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William James Sidis según James Thurber en The New Yorker

¿Dónde están ahora? ¡Día de los inocentes! por James Thurber. The New Yorker, sábado 14 de agosto de 1937, 22-26.

Una tarde nevada de enero de 1910, alrededor de cien profesores y estudiantes avanzados de matemáticas de la Universidad de Harvard se reunieron en una sala de conferencias en Cambridge, Massachusetts, para escuchar a un orador llamado William James Sidis. Nunca antes se había dirigido a una audiencia y al principio se sintió avergonzado y un poco incómodo. Sus oyentes tenían que prestarle mucha atención, porque hablaba con una vocecita que no se escuchaba bien y puntuaba su charla con risas nerviosas y estridentes. Un mechón de cabello rubio le caía sobre la frente y unos penetrantes ojos azules se asomaban desde lo que uno de los presentes describió más tarde como un rostro "parecido a un duendecillo". El orador vestía medias de terciopelo negro. Tenía once años.

A medida que el niño se familiarizó con el tema, su timidez se derritió y llegaron a los oídos de sus oyentes las palabras más notables que jamás habían escuchado de labios de un niño. William James Sidis había elegido como tema de su conferencia "Cuerpos de cuatro dimensiones". Incluso en este selecto grupo de caballeros eruditos, hubo quienes fueron incapaces de seguir todos los procesos del pensamiento del niño. Para los legos que estaban presentes, la cuarta dimensión, como se demostró esa noche, debía de haber encajado perfectamente en su definición coloquial: "un reino especulativo de relaciones incomprensiblemente involucradas". Cuando todo terminó, el distinguido profesor Daniel F. Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts se sintió impulsado a predecir a los periodistas, que habían escuchado con profundo desconcierto, que el joven Sidis crecería hasta convertirse en un gran matemático, un líder famoso en el mundo. de Ciencia.

William James Sidis, que a la edad de once años apareció en las portadas de los periódicos de todo el país, era un estudiante de Harvard en ese momento. Para explicar cómo llegó allí, debemos mirar a su padre, el fallecido Boris Sidis. Nacido en Kiev en 1868, el padre Sidis llegó a este país, aprendió inglés y fue a Harvard, donde se graduó en 1894. Su especialidad era la rama de la psicoterapia que se ocupa de aliviar las enfermedades nerviosas y los desajustes mediante sugestión mental. Escribió un libro titulado "La psicología de la sugestión" y estaba muy interesado en los experimentos para transmitir la sugestión mediante el estado hipnótico. Creía que en los primeros años el cerebro es mucho más susceptible a las impresiones que en la vejez. Cuando nació su hijo en 1898, nació, por así decirlo, en un laboratorio. Boris Sidis dirigía entonces un instituto psicoterapéutico en Brookline, Massachusetts. Era un admirador y amigo del fallecido William James, y le puso a su hijo el nombre de ese gran psicólogo.

Boris Sidis comenzó sus experimentos con su hijo cuando el pequeño William tenía dos años. Parece que indujo una especie de estado hipnoidal mediante el uso de bloques alfabéticos. Los rápidos resultados que obtuvo deleitaron su mente científica. El niño aprendió a deletrear y leer en unos meses. Al cabo de un año podía escribir tanto en inglés como en francés en la máquina de escribir. A los cinco años había compuesto un tratado de anatomía y había ideado un método para calcular la fecha en que había caído cualquier día de la semana durante los últimos diez mil años. Boris Sidis publicó varios artículos en revistas científicas describiendo los logros de su bebé. A los seis años, el niño fue enviado a una escuela pública de Brookline, donde sorprendió a sus maestros y alarmó a los demás niños al superar siete años de escolarización en seis meses. Cuando tenía ocho años, William propuso una nueva tabla de logaritmos, empleando 12 en lugar del habitual 10 como base. Boris Sidis publicó un libro sobre su increíble hijo, llamado "Filisteo y genio", y entró en Quién es quién en Estados Unidos .

El niño maravilloso tenía nueve años cuando su padre intentó matricularlo en Harvard. Podría haber aprobado los exámenes de ingreso con facilidad, pero las autoridades universitarias, sorprendidas y avergonzadas, no le permitieron realizarlos. Continuó realizando sus maravillas en casa y comenzó a estudiar latín y griego. No le interesaban los juguetes ni ninguno de los placeres normales de los niños pequeños. Los perros le aterrorizaban. "Si veo un perro", le dijo William a alguien en ese momento, "debo huir. Debo esconderme. Me gusta el gato. No puedo jugar, porque mi madre tendría que estar allí todo el tiempo, porque de la posibilidad de que pueda ver un perro." Su principal recreación parece haber sido viajar en tranvía con sus padres. El mayor Sidis le explicó los traslados y le interesó por los nombres de calles y lugares. Incluso antes de cumplir cinco años, William había aprendido a recitar todas las horas y estaciones de un complejo horario ferroviario. De vez en cuando recitaba horarios para los invitados mientras otros niños recitaban rimas de Mamá Ganso o cantaban pequeñas canciones. Quienes lo recuerdan en aquellos años dicen que tenía algo de la intensidad de un adulto neurótico.

En 1908, a la edad de diez años, a William James Sidis se le permitió matricularse en Tufts College, en Medford. Viajaba diariamente desde Brookline con su madre, quien estaba tan interesada en su fenomenal desarrollo mental como su padre. Siempre iban y venían de la universidad en tranvía. El joven asistió a Tufts durante un año y finalmente, en 1909, cuando tenía once años, Harvard le permitió matricularse allí como estudiante especial. Se matriculó como estudiante de primer año al año siguiente, y así se convirtió en miembro de la promoción de 1914. Cotton Mather, en 1674, se había convertido en estudiante de primer año de Harvard a la edad de doce años, y probablemente debido a este distinguido precedente, William Sidis se le permitió matricularse a esa misma edad. Era una fuente de asombro para sus compañeros de estudios y para el profesorado; algunos de los periódicos asignaron periodistas para cubrir "el caso Sidis".

