Sensaciones laborales

Dejemos las prisas a los esclavos”, dijeron. “Ahora lo entiendo”, susurró uno de aquellos.

El trabajo, al igual que el ocio, ofrece diversidad de emociones. Frecuentemente, evocamos una imagen que representa nuestra tarea a la perfección: La del mago de los platillos rotatorios. Es un espectáculo que siempre nos fascinó a algunos, de pequeños y de mayores. El artista comienza pausadamente poniendo un primer plato sobre la varilla, y le imprime un giro que lo mantiene en el aire. Sigue añadiendo platos, con pausas para rotar a aquéllos que –al frenarse- parece que van a caer. Y continúa, con veinte o treinta discos en equilibrio precario, hasta que superado por la situación se le cae alguno. Entonces, confiando en que la primera rotura marque su récord, va recogiendo los restantes con la esperanza de minimizar los fallos y optimizar la función.

Habitualmente así empieza una jornada laboral. Al inicio, parece que será tranquila. Uno, dos o cinco temas (o platillos) bien vigilados y bajo control. Entonces, comienzan las llamadas, las urgencias y las sorpresas sobrevenidas. Manteniendo todo en vilo, evitamos las caídas estrepitosas. Casi siempre se consigue. A veces, no. Claro que las sensaciones extremas, cuando se prolongan, acaban por no sentirse. Ésa es nuestra esperanza. Al final, casi se le coge gusto a la celeridad, a la aceleración. Así aprendemos a diferenciar el vicio de la prisa respecto de la virtud de la actividad.
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Temas electorales... para los franceses

La educación nos hace ser como somos y como seremos. Por ello es el factor decisivo para fabricar futuro.

Ante las próximas elecciones presidenciales en Francia, según las encuestas las cuestiones decisivas serán: Primer tema para el 66% de los votantes, la educación; para el 64%, el paro; para el 58%, la sanidad y el poder adquisitivo; para el 57%, las jubilaciones; para el 55%, la seguridad; para el 52%, el medio ambiente y para el 48%, los impuestos.

Con razón era francés el gran historiador Jules Michelet, quien señaló: “¿Cuál es la primera parte de la política? La educación. ¿Cuál la segunda? La educación. ¿Y la tercera? La educación”. ¡Ah, la France, qué cerca y qué lejos estás de nosotros!

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PRÉOCCUPATION PRINCIPALE, L'ÉDUCATION
L'éducation arrive en tête des sujets qui compteront lors de l'élection présidentielle pour les personnes interrogées : 66 % d'entre elles pensent que ce thème comptera beaucoup dans leur vote, juste avant le chômage (64 %). Suivent le financement du système de santé et le pouvoir d'achat (58 %), les retraites (57 %), la sécurité (55 %), la protection de l'environnement (52 %) et les impôts (48 %).

¡Qué bello es vivir!

Aprendiendo de nuestros mayores que vivir es algo mágico e irrepetible. Gabriel Celaya lo resumió: “Vivir es fácil y, a veces, casi alegre”.

A veces, los educadores escuchamos de algún joven que no merece la pena vivir. Siempre nos sorprende y nos conmueve. En dos días seguidos, he oído dos declaraciones muy sentidas. Una, de desesperanza, de abandono, de renuncia, de deserción, por parte de una persona adolescente, en plenitud de salud, inteligente, capaz y con todo el futuro abierto. Simplemente se encontraba ante una situación que no controlaba, un pequeño contratiempo intrascendente, que pronto superará si no cae en la desesperación y no consuma algún error irreversible.

Pocas horas después, un viejo amigo me comentaba cómo su nonagenario padre se debate entre la vida y la muerte en un hospital. Sufre todo tipo de dolencias y achaques desde hace años, que han limitado toda su movilidad y le mantienen semiinconsciente. Pero cuando despierta y reconoce a su hijo, muy cabal, sólo le susurra: “Txetxu, qué bonita es la vida”.

No es el primer anciano que lo pregona. Son muchos los que proclaman: “Cada día creo que vivir me gusta más”. Quizás haga falta toda una vida de experiencia para comprenderlo. Con razón dicen que vivir es sentir, sin amarguras, todas las edades, hasta que llega la muerte. Sólo con la edad entendemos que vivir es recordarse, que vivir es decidir constantemente qué vamos a ser, ya sea en la siguiente década, en el próximo año o en el minuto postrero.

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Guerras perdidas

"No se puede ganar una guerra, como tampoco se puede ganar un terremoto".

Jeannette Rankin (1880 – 1973). Fue la primera mujer elegida para el Congreso de los EE.UU. Decidida pacifista, fue la única persona que votó contra la entrada de su país en la I y II Guerras Mundiales. También lideró la resistencia contra la guerra de Vietnam.
Pretender ganar una guerra es ilusorio. Que no nos engañen,...

