Sin duda, ha sido el vehículo más emblemático de los coches que nos interesan, y que son aquellos que llevan motores eléctricos significativos para recuperar inercias de frenado, optimiza consumos y ser diseñados (y construidos como es el caso del BMW i8 en factorías eólicas autoestionadas energéticamente) bajo criterios de sostenibilidad (otra cuestión, paradójica o contradictoria, es la exuberancia de su potencia, coste,..., pero esto queda a criterio de sus potenciales compradores).
Por todo ello, este post de análisis se etiqueta con el tag motor como la expresión máxima de todos los coches eléctricos y de los principales híbridos que se comercializan en nuestro mercado, todos los cuales han pasado por nuestras manos (eléctricos puros como Renault Zoe, Renault Twizy, Nissan Leaf,... o híbridos como Opel Ampera, Toyota Prius, Honda Insight,...
Dotado de una potencia combinada de 362 CV (231 CV de su motor central tricilindrico de 1.499 cc que propulsa el eje trasero y los 131 CV del motor eléctrico que traccionan desde el eje delantero), dispone de una autonomía de 600 kilómetros,.. con el depósito de combustible opcional de 42 litros de capacidad, y menor con el depósito de serie de 30 litros.
Plagado de detalles, el BMW i8 es un compendio de innovaciones a cual más sorprendente. Novedades técnicas en aspectos muy diferentes, desde la opción de ser el primer coche que circula por nuestras carreteras con luces de láser (LaserLight), duplicando el alcance de los luces LED,... pasando la luneta trasera de Gorilla Glass hasta esa imagen cenital que sabe componer con cuatro cámaras en las esquinas del coche y que nos ofrece una visión como tomada por un drone a a unos metros sobre el vehículo, algo muy útil para aparcar y al estilo (se puede ver en el último vídeo). O la posibilidad de adquirir llantas de polímeros de fibra de carbono,...
Goza de un diseño exterior indiscutiblemente llamativo, y dudamos que haya alguien a quien no agraden sus líneas aerodinámicas que canalizan el aire a través de su carrocería de fibra de carbono reforzada con plástico obre su chasis de aluminio. Destaca asimismo su salpicadero digital futurista, con colores y entornos cambiantes y un cúmulo de información. El BMW i8, al no ser eléctrico, no cuenta con el sistema "One pedal feeling", como su hermano menor.
Recomendado para los refinados conductores "early adopters", sin problemas financieros, quienes busquen una singularidad, que se apreciará desde el sonido -levemente amplificado de su motor... térmico-, hasta la estilizada línea aerodinámica.