximo año recuperemos un ápice de sentido común (aquel “sentido propio” que decía Unamuno). ¡Que acabe el año 2003! ¡Bienvenido, 2004!

Susurros políticos

La clase política bien podría aprender de la infancia.

Cualquier docente de Educación Infantil sabe que, cuando un problema de afonía le aqueja, sus escolares se acomodan inmediatamente y le contestan con bisbiseos a la comunicación susurrada por la maestra. No hay aula menos bulliciosa que aquella en la que la profesora apenas puede hablar. Esta lección de la escuela podría ser aprendida por la clase política.

Algunos políticos han pervertido en gran medida su acción representativa, por un exceso de engreimiento que les hace soberbios e ineficaces. La administración pública es esencial para una sociedad moderna, y su ejercicio favorece y facilita la vida de toda la ciudadanía. Pero la acción de las instituciones y de los poderes públicos, la ejercen fundamental y básicamente sus funcionarios y sus empleados. El ministro de turno no paga las pensiones, sino que éstas son recaudadas entre los trabajadores cotizantes, canalizadas por funcionarios y reintegradas a la misma ciudadanía que las proveyó. El “servicio público” funciona porque miles de educadores, sanitarios, bomberos o barrenderos trabajan diligentemente día tras día, y no por un puñado de políticos que acaparan los informativos insultándose y discutiendo entre ellos.

Complacidos dirigentes se creen salvadores (si no salvapatrias, que es peor), cuando en muchas ocasiones su aportación real al bienestar general es mínima o incluso negativa. Una precisa medida de la “inutilidad política” es el protagonismo que se auto-concede un mandatario, o la medida de lo que vocifera. La política es el arte de convencer, de negociar, de dialogar. El foro de la política se llama, no casualmente, “Parlamento”. Un político que no sepa hablar, no vale para esta noble profesión. El preclaro Unamuno sentenció: “Los hombres gritan para no oírse. Eso de que por más chillar se tenga más razón, resulta, de hecho, una tontería”.

La legislatura que ahora termina ha sido una gritona algarabía desde la insolencia despectiva de la altanería. El peor aprendizaje para un nuevo siglo de la tolerancia. Un pésimo espectáculo brindado por unos malos políticos remedando a Rudyard Kipling, en su pesimista mensaje de “Todos somos islas, gritándonos mentiras unos a otros, a través de mares de incomprensión”.

Hay dos clases de personas: Las que tienen algo que decir y las que tienen que decir algo. En la política abunda la segunda categoría, la de hombres que no tienen nada importante que decir, pero lo dicen a voces. El saber y la razón hablan; sólo la ignorancia y el error gritan. Un proverbio irlandés, válido para la política, asegura que “los suspiros llegan más lejos que los aullidos”. Las acciones de los políticos anuncian más fielmente que los bramidos su gestión: ¿qué resultados en paro, en vivienda, en seguridad, en educación, en sanidad, en solidaridad o en democracia?

Las exclamaciones deben quedar reservadas a ¡eureka, eureka!, o a ¡tierra!, propias de los descubrimiento. Señores políticos: Aprendan a hacer política sin berrear. Basta de gritos de ¡fuego!, ¡al ladrón! o ¡que viene el lobo!, para obligar al pueblo a la única opción de proferir "amén". Queremos una política inteligente, conducida desde el sosiego y el pacto, como una susurrante brisa sutil y gentil que actúe para bien… no de ustedes, sino de la comunidad.

Carácter luchador

Apasionado, una personalidad superlativa propia de emotivos, activos y secundarios.

Estimado lector o lectora: Déjeme darle dos noticias, una buena y otra mala. La mala nos la dio Schopenhauer y señala que "La personalidad de cada persona determina por anticipado la medida de su posible fortuna". La buena noticia, avalada por toda la psicología moderna, nos asegura que la personalidad de cada uno se puede transformar mediante la práctica. William James nos indicó el camino: "Siembra una acción y recogerás un hábito; siembra un hábito y recogerás un carácter; siembra un carácter y recogerás un destino".

Las tipificaciones de la personalidad humana han sido descritas desde Hipócrates, el padre de la medicina contemporáneo de Sócrates, siguiendo la concepción de Empédocles con los cuatro elementos básicos: aire, tierra, agua y fuego. Lo cierto es que, pese a su antigüedad de 24 siglos, muestra una gran similitud con la tipología moderna más empleada, desarrollada inicialmente por Heymans y Wiersma. Esta clasificación se fundamenta en que las conductas estarían determinadas por tres factores: Emotividad, Actividad y Resonancia.