Se pierde en el registro cómo se convenció a William para hablar ante los eruditos eruditos en enero de su primer año en Harvard, pero se sabe que mostró un gran interés en escuchar las conferencias de otros y se unió fácilmente a las discusiones grupales sobre metafísica. En su tiempo libre empezó a componer dos gramáticas, una latina y otra griega. Sin embargo, la presión de sus estudios y su repentina fama comenzaron a hacerle efecto, y no pasó mucho tiempo después de su notable discurso cuando sufrió un colapso general. 

Su padre dirigía un sanatorio en Portsmouth, New Hampshire, en ese momento, y William fue trasladado allí de urgencia. Cuando finalmente regresó a Harvard, estaba retraído y tímido; no se le pudo persuadir para que volviera a dar una conferencia; Comenzó a mostrar una marcada desconfianza hacia la gente, miedo a la responsabilidad y una inadaptación general a su vida anormal. No se relacionaba mucho con los estudiantes y huía de los periodistas, pero estos lo arrinconaron, por supuesto, el día de su graduación como Licenciado en Artes en 1914. Tenía dieciséis años. Entonces vestía pantalones largos y se enfrentaba a los periodistas que bajaban al Yard con menos sensación de vergüenza que cuando era un niño con bragas. Pero en él se habían desarrollado claras fobias. "Quiero vivir la vida perfecta", dijo William a los periodistas. "La única manera de vivir la vida perfecta es vivirla en reclusión. Siempre he odiado las multitudes". Por "multitudes" no fue difícil leer "gente". Entre los que se graduaron con William James Sidis ese día se encontraban Julius Spencer Morgan; Gilbert Seldes; y Vinton Freedley y Laurence Schwab, los productores de la comedia musical. Los periodistas no les prestaron atención.

A los dieciséis años, William James Sidis era un chico grande y, cuando ingresó en la Facultad de Derecho de Harvard, ya no era la figura incongruente que había sido. Los periódicos tenían poco interés en sus idas y venidas. Asistió discretamente a la facultad de derecho durante tres años y aparentemente fue un estudiante brillante, pero su principal interés eran las matemáticas, y en 1918 aceptó un puesto de profesor en una universidad de Texas. Su fama le precedió, pero incluso si no lo hubiera sido, la extrema juventud de este profesor de matemáticas habría sido suficiente para convertirlo en una curiosidad. Se encontró en el centro de un interés que le molestaba y le consternaba. De repente renunció a su puesto y regresó amarga y silenciosamente a Boston, donde vivió en la oscuridad durante algunos meses.

Fue el 1 de mayo de 1919 cuando el nombre del joven Sidis volvió a ocupar las primeras planas de los periódicos. Con una veintena de jóvenes más, participó en una manifestación comunista en Roxbury y fue llevado ante el tribunal municipal como uno de los cabecillas del grupo y, de hecho, el mismo individuo que había portado la horrible bandera roja en su desfile. En el estrado de los testigos, Sidis demostró ser más franco y sincero que discreto. Anunció ante un tribunal estupefacto que para él no había más dios que la evolución; Cuando se le preguntó si creía en lo que representa la bandera estadounidense, dijo que sólo hasta cierto punto. En un momento dado, para instrucciones del magistrado, se lanzó a explicar la forma de gobierno soviética. Su inclinación marxista se había desarrollado durante un período de varios años. Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra, se declaró objetor de conciencia y en varias ocasiones expresó la opinión de que los problemas del mundo eran causados ​​por el capitalismo. Un policía que había ayudado a disolver el desfile de los radicales identificó a Sidis como el hombre que llevaba la bandera roja. El oficial dijo que le había preguntado a Sidis por qué no llevaba la bandera estadounidense, y que Sidis respondió: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!". Al regresar al estrado, el famoso prodigio negó vehementemente haber hablado alguna vez con el testigo y haber dicho alguna vez a nadie: "¡Al diablo con la bandera estadounidense!" Repitió que se oponía a la guerra y que creía en una forma de gobierno socializada. Después de una pausa, anunció que, en realidad, había llevado una bandera estadounidense, tras lo cual, ante el asombro de la sala del tribunal, sacó una bandera estadounidense en miniatura de su bolsillo. Fue condenado a dieciocho meses de cárcel por incitación a disturbios y agresión. Apeló y, mientras estaba en libertad bajo fianza de 5.000 dólares, desapareció del estado en el que había sorprendido a profesores eruditos y a policías patrióticos. Marcó el comienzo de un nuevo y curioso modo de vida para el joven.

Durante los cinco años siguientes, William James Sidis parece haber logrado la "vida perfecta" de la que había hablado el día de su graduación: la vida de reclusión. Aparentemente vagaba de ciudad en ciudad, trabajando como empleado, o en alguna otra función menor, por un salario que sólo le permitía subsistir. En 1924 volvió a aparecer en las noticias cuando un periodista lo encontró trabajando en una oficina en Wall Street, por veintitrés dólares a la semana. Estaba consternado al ser descubierto. Dijo que todo lo que quería era ganar lo suficiente para vivir y trabajar en algo que requiriera un mínimo de esfuerzo mental. Los últimos periodistas que bajaron a su oficina para entrevistarlo no lograron verlo. Había dejado su trabajo y había vuelto a desaparecer.

