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"Si Dios tuviera un blog, nosotros sólo seríamos simples comentarios de algún post". |
Quatermain, de 'Citas que nunca dije' del blog 'El pito doble' |
Su más reconocida canción es la extendida por todas las redes sociales y, concretamente, la comunidad de Tik Tok, el Jerusalema Dance Challenge, un desafío de baile originario de Angola, que se ha convertido en una de las grandes revelaciones durante la pandemia.
La rítmica danza consiste en una serie de movimientos típicos de las bodas africanas, que siguen al son de la exitosa canción Jerusalema de la cantante Nomcebo Zikode y el DJ y productor musical sudafricano Master KG, ambos de Sudáfrica. Se ha convertido en un himno de esperanza ante esta pandemia que atraviesa el mundo.
Estos vídeos urbanos y rurales no solo han logrado hacerse virales, sino que también han logrado animar a muchísima gente durante el confinamiento en todas partes del mundo. Algunos ejemplos de estos flash mobs en Cuba, Estados Unidos, Venezuela, Madagascar, en bodas en el Congo, en colegios de Sudáfrica o España, Ucrania, Austria, Alemania, Rumania,... o campamentos tecnológicos de verano. Desde Sri Lanka hasta en Aruba y, muchas veces, con personal sanitario en Panamá, Holanda o Alemania,... Bailado este espíritu africano por gentes de todas las edades y todos los continentes, lo mismo en residencias de mayores o, incluso por robots,...
Letra traducida del luvenda al español. Hahstag: #JerusalemaChallenge
Sentados en la mesa de la sala de una casa sencilla y simple, donde vivo ahora solo, empezamos a hablar. El tema es sobre mi futuro. Un frío me recorre la espalda. Pronto ellos tratan de convencerme de que lo mejor para mí sería vivir en una residencia para ancianos.
Reacciono,... Argumento que la sombra de la soledad no me asusta y la vejez, mucho menos. Pero mis hijos insisten "preocupados". Lamentan, mientras tanto, que las dependencias de sus amplios apartamentos junto al mar estén ocupadas y por lo tanto yo no pueda estar ni con uno, ni con otro,... Así dicen ellos. Además, ellos y mis nueras viven muy atareados. Así que no podrían verme. Tampoco mis nietos, dado que estudian casi todo el día,...
En mi favor, argumento ya sin mucha convicción que, en ese caso, ellos bien podrían ayudarme a pagar una cuidadora. Frente a mí, el médico y el ingeniero dicen que serían necesarias, en realidad, "tres cuidadoras en tres turnos y todas con papeles". Lo que sería, en tiempos de crisis, una pequeña fortuna al final de cada mes.
Me niego aceptar la propuesta de vivir en un refugio. Entonces viene otra puñalada: Me piden que venda mi casa. El dinero servirá para pagar los gastos del hogar adonde iré por un buen tiempo, para que nadie se preocupe. Ni ellos, ni yo. "Es la mejor solución para todos",...
Me rindo a los argumentos, sin fuerzas para enfrentar tanta ingratitud y desafecto. Cierro mis labios y no hablo del sacrificio que he hice durante toda mi vida para financiar los estudios de ambos. No digo que dejé de viajar con la familia, de frecuentar restaurantes, de ir a un teatro o cambiar de coche para que nada les faltara a ellos. No valdría la pena alegar tales hechos a esa altura de la conversación.
De ahí, sin decir una sola palabra, decido juntar mis pertenencias. En poco tiempo, veo toda una vida resumida en dos maletas. Con ellas, me embarco hacia otra realidad, mucho más dura. Un hogar para ancianos, lejos de los hijos y los nietos.
La juventud actual te busca cuando quiere algo, cuando te necesita, pero cómo es lógico existen sus excepciones. La gratitud hay que forjarla, no viene incluida en el corazón de los humanos.
Pido disculpas por manifestar lo que pienso, pero deben saber que cuando lleguen a ser "viejos" querrán ser bien tratados por sus hijos y nietos. Eso no se consigue con dinero, sino con la bondad sembrada en sus corazones. Habrá padres y madres que están a tiempo de forjar esos sentimientos. Si no, Dios tenga misericordia de las nuevas generaciones.
Un relato anónimo que circula en Facebook. Algo que quizá sucede en demasía, ,...