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“Alice and Sparkle”: La IA jaquea a ilustradores y editores

El caso Alice and Sparkle y la literatura generada por Inteligencia Artificial. ¿Puede una máquina o un algoritmo escribir un libro clásico? Lecciones del primer bestseller infantil hecho por IA.

En diciembre de 2022, el diseñador tecnológico Ammaar Reshi publicó Alice and Sparkle, un libro infantil producido en un fin de semana combinando ChatGPT para el texto y Midjourney para las ilustraciones. La rapidez y el bajo coste del proyecto lo convirtieron en botón de muestra: la IA ya no es solo herramienta experimental, sino una posible “autor” práctico capaz de generar obras publicadas.

La aparición de Alice and Sparkle desató una reacción en cadena: desde la fascinación mediática hasta una protesta intensa por parte de comunidades de artistas e ilustradores. Las críticas se centraron en dos ejes: primero, la ética de entrenar modelos con obras humanas sin compensación; segundo, la calidad estética y cultural de obras que, aunque técnicamente correctas, podrían carecer del “espíritu” o la intención humana.

¿Por qué importa este caso? Alice and Sparkle funciona como ejemplar porque condensa en un solo experimento las preguntas que ahora ocupan a editores, juristas y creadores: ¿Puede la IA ser autora?

Existen matices útiles: algunos escritores han explorado la colaboración con IA como metodología creativa —usar modelos para desbloquear ideas, reescribir o proponer variantes— sin renunciar a la curaduría humana. El caso de Stephen Marche con Death of an Author (obra compuesta mayoritariamente con LLMs, y analizada en la prensa especializada) pone de manifiesto otra vía: la IA como “colaborador” masivo, donde el autor humano selecciona, corrige y organiza el material generado.

Frente a los problemas y oportunidades, propongo tres líneas de actuación práctica para el ámbito editorial y creativo:

  1. Transparencia obligatoria: etiquetar obras total o parcialmente generadas por IA. El lector tiene derecho a saber si la voz que lee surge íntegramente de un modelo estadístico o de una persona con historia y experiencia.
  2. Modelos de compensación y trazabilidad: desarrollar mecanismos que reconozcan la contribución de creadores cuyos trabajos (imágenes, textos) han servido para entrenar modelos.
  3. Nuevas prácticas editoriales: formar a editores y agentes en curaduría de outputs de IA (prompt‑engineering, edición post‑IA, normas estilísticas), de modo que el resultado final combine eficiencia tecnológica y criterio humano.

También hay propuestas culturales: fomentar proyectos que exploren la IA como herramienta pedagógica (talleres de escritura co‑creativa), y convocatorias literarias que acepten obras co‑firmadas por humanos e IA, para normalizar y estudiar la hibridación creativa.

Conclusión: Alice and Sparkle no es solo una curiosidad técnica: es un caso fundacional que obliga a reimaginar marcos legales, modelos de negocio y prácticas creativasEl Legado de un Cuento Algorítmico. Más allá de su calidad literaria cuestionable, Alice and Sparkle cumplió una función histórica: materializó ansiedades colectivas sobre automatización creativa.

@lebretzel_ Quel est le secret du livre Alice and Sparkle d'Ammaar Reshi ? 🤔 #chatgpt #openai #midjourney #technews #actutech #technologie #IA #AI #intelligenceartificielle #livre #amazon #fyp ♬ Try Something New - Alex Arias & Alexander Julius Wright

BookTok: ¿Leer vuelve a ser cool o banalización de la crítica?

Efecto BookTok: Cuando TikTok revolucionó la crítica literaria. Hemos pasado de los suplementos culturales a los vídeos de 60 segundos para recomendar obras. LGeneración Z reescribe las reglas del mercado editorial, creando lectores (y también best-sellers). El fenómeno BookTok se mueve entre el entusiasmo genuino por la democratización de la crítica y la dictadura del algoritmo. 

