Si algo ha caracterizado a Europa ha sido la presencia de una numerosa clase media, centrista y protegida. Esto hoy está en peligro.
Clase media: Está menguando, no sólo por el fracaso de las medidas de redistribución de la riqueza, sino por profundos efectos demográficos. Actualmente para animarse al lujo de tener hijos, hay que ser muy rico,… o muy pobre. La “cultura del subsidio” (que llega a superar el salario mínimo) se está extendiendo peligrosamente, incluso entre los foráneos recién llegados, lo que no facilita la voluntad solidaria de que todos colaboremos, y especialmente los más pudientes.
Fiscalidad intermedia: La mayor y creciente contribución de recursos comunitarios procede de los trabajadores por cuenta ajena de niveles medianos, siendo las capas sociales altas (y bajas) quienes eluden secundar el esfuerzo colectivo. El fiasco de un fisco poco copartícipe en función de las posibilidades de cada uno, sigue tolerando y condescendiendo con los beneficios empresariales de las grandes corporaciones (como la banca), con las invisibles ganancias de las profesiones liberales y… con la inmensa economía sumergida (incluyendo repugnantes sectores como la pr0s****ción).
Edad media: El progresivo envejecimiento de la ciudadanía y la extensión universal de la asistencia social en las edades tempranas y finales recarga en las etapas de la treintena a la cincuentena todo el trabajo. Más aún por el retardo en la primera incorporación laboral y el irresponsable adelantamiento de las prejubilaciones. Ahora existe un considerable porcentaje de gente con la perspectiva de comenzar a trabajar con más de 30 años, jubilarse a los 50-60 y vivir otros 30 años a costa de los demás.
Política de centro: Cuando ya la civilización griega aconsejaba que “en el centro está el equilibrio”, en nuestros días priman las opciones políticas radicales, orientándose alarmantemente los partidos hacia la extrema derecha o la extrema izquierda. La moderación, el acuerdo, las “terceras vías” están en peligro de extinción, o son meras artimañas de políticas nada centristas (véase el caso de Tony Blair). La propia “pirámide poblacional”, hoy más casi un cilindro, inclina la orientación de las cúpulas dirigentes más hacia el (neo) conservadurismo, o contrariamente hacia la ruptura, que hacia la responsabilidad con el presente y el futuro. Hoy se habla de “seguridad”, y no de paz, justicia o sostenibilidad.
A quien corresponda: Algo habrá que hacer, antes que sea demasiado tarde. Sin clases medias, sin la labor de todos los que sean capaces, sin solidaridad y justicia equitativa, sin una cultura de trabajo, el porvenir no se presenta halagüeño. Sólo con el máximo respeto hacia nuestro prójimo, el cercano y el lejano, combatiendo la pobreza entre todos, llegaremos a buen puerto. Hay que arrimar más el hombro, todos, ricos y pobres, cada uno en función de sus capacidades y posibilidades, porque en esta vida nada es gratis, ni eterno.
En 1992 la famosa frase de Bill Clinton, "Es la economía, estúpido" (It’s the economy, stupid), le hizo ganar las elecciones ante un Bush padre que tenía un nunca superado 90% de popularidad. El lema ideado por James Carville logró un milagro, al enfocar al estúpido desinformado electorado hacia una perspectiva diferente.
Las elecciones se suceden y los debates, incluso en gran medida los que denuncian la corrupción de la política, son superficiales, aunque van apuntando indicios.
El #26J hemos de apelar a la clarividencia de las denuncias de los referentes que aún nos han dejado, desde el Papa Francisco, cuando denuncia el poder de la industria armamentística,... hasta ONGs y sindicatos no contaminados (Save The Children, Oxfam Intermon,...), cuando alertan sobre la concentración del 50% de la riqueza en manos de un 1% de la población, de las puertas giratorias (el vínculo total) de los oligopolios energéticos, bancarios,... que dictan y establecen una injusta economía a su medida.
Post que estuvo en borrador desde el 15-5-2016.
Recuperado retrospectivamente cuatro años después.
Sabemos que el funcionariado, y más aún con el “agravante” de sindicalismo, no tiene buena prensa. ¡Bien que se encarga de ello buena parte de la misma! Estas letras son un humilde intento de cambiar esta percepción de buena parte de nuestra ciudadanía.
En una democracia los poderes deben estar distribuidos y contrapesados. Se deben establecer controles y repartir las atribuciones en tres poderes de un Estado: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Garantizar esa división es vital, para evitar quedar en manos de los poderes fácticos y de grupos de presión.
En nuestra era, el “poder económico” es cuasi-absoluto, globalizado y perfectamente interconectado. Estos agentescontrolan, además, los medios de comunicaciónmás poderosos, con una capacidad de influencia sutil, incondicional y muy difícil de contrapesar. Para esa hidra economicista e inhumana, debilitar la función pública es un objetivo preferente, pero el sindicalismo que debe hacerle frente aparece dividido, inmerso en dinámicas de acción sectorial y local, e incluso con una parte del mismo (hay muchos modos de sindicalismo amarillo) actuando como una quinta columna. Entre tanto, los mass-media del capital nos mantienen con una escasa y pésima cultura política, desincentivando el interés por la gestión de lo común, mientras nos sobrealimentan y anestesian con pan y circo a raudales.
El resultado es el que cabía esperar:el poder y la riqueza se concentran en manos de una exigua minoría, con una clase media cada vez más precarizada en tanto va siendo innecesaria, mientras los rituales “democráticos” de las elecciones periódicas ocultan que el “poder de la política” puede pasar a la historia si no actuamos de inmediato y de modo eficaz.
