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Alicante en junio... de 2021

Hemos llegado antes que los socorristas
Por primera vez hemos llegado antes del 40 de mayo, o 10 de junio, incluso antes de que los socorristas de la playa de Mil Palmeras comiencen su trabajo. Aquí y ahora se cumple el deseo que expresó Jonathan Swift entre otras muchas citas¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!” Foto inicial de la instalación de su puesto de vigilancia.

Primer descubrimiento, que ya sospechábamos, pero que nunca pudimos verificar: Lo mejor de Julio es Junio, como lo mejor de Agosto es Septiembre. Quizá porque lo mejor del verano es la primavera final o el otoño inicial. Elegir los meses es un privilegio de los jubilados,... o de los teletrabajadores de verdad, al 100%.  

Desde esta fecha, la de quitarse el sayo, el agua tanto del mar como de la piscina superan los 22º grados y el baño prolongado es perfectamente factible. Como todos los años, las actividades y propuestas son tantas, que ni hemos encendido la televisión aún, no sabemos ni siquiera si funciona. Pero lo excepcional es que tampoco hemos arrancado los aparatos de aire acondicionado, ni de día ni de noche. Los ventiladores, sí. 
Naturaleza muy cercana
Será por el mes de llegada, quizá acentuado por la falta de residentes y visitantes de turismo, pero la naturaleza se ha aproximado a nuestros hogares más que nunca. Gorriones que se acercan hasta el plato, ardillas que ya no se esconden y gaviotas que casi chocan con nuestras cabezas sobre la playa.

Lo mejor de la #AlicanTerapia es que las horas y los días pasan sin que nos demos cuenta, ya es el mediodía, ya es la noche, ya es el amanecer del día siguiente,... Cada una de las actividades rutinarias son igualmente placenteras: El despacioso desayuno, el baño en el mar y en la piscina, la comida a ser posible con amistades, la sobremesa para el recuerdo, la siesta sin prisa, el paseo vespertino, la cena en compañía, el anochecer de cielos sorprendentes,... 

Prohibido fumar, por la pandemia pero ojalá siga así para siempre
Centros comerciales como La Zenia Boulevard donde, al fin, se prohíbe fumar. Por supuesto, ni la normativa ni el civismo ha llegado a tanto, pero la pandemia puede que nos vaya acostumbrando.
Símbolo de una época
El signo de la COVID-19 en una etapa se vacunación,... Ya podemos comer y cenar en restaurantes y las mascarillas se cuelgan de donde se puede, como de los sujeta-manteles. Y esas cenas con sol declinante son una maravilla.

Slow TV: Una terapia de sosiego desde la propia televisión

Siete horas y cuarto de viaje en tren desde Bergen a Honefoss

Slow TV es un recurso audiovisual que consiste en emitir durante horas, en todo su devenir segundo a segundo, un proceso conocido, que nos lleva a entender el ritmo natural de lo que nos rodea. Resulta placentero porque nos recuerda, y parece que es necesario, que la vida se despliega a nuestro alrededor a velocidades asimilables. 

Fue socialmente descubierta en Noruega, donde sus televidentes llevan tiempo enganchados a la Slow TV. Hacia el año 2000 en su televisión pública noruega, la NRK, y en la que los espectadores ven maratones de horas y horas de duración de streamings de cosas de lo más mundanas. Y les encanta.
Este elogio a la lentitud, en la era Internet, parece actuar como un lenitivo hipnótico que aplaca ansiedades, viendo -por ejemplo- cómo pájaros y ardillas se acercan a un comedero. O una simple fogata que va apagándose, crepitando durante tres horas, junto a un arroyo.
Además de cámaras en el frontal de trenes (en paisajes nórdicos o urbanos como Taiwan) o ferries navagando entre fiordos, en ocasiones basta una cámara fija para emitir en continuo y en directo desde un lugar paradisíaco como una playa del Caribe (vídeo sobre este párrafo), una caudalosa cascada o un nido de águilas,... 

