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Dos políticas y un único enemigo

Mediante el humor y la participación superaremos la política de las pesadillas con la esperanza de un futuro en paz.

Primera apuesta política: La del pasado, la de la mentira, la del odio, la de la guerra, la de las grandes portadas, la de quienes se enriquecen con la política, la de los poderosos, la del pesimismo, la del miedo a ‘los otros’, la de los bloques, la de la división maniquea del mundo en buenos y malos, en ‘nosotros y ellos’. Esta opción política sale constantemente en televisión, nos alerta del ‘eje del mal’, de los peligros que se avecinan, Disfraz infantil de moda. Si la tortura nos 'protege' debe ser algo bueno...de lo que pasaría si ellos no nos ‘protegen’,… Todo para que nada cambie, para que siga la ‘economía de guerra’ que beneficia a unos pocos mientras mata a millones (de guerra y de pobreza). Esta falsa política quiere militarizar el mundo, declarar el ‘estado de excepción planetario’, que por la ‘seguridad’ renunciemos a los derechos, a pensar, a creer que es posible un mundo mejor, más justo, más solidario, más hermanado, donde nadie esté tan desesperado que decida convertirse en terrorista.

Segunda apuesta política: La del futuro, la de la verdad, la del afecto, la de la paz, la de quienes no se asoman a la alta política, la informal, la de la buena gente, la del optimismo, la de la ilusión, la del todos somos buenos, la de hemos de salvarnos todos y juntos. Esta opción apenas se escucha, aparece en algún documental de la 2, en algún blog aislado. Pero está amaneciendo con las algunas manifestaciones desde hace algunas décadas, como gesto por la paz, con el ‘no a la guerra’, con los humoristas de viñetas o de televisión, con la gente que no se deja engañar.

El único enemigo: La indiferencia, la ignorancia y la confusión de las grandes mayorías sociales. No existen civilizaciones enemigas, ni religiones enemigas, ni pueblos enemigos. Los palestinos, ni norcoreanos, ni los árabes, ni los norteamericanos, ni los republicanos son nuestros enemigos. Ni los soldados invasores reclutados entre las capas sociales más desfavorecidas de los países ricos. Sólo son repudiables quienes se enriquecen con la violencia, con la guerra, con la militarización del mundo, con la ‘seguridad’… de que seguirá habiendo ‘guerras de defensa’ mientras se siembra el odio entre propios y ajenos.

Hemos de superar la indiferencia, esa hermana gemela de la crueldad. Nada de lo humano debe sernos indiferente. El bienestar de los demás, en nuestro barrio o en el más remoto continente, es algo que nos afecta. Eso no se combate con la salvajada de la actual inversión armamentística, ni con más policía que impida acercarse a quienes huyen de la miseria, sino con solidaridad, con respeto intercultural, mediante presupuestos para la paz y para la educación, combatiendo la enfermedad y el hambre.

Sólo podemos permitirnos armas cargadas de futuro: el humor, la ironía, el voto, la poesía que exprese nuestra necesidad de dirigentes optimistas, que prometan y se comprometan con el progreso y la felicidad. Basta de la vieja guardia de politiqueros en blanco y negro, que pregonan miedos, para asustarnos mientras se llevan el dinero. Hablando claro, aquí y ahora: Los apocalípticos dirigentes del PP, que no sus muchos votantes que deberían informarse mejor, siguen con el señuelo de la conspiración mientras hipotecan por 40 años a los jóvenes del contrato basura (clásico timo, te distraen para robarte la cartera).

También quienes creyeron en la inhumana violencia ETA están siendo convencidos de su error más por los guionistas de los programas de parodia, que muestran ridículos encapuchados demostrando que el humorismo es el realismo llevado a sus últimas consecuencias. A ETA se le está convenciendo entre todos, mejor que vencerla con más policías y jueces lo que nunca es definitivo aunque algunos aspiren a seguir con estrategias fracasadas encarcelando a todos los nacionalistas y socialistas vascos.