Dos años más tarde, en 1926, Dorrance & Company, una editorial de Filadelfia que imprime libros "vanidosos", es decir, libros publicados a expensas de los autores, publicó un volumen llamado " Notas sobre la colección de transferencias". Fue escrito por un tal Frank Folupa. Frank Folupa, según descubrió un periodista despiadadamente ingenioso, no era otro que William James Sidis. Nuevamente lo atropellaron y lo entrevistaron. Anunció que durante mucho tiempo había sido un "peridromófilo", es decir, un coleccionista de transferencias de tranvía. Él mismo había acuñado la palabra. Su libro (ahora agotado) tenía trescientas páginas y era un tratado erudito y laborioso sobre el origen, la naturaleza y la clasificación de nada más y nada menos que los trozos de papel que los conductores de tranvía entregan a los pasajeros cuando solicitan transbordos. Muchos psicólogos y analistas deben haber estado interesados ​​al leer en los artículos que el genio del niño precoz que había asombrado al mundo académico dieciséis años antes había florecido de esta manera extraña. El libro es digno de examen. Sidis escribió un prefacio al volumen, que comenzaba así: "Este libro es una descripción de lo que es, hasta donde sabe el autor, un nuevo tipo de pasatiempo, pero que a primera vista parece tan razonable como , tan interesante y tan instructivo como cualquier otro tipo de colección de moda. Esta es la colección de transferencias de tranvías y formas afines. El propio autor ya ha recopilado más de 1600 formas de este tipo." El prefacio revela, en otro lugar, que el autor no carecía de cierto humor. "Podemos mencionar", decía, "el interés geográfico y topográfico, tanto en la exploración como en el análisis de las transferencias mismas. También están las interesantes luces que una colección de este tipo arroja sobre la política en la que necesariamente están involucradas las empresas de tránsito". ; aunque difícilmente recomendamos que este interés político se lleve lo suficientemente lejos como para inducir al coleccionista a tomar partido en tales disputas. Y nuevamente: "Uno puede encontrar mucha diversión con las transferencias: se dice que un estudiante de la Universidad de Harvard se encontró en una calle coche y, deseando un viaje extra, le pidió al revisor un transbordo. Cuando se le preguntó "¿A dónde?" "En cualquier lugar", dijo. El conductor le guiñó un ojo y dijo: "Está bien". Te transferiré a Waverly. Posteriormente se rieron del estudiante cuando contó la historia y se le informó que el asilo para débiles mentales estaba ubicado en Waverly ". Sidis también incluyó en su prefacio algunos versos que había escrito cuando tenía catorce años. Comienzan:

Desde los trenes subterráneos en Central, se toma un transbordo y se va a Allston o Brighton o a Somerville, ya sabes; En los automóviles desde Brighton, haga transbordo al metro de Cambridge este y tome un tren hasta Park Street o Kendall Square, al menos.

"Conocemos", concluye el autor, "a alguien a quien realmente le ayudó a tomar el camino correcto al recordar un fragmento de uno de estos versos". El libro analiza todo tipo de transferencias: tipos estándar, tipo Ham, tipo Pope, tipo Smith, tipo Moran, transferencias Franklin Rapid, transferencias Stedman. De este último (para darle una idea), el Sr. Sidis escribió: "Transferencias Stedman: esta clasificación se refiere a un tipo peculiar elaborado por cierta imprenta de transferencias en Rochester, Nueva York. Las peculiaridades de la transferencia Stedman típica son el límite de tiempo tabular. ocupando todo el extremo derecho de la transferencia (ver Diagrama en la Sección 47) y la combinación de fila y columna de ruta de recepción (u otras condiciones de recepción) con el medio día que ya hemos discutido en detalle".

Un año después de la publicación de su libro (al parecer sólo se vendió a unos pocos peridromófilos más), Sidis regresó a la ciudad de Nueva York y volvió a conseguir un trabajo como empleado en una empresa comercial. A su habilidad y experiencia en el trabajo de oficina en general, el genio matemático había añadido ahora, irónicamente, la capacidad de operar una máquina sumadora con gran velocidad y precisión, y le gustaba alardear de este logro. Vivía en 112 West 119th Street, donde se hizo amigo de Harry Freedman, el propietario, y su hermana, la señora Schlectien. Sidis ya no está con ellos y no te dirán adónde ha ido, pero te reenviarán cualquier correo que llegue por él. Aprecian al joven y aprecian su deseo de evitar la publicidad. "Tenía una especie de amargura crónica, como mucha gente que ves viviendo en habitaciones amuebladas", dijo recientemente Freedman a un investigador de la curiosa historia de William James Sidis. Sidis solía sentarse en un viejo sofá en la sala de estar de Freedman y hablar con él y su hermana. Sidis les dijo que odiaba Harvard y que cualquiera que enviara a su hijo a la universidad es un tonto: un niño puede aprender más en una biblioteca pública. Con frecuencia hablaba de su pasión por coleccionar transfers. "Él puede decirle cómo llegar a cualquier calle de cualquier ciudad de los Estados Unidos con un solo billete de tranvía", dijo el Sr. Freedman con asombro y admiración. Parece que Sidis mantiene correspondencia con peridromófilos en varias otras ciudades y de esta manera se mantiene al día con la situación del tranvía y los transbordos. Una vez, el joven bajó de su habitación un manuscrito en el que estaba trabajando y le pidió a la señora Schlectien si podía leerle "algunos capítulos". Dijo que resultó ser un libro del tipo "Buck Rogers", sobre aventuras en un mundo futuro de maravillosos inventos. Ella dijo que estaba genial.

William James Sidis vive hoy, a la edad de treinta y nueve años, en un dormitorio del destartalado extremo sur de Boston. Por una fotografía de él y de sus actividades, este disco está en deuda con una joven que recientemente logró entrevistarlo allí. Lo encontró en una pequeña habitación empapelada con el diseño de enormes flores rosadas, considerablemente descoloridas. Había una cama grande y desordenada y un enorme baúl medio abierto. En una pared colgaba un mapa de Estados Unidos. Sobre una mesa junto a la puerta había un paquete de transferencias de tranvía cuidadosamente unidas con un elástico. Sobre una cómoda había dos fotografías, una (sorprendentemente) de Sidis como el niño genio, la otra una chica de rostro dulce con gafas con montura de concha y un elaborado saludo de Marcel. También había un escritorio con una pequeña y antigua máquina de escribir, un Almanaque Mundial , un diccionario, algunos libros de referencia y un libro de la biblioteca que el visitante del joven recogió en un momento dado. "Oh, vaya", dijo Sidis, "esa es sólo una de esas historias de delincuentes". Dirigió su atención hacia la pequeña máquina de escribir. "Puedes cogerlo con un dedo", dijo, y así lo hizo.

William Sidis, de treinta y nueve años, es un hombre corpulento y corpulento, con una mandíbula prominente, un cuello grueso y un bigote rojizo. Su cabello claro cae sobre su frente como lo hizo la noche que dio una conferencia a los profesores en Cambridge. Sus ojos tienen una expresión que varía desde la ingeniosa hasta la cautelosa. Cuando es cauteloso, tiene una especie de dignidad incongruente que de repente se rompe en el alegre abandono de un niño de vacaciones. Parece tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas para expresarse, pero cuando lo hace, habla rápidamente, asiente bruscamente con la cabeza para enfatizar sus puntos, hace gestos con la mano izquierda y, de vez en cuando, emite una risa curiosa y jadeante. Parece disfrutar mucho e irónicamente de llevar una vida de irresponsabilidad errante después de una infancia de escrupulosa reglamentación. Su visitante encontró en él cierto encanto infantil.