El nacimiento de un fenómeno culturalEn 2020, mientras el mundo se confinaba por la pandemia, algo inesperado ocurrió en TikTok: jóvenes de todo el planeta comenzaron a compartir sus recomendaciones literarias en vídeos de menos de un minuto. Lo que empezó como una tendencia espontánea se convirtió en BookTok, un movimiento que ha transformado radicalmente la industria editorial y la forma en que se consume y discute la literatura en el siglo XXI.

BookTok no es simplemente una etiqueta más en redes sociales. Con más de 200 mil millones de visualizaciones, representa un ecosistema completo donde millones de lectores, principalmente de la Generación Z y millennials jóvenes, comparten reseñas, recomendaciones y reacciones emocionales a sus lecturas. Y lo más sorprendente: están comprando libros en cantidades masivas. 

La democratización de la crítica literariaDurante décadas, la crítica literaria fue territorio exclusivo de suplementos culturales, revistas especializadas y académicos universitarios. Los guardianes del canon literario decidían qué obras merecían atención y cuáles quedaban en el olvido. BookTok ha dinamitado este modelo vertical.

En esta nueva crítica, no importan los títulos académicos ni la prosa refinada. Lo que cuenta es la autenticidad, la conexión emocional y la capacidad de transmitir pasión por la lectura en formato ultra-breve. Una adolescente llorando mientras sostiene "Una corte de rosas y espinas" de Sarah J. Maas puede tener más impacto en las ventas que una reseña de cinco páginas en un prestigioso periódico.

Esta horizontalidad tiene ventajas evidentes: voces diversas, criterios plurales y una accesibilidad sin precedentes. Jóvenes que nunca leyeron suplementos culturales ahora devoran recomendaciones literarias diariamente. BookTok ha conseguido algo que la educación formal llevaba décadas intentando: hacer que leer sea cool.

El poder transformador del algoritmoLos números son contundentes. Libros como It Ends with Us de Colleen Hoover, publicado en 2016, experimentaron un resurgimiento extraordinario gracias a BookTok, vendiendo millones de ejemplares adicionales años después de su lanzamiento. Clásicos olvidados vuelven a las listas de más vendidos. Autores desconocidos alcanzan fama internacional de la noche a la mañana.

Las editoriales, inicialmente escépticas, han tenido que adaptarse. Muchas crean ahora departamentos específicos de BookTok, envían ejemplares a creadores de contenido y diseñan portadas "instagrameables". Las librerías han creado secciones especiales con el distintivo "Popular en BookTok", reconociendo la influencia real de estas recomendaciones en el comportamiento del consumidor.

Las sombras de la revoluciónSin embargo, BookTok no está exento de controversias y limitaciones. Los críticos señalan varios problemas estructurales de este nuevo paradigma:

- La tiranía del formato: Reducir una obra literaria compleja a un vídeo de 60 segundos inevitablemente simplifica, cuando no banaliza, el discurso crítico. ¿Cómo analizar los matices de Proust (otros posts) o la complejidad de Virginia Woolf (otros posts) en ese tiempo? La respuesta suele ser: no se hace.

- Homogeneización de gustos: El algoritmo de TikTok tiende a crear cámaras de eco. BookTok favorece abrumadoramente géneros específicos: romance, fantasía young adult, ficción new adult. Obras experimentales, literatura clásica o ensayo tienen escasa presencia. Esto plantea interrogantes sobre la diversidad real que el movimiento promueve.

- La supremacía de lo emocional: BookTok privilegia la reacción visceral sobre el análisis reflexivo. Los vídeos más virales suelen mostrar lágrimas, risas o sorpresa, no argumentaciones elaboradas sobre técnica narrativa o contexto histórico. ¿Es esto crítica literaria o simple entretenimiento emocional?

- Mercantilización acelerada: La línea entre recomendación genuina y marketing se difumina constantemente. Muchos booktokers reciben libros gratuitos, invitaciones a eventos o compensaciones económicas. La transparencia no siempre es óptima.

Hacia una convivencia enriquecedoraLa pregunta no debería ser si BookTok es bueno o malo para la literatura, sino cómo puede coexistir con otras formas de crítica literaria. La crítica académica aporta profundidad, contexto histórico y rigor analítico. Los suplementos culturales ofrecen perspectiva profesional y espacio para la argumentación extensa. BookTok contribuye con entusiasmo contagioso, accesibilidad y capacidad de llegar a audiencias tradicionalmente alejadas de la lectura.

