Recogemos un texto muy difundido, del Dr. Carlos Hecktheuer, Médico Psiquiatra, sobre las "malas madres". Fue objeto de una lectura elegida por una hija (y madre a su vez) en el obituario de una gran madre. También habló y emocionó relatando qué es un mujerón. ¡Gracias Ascen, y gracias a tu madre Clotilde!
Un día cuando mis hijos estén crecidos lo
suficiente para entender la lógica que motiva a los padres y madres, yo habré
de decirles: “Los amé lo suficiente como para haberles preguntado adónde van,
con quién van y a qué horas regresarán”.
Los amé lo suficiente para no haber
quedado callada y hacerles saber, aunque no les gustara, que aquel nuevo amigo
no era buena compañía. Los amé lo suficiente para hacerles pagar las
golosinas que agarraron del supermercado o las revistas del kiosquero, y
hacerles decir al dueño: “Nosotros tomamos esto ayer y queremos pagar”.
Los amé lo suficiente como para
haber permanecido en pie, junto a ustedes, dos horas, mientras limpiaban su
cuarto, tarea que habría hecho yo en 15 minutos. Los amé lo suficiente para
dejarles ver además del amor que sentía por ustedes, la decepción y también las
lágrimas en mis ojos. Los amé lo suficiente para dejarlos asumir la
responsabilidad de sus acciones, aun cuando las penalidades eran tan duras que
me partían el corazón. Y ante todo, los amé lo suficiente para decirles NO,
cuando sabía que ustedes podrían odiarme por eso (y en algunos momentos sé que
me odiaron). Esas eran las batallas más difíciles de todas. Estoy contenta,
vencí...Porque al final ¡ustedes ganaron también!
Y cualquiera de estos días, cuando mis
nietos hayan crecido lo suficiente para entender la lógica que motiva a los
padres y madres; cuando ellos les pregunten si su madre era mala, mis hijos les
dirán: “Sí, nuestra madre era mala. Era la madre más mala del mundo... Los
otros chicos comían golosinas en el desayuno y nosotros teníamos que comer
cereales, huevos y tostadas. Los otros chicos bebían gaseosas y comían papas
fritas y helados en el almuerzo y nosotros teníamos que comer arroz, carne,
verduras y frutas. Mamá tenía que saber quiénes eran nuestros amigos y qué
hacíamos nosotros con ellos.
Insistía en que le dijésemos con quien
íbamos a salir, aunque demorásemos apenas una hora o menos. Ella nos insistía
siempre para que le dijésemos siempre la verdad y nada más que la verdad. Y
cuando éramos adolescentes, no sé cómo, conseguía hasta leernos el pensamiento.
¡Nuestra vida sí que era pesada! Ella no
permitía que nuestros amigos nos tocaran la bocina para que saliésemos; tenían
que bajar, golpear la puerta y entrar para que ella los conociese. Cuando todos
podían volver tarde de la noche con 12 años, tuvimos que esperar como hasta los
16 para hacerlo, y aquella pesada se levantaba para saber si la fiesta había
estado buena (solo para ver en qué estado estábamos al volver).
Por culpa de nuestra madre, nos perdimos
inmensas experiencias en la adolescencia. Ninguno de nosotros estuvo envuelto
en problema de drogas, robos, actos de vandalismo, violación de propiedad, ni
fuimos presos por ningún crimen. ¡TODO FUE CULPA DE ELLA!” Ahora que somos
adultos, honestos y educados, estamos haciendo lo mejor para ser “PADRES
MALOS”, como fue mi madre. YO CREO QUE ESTE ES UNO DE LOS MALES DEL MUNDO DE
HOY: ¡NO HAY SUFICIENTES MADRES MALAS!