Hardware humano

Existen metáforas de ida y vuelta. Durante estos pasados años de alfabetización informática hemos recurrido a múltiples alegorías para explicar qué son el sistema físico y el sistema lógico de un ordenador. La mejor definición señalaba que hardware es aquello a lo que le puede dar patadas y que acaba estropeándose, mientras que software es lo que sólo se puede maldecir pero que acaba funcionando. Quizá la máxima diferencia entre ambos sea que el hardware se vuelve más rápido y barato con la evolución, mientras que el software se encarece y complica, requiriendo más actualizaciones que siempre son difíciles de lograr.

En las personas el hardware es su cuerpo, su carne y su sangre que se han abaratado al haberse producido una superabundancia de ejemplares. Las guerras, el hambre, las epidemias que perviven en el planeta Tierra nos demuestran que el hardware humano está de saldo, sobre todo el producido en los países del tercer mundo. El software humano se compone de elementos superpuestos como educación, cultura, alma,… que ciertamente cada vez son más complejos y caros. La sociedad humana es un conjunto numeroso de "equipos" con más o menos antigüedad, que disponen de "programas" elaborados mejor o peor. Deberíamos procurarnos entre todos el mejor "sistema operativo" para cada "unidad", e ir actualizando constantemente el software a medida que se degrade el hardware con la edad.

El hardware puede entrenarse con una actitud deportiva que atenúa su inevitable tendencia hacia la obsolescencia, pero cuenta con la maravillosa ventaja de reproducirse. El software también puede transmitirse, principalmente en la familia, en la escuela y en la universidad, pero el proceso de transferencia y difusión es más lento, si bien puede beneficiar al conjunto de la humanidad, e incluso aspirar a la inmortalidad. Aprovechen este verano para repasar su hardware personal, nadando por ejemplo, por aquello de prevenir cortacircuitos en el sistema físico, pero jamás dejen de cultivar su software leyendo o aprendiendo algo nuevo cada día.

El hardware es potencialidad y el software capacidad sobre la base de hardware de cada ser humano. El software es reconfigurable y permite obtener provecho de cualquier hardware, naciente o caduco. Hay individuos con hardware potente y juvenil pero programado para el mal, y otros con hardware vetusto pero útil para proporcionar felicidad a sus semejantes. En los últimos diez mil años el "hardware humano" apenas ha experimentado mejoras significativas, pero el "software humano" ha progresado a velocidad de vértigo, aunque esté mal distribuido y no alcance a todas las personas con programas amigables y éticos. Definitivamente, es más importante el buen software y su universalización, pero que no se entere Bill Gates y lo comercialice monopolísticamente. De cualquier forma, seguramente ya han nacido quienes pronto crearán las instituciones del futuro, cuyos impredecibles nombres serán algo así como "Human Learning" o "Macro Education".

Cómo NO hacer amigos

Interesante recopilación con 270 formas de molestar a la gente. Extraído de La Frikipedia, la enciclopedia '''extremadamente''' seria, ... Merece la pena leerlo: te ríes... y aprendes.
Mordisquea los bolis que te hayan prestado.
Asómate por encima del hombro de alguien, murmurando mientras lees.
No mires nunca a los ojos de tu interlocutor.
Mantén fijamente tu mirada en los ojos de tu interlocutor, sin apartarla.
Cambia siempre de canal, justo 5 minutos antes del final de cada programa.

El amor es cosa de dos

Los periódicos recogen lo anómalo, lo monstruoso de la sociedad, porque las buenas noticias no venden. Asistimos al cruento descubrimiento diario de agresiones entre cónyuges. Hasta Marie Trintignant, la actriz hija del mítico actor francés, ha perdido la vida a los 41 años a manos de su compañero sentimental, un famoso roquero que le propinó una brutal paliza. En apenas unos meses de 2003 ya son 57 las mujeres asesinadas en España por la violencia doméstica. Son datos horripilantes, que requieren medidas urgentes, algunas de naturaleza educativa predicando la igualdad de género desde la más tierna infancia.