El nuevo gatekeeper es el algoritmo. El algoritmo de TikTok no premia la profundidad, la complejidad o la ambigüedad. Premia la performance de la emoción. Prefiere lo que es fácilmente empaquetable en 60 segundos. Esto crea un bucle de retroalimentación que favorece ciertos tipos de narrativa: tramas de alto impacto emocional, romances tórridos y finales devastadores.

El desafío educativo consiste en formar lectores que puedan transitar entre estos niveles: disfrutar de la emoción inmediata que ofrece un vídeo de BookTok, pero también desarrollar herramientas para un análisis más profundo y crítico. 

Conclusión: La lectura se transforma, no desapareceBookTok demuestra algo fundamental: el deseo humano de compartir historias y conectar a través de la literatura sigue vivo, simplemente ha encontrado nuevos canales. Mientras algunos deploran la supuesta degradación del discurso literario, millones de jóvenes están leyendo, comprando libros y formando comunidades lectoras vibrantes.

La nueva crítica no sustituye a la tradicional; la complementa, la desafía y, ocasionalmente, la supera en alcance e influencia. El futuro de la literatura probablemente no esté en elegir entre ambas, sino en construir puentes que permitan el diálogo enriquecedor entre generaciones y formatos.

@sol.blazquez como empezar en booktok #lectoras #lectores #bookwarms #booktok #libros #leer #comoempezarbooktok #consejos #crearcontenido ♬ Pop beat BGM / long version(1283324) - nightbird_bgm

Cast-Iron Charlie: La mente que pensaba para Henry Ford

Una de las leyendas más inspiradoras de la historia de la ingeniería cuenta que Henry Ford tenía un empleado (precursor de lo que ahora diríamos consultor) cuyo único trabajo era “pensar” en soluciones creativas a problemas de producción. Era el mejor pagado porque sus ideas ahorraban millones a la compañía. Supuestamente, cuando un periodista o visitante preguntaba qué hacía, Ford respondía: “Piensa. Y vale cada centavo de lo que cuesta”.

La historieta tiene una base real en la vida de Henry Ford, el fundador de Ford Motor Company. Aparece en libros y artículos sobre innovación y management, como en “Hoy y mañana” (un libro escrito por Henry Ford en 1926 con Samuel Crowther) o en relatos de Charles Sorensen (un ejecutivo clave de Ford). También se popularizó en charlas motivacionales y libros como “El hombre que sabía demasiado” o referencias en management moderno.

Este personaje existió y se llamada Charles “Cast-Iron Charlie” Sorensen (1881-1968), En algunas versiones, se refiere a otros ingenieros como Willis Carrier o incluso a un rol genérico de “pensadores” en la fábrica. Sorensen era un ingeniero danés que trabajó con Ford desde 1905 hasta 1944. Era el jefe de producción en la planta de Highland Park (donde se implantó la línea de ensamblaje en 1913). Su rol principal era resolver problemas complejos de ingeniería y optimización. Por ejemplo: Ideó formas de reducir el tiempo de ensamblaje del Model T de 12 horas a solo 93 minutos. Y desarrolló técnicas como el uso de moldes intercambiables y procesos de fundición que ahorraron fortunas en costos.

Ford lo valoraba tanto que lo pagaba extremadamente bien: Sorensen ganaba salarios equivalentes a ejecutivos top (alrededor de $50,000-$100,000 anuales en los 1920s, cuando un trabajador promedio ganaba $1,000-$2,000). Era uno de los mejor remunerados, no por “sólo pensar”, sino por resultados tangibles.
Ford promovía la idea de “pensar” como clave del éxito. En entrevistas y sus escritos, enfatizaba contratar mentes brillantes para innovar, no solo mano de obra. Tenía un equipo de ingenieros dedicados a experimentación, y la planta tenía “salas de pensamiento” donde se resolvían asuntos sin interrupciones. Un ejemplo concreto: En 1913-1914, durante la crisis de producción del Model T, Sorensen pasó días “pensando” en cómo mover el chasis en una línea móvil, lo que revolucionó la industria automotriz. Esto ahorró millones y multiplicó la producción.