El mundo en miniatura

En www.miniature-earth.com puede verse una imagen exacta de la humanidad.

Vivimos en medio de una injusticia gigantesca, del tamaño del planeta Tierra. Si todo el mundo se concentrase en una aldea de apenas 100 habitantes, apreciaríamos mejor la distribución global de habitantes y recursos, manteniéndose las proporciones actuales según los datos oficiales.

En este poblado 61 son asiáticos, 13 africanos, 12 europeos, 8 norteamericanos, 5 centro o sudamericanos y 1 de Oceanía. Son 50 mujeres y 50 hombres. Viven en el pueblo 53 y 47 en zonas rurales. Son cristianos 33 (entre católicos, protestantes, ortodoxos, anglicanos,…), 18 musulmanes, 16 ateos, 14 hinduistas, 6 budistas y los restantes 13 son de otras religiones.

Nunca aprenderán a leer 14, y sólo 7 cursarán enseñanza secundaria. Sólo 1 es universitario. Sólo 12 tienen ordenador y, de ellos, 3 acceden a Internet. Pasan hambre 13 personas. No tienen ni una sanidad básica, 43 personas; y 18 ni agua potable. Uno tiene el SIDA. Son minusválidos 9. Luchan por vivir con menos de un dólar diario, 18 personas; y 53, con menos de dos dólares diarios. Sólo 25 tienen alguna comida, ropa, cama y casa. No tienen cuenta en ningún banco 70. El 59% de la riqueza de toda la aldea la poseen 6 personas.

Este pueblo parece un polvorín a punto de estallar,… Pero no lo solucionan compartiendo más y ayudando a los más necesitados, sino que la comunidad rica gasta en defenderse o atacar 11.200 veces más que ayudar (es la proporción entre los gastos militares mundiales y la ayuda al desarrollo).

Al analizar la humanidad desde esta perspectiva es cuando se hace patente la necesidad de justicia, solidaridad, tolerancia, educación y sanidad para todos. Y por caminos de paz y colaboración, de respeto intercultural y no de imposición. Consideremos lo afortunados que somos, aunque sólo sea por el hecho de poder leer esto. Y a continuación exijamos y construyamos un mundo donde la pobreza, la desigualdad y la sinrazón sean historia antes del 2015.
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La educación de Natascha Kampusch

Escolarizada hasta los 10 años, secuestrada durante ocho años y medio, resurge una Natascha cultivada, madura y educada que previsiblemente superará el Bachillerato sin mayores dificultades.

El drama de Natascha ha sido espeluznante, por culpa del criminal secuestrador que la retuvo en cautiverio. Por sus propios medios y sin la menor ayuda exterior, Natascha, logró quedar libre el pasado 23 de agosto. Cuando comparece ante los medios de comunicación, ansiosos por conocer los detalles de su rapto, sorprende a todos por su mirada, talento, carácter y lucidez. Expertos y espectadores nos hemos asombrado de su inteligencia cultivada, su perfecta dicción y deslumbrante retórica, así como de la notable fuerza de voluntad de esta joven. Características todas ellas que, en ese mismo grado, raramente exhiben sus coetáneos europeos que han disfrutado una existencia normalizada, sin aislamiento y una escolarización más convencional.

Ello puede llevar a preguntarnos qué podríamos mejorar de nuestros sistemas educativos y sociales, al tiempo de desear a Natascha una completa recuperación en su socialización plena tras su traumática adolescencia, confiando que su entereza, voluntad y buen juicio se lo facilitarán. El caso de Natascha cuestiona, en alguna medida, no sólo nuestros sistemas de seguridad, sino que ponen en tela de juicio nuestros sistemas educativos e incluso sanitarios, dado que estuvo ocho años sin (necesidad de) que la viera ningún médico. Por el contrario, parece revalidarse el peso de los medios de comunicación unidireccionales impresos y audiovisuales, a los que sí tuvo acceso, y que le permitieron formarse autodidácticamente conectándola con el mundo exterior. Parece que teléfono o Internet no tuvieron efecto alguno, dado que le fueron inasequibles por completo.

Cabe aducir que un caso aislado no debe extrapolarse. Que sólo la fortuna impidió que una enfermedad se cruzase en la salud de Natascha, y que un delito irresuelto no refuta la eficacia policial. Pero la dimensión escolar provoca una reflexión obligada: ¿Cómo el interés personal de Natascha, junto al seguimiento de un raptor, pudo compensar o superar la acción convergente de variados profesionales, influyentes condiscípulos, costosos recursos didácticos y todo un complejísimo sistema educativo?