La emotividad mide la repercusión anímica de cada persona ante los acontecimientos. Emotivo es quien reacciona de un modo intenso y, ocasionalmente desproporcionado, ante las situaciones, por lo que su entusiasmo desbordante y profundo, puede provocar un humor mudable o incoherente ("el corazón tiene razones que la razón no entiende"), pero también es cordial, servicial, generoso, jovial y expansivo. El no-emotivo es, por el contrario, frío, introvertido, silencioso, de pocas palabras, pero más dueño de sí y prudente.

La actividad regula la inclinación del sujeto a responder a un estímulo mediante el trabajo o la acción. Las personas activas son propensas por naturaleza a la actividad, sobre todo cuando ésta presenta dificultades, por lo que si bien pueden ser testarudas, individualistas e imprudentes, al mismo tiempo son más constantes, emprendedoras, hábiles y alegres. Los no-activos son más calmados y conciliadores, pero fáciles al desaliento, temerosos de lo difícil y propensos a relegar o delegar sus propias obligaciones.

La resonancia valora la duración del efecto que un acontecimiento provoca en cada persona. En los primarios, con poca resonancia, las impresiones tienen un efecto directo e inmediato, pero pasan rápidamente y viven más del presente siendo volubles, impulsivos, de reacciones breves y superficiales, lo que determina que sean poco rencorosos. Secundario es el individuo con mayor resonancia, con impresiones duraderas y prolongadas, que vive más del pasado, pudiendo ser resentido y obstinado en sus ideas, pero simultáneamente más constante, metódico y coherente.

La combinación de estas tres variables da lugar a ocho biotipos: apasionado (E-A-S), colérico (E-A-P), sentimental (E-nA-S), nervioso (E-nA-P), flemático (nE-A-S), sanguíneo (nE-A-P), apático (nE-nA-S) y amorfo (nE-nA-P). Pero hemos de distinguir entre temperamento y carácter. El temperamento o la idiosincrasia es el conjunto de tendencias y dotes que nos da la naturaleza al nacer, siendo el carácter o la personalidad el sistema de cualidades que desarrollamos sobre la base del temperamento original y con las vivencias del proceso educativo y existencial. Jung indicó que "La personalidad es la realización suprema de la idiosincrasia de una persona. Es un acto de elevado coraje arrojado a la cara de la vida".

Un buen consejo dice: Conócete, acéptate y supérate. Por ello, quizá el primer paso sea reconocer el temperamento propio, y luego preferir el apasionamiento como carácter elegido, porque otorga una ventaja tangible a quienes optan por desplegar su emotividad, su actividad y su resonancia. Nervo señaló que "la pasión es una fuerza cósmica, como la gravitación" y Balzac juzgó que "la pasión y sus manifestaciones son la base de la humanidad". Dos sentencias finales de dos enérgicos entusiastas. De Miguel Unamuno "sólo los apasionados llevan a cabo obras verdaderamente duraderas y fecundas" y de José Martí "los apasionados son los primogénitos del mundo".

Muerte al inteligente

En EE.UU. parece reeditarse el exabrupto de Millán-Astray frente a Unamuno: ¡Abajo la inteligencia! ¡Viva la muerte!

El condenado a muerte, Daryl R. Atkins, evitó la inyección letal hace tres años porque su sentencia quedó suspendida por el Tribunal Supremo norteamericano al establecer la prohibición de ejecutar a reclusos cuyo coeficiente intelectual (CI) corresponda a la categoría de retrasado mental. Su célebre dictamen estableció que la ejecución de “retrasados” es inconstitucional, porque atenta contra la Octava Enmienda, que prohíbe los "castigos crueles" (sic). No se pronunciaron sobre la crueldad de la ejecución de los “normales”. Al menos, se creó una jurisprudencia de salvaguarda para “los deficientes” en esta extraña democracia que mantiene la pena de muerte en algunos Estados.

En 1998 Atkins sólo obtuvo un cociente intelectual de 59, siendo el promedio de la población 100 y estando fijado en 70 el umbral del retraso mental en el Estado de Virginia. Daryl, a quien en sus 27 años de existencia ni su familia, ni la educación recibida, ni el Estado lograron desarrollar su inteligencia, ahora parece que se ha “espabilado” por el trato con sus abogados para luchar por su vida. En su última evaluación ha alcanzado –desgraciadamente- un CI de 76. Haber llegado a ser “tonto estadístico”, pero no “retrasado”, le puede llevar finalmente a ser “matado legalmente” según el inhumano sistema judicial virginiano.