Los que todavía creen en la razón de la fuerza, incluido el ‘gran cowboy’, quienes le patrocinan e incluso sus adversarios pseudo-islamistas, son –además de fanáticos- anacrónicos y absurdos. Desvelemos sus falsedades, riámonos de sus modernas cruzadas (que tampoco sirvieron de nada hace siglos) y del resto de cuentos chinos (antes los malos de la película). Ridiculicemos a estos sectores neoconservadores y ultramontanos que se han adueñado con patrañas y mucho dinero negro de algunos grandes partidos. Votemos alternativas más pacifistas, más contemporáneas, más esperanzadoras. Rompamos nuestro silencio, reclamemos un porvenir mejor para toda la humanidad. Sólo así el porvenir será nuestro.

Versión para imprimir: mikel.agirregabiria.net/2006/2politicas.doc

Descubre el secuestro secreto

Fue un robo sorprendente. En principio ninguno supo percibir que el insólito y único tesoro, el precioso recurso insustituible, hubiese sido removido. El suceso continuó oculto, escondido y recóndito. Pero un sutil detective, ¿posiblemente usted, inteligente lector?, pronto comprendió lo sucedido. O no fue posible y ni usted, mi querido leedor, logró convertirse en el hercúleo psicólogo de gemelo hecho y, usted me perdone, resulte ser menos resuelto e incluso le cueste un buen período de tiempo descubrir en este vigente documento el mismo embuste, que fue seducción y secuestro.

En 1969, el escritor Georges Perec publicó un folletín (de título “El eclipse”), en el que sugiere el descubrimiento homólogo de un supuesto procedimiento del mismo timo. Sólo en el último episodio se descubre lo que se desdibujó en el contexto desde el primer inicio y que persistió como el hilo conductor de todo el cuento de ficción, y que no se exhibe ni descubre sino concluyendo los últimos conceptos del libro, escrito con un perfecto discurso que se extiende en todo momento de este monumento retórico y poético. Porque el hecho consistió en omitir con intrépido frenesí y en todo el texto el repertorio y los giros que contienen un preciso signo, símbolo distinguido como el de superior repetición y frecuente fenómeno, del que existen numerosos ejemplos en el periodismo de trucos mentirosos. Otros repitieron el experimento, y yo mismo recientemente lo presento, como testimonio de que se evitó un decidido término, propio de que quien publicó precedentemente u hoy mismo con el insistente cuento.

Y si con todo lo escrito y siendo muy curioso no lo puede resolver, debe responderse que, o es un ciego que no ve ni lo que tiene enfrente, o usted y su entendimiento no exceden en erudición y conocimiento, porque pueden prescindir tristemente del mejor y superior héroe: Ese portentoso, invencible, típico y primer quijote en el método de escribir en este complejo revoltijo que gruñimos muchos elocuentes vocingleros, y que no es otro que ese dibujo que en el léxico reconocido se describe como “a”.

[15-12-2008: Podcast por Non sequitur]

Estampas veraniegas

A punto de hacer las maletas para la vuelta, y con el síndrome postvacacional galopante, conviene recordar esos momentos inolvidables con los que cada verano se nos martiriza. Quizá para atormentarnos suficientemente baste la jornada de ayer. Comenzamos el día con un estruendoso rugido de aviones que parecían precipitarse sobre los tejados de nuestras casitas de playa. No se trataba de los acrobáticos vuelos periódicos, sino que dos F-18 pasaban en vuelo rasante a menos de 30 metros de altura sobre las abarrotadas poblaciones costeras de Pilar de la Horadada y Dehesa de Campoamor, girando sobre sí mismos y cruzando entre los edificios más altos, para epatar a alguna muchacha queremos suponer piadosamente, con esos cacharros de 6.500 millones de pesetas cada uno en un viajecito que sólo en combustible cuesta 3 millones de aquellas viejas pesetas que los pilotos no pagan de su bolsillo. Después de sacar de las camas y de los apartamentos a veraneantes y oriundos, que en camisón y pijama maldecían desde las calles, desaparecieron tras dejarnos la sobrecogedora sensación de que el 11-S todos habíamos aprendido algo: unos a ser más asustadizos y otros a ser más bravucones.