Convendría un análisis exhaustivo sobre el profundo efecto educativo alcanzado mediante la lectura de libros, periódicos y revistas, radio y la televisión, así como las conversaciones con un único contertuliano que era su sicótico carcelero. Obviamente la educación incluye aspectos trascendentales ajenos a la mera instrucción, como una adecuada socialización y la adopción de valores, pero el esfuerzo y capacidad de Natascha parece que ha sabido suplirlos. El caso de Natascha puede alentar colateralmente las fórmulas de “homeschooling”, si sus defensores verifican determinadas posibilidades incluso en tan tardías etapas críticas de la adolescencia.

Merecería la pena un estudio comparativo de las ventajas y carencias en la educación de Natascha, que pudiese conducir a mejoras en los resultados académicos y personales del conjunto del alumnado. Probablemente, se detectaría el inmenso efecto beneficioso derivado de un cúmulo de factores como una lectura diaria, de un continuado interés por aprender, de una perseverancia férrea,… y de unas condiciones de vida reguladas, manteniendo hábitos regulares cotidianos. Quizá el dato clave para su sobresaliente formación, fue que Natascha asumió pronto y en persona la responsabilidad de su propia educación. Comprendió desde el principio la trascendencia de su proceso educativo, algo que progenitores y profesorado no siempre logramos inculcar en nuestros hijos y alumnos.

Natascha, junto con el deseo natural de viajar y de recuperar el tiempo perdido, ha manifestado su voluntad de aprobar la prueba de bachillerato para proseguir sus estudios universitarios a fin de ser abogada, periodista, psicóloga o actriz. Natascha mantiene intacto su idealismo y esperar colaborar en proyectos de la envergadura de combatir el hambre en África o erradicar la tragedia de las mujeres raptadas y violadas en Ciudad Juárez (México). Deseamos y auguramos un feliz futuro a Natascha, dado que durante su encierro acreditó un inmejorable talante y un envidiable tesón de superación.
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Nacidos humanos

Cada recién nacido nos recuerda lo más esencial: para qué nacimos y que pronto o tarde moriremos.

No nacimos para explotarnos los unos a los otros, ni para odiarnos, ni para dominar o ser sometidos. Tampoco nacimos para triunfar, si ello supone la derrota de otros. No nacimos para perder, ni para sufrir, ni para ser esclavos de una forma u otra. Nacimos para ser libres, para ser justos, para ser solidarios, para ser felices.

Nosotros, todos, de un color u otro, de un continente u otro, somos personas, seres nacidos para compartir, para crear, para creer, para crecer, para aprender, para leer y para escribir, para trabajar, para sentir, para cantar, para bailar, para salvarnos, juntos, unidos,…

Nacimos necesitados de cuidados y destinados a cuidar. Nacimos indefensos, de una madre y de un padre, con el instinto de cuidar a los más pequeños, a los más débiles, para considerarnos como hermanos. Nacimos como seres sociales, para convivir mancomunados, para apoyarnos los unos en los otros, para compartir alegrías y para sobrellevar penas, para solucionar mejor nuestros problemas.

Nacimos para la alegría, para la gloria, para ser amigos, para enamorarnos, para perpetuarnos,… Somos seres nacidos con mente para pensar, con manos para contribuir, con corazón para amar, con cuerpo para gozar y con espíritu para que, cuando llegue la hora final, podamos decir: he vivido y mi vida ha tenido sentido.
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Ganas con ganas

Si queremos ganar en la vida, habremos de ponerle ganas. Sin gana, no se gana.

Cuando comenzamos un nuevo curso o una etapa diferente, sólo hay un método de mejorar las posibilidades de éxito en el período naciente: Afrontarlo con ganas, con fuerza, con voluntad de triunfo, como un recién nacido que llora con ganas al venir al mundo. Por desgracia, abundan quienes han perdido las ganas, ésos que nunca ganan. Incluso entre los jóvenes, hay desganados. Sobra la desgana, la mala gana o hacer lo que a uno le da la real gana… Todo ello es negativo porque obstaculiza o impide ganar confianza, triunfo, ganancia,...

Viva el nuevo mes, viva el estudio y el trabajo, viva quienes los atrapan de buena gana, con ganas, sin quedarse con las ganas de ganar,… Ya les teníamos ganas a los retos, para demostrar nuestra buena gana. Un consejo final para controlar la gana de ganar: El verdadero medio de ganar mucho consiste en no querer nunca ganar demasiado más saber perder convenientemente.

Es más vital afrontar la existencia con ganas, consiguiendo que los demás ganen cuando nosotros ganamos, logrando que quienes tenemos cerca también encuentren ganas en nuestras ganas, de vivir, de cambiar, de mejorar, de tomarse la vida en serio y en broma, de soñar,… Digamos bien alto: “Hoy tengo ganas de vivir”, y digamos a alguien que amemos “hoy tengo ganas de ti”.
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Viajar...