L@s triler@s que manejan los hilos de la comunicación,desprestigian y devalúan la función pública, la desmantelan y comercian con ella (externalización de servicios, subcontrataciones, cierre y venta de instalaciones y servicios diversos,…), sin demasiada oposición en Estados de pobre tradición democrática, como el español, o en instituciones dependientes del mismo, como las nuestras.
LA POLÍTICA QUE DEBEMOS REIVINDICAR SI NO QUEREMOS QUE EL MERCADO LO GOBIERNE TODO, REQUIERE DE POLÍTIC@S Y FUNCIONARI@S QUE RECONOZCAN SU ROL TRASCENDENTE.
Un funcionariado bien preparado sabe que actúa como los brazos y los cerebros de la acción política. Por eso es incomprensible, incluso estúpido, que determinados modos de hacer política quieran desprestigiar la función pública, sin advertir que sin ella no se podrían materializar sus programas y es@s polític@s serían absolutamente prescindibles.
Conocemos países mal gobernados, pero bien administrados por una función pública potente, que han salido adelante. Necesitamos polític@s que crean en LA POLÍTICA con mayúsculas, reconociendo y actuando AL SERVICIO DE SU CIUDADANÍA, y no de intereses ajenos a los que afirman defender en sus programas electorales. La GRAN POLÍTICA busca y activa un funcionariado público independientey eficaz, seleccionado en base a criterios objetivos y evaluables, entendiendo su misión fundamental para la defensa del bien público, como base de una sociedad cohesionada y solidaria.
LOS PARTIDOS O DIRIGENTES QUE ATACAN AL SISTEMA PÚBLICO, O A SUS PROPIOS FUNCIONARIOS, NO REPARAN EN LAS GRAVÍSIMAS CONSECUENCIAS DE SU ACTUACIÓN.
Reducir empleo público en Osakidetza, por ejemplo, conduce al modelo norteamericano (que luego no es posible corregir) donde el 15% de la población (o más de 46 millones de personas) no tiene acceso al sistema de salud, por no disponer de dinero para sufragar un seguro privado.
También en Euskal Herria, sólo la vigilancia sindical evitará recortes irreversibles que algunos irresponsables políticos quieren aplicar a sectores críticos como el sanitario, el educativo, el judicial,... que provocarían una grave perjuicio para la ciudadanía en general. Es preciso reivindicar, además del funcionariado docente, sanitario, judicial,... a quienes servimos en la administración general. Aunque pueda parecer una función menos obvia que la de los bomberos, por citar un caso, gestionamos ingentes recursos humanos, y materiales, con la garantía de una formación continua, contrastada y evaluada, y sobre todo, con una independencia que sirve de freno o disuasión ante actuaciones partidistas ilegítimas.
Los sindicatos deben actuar como un contrapoder que ha de velar por las condiciones laborales,y por consiguiente, por los intereses generales de toda la sociedad, para vertebrar una sociedad democrática que defienda la inclusión laboral como un derecho universal irrenunciable.
Hemos asistido, en las últimas décadas, a una profunda evolución del sindicalismo,... pero también del escenario político en el que se mueve. Cuando en la CAPV recuperamos parte del autogobierno, hace más de 30 años, aquella clase dirigente era más consciente de su legítimo poder político, y el entendimiento con el sindicalismo fue más factible y eficaz aún dentro de la lógica dialéctica de perspectivas de enfoque.
Actualmente, el poder político se pliega sin disimulos al poder del mercado, y es más necesario que nunca un sindicalismo independiente, potente y y bien articulado, a la vez que es necesario identificar y denunciar las prácticas de sindicalismo “amarillo”, aliadas al poder máximo, el económico.
La CAPV y Navarra están entre las cinco comunidades autónomas con MENOS empleados públicos en el Estado, pero es que España está a la cola de Europa, en tanto que los países con mayor calidad de vida, son los que mayor proporción de empleo público ofrecen.
No es posible una democracia madura, ni una sociedad equilibrada y solidaria, sin la aportación decisiva de funcionari@s y sindicalistas. Partidos políticos y organizaciones empresariales debieran reconocerlo y actuar en consecuencia (al igual que entendemos y respetamos su necesaria función social).
Como sociedad,estaríamos perdidos sin sindicatos bien organizados y presentes en el panorama de la influencia y de la movilización, o sin una función pública de calidad, con políticos de altura y funcionarios competentes.
