Goethe dijo que “El hombre de acción no tiene nunca escrúpulos; sólo el contemplativo es escrupuloso”, y Unamuno creía que “Espíritu militar y sentido de justicia son dos cosas que riñen de verse juntas”, pero estos aviadores se han opuesto a cumplir misiones " ilegales e inmorales" porque provocan víctimas civiles. Serán juzgados, dados de baja y, posiblemente, encarcelados. Muchos agresivos medios de comunicación israelíes les han acusado de inmaduros, ingenuos, moralistas e, incluso, de arrogantes idealistas que abusan de su status social, porque los pilotos son muy respetados en la sociedad hebrea predestinada por la Historia a ser hija de Némesis, la diosa de la Venganza.
Ojalá que su audaz conducta y su reflexión moral puedan ofrecer un rayo de esperanza en una Tierra Santa donde el conflicto no encuentra una ruta hacia la paz. La guerra significa la destrucción del espíritu humano, y sólo acabará cuando todos nos neguemos a participar en batallas que sólo benefician a los poderosos, mientras son siempre los inocentes quienes mueren.
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