Lo que es exagerado. No era “solamente pensar” en el sentido literal de sentarse sin hacer nada. Sorensen era activo: diseñaba, probaba prototipos y supervisaba. La anécdota simplifica su rol para ilustrar el valor de la creatividad. Tampoco hay evidencia documental de que fuera “el mejor pagado de toda la fábrica” en todos los años (Ford mismo y algunos accionistas ganaban más vía bonos). Pero sí era elite en compensación para un no-ejecutivo.

Ford era conocido por mitificar sus logros en autobiografías, así que parte es propaganda para vender su filosofía (eficiencia, innovación salarial como el “salario de $5 al día” en 1914). Hay un núcleo verídico: Henry Ford valoraba tanto las ideas innovadoras que pagaba fortunas a genios como Sorensen por resolver problemas “pensando” estratégicamente, lo que transformó su imperio.

Conocido como “Cast-Iron Charlie” (Charlie de Hierro Fundido) por su expertise en fundición y su temperamento duro, fue uno de los ingenieros más influyentes en la historia de la industria automotriz. Nacido en Copenhague, Dinamarca, emigró a Estados Unidos con su familia a los 4 años y creció en Detroit, Michigan. Provenía de un fondo humilde: su padre era herrero, y Sorensen empezó trabajando como aprendiz en una fundición a los 14 años. No tenía educación formal superior (solo hasta secundaria), pero era un autodidacta brillante en mecánica y metalurgia. Murió en 1968 a los 86 años, dejando un legado como el “padre de la producción en masa moderna”.

Antes de estar en Ford, trabajó en varias fábricas de Detroit. En 1900, entró en la industria automotriz en la Oldsmobile, y luego en Cadillac (1904), donde conoció a Henry Ford durante una visita. Ford lo reclutó personalmente en 1905 para Ford Motor Company, empezando como patternmaker (diseñador de moldes) con un salario inicial modesto de $100 al mes. Sorensen impresionó a Ford con su habilidad para resolver problemas prácticos. En 1907, ya era superintendente de la planta Piquette Avenue, donde se diseñó el Model T (1908). Su apodo “Cast-Iron” provino de su innovación en fundición de hierro para motores más eficientes y baratos.

Contribuciones clave en Ford Motor Company (1905-1944):
Relación con Henry Ford: Como mentor-protegido, tuvo una relación estrecha pero tensa con Henry Ford. Ford lo llamaba “mi mano derecha” y lo pagaba generosamente: para 1920s, ganaba hasta $75,000-$150,000 anuales (equivalente a millones hoy), más bonos. Era uno de los mejor compensados, reflejando el valor de sus “pensamientos” estratégicos. Sin embargo, Sorensen era el “policía malo”: imponía disciplina dura, despidos masivos y ritmos intensos, lo que generó resentimientos (e.g., huelgas en 1930s).

En 1941, con la muerte del hijo de Ford (Edsel), Sorensen chocó con Harry Bennett (guardaespaldas y favorito de Ford). En 1944, fue forzado a renunciar tras 39 años. Ford reconoció su deuda: “Sin Sorensen, no habría Ford como lo conocemos”. En 1941, antes de salir, diseñó la planta bombera Willow Run (Michigan), la más grande bajo un techo (produjo 8,600 B-24 bombers para la guerra). Tras Ford, consultó para el gobierno y empresas como Willys-Overland (Jeep).

Se retiró en Florida, escribió su autobiografía “My Forty Years with Ford” (1956, con Samuel T. Williamson), donde detalla anécdotas internas, critica a Ford por antisemitismo y paranoia, pero lo elogia como visionario. El libro es una fuente primaria clave, revelando cómo “pensar” en soluciones (como experimentos nocturnos) era su superpoder.