Sidis trabaja ahora, como de costumbre, como empleado en una casa comercial. Dijo que nunca permanece mucho tiempo en una oficina porque sus empleadores y compañeros de trabajo pronto descubren que él es el famoso niño prodigio y que no puede tolerar un puesto después de eso. "La sola visión de una fórmula matemática me enferma físicamente", dijo. "Todo lo que quiero hacer es ejecutar una máquina sumadora, pero no me dejan en paz". Resultó que una vez le ofrecieron un trabajo en la Eastern Massachusetts Street Railway Company. Parece que los funcionarios creían con cariño que el joven mago de alguna manera sería capaz de resolver todos sus problemas técnicos. Cuando se presentó a trabajar, le presentaron un montón de planos, gráficos y documentos llenos de estadísticas. Uno de los funcionarios lo encontró una hora después llorando en medio de todo. Sidis le dijo al hombre que no podía soportar responsabilidades, ni pensamientos complejos, ni cálculos, excepto en una máquina de sumar. Tomó su sombrero y se fue.

Sidis tiene un nuevo interés que le absorbe actualmente más que los traslados en tranvía. Se trata del estudio de ciertos aspectos de la historia de los indios americanos. Da clases a media docena de estudiantes interesados ​​una vez cada dos semanas. Se reúnen en su dormitorio y se acomodan en la cama y en el suelo para escuchar el intenso pero vacilante discurso del otrora prodigio. A Sidis le preocupa principalmente la tribu Okamakammessett, a la que describe como una especie de federación proletaria. Ha escrito algunos folletos sobre la tradición y la historia de Okamakammessett y, si se le solicita adecuadamente, recitará poesía de Okamakammessett e incluso cantará canciones de Okamakammessett. Admitió que su estudio de los Okamakammessetts fue una consecuencia de su interés por el socialismo. Cuando la joven mencionó la manifestación del Primero de Mayo de 1919, miró el retrato de la niña en su cómoda y dijo: "Ella estaba en ella. Era una de las fuerzas rebeldes". Él asintió vigorosamente con la cabeza, como complacido con esa frase: "Yo era el abanderado", prosiguió. "¿Y sabes qué era la bandera? Sólo un trozo de seda roja". Él soltó su risa curiosa. "Seda roja", repitió. No hizo ninguna referencia a la imagen que tenía de sí mismo en los días de su gran fama, pero su entrevistador supo más tarde que en una ocasión, cuando un alumno suyo le preguntó a quemarropa sobre su precocidad infantil e insistió en una demostración de sus habilidades matemáticas. Sidis logró con dificultad expulsarlo de la habitación.

Sidis reveló a su entrevistador que tiene otro trabajo en marcha: un tratado sobre las inundaciones. Le mostró la primera frase: "California ha adquirido considerable fama gracias a su supuesto clima". Parece que estuvo en California hace unos diez años durante sus andanzas. Su visitante se animó, por fin, a mencionar la predicción, hecha por el profesor Comstock del Instituto Tecnológico de Massachusetts allá por 1910, de que el niño que ese año daba una conferencia sobre la cuarta dimensión a una reunión de eruditos crecería hasta Sé un gran matemático, un líder famoso en el mundo de la ciencia. "Es extraño", dijo William James Sidis, con una sonrisa, "pero, ya sabes, nací el Día de los Inocentes".

―Jared L. Manley (James Thurber) 1

1 En Los años con Ross Thurber escribió: "Era uno de los '¿Dónde están ahora?' serie, para la cual hice la reescritura (Grossett & Dunlap, 1957, p. 210)". Pero Jared Manley era el seudónimo de Thurber. "Bernstein escribe: 'A principios de 1936, Thurber comenzó a escribir (en realidad a reescribir, ya que algunos de los mejores reporteros de The New Yorker, como Eugene Kinkead, estaban haciendo la investigación) una serie de perfiles breves y retrospectivos. Bernstein también revela que Jared L. Manley fue un nombre que Thurber improvisó cuando escribió su primer artículo sobre un viejo boxeador basado en las iniciales del boxeador John L. Sullivan y Manley basado en "el arte varonil de la autodefensa".'" — Privacidad, Información y Tecnología.

2 Norbert Weiner, que estaba en la reunión del club de matemáticas, escribió: "El joven Sidis, que entonces tenía once años, era obviamente un niño brillante e interesante. Su interés estaba principalmente en las matemáticas. Recuerdo bien el día en el Club de Matemáticas de Harvard en el que GC Evans, ahora jefe retirado del departamento de matemáticas de la Universidad de California y amigo de toda la vida de Sidis, patrocinó al niño en una charla sobre las figuras regulares de cuatro dimensiones. La charla habría dado crédito a un alumno de primera o segunda dimensión. estudiante de posgrado de cualquier edad, aunque todo el material que contenía era conocido en otros lugares y estaba disponible en la literatura. El tema me lo había hecho familiar EQ Adams, un compañero de mis días en Tufts. Estoy convencido de que Sidis no tenía acceso según las fuentes existentes, y que la charla representó el triunfo de los esfuerzos sin ayuda de un niño muy brillante ( Ex-Prodigy , Simon & Schuster, p. 131 - 132)".


4 Cfr. Siete mitos del fracaso por Dan Mahony: "Las investigaciones muestran que la mayoría de los niños prodigio llevan vidas productivas. Al igual que Sidis".

PDF  Mecanografiando por Bill Paton.

Nuccio Ordine, pasión por la educación, la literatura,...

Vale la pena dedicar casi dos horas para escuchar a Nuccio Ordine.

En este vídeo el profesor de literatura italiana Nuccio Ordine, reivindica la construcción de una sociedad mejor a través de valores humanistas. Sostiene que “disciplinas como la música, la literatura, el arte, hoy en día se consideran inútiles porque no producen ganancias, y son el conocimiento que más necesitamos, porque pueden hacer a la humanidad más humana”. Su mensaje transgresor es que la educación debe formar herejes en su sentido etimológico (proviene del latín haeretĭcus, que a su vez procede del griego αἱρετικός -hairetikós-, que significa 'libre de elegir', de modo que un hereje es una persona que asume la posibilidad de elegir libremente seguir un dogma diferente del que le es impuesto).