En Gasteiz a 19-11-2015. Mikel Agirregabiria, Bego Larraza, JJ Agirre, Aitziber Leturiaga, Asier Undabarrena, Mamen Ladrera. Funcionari@s y ELAkides
La Fundación Sabino Arana ha acogido este sábado, dentro de los actos del Think Gaur Euskadi 2020, a un selecto panel de expertos. Destacan todos sus componentes, comenzando por el Dr. Soumitra Dutta (Presidente de "Europa Innova", dependiente de la Comisión Europea) y el también indio Ranga Rao, director de la Indian School of Business, y completándose con dos figuras locales, Jon Azua (Presidente de e-novating) y Olga Rivera (Catedrática de Organización y Política de empresa de la Universidad de Deusto), moderados por Alfonso Martínez Cearra (Bilbao Metrópoli 30). La síntesis final ha sido a cargo de Xabier Lapitz (Radio Euskadi), y los anfitriones del evento Iñigo Urkullu y Estibaliz Hernaez (coordinadora del área). Ha tenido lugar en la sala Multibox de EITB (Camino de Capuchinos de Basurto, 2. Bilbao). Primera mini-crónica: Ha sido una mañana deliciosa, degustando grandes e ilusionantes ideas políticas y, simultáneamente, unas creaciones gastronómicas de Josean Martínez Alija, Jefe de Cocina del Restaurante Guggenheim Bilbao. Hoy hemos escuchado y participado en un diálogo abierto en un marco de gran política, de futuro, de integración, de esperanza, apostando por las personas, con la educación como único camino para la innovación. Lo sintetizaría con esa palabra, que no se ha citado aún, de perfecta "polírica". Ha sido un avance de lo que puede ser la "Politika 2.0" porque el mismo anfitrión, Iñigo Urkullu, ha señalado que "escuchar" es la palabra clave para innovar en la política". Entre el selectopúblico, con figuras de la talla de Josu Jon Imaz, estaba la Presidenta del Parlamento Vasco, Izaskun Bilbao. Ella ha mencionado sucintamente el esfuerzo de innovación para avanzar hacia una democracia más participativa (y no solamente representativa), en ese apasionante reto que debe ser Parlamento 2.0. Hemos twitteado la primera parte, entre foto y foto desde las 10:00 con el iPod touch (lo que no es muy cómodo, pero sí había Internet con la misma clave que la pasada semana con Heziberri, en el mismo escenario pero diferente atrezzo). El resto de intervenciones, de gran interés y proyección será relatado más adelante. Post en elaboración: Continuará editándose.
En apenas una mañana se han vertido centenares de ideas, conceptos, pistas, sugerencias,... desde el estrado y desde las butacas de alrededor. Resulta casi imposible atribuir su autoría en el río de citas y propuestas. Con permiso de sus autores, citemos algunas propuestas, en desorden pero en completa sintonía:
Conviene reforzar una identidad propia con un aumento de la diversidad. y no sólo en procedencia geográfica sino en género, edad, origen académico y profesional, niveles laborales en la empresa,... Genial, integrador, solidario, inteligente,... Como nuestras escuelas primarias donde el alumnado recién llegado nos aporta, más riqueza y también más identidad, paradójicamente.
Hemos de superar “la esquizofrenia de competir y cooperar al mismo tiempo”. Como lo hemos hecho en el pasado, demostrando que somos capaces de lograrlo. Un ejemplo: El Museo Guggenheim de nombre extranjero que ha reforzado la identidad vasca. El nuevo proyecto Guggenheim en Urdaibai es otra oportunidad de dimensiones múltiples, creando más que un centro: un experimento vivo de sostenibilidad,...
La web 2.0 y el "caso Obama" demuestran que nos podemos saltar a los “guardianes del standard comunicativo”, abriendo el debate social mucho más que hasta ahora.En ello ha insistido el profesor Soumitra Dutta.
Se ha insistido en que no hay una China, sino muchas Chinas, muchas Indias,... Pero, y contra lo que pudiera parecer en rapidez, la democracia de India favorece la innovación más que en "continentes" como China. Lo político, lo económico, están más unidos de que que, a veces, se piensa.
Del mismo modo, las universidades de prestigio, las "escuelas de negocios", han de servir no (sólo) a la élite mundial de la economía, sino a la misma sociedad en la que se asientan. Es preciso reordenar valores de solidaridad, con una innovadora "economía de servicio", y quizá una profunda crisis como la actual sirva para ello.
El clave decisiva tratar de ser "los mejores", sin conformarse con estar en valores altos y cómodos. Aplicable a todo, pero especialmente a la educación, donde la equidad debe acompañarse de calidad.
La innovación es, en muchos y nuevos casos, un concepto mucho más ligado al “cambio” que al “status”. Citado por Ranga Rao poniendo como ejemplo al exitoso "cochecito" eléctrico Reva, es muy sugerente en otras áreas como la educativa.
El propio chef Josean Mártinez Alija, ver en la parte final del primer vídeo adjunto, compartía una lección de innovación desde la gastronomía. Ha señalado que hace años la alta cocina manejaba productos elitistas, sofisticados y escasos (bogavante, trufa, caviar,...), y cómo ahora se valoran los productos cercanos y saludables (patata, vaina, berenjena,...). Hoy, la creatividad es poner alma y pasión en lo que todos hacemos día a día en nuestra labor,... Este mismo criterio, la innovación generalizada de toda la sociedad, ha sido aludido por muchos de los presentes.
La innovación no se impone, se genera. Generalmente, en dos direcciones. Si es tecnológica, suele ser de arriba hacia abajo; si es social, en sentido ascendente. ¿Y si es política? ¿Debería lograrse la Política 2.0 más desde la ciudadanía, sin esperar la decisión de compartir poder de los dirigentes?
La educación, especialmente la universitaria, ha estado en primera línea. La búsqueda de excelencia es algo que se debe inculcar desde la edad más temprana. Se han citado modelos de concursos de "jóvenes científicos" para aprender a degustar la emoción de descubrir, de investigar, de aplicar. Sugerencia para la Semana de la Ciencia que acabamos de celebrar, y que no logra captar suficientes vocaciones en esta área crítica para cualquier sociedad contemporánea.
La educación, en todas las etapas educativas, debe buscar, medir y alcanzar subir la media general,... y también los niveles de excelencia máximos. Lo hemos repetido muchas veces, "calidad sin equidad, o equidad sin calidad, sería un fracaso".
