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La tiranía de las minorías... exhibicionistas

Tocqueville advirtió del peligro de la "tiranía de las mayorías", pero más recientemente Alain Minc o Alain Finkielkraut alertan de la “intolerancia de las minorías”. En el fondo, toda hegemonía procede de alguna minoría oligárquica,... porque a la mayoría no le beneficia ninguna dictadura.
Actualmente parece que vivimos bajo la tiranía de algunas minorías, con el auxilio de una legislación inoperante. Un simple ejemplo: La minoría de la nicotina se ha adueñado de las cafeterías y las ha convertido en fumaderos, quizá como último reducto, pero desalojando a la mayoría no fumadora.
Mejor no seguir con casos más graves, como los pésimos ejemplos exhibidos en los medios de comunicación. Como esos chiflados, a cual más extravagante y grotesco, que llevan a los reality-shows para pretender demostrar que lo más absurdo es normal. Por no citar a cuatro gamberros o violentos, que quieren señalarse como referentes reivindicativos de una universidad o de toda una comunidad.
La mayoría amamos, respetamos y pertenecemos a distintas minorías. Creemos en el derecho a la minoría en todos los ámbitos sociales, políticos, étnicos o lúdicos. Pero las minorías, y las mayorías obviamente, deben cumplir con todas las normas generales de convivencia. Si hay que llevar al perro atado no vale que nunca haya atacado,... y así sucesivamente. Las aficiones o las opiniones, minoritarias o mayoritarias, pueden compartirse o no, pero jamás se imponen a los demás.
[La foto propia muestra un incumplimiento continuo de una norma general, que muestra cómo la minoría de propietarios de mascotas se adueñan de calles, jardines y playas.]

La tierra la heredarán... las mascotas

Jesucristo anunció que la tierra la poseerían "los mansos y los humildes de corazón". Mahoma señaló que la heredarían "sus siervos virtuosos". Muchos pensaban que todo lo que vemos, lo recibirían nuestros hijos y nietos.

Tras un día completo en tres aeropuertos, donde no se escuchaban lloros de bebé, pero sí aullidos, maullidos y gorjeos, pensamos que serán las mascotas quienes nos sustituyan. No se veían niños, pero abundan perros, gatos y hasta pájaros. ¿Acaso hay algo más disparatado que un papagayo enjaulado volando en aeroplano o una aerolínea exclusiva para mascotas como Pet Airways?

Quizá sea que volar y tener familia es incompatible, lo que significaría que se ha de optar entre retoños o viajes. Peor es que parece que, entre quienes vuelan, el cuidado se destina más a mascotas que hacia hijos. Las únicas personas dependientes estaban bajo el cuidado de personal profesional del aeropuerto, que les transportaban en sillas de ruedas.

Cuando la “guerra fría” estaba álgida se nos insinuó que las cucarachas serían las últimas habitantes de la Tierra. Quizá las mascotas sean el eslabón perdido de la… evolución regresión.

Julio: ¿Mes de la esterilización?


¿Tan mal estamos? Foto de un día reciente (fácil adivinanza: ¿cómo era, soleado o lluvioso?). ¡Ah, visto con detalle hablaba de... mascotas!

Mi animal preferido

Hay quienes buscan mascotas, pero quienes amamos la libertad sólo admiramos a los celestiales pájaros.

Todos, cuando éramos niños, observábamos el vuelo del colibrí con envidia. Pensábamos que si el ruiseñor sabe volar, ¿por qué nosotros no? Además, los pájaros siempre parecen contentos y cantan, pero no cantan porque sean felices, sino que son felices porque cantan. Las gaviotas se contentan con ser pájaros, no quieren ser nubes. Intuyen que de oro sólo son las celdas, y que si engarzan en plata sus alas, nunca más volarán hacia las alturas.

Los pájaros son dichosos, mientras trabajan. Dios provee a cada ave con alimento, pero no se lo lleva hasta el nido. Lo que más diferencia a los hombres de los pájaros es que éstos dejan intacto el paisaje cuando construyen su hogar. Tampoco se engañan, más de dos días, con los espantapájaros; al tercer día, se posan y deponen sobre los monigotes. Las volátiles puede que ignoren las leyes físicas por las que vuelan, pero se saben más que artefactos funcionando bajo leyes mecánicas. Comprenden que las esperanzas sostienen las almas, como si fuesen alas.

