Elegía ininterrumpida

De los arcaicos asesinos,
las nuevas víctimas hoy mueren,
cínicamente como siempre,
en nombre de la libertad,
de la justicia y de la paz.

Madres con sus niñas y niños
son exterminados por fuego,
tecnología inteligente l
anzada desde esos navíos
donde la muerte se convierte
en inhumanos videojuegos
que los criminales bautizan
con fúnebres nombres grotescos.

Los misiles caen tan deprisa,
que se anestesia nuestra mente,
pero todos los bombardeos
nos traen recuerdos de Gernika.

Los mismos verdugos fascistas
que inmolan seres inocentes,
de inmortal alma que porfía,
tras sus ojos resplandecientes.

Apocalípticos jinetes,

de nuevo cabalgan feroces,
los sanguinarios dirigentes
que a la democracia se imponen,
en cruel sarcasmo sedicente.
Son unos malditos cobardes,
que se escudan en coaliciones
para cubrir su iniquidad.

Ahora moriremos los pobres:
pero alguien sobrevivirá
y no olvidará la hecatombe.

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