El reto de la innovación, su trascendencia para todos, es algo que debe comunicarse y socializarse debidamente, a fin de solicitar el esfuerzo de todos. Esa apuesta y el correspondiente compromiso debe apreciarse especialmente entre quienes lo pregonan y entre quienes lideran los planes de I +D +i.
Nuestra modesta aportación en la inauguración de este VII Conferencia (a partir del minuto 9:00), a la que hemos acudido en representación del Departamento de Educación, Universidades e Investigación, sustituyendo a la Delegada de Bizkaia, Ana Valenciaga. En el vídeo superior puede verse la breve ceremonia de inauguración, presentada por Javier Bahón (Director de la Fundación Nuevas Claves Educativas, FNCE) en la que hemos intervenido en este orden: Jordi de FNCE, Mikel Astorkiza(Director Fundación Euskaltel), quien suscribe (Mikel Agirregabiria) e Ibone Bengoetxea (Concejala de Educación del Ayuntamiento de Bilbao).
En la improvisada presentación hemos tratado de transmitir con la pregunta-clave de ¿quién nos ha inspirado más en nuestra concepto de vida? Nuestra experiencia vital nos lleva a una conclusión sobre de quienes aprendemos lo esencial, que expusimos hacia el minuto 18' del vídeo superior: Aprendemos mejor de las personas supuestamente "desvalidas".
A escala general se deriva cuál es el primer y máximo recurso educativo: el propio alumnado. Específicamente, en la gestión de la "educación especial", conviene recordar y compartir la riqueza que significa en nuestra sociedad y en nuestro sistema educativo el inmenso patrimonio de cada escolar, siempre único, irrepetible, inconmensurable. Por encima del profesorado, más allá de los especialistas, es cada alumna y alumno nuestro mejor patrimonio. Al igual que en el seno de una familia, cada hijo o hija son reconocidos en su singularidad, la educación ha de descubrirnos el tesoro irrepetible de cada escolar, con sus potencialidades y sus capacidades, siempre susceptibles de crecimiento.
Puede verse sobre estas líneas, la presentación seguida en la Apertura del VII Congreso FNCE sobre Dificultades Específicas de Aprendizaje (D.E.A.): Un abordaje por etapas. Enlace al interesante Programa, que comenzó ayer con el visionado de Estrellas en la tierra, película recogida casi al final de la entrada.
Abarrotado el auditorio de la Escuela de Ingeniería de la UPV-EHU, con muchos educadores interesados por las DEA (ver en Wikipedia, con un mensaje a recordar de su fundador, Jimmy Wales, con quien hemos coincidido en algunas ocasiones).
Cierta vez, los animales del bosque decidieron hacer algo para afrontar los problemas del mundo nuevo y organizaron una escuela. Adoptaron un currículum de actividades consistente en correr, trepar, nadar y volar y, para que fuera más fácil enseñarlo, todos los animales se inscribieron en todas las asignaturas.
El pato era estudiante sobresaliente en la asignatura natación. De hecho, superior a su maestro. Obtuvo un suficiente en vuelo, pero en carrera resultó deficiente. Como era de aprendizaje lento en carrera tuvo que quedarse en la escuela después de hora y abandonar la natación para practicar la carrera. Estos ejercicios continuaron hasta que sus pies membranosos se desgastaron, y entonces pasó a ser alumno apenas mediano en natación. Pero la medianía se aceptaba en la escuela, de manera que a nadie le preocupó lo sucedido salvo, como es natural, al pato.
La liebre comenzó el cuso como el alumno más distinguido en carrera pero sufrió un colapso nervioso por exceso de trabajo en natación. La ardilla era sobresaliente en trepa, hasta que manifestó un síndrome de frustración en la clase de vuelo, donde su maestro le hacía comenzar desde el suelo, en vez de hacerlo desde la cima del árbol. Por último enfermó de calambres por exceso de esfuerzo, y entonces, la calificaron con 6 en trepa y con 4 en carrera.
El águila era un alumno problema y recibió malas notas en conducta. En el curso de trepa superaba a todos los demás en el ejercicio de subir hasta la copa del árbol, pero se obstinaba en hacerlo a su manera.
La diversidad no es una lacra sino un valor. Estamos creando una Escuela que tiende a homogeneizar a todos en sus caminos y en sus metas. El “niño tipo” en la Escuela es el varón, de raza blanca, que habla el lenguaje hegemónico, católico, payo, sano, vidente… los profesores preparamos la clase pensando en él, como si los demás no existieran. A los diferentes, les decimos que cambien, que se adapten, en vez de que sea la Escuela quien se adapte a su diferencia.
La diversidad no es una lacra, sino un tesoro. Las diferencias son esencialmente humanas y la riqueza de las diferencias ha propiciado el progreso. Negar el valor de la diferencia sólo crea exclusión y fracaso. ¿Por qué no empeñarnos en crear una Escuela que permita a todos los alumnos aprender, respetarse y quererse? Como dice Santos Guerra, el pato se amarga en la Escuela, se desnaturaliza. Acaba nadando peor. Se compara con los que trepan y vuelan y se siente desgraciado. Incluso aprende a ridiculizar a quienes nadan peor que él. En definitiva, se convierte en una víctima.