Viajar es la manera más agradable, menos práctica y más costosa de instruirse; por eso los ingleses han hecho de ello una especialidad. Paul Morand

El timo del euro

El euro nos ha aportado muchas ventajas, pero el mito pasó a timo por su innegable repercusión en el coste de la vida.

El verano es época de viajar por todo el mundo, y por lo que nos cuentan cada vez es más frecuente sorprenderse de lo barato que resulta vivir en muchos aspectos (vivienda, transporte,…) en países tan remotos como Australia o Estados Unidos. En Europa aún es más fácil comparar precisamente por el uso de una moneda común.

En la supuestamente encarecida Alemania, sorprende que por 1 euro den una caña de cerveza de medio litro, cuando aquí por ese precio apenas nos sirven un zurito (un vasito de cerveza). Un completo menú del día cuesta menos de 8 euros en una gran metrópoli germana, cuando en nuestras ciudades hay que desembolsar un 50% más. Y por 6 euros un ticket permite viajar en todo tipo de transportes públicos a una familia durante un día, cuando en nuestro metro apenas viajaríamos un trayecto.

Durante años nos contaron que la llegada del euro en 2002 armonizaría nuestros salarios, elevándolos. La triste realidad es que los sueldos han subido menos del IPC y seguimos manteniendo un salario mínimo interprofesional que es la tercera parte del francés (de las pensiones prefiero no acordarme), mientras que nuestro coste de la vida se ha equiparado o es superior al de nuestros vecinos más pudientes.

Todo ello sin contar las considerables ayudas a las familias, y a los jóvenes para independizarse y encontrar un nuevo hogar (al menos, en alquiler). Desafortunadamente para nosotros lo único barato que encontramos es el alcohol de alta graduación, el tabaco, la televisión (no gravada con canon ni con impuesto de lujo) y los coches.

Así que pásame un cigarrillo y una copa para olvidarme de la fábula europea viendo lo que nos cuenta la caja tonta sobre el próximo sorteo de viviendas de protección oficial. Y a esperar que los bancos sigan aumentando los beneficios un 50% cada año para que se apiaden de nosotros y nos admitan una hipoteca vitalicia, mientras seguimos siendo el Estado europeo con la inmensa mayoría de los billetes de 500 euros. ¿Qué pasaría si ese dinero negro pagase impuestos?
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El recursivo efecto Droste

Una espectacular recopilación de vídeos e imágenes con este efecto, donde una parte a su vez contiene el todo. Mejor verlo que explicarlo. Lanzar las animaciones adjuntas, como ésta o la manipulación con una foto del propio autor. La aplicación de este efecto a imágenes del genial dibujante M.C. Escher son igualmente dignas de ser visionadas.

¡Que lo disfrutéis! (Lo de menos es que se trate de una web matemática).

El suicidio de EA

El panorama político vasco no permite tantos partidos: Ha llegado la época de coaliciones o desapariciones.

En la Comunidad Autónoma Vasca ha habido demasiado partidos en la última década con peso parlamentario EAJ-PNV, PSOE, PP, Batasuna (o los escaños de EHAK), EA, EB, Aralar, y la ya desaparecida UA (Unidad Alavesa, surgida del hecho de contar Araba con los mismos parlamentarios autonómicos que Bizkaia).

Ezker Batua-Berdeak y Aralar han anunciado que tras una "fase exploratoria" ya recorrida, avanzan hacia una coalición electoral que mejore sus posibilidades ante la convocatoria municipal y foral del próximo año 2007, cuando se produzca la previsible irrupción de una Batasuna legalizada.

En el inmediato escenario se destacan cuatro grandes partidos, según una reciente encuesta con un respectivo porcentaje asegurado de voto del 21% para EAJ-PNV, 14% PSOE, 8% PP y 8% Batasuna. EA contaría con un 5%, EB un 4% y Aralar un 3%. Sobre la base del acuerdo EB-Berdeak-Aralar, EA quedaría con el sexto y último partido con un hipotético 5% de los votos, después de ocho años de ir en coalición y habiendo obtenido una sobre-representación de cargos institucionales (más notable por la ausencia de Batasuna en algunas convocatorias).

Todo apuntaba que, tras las sempiternas reticencias de EA hasta el último minuto, finalmente aceptaría a regañadientes acudir en coalición con EAJ-PNV. Sin embargo, el pasado miércoles 30 de agosto su ejecutiva nacional decidió “en principio” (sic) acudir en solitario a las elecciones municipales y forales, por un escaso margen de 10 votos contra 9 y tras una profunda controversia entre sus máximos dirigentes,… Este ajustado acuerdo de la ejecutiva no necesita ser sancionado por la asamblea nacional al no ser favorable a la reedición del pacto electoral.