Ordine reflexiona sobre las grandes transformaciones de la escuela, de la investigación científica y de la sociedad. Considera que la enseñanza y la educación “constituyen una forma de resistencia a las leyes del mercado, a la mercantilización de nuestras vidas y al temible pensamiento único”. El escritor italiano nos invita a hacer un viaje a los problemas del presente a través de la literatura clásica.

Nuccio Ordine es profesor en la Universidad de Calabria. Este escritor, filósofo y humanista es uno de los mayores expertos en el Renacimiento y en el pensamiento de Giordano Bruno y cree que los clásicos son la mejor escuela para la vida. Su libro superventas “La utilidad de lo inútil”, es un manifiesto humanista que ha sido traducido a más de veinte idiomas y obtuvo la consideración de Mejor Libro Humanista del año 2017.

Maravillosas sus referencias de libros clásicos, como -en orden de aparición y sin citar a sus reconocidos autores- el elogio a la lentitud en el prefacio de Aurora, la necesidad del esfuerzo que predicaba Ludwig Wittgenstein, carta a su maestro Germain de Camus al recibir el Nobel, el reconocimiento a los docentes que descubren vocaciones en su alumnado, el feminismo de Orlando furioso o de Ciudadela, el significado de domesticar como familiarizarse y hacerse recíprocamente singulares en El Principito, el valor de la filosofía en Los cuadernos de la cárcel, o el caso de Fabiola Gianotti la física que dirige el CERN pero estudió humanidades, lenguas clásicas y piano, Don Quijote como caballero "errante" en su doble acepción frente a los traficantes de verdades siendo el esfuerzo en la búsqueda de la verdad la valía del ser humano según Lessing, La muralla y los libros para combatir el populismo y la xenofobia, o Por quién doblan las campanas, como apología de la literatura en Medio pan y un libro y, quizá su precedente, El pan del Obrero.
Aquí discrepo algo en no valorar debidamente lo virtual.

Ninguna plataforma digital puede cambiar la vida de un estudiante, solo los buenos profesores pueden hacerlo”, sostiene el filósofo Nuccio Ordine en este segundo vídeo. Para el humanista italiano, es fundamental no perder de vista la importancia de las relaciones humanas en este contexto, y saber distinguir la emergencia de la normalidad: “¿Cómo podré leer un texto clásico sin mirar a los ojos a mis estudiantes, sin reconocer en sus rostros los gestos de desaprobación o de complicidad?” Y añade: “Estamos olvidando que sin la vida comunitaria, sin los rituales que regulan los encuentros entre profesores y alumnos en las aulas no puede haber ni transmisión del saber, ni formación auténtica”

Nuccio Ordine reivindica la construcción de una sociedad mejor a través de valores humanistas. Cuando era niño, en su pueblo no había escuela y en su casa no había libros. Sus padres no llegaron al instituto, pero él ha logrado convertirse en un referente mundial sobre literatura clásica. 

Canciones y trucos contra el coronavirus

Preparando una macrovídeoconferencia (foto GoPro) Seguimos aplaudiendo, puntualmente, a las 20:00. Y comentando en videoconferencias, y grabando, y publicando.

El tiempo educativo... de los escolares

Los calendarios escolares en Europa (según Eurydice) oscilan desde un mínimo de 780 horas en Dinamarca hasta un máximo posible de 1.266 en Italia. Por ejemplo, para el curso 10-11 en Euskadi se establecen 875 horas mínimas para la Educación Infantil-Primaria, mientras que en la ESO son 1.050 horas, siempre en 175 días lectivos. Todo ello sin descontar ratos de cambio de clase, recreos (que se consideran lectivos en Primaria), fiestas, excursiones,.. y otros intervalos inevitables y valiosos, pero no exactamente "de clase".

Dado que un año (no bisiesto) dispone de 8.760 horas (365 x 24), el tiempo lectivo supone en torno al 11,42% del tiempo total. Suponiendo que durante la infancia y juventud se duerme una media de 8 horas diarias (33,33% del tiempo), mejor que hablar de escolares o estudiantes sería más apropiado por tiempo de ocupación declararles "durmientes". Y eso sin considerar el tiempo que están "dormidos" en clase, con o sin los ojos abiertos.


La escuela debe educar (y bien que lo intenta) apurando esos porcentajes de tiempo, aprovechando cada minuto,... y en los momentos de entrada-salida, patios, comedor, actividades complementarias y extraescolares,... Pero las familias han de comprender que son ellas en quienes reside el derecho y el deber de ocuparse de la educación de sus hijas e hijos. Una medida muy simple de la trascendencia que se otorga a la educación en cada hogar se fija con los tiempos dedicados a seguir aprendiendo (fuera de la escuela) con los "deberes", con Internet formativa, con los libros propios o compartidos (de bibliotecas),... Por desgracia, en la mayoría de las casas, los "escolares/televidentes" pasan más tiempo viendo la televisión que en clase.

Por todo ello, no existe una relación directa entre calidad educativa y número de horas lectivas, sino que es mucho más determinante el nivel cultural de las familias, así como su interés, su ejemplo y su dedicación a la educación de su prole. El mejor, el esencial y el mayor rato de educación, y donde se generan las deseadas competencias, se produce durante la propia convivencia familiar y social (¿2-10 horas diarias?), a la que se destina el mayor porcentaje de tiempo despierto. Cuadros con horas lectivas anuales en países europeos, en Primaria (arriba) y Secundaria (abajo).

Simplejidad, en pro de la simplicidad

 
Dos expertos, el ecologista Eric Berlow y el periodista Jeffrey Kluger, entre otros nos presentan la ‘simplejidad’ (simplexity), un neologismo que fusiona dos conceptos aparentemente contrapuestos: simplicidad (que no simplismo) y complejidad (que no confusión). No en vano se atribuye a Leonardo da Vinci la cita según la cual... "La simplicidad es la última y suprema sofisticación". Una forma sublime de entender la navaja de Ockham,... o el "menos es más".