Son métodos que parecen reconocidos por la literatura científica, según asegura nuestra hija Leire, lingüista. Se aplica, en primer término, para padres y madres de distinta lengua materna, pero los criterios son referenciales en otros casos. Para asegurar un bilingüismo equilibrado de sus hijos (usaremos en masculino como genérico), dos reglas para los padres:
Cada progenitor se dirigirá a los hijos en su respectiva lengua materna, siempre durante los primeros años de la prole.
Si viven en el entorno (escuela, calle, televisión,...) de una de los idiomas, la lengua familiar común será la otra, a fin de asegurar la doble competencia. También se asegurará un contacto próximo con la otra cultura mediante viajes, vacaciones,...
Si la lengua común del matrimonio es una tercera, sólo aparecerá en edades tempranas a fin de asegurar una correcta fonética en la transmisión de los tres idiomas.
¿Cómo se aplica toda esta teoría nítida en la mayoría de los casos, no siempre con la riqueza de dos lenguas maternas diferentes y cultivadas en la familia nuclear? Depende, de la libre decisión familiar y de la situación sociolingüística de la sociedad en la que se viva. En todo caso, la lengua de uso de cada hijo será de su elección, y al llegar a la adolescencia es probable que por rebeldía se alejan, durante algún tiempo, del sistema establecido anteriormente.
El Correo publica una artículo de Josu Jon Imaz, titulado "Frente a la crisis, más inversión en educación e innovación". Recomendamos su lectura íntegra, pero facilitamos algunos párrafos destacados. El autor anima a fijarse en la crisis que vivió Finlandia en 1993 y extraer enseñanzas para superar las dificultades actuales. Propone a este fin una «priorización presupuestaria a favor de la educación, la universidad, la ciencia, la tecnología y la innovación», en una «auténtica política progresista». Su relato... Érase una vez un país que perdió uno de cada cinco empleos en tres años, y que vio cómo el paro subía al 19%. En ese mismo período, su producto interior bruto cayó la friolera de un 12%. Lógicamente, una situación combinada de caída del PIB y de aumento del paro deterioró de forma acelerada las cuentas públicas. El déficit publicó alcanzó un 14% del PIB y se mantuvo por encima del 10% durante cuatro años. El aumento del paro provocó una fuerte disminución en el consumo privado. Además, en esos tres años, los mercados de valores de ese país se hundieron en un 70% y los precios de los pisos perdieron la mitad de su valor, golpeando los ahorros y la riqueza acumulada de los ciudadanos. Por supuesto el sistema financiero sufrió lo suyo. Los bancos del país perdieron un 15% del montante de los créditos, unas cincuenta veces en volumen el 'agujero' de Caja Castilla-La Mancha en términos comparativos. Además, ese 'tsunami' se llevó por delante a gran cantidad de entidades financieras, el Gobierno se hizo cargo de la gestión de los créditos de difícil cobro, asumió el control de las cajas de ahorros y recapitalizó bancos en una operación que costó al contribuyente un 8% del PIB. El país se hundió en una profunda recesión. ¿Hablamos de España en el período 2008-2010? No. Se trata de Finlandia entre 1991 y 1993. ... Por eso sorprende que un país que encabeza las evaluaciones de estudiantes del programa PISA, que es el primero de Europa en personal investigador y el segundo en inversión en I+D tras Suecia, que ha rebajado su tasa de paro al 5,9% y que supera en renta per cápita a Alemania, Francia, Japón y Gran Bretaña, viviese tan recientemente esa debacle. Derrumbe que se debió a que la antigua Unión Soviética era un mercado preferente para Finlandia. Su caída golpeó la economía finlandesa por la pérdida de las exportaciones. Pero ese efecto se vio multiplicado por la crisis internacional que todos vivimos a primeros de los 90, con una subida de los tipos de interés en Europa. Conviene recordar esa época en la que a nuestras empresas les era más rentable invertir en una supercuenta corriente al 12% que en su actividad productiva... Todo ello hizo posible esa situación que en sus consecuencias recuerda lo que los más pesimistas prevén para 2009 y 2010 en la economía española. Las causas no son las mismas. Tampoco las recetas de choque deben coincidir exactamente, ya que por ejemplo Finlandia tenía su propia moneda y nosotros no. Pero fueron las medidas a largo plazo las que permitieron a Finlandia llegar a su prosperidad social actual. Finlandia definió un modelo de innovación para el país, y apostó por él sin fisuras, con organismos de apoyo al I+D+i tan potentes como Tekes, redes de centros tecnológicos líderes en Europa como VTT, o empresas tecnológicamente avanzadas como Nokia. En 1993, con esos déficits brutales, lo fácil habría sido ahorrar en formación, en tecnología e innovación, tanto en gobiernos como en empresas. Pero se hizo todo lo contrario. Hoy, cuando las apreturas presupuestarias nos ahogan, puede ser también una tentación en nuestro país. Una pista sobre el problema nos la da semanalmente la revista 'The Economist', en su comparativa del déficit comercial de diferentes países. La economía española es la que encabeza esta lista, con cifras cercanas al 8% del PIB. Pagamos mucho para que otros fabriquen lo que necesitamos. Vivimos por encima de nuestras posibilidades. Este es el nubarrón que subyace detrás de la crisis financiera e inmobiliaria que vivimos, y que seguirá ahí cuando estos sectores se estabilicen. Tenemos que salir de esta crisis con un modelo más competitivo, y para ello necesitamos un consenso político y social con una apuesta clara por el conocimiento y el desarrollo tecnológico. Ésa es la vía para poder sostener el empleo de calidad en un futuro próximo, porque el riesgo de fabricar productos de bajo valor añadido es que los chinos y los indios los hagan tan bien como nosotros, y a un coste menor. Si queremos que nuestros hijos vivan en una sociedad con un nivel de renta como el nuestro, el esfuerzo debe ser sostenido en el tiempo, también en momentos de crisis como éste. No soy un ingenuo, y soy consciente de que el corto plazo de la política vasca o de la política española no invita a pensar en grandes acuerdos sobre estas materias. Pese a todo, apelo a la responsabilidad. Hoy, construir nación significa trabajar en un amplio consenso por la competitividad de nuestro país. Que englobe a instituciones, partidos, sindicatos y empresarios. Que aparque en esta materia las legítimas discrepancias que el debate político suscita. Y que permita una priorización presupuestaria a favor de la educación, la universidad, la ciencia, la tecnología y la innovación. En definitiva, por la competitividad de nuestro tejido industrial y el bienestar de la siguiente generación. Hoy, apostar por la educación, el conocimiento y la innovación es, además de necesario, la auténtica política progresista. El modelo finlandés es un buen ejemplo.