Su legado es inmenso. Revolucionó la manufactura global. Su modelo de producción en masa influyó en Toyota (lean manufacturing) y toda la industria. Sin él, el fordismo (eficiencia masiva) no habría sido tan exitoso. De personalidad dura, workaholic (trabajaba 18 horas/día), leal pero ambicioso. Tuvo 3 hijos; su nieto continúa en ingeniería.

Cast-Iron Charlie ingresó al Automotive Hall of Fame (póstumo), como uno de los múltiples reconocimientos. Museos como The Henry Ford en Dearborn exhiben sus diseños. Es una figura fascinante que encarna el “sueño americano” industrial. Fuentes recomendadas: su autobiografía, “Wheels for the World” de Douglas Brinkley o archivos de Ford. Otras referencias son “My Life and Work” de Henry Ford (1922) o biografías como “Ford: The Men and the Machine” de Robert Lacey.

Otro legendario ingeniero relacionado con Ford fue Charles Proteus Steinmetz.
@fablecraft9 “When Genius costs more than labor. #HenryFord #HistoryFacts #KnowYourWorth #Engineering #charlessteinmetz ♬ son original - ASSELINEAU 2027 🇫🇷

El peso del pasado: cuando la historia es determinante

Siguiendo la estela del post anterior sobre cómo la prehistoria determina aspectos del presentehoy veremos máshechos históricos del eco de la historia. Casos como el teclado QWERTY, los ferrocarriles o la implantación del euro, que ilustran cómo el pasado no desaparece: se acumula. Este fenómeno se denomina dependencia de la trayectoria (path dependency)

El peso del pasado: cómo la dependencia del camino moldea la historiaEn economía, política o tecnología, muchas veces creemos que las sociedades avanzan siguiendo criterios racionales o de eficiencia. Sin embargo, no siempre es así. A menudo, las decisiones del pasado pesan tanto que condicionan el presente y el futuro. Esta realidad está íntimamente relacionado con la rigidez institucional o las múltiples manifestaciones de la histéresis.

En todos los casos, la idea central es que una elección inicial puede cerrar otras opciones futuras, aunque aparezcan alternativas mejores. Veámoslo con algunos ejemplos históricos reveladores.

1. El teclado QWERTY: cuando la inercia vence a la eficiencia

El ejemplo clásico de dependencia del camino es el teclado QWERTY, diseñado en el siglo XIX por Christopher Latham Sholes para las primeras máquinas de escribir. Su objetivo no era escribir más rápido, sino evitar que las barras metálicas se atascaran. Por eso, se distribuyeron las letras de manera que las combinaciones frecuentes quedaran separadas.

Con la llegada de los ordenadores, ese problema desapareció. Se crearon otros diseños —como el Dvorak o el Colemak— más cómodos y veloces. Sin embargo, el QWERTY ya estaba universalizado en las escuelas, las oficinas y la industria editorial. Cambiarlo habría sido carísimo y confuso. Así, seguimos escribiendo con una disposición pensada para una tecnología obsoleta. Es el ejemplo perfecto de cómo una decisión técnica temprana puede generar una inercia social duradera, incluso irracional.

2. El ancho de vía ferroviario: el peso de la infraestructura

A mediados del siglo XIX, cuando se construyeron las primeras redes ferroviarias en Europa, no existía un estándar único. En el Reino Unido, se impuso finalmente un ancho de vía de 1.435 mm, que se convirtió en el “ancho internacional”. Esa decisión se exportó a las colonias británicas y a gran parte del mundo industrializado, incluida buena parte de Europa. Esto generó el bulo viral sobre cómo el trasero de los caballos determinó el tamaño de los cohetes que duró más de cien años.

Hoy, sabemos que otros anchos pueden ser más estables o eficientes, pero el coste de modificar miles de kilómetros de vías, trenes y talleres es inmenso. De hecho, España mantiene todavía parte de su red con un ancho diferente (ibérico), lo que genera dificultades logísticas con el resto de Europa. La lección es clara: las infraestructuras físicas y los estándares técnicos crean rigideces históricas. Una vez que se consolidan, el precio de cambiarlas puede ser tan alto que la sociedad prefiere adaptarse a ellas.