Imitemos a los navegantes que estudiaron a las especies de aves. Así sabían que los cuervos marinos son signo de que la tierra firme está cerca, o que el infalible petrel blanco indica la presencia de témpanos. Para observar a los pájaros, es preciso silencio, quedarse quieto y esperar. Entre las aves, existe gran diversidad, desde águilas a pingüinos, desde avestruces a los pájaros mosca. Están las viajeras, que según su plumaje se unen en bandadas, pero también las sedentarias, que prefieren una estancia más limitada. También están las noctámbulas, como la lechuza, o las madrugadoras, como la alondra.

Los pajarillos comunes tienen lástima del pavo real, cargado así con su elegante cola. Parecen decir “llámame gorrión y échame trigo”. Confían en que nadie usará un cañón para matar un gorrión. Los pájaros corrientes intuyen que los más apuestos acaban enrejados. Así, por bellas que sean las jaulas sólo contienen cacatúas y presas grotescas. Mi predilecta es un ave suave, en clave de astronave más que de aeronave, que está siempre presente, no como una golondrina que anuncia, pero no hace el verano. Descarto al búho del crepúsculo, que volando en el ocaso se mezcla con el murciélago.

Ronda la ladrona alondra. Proclamo ganadora a la alondra que alza el vuelo hasta lo más alto. Su trino es dulce cuando llora, porque la alondra no sobrevive en cautiverio. Es el mejor símbolo del canto poético, que escapa azorada cuando repara en la masa humana. Me sumo a la vocación de Goethe, quien mantuvo un destino radical de alondra, y lo cumplió contraviniéndolo al recluirse en Weimar hasta su muerte. Como al pez las aguas del océano, y al pájaro la inmensidad del aire, así cualquier lugar de la Tierra le sirve de posada al ser humano. El mundo tiene mucho sitio donde posarse, si bien para personas y alondras el nido es algo único.

Abajo: La película, "Matar a un ruiseñor" de 1962.

Claves vulnerables

Recomendaciones para elegir contraseñas alfanuméricas casi inexpugnables hasta que llegue la identificación biométrica por técnicas de reconocimiento digital o facial.

El reciente caso de la controvertida millonaria modelo Paris Milton demuestra lo extraordinariamente fácil que puede ser conseguir las contraseñas informáticas de los usuarios de Internet. La hija del magnate hotelero norteamericano, célebre por diversos escándalos y, a pesar de ello, un icono de la juventud norteamericana, ha protagonizado el último suceso de intromisión y espionaje de su agenda telefónica, que contenía datos personales de numerosos famosos como Stephen King, Christina Aguilera, Eminem, o Anna Kournikova. La frágil clave que protegía su acceso era el nombre de su mascota, un perrito chihuahua que se perdió y por el que ofreció una recompensa de 50.000 dólares... facilitando su nombre. Horas después, todos los datos de la singular agenda, además de sugerentes fotos tomadas con su teléfono móvil, circulaban profusamente por la red telemática.

No fue necesaria ninguna habilidad especial en la intervención del hacker, Nicolas Jacobsen, un joven de 22 años. La mayoría de usuarios informáticos utilizamos contraseñas muy sencillas para facilitarnos su memorización. En 2001 un estudio de CentralNic con 1.200 administradores británicos demostró que el 40% recurría a nombres de allegados, un 32% a nombres de famosos, un 11% a palabras con resonancia erótica y sólo un 9% se escudaba con fórmulas garantizadas. Incluso las cuentas bancarias en línea apenas están protegidas por cuatro dígitos, por lo que conviene seguir algunos métodos para crear contraseña que sean improbables de adivinar por desaprensivos, pero simples para que las recordemos nosotros.

Cuatro consejos prácticos para crear “llaves” seguras:

· Mezcla de letras mayúsculas y minúsculas, números y signos, con un mínimo de 8 caracteres. Los números y signos deben estar ubicados en medio, y no sólo al principio o final.

· Nunca usar nombres o números relacionados o asociados con el titular, como familiares, mascotas, fechas, apodos, matrículas, o el mismo login (identificador). Menos aún la palabra "contraseña" (o password), ni un nombre propio, ni siquiera ninguna palabra alguna que aparezca en diccionarios de cualquier idioma.