Nueve lecciones de vida del músico y comediante Tim Minchin, al recibir un doctorado honorario en la Universidad Western Australia en 2013. Aunque el vídeo está subtitulado al español, recogemos la transcripción de lo fundamental.
1. No es obligatorio tener un sueño.
Los americanos en los concursos de talentos siempre hablan de sus sueños. Bueno, si tenéis algo con lo que siempre habéis soñado de corazón, ¡id a por ello! Después de todo, es algo que hacer con vuestro tiempo: perseguir un sueño. Y si es uno suficientemente grande, os va a llevar la mayor parte de vuestra vida alcanzarlo, así que para cuando lo consigáis y estéis observando el abismo de la falta de sentido de vuestro logro, estaréis casi muertos, así que no importará.
Yo nunca tuve realmente uno de esos grandes sueños, así que soy partidario de dedicarse apasionadamente a la persecución de objetivos a corto plazo. Sed micro-ambiciosos. Agachad la cabeza y trabajad con orgullo en lo que sea que tengáis delante; nunca sabes dónde puedes acabar. Sólo tened en cuenta que el próximo objetivo que merezca la pena probablemente aparecerá en la periferia, que es por lo que deberíais tener cuidado con los sueños a largo plazo: si miráis demasiado lejos hacia adelante, no veréis esa cosa brillante con el rabillo del ojo.
2. No busquéis la felicidad.
La felicidad es como un orgasmo: si piensas demasiado en ello, desaparece. Manteneos ocupados, intentad hacer a alguien feliz, y puede que os llegue también un poco de felicidad como efecto secundario. No evolucionamos para estar permanentemente satisfechos; a los australopithecus afarensissatisfechos se los comieron antes de que transmitieran sus genes.
3. Recordad: todo es suerte.
Tenéis suerte de estar aquí. Fuisteis increíblemente afortunados por haber nacido, e increíblemente afortunados por haber sido criados en una buena familia que ayudó a que tuvierais una educación y os animó a ir a la universidad.
O, si naciste en una familia horrible, entonces mala suerte y tienes mi simpatía, pero aun así eres afortunado. Afortunado porque resultaste estar hecho del tipo de ADN que fabrica el tipo de cerebro que, al sufrir un entorno infantil horrible, toma decisiones que te llevaron, finalmente, a graduarte en la universidad. Bien hecho por arrastrarte a ti mismo por los cordones de los zapatos, pero has tenido suerte. No has creado la parte de ti que te arrastró; ni siquiera tus cordones.
Supongo que yo trabajé duro para conseguir los dudosos logros que he alcanzado, pero yo no creé la parte de mí que me hace trabajar duro, como tampoco creé la parte de mí que comió demasiadas hamburguesas en vez de ir a clase mientras estuve aquí en la UWA. Comprender que en realidad no puedes atribuirte el mérito de tus éxitos ni tampoco culpar a otros de sus fracasos, te hará humilde y más compasivo. La empatía es algo intuitivo, pero también es algo que puedes trabajar intelectualmente.
4. Haced ejercicio.
Lo siento, pálidos fumadores graduados en filosofía que arqueáis vuestras cejas en una curva cartesiana mientras veis a la muchedumbre en movimiento serpenteando a través de los minúsculos conos de tráfico de su existencia: vosotros estáis equivocados y ellos tienen razón.
Bueno, tenéis razón a medias. Pensáis, luego existís; pero también: corréis, luego dormís bien, luego no estáis sobrecogidos por una angustia existencial. No podéis ser Kant, y tampoco queréis serlo.
Haced deporte, haced yoga, levantad pesas, corred, lo que sea, pero cuidad vuestro cuerpo: lo vais a necesitar. La mayoría de vosotros va a vivir casi cien años, e incluso el más pobre de vosotros alcanzará un nivel de riqueza que la mayoría de humanos a lo largo de la historia ni siquiera podría haber soñado. Y esta larga y lujosa vida que tenéis por delante ¡va a hacer que os deprimáis! ¡Pero no desesperéis! Hay una correlación inversa entre depresión y ejercicio. Hacedlo. Corred, mis bellos intelectuales, corred.
5. Sed severos con vuestras opiniones.
Un famoso dicho afirma que las opiniones son como los agujeros del culo porque todo el mundo tiene una. Eso encierra una gran sabiduría, pero yo añadiría que las opiniones difieren significativamente de los agujeros del culo porque las vuestras deberían ser constante y exhaustivamente examinadas.
