¡Adiós, profe!

Acabó el curso, y ellos, los alumnos y las alumnas, se despiden con un alegre “¡Adiós, profe!”. Y los educadores nos vamos también de vacaciones, a descansar,… y a echarles de menos. Sobre todo, cuando les has visto crecer, madurar (hasta un cierto hervor no definitivo) y luego, romper amarras, y seguir el curso de cada una de sus vidas, tan frescas, tan centelleantes, tan por escribirse. Pasan los años, y te reencuentras con ellos, tan mayorcitos, tan formales, tan respetuosos… que añoras aquella insolencia fervorosa y obstinada que surgía, quiero pensarlo, de cuánto te apreciaban ocultamente y de cómo habían de negarte ante los demás por tu ascendencia sobre su vida, todavía antes necesitada de referencias.

Los profesores debemos invertir tiempo, mucho tiempo, hablando con los niños y con los jóvenes, con la excusa de nuestra asignatura o en las tutorías, animándoles a hablar de sus intereses y preocupaciones ante los demás y ante ese adulto representativo que significa cualquier profesor que ame la docencia.

Los estudiantes pueden llegar a descubrirse, a comentarte sus inseguridades. Se preguntan y les aterra ¿qué hacer con su vida? Lo viven con un problema insoluble, para el que no se sienten preparados. Y te escriben un e-mail, ya terminado el curso, con pocas frases pero mucha angustia. Y debes contestarles en unos minutos, porque ellos son los verdaderos “minute-(wo)men” surgidos del Messenger…

¡Ah, mi entrañable A. (nombre de pila), CoCo (su pseudónimo por ella elegido)!

Estaba a punto de cerrar el ordenador, y por pura rutina lanzo el Outlook. Et voilà! Un mensaje del más allá, nada rutinario, con una pregunta final como un piano. ¡Ah, c'est la vie! Faltan años para que sepáis cuánto recuerdo el foro que representaba tu grupo, pero tu vivificante cuestión es un bálsamo para mi nostalgia.

A. del alma, con tus “casi” dieciséis años preguntas nada menos que por la “inseguridad”. Si hubiese que elegir la gran pregunta en tu etapa vital, la atormentada adolescencia, ésa sería la incógnita clave. Debo meditar (diría que incluso rumiar una respuesta de la altura de tu pregunta), y que alcance todo el calado que encierra. Pero también debo contestarte con premura una primera aproximación. Y quiero señalarte, A. (prefiero tu nombre verdadero), que lo que quizás vivas como un problema (la inseguridad, en ti, en los demás, en lo que te rodea, en los apoyos que crees tener o no,...), todo eso, creo que es UNA GRAN VENTAJA, UNA GRAN OPORTUNIDAD, y te hablo desde la experiencia que dan los años, que no la sabiduría (que de ésa tú posees mucho más). Y te trataré de explicar por qué. La seguridad, que sí es completamente necesaria para una niña, porque debe sentirse arropada, incondicionalmente querida por ‘todo el mundo’, y que sólo en un contexto de cariño puede desplegarse plenamente, luego PUEDE SER UN LASTRE.

A. vas a cumplir 16 años la próxima semana. Tú estás comenzando a sentir, seguramente más precozmente que otros condiscípulos y amigos, que te estás enfrentado con otro concepto de peso, LA LIBERTAD. Estás sintiendo, interna y tal vez dolorosamente, que la emancipación puede asustar inicialmente. La libertad de quien es consciente, no es algo trivial, es algo desconcertante, que asusta o, al menos, despierta recelo. Tú lo estás percibiendo, y eso me demuestra que estás en el mejor camino, el de la madurez personal que no todos ni todas recorren con valentía.

Yo tengo la completa certeza de que tú, apreciada A., sabrás superar esta transición. Sólo te pido algo que quizá te resulte paradójico ahora: “NO PIERDAS NUNCA UNA DOSIS DE INSEGURIDAD”, o dicho sin tantas negaciones, “GUARDA SIEMPRE EN TU ALMA UNA PORCIÓN DE INCERTIDUMBRE”.

Para mañana igual se me ocurre algo más. Ahora sólo queda decirte desde la perspectiva de mi edad, parecida a la de tus padres, cómo se puede llegar a envidiar aquello (la inseguridad de la adolescencia) que se vivió con desasosiego en su momento.

