Mostrando las entradas para la consulta "Dos años de vacaciones""Dos años de vacaciones" ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta "Dos años de vacaciones""Dos años de vacaciones" ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas

Lo poco que nos falta y lo mucho que tenemos

Al comenzar estas vacaciones de primavera, todavía manteníamos la mentalidad laboral de la prisa, la urgencia y la exigencia. El primer día nos faltaba Internet por ADSL, y lo pasamos muy mal, recordando en todo momento su carencia. El segundo día hubo un corte de agua y estuvimos pendientes de cuándo se restablecería. El tercero llovió (ver vídeo superior) y lamentamos la ausencia del sol,...

Al cuarto día pasamos al modo relax nuestras pequeñas vidas y decidimos que nada se interpondría en nuestra felicidad cotidiana. Reconocimos lo mucho que sí teníamos a nuestro alrededor, e ignoramos los pequeños detalles. Oíamos el piar de las aves, sentíamos la brisa en nuestras caras y la playa seguía en su sitio, con las olas que nunca cesan de llegar hasta lo más lejos que pueden.

La vida, la de todas las personas, es algo más que un ciclo de respiración: aspirar a todo y expirar sin haberlo conseguido. La existencia requiere inspiración, a fin de comprender para qué estamos aquí en una parte infinitesimal del tiempo del universo.
Hoy, al final de estas vacaciones en Alicante, esperaba a Carmen (casi dos horas) mientras la peinaban en Beauty Time. He paseado por la playa vacía y fotografiado a las gaviotas (imágenes de hoy) volando contra el viento. Después de un rato oyendo al mar (ver grabación abajo), se comienzan a olvidar los números que nos atenazan: Qué hora es, qué día, cuántos kilómetros hasta CasaUno, cuántos meses hasta retornar a CasaDos, cuántos años tenemos, cuántos nos quedan,... Después de los números, se desvanecen los nombres: quién soy, dónde estoy,... Luego, se desdibujan las razones: por qué estoy aquí,...

Y, al final, sólo que el acompasado ritmo del corazón con el oleaje, el zumbido de la brisa, sintiéndote parte solidaria y orgánica de la naturaleza que te rodea. Entonces, suena el móvil. Carmen me reclama. Retorno a la consciencia compleja. Pero ya poco importa si hay o no Internet, si amanecerá soleado mañana,... Ya están las pilas cargadas, para otros tres meses... por lo menos.


Más fotos sobre gaviotas, con un álbum dedicado sólo en Getxo, aunque hay muchas imágenes de Alicante. En este mismo blog también hay otras entradas sobre gaviotas,...

Cordada familiar

Ella tenía 18 años y yo 20 cuando nos cogimos de la mano, y ya nunca nos hemos separado. Por nuestra cama de matrimonio, siempre la misma, han pasado varios colchones que siempre acaban cedidos a dos vertientes y con caída hacia el centro, lo que es muy recomendable para la estabilidad conyugal. El caso es que nos casamos casi sin casa y casualmente aparecieron los hijos: ella y él. Por algún extraño mecanismo de impronta, como los patitos siguen instintivamente a los patos, se han pegado a nosotros y nos persiguen a todas partes, veinte años después.

Los hijos, y sus conflictos continuos, también colaboran a la unión matrimonial, porque hacen falta dos aliados firmes para aguantar las tribulaciones del ataque filial. Los retoños han crecido y con su virulenta adolescencia también aumenta la capacidad de protesta continua, pero sin riesgo alguno de alejamiento. Se sublevan para ir de vacaciones con nosotros, pero se molestarían más si no les obligásemos a acompañarnos, eso sí, tras enviarles un mes a conocer tierras e idiomas lejanos y para que aprecien el refugio doméstico.

La familia es como una cordada de escalada: Ir atados a una soga común restringe la movilidad individual, pero otorga mucha confianza a todo el equipo. Como en una cordada, a veces hay que dar más cuerda a algún miembro díscolo, pero nunca se debe cortar del todo el cordón umbilical que une a toda la familia.

