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Noche de San Juan


Otras noches de San Juan en posts y en fotos... (pronto más). Y hoy, junto a luctuosas noticias, también ha sido un gran día de solsticio de verano,... Últimas fotos en Flickr. Fotos de Aitor. Y el mejor consejo para estas fechas en euskara (en bizkaiera, dialecto vizcaíno del euskera): "San Juan bagille / denbora ederrie, / artoak eta gariek / ondo gorde, / zapoak eta sugeak / ondo erre" (Si estamos en San Juan / el tiempo excelente, / maíz y trigo / guardar bien, / sapos y culebras / quemar bien). El ritual ancestral de transición y catarsis en la noche de fuego para iluminar su brevedad. Época de limpieza y olvido de lo negativo, de relanzamiento y renacimiento de lo nuevo y positivo.

El verano es muy... largo

El verano se ha acabado, pero ha sido prolongado.

Cuando llegaron, las vacaciones, todos miramos el calendario con sumo cuidado. Cuatro semanas, veintiocho jornadas, pero sabemos… cómo pasan. Rápidas, vertiginosas, porque todos los veranos tienen fama de cortos. Por eso, nos sorprendió oír la frase del título. Pronto, por el entorno, lo comprendimos; era obvio.

La primera mañana, al volver la playa, un niño con su madre estaba. Una bola de cristal, con un juguetito dentro, tenía en su mano izquierda. Pero con la palma de la otra, llorando, pedía otra moneda para la máquina: Quería comprar otra esfera. Y, entonces, su mamá le (nos) advirtió: “Sólo un euro al día, porque el verano… es muy largo”.

Ahora, el otoño asoma tembloroso. Ya llega, con aplomo, el equinoccio. Tampoco pasará pronto. Invierno y primavera, también se tomarán su tiempo. ¿Qué dirá aquella madre de tan grande periodo? Si largo fue el verano, el resto del año… se nos hará eterno.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2008/veranolargo.DOC

Fauna humana de playa

El antropólogo aficionado encuentra un hábitat excepcional en las aglomeraciones estivales de las costas arenosas.

La mayoría de la gente va a la playa en verano con el único objetivo de descansar, bañarse y tomar el sol. Pero los arenales ofrecen un espectáculo tan variado que ni los circos de muchas pistas apenas podrían representar. Los grupos humanos presentes en una aglomeración multitudinaria deben ser descritos por rasgos diferenciadores. Una taxonomía de urgencia permite clasificar los siguientes especímenes frecuentes en nuestros litorales veraniegos.

En primer lugar, por cronología, están los conquistadores, gentes madrugadoras que plantan todo tipo de cachivaches en los lugares más selectos para tomar posesión posteriormente de sus tierras. Se valen de sombrillas viejas y sillas desvencijadas, con la doble virtud de ser aparatosas e indignas de ser robadas. Su esforzada labor matutina queda desvirtuada por el segundo colectivo, los vanguardistas. Estos llegan tarde, pero son capaces de encontrar esa “primera línea de playa”, por delante de la anterior “primera línea”… Entre tanto, llegan al lugar del desafío los palistas, gente que evidencia que, como compensación a no haber dado en toda su vida un palo al agua, le dan a la pala en medio del agua… y del resto de sus supuestos congéneres. Estos gremios contrastan con los carbonizados, bultos dormidos o entes semimuertos que permanecen inmóviles en decúbito supino sobre una toalla achicharrándose y que, a media mañana, se dan la vuelta para pasando a decúbito prono asegurarse una incineración por ambas caras.

Entre los itinerantes también se distinguen tipologías peculiares. Descontando a los sembradores, de arena, esos niños incontrolados que te garantizan arenisca en los ojos, pueden observarse a las gastadoras, de playa, mujeres caminantes compulsivas de distinta edad y condición que marchan a gran velocidad, yendo y volviendo, no se sabe si para rebajar peso o para producir más… arena. Tampoco es difícil detectar a los autistas, del teléfono móvil, que con semejante excusa y a voz en grito nos deleitan con sus penas y su inconmensurable… incultura. Sin agotar el elenco de especies playeras, no podemos dejar de recoger en este primer catálogo a los minimalistas, que en el espacio comprendido entre un parasol y la nevera portátil es capaz de concentrar a tres generaciones de una misma familia, y a todos sus amigos y parientes de la pedanía. Parece increíble el poder de tortillas y gaseosas, que -aliadas con un sol de justicia- produce el perfecto modelo de “familia unida” en un solo metro cuadrado de sombra.

Versión para imprimir en: mikel.agirregabiria.net/2008/faunaplaya.DOC