(Y a la mañana siguiente, otro mensaje casi consecutivo, tras su segundo e-mail)

Mi inefable CoCo – A.:

Te debía una contestación al último emilio y ahora con tu segundo envío paso a dar cumplida respuesta a ambos, como se merece tu disciplinada pertinencia. Y debo aplicar un tono profesoral en la respuesta, aún a riesgo de requerir con ello que debas aplicarte a acudir al diccionario para mejor consulta de sus siempre rigurosas clarificaciones.

¡Ah! La hondura de sus acertadas interpelaciones, perennemente enmascaradas en formulaciones ilusoriamente simples por su palmaria apariencia, me supera y debo repensar con extrema circunspección la respuesta. Por otro lado, el mismo epígrafe de encabezamiento Mikel vs. Aristóteles sólo puede aturdirme ante la sola posibilidad de que tú, incluso como chanza, puedas enfrentarme a tamaño cíclope de la filosofía.

Pero... ¡acepto el envite! Y SÍ, tú tienes razón, si TÚ estás conmigo, ambos nos enfrentaremos al molino aristotélico para combatir contra tan insuperable adversario. Las disquisiciones metafísicas no son blancas o negras. La fijación de una meta puede conducir a la infelicidad, que no es sino la medida de la distancia entre lo anhelado y lo conquistado, pero los SERES HUMANOS, quienes como tú aspiran a VIVIR, no pueden triunfar en tal hazaña sin METAS, que son el alma, las entrañas de la vida. Sin objetivos, no se vive, se muere meramente.

Pero la fortaleza no reside en imponerse metas, sino en el firme propósito de superar los desmayos, los inevitables errores, las continuas caídas, los avatares de la vida. ¡Imponte metas, CoCo-A.! Puede que otros sean más infelices con ello, por no alcanzarlas plena y puntualmente. Pero tú estás llamada a proponértelas, seguro que a intentarlas porfiadamente y a conseguirlas. En ello consiste el reto y la consecución gradual que es la verdadera vida.

Tu profe, Mikel

Nota final: Si has llegado a leer hasta aquí sin dormirte, es que ya colmas todas mis esperanzas en ti depositadas, que no pueden ser mayores.

Pequeñas alegrías

“Las pequeñas alegrías” es un ensayo de Herman Hesse, en el que nos alerta contra la hiperactividad y el frenesí de la prisa, como peligrosos enemigos de la felicidad. Se lamenta, además, de que frecuentemente nuestra forma de gozar se acompaña de cierta ansiedad, sobreestimando el placer y minusvalorando la alegría. El Premio Nobel de Literatura nos recuerda que el disfrute moderado duplica la felicidad. El arte de vivir consiste en saber distinguir los innumerables deleites de las que el mundo está repleto, y que muchos ignoran mientras aguardan la gran felicidad.

Cada día está preñado de pequeñas alegrías, que hacen muy grande a la vida. Te levantas de madrugada, bebes un vaso de agua y piensas: ¡Ésta sería la mejor bebida si nos faltasen todas! Lo mismo sucede con los alimentos: ¿Cuál añoraríamos más si todos desapareciesen? ¿El pan, el tomate, cualquier fruta por modesta y común que sea como la manzana o la naranja? ¿Y el contacto diario con la naturaleza o la observación del firmamento? Y los olores… ¿El aroma de la medianoche, la fragancia del amanecer, el bálsamo del anochecer, o el aliento de un ser querido?

Porque lo más importante son las personas. Sí, ésas con las que convivimos, que tantas veces nos desquician: los hijos, los suegros, la pareja, los cuñados, las sobrinas, los vecinos, los conductores, los peatones, los gamberros, los cretinos,… Todos somos necesarios e imprescindibles. ¿Cómo podríamos apreciar la quietud pacífica de la noche si un desvergonzado no nos desvelase con un berrido intempestivo, que nos obliga o a acurrucarnos nuevamente o, a los insomnes, a escribir estas líneas? ¿O esos hijos adolescentes que te atruenan continuamente la casa con músicas estrepitosas, y que cuando se van al extranjero no te dejan concentrarte por el clamoroso silencio de su ausencia y el inquietante orden de sus cuartos? Y ¿qué me dicen de las reiteradas “batallitas” de los suegros, que el día menos hablador te preocupan y comentas con tu cónyuge: “Me parece que el abuelo está un poco mayor…”? ¿Acaso podríamos vivir sin ese beso descuidado que te da tu hija cuando sale cualquier tarde, tras pedirte una extensión de la paga? Y la “parienta” que te ha aguantado treinta años y que todavía cree que eres especial y único: ¡Ella sí que es excepcional!