3. Las instituciones del sur de EE. UU. tras la Guerra Civil: la persistencia del poder

La dependencia del camino no se limita a la tecnología. También afecta a las estructuras políticas y sociales. Tras la Guerra de Secesión (1861–1865), la Constitución de Estados Unidos abolió la esclavitud y reconoció derechos a la población afroamericana. Sin embargo, en los estados del sur se mantuvieron durante décadas instituciones segregacionistas: leyes Jim Crow, discriminación en el voto, educación desigual y violencia racial.

¿Por qué no se produjo una transformación inmediata? Porque las élites locales, las costumbres sociales y los sistemas judiciales conservaron su poder. Esa rigidez institucional funcionó como una fuerza de histéresis: incluso cuando cambian las normas formales, las estructuras informales del pasado siguen actuando. No basta con aprobar una nueva ley; las instituciones tienen memoria. El cambio real requiere transformar también las mentalidades, los incentivos y los equilibrios de poder.

4. El euro y la política económica europea tras 2008: el corsé institucional

Un ejemplo contemporáneo de dependencia del camino se encuentra en la Unión Europea y su política económica. Cuando se creó el euro en 1999, los países miembros aceptaron reglas fiscales comunes y renunciaron a su soberanía monetaria. Ese diseño funcionó bien en tiempos de crecimiento, pero durante la crisis financiera de 2008 mostró su fragilidad.

Países como Grecia, España o Portugal sufrieron profundas recesiones, pero no podían devaluar su moneda ni ajustar su política monetaria. Estaban atrapados en un marco institucional que limitaba las respuestas posibles. La histéresis económica se hizo visible: las decisiones estructurales del pasado restringían las opciones del presente, y las consecuencias sociales (paro, deuda, desconfianza) persistieron durante años. La arquitectura económica puede convertirse en una camisa de fuerza si no evoluciona con las circunstancias. 

5. El Sistema de Salud de Estados Unidos: Un Mosaico Histórico 

El complejo y costoso sistema de salud de Estados Unidos es un producto de una serie de decisiones históricas que han creado una estructura muy difícil de reformar. Punto de partida (contingencia histórica): Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de EE. UU. impuso estrictos controles salariales. Para competir por los trabajadores escasos, las empresas comenzaron a ofrecer beneficios alternativos, como seguros de salud. Esta práctica fue incentivada por exenciones fiscales, vinculando el empleo al seguro médico.


Rigidez y grupos de interés: Con el tiempo, se desarrolló un ecosistema masivo en torno a este modelo: compañías de seguros privadas, hospitales con fines de lucro, farmacéuticas y grupos de presión (lobbies) que tienen un interés creado en mantener el sistema actual. Estos actores ejercen una enorme influencia política y económica. 


Manifestación de la dependencia del camino: Aunque muchos analistas coinciden en que un sistema de pagador único (como en Canadá o varios países europeos) podría ser más eficiente y ofrecer una cobertura universal, la transición es casi imposible. El "camino" elegido en los años 40 ha creado una estructura institucional tan arraigada y defendida por poderosos intereses que cualquier reforma radical enfrenta una resistencia formidable. El sistema actual persiste no porque sea el mejor, sino porque está "bloqueado" por su propia historia.


El eco de la historia. Estos casos demuestran que las decisiones tempranas, los hábitos y las instituciones generan trayectorias dependientes. Una vez que la sociedad entra en un determinado camino, salir de él requiere más que una buena idea: exige superar costes, resistencias y memorias colectivas.

Por eso, comprender la dependencia del camino es fundamental para quienes diseñan políticas públicas, instituciones o innovaciones tecnológicas. Como recuerda el economista Paul David, que popularizó el concepto, “la historia importa, porque el futuro se construye sobre estructuras heredadas”. El desafío está en reconocer esas inercias y aprender a transformarlas. Saber cuándo conservar el camino y cuándo desviarse de él es, en última instancia, una de las formas más inteligentes de progreso.