El psiquiatra forense encargado del caso, Evan S. Nelson, declaró el pasado noviembre que el convicto "Atkins recibió más estímulo intelectual en la prisión que durante toda su infancia y adolescencia, incluyendo las capacidades académicas teóricamente obligatorias de lectura y escritura, así como la competencia para aprender conceptos legales abstractos en su comunicación con los profesionales del Derecho que le defendieron”.

El disparate legal es inconmensurable: Establece una retroactividad para quien era un manifiesto “deficiente mental” cuando cometió su crimen. Se le condena a morir,… o a no progresar jamás en su vida, a pesar de haberse demostrado que podía hacerlo y que nadie se preocupó de él antes de iniciar su carrera criminal. Resulta bochornoso para todo el autodenominado “Primer Mundo” que, en el supuesto país líder mundial, las insuficiencias e ineficiencias de todo el gigantesco sistema social, en su escala familiar, educativa, sanitaria y de seguridad, la paga una víctima, que a su vez causó otra muerte aún más inocente.

Ancora imparo

Ancora Imparo
Frase atribuida a Miguel Ángel Buonarroti a la edad de 87 años, que significa “todavía sigo aprendiendo”.

"El artista de todos los tiempos", símbolo del Renacimiento, fue un insigne arquitecto, escultor y pintor. Su legado inmortal incluye obras maestras como la cúpula de la Basílica de San Pedro, las colosales estatuas de David (4.34 metros altura), Moisés y La Piedad (realizada antes de cumplir 25 años), o las sublimes pinturas en la bóveda de la Capilla Sixtina (creando una obra de arte sin precedentes que cambiaría el curso del arte occidental, con la Creación de Adán, el Juicio Final,…).

Dos años antes de su muerte en Roma el 18 de Febrero de 1564, Miguel Ángel confesaba que sentía "las eternas manos de la muerte que me agarran por el manto". Sus propias manos, temblorosas y agotadas por el continuo cincelar, ya no le obedecían. Pero su espíritu seguía incólume. Cuando fue elogiado por su trabajo en la Capilla Sixtina, rechazó la alabanza con la respuesta propia de su genio: “¡Todavía estoy aprendiendo!”.

Éste lema, y la grandeza de su axiología subyacente, merece que conservemos en bronce tanta sabiduría condensada en dos palabras. Todos podemos seguir aprendiendo día a día. Ejercitemos la divisa: “Aún aprendo”. Cada jornada dediquemos un rato a pensar, a escuchar o a leer algo que valga la pena: un libro, un periódico, una carta al director, un blog,…

El pensamiento de Sócrates, que resumía la humildad de los sabios como Miguel Ángel, se repite en el encabezamiento de un sobrio poema de Miguel Unamuno: “Sólo sé, que no sé nada; / los demás no saben más; / sólo sé que la jornada, / va sin rumbo ni compás. / Sólo sé que nuestra herida, / que mata, es un no sé qué; / sólo sé que el alma henchida / vive no de agua, de sed”.

El longevo violonchelista Pau Casals, ante la pregunta de por qué con 85 años seguía ensayando cuatro o cinco horas diarias, su respuesta fue insigne: "Porque tengo la impresión de que estoy haciendo progresos". El audaz Henry Ford siempre recalcaba: “Quien detiene su formación se convierte en anciano, sea a los veinte o a los ochenta años. Quien sigue aprendiendo se mantiene joven por siempre”. Ojalá nunca se agote nuestra sed de saber.

Ancora imparo. I am still learning.

Te recuerdo joven

Un consejo para la juventud, quizá en desacuerdo con la tendencia actual, sobre la conveniencia de hallar pronto el amor.
 

Hace unos días, conversando con una familiar con padres nonagenarios, discrepábamos sobre cómo recordamos a nuestros mayores. Ella se lamentaba de la última etapa vital, ahora tan extendida y -en muchas ocasiones- con dependencia total durante muchos años. Concluía que uno de los peores efectos es que terminamos recordando a nuestros antecesores sólo en su última fase, olvidando cómo eran de jóvenes o en su madurez. 