Hay tesoros muy valiosos, pero ninguno tan preciado como la familia, que lo es todo. Y todos disponemos de una familia de la que preocuparnos y que se ocupa también de nosotros: se llama Humanidad. A menudo, no apreciamos lo obvio, lo gratis, lo cercano, lo nuestro,… ¡Qué ciegos podemos llegar a ser! ¡Levanta la mirada de este periódico, mira a tu alrededor y sonríe! Comprobarás que la vida es un espejo que siempre devuelva la sonrisa a los más risueños…

Euskara en el Tour

El PP, secundado por el PSOE (con vocación de eterno segundón como Poulidor “chupando rueda” de Anquetil), se ha escandalizado de que la organización del Tour aceptara a Batasuna (o más exactamente a la asociación cultural Euskal Herrian Euskaraz, “En Euskadi en Euskera”) como interlocutor en un tema de naturaleza lingüística-cultural, porque lo esencial no era el contenido del convenio para promover el euskara en la etapa vasca, que definen como “perfectamente legítimo y razonable”, sino el hecho de quién lo proponía.

Así pues, el gobierno de Aznar, de común acuerdo con el gobierno francés, se ha aprestado no únicamente a anular el convenio anterior, sino a firmar uno mucho más ambicioso y completo con Jean-Marie Leblanc, director del Tour de Francia, para que durante su paso por Euskal Herria se destaquen cumplidamente en todas las emisiones internacionales, y especialmente en las realizadas hacia los dos Estados pirenaicos, la lengua y cultura vascas, así como sus ricas y peculiares tradiciones y deportes, dando a conocer al mundo entero la existencia de un enclave europeo con una historia y lengua milenarias, asombro de filólogos e historiadores. Gracias a la extremada diligencia e intervención directa de Rajoy, Palacio, Villepin, Acebes, Michavilla, del Castillo, su homólogo Lamour y del presidente de la comisión del Cultura y Deporte de la Eurocámara, el ex primer ministro Michel Rocard, finalmente Europa conocerá la realidad actual de la lengua más antigua del continente con un acuerdo cultural de peso, actuando de firmantes todos los ministros citados de los dos Estados responsables, que se desvelan y miman al Euskera, siempre bajo la mirada atenta y vigilante de la eurocámara. Porque todo esto es verdad... ¿o no?

Por si acaso, voy a preparar el viaje para acercarme el próximo día 23 a la etapa Pau-Bayona. Llevaré una ikurriña más y un letrero que proclame: EUSKARA = BASQUE LANGUAGE, porque los ciudadanos de a pie también podemos contribuir en algo a la cultura universal. ¡Ah, y que cierta organización que emplea explosivos para la construcción nacional tampoco nos ayude a defender nuestra lengua, que bastante "apoyo" nos han proporcionado ya! Tag Technorati: .

Adolescente Euskadi

A veces no entendemos la política, porque la complejidad de los temas sociales es creciente y las incertidumbres abundan, e incluso se fomentan desde instancias interesadas en propagar verdades… a medias. Quizá una metáfora pueda ayudar.

Sustento la teoría de que “Euskadi es un país adolescente”, ubicado en su momento crucial para la configuración de su ulterior personalidad propia, de modo autónomo e independiente. Ahora se están definiendo aspectos de gran trascendencia para la vida futura de esta pequeña y hermosa nación. Es en esta etapa cuando, desde la herencia recibida, se forja la identidad: la propia e irrepetible individualidad nacional, reconociéndose y convirtiéndose en sí misma. Este desarrollo se verifica con cambios en el esfuerzo de síntesis y descubrimiento del yo, con ciclos de sobreestimación y subestimación.