La geología vota: Un mar cretácico sigue influyendo en Alabama

A veces, el pasado más remoto deja huellas inesperadas en el presente. Un ejemplo asombroso se encuentra en Alabama (EE. UU.), donde una antigua línea costera de hace 100 millones de años sigue influyendo en cómo votan sus habitantes hoy. Durante el Cretácico, gran parte del sur estadounidense estaba cubierto por un mar interior. Al retirarse, dejó tras de sí una franja de tierra oscura y fértil: la Black Belt (“Franja Negra”). Ese suelo excepcionalmente rico se convirtió en el corazón de la agricultura del algodón en el siglo XIX.

El mapa de 1860 muestra cómo las zonas más fértiles coincidían con la mayor concentración de población esclavizada. El algodón generaba enormes beneficios, pero dependía de la mano de obra forzada de los afroamericanos. Así, un fenómeno geológico antiguo dio origen a una estructura económica y social profundamente desigual.

Cuando la esclavitud fue abolida, muchos descendientes de las personas esclavizadas permanecieron en la Black Belt. Más de un siglo después, el mapa de la población afroamericana en 2010 muestra que esas comunidades siguen concentradas en la misma región. Las oportunidades económicas, el acceso a la educación y las infraestructuras siguen siendo desiguales, reflejando una persistencia estructural que conecta el pasado con el presente.

El sexto mapa, el de las elecciones de 2020, completa el círculo: los condados con mayoría afroamericana (la Black Belt) votan mayoritariamente demócrata, mientras que el resto del estado se inclina hacia el Partido Republicano. El color del suelo marca el color del voto.

La geología, la historia y la política se alinean en una cadena sorprendente: Mar prehistóricoSuelos fértilesAlgodónEsclavitudDemografía afroamericanaPatrón electoral actual. Así, un paisaje modelado por un mar cretácico sigue determinando, de forma indirecta, la geografía política de Alabama.

De los mares fósiles al voto moderno: la prehistoria que aún decide elecciones. Este caso es una lección fascinante para la educación: muestra cómo los procesos naturales pueden influir en la historia humana, y cómo las decisiones políticas del presente están enraizadas en la tierra que pisamos. La geología, la economía y la memoria colectiva se entrelazan en una misma historia: el eco largo de la Tierra en la sociedad. 

Conclusión: La larga sombra de la causalidadLa historia del Black Belt de Alabama es un poderoso recordatorio de que las divisiones y alianzas del presente a menudo tienen raíces que se hunden mucho más profundo de lo que imaginamos. El viaje desde el plancton del Cretácico hasta la urna del siglo XXI es un ejemplo asombroso de causalidad a largo plazo, una cadena ininterrumpida de consecuencias que abarca la geología, la biología, la economía, la sociología y la política.

Este caso de estudio ilumina varios conceptos profundos. Ilustra la dependencia de la trayectoria (path dependency, que se desarrolla en el post siguiente), la idea de que los acontecimientos y las condiciones iniciales —en este caso, la ubicación de un suelo fértil— pueden establecer una trayectoria para una sociedad que es extraordinariamente difícil de alterar. También ofrece una visión matizada del determinismo ambiental. La geología no decretó la esclavitud, pero creó presiones y oportunidades que una sociedad humana, con sus propias tecnologías y jerarquías, explotó de una manera particular. El suelo no hizo inevitable la esclavitud, pero sí hizo que una economía basada en la esclavitud fuera devastadoramente exitosa y rentable en ese lugar específico.

En última instancia, la franja azul de Alabama es un testimonio del pasado vivo. Demuestra que la historia no es un telón de fondo estático, sino una fuerza activa y moldeadora que sigue influyendo en el presente. La geografía política de un estado moderno es incomprensible sin entender su geología, su suelo y la historia profunda y a menudo dolorosa que se ha escrito sobre esa tierra. En el Black Belt, el pasado no solo se recuerda; se vota en cada elección.

Desde Zeitgeist, el espíritu de una época, hasta la cultura woke

Zeitgeist es una expresión alemana que quiere decir «espíritu de una época», ha alcanzado un gran estatus dentro de las palabras alemanas incorporadas a otras lenguas y se ha convertido en una entrada en inglés, español, portugués, holandés e incluso japonés. Actualmente, la apuesta es por un mundo más consciente.