Los padres también sabemos que una cuerda no puede ser empujada desde atrás, sino que hay que tirar desde adelante para remolcarla. Los hijos aprenden directamente de los padres, no de lo que dicen sino de lo que hacen. Si perciben que el lazo entre marido y mujer es fuerte, ellos se vinculan a esa seguridad familiar. Un proverbio ruso dice que “La familia es una cuerda cuyos nudos nunca se deshacen”. Lo cierto, y todos lo sabemos, es que nuestra vida depende de aquellos con quienes convivimos familiarmente, y la felicidad reside básicamente en la calidad y en la calidez del hogar que nos acoge.

Lo mejor y lo peor del paso del tiempo

Lo mejor y lo peor del paso del tiempo
The Risks In Life and the Invertiblity of Time Passing. Painting by Errol Jameson

"Los poetas jóvenes se lamentan del paso del amor; los viejos, del paso del tiempo. La diferencia es sorprendentemente pequeña", señaló el aforista Mason Cooley. Temas eternos para la literatura y la poesía son el amor, el tiempo, la edad, el discurrir de la vida,... 

Estas largas vacaciones de casi cinco meses, los paseos por la playa desde el final de la primavera y hasta el otoño, otorgan tiempo y espacio para algunas deducciones que seguramente serán comunes y compartidas. Hoy recogemos dos ideas sobre el paso del tiempo (the passing of time).

Lo peor del paso del tiempo es la gradualidad, esa leve erosión de nuestras capacidades y talentos, casi imperceptible en el día a día, pero que llega a advertirse a medida que los años van pasando. La naturaleza opera así, con infinitesimales cambios hacia el desorden, una ínfima pérdida que se va acumulando y nos termina alcanzando,... No es vano, Noah Chomsky nos advirtió que ese mecanismo humano de gradualidad es la tercera de las diez estrategias de manipulación mediática en la propaganda y la comunicación (véase en este otro post), imitando un fenómeno habitual de la vida.

Lo mejor del paso del tiempo es su carácter validador, porque nada mejor que el tiempo para verificar la calidad de lo más importante de la vida: El amor, la familia, el trabajo, el legado,... Una pareja puede ser para la eternidad en un día, pero la duración temporal de una relación amorosa o amistosa es un parámetro inmejorable. Lo mismo sucede con nuestras vocaciones o aficiones, con nuestras lealtades y compromisos, con el legado de nuestra vida en forma de personas que nos recordarán: el tiempo es el gran notario de nuestra existencia, del paso de generación en generación.
Lo mejor y lo peor del paso del tiempo

Se buscan parlamentarios

Requisitos: Puntualidad, próstata y posaderas resistentes y poco interés político. No se exige militancia, ni saber leer o escribir y se penaliza mantener ideas propias o ser experto en alguna materia. Se valorará la capacidad de aplaudir o patear con entusiasmo oportuno, así como la habilidad de mantenerse aparentemente despierto durante algunas largas sesiones dos o tres veces al año.

Funciones: Decir varias frases seguidas ocasionalmente en alguna intrascendente comisión, entender las señales del portavoz de sí o no, y apretar el correspondiente botón.

Condiciones: Buen sueldo, dietas y jubilación muy superior al resto de la ciudadanía. Despacho y secretaria. Muchas vacaciones y viajes múltiples gratis total. Buen ambiente en el intramuros legislativo cuando no haya cámaras de televisión, aunque no se pueda demostrar fuera ese compañerismo. Sin riesgo de reducción de plantilla, ni previsible incremento de la carga de trabajo. Puestos renovables hasta la jubilación, por periodos de cuatro años.

Incorporación inmediata en el Parlamento de Madrid, pronto en Cataluña, Andalucía,…

Abstenerse: Oportunistas, chanchulleros, especuladores, difamadores, tránsfugas, fugados, famosillos, indisciplinados, filibusteros, caraduras,… Ya tenemos bastantes.
[Actualización: Fotografía de Juanjo Martin, de la Agencia EFE , tomada en el Congreso el 18-10-2007 a las 14:45. Otro caso en el Senado.]

¿Navidad o vanidad?

La natividad conmemora un nacimiento muy pobre, de un personaje histórico, cuya vida fue de entrega y sacrificio, y que concluyó con su muerte ajusticiado en la cruz entre dos ladrones. En vida fue abandonado por sus escasos seguidores, traicionado por uno de ellos, y a su ejecución sólo asistieron su madre con su hermana, su discípulo Juan y María Magdalena.

