La mágica educación, hoy y aquí

Visitados cuatro centros educativos de Bizkaia en 6 horas 
Hoy, viernes 19 de enero de 2018, en apenas seis horas (de 12:00  a 18:00) tuve la oportunidad de pasar y visitar cuatro centros escolares de Bizkaia, apenas separados por menos de 40' y 40 km. de distancia entre sí. Fue casual, por razones profesionales y familiares, pero me hizo pensar y más cuando apenas restan unos meses antes de mi jubilación forzosa.

En orden de recorrido fueron un instituto y un colegio, ambos de titularidad pública, colindantes en una localidad centrada de Arratia, seguidos otros dos centros más urbanos también muy cercanos y sitos en Leioa: un centro concertado (el más grande de la CAPV) y un centro privado (el de mayor cuota familiar de los cuatro contados que existen en toda Euskadi).

En los ratos de espera y al recalar ya de noche en casa, muchas han sido las reflexiones que hemos compartido con nuestros familiares docentes, Carmen, Leire,... Aunque este blog está también reservado para personas de confianza, ahora -en esta noche de invierno- sólo corresponde reseñar las observaciones comunes que se han repetido en las cuatro ocasiones, demostrando toda nuestra admiración por las muchas personas que hacen realidad esa "poesía de la vida" que llamamos educación, que si es lo suficientemente avanzada resulta indistinguible de la magia
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En orden de protagonismo, de respeto y de esperanza garantizado, enumeramos por actores esta evaluación hoy nuevamente corroborada, pero que germina y se confirma una y otra vez desde hace nuestros 43 años de experiencia docente:
  1. Sobrecoge, gratifica, emociona, tranquiliza, deslumbra, aturde,... la vitalidad y talentos infinitos de un alumnado que disfruta aprendiendo en todo momento y en todo lugar, aunque sean en esas tres horas adicionales de inglés un viernes tras una semana escolar. Con estudiantes así de activos y despiertos, nada tememos del futuro, sinceramente.
  2. Asombra la serena y exigente presencia de las familias, de madres y padres, abuelos y abuelas, otros familiares,... esperando, acompañando, ocupándose, revalorizando todo ese milagro que acontece diaria y puntualmente en las escuelas, en los barrios, en los hogares, incluso en la soledad,... ese maravilloso crecimiento por todas las variedades del aprendizaje. 
  3. Impresiona la profesionalidad del profesorado dedicado a una labor trascendente, aunque parezca cotidiana y fluida. Siempre, repito siempre, se puede advertir esos gestos de interés real por sus criaturas, esa empatía solidaria con su devenir, mientras facilitan su grandiosa metamorfosis, facultades dormidas que cual alas ven desplegarse en clase, paso a paso, tan lenta como inexorablemente.
  4. Fascina advertir, con el ojo avezado del observador impenitente, todo el apoyo pleno de toda la sociedad, la apuesta consciente y el reconocimiento tácito de la función educativa. Todo ese despliegue de recursos humanos y materiales en los momentos y escenarios escolares, denotado en incontables detalles la ingente inversión de lo único que garantiza el futuro.
  5. Disponemos de todo lo nuclear, el factor humano en todos los agentes, pero queda recorrido de mejora, de engrane, de potenciar sinergias personales y grupales, de innovar con profundidad y corregir algunos factores retardantes, de revolucionar todo el inmenso potencial del sistema con voluntad, tesón e inteligencia, con acuerdos y visión prospectiva, sin infundados miedos.
Un tuit final, aunque haya una errata, remedando una cita de Milton Berle,...

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