Eric Berlow en la conferencia TED adjuntada arriba nos indica que en los últimos años, los estudios más avanzados en campos como la economía, la genética, el análisis de mercados financieros y el desarrollo infantil han hallado una nueva y asombrosa teoría: la simplejidad. Simplejidad indaga en por qué las cosas simples pueden ser más complicadas de lo que parecen, y las complejas, resultar en realidad más simples. Con su análisis de ecología por la vía de la Simplejidad es capaz de desentrañar la enredada relación de guerrillas en intrincados ámbitos y sugerir medidas de solución simples y efectivas en un entorno de intereses cruzados como espaguetis. 

Jeffrey Kluger igualmente lo presenta en su obra titulada Simplejidad. La evidencia se encuentra ante nuestros ojos: la compleja instalación doméstica de cañerías funciona, de hecho, a partir de un mecanismo básico, mientras que el pisapapeles de cristal que tenemos sobre el escritorio resulta sorprendente en su complejidad.

Un libro apasionante que te obliga a repensar las reglas de los negocios y del placer. Simplejidad propone un fascinante replanteamiento de cómo funcionan realmente las cosas. ¿Por qué los manuales de instrucciones de los electrodomésticos resultan incomprensibles? ¿Cómo el contacto con un único virus puede desencadenar una epidemia con millones de víctimas? ¿Por qué los equipos malos ganan tantos partidos? ¿Cómo es posible que el 10% del dinero invertido en medicina cure el 90% de las enfermedades mundiales? ¿Cómo puede un puñado de microcréditos revitalizar una comunidad entera?

Abundan las paradojas en este relato de Jeffrey Kluger: "Los diseñadores de los interiores de los edificios han descubierto que un poste inútil colocado en el camino hacia una salida de incendios puede en realidad ayudar a que la gente consiga escapar. Si se da a los que se agolpan en dirección a una puerta un obstáculo que sortear conseguiremos que su llegada sea ligeramente escalonada, permitiendo que salgan por ella formando un flujo razonablemente controlado, en lugar de chocar de inmediato con ella y provocar una colisión". Y otras. "Si abrimos otro túnel o construimos otro puente en una ciudad abarrotada al principio el resultado es exactamente el esperado: repartir un número determinado de coches por más arterias y agilizar las cosas para todo el mundo. Pero el hecho de poder conducir más deprisa anima a que más personas cojan sus coches por la ciudad, saturando nuevamente el tráfico hasta que todo vuelve a ser como antes".

Para concluir cabe señalar que lo simple y lo complejo no son polos opuestos, sino que forman parte de la "curva de la complejidad". Lo simple se encuentra en ambos extremos de dicha curva: Entre lo simple del caos inestable y la simplicidad del estable y sólido orden absoluto. La perspectiva es determinante para distinguir entre simplicidad y complejidad. El conocimiento nos permite entender la complejidad. 

Los cangrejos samurái, un ejemplo de selección... artificial

Los cangrejos samurái, un ejemplo de selección... artificial
La leyenda asegura que los cangrejos samurái llevan el rostro de los guerreros Heiki que murieron ahogados y es uno de los mejores casos de evolución por selección artificial. Los cangrejos samurái, Heike o Heikegani son una especie nativa del Mar de Japón única en el mundo. 

A diferencia de otros crustáceos, son venerados por los pescadores locales debido a una condición que, a los ojos de la cultura popular, los hace especiales: La mayoría de ejemplares presenta un patrón único en su coraza que da forma a una figura familiar para los pobladores, el rostro de un guerrero samurái de principios del siglo XII. 

Esta pareidolia (la capacidad humana para interpretar formas aleatorias como patrones, especialmente caras) se explica desde el folklore japonés a partir de la Historia de los Heike, el clan que dominó Japón durante 350 años, antes de perecer dramáticamente a manos de sus enemigos.
La historia cuenta que el final de la dinastía Heike ocurrió en una batalla naval, librada en el Estrecho de Kanmon, al sur del archipiélago, en abril de 1185. A pesar de sus conocimientos navales, los 500 barcos de guerreros Heike fueron superados en número por los Genji, que aprovecharon las corrientes marinas para imponer condiciones en un combate que se prolongó por horas. 

Una vez que las posibilidades de victoria de los Heike fueron nulas, ocurrió el asedio final de los Genji; sin embargo, en vez de huir, los guerreros Heike restantes decidieron arrojarse al mar antes de caer en manos de los enemigos. Desde entonces, las leyendas sobre la épica de los Heike proliferaron y forman parte de la cultura popular japonesa. 

El relato aparece en el poema épico Cantar de Heike, mientras la batalla ha sido inmortalizada en innumerables grabados que presentan a los espíritus de los guerreros emergiendo desde el fondo del mar o bien, fusionándose con los cangrejos que habitan en las profundidades. 

La creencia de que los cangrejos samurái representaban a los guerreros Heike muertos en combate puso en marcha un mecanismo de selección artificial perfeccionado durante siglos por los pescadores de la zona, de modo que los cangrejos cuya coraza simulaba un rostro samurái eran devueltos al mar, limitando la pesca a los ejemplares sin esta característica. Con el paso del tiempo y sin siquiera saberlo, los pescadores influyeron en la evolución de los cangrejos samurái, favoreciendo la supervivencia y reproducción de los que consideraban, poseían rasgos que emulaban el rostro de un guerrero Heike.

Esto provocó que los cangrejos cuyos dorsos dibujaban una figura similar a un rostro humano sobrevivieran, aumentaran su descendencia y transmitieran sus genes de generación en generación, mientras las variedades con otras formas en la coraza perecían con la pesca, disminuyendo la diversidad del patrón en el dorso de la especie.
Carl Sagan popularizó la historia de los cangrejos samurái en ‘Cosmos’ (1980) y desde entonces, se convirtió en un ejemplo de selección artificial que describe el poder humano para intervenir en la evolución de las especies.

Obituario de Ismail Kadaré, novelista y poeta albanés

Hoy, 1 de julio de 2024, ha fallecido en Tirana, Albania, Ismail Kadaré. Ha sido un destacado escritor albanés, nacido el 28 de enero de 1936 en Gjirokastra, Albania. Estudió Lenguas y Literatura en la Facultad de Historia y Filología de la Universidad de Tirana, y también en el Instituto de Literatura Maksim Gorki de Moscú. 