Pero queda la sospecha de que no sea definitiva esta decisión “aparente” de la ejecutiva de EA. Algunos miembros de la dirección de Eusko Alkartasuna estudian la posibilidad de que finalmente sea la asamblea nacional de su partido la que reconsidere, e invierta, en las próximas semanas la resolución adoptada. Esto no parece muy factible al requerirse una mayoría de dos tercios de representantes para el cambio de postura. Más aún cuando existe el rumor generalizado de una grave disociación de criterio entre las bases (más partidarias de acudir en solitario) y los cargos (que prefieren la seguridad de prorrogar la alianza con EAJ-PNV).

EA se enfrenta a varios dilemas simultáneos para no desvanecerse. Debe optar entre converger o diferenciar su oferta política respecto de la del partido del que se desgajó. Para la primera opción, la estrategia de acudir en solitario sería más coherente y casi obligada ahora (en las autonómicas sería una auto-inmolación). En caso contrario, habría de avanzar hacia una coalición tipo CiU, lo que le proporcionaría perdurabilidad a cambio de continuar reduciendo su peso social.

Quizá EA debiera resolver todas estas disyuntivas escuchando no sólo a su militancia, sino también a sus votantes, quienes pueden verse tentados por otras alternativas ante el riesgo de desperdiciar su papeleta. El electorado vasco, muy estable desde la transición, necesita opciones nítidas y partidos fuertes, con alta representación que puedan caminar hacia la pacificación y la normalización sin descuidar una buena gestión de los recursos públicos desde las instituciones.
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¿Por qué es mejor el verano?

Aunque podrían ser muchas más, enunciamos quince razones por las que preferimos veranear a trabajar,…

Tras la súbita transición entre la pausa veraniega y la rutina laboral conviene elaborar una lista de motivos concretos por los que somos dichosos en vacaciones, incluso más que un fin de semana de descanso en período no estival.

Lo primero es por todo aquello de lo que nos desprendemos. Despojarnos y quedarnos SIN:

1. Reloj, despertador, horario, agenda,...
2. Teléfono, ni llamadas o e-mails de trabajo.
3. Zapatos (descalzos o en chanclas se vive mejor).
4. Necesidad de coche, atascos, metro, transportes públicos,…
5. Prisas, urgencias, asuntos pendientes, problemas irresolubles,…

Y sobre todo, lo esencial que cambia nuestro entorno y percepción,… es vivir CON:

1. Luz, más horas de sol y más claridad durante todo el día.
2. Una meteorología favorable, de agradable temperatura diurna y nocturna.
3. La siesta, y un mayor número de horas (semi)dormidas, en tumbona a poder ser.
4. La piscina, el mar, el contacto con el agua, la arena, el césped,...
5. Sentirnos al aire libre, en el porche, el jardín, el campo, la naturaleza,...
6. El mero espectáculo de la gente despreocupada, sonriente y feliz.
7. Los viajes y las comidas y las sobremesas con los familiares y las amistades.
8. Momentos para reflexionar, sosegarnos, serenarnos, analizar con mayor perspectiva,…
9. Ocasiones de cuidar y agasajar a los seres queridos que no podemos ver todos los días.
10. Más tiempo compartido y disfrutado con las personas más amadas.
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Ambiciones

Lo peor de la ambición es que no sabe lo quiere.

Todos ambicionamos muchas cosas: la primera tener casa propia donde vivir; la segunda tener un automóvil para alejarnos de esa casa; la tercera, una segunda casa adonde llegar,... Con esfuerzo y años, quizá consigamos todo ello.

Lamentablemente pronto comprendemos que ese mismo coche, pronto o tarde, nos traerá de vuelta a la primera casa (lo que no es malo), pero también a trabajar de nuevo... para mantener dos casas y un coche.


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Final vacacional

Indicios de que hay que volver a esperar once meses para las siguientes vacaciones.

El fin del veraneo se advierte por múltiples razones, descontando la mirada al inoportuno calendario. La temperatura de la piscina desciende de un modo paulatino, pero inexorable. Parece decirte… “se te acaba el verano”. Luego está esa gente insolidaria que regresa antes que tú… en lugar de quedarnos todos veraneando y ver qué pasaría. Las casas veraniegas colindantes van quedándose vacías y apagadas, recordándote que la tuya también quiere tranquilidad y que va siendo hora de abandonarla. Hasta los mosquitos se han ido extinguiendo y su marcha es otro síntoma inconfundible.

Los días se acortan y hasta las salidas de aviones comerciales en lontananza se espacian. Los chiringuitos comienzan a plegar sus instalaciones, cierran antes y te sirven a tiempo (¡mala señal!). En la playa escasean los extranjeros y predominan los autóctonos domingueros. Incluso van apareciendo algunos jubilados foráneos que se habían escabullido de los atiborrados meses de julio y agosto.