Las webcams de servicios como SlyLine también ofrecen muchos lugares en todos los continentes para aburrirnos mientras nos sosegamos viendo qué pasa por ahí,... observando, cuando aparecen, elefantes, jirafas, búfalos, cebras, leopardos y otros animales en vivo por las sabanas de Kenia,... Recomendado, con muchas ubicaciones en España (aunque ninguna en el País Vasco, curiosamente).

También hay casi 700 relajantes paseos a  pie en esta plataforma: Video Walks Around the World.
Otro caso más cercano: 'El viaje', que siguió el recorrido del Canfranero (desde Zaragoza hasta la vieja estación de Canfranc), en un programa de la televisión autonómica de Aragón TV.

Prohibir todas las mascotas

Quizá sea una opinión futurista (y por ello arriesgada en este momento donde cuatro de cada diez hogares mantienen mascotas), pero quizá habría que prohibir TODAS LAS MASCOTAS en casas particulares de ciudades, por vivir de un modo muy alejado a su entorno natural. 

Ya se está extendiendo el concepto del "mascotismo ilegal" (como el de la imagen adjuntada) cuando se trata de animales salvajes autóctonos y exóticos, pero la domesticación aviar, perruna o gatuna de extrañas razas se parece mucho. Pero vamos a argumentar someramente la idea propuesta. 

Pensemos que los espectáculos de circo con animales, o la misma tauromaquia, parecían aceptables (y siguen siendo) legales y habituales, aunque crece constante e imparablemente la oposición a estas formas de esclavitud de animales, seres vivos con todos sus derechos (si bien no humanos, que conste). Sorprende incluso que muchas de las personas "amantes de las mascotas" sean las primeras y más vehementes detractoras de estos anacronismos,... sin reparar que en su mismo domicilio retienen mascotas en circunstancias semejantes.

Los absurdos argumentos taurinos de "no criaríamos toros de raza, si no fuese para lidiarlos", o de los cazadores (otra reminiscencia injustificable) de "no habría cotos de caza, si no fuese para disparar",... desmotan la habitual y recurrente justificación de la cría masiva de mascotas. 

Sin querer abundar -para evitar más ataques- en las razones psico y sociológicas que nos han llevado a las sociedades del primer mundo a esta (casi) dependencia de los animales de compañía (¡qué terrible dilema el preferir la compañía animal a la humana!), en la ingente inversión económica (privada y pública), en las indicaciones médicas en pro de la salud humana (y animal), en los riesgos medioambientales, o en la desaforada deriva de demandas que rozan lo demente ("hemos de adaptar la ciudad a las mascotas", cuando quizá las mascotas en su versión original no quieran para nada vivir en ciudades,... como también los preferirían muchos seres humanos), concluiríamos solicitando si no hemos de revisar nuestros criterios éticos y sociales sobre la misma existencia de mascotas.

Nos encanta la fauna, pero libre, especialmente de mirlos, ardillas, liebres,...

Naturaleza en Pilar de la Horadada

gaviota
Mil Palmeras es un rincón de la costa mediterránea donde aún se puede ver fauna natural, no esos domesticados animales - mascotas que han perdido su esencia natural en su fallido proceso de humanización... Gaviotas (arriba una y muchas más), mirlos, golondrinas, lavanderas blancas (motacillas alba), gorriones, flamencos, ardillas, toros (en estatua), niños (como Sergio con Carmen),...
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Sergio (nuestro entrenador de abuelos) con Carmen.

Golf, gatos y ardillas en Alicante

2009-12 Parcialmente recuperado el post (2021-10-06)
Excursión por San Miguel de Salinas y Mil Palmeras (Pilar de la Horadada). Pronto muchas más fotos y con mayor definición.

Haiku de despedida...

Haiku de despedida... de unas vacaciones de Semana Santa con una rosa
Vida efímera:
un descontar de soles...
con fantasía.

[Fotos de ayer para acompañar al haiku. Arriba, una rosa de las que cultiva y cuida Carlos Herrera Córdoba, y abajo el país de las ardillas junto a la piscina.]

Nada y Mucho

Una receta aprendida en un día de verano cuando el tiempo corre muy rápido.