Ismail Kadaré vivió durante la Segunda Guerra Mundial, presenciando la ocupación de su país por Italia fascista, Alemania nazi y la Unión Soviética, hasta la instauración de la dictadura comunista de Enver Hoxha en Albania en 1944. A pesar de las difíciles condiciones en las que vivió y publicó algunas de sus obras, Kadaré aprovechó cualquier oportunidad para atacar al régimen en sus obras, mediante alegorías políticas.

Fue un prolífico novelista, poeta y ensayista, y su extensa obra narrativa ha sido traducida a más de 40 lenguas. Algunas de sus obras notables incluyen “El general del ejército muerto”, “Abril quebrado”, “El expediente H.”, “La pirámide” y "El Palacio de los Sueños". 

Ismail Kadaré fue galardonado con el Premio Booker Internacional y el Príncipe de Asturias de las Letras. Se exilió a París en 1990. Ismail Kadaré se destacó principalmente en el género de la novela. A lo largo de su carrera, publicó unas treinta novelas, así como abundantes volúmenes de relatos y novelas cortas. Además, Kadaré también fue un reconocido poeta. Su primer libro de poemas, titulado “Las noches de los sueños”, fue publicado en 1954. 

Su obra, que abarca tanto la poesía como la narrativa, ha sido traducida a más de cuarenta lenguas. La novela más famosa de Ismail Kadaré es "El general del ejército muerto". Esta obra le valió el reconocimiento internacional y se convirtió en uno de los escritores albaneses más leídos en el mundo1. La novela cuenta la historia de un general italiano que viene a buscar los restos de sus soldados después de la Segunda Guerra Mundial. Además, otra obra destacada de Kadaré es “El Palacio de los Sueños”, que es conocida por su genial alegoría del poder totalitario y su narrativa.

Algunas de sus citas literarias: 
  • ¡Compartir el poder significa antes que nada repartirse los crímenes!
  • ¡El gobierno es capaz de atrapar una liebre con una yunta de bueyes!
  • Aquí está el fin del mundo según los pueblos que tienen inviernos muy ventosos.
  • ¿Quién ha dicho que lo que vernos con los ojos abiertos no está desnaturalizado y que, por el contrario, esta de aquí no es la verdadera imagen de las cosas? - Aminoró el paso ante una puerta. - ¿No has oído a los viejos murmurar: "Ah, la vida no es más que un sueño"? 
  • La literatura es el primer fenómeno globalizador. Ya sé que el concepto de la globalización se maneja ahora como un descubrimiento, pero sólo hace falta leer a Esquilo, o a Shakespeare, por citar dos ejemplos, para darse cuenta de que la literatura, el teatro, son el vehículo para hablar del hombre y de sus incertidumbres y de sus escapatorias.
  • (...) Que eres feliz, que estás locamente enamorada, tal como dicen. A fin de cuentas, eso es lo que todas nosotras esperamos de la vida: enamorarnos. La expresión misma tiene algo de peyorativo para una mirada ajena. Rendirse al amor. Fall in love. Es algo así como caer dentro de un hoyo, en una trampa; por tanto, poco más o menos en una prisión.

¡Qué dulce es soñar!

Y mientras continuaba así sentada / con los ojos cerrados,/ casi creyó encontrarse realmente / en ese país maravilloso,/ aunque sabía que con sólo abrirlos / todo recobraría su insulsa realidad. Lewis Carroll, "Alicia en el País de las Maravillas".

Cuadrante Mágico de Gartner: ¿Guía vital o mera ilusión?

El Cuadrante Mágico de Gartner es una representación gráfica que evalúa y posiciona a los proveedores tecnológicos en función de dos dimensiones clave: visión de mercado y capacidad de ejecución. Visto con mayor detalle: 
  • Visión de Mercado: El eje vertical del cuadrante refleja el conocimiento del mercado. Los proveedores se evalúan según su comprensión de las tendencias, su visión de futuro y su alineación con las necesidades del mercado. 
  • Capacidad de Ejecución: El eje horizontal indica la habilidad de los proveedores para llevar a cabo sus estrategias. Se considera la eficacia en la entrega de productos, la calidad, la experiencia del cliente y otros factores operativos. 
El cuadro resultante se divide en cuatro Cuadrantes Mágicos de Gartner
  • Líderes: Están bien posicionados en términos de visión y ejecución. Son proveedores sólidos y confiables. 
  • Visionarios: Tienen una visión clara del futuro, pero aún deben mejorar su capacidad de ejecución. 
  • Jugadores de Nicho: Se especializan en segmentos específicos o no destacan en innovación o ejecución. 
  • Retadores o Aspirantes: Rendimiento actual sólido, pero pueden carecer de una visión clara para el futuro. 
Es importante recordar que no siempre debemos centrarnos solamente en los líderes. Cada empresa tiene necesidades únicas, y a veces un jugador de nicho o un aspirante puede ser la mejor opción según tus objetivos comerciales.
Aunque la posición de las empresas puede variar según el mercado específico, algunas de las organizaciones que han sido reconocidas como referentes en diferentes áreas tecnológicas incluyen:
  • Microsoft: Con una visión sólida y una ejecución eficiente, Microsoft se destaca en áreas como la nube, la inteligencia artificial y el software empresarial. 
  • Amazon Web Services (AWS): Líder en servicios de nube, AWS ha demostrado una comprensión profunda del mercado y una capacidad excepcional para ofrecer soluciones escalables. 
  • Salesforce.com: Con su enfoque en la gestión de relaciones con los clientes (CRM), Salesforce ha mantenido una posición de liderazgo en el mercado de software empresarial. 
  • IBM: A pesar de los cambios en el panorama tecnológico, IBM sigue siendo un líder en áreas como la analítica, la inteligencia artificial y la ciberseguridad.
No faltan críticas al Cuadrante Mágico (CM) de Gartner. Dos son los principales argumentos que esgrimen aquellos que no acaban de ver con buenos ojos el uso de esta herramienta. El primero es que afirman que la confección de los CM parece estar orientada a satisfacer antes a la propia industria tecnológica que a sus propios clientes. Según esta crítica, se priorizarían los intereses de inversores y grandes empresas sobre los de las compañías que tienen que tomar la decisión de compra. 