· Elegir una contraseña diferente e individualizada para cada cuenta, por ejemplo agregando a la clave básica el carácter $ en las cuentas bancarias.

· No anotar nunca las claves, ni remitirlas por e-mail; menos aún guardarlas escritas en lugares accesibles.

Dos ejemplos para construir una sigla que cumpla todos los requisitos elementales: Tome un conocido refrán, cita o poema, como “Volverán las oscuras golondrinas,…” y con sus iniciales forme “Vlog”. Añada la inicial de la web a la que entra en cada caso para personalizarla, por ejemplo si es el banco B adjunte su letra inicial en mayúscula al inicio, y el signo $ al final. Cambie las letras “O”, “I”, “E” y “U” por los números parecidos 0, 1, 3 y 4. Así quedaría “BVl0g$”, todavía demasiado corta, por lo que puede completar con signos de interjección hasta 8 caracteres, resultando: “BVlOg$!!”. También se pueden unir dos palabras cortas, como ministro más político, y con el cambio de letras a números quedaría “M1n1str0+P0l1t1c0”, que protege mucho más convenientemente.

En Internet existen algunos sitios muy útiles para verificar la seguridad de una contraseña, como SecurityStats. Basta introducir la clave y esperar su veredicto. Analizamos en línea la robustez de “Vlog”, que todavía es débil; “BVlOg$!!”, se muestra fuerte; y “M1n1str0+P0l1t1c0” es tan efectiva que incluso nos felicita. Para concluir, siga fórmulas y pautas “similares” a las aquí descritas, pero nunca exactamente iguales.

Pobreza entre riqueza

La paradoja de que tras 35 años de llegar a la Luna millones de personas mueren de hambre.

El astronauta Neil Armstrong al pisar la Luna en 1969 dijo: “Un paso pequeño para el hombre, un salto gigantesco para la Humanidad”. La carrera espacial fue una gesta de ciencia y de paz, y sus frutos tecnológicos han beneficiado y contribuido al desarrollo humano. Aquel esfuerzo heroico aplaudido por encima de fronteras y banderas, aunque motivaciones bélicas y de prestigio también fueron determinantes. Ahora que celebramos un aniversario tan vívido para quienes asistimos conscientes a su consecución, otros interrogantes infantiles nos siguen martilleando la conciencia, como cuando preguntábamos: Papá, ¿por qué todavía hay gente que se muere… de hambre?

Resulta doloroso asistir impasibles a la injusticia e insolidaridad mundiales. La pobreza y la desigualdad no es ninguna ley inexorable de la Naturaleza. Parece que el continente de nacimiento sea determinante en la calidad de vida que debe esperar cada ser humano que nace. En Europa y Australia nos encastillamos en una "sociedad del bienestar", aún cuando la pobreza asome por los suburbios de cualquiera de nuestras ciudades, mientras aceptamos que Norteamérica sea el líder militar, tecnológico y financiero, Asia se convierta en la poblada fábrica del mundo con el 60% de la población planetaria, el resto del continente americano al sur del río Grande perviva con graves incertidumbres y África apenas sobreviva con una esperanza de vida menor de 40 años.

Los datos escandalosos se multiplican: Cada vaca europea recibe una subvención diaria de 4 €, mientras la mitad de la población mundial ha de subsistir con menos de un euro al día. Tamaña injusticia debería congelarnos el corazón. Ya no sólo se trata de que los despilfarros militares reinvertidos en educación, sanidad y alimentos podrían solucionar en meses todos los problemas de la Humanidad, sino incluso de aberraciones tales como que los gastos de las sociedades ricas en comida para mascotas o en dietas de adelgazamiento podrían evitar la muerte anual por hambre de más de 6 millones de niños menores de cinco años y cancelar la monstruosa cifra de 840 millones de personas desnutridas que viven entre nosotros.

Hace 35 años supimos llegar y pasearnos por la Luna, pero aún no hemos sido capaces de exigirnos a nosotros mismos y a nuestros gobernantes la fraternal proeza de acabar con la pobreza. Mientras haya una sola persona muerta de hambre, ninguno mereceremos llamarnos seres humanos, ni suponer que estamos dotados de una sola gota de inteligencia ni de bondad.