Para alguien como yo, que perdió a su madre siendo un niño, el desacuerdo no podía ser mayor. Ciertamente que con nuestros abuelos o bisabuelos, a quienes sólo hemos conocido en su ancianidad, su memoria nos evoca únicamente sus últimos años. Pero de mis padres, recuerdo con precisión todo el recorrido que he podido compartir con ellos, desde que mis dos hermanos y yo éramos niños. De todas las reminiscencias paternas me quedo con una de las más tempranas, cuando nos cobijábamos bajo su amplia gabardina al caminar bajo la lluvia hacia la parada del trolebús número 4 en el Arenal bilbaíno. De las remembranzas maternas, prefiero aquélla de cuando, siendo muy pequeños, nos llevaba de la mano desde nuestra casa en Indautxu al Colegio de los Escolapios. 

Ahora, para nuestros hijos jóvenes saliendo de la adolescencia, el consejo de mi esposa Carmen y el mío propio es que encuentren a su amor definitivo lo antes posible, para convivir desde sus mejores edades con la persona que elijan. Anoche, cuando nos quedamos “de novios” por unas horas sin hijos, al despedirse el menor para ir a estudiar lejos y esperar a su hermana que venía de trabajar en el extranjero, nos sorprendió una exuberante tormenta nocturna a las tres de la madrugada. Carmen y yo salimos a recoger los enseres del patio, y nos quedamos a sentir el efecto del aguacero. La observé, mientras ella miraba por una ventana enrejada, y vi exactamente a la misma muchacha de 18 años que era cuando la conocí, a pesar de que median 32 años desde aquel verano. 

Ella me devolvió la mirada, con la misma complicidad y el mismo encanto. No sé cuánto más viviremos, no sé cómo seremos cuando uno de los dos muera; sólo sé que ella para mí siempre será la misma chica que encontré allá por 1973 en San Miguel de Basauri, la misma con la que me casé en agosto del 1977 cuando sólo éramos dos jóvenes de 22 (ella) y 24 años, y la misma que era cuando tuvimos a nuestros hijos. Te recuerdo joven, Carmen; siempre, porque no ha cambiado nuestro amor. 

Y a ti, lector o lectora, joven o no tan joven, te recuerdo que la felicidad está construida con dulces recuerdos y bellas esperanzas. Que nunca te falten ni unas, ni otros. Además, Unamuno advertía que “con maderas de recuerdos armamos las esperanzas”. Este verano (re)encuentra a tu amor o, al menos, colecciona recuerdos felices y construye grandes esperanzas, que son la base del equilibrio personal y la pértiga para superar las dificultades presentes y futuras.

Diario subsidiario

©Mikel Agirregabiria¿No sería mejor escribir cada día una crónica de lo que pudo ser, pero no fue? Optemos en lugar del consabido diario-testimonio por un prometedor diario-testamento.

Si descartamos a las memorias autobiográficas, escritas al final de la vida de alguna personalidad, existen dos tipos de “diarios personales”: I) Los diarios íntimos que escriben personas anónimas, destinados a su lectura futura por un circuito reducido compuesto por el mismo autor y, quizá, por gente próxima de su entorno de familiares o amigos. II) Los diarios históricos, que provienen de los primeros cuando alcanzan suficiente valor literario, fundamentalmente por ser testimonios relevantes de una época, como el “Diario de Ana Frank”.

Como sugerencia, proponemos un tercer tipo adicional de “Diario Alternativo”, que podría ser de gran ayuda en nuestra vida para aprender de nuestros frecuentes errores. Recogería cotidianamente las disyuntivas a nuestro comportamiento, en aquellas acciones o actitudes que fueron mejorables. Escribiríamos en dos columnas: A la izquierda, lo que hicimos, bajo el título de "Pasado"; a la derecha, lo que pudimos haber hecho de modo superior, bajo el epígrafe de “Futuro”. Por ejemplo: “Ayer, en una comida con personas relevantes me saludó un viejo amigo, a quien no le presté toda la atención que merece. // De hoy en adelante, dedicaré a mis buenos amigos toda la cortesía debida y les presentaré con todos sus méritos ante los interlocutores con quienes coincidamos”.

Así venceríamos el riesgo que predecía el escritor Ambrose Bierce: “Un diario íntimo es la relación cotidiana de la parte de nuestra existencia que podemos contamos sin enrojecer”. Como sugirió el dramaturgo George Bernard Shaw: “Algunas personas ven las cosas como son, y se preguntan: ¿Por qué? Yo sueño cosas que nunca fueron, y me pregunto: ¿Por qué no?”.