El segundo gran argumento que se suele esgrimir contra el CM es la falta de transparencia sobre cómo contribuyen las grandes empresas a precisamente, financiar la elaboración de la propia herramienta que les tiene que analizar. Dicho de otra forma, sostienen que en en su elaboración, Gartner incurre en un claro conflicto de intereses. Del mismo modo, se ha criticado con frecuencia que la consultora no haga públicos los criterios de evaluación que utiliza para situar la posición de cada compañía en sus CM. Estas críticas se materializaron incluso ante los tribunales, cuando en 2009 el fabricante ZL Technologies denunció a la consultora por su «falta de legitimidad» a la hora de realizar estos ratings. La demanda fue desestimada sin embargo ya que el tribunal consideró que el trabajo de Gartner estaba protegido por la primera enmienda, en su derecho a expresar una opinión propia. 

Existen alternativas al Cuadrante Mágico de Gartner. Que el CM de la Consultora Gartner sea la herramienta más conocida no quiere decir que sea la única. Otras herramientas más pequeñas, apoyándose casi siempre en una metodología de crowdsourcing (toman como base la opinión de las empresas cliente) están empezando a plantar cara a la famosa consultora. 

G2 Crowd
es uno de los mejores ejemplos. Puesta en marcha por tres ex-ejecutivos de Oracle, la plataforma cuenta en estos momentos con más de 40.000 reviews de software empresarial y cuenta con una audiencia mensual de más de 300.000 potenciales compradores. Frente al CM de Gartner, apuestan por lo que denominan «The Grid» una herramienta que compara las distintas aplicaciones y soluciones tecnológicas usando como input exclusivamente la opinión de las compañías que han adoptado las distintas soluciones que se analizan. 

En «IT Central Station» por su parte, hacen uso de ese conocimiento crowsource en una plataforma que conecta a potenciales compradores con compañías que se encuentran en una situación similar, analistas de mercado y expertos TI que quieren compartir su visión sobre las distintas alternativas que se presentan. O en una línea similar los chicos de Expert Exchange, que ofrece a los profesionales de la tecnología acceso a expertos técnicos, contenido educativo y otros materiales. 

En España y a una escala mucho menor, comparadores como SoftDoIt, se presentan como comparadores de software especializado en empresas y que aunque en general funcionan bien (sobre todo en áreas como ERP o CRM), tienen como contrapartida un enfoque mucho más dirigido a la pyme que a la gran empresa y que no suele ofrecer respuestas para los entornos más técnicos.


Alegato en favor de la lectura de Bruno Le Maire


Nos ha complacido este alegato en favor de la lectura del Ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire. Apenas tres minutos de discurso en los que aboga por leer, como fuente de descubrimiento y de libertad. Además, es un discurso condensado y en francés. 

Se puede resumir en dos citas muy bellas: 
  • Lire, c'est voyager; voyager, c'est lire (Leer es viajar, viajar es leer) de Victor Hugo
  • Lire, c'est rêver les yeux ouverts (Leer es soñar con los ojos abiertos) de Kerry Reichs.
"Si no te gusta leer, es que no has encontrado el libro adecuado".
"Si no te gusta leer, es porque no has encontrado el libro adecuado". - J. K. Rowling

A continuación, aunque la lista es algo extraña, unas recomendaciones para construirse una primera perspectiva literaria con algunas recomendaciones de lectura.

Muchos más de 400 posts sobre libros.

Ciclista absorta

Ciclista absorta

Ensimismada, mirando fijamente su móvil. Así bajaba la cuesta, sin pedalear porque la rampa descendía. Nada del exterior ocupaba su atención. Ni la esplendorosa la luz de Valencia. Ni el inmenso escenario de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Había automatizado el viaje. Solamente podía leer y releer aquel mensaje. Lo demás había perdido cualquier interés.

La melena al viento. La brisa en el rostro. La bicicleta que silenciosa avanzaba. La mirada en aquellas letras. La respiración contenida. Los ojos sin parpadear. Aquel teléfono aferrado por su mano derecha. ¡Ah, y aquellas pocas letras, en una frase inmensa,... de dos palabras!  Todo sonaba distinto, el cielo se había abierto, el sabor del aire marino lo cantaba,... Aquel texto del WhatsApp transformaba el universo, en ocho letras que susurraban,... "He vuelto".

Autoría: Mikel Agirregabiria.

Es un post publicado inicialmente el 20-10-20 en el blog conjunto, Despertar a la escritura. Tuvo continuaciones de Alberto Ereña, Argiñe Areitio y Purificación Mínguez. Prosiguió con una quinta parte del relatotambién con nuestra autoría,...

Ciudad de las Artes y las Ciencias

Todo se precipitó en el universo que Noelia creía calmo. En unos segundos sucedió todo el proceso. Tras el mensaje de Stuart que aceleró sus emociones, la caída desde su bicicleta fue reveladora. No era en el camino de Damasco, ni era el caballo de San Pablo. Pero en su caída sí se produjo una conversión plena en todas sus dimensiones.

- ¿Qué persigues en la vida?, fue la cuestión que se preguntó a sí misma en el instante que precedió a una intensa sensación de calidez que procedía del joven que la estaba auxiliando. Su voz jovial, sus manos atentas, su cordial preocupación la envolvieron ofreciendo nuevas respuestas a sus interrogantes vitales.

Fue una explosión de la estrella solar que la había guiado, apagado y reencendido, de aquella única referencia que dejó Stuart y que ahora se duplicaba con un estallido en otro lucero brillante. Apenas balbuceó una repregunta como respuesta al "¿Estás bien?, ¿Te has hecho daño?.

- ¿Quién eres?, fue todo lo que musitaron sus labios. Sus miradas directas, sin embargo, prometían que aquello sería más que un encuentro fortuito. 

Pasados unos años, Noelia comprendería que el dilema que le acompañó siempre nació de aquel solapamiento de sentimientos. Una deliciosa y, al tiempo, cruel mezcolanza entre un eclipse y un descubrimiento. 

Autoría: Mikel Agirregabiria.

Link al blog colectivo: Despertar a la escritura.