Esta joven Euskadi, formada por su plural ciudadanía, lleva su propio camino, adoptando continuas decisiones diarias, que conforman su modo de crecimiento y maduración. Cotidianamente se encuentra afrontando y resolviendo los problemas que le acechan. Es razonable que experimente periódicas crisis menores y que muestre algún rasgo aislado de perplejidad, ya que debe establecer un logro de identidad, definiendo los aspectos claves de sí misma y de su relación con los demás.

Euskadi se quiere emancipar, quiere asumir su propia responsabilidad. Se cree suficientemente fuerte para abrirse su camino en el mundo, apoyando a los demás y apoyándose en ellos. Quizá sea osada, pero sólo desde la audacia medida se puede alcanzar el éxito, cuando se ha llegado ya una fase en la que vive apasionadamente todo, y el deseo de libertad es imparable.

Al igual que un adolescente, una joven patria debe desplegar varios niveles de desarrollo previo. Sus instituciones comienzan a acometer nuevas formas y funciones (como relatan las recientes noticias de cambios en la Acción Exterior del Gobierno Vasco), al tiempo que sus modelos simbólicos de referencia se erigen y centran en esquemas propios, en todos los ámbitos (cultural, lingüístico, educativo, mediático, sindical, laboral, social, político,…). Incluso la memoria histórica y la percepción colectiva del futuro en común se transforman, se desvinculan de ligaduras anteriores mediante un proceso de ardiente búsqueda que necesita ser declarado y compartido.

Un país adolescente requiere una población rejuvenecida en espíritu, con una imagen idealista del mundo. Esta característica propia de los púberes se hace presente no sólo en la conducta práctica, sino también en la actitud y en la elección de respuestas frente a las realidades del exterior. Los jóvenes, en ocasiones, se consideran a sí mismos demasiado importantes, se encierran en sus sentimientos, sobrestiman su vivencia, y dictan sus juicios creyéndolos el "summum" de la sabiduría. Por ello es tan esencial la autoformación y la reflexión, a fin de madurar y materializar el “desideratum”. Otro factor clave es la elección del garante ético, que identifique el código de valores morales aceptado y asumido comunitariamente.

La formación de un ideal, el despertar de la esperanza, el crecimiento arraigado de las estructuras, la maduración social, y la consolidación del sentimiento de sí mismo, son las señales de transición y los hitos de cristalización del espacio propio de un pueblo capaz de persistir y evolucionar, principalmente como resultado de la Educación y de la Investigación. Porque en estas dos áreas indelegables, trascendentes, verdaderas y únicas para actuar como catalizadoras del futuro se precisa el máximo esfuerzo.

Solamente una política inteligente y asentada democráticamente es capaz de gestionar este rumbo, aplicando en cada paso aquella parte del ideal que las circunstancias hacen posible, porque “la política es la historia que se está haciendo, o que se está deshaciendo”. Y la generosidad de la política se expresa en la única respuesta humana ante el conflicto, allí donde los animales sólo encuentran dos reacciones posibles, huir o luchar, el ser humano inventa la tercera vía: la palabra, el diálogo desde la comprensión mutua, rehusando la intolerancia y el enfrentamiento propio de seres irracionales.

Euskadi ha rechazado mayoritariamente las propuestas retrógradas, que desde un estado de dependencia conducen a destinos de contradependencia, donde se adoptan comportamientos oscilantes entre luchar y huir, para caer en la codependencia, donde competir con otros en forma destructiva. La cabal ciudadanía vasca ha elegido, en su asombroso proceso de progreso desde una tradición y cultura milenarias, avanzar desde la dependencia hacia la interdependencia venidera en el escenario europeo, superando el estadio de una anacrónica e imposible independencia decimonónica.

Euskadi es el chico rebelde e inconformista; Catalunya, el hermano formal; Galiza, el benjamín. Otros primos en Europa ya se han liberado: Litunia, Letonia, Estonia, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Croacia,… El Plan Ibarretxe quizá sea una buena oportunidad para construir el sueño que resuena tras cada “Gora Euskadi Askatuta”.