Otras guarderías

No hablaremos de guarderías infantiles, por varios motivos entre los que el argumento definitivo es que el término “guardería” sería inaceptable aplicarlo a bebés, porque evoca la idea de “parking”. Lo correcto sería hablar de “Educación Infantil” en la etapa 0-2 años, con una determinante función educativa, atendiendo los aspectos asistenciales propios de estas edades. Tampoco insistiremos en la decisiva eficacia acreditada sobre las potencialidades de los niños y niñas que obtiene una adecuada pedagogía infantil desde los primeros meses, desarrollando sorprendentemente competencias cognitivas, lingüísticas, psicomotrices, afectivas y sociales. Definitivamente, necesitamos más plazas de 0-2 años, con una especialización máxima antes de pasar a la escolarización más convencional y experimentada a partir de los 2 años.

La creatividad social es imparable. El Kindergarten o “jardín infantil” fue un hito de la revolución femenina, que ahora puede significar también una mejora educativa para la infancia. Pero la imaginación no se detiene, y en Hamburgo se ha inaugurado el primer Männergarten, un aparcamiento de maridos para dar un respiro a las atareadas mujeres mientras realizan sus ocupaciones (compras incluidas) con la tranquilidad de saber que sus “chicos” quedan en buenas manos, entretenidos y seguros. Por una módica suma de 10 euros, se mantienen distraídos los varones con dos jarras de cerveza y un almuerzo, fútbol televisado, naipes y otros pasatiempos. Antes de la hora de cierre, las esposas pasan con su recibo a recoger a sus compañeros depositados, a quienes se les coloca un distintivo con el nombre a su llegada, para evitar luego confusiones en la recogida.

También pululan otros “centros de día” para personas mayores o impedidas, así como “centros de cumpleaños” para improvisar guarderías en horarios y días festivos. Y abundan las guarderías de presos, de enfermos mentales,… Incluso existen guarderías de ganaderías, para mascotas domésticas. Y los estadios, las plazas de toros, las playas… ¿no cumplen también funciones de guardería? ¿Qué son las cafeterías sino guarderías? Aparte de la gran “guardería”: la televisión, que nos guarda a todos bajo custodia en nuestro cuarto de estar. A fin de cuentas, ¿qué son las guarderías sino guaridas con guardias?

¡Vivan las galerías con baterías de guarderías! ¡Oh, guardería, poesía de la avería, elegía de la burguesía, nadería de la fruslería, profecía de la herejía! Ya puestos a inventar, podríamos continuar: ¿Por qué no instaurar guarderías para políticos, para que nos dejen respirar un rato sin darnos la lata con “sus” problemas? ¿O guarderías de militares, para vivir en paz una temporada?

¡Viva lo ARTIFICIAL!

Está de moda la "naturalidad". Sólo la frase anterior ya es un contrasentido en sus términos, lo verdaderamente natural no puede estar de moda. Pero hoy se estila la "falsa naturalidad". En TV, y todo lo que aparece por televisión ya está mistificado por el propio medio, se nos aparece una estilizada anoréxica, presumiblemente maquillada para no parecerlo, que extrae de un extraño recipiente de plástico policromado, cubierto con una tapa de aleación metálica térmicamente pegada, y come una plástica cucharada de una sustancia cremosa, edulcorada con productos químicos de bajo contenido energético, teñida por el colorante autorizado E-127, estabilizada por el conservador H-4512, fermentada industrialmente. Esta sofisticada criatura, que viste un llamativo atuendo deportivo ultraligero, construido con muy variadas fibras que no existían en tiempos de su madre, dirige hacia la cámara una estudiada mirada, que ha repetido en más de cien tomas y dice "¡Yogur MARCATAL, natural!"

Lo mismo sucede con los ordenadores. Todavía para muchos ciudadanos son artilugios "artificiales". ¡Y claro que lo son!, pero no menos que otros cacharros, ya asimilados culturalmente y que sirven incluso como portaestandartes de la "autenticidad postmoderna", que no son sino "tecnología light o asimilada", por ejemplo las bicicletas o los pantalones vaqueros. Nada hay más artificioso que el pretendido retorno a la inaccesible (¿o ya inexistente?) naturaleza.

La humanidad sólo existe como tal desde que se empezaron a utilizar instrumentos. El "homo sapiens" se diferencia del mono al utilizar un fémur o un hacha de sílex para cazar, o construye herramientas que dan lugar a la agricultura. Los medios traen consigo métodos, éstos crean nuevos recursos y el círculo se realimenta positivamente. Así la Tecnología es la composición de metodologías e instrumentos para satisfacer las necesidades humanas y el conjunto de las soluciones se conoce como Cultura. Es obvio, que el largo proceso de la humanización se ha recorrido mediante la búsqueda de la artificialidad. Humanización es sinónimo de artificialidad.