Debemos pensar críticamente, y no sólo sobre las ideas de otros. Sed severos con vuestras creencias; sacadlas a la calle y pegadles con un bate de críquet. Sed rigurosos intelectualmente; identificad vuestros sesgos, vuestros prejuicios, vuestras preferencias. La mayoría de las discusiones sociales perduran por no saber reconocer los matices; tendemos a generar falsas dicotomías, tratando entonces de mantener una discusión usando dos conjuntos de suposiciones completamente diferentes, como dos jugadores de tenis tratando de ganar un partido dando bellos golpes perfectamente ejecutados desde extremos opuestos… de diferentes pistas de tenis.
Por cierto, ya que tengo enfrente de mí a graduados en ciencias y en letras: por favor, no cometáis el error de pensar que las letras y las ciencias son cosas opuestas. Esa es una idea reciente, estúpida y dañina. No tienes que ser anticientífico para crear bello arte, para escribir cosas bonitas. Si necesitáis pruebas: Twain, Douglas Adams, Vonnegut, McEwan, Sagan, Shakespeare, Dickens… (para empezar).
No necesitas ser supersticioso para ser poeta. No necesitas odiar la manipulación genética para preocuparte por la belleza del planeta. No necesitas tener un alma para promover la compasión. La ciencia no es un cuerpo de conocimiento ni un sistema de creencias; es sólo un término que describe la adquisición incremental de conocimientos de la humanidad mediante la observación. La ciencia es asombrosa.
Las letras y las ciencias necesitan trabajar juntas para mejorar cómo se transmite el conocimiento. La idea de que muchos australianos (incluyendo nuestro nuevo primer ministro y primo lejano mío, Nick Minchin) crean que la ciencia detrás del calentamiento global es discutible es un claro indicador de la magnitud de nuestro fracaso en la comunicación. El hecho de que el 30% de las personas de esta habitación se hayan enojado es todavía mayor evidencia. El hecho de que ese enojo tenga más que ver con la política que con la ciencia es incluso más desalentador.
6. Sed profesores.
Por favor, por favor, por favor: sed profesores. Los profesores son las personas más admirables e importantes del mundo. No tenéis que hacerlo para siempre, pero si estáis en la duda de qué hacer, sed profesores increíbles, sólo mientras seáis veintañeros. Sed maestros de educación infantil, especialmente si eres un tío; necesitamos hombres maestros de educación infantil.
Incluso si no sois profesores, sed profesores: compartid vuestras ideas; no deis por hecha vuestra educación; disfrutad de lo que aprendéis, y difundidlo.
7. Definíos por lo que amáis.
Me he encontrado yo mismo hace poco haciendo esto: si alguien me pregunta qué tipo de música me gusta, digo “bueno, no escucho la radio porque la letra de la música pop me molesta”. O si alguien me pregunta que qué comida me gusta, digo “creo que el aceite de trufa se usa en exceso y es ligeramente desagradable”. Y lo veo constantemente en Internet: gente cuya idea de pertenecer a una subcultura es odiar a Coldplay, o el fútbol, o a las feministas, o al Partido Liberal.
Tenemos tendencia a definirnos en oposición a algo; como cómico me gano la vida con eso. Pero tratad de expresar también vuestra pasión por las cosas que os gustan: sed efusivos y generosos en vuestros elogios a aquellos que admiráis; mandad tarjetas de agradecimiento y dad ovaciones en pie. Sed pro-algo, no sólo anti-algo.
8. Respetad a la gente con menos poder que vosotros.
En el pasado he tomado decisiones importantes sobre la gente con la que trabajo (agentes y productores) basándome en gran medida en cómo tratan a los camareros en los restaurantes en los que nos reuníamos. No me importa si eres el gato más poderoso en la habitación: te juzgaré por cómo trates a los que tienen menos poder. Que lo sepas.
9. No tengáis prisa.
No necesitas saber ya lo que vas a hacer con el resto de tu vida. No digo que os quedéis fumando porros todo el día, pero tampoco entréis en pánico. La mayoría de la gente que conozco que estaba segura del camino a seguir a los 20 años, ahora tiene una crisis de mediana edad.
Dije al principio de esta divagación que la vida no tiene sentido. No era una afirmación superficial; creo que es absurda la idea de buscar un sentido en el conjunto de circunstancias que casualmente existen después de 13,8 miles de millones de años de eventos sin rumbo. Dejad que los humanos piensen que el universo tiene un propósito para ellos.
Sin embargo, no soy un nihilista. Ni siquiera soy un cínico. Soy, de hecho, más bien romántico. Y ésta es mi idea de romanticismo: pronto estaréis muertos. La vida a veces parecerá larga y difícil y… ¡dios!, agotadora. Y a veces estarás feliz y a veces triste. Y después estarás viejo. Y después estarás muerto. Hay sólo una cosa sensata que hacer con esta existencia vacía, y es llenarla.
Y en mi opinión (hasta que la cambie), la mejor forma de llenar la vida es aprendiendo todo lo que puedas sobre todas las cosas que puedas; estar orgulloso de lo que sea que hagas; siendo compasivo; compartiendo ideas; corriendo; siendo entusiasta. Y también está el amor, viajar, el vino, el sexo, el arte, los niños, regalar, escalar montañas,… pero todo eso ya lo sabéis.
Es algo increíblemente excitanteesta vida vuestra, única y sin sentido. Buena suerte, y gracias por esta oportunidad.