Me quedo con Perurena

Los lectores hemos asistido a una diatriba entre Iñaki Perurena y un antipático enclenque olvidadizo, que le citó erróneamente, según acaba reconociéndolo ante la evidencia más incontestable de la prosa contundente del harrijasotzaile navarro. El colmo de la insolencia ha sido acusar al poeta de Leitza de estar vendido a intereses por parte de un verdadero experto en el tema, que podría quedarse calladito, al menos en la prensa local, tras cambiarse por enésima vez de camisa azul y de chaqueta multicolor, como recordamos todos los vascos con memoria, y dedicarse a recrear su historieta personal para otros mercados, como es su especialidad. Frente a un culto baserritarra, y empleando a la preciada institución vasca ETB como insidiosa arma arrojadiza, el constructor de autobiografías y recuerdos falsos, pretende vanamente injuriar a todos los vascos hablando nada menos que de ajenos comisarios políticos, cuando éste es otro de sus reconocidos pluriempleos, paradigmático del "quien paga, manda".

Ha sido un debate manifiestamente desigual, porque la altura ética y moral de nuestro deportista y actor le otorga una insalvable superioridad de coherencia y dignidad, propio de quien hace treinta años y en la actualidad, pensaba y piensa lo mismo sobre la violencia, sin sacar una vergonzante tajada por ello, ni antes ni ahora. Y si las urnas no mienten, los vascos también nos quedamos con la Historia en la que cree Iñaki Perurena, y no la de un repulido amnésico, ciertamente inconfundible por el oportunismo de sus artimañas, sin otro mérito que seguir siempre al lado de los poderosos, quienes ahora contratan críticos contra el nacionalismo vasco.

Finalmente, quienes llevamos toda la vida rechazando todas las formas de violencia política, sin relatar ni enarbolar nuestra presencia en centenares de concentraciones y manifestaciones por la paz, donde no mirábamos quiénes estábamos ni nos movíamos para salir mejor en ninguna foto, le agradecemos al mendaz y asustadizo oponente de nuestro harrijasotzaile su última reconversión, como siempre desinteresada. Pero que se ponga a la cola, como poco enigmático converso que es, y no pretenda dar lecciones de coherencia en Euskadi, ni a señalar que la dignidad trae problemas, como sabemos demasiado bien los vascos, y probablemente mejor que nadie Iñaki Perurena, una de las figuras más queridas y representativas del sentimiento vasco, pacífico y democrático.

Conducción segura

Recientemente he estrenado un coche con cambio de marchas automático. No es el primero para mí, pero nuevamente me ha confirmado que esta opción, muy escasa en nuestro país a diferencia de los grandes mercados automovilísticos (EE.UU., Japón,...), podría mejorar muy notablemente la seguridad de nuestras carreteras, al tiempo que simplificar y facilitar el uso del coche a determinados colectivos que tradicionalmente han encontrado dificultades para acceder al permiso de conducción. A propósito, podría expedirse un carnet especial que habilitase sólo para conducir coches automáticos.

Los modernos cambios automáticos pesan poco, consumen y aceleran similarmente en igualdad de condiciones. Incluso los favorables datos de catálogo son mejorables, porque para obtener las cifras exactas de consumo y prestaciones los modelos, manuales o automáticos, son conducidos por pilotos expertos. En la práctica, y para el 99% de los conductores (y ya sabemos que casi todos nos consideramos buenos conductores), el cambio automático significa mejores prestaciones con menor consumo, y muchísima mayor comodidad, descanso y, sobre todo, seguridad sin distracciones. Además, las averías de todo el sistema de transmisión (embrague y caja) e incluso el desgaste de los frenos se reducen. Y todo esto apenas cuesta más, según les demostrarán en los concesionarios. Por último, dejen de exponer esas ridículas excusas de que les gusta sentir que controlan el coche,… porque también podrían regular el avance del encendido y otros parámetros históricos de conducción que es mejor dejar en manos de la técnica.

Una recomendación: Prueben un coche automático y se convencerán. Los nostálgicos pueden adquirir un cambio automático secuencial… y verán lo pronto que se olvidan de mover la palanquita. La seguridad adicional que aporta un cambio automático, que nunca falla en un adelantamiento y que incrementa la velocidad del reflejo de frenado, podría colaborar a que el tráfico dejase de ser la primera causa de mortalidad hasta los 35 años.