Pero todo esto no debe hacernos olvidar la noticia imposible por sobreabundante: el cotidiano amor de pareja que millones y millones de personas se profesan en todo el planeta. En cada segundo se producen miríadas de actos de amor, de cariño, de afecto. Estamos tan habituados a contemplarlos, que casi nunca los reconocemos como tales. Algunos son muy obvios, entre novios o entre madre e hijo. Pero existen muchos más.

Hoy, comiendo en familia, de vacaciones y lejos de casa, mi hijo pequeño (ya un joven consciente de detalles como éste) nos ha contado algo de los abuelos que le sorprendió durante este pasado curso, tras comer regularmente con ellos los lunes por razones de organización escolar. La abuela le preparaba su plato favorito: alubias con morcilla, chorizo, tocino,… Mis octogenarios suegros, que gozan de excelente salud, programan meticulosamente sus comidas y cuidan hasta los menores detalles de toda su alimentación. Pero cada lunes, el nieto observa que la abuela, magnífica cocinera, siempre le pregunta al abuelo si quiere los "sacramentos" (los aditamentos de morcilla,…) junto a las alubias o por separado. Todos sabemos sobradamente que el abuelo le dirá que primero comerá las legumbres y luego la carne, porque así lo ha querido indefectiblemente durante más de 50 años de convivencia. Pero la abuela se lo pregunta cada lunes, y ése nos pareció un insuperable acto de amor que jamás será noticia de prensa.

Quiero hacer todas las cosas que quepan en una vida

"Una cosa particular en la vida es que si no se piensa en la felicidad o en la desgracia, sino sólo en el cumplimiento riguroso e inflexible del propio deber, la felicidad viene por sí sola, incluso en una vida llena de privaciones y fatigas".
Von Humboldt.

Refuerzo del esfuerzo

Existe un consejo garantizado de una buena educación familiar, que además es muy fácil de utilizar por los progenitores en el seno hogareño. A los hijos se les debe facilitar todo aquello que mejore su potencialidad y sus capacidades, pero luego dejar que consigan sus objetivos por sí mismos, sin adelantárselos sin su esfuerzo personal. Expliquémoslo con casos concretos: No les compremos un coche, sino que ayudémosles a que obtengan el permiso de conducción, o no les paguemos unas vacaciones en el extranjero sino que asuman los costes de que ellos aprendan idiomas y vayan a trabajar a otros países. O sólo les ayudemos a adquirir un vehículo si lo necesitan para proseguir sus estudios o para iniciarse en un empleo.

Todas las personas valoramos las metas conseguidas en función de nuestra participación directa en su logro y del precio pagado en persona. Un bocadillo ganado duramente tras colaborar en la recolección de fruta, sabe mejor que un banquete pagado por los padres. Demos a nuestros hijos todo aquello que les haga más capaces, más preparados, más competentes, pero recordemos que si les ofrecemos sus objetivos finales sólo les convertiremos en inútiles insatisfechos que no conocerán el valor del trabajo y la alegría del esfuerzo.

Hemos de ayudar a nuestros hijos al máximo antes de la carrera de la vida, pero luego deben correr solos, y aprender que sólo se gana con el esfuerzo propio. Cuando descubren el infinito potencial de voluntad y de creatividad que atesoran, se transforman. La existencia es deseo, es coraje, es dolor, pero cualquier energía que se invierta para sacar lo mejor de uno mismo viene acompañada de alegría. Goethe dijo que una persona se conoce a sí misma no por la reflexión, sino mediante el esfuerzo. Tratemos de cumplir nuestro deber y pronto conoceremos quiénes somos. Nada grande se ha conseguido sin entusiasmo, que siempre es un éxito, porque nunca hay esfuerzos inútiles. Hasta Sísifo desarrollaba sus músculos. Enseñemos a nuestros hijos que se ama más lo que con más esfuerzo se ha conseguido.