Hasta el seto podado al llegar ha vuelto a crecer como desafiándote al decir “¡qué poco te queda! Las últimas y dramáticas pistas son el vaciamiento del frigorífico y de las reservas de refrescos, a cuenta de mi planificada consorte que no respeta mi derecho a ignorar el fatídico día de retorno.

Lo peor de todo son esos pesados, amigos y periodistas, que comienzan a hablar del síndrome postvacacional. O que te empiezan a llamar algunos desconsiderados de tu tierra, preguntándote dónde estás (que lean mi actualizado blog.agirregabiria.net). Ya voy, tranquilos, ya me sumo a la legión de los que hemos agotado el veraneo. Lo cierto es que reincorporarse a la rutina anual tiene sus ventajas, pero francamente ahora mismo no se me ocurre ninguna.
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Atención, todos necesitamos más...

Basta observar algo o a alguien con atención para que se vuelva interesante.

El verano es tiempo de descubrimiento. Las amistades reencontradas, desde pequeños de unos meses hasta nonagenarios, son fuente preciosa de redescubrimiento. Los niños pequeños responden inmediatamente a quien les dedica toda su atención,... y lo mismo nos sucede a todos a cualquier edad. Queremos, necesitamos captar la atención de los demás. Con frecuencia, más que la aprobación lo que ansiamos es la atención.

La atención es la piedad natural del espíritu, una cortesía que todos merecen y que además resulta ser nuestra mejor inversión. No atender siempre a quien nos habla, no sólo es falta de amabilidad y aún menosprecio, sino la grave pérdida de una inmensa oportunidad de aprender. Nada hay tan productivo como la atención, para la relación social y para mejorar nuestra propia educación.

La verdadera fuerza de una idea está, no en lo que vale, sino en la atención que se le presta. La atención es la aplicación de la mente a una persona, objeto o concepto. El primer medio para pensar bien es atender bien. Incluso el verdadero arte de la memoria no es otro que la disciplina de la atención.

Recordemos que el derecho a la atención es algo que se puede conquistar. El premio del que dice y actúa bien, es la atención que presta y que se le presta. La atención hacia los demás y la de los demás nos da el límite que hemos de poner a nuestras palabras. Aprendamos en dos etapas: Primero a prestar más atención. Segundo, a despertar, captar y retener la atención; más aún, sepamos satisfacer la atención de los demás.
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La vida es...una maravilla

La vida es lo que hemos dado (Georges Seferis, Premio Nobel de Literatura de 1963).

Vivir cada vida es algo tan difícil que nadie antes lo ha intentado. Pero la vida es lo mejor que conocemos. La vida es lo que hacemos y lo que nos pasa. La vida es un diez por ciento como la construimos y un noventa por ciento como la aceptamos. La vida es anticipación y porvenir.

La vida es sueño, la vida es juego. La vida es un frenesí, una ilusión, una sombra, una ficción,… La vida es como un eco; nos devuelve engrandecido lo que le damos. La vida es como un espejo: Sonriámosla y nos sonreirá. El procedimiento más seguro de hacernos más agradable la vida es hacerla agradable a los demás.

La vida es una atrevida aventura o no es nada. La vida es un montón de pequeñas cosas. La vida es nueva cada día. La vida es más como pintar un cuadro, que como hacer una suma. La vida es como bracear con la realidad. La vida es un arco iris que incluye el color negro. Quizá nosotros lo somos, pero la vida no es triste. La vida es fascinante: sólo ha de mirarse con la correcta perspectiva.

La vida es hermosa por sí misma. La vida es un paraíso, pero algunos no lo saben ni se cuidan de saberlo. La vida es una serie de sorpresas. La vida es el constante prodigio de ver que existimos. Sólo a quien un día le parece demasiado largo, opina que la vida es breve. Pero la vida es demasiado efímera, para no ser también inmortal. La vida, si no se le tiene miedo, es una maravilla .
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Apreciemos a los demás

Para nuestros propios defectos somos topos; para los ajenos, linces.

Más se sabe de una persona por lo que dice de los demás, que por lo que los otros opinan de ella. Antes de contar un solo defecto de los demás, comencemos a repasar y enumerar mentalmente los nuestros. Así, seguramente, nos faltará tiempo, no ya para anunciar, sino incluso para advertir los fallos ajenos. A fin de cuentas, ¿quién puede vanagloriarse de no tener defectos? Examinando los nuestros, aprendemos todos a excusar los de los demás.