Jesucristo nació, vivió y murió pobre. La Navidad que conmemoramos describe el portal de Belén, único lugar donde pudieron refugiarse María y José, tras ser rechazados por ser extranjeros indigentes de todos los posibles lugares de acogida.

Dos mil años después los rituales navideños se limitan a comidas y cenas pantagruélicas, regalos por doquier pero sólo para la familia, y consumismo desbocado, todo aderezado de lotería para hacerse rico de golpe y sin dar golpe. Incluso a los niños se les encarrila por la senda de los juguetes por docenas, vacaciones sin tareas y egocentrismos en cadena.

Mientras, ese “cuarto mundo” que vive en nuestros suburbios se asoma por las calles comerciales, junto a los nuevos extraños venidos de fuera, a quienes parecemos no querer ver. Seguro que el niño Jesús preferiría unas navidades de menos viandas y más dádivas para socorrer a las nuevas familias que viven entre nosotros, y que por cierto son las que más nacimientos alumbran. Sólo habrá Feliz Navidad cuando la Felicidad y la Prosperidad sean para todos.

La esperanza de los hijos

Si a algo nos obligan los hijos durante toda nuestra vida es a… esperarles.

Hace dos horas que mi esposa y yo estamos preparados para emprender el viaje de vacaciones en coche. Hemos despejado los cuartos de baño y preparado el desayuno, antes de despertar a nuestros hijos, dándoles tiempo a desperezarse. Poco a poco se han levantado, les hemos recordado los atascos previstos y animado a agilizar sus trámites preparatorios. Todavía calculamos que les quedan otras dos horas antes de que el “pater familias” que suscribe pierda los nervios y se ponga a dar gritos, y ellos finalmente se animen a iniciar un viaje de 850 Km.

Porque si algo define la condición por antonomasia de la paternidad o maternidad es la “espera”.
Nueve meses para que nazcan, un año más para que comiencen a hablar y andar; otro año más para que dejen de usar pañales,… y otras veinte (o treinta) años más para que alcancen cierta madurez. Nosotros estamos en esta fase inconclusa. Y después sigue la espera, a que se completen sus estudios, encuentren trabajo, se casen, tengan sus propios hijos,…

Ser padre o madre es una realidad irreversible: Cuando acaba de nacer un hijo entendemos que nuestra vida ha cambiado definitivamente. Desde ese momento tenemos mucho que aprender, que improvisar,… y que esperar. Pero los hijos son también la mayor esperanza que nadie pueda soñar. Ellos nos permiten vivir doble o triplemente nuestra vida y pervivir tras nuestra muerte.

Más vacaciones para funcionarios con trienios

BOE núm. 89. Viernes 13 abril 2007. 7788 LEY 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público, Art. 48: ... Página 16284

...2. Además de los días de libre disposición establecidos por cada Administración Pública, los funcionarios tendrán derecho al disfrute de dos días adicionales al cumplir el sexto trienio, incrementándose en un día adicional por cada trienio cumplido a partir del octavo.

[Para algunos funcionarios significará una semana adicional de reposo... bien merecido por llevar 32 años (5 días laborables extras por 30 años) al servicio de distintas administraciones...]

Charlas veraniegas

Las vacaciones permiten encuentros entrañables donde compartir vivencias ajenas, oír otras opiniones y percibir distintas visiones.

Dos agudas observaciones de Claudia, una joven maestra murciana con alguna experiencia docente en sustituciones. La primera es relativa al mundo laboral, que le parece desorganizado y mal diseñado, se supone que comparado con el ámbito universitario donde todo está programado y el alumnado sabe exactamente lo que le espera en el curso siguiente tras acabar el verano.

La segunda escuchada en boca de uno de sus alumnos de 6 años, cuando preparaban ideas para construir un mundo mejor. Un niño señaló que "habría que inventar una máquina para... matar inmigrantes". Desolador, pero verídico.

Todo ello sugiere algunas reflexiones, que dejamos a la imaginación y al buen criterio del lector.