El día comenzó extraño. Una ardilla, con el mismo increíble descaro de los gorriones y los gatos, se coló en nuestro pequeño jardín-patio, se paseó entre dos ficus y se quedó casi una hora descansando y mirándonos con curiosidad antes de escapar.

Luego en la piscina recordé súbitamente una melodía y dos titulares. Nadaba en mi particular estilo braza, modalidad rompehielos, para evitar que las briznas de hierba que flotaban sobre el agua fuesen mi primera ensalada sin aliñar. Me sentí dichoso, como uno más de "los esclavos felices”. Evoqué la obertura de dicha ópera, del célebre bilbaíno Juan Crisóstomo de Arriaga, nacido hace casi dos siglos en la calle Somera donde tantas veces jugué en mi infancia.

El malogrado "Mozart vasco" la compuso cuando sólo tenía 13 años. Moriría prematuramente en París sin haber cumplido los 20 años. Su primera obra la tituló "Ensayo de Octeto". Se la entregó para que la juzgara a José Luis de Torres, que anotó en la primera página de la partitura "Nada y Mucho", indicando que no valía demasiado en sí, pero que significaba mucho que un niño de 11 años la compusiera.

Con el paso de los años he aprendido la vida es eso: "Nada y todo". Un autor de éxito, Martín Seligman, redescubre en su último libro de autoayuda “La felicidad auténtica”, el nombre y la vieja receta de Aristóteles (eudaimonia). Resume la plenitud sentida ejerciendo nuestras capacidades como "mi perro que corre y persigue ardillas, luego existe”. Concluye que la felicidad consiste en poner nuestros talentos personales (aunque sean escasos como en mi caso) al servicio de una causa más grande que uno mismo, para dar sentido a la vida.

Muchos sabios aconsejan hacer diariamente por lo menos una cosa que nos desagrade. Dicen que así se hace la vida más provechosa y significativa. Yo, modestamente, me permito recomendar que también hagamos una cosa que nos agrade: así valdrá la pena vivirla. ¡Eso es lo que he aprendido en una vida que duplica la de Arriaga! He aprendido... que todo lo que una persona necesita es una mano que sostener y un corazón que entender. He aprendido... que el dinero no compra la felicidad. He aprendido... que es el amor y no el tiempo el que cura todas las heridas. He aprendido... que esas pequeñas cosas que suceden diariamente, son las que hacen fascinante cualquier vida. Sigo nadando, pero los hierbajos ya no me incomodan.

Camino canino

¿Alguien conoce a un perro infeliz? No existe, puede estar cansado o envejecido, pero un chucho es un ser alegre y los humanos podemos aprender el método perruno hacia la felicidad. Se ha demostrado que las personas que desarrollan los patrones característicos de la gente feliz, son efectivamente más dichosos. Veamos cuatro recetas de filosofía canina.

1º Un perro salta y juega diariamente, nunca deja pasar la oportunidad de salir a pasear y se alegra con el simple placer de una caminata. El camino de la felicidad pasa necesariamente por el mundo de la acción. Las personas felices llenan sus vidas de actividad en compañía de otros, en tareas que les parecen agradables que suelen ser significativas, no individuales, gratuitas y con algún esfuerzo físico. Las personas radiantes saben apreciar la felicidad, con esas pequeñas alegrías que diariamente brinda la vida si se observa con intuición y sensibilidad. Los más dichosos saborean el presente, sin fijar su atención en los pesares del pasado o en las incertidumbres del futuro, y parecen extraer el máximo placer a las oportunidades cotidianas. La felicidad se encuentra más fácilmente en el aquí y en el ahora.