Entretenerse en buscar defectos al prójimo es prueba suficiente de no ocuparnos apenas de los nuestros propios. Dado que no somos perfectos nosotros, descubramos en los demás preferentemente bondades y virtudes. De este modo, comprobamos que todos poseemos grandes cualidades que nos hacen merecedores de aprecio y estima.

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Caricias

El elefante se deja acariciar. El piojo, no.
Conde de Lautreamont
Las personas son como los animales. También necesitan ser acariciadas.
En el amor, el débil es quien pega, y el fuerte el que acaricia.
Puedes acariciar a la gente con palabras.

Prefiero vecinos extranjeros

En las urbanizaciones de verano de la costa del mediterráneo, prefiero de largo que mis vecinos sean extranjeros lejanos.

Mis buenos amigos de Murcia, Valencia, Castilla-La Mancha y Madrid conocen mi opinión y la respetan, aunque no la comparten. En mi residencia de verano, disfruto cada año reencontrándome con ellos y con mis otros vecinos alemanes, noruegos, belgas,… Pero lamento que en el conjunto de la comunidad se estén yendo algunos extranjeros, siendo sustituidos mayoritariamente por los cercanos murcianos.

La razón de preferencia se basa en dos elementos esenciales: las visitas y el ruido generado. Una casita de verano ocupada por autóctonos significa el triple o cuádruple de personas que en el caso de que sean foráneos. En un simple apartamento recién adquirido, o simplemente alquilado, por murcianos cabe esperar la visita de toda la parentela de la región todos y cada uno de los días de veraneo. Los extranjeros, en cambio, aparecen poco en verano y siempre formando un grupo que ni crece, ni varía día a día en su composición.

La técnica de los nativos, debidamente analizada en mis largas estancias, se puede resumir bajo el nombre de “los invasores”. Con la autorización de los titulares del hogar, o sin ella, es previsible y predecible que en un piso de veraneo ocupado por mis queridos murcianos aparezcan poco antes del mediodía un gentío de remotos parientes o amistades de la infancia que, siempre sin avisar, se queden a comer y a cenar hasta la siguiente madrugada, amén de ocupar todas las áreas e instalaciones de la comunidad.

Estos visitantes, extrañamente planificados pues nunca coinciden dos muchedumbres pero no hay día donde falte una caterva de auto-invitados, acostumbran a acudir sin más obsequios que su pertinaz presencia, mucha hambre y mucha sed, pero con alegría a espuertas (será por lo barato que les sale su veraneo) y sin prisa por irse. Ya que no aportan nada para las varias comidas que piensan gorronear, tampoco traen toallas, sombrillas ni elementos de playa que, ya puestos, también corresponde ceder a sus sufridos y hospitalarias visitados.

Entre los pegadizos aprovechados, la peor especie son algunos familiares que, por hacer aprecio de las casas ajenas, se convierten en parásitos permanentes y regulares. Algunos de estos especimenes disfrutan de cualidades inverosímiles como poder establecerse de forma vitalicia en sofás (a ser posible en medio de la sala), o en tumbonas de jardines y terrazas (donde sólo molestan al conjunto del vecindario). Ya que supuestamente sólo se quedarán “unos días” (expresión que significa como mínimo una quincena), hacen un uso intensivo de todo lo comunitario, como piscinas, duchas, bancos,… dejándose notar por el conjunto de la colectividad que acaba aprendiéndose sus nombres e invocando con frecuencia el de sus antecesores.

En definitiva, en la misma casa-tipo de dos habitaciones donde sólo cabe una nuclear familia de extranjeros con el matrimonio y dos hijos, que hablan bajito, es posible “acomodar” a tres o cuatro familias autóctonas, compuestas por la siguiente relación de titulares e invitados: Tres, o cuatro, generaciones de abuelos, padres e hijos de todas las edades, con amigos y primos anexos, que disponiendo de un sofá libre en el trastero y bastante espacio en la piscina de la comunidad invitan a otros familiares y conocidos varios del pueblo a “visitarles cuando quieran” para que vean lo bien instalados (y espaciosos) que están en la “casa de la playa”.

Para compensar que son muchos ocupantes en un espacio pensado para muchos menos, la solución más frecuente es comunicarse… a gritos. Por si quedaba alguien en la zona que no se había enterado de que habían vuelto los inolvidables vividores que dieron la murga hace dos semanas… Estos gorrones profesionales han mejorado el dicho de que donde comen cuatro comen… cincuenta. Ahora, después de haber sobrevivido al último fin de semana con nuevo récord batido en el pleno de visitantes recalcitrantes, entiendo el porqué de que los pueblos del interior se queden vacíos… Luego dicen que extranjero es quien no tiene amigos. ¡Benditos vecinos extranjeros!
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El inmediato deber

El único procedimiento (conocido y comprobado) para regenerar el mundo (en toda su inmensa complejidad) ... consiste en cumplir (cada uno de nosotros) con el deber más (nimio e)inmediato.

