El año que cambiamos el mundo, 2019

El año que cambiamos el mundo, 2019
Algunas ideas para mejorar el mundo,... Sí, porque nosotros y nosotras, aunque no seamos muchas personas, podemos cambiar el planeta.
Margaret Mead lo predijo,...
Primer recordatorio de Margaret Mead"Nunca dudes que un pequeño grupo de personas pensantes y comprometidas puede cambiar el mundo. De hecho, son quienes alguna vez lo lograron"
Cambiemos nosotros, antes de cambiar el mundo.
Premisa necesaria para cambiar lo global, la transición interna, la evolución íntima. No podremos transformar el mundo, si no evolucionamos en nuestro interior. No olvidemos que Mafalda apuntaba que si nosotros no mejoramos el mundo, será el mundo quien nos cambie a nosotros.
Juntos cambiaremos el mundo
Aunque no logremos cambiar todo el mundo, lo que es seguro desde el primer paso es que mejoraremos nuestro mundo

El año pasado también escribimos algo muy parecido, pero sólo era un ensayo para este año 2019 que se avecina y vislumbramos como glorioso.

2019, otro año de mujeres por el progreso social

2019, otro año de mujeres por el progreso social
Cada día que pasa la presencia de movimientos impulsados por mujeres que cobran un protagonismo creciente en las redes sociales. A modo de ejemplo, tres casos que no verás en los caducos periódicos de papel, pero que mueven las redes sociales. Proceden estas tres perlas del Oriente Medio, de India, de Canadá,... 

Ha acontecido un pequeño gran milagro casi completamente ignorado por los medios de comunicación: miles de mujeres hebreas, musulmanas y cristianas han caminado juntas en Israel por la paz. En el nuevo vídeo oficial del movimiento Women Wage Peace,... 
La canción "Oración de las Madres", nació como resultado de una alianza hecha entre la cantante y compositora Yael Deckelbaum, y un grupo de mujeres valientes, que conduce el movimiento de “Women Wage Peace” (Mujeres Activan Por La Paz). El movimiento surgió en el verano de 2014 durante la escalada de violencia entre Israel y los Palestinos, y la operación militar "Tzuk Eitan". El 4 de octubre de 2016, las mujeres judías y árabes comenzaron la articulación del proyecto la "Marcha de la Esperanza". Esa misma tarde 15.000 mujeres protestaron frente a la casa del primer ministro en Jerusalén.
Miles de mujeres marcharon desde el norte de Israel a Jerusalén en un llamado por la paz. Una llamada que llegó a lo más alto, el 19 de octubre, en una marcha de 4.000 mujeres, al menos la mitad de ellas palestinas, y la mitad israelíes en Qasr el Yahud (en el norte del Mar Muerto), en una oración conjunta por la paz. En la canción, Yael Deckelbaum combina la grabación de Leymah, traída desde un video de Youtube en el que había enviado sus bendiciones al movimiento. Las marchas fueron acompañados por la ganadora del Premio Nobel de la Paz Leymah Gbowee, que llevó a finalizar la Segunda Guerra Civil de Liberia en 2003, con la fuerza conjunta de las mujeres. Vía: @Caritas_Bizkaia.
Por otro lado del mundo, cuatro millones de mujeres formaron una única fila de 620 km por la igualdad en la India. Cuatro millones de mujeres han formado un muro humano para pedir igualdad de género en el estado de Kerala, en La India, llegando a cubrir 620 kilómetros. Esta reivindicación tiene lugar después de que se prohibiese la entrada a dos mujeres de cuarenta años en el templo de Sabarimala. Se considera un acto impuro por estar en edad de menstruar, entre los 10 y los 50 años. 

El Tribunal Supremo levantó esta prohibición el pasado septiembre, pero a pesar de ello 200 peregrinos intentaron evitar su entrada al templo. "La entrada de mujeres en Sabarimala es una victoria histórica para nosotras", sostiene Trupti Desai, activista. No obstante, los más devotos siguen protestando por lo que consideran un "desafío". Mucho más con el hashtg #WomensWall.

 

2019: ¿El mejor año de la historia?

2019: ¿El mejor año de la historia?
2019: ¿Será el mejor año de la historia? Muchos pronostican justamente lo contrario, que 2019 será horrible. Pero eso lo explica el profesor de Harvard Steven Pinker, en el anuario 2019 de The Economist; “El mundo en 2019, visto a través de las noticias, será un lugar deprimente”. Y añade: “Está en la esencia del periodismo que reporta sobre lo que pasa, guerras y epidemias, y no sobre lo que no sucede, como paz y salud”.