Para proseguir el día, ya en otra escala acústica, pasaron todos los vendedores ambulantes: panaderos, meloneros, mieleros, afiladores, tapiceros,… tres o cuatro veces por si habíamos olvidado revestir algún sofá entre pasada y pasada. Por último, aparecieron los que no habíamos visto en todo el verano: los timadores a domicilio. La misma pareja joven, acompañada de un tercer miembro por si había que escabullirse en un santiamén. Llaman a los timbres con desparpajo, y al asomarnos les reconocimos. Les preguntamos que si era publicidad o ventas que no nos interesaba. Que no, respondieron. Bajamos y ya con ellos delante les anticipamos que nada de huerfanitos, animales protegidos, ni apoyo ecologista. Que no, repitieron. "Bueno, ¿de qué se trata esta vez [el timo, no añadimos]?" ¡Venimos de parte de la "ciudad de los muchachos"! "¡Ya era hora!", contestamos exaltados con prontitud. Se sobresaltaron un poco y más cuando dijimos: "Les esperábamos hace días. ¿Vienen a recoger los nuestros?, porque no sabemos qué hacer con ellos". Palidecieron y huyeron más presurosamente que si hubiesen topado con algún infrecuente policía municipal de servicio que insólitamente estuviese fuera del cómodo coche policial de paseo.

Agua aguada

Nos aguarda un aguacero de aguaduchos

Coca-Cola ha inventado el “agua deshidratada”, como en el chiste y podría vender sus sugestivos envases vacíos con etiqueta de Agua Pura e instrucciones de “sólo hay que echarle agua del grifo y listo”. El descubrimiento del polvo deshidratado (y desaparecido) no comprometerá su negocio planetario y “hará aguas”, porque, a pesar de las protestas de las asociaciones de consumidores, la publicidad y la estupidez consumista nos seguirán impeliendo a deleitarnos con esa gaseosa oscura, dulzona y pegajosa, cuya suprema utilidad es desatascar tuberías mejor que el aguarrás.

Para dar una idea del timo, sólo en el Reino Unido durante 2003 se consumieron más de 20.000 millones de litros de agua envasada. Pero todo quedará en agua de borrajas. Coca-Cola proseguirá embotellando agua del suministro general en una fábrica de la zona más destartalada de Londres donde nunca hubo ningún torrente, para vender un aguachirle a un precio desorbitado como bálsamo curalotodo tras someterlo a un misterioso proceso de purificación. Va a resultar que el “secreto” de la multinacional estadounidense es un antiguo proverbio bantú, que asegura que “La fuerza del cocodrilo (y de Coca-Cola) es el agua”. La única fórmula consiste en aumentar el precio del producto desde el grifo hasta el consumidor en 352 veces, invirtiendo tan prodigiosa ganancia en avispados lemas como “sofisticados procedimientos con las técnicas más avanzadas del proceso de ósmosis invertida”, es decir: relleno de agua corriente.

¡Hay que aguantarse! Hasta ahora nos aguaban la leche y el vino, pero aguar el agua es demasiado. Marcas aguafiestas como Aquafina, Aqua Pura, Danone Activ o Hadkam seguirán comercializándose a precios por litro que oscilan entre 0,45 y 0,60 €, sin certificar que sean de manantial, por lo que su origen es obvio.

No nos ahoguemos en un vaso de agua, que “agua pasada no mueve molino”. Ya sabemos que “Agua corriente, no mata a la gente; agua sin correr, puede suceder” o “Agua que no has de beber, déjala correr”, pero “Cuando el río suena, agua lleva”. Nunca digas de este agua no beberé, y búscate un paraguas de salvaguardia. Somos “pescado vendido”, como adivinó Marshall McLuhan: “El último que ve el agua es el pez”. Con todo, como dijo Simón Bolívar, “¡Seguiremos arando en el agua!”, que Focílides nos descubrió que “el pueblo, el fuego y el agua no pueden ser domados nunca”. ¡Ni por Coca-Cola!