Bush es el más 'tonto' de los presidentes de EE.UU.

Una ONG estadounidense llevó a cabo el estudio que establece que el actual Presidente posee un CI (cociente de inteligencia) de 91 puntos, contra 182 de Bill Clinton. En los últimos 50 años los republicanos tuvieron un CI mucho más bajo de los demócratas. De los Presidentes analizados, el republicano con más CI, fue Richard M. Nixon con 155, mientras que Clinton fue el de mayor coeficiente entre los demócratas. Éstos son los datos: 147 Franklin D. Roosevelt (D), 132 Harry Truman (D), 122 Dwight D. Eisenhower (R), 174 John F. Kennedy (D), 126 Lyndon B. Johnson (D), 155 Richard M. Nixon (R), 121 Gerald Ford (R), 175 James E. Carter (D), 105 Ronald Reagan (R), 099 George HW Bush (R), 182 William J. Clinton (D), 091 George W. Bush (R). Los Bush, padre e hijo, son los únicos por debajo de la media general (100 CI).

La sabiduría es un gran don


"Los sabios tienen sobre los ignorantes las mismas ventajas que los vivos sobre los muertos; que la sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad".

Aristóteles

Mikel Agirregabiria

Cosas que deberían estar claras en la universidad

El domingo pasado, apareció un post de un alumno con 13 cosas que le hubiera gustado aprender en la universidad. Ayer, le responde la carta de un profesor exponiendo lo que él espera de su alumnado universitario. Inmediatamente, hoy mismo, otro alumno replica con lo que cabría esperar del profesorado universitario.

Extraigamos algunos párrafos:

1º Uno de los principales objetivos de la universidad es preparar para el mundo real. Mi experiencia personal es que lo que se enseña en la universidad no prepara necesariamente para el futuro.

2º Tú, como alumno, debes trabajar, leer y estudiar dentro y fuera de las clases a jornada completa: la universidad es tu trabajo.

3º Yo, profesor, ya tengo trabajo y eres tú, el alumno, quien se está jugando el futuro: ponte las pilas.

4º Los profesores, en la universidad, están al servicio del alumnado, por lo que pueden y deben prestar la mejor atención y servicio posibles.

Todos somos muy trabajadores...

"Cualquiera puede hacer cualquier cantidad de trabajo siempre y cuando no sea el trabajo que se supone que debería estar haciendo en ese momento".
Robert Benchley, humorista
Mikel Agirregabiria

La educación alarga la vida (o están correlacionados ambos conceptos)

"Las personas que tienen un bajo nivel de educación poseen un 54% más de riesgo de fallecer a causa de enfermedades crónicas que un grupo de personas con educación superior. Así se concluye del estudio epidemiológico, longitudinal y prospectivo, que desde 1997 realiza un grupo de investigadores de la Universidad de Chile en San Francisco de Mostazal. [...]
Las Secuelas de la Baja Escolaridad. En Chile.com
Por otra parte, se demostró que si las personas tenían un bajo nivel de educación, es decir, si habían alcanzado sólo la formación básica (ocho años de escolaridad), poseían más de riesgo de fallecer a causa de enfermedades crónicas que el grupo con educación superior al nivel primario. Asimismo, su expectativa de vida disminuía a lo menos un 10%.[...] “Nos interesaba corroborar si el bajo nivel socioeconómico y de educación causaba mortalidad en la población y si esto era independiente de otros factores de riesgo, biológicos o individuales bien establecidos, como hipertensión arterial, diabetes y colesterol elevado”, señala el epidemiólogo y autor del estudio, kinesiólogo Elard Koch."

Curiosidades de la medicina

"En la China Imperial de Tsin She Huang-Ti (246-210 a.C.): Los médicos en esa época cobraban cuando las personas estaban sanas; en caso de enfermedad, los médicos corrían con todos los gastos del tratamiento. Además, se dictó un decreto que obligaba a los médicos a colgar en la puerta de su casa un farolillo por cada enfermo a su cuidado que muriese."
Se cuenta...
Mikel Agirregabiria

Una definición ¿humorística? de la política

"La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados".
Visto en Moscas en la sopa

La navaja de Occam

La navaja de Ockham (o principio de economía o de parsimonia) hace referencia a un tipo de razonamiento basado en una premisa muy simple: en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta. El postulado es Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem, o No ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias. Más en la Wikipedia...

Unos agnósticos, en Ecos del futuro, lo interpretaron con la imagen adjunta (con la que personalmente y sin negar su ingenio,... no estoy de acuerdo. Clic sobre la imagen para verla).

Una célebre anécdota: Aprendiendo a pensar...

Apareció originalmente en la revista Saturday Review, el 21 de Diciembre de 1968. Su autor es un profesor americano de física llamado Alexander Calandra. Posteriormente, se ha atribuido al Premio Nobel Ernest Rutherford, en su etapa de profesor, e incluso a otro Premio Nobel, Neils Bohr, como alumno. El texto dice así...

Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de ponerle una nota muy baja a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que éste afirmaba completamente convencido de que su respuesta era absolutamente acertada. Leí la pregunta del examen y decía: ¿Cómo determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro?

El estudiante había respondido: ‘Lleve el barómetro a la azotea del edificio y átale una cuerda muy larga. Descuélguelo hasta la base del edificio, marque y mida. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio’. Realmente, el estudiante había respondido a la pregunta, correcta y completamente. Si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de su año de estudios, obtener una nota más alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.

Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta, pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física. Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunté si deseaba marcharse, pero me contestó que tenía muchas respuestas al problema. Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excusé por interrumpirlo y le rogué que continuara. En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta: ‘Tome el barómetro y tírelo al suelo desde la azotea del edificio. Calcule el tiempo de caída con un cronómetro. Después se aplica la fórmula: Altura = 0,5*g*T2 (Donde g es la aceleración de la gravedad y T es el tiempo que uno acaba de calcular con el cronómetro). ‘Y así obtenemos la altura del edificio.

En este punto le pregunté a mi colega si el estudiante se podía retirar. Le dio la nota más alta.”Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta. ‘Bueno’, respondió, ‘hay muchas maneras. Por ejemplo, tomas el barómetro en un día soleado y mides la altura del barómetro y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio. Perfecto, le dije, ¿y de otra manera? ‘Sí, contestó, éste es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve. En este método, tomas el barómetro y te sitúas en las escaleras del edificio en la planta baja. A medida que vas subiendo las escaleras, vas marcando la altura del barómetro y cuentas el número de marcas hasta la azotea. Multiplicas al final la altura del barómetro por el número de marcas que hiciste y ya tienes la altura. Este es un método muy directo. 

Por supuesto, si lo que uno quiere es un procedimiento más sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro está a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla formula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio. En este mismo estilo de sistema, atas el barómetro a una cuerda y lo descuelgas desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puedes calcular la altura midiendo su período de oscilación. En fin, concluyo, existen otras muchas maneras. 

Probablemente, la mejor sea tomar el barómetro y golpear con él la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle: señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo. En este momento de la conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares). “Me dijo que sí, que evidentemente la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado enseñarle a pensar".
El niño del barómetro

El mundo perfecto para algunos

"Si elmundo fuera perfecto, las hamburguesas del Mc Donald’s llevarían las patatas del Burger King".
Oído por ahí...

Evita y recicla el papel


El mensaje es correcto y digno de ser compartido.

Quizá en el decálogo de Al Gore podían haber dicho algo más del gasto inútil de papel, especialmente en el embalaje.

Leído en OcioCrítico.

Alicia en el País de las Maravillas

LEWIS CARROLL, además del gran escritor que fue, era matemático, dibujante, se le considera uno de los mejores fotógrafos de su tiempo y un poeta genial. Era profesor en la universidad de Oxford. Allí conoció a la pequeña Alicia, a quien durante un paseo por el bosque, empezó a contar una historia:
Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, libro clave de la literatura, no sólo infantil, pues Carroll sabía que para entrar en el terreno de la fantasía y el ingenio, no existe distinción de edades. La presente edición electrónica reproduce las ilustraciones clásicas de JOHN TENNIEL. Leer la obra completa...

Moby Dick o La ballena blanca

Hay comienzos inolvidables y memorizables, como el de la traducción de Enrique Pezzoni de esta obra de Herman Melville:

Pueden ustedes llamarme Ismael. Hace algunos años —no importa cuántos exactamente—, con poco o ningún dinero en mi billetera y nada en particular que me interesara en la tierra, pensé darme al mar y ver la parte líquida del mundo. Es mi manera de disipar la melancolía y regular la circulación. Cada vez que la boca se me tuerce en una mueca amarga; cada vez que en mi alma se posa un noviembre húmedo y lluvioso; cada vez que me sorprendo deteniéndome, a pesar de mí mismo, frente a las empresas de pompas fúnebres o sumándome al cortejo de un entierro cualquiera y, sobre todo, cada vez que me siento a tal punto dominado por la hipocondría que debo acudir a un robusto principio moral para no salir deliberadamente a la calle y derribar metódicamente los sombreros de la gente, entonces comprendo que ha llegado la hora de darme al mar lo antes posible. Esos viajes son, para mí, el sucedáneo de la pistola y la bala. En un arrogante gesto filosófico, Catón se arroja sobre su espada; yo, tranquilamente, tomo un barco. No hay nada asombroso en esto. Pocos lo saben, pero casi todos los hombres, sea cual fuere su condición, alimentan en un momento dado esos sentimientos que me inspira el océano...

El progreso es la realización de la utopía

"Los sueños son los escalones hacia el éxito".
Dicen...

Música: Nena Daconte - Tenía tanto que darte.

Fumar mata

Los anhelos incumplidos

"Creer que si todos los deseos fuesen satisfechos todo iría mejor, es la gran equivocación, el error original del hombre que piensa. Pues la verdad es exactamente contraria a esta creencia."
Dicen...