Visto lo cual, lo mejor es dejar de informarse en medios interesados en fomentar el pesimismo (que, lamentablemente, son la mayoría de los periódicos). El año 2019 será el mejor año de la historia, sólo superado por lo que venga en el futuro.
Hagamos que 2019 sea un pésimo año para los armamentistas, para los violentos, para quienes apelan al odio, para quienes no buscan un planeta sostenible para una humanidad hermanada,...

Tenemos todas las posibilidades de aguarles la fiesta y lograr que 2019 sea nuestro año, el año en el que seguimos mejorando el mundo y la historia. Para ello hay que hacer mucho, votar siempre, elegir bien y confiar en nuestro poder como ciudadanía global. 

"Especial para mayores de 50 Primaveras”, de Harold Schlumberg

En la vida todos tenemos un secreto inconfesable, un arrepentimiento irreversible, un sueño inalcanzable y un amor inolvidable.
Las mujeres y hombres maduros de ahora hemos llegado a una edad maravillosa en la que emprendemos el camino del desaprendizaje.
Fuimos criados con la creencia de que debíamos ser los mejores en todo: mejores estudiantes, mejores esposas, mejores esposos, mejores profesionales, mejores madres y padres, etc.
Fuimos educados con la creencia de que TODO es pecado.
Ha llegado la hora del desaprendizaje. Ha llegado la hora de decir NO en muchas ocasiones, de mandar al carajo los compromisos y las obligaciones.
Pasó la hora de las responsabilidades desvelantes.
Ahora nos gusta estar solos, disfrutar buenas conversaciones con gente que no nos insulta y que cree lo mismo que nosotros o que no le importa que opinemos diferente.
Es la hora de hablar de todo sin necesidad de sostenerlo como medio de defensa.
Es hora de ver películas, de estar en una finca, de ir a pescar al río, durante la semana, de leer, de escuchar, de sonreír y de burlarse de la mayoría de los mortales que viven pendientes de las pendejadas.
Nosotros ya demostramos que las responsabilidades fueron bien atendidas por nosotros, que hicimos las cosas lo mejor posible, que dejamos huellas, que somos buenas personas.
Lo que nos queda de vida es para nosotros, para disfrutar, para cumplir el mandamiento divino de amarnos a nosotros mismos. Por eso vamos a hacer lo que nos da la gana.
Viajar al máximo, tomando café con amigas y amigos, conversando con todo el que nos encontremos.
Ya pasó la época de los roles. Lo que fuimos, fuimos; ahora somos para nosotros mismos sin tener que rendir cuentas a nadie.
Los demás seguirán su camino de responsabilidades y de afanes, de preocupaciones y nerviosismos. Nosotros ahora, estamos por encima del bien y del mal.
Vamos a museos, asistimos a conferencias y si no nos gusta nos salimos sin que nos importe, redescubrimos al Quijote.
Ahora asistimos con mayor frecuencia a entierros y nos damos cuenta de que se aproxima el nuestro, pero estamos preparados, pues al fin y al cabo vivir es mortal.
La vida es para nosotros una profunda experiencia interior, lejos de mitos, ritos, limosnas y pecados sin fin.
Es la hora de empezar a relajarnos y de conversar largas horas con uno mismo, que es el único que permanece siempre, ahora y después de que abandonemos la nave del cuerpo. Nos rodean pocos seres a quienes amamos profundamente y que seguirán viviendo sus propias experiencias, estemos nosotros o no.
Mandaremos para donde sabemos a la gente que nos molesta, la tóxica.
Quienes nos buscan sin egoísmos van a encontrar una sonrisa, una mirada tierna y comprensiva, un consejo acertado o no, afecto.
Somos, ahora sí, libres de ataduras, de prejuicios, de creencias.
Somos libres si no le tememos ni a la vida ni a la muerte…

"Especial para mayores de 50 ó 60 Primaveras”, de Harold Schlumberg, químico retirado

Ahora elige qué día quieres tener,... según indica Mario Benedetti.

Navidad en Twitter y YouTube

Explicando a la niña qué es la Navidad,... con un abrazo

Mi alma tiene prisa

Mi alma tiene prisa. Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora,…
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a manipuladores y oportunistas.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, porque mi alma tiene prisa,…
Sin muchos dulces en el paquete,…
Quiero vivir al lado de gente humana,… muy humana.
Que sepa reírse de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de la hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas,…
Gente a quienes los golpes duros de la vida les enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí,… tengo prisa,… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan,…
Estoy seguro de que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos en realidad dos vidas y, la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una,…
Mi alma tiene prisa (Poema Golosinas) es obra de Mário de Andarde (Sao Paulo 1893 – 1945). Poeta, novelista, ensayista y musicólogo. Fue uno de los fundadores del modernismo brasileño.