Charles Kingsley,
novelista inglés
del siglo XIX.

(Mentalizándonos para el final de las vacaciones)

Abuelos explotados

Una dramática historia real, que no es tan infrecuente como creíamos.

Al reencontrar parecidas situaciones, hemos recordado un caso que nos impresionó hace dos décadas. Cuando les conocimos, ellos ya eran unos abuelos jubilados. Él había sido un relojero con negocio propio, y le había ido razonablemente bien. Tanto que pudo comprar una casa a cada uno de sus hijos e hijas en una gran capital. También contaba con una casita de verano, al lado de la nuestra.

Cada veraneo comenzaba igual. Primero venía el matrimonio de octogenarios, para limpiar la casa y llenar la despensa. Dos días después, con precisión insuperable, la vivienda se abarrotaba de hijos y nietos. Al amanecer, ya se podía ver a la abuela limpiando el porche, y su jornada laboral de ama de casa se prolongaba hasta el anochecer. Diariamente los dos abuelos hacían las compras, pero nadie de sus cinco hijos e hijas, ni nueras ni yernos, ni nietos o nietas, salía a su encuentro para descargarles de alguna de las bolsas, que en varios viajes transportaban a casa.

Preparando comidas, meriendas y cenas los ancianos, jamás iban a la playa, pero sí toda aquella tropa de descendientes que los explotaba sin piedad. A lo sumo, el abuelo bajaba a la orilla para cuidar a sus nietos más pequeños. También sacar la basura era función exclusiva suya. Era un escándalo de abuso familiar para quienes conocíamos la situación, pero no se lo parecía así a aquellos desalmados hijos y nietos que lo veían como algo que los abuelos hacían por obligación y con gusto.

Un año ya no vimos a los ancianos. Nos comunicaron que habían muerto en el otoño, con apenas unos días de diferencia entre ambos fallecimientos. Nos apenó sobremanera no poder hablar con aquellos bondadosos patriarcas que habían dedicado más de sesenta años a tan ingratos descendientes. Entonces, aquella panda de inútiles perezosos pareció que podía organizarse. Dejaron de venir tan sincronizadamente; compraron otras viviendas próximas y cada pareja se ocupó de su prole. Se había acabado el chollo de los abuelos: simplemente los habían exprimido hasta la muerte.

Siempre nos ha quedado el recuerdo amable de aquellos maravillosos abuelos, que siempre estuvieron unidos y felices en medio de tan fatigoso trabajo doméstico. No volvimos a tratar con sus desconsiderados herederos, aunque les seguimos viendo. Pronto varios de ellos se divorciaron, y tampoco se hablaban entre ellos. Había desaparecido lo que ellos nunca apreciaron y lo que jamás serán: Una pareja que se ama, y que al tener hijos propios reconoce aún más a sus progenitores y que se ocupan de ellos en su ancianidad.
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Mikel Agirregabiria Agirre. Educador
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Educación como solución

La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil que cuando uno empieza a aprenderlo ya hay que morirse, dijo Ernesto Sabato. La única solución es la transmisión del conocimiento a través de la educación, siendo para los seres humanos el primer oficio aprender y el último enseñar, concluyo por mi parte.

Gente con clase

Las urbanizaciones playeras son verdaderas arcas de Noé; se encuentran en ellas toda clase de bípedos sin plumas.

La “clase” no significa pertenencia a una determinada “clase social”. De hecho, hay demasiada gente sin clase entre las clases alta y media, y mucha gente con clase en la clase baja. La “clase” se adquiere en clase, en la enseñanza obligatoria y común para todos. Lamentablemente y a pesar de haberse incrementado el número y las horas de clase, no parece que el porcentaje de “gente con clase” haya aumentado tanto como sería de desear.

La “clase” no necesita definirse: se reconoce y basta. Pero hay síntomas que apuntan incluso a distancia, sin hablar, sin conocer el idioma,… La gente “con clase(s)” lee prensa y literatura, debate, conversa y escucha, en grupo pequeño, en pareja, en familia, sabe estar sola,… Otra gente fuma, bebe alcohol, come demasiado, va tatuada, compra compulsivamente, ve la TV, habla de programas de la tele, pone la música alta y con altavoces, da voces, no respeta horarios, se aburre si no son multitud,…

Un posible indicador de la “clase” es la elección del tipo de placeres que elegimos, según llevan a destruirnos o a hacernos crecer. No elijamos ser de esa clase de gente que pasea el cuerpo en avión y el espíritu en carreta. El verano es un buen momento para viajar, leer, charlar, reposar, reflexionar, cultivarse, cambiar,…
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