La informática es especialmente valiosa, porque no sólo consta de elementos y métodos artificiales en el mundo real, sino porque permite constituir fantásticos mundos irreales de naturaleza eminentemente artificial. Cualquiera que haya llegado a profundizar la síntesis con su ordenador, en algún instante ha sentido que traspasaba el cristal del monitor, y cual Alicia que cruza el espejo, se ha sumergido en la entelequia de un universo abstracto donde todo es posible y donde, con esfuerzo pero no menos sorprendentemente, todo tiene solución. y esta máquina universal, juguete por excelencia, nos absorbe y penetramos en su laberíntico interior abandonándonos en la complaciente irrealidad que nos ofrece,... hasta que nos llaman para dar de cenar a los niños. Y uno despierta, bruscamente de la ensoñación y se encuentra ante la pantalla, pero ya al lado real -menos grato- de la existencia. Sin duda es más placentero reorganizar un disco duro o "despiojar" (debug) un complicado programa que pintar las ventanas de la casa.

Para mí, el rincón más "natural", donde más a gusto me encuentro es una ajustada mezcla de artificialidad más o menos moderna. Que me dejen de islas desiertas, sometidas a las inclemencias de la meteorología hostil, viviendo como trogloditas. Creo firmemente en la doctrina del "Nature abhors people" (La Naturaleza aborrece a las personas).

Prefiero sentarme ante una mesa de las que se encuentran en las tiendas de los anticuarios, de rancia madera de sólido nogal auténtico, cuidada sólo con ceras y barnices. Cien años más joven, la silla muy actual, ergonómica, giratoria, reclinable, multiajustable, con un mullido reposapiés al otro lado (la silla de ruedas motorizada me parece un exceso, por el momento). Sobre la mesa, ocupando toda su superficie, el más moderno microordenador que sea posible, permanentemente encendido (lo está desde 1985 ininterrumpidamente) y conectado a Internet (desde 1997) y con la más profusa periferia, en red local con el portátil y el resto de los equipos familiares. Junto al ordenador, papel del galgo, una pluma estilográfica de carey de los años 50, un lápiz, un sacapuntas automático a pilas,... Detrás el equipo de alta fidelidad, invadiendo toda la atmósfera vital con su sonido de MP3 o compact-disk inalterado e inalterable. Un poco más allá, la televisión, el video y el DVD permanentemente encendidos, ocasionalmente sometidos al ajetreo producido por el mando a distancia, parpadeando en silencio absoluto y proyectando su intermitente luminosidad sobre la estancia. Alrededor la biblioteca. Sobre una pared visible el viejo reloj de carillón, cuya información se contrasta con un liviano reloj digital, radiocontrolado, ultrapreciso y luminiscente.

Objetos, sólo objetos, pero son necesarios para crear ese clima que permite la ascensión al Olimpo de los vericuetos transcatódicos. Como representantes antropomorfizados de los mundos mineral y vegetal, una geoda y un bonsái. El mundo animal, y no me refiero a mascotas, ya corretea por el pasillo y se acerca cada diez minutos para pedir agua, pis o caca. La coloración de la estancia surge de la composición de la luz artificial que proviene de distintos focos más o menos pálidos, cálidos o halógenos y de la luz "natural" que se recibe desde la ventana. Luz del Gran Bilbao. Luces a menudo sombrías de los cielos encapotados de nuestra geografía que es tamizada y filtrada por la decreciente contaminación que se erige desde la margen izquierda y cruza el Nervión. Todo combina muy bien. Todo es artificial. ¡Viva!

Gato anti-racista


"Y ahora, un pequeño mensaje de tus mascotas: ¿sabes? las mascotas juegan con otras sin pensar en el color de las mismas... ¿Porqué no lo intentáis vosotros? El racismo es antinatural". (Seleccionado por CBS en el concurso de máxima audiencia llamado 'Si tuvieras 15 segundos para decir al mundo lo que quieras, ¿qué dirías?', que ofrece a los espectadores la oportunidad de expresarse en televisión a través de un vídeo de creación propia.