2º Un can se mantiene siempre alerta, pero tranquilo y sin angustia. No se entristece ni guarda rencor, aunque sea censurado y en esos casos corre a refugiarse entre sus amigos. De evitar disgustos se compone la felicidad. La gente feliz se agobia poco, porque la inquietud o la inseguridad conducen a la desdicha. La mayoría de las incertidumbres no se cumplen, pero estas fútiles preocupaciones pueden superar nuestra capacidad de control. Debemos distinguir entre ansiedad y planificación, de modo que, con organización adecuada e inquietud mínima, superemos los sentimientos negativos. Una mentalidad positiva es quizá el rasgo más característico de la gente feliz, porque el bienestar queda determinado por el tipo de pensamiento que ocupa nuestra mente. El optimismo es una interpretación favorable de los acontecimientos, con una actitud que se centra en los aspectos positivos de lo que acontece. La ilusión es una predicción que se auto-realiza, favorecida por creencias del tipo "voy a ser feliz, ocurra lo que ocurra". Sean cuáles sean las circunstancias, la interpretación no es necesariamente dictada por la situación. Siempre somos potencialmente libres para escoger hasta qué punto vamos a ser felices. Y en los momentos difíciles recurramos a la familia y a los amigos.

3º Un chucho trota para saludar a cualquier conocido, dando alegría y dejando que le acaricien, siendo leal siempre. Del mismo modo que no tenemos derecho a malgastar riqueza sin producirla, tampoco lo tenemos a consumir felicidad sin generarla. Para los humanos una vida social satisfactoria es el mejor factor de felicidad. La mayor repercusión de esa vida en común se refiere a relaciones cercanas e íntimas, pero también contribuyen manifiestamente nuestras relaciones sociales. Un alto grado de participación, tanto a nivel formal (organizaciones, asociaciones,...) como a nivel informal (familia extensa, amigos, vecinos, colegas,...), contribuye a crear sentimientos de satisfacción, de pertenencia que se suman a su sensación general de felicidad. Además del optimismo, otro rasgo de personalidad frecuente en la gente feliz es la extroversión que se cultiva sonriendo y simpatizando con los demás. La continuidad y la lealtad afianzan las interacciones sociales y nos transportan a la felicidad.

4º Un perro nunca pretende ser algo que no es, ni aspira a metas inalcanzables. El placer puede basarse en la ilusión, pero la felicidad descansa en la verdad. Las personas felices son auténticas, naturales, espontáneas, sinceras, honestas, expresivas, abiertas,… Ser uno mismo sólo ofrece ventajas: hace más cómoda y fácil la vida diaria, y permite hallar gente que pueda amarnos "tal como somos". Nuestro grado de felicidad en la vida no descansa únicamente en lo ocurrido, sino también en lo anticipado. Es conveniente adecuar correctamente las expectativas, tanto aspiraciones cotidianas como ambiciones a largo plazo. Pretensiones demasiado elevadas rara vez se cumplen y desembocan en la decepción; en cambio, expectativas moderadas conducen a una satisfacción mayor de la prevista. Las desilusiones y las satisfacciones poseen un efecto acumulativo, por lo que conviene alcanzar conquistas parciales. El “gran triunfo” incide menos de lo que se piensa en la felicidad. Se piensa equivocadamente que la felicidad es el resultado de una vida exitosa y, dado que solamente tras años de sacrificio y suerte podría tardíamente alcanzarse, muchos quedan a la espera de que esa apoteosis final se cumpla. Los dichosos no caen en esa trampa; no esperan en absoluto la oportunidad de ser felices, sino que consideran que la felicidad es “el viaje más que la meta”.

Existe una ecuación prometedora de dos expertos británicos, Carol Rothwell y Pete Cohen: F = P + 5E + 3A. F es la felicidad, P corresponde a Personal (actitud, adaptabilidad y flexibilidad); E para Existencia (salud, amistades y estabilidad) y A representa Alta (autoestima, expectativas y esperanzas). Otros preferimos sintetizar la felicidad en tres niveles perrunos: 1) Tratemos de llenar la vida de pequeñas alegrías, compartiéndolas y recordándolas con los demás (como un Schnauzer vivo, valiente y afectuoso). 2) Conozcamos nuestras propias virtudes y facultades, reconstruyendo nuestra vida para ponerlas en práctica al máximo (un terrier diría: “corro y persigo ardillas, luego existo”). 3) Pongamos nuestros talentos personales al servicio de una causa más grande que nosotros mismos, para dar sentido y trascendencia a nuestra propia vida (un San Bernardo busca entre las nieves un amo a quien servir).