El término Zeitgeist se traduce literalmente como "espíritu del tiempo" (Zeit = tiempo, Geist = espíritu). Este concepto se utiliza para describir el clima intelectual, cultural, ético y político predominante en una determinada época histórica.

El término comenzó a usarse en el siglo XVIII durante la Ilustración alemana, pero fue popularizado por filósofos como Georg Wilhelm Friedrich Hegel, quien exploraba cómo el "espíritu del tiempo" influía en el desarrollo de la sociedad y la historia. Para Hegel, cada época tiene un espíritu distintivo que guía su progreso y pensamiento.

Johann Gottfried Herder fue el filósofo que utilizó el concepto de Zeitgeist en el contexto del romanticismo alemán, enfatizando la idea de que cada período histórico tiene una cultura única que refleja las aspiraciones y valores de la humanidad en ese momento.

Actualmente, Zeitgeist se emplea para analizar o describir las tendencias dominantes en una época, como movimientos culturales, ideas políticas o avances tecnológicos. Por ejemplo, se puede hablar del Zeitgeist de los años 60 como una era marcada por el cambio social, el pacifismo y los derechos civiles.

El término sigue siendo relevante porque encapsula cómo las ideas colectivas de una época afectan la dirección de la humanidad.

Por si alguien quiere conocer el "Movimiento Zeitgeist", con sus dos entregas subtituladas en formato vídeo documental: La película inicial Zeitgeist en 2007 y Addendum en 2008. La película puede verse en sus tres capítulos. Capítulo I: La historia más grande jamás contada. Capítulo II: Todo el mundo es un escenario. Capítulo III: No prestes atención a los hombres detrás de la cortina.

El paso de los movimientos sociales como Zeitgeist hacia lo que hoy se denomina “cultura woke” puede entenderse como una evolución de sensibilidades y de marcos de acción política frente a la globalización, el capitalismo y la justicia social. 

1. El espíritu Zeitgeist (2007-2012)El Zeitgeist Movement surgió a finales de los 2000, inspirado por los documentales de Peter JosephSu discurso era anticapitalista, tecnocrático y universalista: proponía superar el sistema monetario, abrazar un “modelo de economía basada en recursos” y confiar en la ciencia y la tecnología para resolver problemas globales. Tenía un enfoque globalizante, criticaba las élites financieras, el control corporativo y las instituciones políticas tradicionales. 

2. Giro hacia lo identitario y culturalCon el tiempo, muchos movimientos sociales se desplazaron del eje anticapitalismo global hacia reivindicaciones más específicas e identitarias: género, raza, diversidad sexual, minorías culturales. Esto no implica que lo económico desaparezca, pero lo cultural pasa al centro de la agenda. Mientras Zeitgeist denunciaba un sistema mundial abstracto, los nuevos activismos ponen el acento en experiencias concretas de opresión. 

3. La cultura wokeEl término woke (“despierto”) nace en EE. UU. en el ámbito afroamericano como conciencia crítica frente al racismo. Se amplía a un marco global de sensibilidades progresistas: cuestionar privilegios, dar voz a los marginados, revisar narrativas históricas. A diferencia de Zeitgeist, el énfasis ya no es abolir el dinero o transformar la macroeconomía, sino visibilizar desigualdades en lo cotidiano: lenguaje inclusivo, representación mediática, justicia de género, etc. La lucha se libra en espacios digitales, culturales y educativos más que en programas estructurales de reforma económica total.

4. Continuidad y rupturaContinuidad: ambos movimientos surgen de un malestar frente al sistema vigente y una desconfianza hacia las élites. Ruptura: Zeitgeist aspiraba a un cambio sistémico universal, mientras que la cultura woke opera de forma más micro, interseccional y culturalEl primero pensaba en abolir estructuras como el dinero o el mercado; el segundo, en transformar las sensibilidades sociales y el reconocimiento.

En síntesis: Zeitgeist fue un proyecto utópico de reordenación global desde la ciencia y la economía, mientras que la cultura woke representa la etapa actual de un progresismo más ligado a identidades, derechos culturales y luchas simbólicas.