Su autor, Maurice Leblanc (1864-1941), fue contemporáneo de Arthur Conan Doyle, y la popularidad que alcanzó el personaje de Arsène Lupinen Francia puede ser comparada con la del detective británico Sherlock Holmes en los países anglosajones. Por todo ello es uno de los elegidos por nuestros nietos que leen preferentemente en la lengua de Molière.
Es una especie de Robin Hood de los bajos fondos. ducho en derecho, medicina, artes marciales (su padre fue profesor de esgrima o boxeo, entre otros) y prestidigitación al más puro estilo Houdini, además de ser un auténtico seductor con las damas que no tiene nada que envidiar a James Bond. Un héroe de los bajos fondos, culto que habla latín, en definitiva, a cuya perspicacia nadie escapa, pues Leblanc aprovechó en sus novelas para hacer un retrato irónico de la policía francesa.
Netflix ha relanzado este personaje (que ya estaba entre nuestros preferidos) con una serie francesa 'Lupin', que se estrenó hace unas semanas (véase un trailer al final del post). Incluso ha confirmado ya una segunda temporada en Netflix tras el éxito apabullante de la primera. El carismático Omar Sy ('Intocable') protagoniza el que está siendo el fenómeno de estos días, la historia de Assane Diop, un hombre que encuentra un libro sobre Arsène Lupin que tiene el poder de concederle riqueza y recursos.
La serie Lupines un constante homenaje al personaje, al autor y a sus libros. Maravilloso el legado del libro que pasa de abuelo, a padre y a hijo en un guiño intergeneracional donde un formato moderno recupera una historia que cuenta con más de un siglo. Hay que aprender de los franceses en esta forma de recuperar a sus clásicos del folletín para crear obras de arte contemporáneas. Sin desvelar ningún spoiler, la obra completa sobre Arsène Lupinaparece reiteradamente desde el primer capítulo como algo que forma parte del legado cultural del protagonista desde niño y de su padre, de uno de los policías que encuentra la relación,...
Un resumen en español del personaje original en los cómics.
Un precedente real que quizá inspiró el personaje de Arsène Lupin existió. Su nombre fue Alexandre M. Jacob (mejor conocido como Marius Jacob). Ha sido, hasta la fecha, uno de los más célebres bandidos anarquistas de todos los tiempos. Nació el 28 de septiembre de 1879 en Marsella (el personaje de Lupin, por su parte, nace en Blois en 1874), en el seno de una familia obrera, y su vida fue, sin duda, digna de ser relatada. A los 12 años se enroló como aprendiz de marinero en un viaje que le llevaría a Sídney y después desertó de la tripulación, hasta convertirse en pirata.
Marius Jacob volvería a Marsella en 1897 renunciando a la vida marina y acompañado de unas fiebres frecuentes que sufriría el resto de su vida. "Vi el mundo y no es hermoso". Más tarde, siendo aprendiz de tipógrafo, acudiría a reuniones anarquistas, fue pillado con explosivos tras una serie de robos menores y condenado a seis meses de prisión, tras los cuales tuvo dificultades para reintegrarse. Tras huir del manicomio de Aix-en-Provence (había fingido sufrir alucinaciones para evitar una pena de cinco años de prisión), organizó una banda que se hacía llamar Los trabajadores de la noche (Travailleurs de la nuit).
Habían de cumplir una serie de principios para poder formar parte de la banda de Marius Jacob: no asesinar, excepto para proteger la propia vida o escapar de la policía, robar solo a los parásitos sociales (empresarios, jueces, soldados y el clero), y nunca a aquellos con profesiones consideradas útiles (artistas, arquitectos, médicos...), y donar un porcentaje de dinero a la causa anarquista.
Para saber si la persona en cuestión a la que pretendían atracar se encontraba en su domicilio, Jacob y compañía introducían trozos de papel bajo la puerta y volvían al día siguiente para comprobar si estos seguían en su sitio. También entraban en las casas por el suelo, desde el techo del piso inferior. Entre 1900 y 1903, Los trabajadores de la noche efectuaron más de 105 robos en París, aunque con el paso del tiempo Jacobs empezaba a pensar que su causa no tenía sentido.
Detenido en 1905, se salvó de la guillotina, pero fue condenado a trabajos forzados en Cayena (en la Guayana francesa), hasta que regresó a Francia en 1928. Después vivió trabajando como vendedor ambulante de telas. El resto de su vida es un misterio.
Se cree que en 1936 estuvo en Barcelona ayudando a la CNT y finalmente se suicidó el 28 de agosto de 1954 en Bois-Saint-Denis, donde residía. "Sois demasiado jóvenes para poder apreciar el placer que proporciona irse gozando de excelente salud, burlándose de todas las enfermedades que acechan a la vejez. Allá están todas estas asquerosas reunidas, listas para devorarme. Pero voy a defraudarlas. Yo he vivido y ya puedo morir", le escribiría a sus amigos antes de fallecer.
'Por qué he robado y otros escritos', en español en la editorial Pepitas de Calabaza, narra las pericias vitales de este particular personaje, que ha salido a la palestra de nuevo gracias a la serie de Netflix, un Robin Hood que se defendería así: "Antes que verme enclaustrado en una fábrica como en una cárcel, antes que mendigar aquello a lo que tengo derecho, he preferido sublevarme y combatir metro a metro a mis enemigos, haciendo la guerra a los ricos (...). Prefiero ser un cínico consciente de sus derechos que un autómata o una estatua".