El mundo puede cambiar,… con la premisa de que “Alguien tiene que hacerlo. ¿Por qué tú? Alguien tiene que hacerlo. ¿Por qué no yo?“, como apuntó Miguel de Unamuno. Si nos ponemos en el lugar de los otros, veremos que a nosotros no nos gustaría que nos hiciesen lo que hacemos ocasionalmente, pero casi todos los días. La famosa diva Tallulah Brockman Bankhead decía que “las muchachas buenas son las que escriben diarios personales; las malas nunca tienen tiempo”. La mayoría diariamente incurrimos en errores que podemos corregir con un “diario subsidiario”, que será tanto más breve cuantos menos desaciertos cometamos. El sabio pacifista Mahatma Gandhi sugería: “La gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no el corazón?”.

Versión final en: http://mikel.agirregabiria.net/2005/subsidiario.htm

Convencer, seducir o amedrentar

En las campañas electorales las candidaturas prefieren argumentar y persuadir, pero si todo falla recurren a atemorizar.

Nos tememos que las dos estrategias básicas para mover a la gente, son las mismas que para aguijonear a los burros: palo y zanahoria. Por ser justos, a las personas nos agrada más convencer y persuadir a nuestros congéneres con buenas razones y emociones, que obligarles a actuar por temor o miedo. Las campañas y motivos electorales recurren a complejos procedimientos y soluciones que combinan los argumentos para convencer, las sensaciones para cautivar y los recelos para amenazar. En definitiva se trata de atraer hacia lo propio, con argumentaciones y pasiones, al tiempo que se repele lo ajeno con inquietudes y sospechas.

La política puede ser una ciencia y debe ser un arte. Y, según Susan Sontag, el arte es seducción, no rapto. Los motivos positivos, los que atraen hacia una opción política, son siempre superiores a los alegatos negativos, que pretenden movilizar por la espantada de lo otro. Una ventaja obvia es que al huir de otro partido desacreditado, puede que los electores no acudan hacia el denunciante; mientras que una llamada de afinidad logra directamente que los votos caigan en el saco propio.

El mismo Ortega y Gasset advirtió: “Es penoso observar que desde hace muchos años, en el periódico, en el sermón y, en el mitin, se renuncia desde luego a convencer al infiel y se habla sólo al parroquiano ya convicto”. Siglos antes, Antoine Tournier señaló que “Los partidos discuten, no tanto para convencerse, como para decirse mutuamente cosas desagradables”. Décadas después, en pleno siglo XXI, todavía abundan los partidos políticos que abusan de la intimidación, introduciendo un exceso de escepticismo y desconfianza en el electorado.

Un buen indicador de la fortaleza de una candidatura política es medir el grado de afirmación de su programa, sopesar la valoración positiva que hace de su opción y evitar la confrontación o negación de sus alternativas partidistas. Miguel de Unamuno reconoció que “A un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse; cuando creemos haberle dado una idea nueva, si la recibe, es que se la hemos sacado de las entrañas de su propio pensamiento, donde la tenía sin darse él mismo cuenta de ella”. El mismo William Shakespeare declaraba que “El amor no prospera en corazones que se amedrentan de las sombras”.

La verdadera gloria estriba en convencer, más que en vencer. Por eso, no se empieza a perseguir sino cuando se desespera de convencer. Algunos partidos, intuyendo que no pueden llegar a conquistar nuevas cotas de electorado, proclaman manifiestamente su impotencia apelando al “mensaje del miedo”, esto es, a señalar que los otros son peores que ellos. Es su perdición. Alejandro Dumas apuntó que “Es inútil combatir las opiniones ajenas; a veces se logra vencer en una discusión a otros, pero a convencerlos, jamás. Las opiniones son como los clavos: cuanto más se las golpea, más profundamente penetran”.

Elijamos partidos políticos que hablan de su programa, sin menospreciar o descalificar a los demás. La seducción es un reto a la inteligencia y a los sentidos. Prefiramos candidatos inteligentes que nos convenzan, que nos persuadan por sí mismos, no por repulsión de los demás. Optemos por la mejor de las candidaturas, no por aquellas que se presentan como la menos mala.
La opción óptima es la que no trata de imponerse a sus adversarios, ni siquiera de convencerles de que están instalados en el error, sino de unirse a ellos para buscar conjuntamente mediante el diálogo una verdad más elevada y compartida. Sólo así, bajo el liderazgo de los mejores líderes, lograremos la paz, la superación del conflicto vasco, la democracia, el bienestar y la justicia social que la ciudadanía de Euskadi se merece.